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Anduli
Revista Andaluza de Ciencias Sociales
ISSN: 1696-0270 • e-ISSN: 2340-4973
TRABAJADORAS EVENTUALES AGRÍCOLAS
SUBSIDIADAS
SUBSIDIZED SEASONAL AGRICULTURAL WORKERS
Antonio-Jesús Acevedo-Blanco
Universidad Nacional de Educación a
Distancia, España
aacevedo13@alumno.uned.es
Orcid: https://orcid.org/0000-0002-3627-1326
Violante Martínez-Quintana,
Universidad Nacional de Educación a
Distancia, España
vmartin@poli.uned.es
Orcid: https://orcid.org/0000-0001-6208-1318
Resumen
Con el eje de investigación focalizado en
la prestación por desempleo para las tra-
bajadoras eventuales agrícolas subsidia-
das (TEAS) este artículo aborda en clave
sociológica la política pública del subsi-
dio agrario en Andalucía. Se proyecta el
análisis en torno a tres secciones dife-
renciadas. En primer lugar, plantea retro-
traerse a la génesis del subsidio a través
de un recorrido sociohistórico. Poste-
riormente se examina empíricamente la
estructura poblacional del subsidio. Por
último, en la tercera sección, se testa me-
diante procedimientos propios del Análi-
sis Espacial Exploratorio la relación entre
localizaciones de alta incidencia del paro
en Andalucía y mayor peso poblacional
de las subsidiadas entre la población ac-
tiva a nivel municipal. De los resultados
obtenidos se desprende la evidencia de
una estructura poblacional del subsidio
fuertemente feminizada. Esta circunstan-
cia da lugar a proponer el subsidio como
un posible escenario de referencia para
evaluar las políticas públicas actuales de
ingresos mínimos vitales.
Palabras clave: Trabajadoras Eventua-
les Agrícolas Subsidiadas (TEAS), Renta
Agraria, Andalucía, Subsidios desem-
pleo, Estudios de Género, Análisis Espa-
cial Exploratorio.
Abstract.
With our research focused on
unemployment benets for temporary
subsidized agricultural workers (TEAS),
this article addresses public policy related
to agricultural subsidy in Andalusia from
a sociological point of view. The analysis
is projected around three differentiated
sections. In the rst section, it proposes
going back to the genesis of the subsidy
through a socio-historical journey. Next,
the population structure of the subsidy
is examined through empirical analysis.
Finally, the relationship between
locations with a high incidence of
unemployment and a greater population
weight of those subsidized among the
active population at the municipal level
is tested using Exploratory Spatial Data
Analysis. The results show evidence of
a strongly feminized population structure
of the subsidy. This situation gives rise
to proposing the subsidy as a possible
reference scenario to evaluate current
public policies related to vital minimum
income.
Keywords: Subsidized Agricultural
Casualty Workers (TEAS), Agrarian
Income, Andalusia, Unemployment
Subsidies, Gender Studies, Exploratory
Spatial Data Analysis (ESDA).
Como citar este artículo /citation: Acevedo-Blanco, Antonio-Jesus y Martínez-Quintana, Violante (2022).
Trabajadoras Eventuales Agrícolas Subsidiadas. ANDULI 22 (2022) pp. 31-63 http://doi.org/10.12795/
anduli.2022.i22.03
Recibido: 09.08.2021. Aceptado 31.07.2021 Publicado 31.07.2022
DOI: http://doi.org/10.12795/anduli.2022.i22.03
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Introducción.
Las características propias del agro extremeño y andaluz, con una agricultu-
ra extensiva latifundista, poco capitalizada, atrasada y dependiente de factores
atmosféricos,conllevaba que en épocas de malas condiciones climatológicas y otros
avatares adversos se produjera una falta masiva de jornales; por consiguiente, la
falta de faenas agrícolas en el campo se convertía irremediablemente en un sinóni-
mo de miseria y de paro generalizado. A partir de este hecho este trabajo se plantea
avanzar en la comprensión del fenómeno del subsidio para Trabajadoras Eventuales
Agrícolas Subsidiadas, más conocido coloquialmente por la sociedad y los medios
de comunicación como PER. Se utilizan tres perspectivas de análisis cuyos proce-
dimientos metodológicos están claramente diferenciados a la vez que vinculados e
íntimamente conectados que desembocan en una aproximación sociológica explica-
tiva del fenómeno.
En la primera de las secciones se efectúa una revisión historiográca del subsidio
que plantea introducir una revisión de la génesis del fenómeno desde cuatro PERs-
pectivas: a) la socio-económica y productiva b) la del conicto social como causa y
efecto desmovilizador por la implantación del subsidio, c) la postergada y no aborda-
da Reforma Agraria y, d) la de prestaciones de desempleo como estrategias de su-
pervivencia utilizadas por las familias, especialmente para la mujeres, en el contexto
de paro estructural en el territorio rural y agrario andaluz.
En segundo término, a modo de radiografía social del fenómeno, se plantea un aná-
lisis estructural de la actualidad del marco de subsidios agrarios. El análisis se pro-
pone radiograar la actualidad estructural de la política pública para profundizar en la
estructura poblacional por edad y sexo de las perceptoras. Se revisa en esta sección
igualmente las principales series temporales de las prestaciones, una breve sem-
blanza del marco jurídico, las obligaciones y las condiciones mínimas para optar a
ser beneciario de las prestaciones.
La tercera de las secciones profundiza en el fenómeno desde la óptica exploratoria
y de minería de datos georreferenciados. La analítica se plantea dilucidar si existe
relación entre desempleo y prestaciones por subsidio para TEAS con un nivel de des-
agregación municipal, y la pertinente aplicación de los procedimientos básicos del
Análisis Espacial Exploratorio de Datos (ESDA por sus siglas en inglés). Por último,
en el capítulo de conclusiones, se diseña la observación según una línea prospectiva
y de desarrollos futuros, y se examinan las principales perspectivas del subsidio en
función de las nuevas orientaciones de políticas públicas de ingresos mínimos vitales
y las evidencias paralelas con el subsidio para TEAS.
1. PERspectiva sociohistórica.
1.1. Socioeconomía histórica para comprender el subsidio.
Para abordar la problemática de las Trabajadoras Eventuales Agrícolas Subsidiadas
(en adelante TEAS) resulta necesario retrotraernos a las coyunturas históricas, es-
tructurales y sociopolíticas que han gestado la trayectoria del subsidio. La dualidad
de la sociedad rural y agraria de Andalucía y Extremadura, producto de la especia-
lización productiva global, ha resultado en un eje de polarización social constante
que ha congurado un escenario de exclusión, dependencia económica y mercanti-
lización de la vida de las trabajadoras agrarias subsidiadas. El medio rural andaluz,
y también de similar forma el extremeño, se ha articulado históricamente en torno
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a la dependencia de una agricultura extensiva subdesarrollada y subordinada a los
elementos climatológicos. En realidad, el contexto geográco ya marca singularida-
des socioeconómicas propias. El hecho de que haya una cadena montañosa que
separa Andalucía del resto de la península, o cuencas hidrográcas como la del
Guadalquivir y Guadiana en el caso extremeño, han conformado una articulación del
territorio basándose en la producción agrícola extensiva que se plasma en un tipo
de poblaciones especícas y denitorias del contexto territorial: las agro-ciudades o
agro-villas.
La conquista castellana y la posterior privatización de la tierra en el siglo XIX favore-
cieron que se acabase desarrollando en Andalucía una nueva forma de organización
económica y social de carácter colonial con una estructura productiva apoyada en la
agricultura como fuente de riqueza y acumulación (Moreno-Navarro y Delgado-Ca-
beza, 2013). Resulta un proceso múltiple y complejo, que se acelera con la desamor-
tización, por la cual se produjeron, en muy poco tiempo, privatizaciones de una gran
parte de la tierra, normalmente de acceso vecinal y común, originando una ingente
cantidad de personas en contexto territorial agrario absolutamente desposeídas de
tierra, o en otras palabras, desposeídas de los medios de producción propios para
ganarse el sustento quedando inexorablemente abocados como única alternativa
para la supervivencia a trabajar para los propietarios agrarios terratenientes a jornal
de “sol a sol” . De esta forma el capitalismo neocolonial se desarrolló usando esa
mano de obra barata y numerosa (Escalera-Reyes, 2021). Sintéticamente expresado
Palenzuela-Chamorro (1992) señala que la población rural andaluza y extremeña,
debido al esquema Sistema Mundo de especialización productiva, se desarrolló en
torno a ciudades agrarias donde los principales rasgos que las denían venían deter-
minados por “(…) las duras condiciones de miseria, hacinamiento, analfabetismo y
odio hacia el poder político y las clases dominantes” (Pulido-Matos, 1998:77). Como
apunta Izcara Palacios (2007), los problemas de desempleo, subempleo y pobreza,
fruto de una desigual distribución de la tierra, han sido perennes durante casi cinco
siglos. En este sentido Naredo y Sumpsi (1984), señalan que esta situación de des-
empleo masivo surge como consecuencia principalmente de la estructura de la pro-
piedad de la tierra, la agricultura extensiva latifundista y un sistema de organización
del trabajo determinado por la conquista castellana denido por los autores como
disciplinario.
