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Anduli
Revista Andaluza de Ciencias Sociales
ISSN: 1696-0270 • e-ISSN: 2340-4973
POBREZA CAMPESINA, INSEGURIDAD
ALIMENTARIA Y AUTOCONSUMO DE MAÍZ
RURAL POVERTY, FOOD INSECURITY AND CORN’S
AUTOCONSUMPTION
Gilberto Aboites-Manrique
Universidad Autónoma de Coahuila,
México
g_aboites@yahoo.com.mx
Orcid: https://orcid.org/0000-0003-1039-8449
Marco-Antonio Pérez-Méndez
Universidad Autónoma Metropolitana,
Iztapalapa, México
marcoa.perez@economistas.com
Orcid: https://orcid.org/0000-0002-0119-6637
Resumen
En esta investigación se identicó la
pobreza campesina con base en los li-
neamientos de la ONU y las estadísticas
ociales mexicanas. Se estimó la evolu-
ción de la pobreza campesina y los hoga-
res que realizan autoconsumo de 1992 a
2018. Se encontró, por medio del análi-
sis de la evolución de la desigualdad y
el uso de herramientas distributivas que
el autoconsumo ha perdido relevancia
en las fuentes de ingreso de los hoga-
res campesinos en pobreza. Por medio
de un modelo de regresión basado en la
descomposición de la desigualdad se co-
rroboró que el autoconsumo ha disminui-
do su proporción dentro de las fuentes
de ingreso de los hogares campesinos
aun cuando aumenta la pobreza.
Palabras clave: Autoconsumo, Pobre-
za, Desigualdad, Campesinos, fuentes
de ingreso.
Abstract
In this research, rural poverty was
identied based on United Nations
guidelines and ofcial Mexican statistics.
We then analyzed the evolution of rural
poverty and households that rely on
self-consumption from 1992 to 2018. It
was found, through this analysis of the
evolution of inequality and distributive
tools, that self-consumption has lost
relevance as a source of income for
poor rural households. By means
of a regression model based on the
decomposition of inequality, it was
conrmed that self-consumption has
decreased within the sources of rural
household income even when poverty
has increased.
keywords: Self-consumption, poverty,
inequality, peasants, income sources
Cómo citar este artículo/citation: Aboites-Manrique, Gilberto & Pérez-Méndez, Marco-Antonio (2022).
Pobreza Campesina, Inseguridad Alimentaria y Autonconsumo de Maíz. ANDULI 22 (2022) pp. 65–85.
http://doi.org/10.12795/anduli.2022.i22.04
Recibido:15.05.2021. Aceptado: 10.06.2021 Publicado: 31.07.22
DOI: http://doi.org/10.12795/anduli.2022.i22.04
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1. Introducción
La Declaración de los derechos de los campesinos y otras personas que trabajan en
las zonas rurales y su relación con los Recursos para la Alimentación y la Agricultura,
fue aprobada en Naciones Unidas el 28 de septiembre de 2018 y en el Artículo 15 es-
tablece que: primero, “los campesinos tienen derecho a una alimentación y nutrición
adecuadas”; segundo, “los Estados velarán por que puedan acceder en todo mo-
mento, tanto desde un punto de vista material como económico, a una alimentación
suciente y adecuada que esté producida y sea consumida de manera sostenible y
equitativa, respete su cultura, preserve el acceso de las generaciones futuras a la
alimentación y les garantice una vida digna y satisfactoria”. Además, en su Artículo
19 señala que “los campesinos y otras personas que trabajan en las zonas rurales
tienen derecho a las semillas de conformidad con el artículo 28 de la presente De-
claración. Este derecho engloba: a) El derecho a proteger los conocimientos tradi-
cionales relativos a los recursos togenéticos para la alimentación y la agricultura...”
(United Nations 2018: 11, 15), entre otros.
Lo anterior se entiende como una declaración de carácter normativo que hace refe-
rencia a un marco ético y moral a partir del cual los estados nación deberían impulsar
políticas y programas que hagan realidad tales ideales, sin embargo, para ello es ne-
cesario dimensionar cuántos campesinos hay, en cuántos hogares viven y conrmar
si al disminuir el autoconsumo y la resiembra de maíz se impacta en la condición de
pobreza de los hogares y en particular en la seguridad alimentaria del hogar.
La literatura socioeconómica asume que el hogar campesino impulsa diversas es-
trategias que le aseguran la reproducción física de los integrantes del hogar, desta-
cando el autoconsumo, la resiembra y la maximización de la fuerza laboral, lo cual
implica que la trayectoria de vida de los individuos está mediada por consideraciones
generales propias del hogar.
En este documento se analiza la magnitud de la caída en el autoconsumo de maíz
en los hogares de México entre 1992 a 2018 lo cual de conrmarse se interpreta
en el sentido de un aumento en el uso de semillas de maíz mejoradas y, entre sus
consecuencias se encuentra el incremento en los niveles de pobreza de los hogares
campesinos, particularmente en la inseguridad alimentaria.
El enfoque evolucionista permitió analizar la dinámica del hogar campesino. La uni-
dad de análisis es el individuo situado en el contexto del hogar, mismo que se com-
pone de individuos, bienes materiales e inmateriales. Bajo esta perspectiva la noción
individuo remite a agentes (Dopfer & Potts, 2010: 2-3) que participan de la vida social
y económica adoptando y construyendo reglas, son tomadores y usuarios de reglas
que están dadas y que también construyen con su acción, lo que signica que se
concibe un sistema centrado en la acción más que en las decisiones individuales
y por ende ja la atención en el “sistema de nes y medios” (Huerta de Soto, 2011:
244).
El hombre más que asignar medios dados a nes también dados (enfoque neoclási-
co) busca constantemente nuevos nes y medios, aprendiendo del pasado y usando
su imaginación para descubrir y crear (mediante la acción) el futuro. Mediante prue-
ba y error el individuo construye preferencias en el contexto de información parcial,
incertidumbre y una tecnología que puede adquirir y usar para transformar su medio
y realidad. Así, las preferencias dependen del contexto y son endógenas (Llamas et
al, 2012: 178).
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La razón, las emociones y la cultura son dimensiones que intervienen en el proceso
de elección, vista como parte de un proceso interactivo de interdependencia, caos
y elección; donde aprenden a usar lo que ya saben, aprenden a darse cuenta de lo
que no saben y aprenden a aprender lo que necesitan saber utilizando un esquema
llamado diseño iterativo (Gharajedaghi, 2006: XIX-XX). En el sentido de los medios
empleados, se pueden observar conductas racionales, pues los nes como tales no
se calican.
Se visualiza al individuo inmerso en un mundo de relaciones económicas y sociales
cargado con capacidades como su raciocinio y el conocimiento adquirido y acumu-
lado (Schutz, 1974), que permite procesar la información a la que accede, siempre
parcial e inevitablemente ltrada por las emociones que porta (Elster, 2002).
Se asume que la elección individual, en tanto que acción humana, puede interpretar-
se como racional, emocional y cultural diferenciándose de la perspectiva neoclásica
que interpreta el comportamiento humano a partir de considerar individuos guiados
por la razón (una sola regla) y representados por un solo modelo de agente; donde
los fenómenos sociales son agregados individuales, se explican por y desde indivi-
duos (reduccionismo), lo cual es diferente al evolucionismo pues consideran posibi-
lidades diversas de comportamiento, incluyendo la razón y por ende no hay un solo
tipo de agente (Charles-Leija et al, 2019: 21) y al considerar la noción de sistema
puede desligarse del reduccionismo apelando a la noción de “propiedades emergen-
tes” (Hodgson, 2005: 108), referente a la estructura autogeneradora y auto manteni-
da en los sistemas vivos, mismo que retoma Gharajedaghi y de la cual se vale para
explicar la autogeneración de los sistemas (Gharajedaghi, 2006: 58).
La elección racional (por ejemplo, la búsqueda del provecho propio) reeja valores
instrumentales (extrínsecos) y es adversa al riesgo. La elección emocional se en-
cuentra en el dominio de la pasión; la elección emocional no es adversa al riesgo y
trata con valores (intrínsecos) de formas de comportamiento y la cultura dene los
valores éticos y las instituciones de la comunidad de la que forma parte el tomador de
decisiones, acotando el proceso de decisión (Gharajedaghi, 2006: 35-36; Charles-
Leija et al, 2019: 21).
De acuerdo con Dopfer y Potts (2010: 2-4) se dene la evolución económica como
el proceso de coordinación y cambio de reglas. ¿Cuáles reglas? Las vinculadas al
conocimiento (de entrada, técnico y social, pero incluye a todos los conocimientos
que permitan reproducir el sistema). El uso de esas reglas propicia iterativamente la
posibilidad de transformarlas, cambiando el escenario y los actores. Gharajedaghi
(2006: 91-93) indica que la iteración es la clave para comprender la complejidad.
Stephen Wolfram (2002) mostró cómo un proceso iterativo de aplicación de reglas
simples es el núcleo de la misteriosa capacidad de la naturaleza para producir fenó-
menos complejos sin esfuerzo.
Se entiende por hogar a la organización social de uno o más individuos que per-
mite su reproducción social, física y emocional, es decir satisfacer las necesidades
primordiales, para lo cual los individuos acceden a diferentes bienes y servicios y
generan diversas interacciones entre ellos y de ellos con los bienes y servicios a su
disposición. El hogar tiene una base biológica que al paso de los años se convirtió en
institución, es decir en un proceso reiterado de interacciones sociales por las cuales
se identican comportamientos que cumplen un n (visión funcionalista del hogar/
familia).
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Llamas (2012) introduce la idea de conceptuar al hogar como un sistema complejo
y abierto. Los elementos del sistema son los individuos y los bienes materiales e
inmateriales con los que se relacionan, siendo esas relaciones las que estructuran
al hogar y le caracterizan. La reproducción del sistema es el objetivo y ello implica la
mejora en las condiciones de vida de los miembros, de manera que cada uno pueda
realizar sus planes de vida lo cual, como se señaló, supone el benecio del sistema
y de sus partes.
El hogar tiene un comportamiento adaptativo en la observancia de reglas elemen-
tales en la toma de decisiones de acuerdo con recursos cognitivos limitados. Entre
estas se encuentran las prescripciones éticas que gobiernan las acciones hacia y
con los otros o sea las normas sociales desde las cuales las acciones son evaluadas
por el actor y respaldadas por la sanción social. En el hogar se toman decisiones
y realizan acciones con fundamento en información limitada e incluso acotada por
consideraciones, éticas, morales y culturales que dan identidad y denen los rasgos
que en conjunto delimitan lo que es ser parte de esa organización, expresando los
integrantes del hogar acciones racionales, emocionales o culturales (Llamas, et. al.,
2012: 179).
Visto como un sistema, cada integrante y cada parte se relaciona entre sí ocasionan-
do que un cambio desparrame sus efectos sobre la totalidad del sistema en grado y
forma diferente. El sistema hogar/familia tiene control respecto de algunas variables
o elementos que lo afectan, mientras que sobre otros no, sin embargo, cuanto me-
nos controlables más predecibles se vuelven y ello condujo a la primera regla para
manejar sistemas abiertos: el imperativo de predecir y prepararse, esto es, predecir
el medio ambiente y preparar el sistema para interactuar con él.
2. Campesinos en México
En las ciencias sociales es un lugar común asumir que hay una diferencia fundamen-
tal entre economía campesina y agricultura empresarial (Chayanov, 1966; Cepal,
1981; Schejtman, 2008; Schneider, y Cassol, 2013; Maletta, 2004 y 2011; Carmag-
nani, 2008), misma que remite a las lógicas de producción y reproducción con las
que cada cual actúa. La unidad campesina busca la reproducción familiar, mientras
que la empresarial pretende la optimización de su capital. Las lógicas de producción
van hacia distintos objetivos: la unidad campesina maneja un sistema de policultivo,
es decir, maneja una variedad de alimentos en la unidad de producción, mismos que
sientan las bases materiales para que ocurra el autoconsumo y, esa práctica redunda
en garantía de la sobrevivencia (Bartra, 2006, 2007 y 2007a), en cambio la agricultu-
ra empresarial se especializa en un determinado cultivo dedicado a nes mercantiles,
de ahí que prevalezca el monocultivo como estrategia de optimización económica.