La cuestión social ha agudizado la tensión debido a una dualidad social en la que
coexistían una minúscula porción de propietarios con una masa ingente de jornaleros
y pequeños campesinos. Normalmente la población campesina era arrendataria de
pequeñas parcelas de los latifundios propiedad de la nobleza, el clero y la burguesía
terrateniente (Bernal, 1987). Para los desposeídos garantizar su supervivencia y la
de su prole sólo podía garantizarse arrendándose como mano de obra en tareas
agrícolas a cambio de un jornal. Esta polarización social ha conllevado la implanta-
ción sociohistórica de un régimen que Martín (2009) calicaba de semi-feudalidad”.
Inscrita en el Siglo XX Muñoz-Sánchez (2017) propone una cronología para orien-
tar las investigaciones socioeconómicas en el desarrollo de la estraticación social
de los contextos agrarios andaluces. La propuesta se materializa en cuatro etapas:
colonización exterior, dictatorial, modernizadora y globalizada. En la primera etapa
(1920-1936) el medio rural comienza la transformación hacia la industrialización. La
intervención económica propició el desarrollo del medio agrario hacia la producción
agraria de consumo masivo dando lugar a una estructura social resultante del proce-
so altamente polarizada entre las dos clases antagónicas existentes: propietarios y
no propietarios. La segunda etapa (1936-1960) se caracteriza por las consecuencias
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de la Guerra Civil y la irresuelta cuestión agraria en la que las necesidades alimen-
tarias tras la devastación del conicto propiciaron la intervención estatal tanto en
infraestructura como en la gestación de un modelo colonizador de los espacios agra-
rios basado en la consolidación de la población en las agrociudades con el objetivo
de contar con mano de obra para los cultivos. El contexto de modernización agraria
marca el inicio de la tercera etapa (1960-1986). En esta etapa se hacen patente
los esfuerzos modernizadores del régimen franquista cuyo mejor exponente fue la
actuación de Entes Estatales como el Servicio de Extensión Agraria y el Instituto de
Colonización. Esta etapa viene marcada por un intenso cambio de modelo productivo
que origina la expulsión de la mano de obra de los pueblos debido a la mecanización
del campo, así como la migración masiva de los efectivos laborales agrarios a las
ciudades en búsqueda de empleo en el sector de los servicios.
En la última etapa (1986-…) la polarización social por la propiedad de la tierra pasa
a segundo término. Se acentúan los procesos de asalarización y desagrarización
de la población rural. La estructura social resultará fragmentada por la asalarización
de la población y la concentración progresiva de la propiedad. Se refuerza así en la
Andalucía del Siglo XXI el papel de región, con una economía extractiva periférica
(Delgado et al., 2014) productora de materias primas, en la que se impulsan acti-
vamente estrategias de desarrollo basadas principalmente en la agricultura para la
exportación, desarrollándose un modelo agroindustrial intensivo altamente mecani-
zado y productivista, depredador de recursos y dependiente del uso de agroquímicos
(Vigil-Villodres, 2021).
1.2. Conictosocialysubsidiodesmovilizador.
En base al paradigma de las emergentes corrientes historiográcas se pretende en
esta sección enfocar el análisis desde la perspectiva de los actores participantes en
línea con los planteamientos de Hernández Sandioca (2005) que plantea investigar
situando en el centro de la interpretación la experiencia de los actores. Para este n
hacer notar que las cursivas del cuerpo textual hacen referencia a fragmentos litera-
les de la entrevista a Don Manuel Pulido Matos, Profesor del Centro UNED en Sevi-
lla, Doctor en Historia y abogado laboralista en activo que fue activista participante de
las primeras comisiones sindicales jornaleras que dieron lugar al histórico Sindicato
de Obreros del Campo SOC.
A nales del Siglo XVIIIy principios del Siglo XIX es cuando podemos encontrar los
primeros antecedentes del subsidio. La práctica era relativamente simple, los alcal-
des de los municipios asolados por el hambre agrupaban a los jornaleros en cuadri-
llas que ofrecían a los hacendados, “si buenamente estos querían”, como mano de
obra, esta práctica fue utilizada a lo largo del todo el Siglo XIX. A nales del Siglo
XIX penetra y comienza a implantarse el movimiento obrero de carácter anarquista
tomando forma y comenzando a desarrollarse la idea de que hay que cambiar la es-
tructura de la propiedad de la tierra (…) “el reparto”. En el llamado bienio bolchevique
se acelera la agitación social y la quimera transformadora de cambiar la estructura
de la propiedad comienza a tomar forma entre los campesinos andaluces. Al mismo
tiempo las organizaciones sindicales agrarias se fortalecen tomando como ejemplo
el n de la Rusia zarista y el advenimiento de la sociedad sin clases. La llegada de la
II República signicó para los jornaleros del agro andaluz una estructura de oportu-
nidad política para reivindicar la “Reforma Agraria y el cambio en la estructura de la
propiedad de la tierra”. La Guerra Civil y“los obstáculos ya conocidos (…)“pusieron
n a los proyectos e ilusiones campesinas de Reforma Agraria que vieron reinsta-
larse la represión en el campo andaluz a la vez que se fortalecían las estructuras
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latifundistas de propiedad de la tierra con la llegada de la Dictadura. Ya en la década
de los sesenta en torno al marco de Jerez comienzan a germinar las comisiones
obreras del campo arrancando en la comarca las primeras huelgas y movilizaciones
campesinas de la dictadura del general Franco.
En este escenario “¿Qué hace el gobierno franquista? crear el Paro Comunitario, que
sí se dene en pocas palabras era simplemente repartir a los trabajadores por las
cunetas para acometer obra pública”. Como forma de ganar la paz social el régimen
del general Franco trató de solucionar uno de los principales focos de tensión política
y social durante la República: el mundo rural andaluz y las agitaciones campesinas
(García-Fernández, 2021) inventando el “Paro Comunitario” que no signicaba más
que recoger de las “cunetas” a los trabajadores para darles empleo público o repartir-
los como mano de obra entre los propietarios agrarios tal y como años atrás reejaba
Blas Infante (2010) en el “Ideal Andaluz”. Por tanto, el inicio del sistema de subsidio
agrario en Andalucía principalmente, pero también en Extremadura, en contra de la
creencia común de haber sido impulsados por el Partido Socialista Obrero Español
(PSOE) fue implantado en la Dictadura con el objetivo de servir como válvula de
escape de la tensión social debido a los múltiples conatos de insurrección contra el
régimen acaecidos en los municipios andaluces (Cañamero-Valle, 2017). Los diri-
gentes sindicales en pueblos como Lebrija, Osuna, Marchena, Marinaleda y otros,
utilizan el problema del desempleo y la creación del Paro comunitario “para cargar
contra el gobierno franquista” exigiendo demandas democratizadoras y que la lucha
social no se centrará simplemente en la demanda de jornales de trabajo en el Paro
Comunitario. El objetivo de las demandas sindicales era que las aspiraciones fueran
más allá y se planteara de nuevo la Reforma Agraria como solución integral para el
problema del campesinado jornalero.
Tras la muerte de Franco fueron años de ocupaciones de ncas, lucha obrera, agita-
ción política, huelgas de hambre en los que la conictividad y las demandas sociales
se transformaron en lucha política por las libertades políticas, la Autonomía de Anda-
lucía y la Reforma Agraria. Paralelo a la agitación política y social, los cambios en los
modelos productivos derivados de la mecanización e industrialización conllevaron a
transformaciones orientadas a la modernización de la agricultura como industria. La
mecanización del campo, al igual que ocurrió en otras reconversiones, expulsó del
mercado laboral a miles de trabajadores obligándolos a un éxodo masivo hacia las
ciudades en las que la extensión del sector de los servicios atrajo hacia los núcleos
urbanos a gran parte de los activos de trabajadores agrarios rurales andaluces y
extremeños.
Ya con el gobierno socialista de los sevillanos Felipe González y Alfonso Guerra en el
Gobierno del Estado se aprueba el Plan de Fomento del Empleo Rural (PER) (BOE,
1983). Hoy día y en perspectiva histórica el PER ha servido para jar población en las
áreas rurales y servir de política asistencial mediante la dotación de jornales. Pero la
principal de las consecuencias del PER, si la orientación se enfoca en clave política,
es que esta política pública sirvió fundamentalmente para desmovilizar el movimiento
jornalero andaluz. “El PSOE vendió el PER como un plato de lentejas para que el
campesinado andaluz no se movilizara; ganó la paz social”. La llegada del PER su-
puso un cambio en la conciencia de los jornaleros como colectivo: “os voy a comprar
vuestra conciencia, os tenéis que olvidar de la reforma agraria, la estructura de la
propiedad, etc., y por supuesto… no podéis movilizaros!”. Los jornaleros y sus líde-
res sindicales olvidaron la aspiración que durante todos los años de movilización los
empujaba “no nos dimos cuenta y vendimos nuestra mayor ilusión que era la reforma
agraria, ahora lo veo difícil (…) eso ya no se contempla”. Los planes de fomento
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del empleo rural y los subsidios agrarios hoy día más que una política diferencial y
profesional hace mucho que han pasado a ser una válvula de escape de la exclu-
sión social. La propia naturaleza histórica del subsidio congura el PER como una
política eminentemente asistencial cuyo propósito se centra en “ayudar dentro de los
servicios sociales, es una válvula de escape de aquellas familias y sectores que se
encontraba en situación más deprimida tratando de aliviar la situación de penuria”.
El cambio de ciclo en el gobierno del Estado, unido a las políticas desreguladoras
neoliberales en materia laboral, propició el Decreto del Gobierno Aznar (BOE, 2003)
de creación de la Renta Agraria que venía a sustituir el anterior modelo de subsidio.
El objetivo de la política pública se planteaba como herramienta para liquidar por la
vía lenta el subsidio TEAS creando una Renta Agraria que, junto a la eliminación de
las cotizaciones a la seguridad social del Régimen Especial Agrario, crea un sistema
mercantilizado en el perceptor del subsidio una vez dentro del sistema no puede
cambiar de actividad viéndose por tanto abocado a permanecer en la trampa de po-
breza o abandonar el sistema. Como requisito indispensable para cobrar el subsidio
se plantea estar inscrito en el censo especial agrario junto a otras obligaciones en
materia de renta, actividad y búsqueda activa de empleo que en síntesis crean una
trampa de pobreza de manual en la que si sales del sistema de subsidio difícilmente
puedes volver a él.En palabras de los trabajadores rurales: “Antes, cuando uno em-
palmaba las campañas, nos íbamos a la fresa en Palos y a Moguer. Ahora no hay
sitio. Ni aquí ni allí. Y si te pasas a la rama general, pierdes lo que lleves cotizado
en el campo. No te vale, como antes. Lo malo es que en la rama general tampoco
hay trabajo para completar un paro. No puedes vivir dentro del PER, pero tampoco
puedes salirte. Una ratonera. ¿Tú te crees que si alguien pudiera trabajar y meter un
sueldo a su casa iba a preferir pasar penurias por 400 euros? ¿Tú te lo crees? ¿eh?
¿Adónde va nadie hoy con 400 euros?, A ninguna parte” (Pérez, 2015:5)
La creación del “paro comunitario” franquista, la posterior institucionalización del
PER del gobierno del PSOE y por último la implantación de la Renta Agraria del
Partido Popular resultaron a la postre plantearse como medidas legislativas política-
mente orquestadas para la desmovilización de los trabajadores agrícolas y la insti-
tucionalización del conicto social. Los resultados de casi medio siglo de subsidios
agrarios en Andalucía podrían concentrarse en este eje “desmovilizador” cuyo obje-
tivo fundamental se centra en desarrollar una política pública que gracias al efecto
individualizador consigue sustituir la cultura del trabajo jornalera por la práctica de
subsistencia de “arreglar los papeles del paro” diluyendo las señas andalucistas de
identidad cultural, reivindicativa y jornalera (Palenzuela-Chamorro, 2000).
1.3. La no abordada Reforma Agraria.
Por otra parte, la cuestión de la Reforma agraria continúa latente en la interpretación
del proceso histórico. Transcurridos más cerca de medio siglo desde la llegada de
la democracia el latifundio pervive en Andalucía donde el 2% de los propietarios
acapara el 50% de la tierra cultivable y, sin embargo, “no se ha repartido ni una sola
hectárea entre los jornaleros: la reforma agraria no se ha realizado” (Martín, 2012:9).
La cuestión de la Reforma Agraria ha sido un asunto históricamente dilatado y pos-
tergado en la aplicación de reformas estructurales en la que se ha pretendido inter-
cambiar la necesaria aplicación de una ley de reparto de tierras productivas por la
articulación de una política singular de subsidios por parte del Estado español. Mien-
tras los jornaleros sin tierra, el pequeño campesinado y los trabajadores agrícolas
fueron acallados con limosnas, “(…) el latifundio sigue vigente gracias a las PAC que
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han permitido y permiten que grandes explotaciones de tierras sean subvencionadas
por no producir” (Izcara 2007:256).
1.4. El subsidio como estrategias de supervivencia.
Desde estas perspectivas Carmen Anula, (1996) propone desmiticar la imagen de
la ruralidad agraria extremeña y andaluza planteando enfatizar la idea de que el
Estado activa mecanismos especícos que fortalecen las estrategias familiares de
supervivencia, lo cual garantiza, especialmente bajo condiciones económicas críti-
cas, el control del conicto social, legitimando de esta forma el orden social” (Anula
Castells y Díaz Calleja, 1997: 12). Estas estrategias familiares de subsistencia, en un
contexto social en el que las oportunidades laborales son mínimas, se han articulado
en torno a emplear los ingresos del subsidio “como complemento económico de las
unidades familiares más débilmente vinculadas al mercado de trabajo” (Anula Cas-
tells y Díaz Calleja, 1997:16)
Estas estrategias familiares son claves en la articulación del territorio, pero se mues-
tran inecaces para plantear derechos de ciudadanía económica (Tezanos, 2008).
Los requisitos para acceder al subsidio conguran una trampa de pobreza y limita los
derechos tanto de los colectivos más jóvenes que solicitan el subsidio por primera
vez como de aquellos colectivos rurales con bajo nivel de retribución salarial, princi-
palmente mujeres, “(…) generando una perenne situación de precariedad en la eco-
nomía doméstica lo que convierte su cobro y su regularidad en un recurso monetario
imprescindible” (Palenzuela Chamorro, 1992: 218).
Las evidencias de trabajos que se adentran en la temática del subsidio TEAS propo-
nen mayoritariamente que las mujeres recurren al mecanismo del subsidio, hasta en
edades muy avanzadas, para complementar los ingresos de sus hogares mermados
por las coyunturas económicas de crisis sistémicas, desempleo masivo y reducción
de empleo especialmente en sectores muy feminizados como la hostelería y restau-
ración o los servicios (Cruces Roldán y Palenzuela Chamorro, 2006).
Centrados en los contextos rurales andaluces Vera-Toscano y Moyano Estrada,
(2011) apuntan que, en términos generales, la contribución del salario femenino al
conjunto de rentas del hogar aumenta porcentualmente de forma considerable en
aquellos hogares rurales de ingresos más bajos contribuyendo a equilibrar las rentas
de los hogares. Sin embargo, en comparación directa con el Régimen General, la
vulnerabilidad, precariedad, estacionalidad y merma en las cotizaciones a la Segu-
ridad Social que el cobro del subsidio lleva asociado subsume a los hogares, y por
ende al contexto territorial donde se enclavan estas políticas públicas, en implica-
ciones directas derivadas del riesgo de exclusión social, subalternidad ciudadana,
dependencia del subsidio y clientelismo político (Robles-Egea, 2003).
La segunda causa que se señala en la literatura sociológica “es el carácter familiar
de la actividad agraria, que únicamente permite a las mujeres una inserción laboral
de tipo doméstico” (Camarero y Sampedro, 2008:76). Este carácter limitante de los
mercados locales de trabajo rural y agrario se intenta resolver mediante estrategias
familiares de commuter femenino (Camarero et al., 2006) en los que las mujeres
trabajadoras del contexto rural se especializan en tareas propias de las industrias
agrarias, en los cuidados domésticos, servicios de limpieza y en el trabajo para la
obra pública dependiente de los Ayuntamientos. Se provoca de esta forma una clara
tendencia que vincula estrategias familiares en las que las pautas de empleo/desem-
pleo femenino en el marco rural se hace más local, más familiar, eventual, y, lo que
es verdaderamente relevante, más precario y dependiente (Sampedro, 2008).
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El nuevo papel de las mujeres en el desarrollo rural se investiga en un marco concep-
tual y empírico en España (García y Ferré, 2000) que parten de los estudios rurales
en Europa, y se aborda en el contexto regional español, donde destaca la partici-
pación de las mujeres en la producción agroindustrial, el turismo rural, el trabajo a
domicilio y el teletrabajo, con las disfuncionalidades que estas tareas representan.