En Pérez (2008) se puede encontrar un aporte sobre la transferencia que podría
ocurrir si esta lógica se cambiará a la de maximización de benecios empresariales.
El cultivo adquiere signicados sociales diferentes en uno y otro modelo; entre los
campesinos se asocia con la cultura de la sobrevivencia familiar, mientras que en
la unidad empresarial prevalece el criterio de la ganancia y no existe de entrada
inconveniente en cambiar de cultivo hacia aquellos que ofrezcan una mayor utilidad,
mientras que entre los campesinos la velocidad del cambio está marcada por la so-
brevivencia, lo cual es un recordatorio vivencial de que al cambiar se corren riesgos.
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La actividad productiva de las unidades campesinas presentan características cen-
trales que enmarcan una particularidad: la producción no se separa de las activida-
des domésticas y el empleo de mano de obra es predominantemente familiar, así
es importante tomar en cuenta la composición y el tamaño de la familia, porque con
base en ello se realiza la repartición de actividades que cada miembro cumple, cir-
cunstancia que remite a la edad y el sexo; en dicha labor el jefe de la unidad domés-
tica asigna la ocupación a cada integrante de acuerdo con la fuerza de trabajo que
disponga, por tanto el núcleo familiar es la estrategia primordial para la producción
y sobrevivencia y, el jefe(a) del hogar rural funge como padre y patrón; Carmagnani
habla de “la autoridad coercitiva del jefe de familia” (Carmagnani 2008: 45), es decir
que no sólo organiza y gestiona los recursos al interior de la familia sino también la
producción.
Chayanov (1966) mostró que había diferencias entre ambos sistemas de produc-
ción, destacó elementos que marcaban las diferencias fundamentales mismas que
responden a las preguntas de qué, cómo y para qué producir; interrogantes que en-
marcan la lógica económica de ambas formas de producción. Por esta razón, cuando
Schejtman (2008) realizó el estudio que lo llevó a construir la tipología de productores
del agro mexicano, analizó las particularidades de la economía campesina a través
del carácter familiar de la unidad productiva, señalando el compromiso irrenunciable
con la fuerza de trabajo familiar, la intensidad del trabajo, el carácter temporalmente
mercantil de la producción campesina, la indivisibilidad del ingreso familiar, el ca-
rácter intransferible de la mano de obra familiar, la tecnología intensiva en mano de
obra, la pertenencia a un grupo territorial, las diferencias que denen a cada forma
de producción empresarial y campesina y la forma particular de internalizar el riesgo
(CEPAL, 1981; Schejtman, 2008).
En la Declaración de los Derechos de los campesinos y otras personas que trabajan
en las zonas rurales y su relación con los Recursos para la Alimentación y la Agricul-
tura, en el Artículo 1 se estableció que:
“… se entiende por “campesino” toda persona que se dedique o pretenda dedicar-
se, ya sea de manera individual o en asociación con otras o como comunidad, a la
producción agrícola en pequeña escala para subsistir o comerciar y que para ello
recurra en gran medida, aunque no necesariamente en exclusiva, a la mano de
obra de los miembros de su familia o su hogar y a otras formas no monetarias de
organización del trabajo, y que tenga un vínculo especial de dependencia y apego
a la tierra. [Estipula además que] la Declaración se aplica a toda persona que se
dedique a la agricultura artesanal o en pequeña escala, la siembra de cultivos, la
ganadería, el pastoreo, la pesca, la silvicultura, la caza o la recolección, así como
a las artesanías relacionadas con la agricultura u otras ocupaciones conexas en
una zona rural. También se aplica a los familiares a cargo de los campesinos... se
aplica también a los pueblos indígenas y las comunidades locales que trabajan la
tierra, a las comunidades trashumantes, nómadas y semi_nómadas y a las perso-
nas sin tierra que realizan tales actividades … se aplica, además, a los trabajado-
res asalariados, incluidos todos los trabajadores migrantes, independientemente
de su situación migratoria, y los trabajadores de temporada, que estén empleados
en plantaciones, explotaciones agrícolas, bosques y explotaciones de acuicultura
y en empresas agroindustriales” (United Nations 2018: 5).
De lo anterior desprendemos los siguientes criterios de diferenciación del campesino:
1) Dedicarse a una actividad económica, con efectos y consecuencias en ámbitos
sociales diversos, como la producción agrícola; a lo cual se le da un sentido muy
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amplio, esto es, la siembra de cultivos, la ganadería, el pastoreo, la pesca, la silvicul-
tura, la caza o la recolección, así como a las artesanías relacionadas con la agricul-
tura u otras ocupaciones conexas. 2) Dicha actividad se realiza con mano de obra de
su familia u hogar y mediante otras organizaciones del trabajo, pero mediante formas
no monetarias. 3) La actividad ocurre en un espacio llamado zona rural. 4) Abarca
a los trabajadores asalariados empleados en plantaciones, explotaciones agrícolas,
bosques y explotaciones de acuicultura y en empresas agroindustriales. Y nalmen-
te, 5) por extensión incluye a los familiares a cargo de los campesinos.
A lo anterior, se agrega como fundamental el criterio del “autoconsumo” pues repre-
senta un elemento que materializa una de las estrategias ampliamente utilizadas
para garantizar la reproducción física y cultural del campesino y su familia. El auto-
consumo campesino ha sido un tema de interés académico y de política social (Wolf
y Cirlot, 1971; Cepal, 1981). Se le conceptúa como parte de un modelo tradicional
de producción y consumo en permanente transformación (Vaz, Nijkamp & Rastoin,
2009); relevante en los países en desarrollo por la preponderancia de su sector pri-
mario y porque es directa la vinculación con las condiciones de crisis económica y
pobreza que enfrentan los hogares (OCDE, 2002); de ahí que se interprete como
estrategia de sobrevivencia en el hogar (Reyes et. al., 1974; SAGARPA-FAO 2014;
Álvarez, Mancilla & Cortés, 2007). Es tan importante el rubro autoconsumo que está
considerado como la característica del Estrato 1 en que SAGARPA (2018) dividió a
los productores del país.1
De conformidad con diferentes autores la información estadística disponible para
trabajar el tema de los campesinos es complicada porque la información es parcial,
discontinua, obsoleta y no es accesible a nivel microdatos (Aboites, 2020, Carmag-
nani, 2008, p.47; FAO-SAGARPA, 2008; Reyes et. al., 1974: 189), de ahí que en
este documento se trabajará con la información de la Encuesta Nacional de Ingreso
Gasto del Hogar (ENIGH) (1992-2018), misma que tiene representatividad estadís-
tica a nivel nacional y que a partir del 2008 también la tiene a nivel estatal, además
de rural/urbano.
En diferentes apartados de la Encuesta Nacional de Ingreso Gasto (ENIGH 2018)
encontramos precisiones y deniciones del autoconsumo. En la Tabla AGRO se en-
cuentra #48 autocons: Autoconsumo del hogar cuya denición es el valor estimado
en pesos de la producción que destinó el informante para el consumo del hogar. En
la Tabla GASTOSHOGAR, la variable #4 tipo_gasto, representa el tipo de gasto,
que se clasica entre gasto monetario y no monetario. Por último, la opción “G3” se
reere al “consumo por parte del hogar, de los bienes producidos o comercializados
por alguno de sus integrantes, incluyendo el consumo de los bienes provenientes
de las actividades agropecuarias, manufactureras y el consumo de bienes en esta-
blecimientos comerciales que son propiedad de algún integrante del hogar y por los
que no se ha pagado ningún valor. La estimación la realiza el propio informante con
1 Estratos de apoyo del PROAGRO productivo en 2018
Estrato 1. Autoconsumo
Estrato 2. Transición
Estrato 3. Comercial. De 20 ha. hasta 50 ha. de temporal y de más de 5 hectáreas hasta 12.5
hectáreas de riego
Estrato 4. Comercial. Comercial de 50 a 80 ha de temporal y de más de 12.5 a 80 ha de riego
Estrato 5. Forrajeros
Estrato 6. Reincorporación /incorporación
10 principales cultivos (maíz, frijol, trigo, sorgo, arroz, soya, algodón, cártamo, cebada y avena).
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base en el valor en el mercado a precio de menudeo de los productos y/o servicios
tomados” (INEGI 2015: 53-54).
De lo anterior destaca que el acto de consumir en el ámbito del hogar se da sin me-
diación de una transacción monetaria, incluyendo bienes del sector primario o secun-
dario; no hay por ende una demarcación entre rural y urbano, ni entre autoconsumo
campesino y no campesino, toda vez que la ENIGH remite a información del gasto
en los hogares y no a las unidades de producción. En sintonía con esa denición la
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE, 2002) ejem-
plica el concepto con la siguiente lista:
La producción de productos agrícolas y su posterior almacenamiento; La reco-
lección de bayas u otros cultivos no cultivados; silvicultura; Corte de madera y
recogida de leña; Caza y pescar.
La producción de otros productos primarios como la extracción de sal, el corte de
turba, el suministro de agua, etc.
La transformación de productos agrícolas; La producción de grano por trilla; la
producción de Harina por molienda; El curado de pieles y la producción de cuero;
La producción y conservación de carne y productos de pescado; La preservación
de la fruta por secado, embotellado, etc.; la producción de productos lácteos
como mantequilla o queso; la producción de cerveza, vino o bebidas espirituo-
sas; la producción de cestas y esteras; etc.
Otros tipos de procesamiento, tales como tejidos, confecciones y sastrería, la
producción de Calzado, producción de cerámica, utensilios o bienes duraderos,
fabricación de muebles o mobiliario, etc.
Ahora bien, de ese conjunto de bienes y servicios, siguiendo lo señalado por Bar-
tra (2006: 303), en este trabajo únicamente se considerarán parte del autoconsumo
campesino aquellos artículos que son alimentos y que no están procesados, es decir
productos susceptibles de ser consumidos por la familia campesina y que, además,
pueden ser conservados sin requerir procesamiento industrial, este es el caso del
maíz y el frijol.
3. Identicación de campesinos con autoconsumo de maíz
Con base en los criterios de identicación mencionados, se calcula el número de
campesino en México de 1992 a 2018. Dentro de estos, se identica al grupo de
campesinos que realizan, de manera frecuente, el autoconsumo. Dentro de estos
últimos, a aquellos que como parte del autoconsumo se encuentra la producción y
autoconsumo de maíz. Se observa en el cuadro 1 que, de acuerdo con la hipótesis
planteada, el autoconsumo y la resiembra de maíz ha perdido relevancia, pasando
de un 9% de la población total en 1992 a un 4% en 2018. Aunque los últimos años
parece mostrar un repunte, pues en 2010 los campesinos con autoconsumo de maíz
representaban el 3% del total nacional, esto puede deberse a las condiciones pro-
ductivas del sector agrícola y al uso de semilla mejorada.
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Cuadro 1. México. Autoconsumo, campesinos y Maíz. 1992-2018.