En efecto, las estrategias familiares forman parte de las temáticas analizadas por los
Estudios de Género, concretamente en “las peculiaridades que presenta el trabajo
de las mujeres en las sociedades desarrolladas y en desarrollo… lo que ha signica-
do para la mujer la normativa de la OIT, que ha aplicado normas de fomento para la
igualdad de oportunidades y normas especícas de protección” (Martínez-Quintana,
2006:209). Numerosos estudios se efectúan sobre los procesos de dualización de
las actividades agrarias de subsistencia y mercantilizadas que han exigido una adap-
tación de las estrategias familiares que han afectado de manera distinta a hombres
que mujeres (Vara, 2006: 182).
Como podremos comprobar en las siguientes secciones este marco de ideas re-
sulta especialmente relevante con el paso de los años ya que ni los cambios en
las normativas o el envejecimiento del colectivo no han sido óbice para la casi total
feminización del agregado de subsidiadas. No haber salido del sistema, bien por no
poder debido a la falta de oportunidades laborales, o bien por resultar imprescindible
el aporte de rentas a las economías familiares limita laboralmente a las mujeres per-
ceptoras del subsidio convirtiéndolas en el colectivo más numeroso.
2. PERspectiva socioestructural.
Fuentes de datos y aproximaciones empíricas anteriores.
Esta sección se ha realizado íntegramente a partir de los datos aportados por los
Anuarios Estadísticos del Ministerio de Trabajo y Economía Social del Gobierno
de España (2021). En concreto los datos se recaban a partir de la sección 5 de
Prestaciones de Seguridad Social y otra Protección Social/Prestaciones por Des-
empleo para cada uno de los años de análisis estudiados.
El interés sociológico sobre el subsidio agrario en Andalucía y Extremadura no resul-
ta especialmente abrumador. Con este artículo se propone ocupar ese vacío apoyán-
dose en las aportaciones que, desde otras perspectivas principalmente económicas
y de estudios regionales, se han realizado sobre la cuestión. Caben destacar en
esta línea las aportaciones en clave empírica de Román Collado (2004) y Cansino-
Muñoz-Repiso (2001) basadas en la evolución en perl de los subsidiados agrarios
andaluces y extremeños desde la génesis de las percepciones. En similar perspec-
tiva analítica se encuadra la línea de trabajos del equipo de Eugenio Cejudo en la
Universidad de Granada. Así en Cejudo-García et al. (2013) se plantea la necesidad
del subsidio para algunos contextos territoriales agrarios donde la prestación ha evo-
lucionada desde una limosna de movilización a una prestación imprescindible para
el desarrollo comarcal. Posteriormente en la aportación de Cejudo-García, Navarro-
Valverde, et al. (2016) y seguidamente en Cejudo-García, et al. (2016) se analiza
con gran precisión la evolución de los perceptores, los cambios en la evolución del
subsidio y su distribución geográca.
2.1. El subsidio TEAS.
El subsidio, creado por el RD 3237/1983 de 28 de diciembre (BOE, 1983) supuso la
sustitución del sistema de empleo comunitario vigente desde 1971. En la modalidad
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general del subsidio agrario, para alcanzar la condición de beneciario, esencialmen-
te se deben cumplir los requisitos que guran en la Ilustración (1). Cabe destacar que
existen diferencias fundamentales en las modalidades especiales para el cobro del
subsidio para mayores de 52 años en el que se exige; además de cumplir los requisi-
tos generales excepto el de la acreditación de jornadas, acreditar 5 años de cobro de
subsidio ininterrumpido, así como haber cotizado el tiempo suciente para acceder a
pensiones contributivas. Las cuantías dieren sustancialmente en su duración pues
resumidamente expresado el subsidio especial para mayores de 52 años da derecho
a prestaciones por 360 días mientras que para los colectivos con edades inferiores la
duración del subsidio se reduce a 180 días. Por la cuantía del subsidio se percibirá
el 80 % del indicador público de renta de efectos múltiples (IPREM) diario que esté
vigente en cada momento y que a efectos prácticos viene a contabilizarse sobre los
451 euros mensuales.
Ilustración 1: Requisitos para acceder al subsidio para TEAS.
Fuente: Servicio Estatal Público de Empleo
Con datos extraídos del trabajo de Román Collado(2004) podemos comprobar re-
ejado en el Gráco (1) la evolución del subsidio desde sus inicios hasta comienzos
del Siglo XXI. Se extrae del gráco que el número de perceptores comienza en 1984
con casi 200.000 personas. Este número de perceptores se incrementó considera-
blemente hasta su pico máximo hasta rondar los 300.000 entre los años 1989 y 1990.
A partir de esos momentos se produce su acelerado descenso hasta tocar suelo
coincidiendo con la exposición universal de Sevilla de 1992, año en el que quizás
debido a la fuerte creación de empleo con motivo de la Exposición, el número total de
perceptores descendió hasta apenas superar los 200.000 efectivos. A partir de 1993
y hasta el año 2003, cuando entra en vigor la Renta Agraria, los valores del subsidio
uctúan entre los 220.000 y 225.000 perceptores.
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Gráco1:EvolucióndelSubsidioparaTEAS(1984-2001).
Fuente: Román Collado (2004).
2.2. La renta agraria.
El Gobierno del Partido Popular por el R.D.L. 5/2002 de 24 de mayo, en su artículo terce-
ro, restringe el acceso al subsidio agrario solo para aquellos perceptores que fueron be-
neciarios en alguno de los tres años inmediatamente anteriores a la fecha de solicitud.
De esta forma se elimina de facto la posibilidad tanto de darse de alta por primera vez
como la reincorporación al sistema de prestaciones para aquellos que anteriormente no
habían solicitado el subsidio TEAS. Ante la fortísima protesta social a la reforma neolibe-
ral llevada a cabo por el Partido Popular el Gobierno de Aznar se ve obligado a recticar
e instaurar la Renta Agraria como sustitutivo del Subsidio. La Renta Agraria (BOE, 2003)
entra en vigor en el año 2003 recrudeciendo las obligaciones para cobrar el subsidio
(Ilustración 2) a la vez que las prestaciones se ven reducidas considerablemente en
duración. En cuanto a las cuantías la Renta Agraria establece condiciones de cobro de
la prestación proporcionales al número real de jornadas trabajadas por los beneciarios.
Ilustración 2: Requisitos para acceder a la Renta Agraria.
Fuente: Servicio Estatal Público de Empleo.
Artículos • Antonio Jesús Acevedo Blanco, Violante Martínez Quintana
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2.3. Serie temporal de las prestaciones.
La serie reejada en el Gráco (2) indica el número total de subsidiados desglosados
tanto por Renta Agraria como por el subsidio TEAS para todos los años del actual Siglo
XXI. Pese a que la serie está marcada por una estabilidad en los valores, sí es cierto que
éstos tocan suelo en 2009 repuntando levemente hasta 2013, año en el que comienza
de nuevo el descenso hasta la pérdida en el período examinado de aproximadamente
45.000 perceptores de ambas prestaciones. La constante reducción de los perceptores
del subsidio TEAS se compensa en términos numéricos con el incremento de los per-
ceptores de la Renta Agraria que sigue una línea ascendente de agregados hasta el año
2018 en el que comienza a apuntarse un ligero descenso de esta prestación.
El descenso continuado en los perceptores del subsidio TEAS tiene explicaciones
claramente determinadas:
En primer lugar, el descenso se debe a la imposibilidad de acogerse al agregado
TEAS promovido por la reforma legislativa que introdujo la Renta Agraria.
En segundo término, la estructura demográca de los perceptores, como más
adelante podremos comprobar, presenta una composición de edades avanzadas
y próxima a la jubilación.
Esta próxima edad de jubilación, más, la no exigencia de justicar las peonadas
necesarias para el cobro del subsidio, más, la mayor duración de cobro de la
prestación (300 ó 360 días) proponen la similitud del subsidio con políticas de
prestaciones similares de Ingresos Mínimos Vitales en lugar de verdaderas polí-
ticas activas de empleo como su originaria concepción preveía.
Gráco2:EvolucióndelosSubsidiosparaTEASyRentaAgraria(2000-2020).
Fuente: Elaboración propia a partir de Anuarios Estadísticos del Ministerio de Trabajo.
2.4. Estructuraedad-sexo.
La estructura por edad y sexo de los perceptores de ambas prestaciones en el año
2020 presenta una característica básica que determina la composición del agregado,
su fuerte feminización. La feminización de los agregados se representa en Gráco
(3) como el cociente entre el número de mujeres y el total de perceptores expresado
en tanto por ciento. Sin intención de exhaustividad estadística cabe destacar, como
las características más determinantes, una estructura sociodemográca de los sub-
sidios propuesta en base a:
De los perceptores totales de ambos subsidios (178.818 personas) un 63,4% son
mujeres por un 36,4% de hombres.