Año Autoconsumo
Rural Campesinos campesino con
autoconsumo
campesino con
autoconsumo de
maíz
1992 19,310,293 15,899,672 11,292,484 8,136,012
55.8% 26.9% 17.8% 9.4%
1994 19,494,699 16,858,499 11,908,143 7,281,614
50.9% 28.0% 18.4% 8.1%
1996 14,805,442 18,306,552 10,211,711 4,530,236
36.6% 25.8% 13.3% 4.8%
1998 12,384,092 16,535,859 7,488,524 3,457,475
33.2% 17.4% 7.9% 3.6%
2000 12,487,970 20,526,211 9,733,186 4,071,987
32.6% 20.9% 9.9% 4.1%
2002 11,920,779 19,111,725 8,562,514 3,705,362
31.0% 19.0% 8.5% 3.7%
2004 9,740,283 15,895,886 6,309,664 3,281,581
25.2% 15.4% 6.1% 3.2%
2006 11,067,784 18,122,504 7,002,288 3,476,445
27.1% 16.7% 6.5% 3.2%
2008 10,959,537 20,391,420 8,146,105 3,405,633
23.9% 18.3% 7.3% 3.1%
2010 8,323,839 11,882,019 4,609,938 3,447,001
19.4% 10.4% 4.0% 3.0%
2012 11,372,848 15,072,687 6,534,241 5,045,320
25.8% 12.9% 5.6% 4.4%
2014 10,794,919 13,461,945 7,076,611 5,428,058
24.0% 11.2% 5.9% 4.5%
2016 10,976,056 12,560,796 6,505,103 5,162,446
23.8% 10.2% 5.3% 4.2%
2018 11,540,169 12,124,135 6,347,934 5,051,252
23.6% 9.7% 5.1% 4.0%
Fuente: Elaboración propia con base en ENIGH 1992-2018
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En el gráco 1 se observa la tendencia planteada en la hipótesis general, ya que el
autoconsumo ha perdido relevancia, no solo en el porcentaje de campesinos que
realizan autoconsumo de maíz, sino en general en todo el sector campesino.
Gráco 1. México. Autoconsumo campesino. 1992-2018. (Porcentajes)
Fuente: Elaboración propia con base en ENIGH 1992-2018
Al mismo tiempo, se identicaron a estos grupos poblacionales desde la óptica de la
pobreza. Pobreza extrema y pobreza total se corresponden con las líneas de bienes-
tar mínimo y bienestar, construidas por Coneval, desde la perspectiva de la pobreza
por ingresos. En particular, y dado que la metodología de ingreso de Coneval no es
reproducible para años anteriores a 2008, se emplea la metodología de ingreso pro-
puesta por el Comité Técnico para la Medición de la Pobreza de SEDESOL (2002).
Dentro de las recomendaciones del propio Comité Técnico (2002) se incluían la ac-
tualización de las canastas y la incorporación de las escalas de equivalencia. Por
ello se emplea la metodología de ingreso del Comité Técnico de SEDESOL (2002)
por ser reproducible para todo el periodo de estudio y se utilizan, como parte de las
recomendaciones del propio Comité, el uso de las líneas de bienestar de Coneval
(2010), lo que reeja la actualización de las canastas de consumo y las líneas de
pobreza. Esto permitió obtener estimaciones de pobreza por ingresos, tanto extrema
como total, para los grupos poblacionales de interés consistentes para todo el perio-
do de estudio.
La construcción del ingreso de los miembros del hogar brinda la posibilidad de iden-
ticar, no solo las fuentes, sino el tipo de ingreso que perciben. El ingreso de los indi-
viduos se compone de dos grandes tipos, ingreso monetario y no monetario. Dentro
del primero se encuentra el ingreso por trabajo, por negocio propio, por transferen-
cias y por rentas; en el segundo se encuentra el ingreso por autoconsumo, pagos
en especie, regalos en especie y alquiler. De esta manera se realiza una estimación
sobre la importancia del autoconsumo campesino, en general, y sobre los hogares
campesinos que realizan autoconsumo de maíz, en particular.
La construcción del ingreso de los hogares, por medio de esta metodología, per-
mite clasicar y cuanticar a los grupos poblacionales de interés para la presente
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• 74 •
investigación. Muestra, por medio del cuadro 2 que, efectivamente, el autoconsumo
disminuyó considerablemente a pesar de los vaivenes que muestran las estimacio-
nes de pobreza. En particular el autoconsumo de maíz ha mostrado una caída de
3.4% a 1.5% en la población en pobreza extrema y de 6.4% a 2.8% en la población
en pobreza total.
Cuadro 2. México, autoconsumo, campesinos y Maíz por condición de pobreza. 1992-2018.
(Porcentajes)
Campesinos Autoconsumo Autoconsumo de Maíz
Año Pobreza
extrema
Pobreza
Total
Pobreza
extrema
Pobreza
Total
Pobreza
extrema
Pobreza
Total
1992 9.3 18.5 6.5 12.4 3.4 6.4
1994 9.5 20.2 7.3 10.7 2.9 5.9
1996 12.2 20.6 6.9 10.9 2.1 3.6
1998 9.7 14.2 5.1 6.7 1.7 2.6
2000 9.4 16.6 4.5 7.9 1.7 3.1
2002 6.6 14.1 3.1 6.5 1.2 2.5
2004 5.2 10.5 2.6 4.3 1.1 2.1
2006 4.0 10.2 1.6 4.0 0.6 1.7
2008 5.7 12.3 2.7 5.3 1.2 2.3
2010 4.0 7.4 1.8 3.0 1.3 2.2
2012 4.4 8.7 1.9 3.9 1.6 3.2
2014 4.4 8.0 2.6 4.3 2.1 3.3
2016 3.0 6.4 1.8 3.7 1.5 3.0
2018 2.8 5.8 1.7 3.3 1.5 2.8
Fuente: Elaboración propia con base en ENIGH 1992-2018
Estimaciones previas, mostraron que la tasa de pobreza rural se encontraba en fran-
co declive hasta antes de 2006 (Hernández Laos, 2009) derivado, fundamentalmen-
te, de los efectos redistributivos observados en la década precedente. Sin embargo,
la crisis internacional de 2008 ocasionó estragos en la economía mexicana y, cuyos
efectos regionales han sido ampliamente estudiados por Pérez (2018), generó que la
década previa se congurara como una década perdida en el combate a la pobreza
(Pérez, 2018) fundamentalmente, por los retrocesos que ocasionó sobre la distribu-
ción del ingreso de los hogares. Al respecto Sánchez y García (2019) remarcan la
necesidad de un ajuste estructural en el diseño de políticas macroeconómicas enfati-
zando las divergencias entre los diversos resultados productivos y su impacto sobre
la población pobre de México.
Al observar el incremento en la tasa de pobreza, para 2008, no se encuentra corres-
pondencia con la rigidez del autoconsumo de maíz. Lo que permite plantear la hipó-
tesis central de la presente investigación. Se demuestra, por medio de la estadística
ocial, que efectivamente el autoconsumo y la resiembra de maíz pierde relevancia
aun cuando se incrementa la pobreza. El gráco 2 sugiere que la tendencia a la baja
del autoconsumo, tanto campesino como de aquellos hogares que realizan autocon-
sumo de maíz, es un fenómeno que se gesta desde el inicio del periodo de estudio.
Artículos • Gilberto Aboites Manrique, Marco Antonio Pérez Méndez
• 75 •
Gráco 2. México. Autoconsumo campesino por condición de pobreza. 1992.2018.
(Porcentajes)
Fuente: Elaboración propia con base en ENIGH 1992-2018
La hipótesis central de la presente investigación es que el autoconsumo y la resiem-
bra de maíz han perdido relevancia en los hogares mexicanos mientras aumenta la
pobreza. Esta relación se esboza por medio del gráco 3, en el que se muestra la
evolución de la tasa de pobreza extrema rural y la tasa de individuos campesinos que
realizan autoconsumo de maíz.
Gráca 3. México. Pobreza extrema rural y campesinos con autoconsumo de maíz. 1992-
2018. (porcentajes)
Fuente: Elaboración propia con base en ENIGH 1992-2018
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Se observa que, a pesar de la tendencia es bajista, tanto en la tasa de pobreza
extrema rural como del porcentaje de individuos con autoconsumo de maíz, los
vaivenes de la tasa de pobreza no generan variaciones en el autoconsumo. Se
podría esperar que, durante la crisis internacional de 2008, las tasas de pobreza
aumentaran, tal como sucedió, y acompañado de este incremento, se generara
un incremento del autoconsumo de maíz, para compensar la pérdida de ingreso.
Sin embargo, no fue así, se puede observar que, aún en la crisis de 2008, el au-
toconsumo parece invariante. Lo mismo sucede con la crisis de 1994, a pesar del
incremento en las tasas de pobreza, el autoconsumo mostró un comportamiento
contrario. Resultados similares encontró Pérez (2018) al identicar que las regio-
nes más pobres de México no parecen inmutarse ante crisis económicas, pareciera
que aquellas regiones altamente pobres han alcanzado un estado estacionario de
la pobreza. En particular, parece que la pobreza extrema rural y el autoconsumo de
maíz sufren de tal estado estacionario.
Para dar seguimiento a la hipótesis planteada, se propone explorar el ingreso de los
campesinos con autoconsumo de maíz para indagar sobre los motivos que han oca-
sionado la pérdida de relevancia expuesta. Por medio de herramientas del análisis
distributivo encontramos evidencia que permite identicar a la pérdida de relevan-
cia como resultado del aumento en el uso de semillas de maíz mejoradas y, entre
sus consecuencias se encuentra el incremento en los niveles de pobreza de los
hogares campesinos, particularmente en aquellos relacionados con la inseguridad
alimentaria.
4. Herramientas distributivas para el análisis del ingreso de
los campesinos con autoconsumo de maíz
Dentro de los instrumentos empleados se encuentra la familia de índices generaliza-
dos de entropía (GE(θ)) los cuales son sensibles a distintas secciones de la distribu-
ción. El índice GE(θ) enfatiza la concentración del ingreso en función del valor de θ.
El parámetro θ puede tomar 4 valores θ {−1, 0, 1, 2}. Así cuando toma valor θ = −1
el índice es sensible a las diferencias entre la parte baja de la distribución y la parte
alta (Jenkins, 1991, p. 31); cuando θ = 0, el indicador toma la forma de la desviación
media de los logaritmos y mide la desviación promedio entre la participación del lo-
garitmo del ingreso y el logaritmo del valor que representaría la igualdad perfecta en
la parte baja de la distribución (Cowell, 2011, p. 57); cuando θ = 1, el indicador toma
la forma del índice de Theil y mide la concentración a lo largo de toda la distribución;
cuando θ = 2, el indicador se conoce como la mitad del cuadrado del coeciente de
variación y es sensible a la parte alta de la distribución (Duclos y Araar, 2007, p. 68).
La familia de índices generalizados de entropía toma la siguiente forma:
Artículos • Gilberto Aboites Manrique, Marco Antonio Pérez Méndez
• 77 •
Donde Y es el ingreso individual, es el ingreso promedio y es el parámetro de
desigualdad. Para indagar los motivos que orillaron a los hogares campesinos
a disminuir la relevancia del autoconsumo, construimos el GE(1) que equivale
al índice de Theil, para poder realizar la descomposición de la desigualdad por
grupos. Esto nos permitió corroborar que el ingreso, tanto en el sector campesino
como en aquellos campesinos con autoconsumo, es mucho menos desigual que
en el resto de la población. Y a pesar de que han existido años en los que la des-
igualdad se ha disparado, como por ejemplo en 2002, se ha retomado la senda de
baja desigualdad del ingreso de los campesinos con autoconsumo. En particular,
los campesinos con autoconsumo de maíz son aquellos que muestran el menor
grado de desigualdad, lo que sugiere que el ingreso entre ellos es mucho más
homogéneo (Gráco 4).
Gráco 4. México. Índice Generalizado de Entropía ( =1). 1992.2018.
Fuente: Elaboración propia con base en ENIGH 1992-2018
A pesar del grado bajo de desigualdad, los ingresos de los grupos poblacionales
analizados son mucho más bajos que el resto de la población. La descomposición
por grupos del índice generalizado de entropía permite estimar el porcentaje que
representa el ingreso promedio del grupo entre el ingreso promedio nacional. Estos
resultados, expresados en el gráco 5 muestran que los campesinos en México
tienen un ingreso promedio que no supera el 50% del ingreso promedio nacional.
El ingreso promedio de campesinos con autoconsumo de maíz ha oscilado entre
el 33% y el 50%. Dentro de estos, aquellos en pobreza extrema no alcanza el
17% del ingreso nacional, mientras que los que se encuentran en pobreza total no
alcanzan el 27%. Esto permite esbozar que los ingresos de los campesinos con
autoconsumo de maíz, a pesar de ser muy homogéneos entre sí, están fuertemen-
te sumidos en la pobreza, ya que su ingreso se encuentra muy por debajo de la
media nacional.
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Gráca 5. México. Ingreso relativo con respecto a la media nacional. 1992-2018.