El subconjunto poblacional más numeroso resulta el de mujeres con edades en-
tre los 55 y 59 años sumando un total de 26.972 efectivos.
El subsidio TEAS presenta una fuerte feminización con un valor del 68% de mu-
jeres sobre el total. En las diferentes cohortes de edad del agregado los valores
Anduli • Revista Andaluza de Ciencias Sociales Nº 22 - 2022
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rondan desde el 66% en la cohorte de edad de más de 60 años, hasta su punto
máximo del 70% en las edades entre 40 y 44 años.
En cuanto a la Renta agraria presenta una menor feminización que el agregado
TEAS 58%. Cabe destacar que para los grupos de menor edad el colectivo se
presenta mayormente masculinizado no igualándose los efectivos de mujeres y
hombres hasta la cohorte de 30 a 34 años. A partir de esa edad la feminización
del agregado se visibiliza con valores que no descienden del 63% de mujeres
sobre el total del grupo.
Gráco3:FeminizacióndeSubsidiosparaTEASyRentaAgraria.
Fuente: Elaboración propia a partir de Anuarios Estadísticos del Ministerio de Trabajo.
Tabla1:EstructuraporEdadySexodeperceptoresambossubsidios(año2020)
Fuente: Elaboración propia a partir de Anuarios Estadísticos del Ministerio de Trabajo.
Los resultados de la estructura poblacional de los subsidios (Tabla 1) reejan una
clara delimitación entre los dos tipos de agregados presentando características so-
ciodemográcas especícas y diferenciadas. Por una parte, un grupo, el del subsidio
TEAS, que presenta como características fundamentales su fuerte feminización, su
proximidad a la edad de jubilación y el constante decrecimiento en su número de
Artículos • Antonio Jesús Acevedo Blanco, Violante Martínez Quintana
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perceptores. Por otra parte, el grupo de perceptores de la Renta Agraria presenta
una mayor juventud, pero se presenta compuesto mayoritariamente por mujeres,
especialmente entre los grupos de edad más avanzados.
Se trata pues de dos perles distintos que responden a distintos roles laborales y de
empleo. Por una parte, las perceptoras del subsidio TEAS conforman un agregado
de avanzada edad que responden al objetivo de la inminente jubilación. La composi-
ción del agregado revela situaciones más desligadas de los mercados laborales de
trabajo agrario, reciben prestaciones la casi totalidad del año acogiéndose al sistema
especial para el cobro de la prestación y por tanto están exentas del requisito de
justicación de las peonadas. Por la otra parte, el agregado perceptor de la Renta
Agraria, aún menor en su número, pero perlándose igualado en el guarismo total de
perceptoras en el próximo quinquenio por su tendencia alcista y la inminente jubila-
ción de las cohortes del mayor de edad del subsidio TEAS (de 60 y más) que suman
25.044 efectivos.
En el perl de perceptor de la Renta Agraria se observa la emergencia de los hom-
bres en los grupos de edad por debajo de los 34 años. A partir de esa edad las co-
hortes se encuentran casi tan feminizadas como las de los agregados TEAS. Esta
evidencia puede interpretarse como resultado de la incorporación masculina en eda-
des tempranas al mercado de trabajo agrario, especialmente por tratarse de empleos
temporales y eventuales, utilizados para la consolidación y apoyo económicos en las
primeras etapas de fortalecimiento de las carreras laborales.
La importancia de la feminización de las cohortes de edades más avanzadas reeja
una “especialización agraria femenina” (De-Castro et al., 2020) bien por tratarse de
trabajos que sirvan como recursos de sustento individual compatible con el patriarcal
rol de dependencia y subalternidad doméstica de la mujer rural o bien por tratarse de
estrategias de supervivencias familiares y respuesta al desempleo masivo y la falta
de recursos del contexto territorial agrario.
Especialmente signicativo resulta el recurso a los subsidios por parte de las familias
sobre el entorno de las cohortes de 50 años. En estas edades, especialmente las
mujeres, tienen enormes dicultades para incorporarse al mercado de trabajo por lo
que se acude recurrentemente al subsidio en periodos en los cuales son inexistentes
las faenas del campo o de la industria de transformación agroalimentaria. Normal-
mente estos subsidios se compaginan con trabajos domésticos, relacionados con
los cuidados o peonadas de trabajos promovidas por los Ayuntamientos con fondos
de Diputaciones para obra pública y adecentados de la vía pública municipal, los
comúnmente conocidos en argot como trabajos para “las calles”.
3.PERspectivasociogeográca.
3.1. Procedimientos e hipótesis de trabajo.
Aunque se trate de una cuestión siempre recurrente cuando sobre subsidios de des-
empleo se habla, el argumento casi nuclear sobre el que gira el debate del subsi-
dio agrario se presenta de acuerdo con la sempiterna cuestión de la incentivación/
desincentivación del empleo. Expresado en términos de hipótesis o pregunta de
investigación:
¿Fomenta el subsidio la búsqueda de empleo o supone un desincentivo indivi-
dual para la búsqueda de trabajo?
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En el plano general el análisis de los subsidios y su conexión con la creación de em-
pleo ha generado una importante cantidad de investigación académica, escasa qui-
zás algo escasa para las TEAS si la comparamos con la repercusión del agregado en
Andalucía que roza el estigma, fomenta el estereotipo dando pie a la descalicación
en las representaciones sociales y mediáticas recurrentemente retroalimentadas por
declaraciones políticas perversamente dirigidas.
Parece evidente que cuando se estudia esta cuestión se enfoca normalmente el
análisis desde una perspectiva economicista que propone como axioma irrebatible el
cobro del subsidio agrario como una prestación desincentivadora para la búsqueda
de empleo como se desprende de las aportaciones de Cansino y Gómez-García
(1997) o García-Pérez (2016). Las principales causas y consecuencias se orientan
en claves individuales en las que priman una disposición de las personas subsi-
diadas decitarias de incentivos para las movilidades geográcas, intersectoriales
o formativas. Estas deciencias de empleabilidad brotan de elementales sustratos
culturales que actúan cual ancla de apego a estrategiasde supervivencia que pre-
disponen como potentes mecanismos subjetivos desincentivadores en la búsqueda
de trabajo (Castiñeira-Fernández, 2001) (Castiñeira-Fernández, 1996). La mayor de
las veces se propone el paradigma académico sobre subsidios y desempleo desde
una orientación individualizadora (Serrano Pascual et al., 2012) que se centra en
la causación individual y subjetivamente decitaria de empleabilidad, obviando por
principio los problemas sistémicos territoriales y estructurales, los orígenes sociales
del paro o la degeneración de los mercados de trabajo (Torres-López, 1999) eva-
diendo el estudio, entre otras, del territorio como variable explicativa del desempleo
(Acevedo-Blanco, 2019).
Basándose en esta propuesta de considerar el contexto geográco como variable
explicativa en los modelos sociológicos interpretativos del desempleo se desarro-
lla en esta sección una metodología espacial exploratoria (ESDA) que como proce-
dimiento de trabajo en investigación social resulta especialmente útil en las fases
previas de modelización econométrica espacial o, a modo exploratorio, cuando no
existe un marco teórico previo sucientemente desarrollado acerca del fenómeno
que se pretende explicar. La principal fortaleza de ESDA se basa en su capacidad de
minería de datos (Dall’erba, 2009) proponiendo un conjunto de técnicas que visuali-
zan distribuciones espaciales, identican localizaciones atípicas y proponen sugerir
estructuras de dependencia entre contexto territorial y fenómenos sociales. Desde
esta perspectiva ESDA se plantea cuando se acometen diseños de investigación
con marcado carácter inductivo en el que el análisis se le conere “(…) un carácter
descriptivo (estadístico) más que conrmatorio (econométrico)” (Chasco, 2003:30).
El objetivo fundamental que se persigue en esta sección se centra en dilucidar si real-
mente existe esa relación entre desempleo estructural y municipios donde el peso de
los colectivos TEAS sobre la población activa es elevado, o lo que viene a resultar
similar, plantear si los territorios con mayor número de colectivos subsidiados TEAS
están caracterizados por una alta incidencia de desempleo de forma que podamos
dar respuesta a la hipótesis del subsidio como causa del desempleo en Andalucía
desde la cada vez más extendida académicamente mirada sociológica geoespacial
(Porter, 2011).
En el capítulo de referencias, concretamente en Acevedo-Blanco (2021) el lector in-
teresado puede encontrar Setdata con los cheros necesarios para replicar el análi-
sis espacial, links e ilustraciones de los servicios de empleo. Se glosa a continuación
en los siguientes epígrafes los principales procesos para el desarrollo de la analítica.
Artículos • Antonio Jesús Acevedo Blanco, Violante Martínez Quintana
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3.1.1.Basecartográca.
En este trabajo se utilizan las bases cartográcas que proporciona el Instituto de Es-
tadística y Cartografía y Estadística (IECA, 2021a) en la sección de Datos Espaciales
de Referencia para Andalucía (DERA)que contiene la delimitación de la totalidad de
municipios andaluces (786 municipios) actualizados con fecha de enero de 2020.
3.1.2. Software.
Se utiliza para los procedimientos el software libre Geoda diseñado en base a la
orientación deproponer ir más allá del simple mapeo de variable para enfocar la ana-
lítica en detectar patrones espaciales de comportamiento y dependencia de las varia-
blesa partir de grandes conjuntos de datos georreferenciados (Anselin et al., 2006).
3.1.3. Procedimientos.
i. Mapeo de variables y detección de outliers (casos atípicos).
ii. Dependencia global de las variables de análisis. I de Moran.
iii. Dependencia local de las variables y mapeo de clústeres. I local de Moran/
Mapas_LISA.
iv. Co-localizar clústeres superiores signicativos (High-High).
v. Regresión entre variables previamente estandarizadas.
3.1.4. Variables.
Tasa_20. Tasa municipal de desempleo en Andalucía.
La tasa municipal de desempleo en Andalucía es un producto estadístico desarrolla-
do por el IECA (2021b) que se propone como el cociente entre el registro de deman-
dantes de empleo no ocupados (DENOS) y una aproximación a la población activa
municipal mediante registros. Reseñar que la Orden de 11 de marzo de 1985 regula-
dora de los criterios estadístico para medir el paro registrado excluye de este registro
colectivos como TEAS, estudiantes, demandantes de empleo de duración inferior a
tres meses o demandantes de empleo de jornada inferior a las veinte horas. Estos
colectivos a diferencia del indicador de paro registrado sí se encuentran incluidos en
el agregado DENOS (Albert y Toharia, 2007).
TasaMunicipalDesempleo=DENOS/(DENOS+AliadosalaSeguridad
SocialresidentesenlosmunicipiosdeAndalucía).
TEAS/DENOS.
Cociente entre el colectivo de TEAS desagregado municipalmente y el número de
desempleados por población (registro DENOS). Ambos registros como media muni-
cipal para el año 2020.
3.2.Resultadosybrevediscusión.
3.2.1. Variables espacialmente intensivas.
Peso de TEAS sobre DENOS.
En la leyenda del Mapa (1) podemos observar desagregadas municipalmente con
tonos más oscuros las ubicaciones con mayor peso de TEAS dentro del colectivo
de desempleados o, a la postre, población activa si se obtiene el indicador según
el procedimiento usando la fórmula para el cálculo de la tasa municipal de desem-
pleo anteriormente expuesta. Caben destacar con valores que superan el 60% de
los desempleados 12 ubicaciones como municipios (Tabla (2)) con mayor peso del
colectivo TEAS en la población activa municipal. La línea oscura de mayor peso del
Anduli • Revista Andaluza de Ciencias Sociales Nº 22 - 2022
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colectivo TEAS se dibuja claramente en el contorno agrario de la cuenca hidrográca
del alto Guadalquivir. De igual forma se puede comprobar como los contextos territo-
riales costeros andaluces, montanos y del sector hortofrutícola almeriense o fresero
onubense no cuentan con un peso tan determinante del TEAS entre su población.
Para más información sobre la distribución geográca de la variable y debido a las
limitaciones propias de espacio tasado para el artículo en el anexo de este artículo
se puede observar el mapa1 (4) donde se reeja esta variable agregada en escala de
Áreas Territoriales de Empleo demarcaciones denidas como unidades de gestión
territorial de las políticas públicas de empleo se establecen de conformidad con lo
establecido en la orden de 2 de octubre del 2008 (BOJA, 2008).
Mapa 1: Mapa de peso Subsidio para TEAS entre desempleados registro DENOS.
Fuente: Elaboración propia con GeoDa a partir de IECA.
Tabla2:MunicipiosdemayoríndicedeTEAS/DENOS.
Fuente: Elaboración propia a partir de IECA.
1 En el Anexo II de este trabajo se encuentran Tabla (5) junto a los Mapas (4), (5) y (6) cuya expo-
sición por las razones propias del espacio tasado para artículos no han podido abordarse.
Artículos • Antonio Jesús Acevedo Blanco, Violante Martínez Quintana
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Tasa Municipal de Desempleo.
La tasa municipal de desempleo y su dependencia espacial es analizada con detalle
por Acevedo-Blanco(2021) para el año 2019 y anteriores por lo que remitimos al
lector a esta publicación para profundizar conjuntamente en la construcción del indi-
cador y su autocorrelación espacial. Igualmente, la publicación referenciada plantea
la interesante perspectiva de penetrar en el marco metodológico de la minería de
datos aplicada al estudio del desempleo para el caso andaluz. El mapa (2) presenta
mapeado un gráco de caja donde los atípicos y casos inferiores denotan color azu-
lado mientras los outliers superiores (9) y cuartiles superiores se reejan con colores
más intensamente rosáceos.
Mapa2:MapadelaTasaMunicipaldeDesempleo(mediaanual2020).
Fuente: Elaboración propia con GeoDa a partir de IECA.
Tabla3:MunicipiosatípicossuperioresdelaTasaMunicipaldeDesempleo2020
(upper-outlier)
Fuente: Elaboración propia a partir de IECA.
Anduli • Revista Andaluza de Ciencias Sociales Nº 22 - 2022
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3.2.2.Dependenciaespaciallocalyglobal.
Como podemos comprobar no coinciden ubicaciones atípicas de alta incidencia de
desempleo en Andalucía con municipios en los que el peso del agregado TEAS sea
signicativamente importante. Si se aumenta la escala con demarcaciones ATE, se
comprueba como igualmente en las tablas (2) y (3) tampoco coinciden en ninguna de
las áreas de empleo. Esta particularidad permite comenzar a intuir la no existencia de
conexión entre variables, o expresado en otras palabras, los datos con las primeras
aproximaciones exploratorias parecen indicar que no existe conexión entre variables
tanto desde el punto de vista estrictamente algebraico en modelos bivariantes regre-
sivos, como desde una perspectiva estrictamente de localización geográca de los
indicadores. En este último enfoque de localización se observa que las ubicaciones
pertenecientes a los cuartiles superiores de ambas variables sí fueran yuxtapuestas
en el mapa, no coincidirían.
La Dependencia Espacial de los indicadores sociales se propone sobre la base de
considerar el contexto territorial geográco como variable explicativa de los fenóme-
nos humanos. Partimos de la premisa de que en el espacio geográco todo está aco-
plado con todo, pero las ubicaciones más cercanas tienen una relación más directa
entre sí. En el axioma socio geográco la primera ley de la Geografía o principio de
autocorrelación espacial se plantea tal que: “todas las cosas están relacionadas en-
tre sí, pero las cosas más próximas en el espacio tienen una relación mayor que las
distantes” (Tobler, 1970:234).
El estadístico más utilizado para testar la autocorrelación espacial es el denominado
I de Moran (Moran, 1950) que denido en pocas palabras propone un coeciente de
correlación entre una variable espacialmente intensiva y su retardo espacial, medido
éste, como el promedio ponderado de las ubicaciones limítrofes a una localización
determinada. Este estadístico permite conocer la dependencia espacial de los in-
dicadores proponiendo un grado de correlación de los valores de las variables con
los valores medios de las ubicaciones vecinas (Chasco y Fernández-Avilés, 2009).
La formulación es sobradamente conocida, se remite al lector interesado al trabajo
en castellano de Celemín, (2009) para el repaso e introducción de las notaciones y
fórmulas que igualmente pueden consultarse en el anexo de este artículo. Hay que
indicar que el estadístico I de Moran resulta en síntesis un coeciente de correlación
de Pearson que con valores comprendidos entre -1 y +1 indica el grado de autoco-
rrelación de las variables con el contexto geográco siendo -1 dispersión perfecta y
+1 autocorrelación perfecta.
Cada ubicación debido a su singularidad propia relativa en el marco geográco en
el que se inscribe puede poseer comportamientos socialmente diferenciados que la
dependencia espacial global examinada por el I global de Moran puede no llegar a
detectar. Para capturar la signicatividad especíca propia de cada una de las ubica-
ciones espaciales Luc Anselin, (1995) desarrolla el algoritmo I local de Moran al igual
que su representación gráca o mapa LISA (Local Indicators of Spatial Association).