Fuente: Elaboración propia con base en ENIGH 1992-2018
La evolución de la pobreza de los campesinos con autoconsumo de maíz se puede
observar de manera gráca por medio de las curvas de pobreza planteadas por
Jenkins y Lambert (1997), las cuales brindan un resumen gráco de la incidencia,
intensidad y desigualdad de la pobreza. Este tipo de curvas sirven para identicar la
brecha de pobreza, es decir, el monto necesario para que los individuos superen la
línea de pobreza y la desigualdad implícita en ella. La forma de las curvas permite
estimar desigualdad de la pobreza. Se espera que la curva de pobreza muestre un
comportamiento lineal, en la medida en la que la curva muestra una mayor concavi-
dad, signica que alrededor de ese decil se encuentra una fuerte concentración de
la pobreza y, por lo tanto, los individuos en dicho segmento requieren de un monto
mayor para superar la pobreza. Las curvas se calculan de acuerdo con la siguiente
expresión:
Donde wi representa el factor de expansión de la muestra; z la línea de pobreza; Yi el
ingreso de cada individuo, I representa el indicador de pobreza elegido, el cual puede
ser el FGT para calcular la brecha de pobreza. Con base en esta herramienta del
análisis distributivo observamos que, por medio del gráco 6, las curvas de pobreza
extrema no muestran gran desigualdad en su composición, indican que la brecha de
pobreza de los campesinos con autoconsumo de maíz alcanza casi el 60% de dicha
población para el año 96, sin embargo para el 2018 disminuyó al 30%, esto sugiere
que a pesar de que los campesinos con autoconsumo de maíz son relativamente
muy pobres, el menor grado de desigualdad entre ellos ocasiona que la brecha de
pobreza disminuya signicativamente con los años, a pesar de los estragos que las
dos últimas grandes crisis ocasionaron sobre el ingreso.
Por el contrario, las curvas de pobreza total, si muestran un incremento de la conca-
vidad a partir del 40% menos pobre de dicha población. Se observa que la brecha
de pobreza del año 2008 incrementó considerablemente, para la población menos
pobre, alcanzando la brecha del año 2000. La curvatura del gráco 7 reeja un
Artículos • Gilberto Aboites Manrique, Marco Antonio Pérez Méndez
• 79 •
incremento de la concentración de individuos pobres y un incremento de la brecha
de pobreza para aquellos que se encuentran entre el 40% y el 80% menos pobre de
los campesinos con autoconsumo de maíz. Esto permite corroborar que, efectiva-
mente, ante incrementos en la tasa de pobreza, los campesinos con autoconsumo de
maíz no han diversicado sus fuentes de ingreso, considerando que el autoconsumo
pertenece al ingreso no monetario. Sin embargo, para el año 2018, parece que la
alta concentración, reejada en la curvatura, y la brecha de pobreza ha disminuido
considerablemente.
Gráco 6. México. Curvas de Brecha de Pobreza Extrema. 1992-2018
Fuente: Elaboración propia con base en ENIGH 1992-2018 por medio de DASP
(Distributive Analysis Stata Package)
Gráco 8. México. Curvas de Brecha de Pobreza Total. 1992-2018.
Fuente: Elaboración propia con base en ENIGH 1992-2018 por medio de DASP
(Distributive Analysis Stata Package)
Anduli • Revista Andaluza de Ciencias Sociales Nº 22 - 2022
• 80 •
Por último, y para indagar sobre el impacto de las posibles fuentes de ingreso, se
realiza una regresión basada en la descomposición de la desigualdad por fuentes de
ingreso (regression-based inequality decomposition by income components). Este
tipo de regresiones, a diferencia del enfoque tradicional, brinda la oportunidad de
identicar y estimar las aportaciones o contribuciones a la desigualdad de un con-
junto especíco de factores o fuentes de ingreso. Existen dos grandes métodos para
realizar una regresión de este tipo, el método Fields y el enfoque del valor de Sha-
pley. El método representa, en primera instancia, un modelo de regresión estándar
del tipo:
Se emplea el enfoque del valor de Shapley porque permite estimar las estimaciones
marginales esperadas de cada fuente de ingresos a la desigualdad total, esta se pue-
de medir por diversos tipos de índices y se puede ajustar una especicación lineal o
semilogarítmica (Duclos y Araar, 2006). La metodología de regresión basada en la
descomposición de la desigualdad se propuso, inicialmente, por Blinder (1973) y Oa-
xaca (1973), pero su uso se perfeccionó por las investigaciones de Morduch y Sicular
(2002) y Fields (2003), quienes expandieron el análisis incorporando descomposicio-
nes basadas en los determinantes del ingreso. El enfoque de la regresión basada
en la descomposición de la desigualdad comienza con la estimación de una función
generadora del ingreso, la cual emplea para estimar los coecientes que generan los
pesos relativos de la desigualdad ocasionado por cada variable explicativa y ha sido
ampliamente usada en el contexto mexicano (Huesca, y Ochoa, 2016 y Calderón,
Huesca y Ochoa, 2017).
El modelo de regresión basado en la descomposición de la desigualdad por fuentes
de ingreso (Cuadro 3) corrobora, estadísticamente, que el autoconsumo de maíz
ha perdido relevancia entre la población campesina. En el año 1992, el autoconsu-
mo representaba el 6.9% del ingreso de ese subconjunto poblacional, mientras que
generaba el 5% de la desigualdad del ingreso. En 2008 bajaron a 6.3% y a 3.5%,
la aportación al ingreso y la contribución a la desigualdad, respectivamente. En co-
rrespondencia con la hipótesis propuesta encontramos que, para el año 2018, el
autoconsumo de maíz entre los campesinos no representa una aportación al ingreso,
por el contrario, representa una carga entre los hogares que lo practican, pues la
participación del autoconsumo equivale al -4.6%, lo que signica que, en lugar de
representar una aportación, representa un gasto y aporta, marginalmente, un 0.9%
de la desigualdad, tal como se observó en el análisis de desigualdad.