El estadístico local de Moran propone cada una de las ubicaciones a permutaciones
condicionales al objeto de evaluar la contribución y aporte de cada una de ellas en la
construcción del indicador global. Al proponer cada una de las ubicaciones al enfo-
que de aporte para la construcción de la I de Moran el estadístico viene a evidenciar
el grado de contribución de cada ubicación y su signicatividad. De este razona-
miento se denota que los clústeres que se forman realmente no son auténticamente
clústeres en sí mismos, sino que más bien se les podría denominar “núcleos de
clústeres” (Chasco y Fernández-Avilés, 2009).
Artículos • Antonio Jesús Acevedo Blanco, Violante Martínez Quintana
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En los mapas LISA se proyectan las ubicaciones que han resultado signicativas en la
prueba de permutación inferencial distribuidas en un esquema de cuatro colores por
tipo de asociación. De esta forma se identica los clústeres formados y los valores sig-
nicativamente altos de la variable (alto-alto High/High) con el color rojo y los valores
bajos (Low/Low bajo-bajo) con el color azul. Otros colores atenuados representan los
clústeres compuestos por outliers o atípicos espaciales (alto-bajo y bajo alto).
Los resultados de ambos análisis de dependencia o, como también se conoce, auto-
correlación espacial, se pueden comprobar en la Tabla (4). Los cuadrantes superio-
res reejan grácos de puntos en los que se evidencia dependencia espacial global
de ambas variables (TEAS/DENOS I= 0.496) y (Tasa_2020 I=0.468). Esta relación
de dependencia del contexto geográco denota que tanto desempleo como el peso
en la población desempleada del agregado TEAS resultan dependientes del contexto
geográco. Esta particular dependencia espacial de las variables sociales y el marco
geográco propone la conveniencia para el análisis de que las ubicaciones no sean
tratadas independientemente del contexto territorial en el que se inscriben, tal que
islas independientes”, sin considerar criterios de correlación y contigüidad física,
pues, especialmente en el caso de los modelos de regresión econométrica, obviar
estos parámetros de autocorrelación espacial puede llegar a plantear problemas de
especicación que, llegado el caso, obtengan resultados sesgados por heterosce-
dasticidad invalidando los modelos (Vilalta y Perdomo, 2005).
Tabla4:GrácosdeautocorrelaciónglobalyMapasLISA.
Fuente: Elaboración propia con GeoDa a partir de IECA.
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En cuanto a la dependencia local de ambos indicadores en los cuadrantes inferiores
si atendemos a los esquemas de alta incidencia de ambas variables (High-High)
se observa perfectamente la disposición mayormente occidentalizada de la varia-
ble Tasa_2020 mientras la siguiente variable examinada DENOS/TEAS parece tener
mayor incidencia en las zonas centrales del noreste andaluz. Estos esquemas de
alta incidencia territorial de las variables dibujan el lienzo de incidencia de las va-
riables que si las hacemos yuxtaponer co-localizan ubicaciones municipales donde
coinciden alta incidencia del peso TEAS en la población activa con similares niveles
de elevados desempleos.
Se puede comprobar en el mapa (3) como en solo dos ubicaciones se comparte la
adscripción a los clústeres High-High o lo que viene a signicar lo mismo, solo dos
municipios andaluces (Olvera y Cañete la Real) pertenecen a elevados clústeres
signicativos en la construcción de dependencia territorial de los indicadores de paro
y peso de la población activa en el agregado TEAS.
Mapa3:MapadeCo-localizaciónLISA.Tasa_20yTEAS/DENOS.
Fuente: Elaboración propia con GeoDa a partir de IECA.
3.2.3. Regresión entre variables espacialmente intensivas.
Sin embargo, la relación anteriormente examinada, que bien puede clasicarse como
una explicación socio-geográca de indicadores, no termina de denotar causalidad
o relación. El procedimiento hasta ahora examinado informa que territorios de alta
incidencia de ambos indicadores no coinciden en el espacio geográco, esta sin-
gularidad no denota la proposición con la que iniciábamos la sección de plantear el
subsidio como causa del alto desempleo en Andalucía. Hasta ahora se observa que
los municipios donde el peso del agregado TEAS es mayor no coinciden con los mu-
nicipios andaluces con mayor incidencia del desempleo, para indagar en la proposi-
ción indicada y comprobar si existe relación entre indicadores se realiza una modelo
de regresión que se reeja en el gráco (4) con las variables de estudio previamente
estandarizadas.
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Gráco4:GrácadepuntosTasa_20yTEAS/DENOS(variablesestandarizadas).
Fuente: Elaboración propia con GeoDa a partir de IECA.
Como se puede observar en el gráco (4) el poder explicativo del modelo de regre-
sión entre variables es nulo además de incluir una leve negatividad en la pendiente
de la recta que indica que en todo caso menores pesos TAES en la población activa
se relacionan con mayores tasas de desempleo municipal. Sin adentrarnos en de-
masía en una explicación de un modelo sin capacidad explicativa, sí conviene indicar
que se observa que el peso del agregado TEAS desagregado municipalmente no
inuye positivamente en la tasa de desempleo municipal, sintéticamente expresado,
a mayor peso de subsidio agrario no existe mayor incidencia municipal de desempleo
en Andalucía por lo que se antoja difícil refutar con evidencias empíricas las teorías
que le atribuyen a la aplicación del subsidio para TEAS la causa principal de la ele-
vada incidencia del paro en el campo andaluz.
Por consiguiente, tras las evidencias recabadas esta aproximación se diseña en lí-
nea con las orientaciones sugeridas para los ejercicios de minería de datos del ESDA
de forma que se plantea una línea de incipientes orientaciones discursivas e investi-
gación exploratoria que permita esbozar explicaciones sociológicas inductivas orien-
tadas a ahondar en el perfeccionamiento de modelos estadísticos conrmatorios.
Sintéticamente resumido; el procedimiento del ESDA de las variables espacialmente
intensivas nos sitúa en un estadio que parte de la base de que, al menos provisional-
mente, parece evidenciarse cierta contradicción en las explicaciones que proponen
el subsidio agrario en Andalucía como uno de los orígenes, causas y consecuencias
del alto desempleo estructural en los contextos rurales y agrarios andaluces.
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4.Principalesconclusionesycuestionesparatrabajosfuturos.
Más que conclusiones fuertes este artículo plantea proposiciones y cuestiones que
basadas en la investigación empírica realizada proponen nuevas líneas de trabajo,
desarrollos futuros y refutación de las evidencias esbozadas. Antes de continuar con-
vendría detenerse en una cuestión no trivial a la hora de plantear la utilidad y proyec-
ción de la política pública del subsidio agrario; su coste. Como reeja el Gráco (5)
respecto del total de las prestaciones por desempleo, el subsidio y la renta agraria
suponen, para el periodo acumulado en el año hasta el mes de diciembre de 2020 el
2,7% del gasto total y el 6% de las personas beneciarias. No parece que un 2.71%
del gasto en prestaciones por desempleo, que traducido en euros reeja la cifra de
984 millones, sea un gasto excesivo para el estado de bienestar español, ni que
por supuesto la cuantía total del subsidio suponga una rémora monetaria insalvable
para el resto de las Autonomías del Estado. Más bien al contrario, parece que con
un mínimo gasto el Estado ha conseguido mantener la paz social acumulando tejido
poblacional en el contexto territorial agrario y rural extremeño y andaluz tan necesa-
rio para mantener vivos enclaves de alto valor estratégico en cuanto a la seguridad
alimentaria y de producción de recursos de consumo básicos para el Estado Español
y el conjunto de la Unión Europea.
Gráco5:GastoacumuladoyMediadebeneciariosdeSubsidiosparaTEASyRentaAgraria.
Fuente: Servicio Estatal Público de Empleo.
Artículos • Antonio Jesús Acevedo Blanco, Violante Martínez Quintana
• 53 •
Por otra parte, cabe reseñar que el estudio de caso que se analiza en este artículo no
resulta exclusivo del contexto geográco agrario andaluz. Son numerosas las apor-
taciones de la literatura que sitúan la perspectiva de género en el núcleo de la espe-
cialización productiva de la agroindustria global(Baglioni, 2018; Ferm, 2008; Mingo,
2013; Nisha y Ravi, 2010; Palumbo y Sciurba, 2018). Apunta Deree (2005:28) que
parece existir consenso internacional en que las mujeres son la componente más
importante de la mano de obra asalariada global que se dedica al trabajo del campo
para cultivos de agroexportación no tradicionales, constituyéndose en la casi totali-
dad de la fuerza de trabajo asalariada en las operaciones de embalaje y manipulado
hortofrutícola. En este sentido Pedreño et al. (2014) exponen que la “devaluación del
trabajo agrícola” de las mujeres se plantea no solo como una estrategia encauzada a
reproducir representaciones sociales legitimadoras de las desigualdades de género,
étnicas y territoriales, sino que además esta desvalorización se orienta hacia una
estrategia global para movilizar mano de obra a coste reducido con el apoyo político
e institucional de una gestión neoliberal de las prestaciones por desempleo.
Revisando las principales conclusiones de esta aproximación al subsidio para TEAS
surgen preguntas básicas planteadas en orden a las siguientes propuestas y esque-
mas de ideas
¿Hacia dónde se dirige el subsidio?
¿Existen paralelismos con las políticas de Rentas Mínimas?
Y planteado en clave de género ¿otras políticas de ingresos vitales podrían dar
como resultado especializaciones productivas subsidiarias y feminizaciones tan
agudas como las observadas en las perceptoras TEAS?
Según el análisis empírico aplicado y en orden a dar respuesta a las preguntas ante-
riormente planteadas, entendemos que cabría plantearse la reformulación del subsi-
dio y su traducción en Renta Básica en base a las evidencias que se desprenden de
este trabajo glosadas sintéticamente a continuación:
- El Sistema TEAS ha permanecido inmóvil en cuanto a objetivos declarados y
no declarados desde la lógica de mantener el control social de una población
con graves carencias de recursos.
- El Sistema TEAS en cuanto a número de efectivos ha permanecido casi inal-
terado en el Siglo XXI.
- El Sistema TEAS está fuertemente feminizado y comprende a colectivos de
edades avanzadas.
- El Sistema TEAS se ha congurado históricamente como un recurso asisten-
cial de urgencia en lugar de un auténtico plan de desarrollo del empleo rural.
- El Sistema TEAS posibilita el mantenimiento de un “ejército de reserva” con
necesidad urgente de recursos de empleo jando dependientemente la pobla-
ción al territorio.
- El Sistema TEAS crea una “trampa de pobreza” que cronica el desempleo y
la desigualdad.
- El Sistema TEAS no promueve la ciudadanía inclusiva al abocar hacia estra-
tegias de supervivencia basadas en el subsidio a las economías cronicando
la dependencia.
Anduli • Revista Andaluza de Ciencias Sociales Nº 22 - 2022
• 54 •
- El Sistema TEAS desmoviliza e individualiza a los trabajadores rurales por la
lógica perversa de dependencia del empleador en la demanda de las peona-
das necesarias para conseguir la prestación.
- El Sistema TEAS regionaliza la cronicación de la dependencia de forma que
las comarcas se ven abocadas a mantener sistemas de supervivencia depen-
dientes del subsidio en una doble vuelta de tuerca de la exclusión social, la de
género y la territorial.
- Los datos geográcamente intensivos proponen dependencia espacial de los
agregados TEAS, circunstancia que unido a la necesidad de estar empadro-
nado en los municipios cronica el inmovilismo en la búsqueda de horizontes
laborales.
- El sistema TEAS a la vista de los resultados del ESDA no parece ser causa del
desempleo al menos a nivel de desagregación municipal. Por el contrario, las
evidencias empíricas recabadas parecen permitir desacreditar las propuestas
que relacionan desempleo masivo en Andalucía y subsidio TEAS.
En la resolución aprobada en Naciones Unidas en 2018 sobre los Derechos de los
Campesinos y otras trabajadoras y trabajadores rurales se expone la necesidad de
transformar las condiciones laborales del devaluado trabajo agrario cuestionando
las externalidades sociolaborales negativas para el contexto rural de la agricultura
industrial (United Nations, 2018). En este sentido tras la revisión del caso de las
perceptoras del subsidio agrario convenimos en línea con las propuestas del Equipo
Baladre y Social (2004) en la necesaria reformulación de las políticas públicas de
subsidios agrarios hacia nuevos modelos de Renta Básica. El objetivo de las políti-
cas públicas pasa por orientarse en base a la desmercantilización de la vida laboral
de trabajadoras y trabajadores revalorizando el trabajo agrícola y rural a la vez que
se potencien,en base a nuevas lógicas emancipadoras ymodelos socioeconómicos
sostenibles,nichos de mercados laborales emergentes en estos territorios(García-
Jurado, 2021) que, auxiliados con el aporte monetario de la Renta Básica, posibiliten
a los habitantes del medio agrario y rural construir proyectos vitales inclusivos en
ciudadanía democrática.
No obstante, y siguiendo los planteamientos de Torres López (2018) en su monogra-
fía sobre la Renta Básica, puede que estas políticas planteen algunas dudas razona-
bles en cuanto a su incidencia sobre las mujeres. Asimismo, se apunta en el citado
monográco a que parece no existen sino contados experimentos puntuales de los
que extraer conclusiones empíricas sobre los efectos de implantar la Renta Básica.
Cabe reseñar a partir de las evidencias planteadas que a pesar de los condicionan-
tes propios de un subsidio orientado como plan de empleo rural, los paralelismos
entre políticas públicas parecen evidenciarse debido principalmente a la dilatada
implantación de casi 50 años del subsidio para TEAS, a las modicaciones legales
del subsidio, a la similitud con las políticas de rentas mínimas especialmente para
las subsidiadas mayores de 52 años y, por último, a los resultados de la política en
cuanto a su estructura poblacional.
Y es en este punto donde se concluye el análisis dejando abiertas cuestiones impor-
tantes de desarrollo e investigación principalmente en relación con las controvertidas
consecuencias entre sexos de implantar una Renta Básica sin apoyo de planes de
fomento del empleo inclusivos en perspectiva de género. Sintetizado en los siguien-
tes apuntes implantar una Renta Básica, al igual que el subsidio TEAS, no necesaria-
mente aumenta la capacidad de decisión y libertad de las mujeres dentro del hogar.
Artículos • Antonio Jesús Acevedo Blanco, Violante Martínez Quintana
• 55 •
De igual forma una prestación sin planes paralelos de fomento e igualdad de género
en el empleo también puede conducir a la especialización productiva de las mujeres
en trabajos subalternos monetariamente complementarios de las rentas familiares.
Como apunta Robeyns (2016) la Renta Básica puede contribuir a desmercantilizar el
trabajo, pero no a la desfamiliarización del mismo, fortaleciendo la tendencia a femi-
nizar los empleos de peor calidad retributiva apoyados en el aporte extra del subsidio
para equilibrar las rentas familiares tal y como parece indicar la experiencia real de
más de 40 años de subsidio para TEAS.
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© 2022 por los autores. Licencia a ANDULI, Editorial Universi-
dad de Sevilla. Este artículo es un artículo publicado en acceso
abierto bajo los términos y condiciones de la licencia Creative
Commons Attribution (CC BY) (https://creativecommons.org/
licenses/by-nc-sa/4.0/).
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6. ANEXOS.
AnexoI:formulaciónESDA.
   
=



  
  
I DE MORAN
= (
/
)

=
donde m=varianza y las observaciones z desviaciones de la media = (
)
. El sumatorio de todos los valores locales de la I de Moran conforma el
índice I de Moran global
==
= 
=
I LOCAL DE MORAN
=
󰇗

󰇗
Siendo 󰇗 e 󰇗 los valores de la variable Y tomados en desviaciones de la
media en las ubicaciones i, j.
 hace referencia a la matriz de pesos
espaciales, reseña un factor de proporcionalidad constante en todas
las unidades espaciales y hace referencia
al conjunto de unidades
relacionadas con i. El resultado evidencia que la media de los valores de
será igual a la media de I por el factor de proporcionalidad.
Artículos • Antonio Jesús Acevedo Blanco, Violante Martínez Quintana
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AnexoII:otrosresultadosdeinterésnoabordadoseneltexto.
Mapa 4: Mapa por Áreas Territoriales de Empleo de TEAS/DENOS.
Fuente: Elaboración propia con GeoDa a partir de IECA.
Mapa5:MapaporÁreasTerritorialesdeEmpleodetotaldeSubsidiadosparaTEAS.
Fuente: Elaboración propia con GeoDa a partir de IECA.
Anduli • Revista Andaluza de Ciencias Sociales Nº 22 - 2022
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Mapa 6: Mapa municipal de total perceptores para TEAS.
Fuente: Elaboración propia con GeoDa a partir de IECA.
Mapa7:MapabasedeAndalucíaProyectadoconGeoda.
Fuente: Elaboración propia con GeoDa.
Artículos • Antonio Jesús Acevedo Blanco, Violante Martínez Quintana
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Tabla5:DistribuciónTerritorialdeSubsidioparaTEASyRentaAgraria.
Fuente: Elaboración propia a partir de Anuarios Estadísticos del Ministerio de Trabajo
y Economía Social.