Cuadro 3. México. Modelo de regresión basado en la descomposición de la desigualdad
campesina con autoconsumo de maíz por fuentes de ingreso. 1992,2008 y 2018. Enfoque de
descomposición del valor de Shapley
1992 2008 2018
Fuentes de
ingreso
Income
Shares
Contribución
absoluta
Contribución
relativa
Income
Shares
Contribución
absoluta
Contribución
relativa
Income
Shares
Contribución
absoluta
Contribución
relativa
constante 4.6% 0.00 0.0% 10.1% 0.00 0.0% 20.9% 0.00 0.0%
ing_laboral 33.4% 0.16 33.2% 87.0% 0.36 88.4% 48.9% 0.19 46.9%
ing_trabajo 0.0% 0.00 0.0% -20.5% 0.01 1.9% -7.8% 0.00 -1.0%
Artículos • Gilberto Aboites Manrique, Marco Antonio Pérez Méndez
• 81 •
1992 2008 2018
Fuentes de
ingreso
Income
Shares
Contribución
absoluta
Contribución
relativa
Income
Shares
Contribución
absoluta
Contribución
relativa
Income
Shares
Contribución
absoluta
Contribución
relativa
ing_negocio
propio 6.7% 0.03 6.8% 0.0% 0.00 0.0% 0.0% 0.00 0.0%
ing_renta 0.2% 0.00 0.2% 1.5% 0.01 1.6% 4.5% 0.04 9.7%
ing_transferencias 13.3% 0.07 15.2% 4.6% 0.01 2.1% 15.0% 0.04 9.7%
autoconsumo 6.9% 0.02 5.0% 6.3% 0.01 3.5% -4.6% 0.00 0.9%
pago_especie 1.2% 0.01 1.5% 0.1% 0.00 0.1% 0.7% 0.00 0.9%
regalos_especie 12.0% 0.06 13.5% 6.9% 0.03 6.4% 6.7% 0.03 6.4%
est_alquiler 21.7% 0.05 10.4% 4.1% 0.01 1.6% 15.7% 0.03 7.8%
Residuo 0.0% 0.07 14.4% 0.0% -0.02 -5.6% 0.0% 0.08 18.8%
Total 100% 0.48 100% 100% 0.41 100% 100% 0.40 100%
Fuente: Elaboración propia con base en ENIGH 1992, 2008 y 2018 por medio de DASP
(Distributive Análisis Stata Package)
5. Conclusiones
La presente investigación se enfoca en dimensionar, por medio de los criterios de
diferenciación e identicación, cuántos campesinos hay, cuántos de ellos realizan
autoconsumo y dentro de estos últimos, cuántos realizan autoconsumo y resiembra
de maíz. Conrmamos que, a lo largo del periodo de estudio, el autoconsumo ha
disminuido y ha mostrado una franca tendencia bajista, en contraposición con los
vaivenes de las tasas de pobreza. Estimamos, por medio de instrumentos del análisis
distributivo, la desigualdad y la brecha de pobreza de los campesinos con autocon-
sumo de maíz, encontramos que, aunque el ingreso que adquieren es muy homogé-
neo, en comparación con el resto de la población, la brecha de pobreza necesaria
para superar la línea de pobreza representa una proporción muy grande del ingreso.
La descomposición del índice generalizado de entropía nos permitió identicar las
aportaciones del ingreso de los campesinos con autoconsumo de maíz a la des-
igualdad total. Por medio de una regresión basada en la descomposición por fuentes
de ingreso, por el enfoque del valor de Shapley, corroboramos, estadísticamente, la
hipótesis inicial, demostrando que, en especíco para los campesinos con autocon-
sumo y resiembra de maíz, el componente de autoconsumo ha perdido relevancia en
el periodo de estudio, disminuyendo su aportación al ingreso total de los campesinos
y aumentando la tasa de pobreza. Con base en estos hallazgos corroboramos que al
disminuir el autoconsumo y la resiembra de maíz se impacta en la condición de po-
breza de los hogares y en particular en la seguridad alimentaria del hogar en México
durante el periodo 1992-2018.
Al evidenciar que; primero, la disminución del autoconsumo de maíz en la reproduc-
ción del hogar campesino, con acentuación entre los campesinos en situación de
pobreza total, aunque también en los de pobreza extrema; segundo, que la pérdida
de relevancia en el autoconsumo y resiembra de maíz entre los campesinos es un
fenómeno de larga data; tercero, que el autoconsumo mostró un comportamiento
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invariante ante las crisis i.e. un estado estacionario, por eso con las crisis no se
aprecia un aumento del autoconsumo; cuarto, que la perdida en la relevancia del au-
toconsumo de maíz entre los campesinos se liga con el aumento en el uso de semilla
mejorada y que ello se vincula también con el incremento en los niveles de pobreza
de tales hogares; quinto, que el ingreso de los campesinos no supera el 50% del
ingreso promedio nacional y que el de los campesinos con autoconsumo de maíz se
encontraba en el rango de 33% a 50% y en ambos casos con gran homogeneidad, es
decir están igual de mal; por último, que los campesinos con autoconsumo de maíz
no han diversicado las fuentes de su ingreso. Derivado de ello, puede concluirse
que avanzar en la solución de esa problemática no será fácil de resolver, ni tampoco
será resuelta en corto plazo, pues lleva mucho tiempo gestándose y los comporta-
mientos sociales y económicos que la generan están enraizados en la reproducción
de nuestra sociedad.
No obstante, se identicaron al menos dos aspectos que pueden trabajarse en es-
cenarios de tiempo cortos y no son consecutivos ni contrapuestos: uno es proveer
de semilla de maíz criolla, preferentemente de las localidades donde se encuentren
los campesinos para garantizar la viabilidad agronómica y lo otro es diversicar las
fuentes de ingreso campesino. Al respecto nada impide pensar en acentuar la vincu-
lación de miembros del hogar campesino con su inserción económica en actividades
diferentes a la agricultura, pero lo que parece central es que incrementen la diversi-
cación de actividades productivas dentro de la misma unidad de producción (policul-
tivo, integración de ganadería y/o forestería y/o acuacultura etc.) pues ello propicia
bienestar y fortalece los vínculos culturales con su cultura, además de diversicar las
fuentes de ingreso.
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