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Anduli
Revista Andaluza de Ciencias Sociales
ISSN: 1696-0270 • e-ISSN: 2340-4973
COLONIZACIÓN Y COLONIALIDAD: UN ESTUDIO DE
ALCALÁ DE GUADAÍRA
COLONIZATION AND COLONIALITY: A STUDY OF
ALCALÁ DE GUADAÍRA.
Maria Jose Lera
Universidad de Sevilla
lera@us.es
http://orcid.org/0000-0002-9320-973X
Resumen
Los procesos de colonización tienen su
continuación en el individuo colonizado,
fenómeno especialmente estudiado por
los psiquiatras Fanon y Memmi en la
década de los 60. Actualmente este fe-
nómeno es denido como colonialidad,
y está integrada por tres dimensiones:
la colonialidad del poder, del saber y del
ser. Nos preguntamos si la conquista de
Andalucía continuó en colonialidad y si
tiene consecuencias en la actualidad.
Hemos analizado tres dimensiones
(colonialidad del poder, del ser, y con-
secuencias) en una población concreta
(Alcalá de Guadaira) contando con las
fuentes bibliográcas que existen de
dicha localidad. Los resultados señalan
que es una población sin historia pre-
via a la conquista, estructurada en tra-
bajadores pobres y hacendados ricos,
con traumas colectivos, refugiada en
la familia y la religión, y sin referentes
culturales. Las consecuencias actuales
de esta colonialidad se observan en la
pérdida de su patrimonio histórico, la
conservación de una población fractu-
rada y el olvido de los traumas vividos.
La recuperación de la conciencia histó-
rica se expone como una de las claves
para superar esta colonialidad.
Palabras claves: colonización, colo-
nialidad del ser, colonialidad del poder,
Alcalá de Guadaíra, Al Ándalus
Abstract
Colonization processes have their
continuation in the colonized person, a
phenomenon studied by psychiatrists
Fanon and Memmi in the 1960s.
Currently, this phenomenon is dened
as coloniality and is made up of three
dimensions: the coloniality of power,
knowledge and being. For this study, we
wondered if the conquest of Andalusia
continued in coloniality, and if so
whether it has consequences today.
To address these issues, we analyzed
the coloniality of power and being and
their consequences in the population
of Alcalá de Guadaíra using the
bibliographic sources that exist in that
locality. The results indicate that it is a
population with no history prior to the
conquest, structured in poor workers
and wealthy landowners, with collective
trauma, sheltered in family and religion,
and without cultural references. The
current consequences of this coloniality
are observed in the loss of historical
heritage, the preservation of a fractured
population of rich and poor, and no
memory of the trauma experienced. The
recovery of historical consciousness
is identied as one of the keys to
overcoming this coloniality.
Keywords: colonisation, coloniality of
being, coloniality of power, Alcalá de
Guadaíra, Al Ándalus.
Como citar este artículo/citation: Lera, María José (2021). Colonización y colonialidad: un estudio de Alcalá de
Guadaíra ANDULI (20) 2021 pp.137-158. http://10.12795/anduli.2021.i20.08
Recibido: 02-11-2019 Aceptado: 24-09-2020 Publicado: 04.01.2021
DOI: http://10.12795/anduli.2021.i20.08
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1. Introducción
Presentamos un estudio enmarcado en las líneas teóricas de la colonialidad, entendida
como patrón de poder que emerge como resultado del colonialismo, y que genera una
colonialidad del saber y del ser en el sujeto colonizado. Las aportaciones de la psicología
al análisis de la colonialidad tienen su base en los estudios de los psiquiatras decolo-
niales Fanon y Memmi; añadimos a estos estudios las aportaciones de la psicología de
la liberación de Martin-Baró, que fundamenta la importancia de una buena conciencia
histórica y del reconocimiento de los traumas colectivos, para el desarrollo de las po-
blaciones y el bienestar psicológico. El análisis se realiza en la población de Alcalá de
Guadaira; los resultados indican que sí hay una colonialidad, que se maniesta aún
en las prácticas cotidianas, pero que especialmente tienen unas consecuencias muy
negativas en la conservación del patrimonio, y en el desarrollo pleno de la sociedad.
La colonialidad, concepto creado por Quijano, se reere a un patrón de poder que
emergió como resultado del colonialismo, y se dene por tener una estructura de
dominación basada en unas relaciones asimétricas, donde unos ejercen el control
sobre los otros (Quijano, 2007). Esta colonialidad se maniesta en un sistema de
relaciones sociales articulado desde la explotación, el control y el dominio/sumisión
y se le llama colonialidad del “poder”. Este ejercicio de poder se legitima a través
de los mensajes sociales y los discursos culturales, que generan representaciones
mentales colectivas, y crean “la colonialidad del saber” (Quijano, 2000), es decir una
superioridad epistémica, un conocimiento unos saberes que son los únicos conside-
rados como válidos.
Este sistema de superioridad /inferioridad se vive también en las experiencias coti-
dianas generando “la colonialidad del ser” (Maldonado-Torres, 2007). Esta colonia-
lidad se mantiene viva en las prácticas sociales compartidas como son nombres de
las calles, tradiciones, fechas, lenguaje, autoimagen, aspiraciones, que reejan la
inferioridad y el ser de carencias del colonizado (Fanon, 1959 /2009).
Los estudios sobre la inuencia de la colonización en el sujeto colonizado tienen sus
orígenes en la década de los 60 del siglo pasado. Los trabajos de los psiquiatras
Frantz Fanon y Albert Memmi aportaron categorías de análisis para observar los
procesos psicológicos del colonizador y del colonizado, en el contexto de la desco-
lonización francesa en las Antillas y norte de África (Argelia y Túnez). El estudio de
los procesos psicológicos a través del análisis de la experiencia cotidiana permite
observar la superioridad del colonizador frente a la inferioridad de los colonizados.
Esta colonialidad del ser forma parte de sus vivencias personales y se maniesta y
ha sido estudiada en el lenguaje, la participación ciudadana, la familia, la religión, las
aspiraciones y la escuela (Fanon, 2009; Memmi, 1969).
Si los procesos de colonización generan una colonialidad en los individuos, nos pre-
guntamos si la conquista castellana de Al Ándalus generó colonialidad en su pobla-
ción, y si tiene consecuencias en la actualidad.
2. Materiales y métodos
Se han analizado tres dimensiones: (1) la colonialidad del poder (diferencias es-
tructurales), (2) la colonialidad del ser (experiencias cotidianas) y (3) las conse-
cuencias en la actualidad. El análisis lo hemos realizado centrándonos en una
ciudad concreta, dado que permite la profundidad de conocimiento. La ciudad ele-
gida, por la información disponible y el conocimiento de las prácticas cotidianas,
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fue Alcalá de Guadaíra; ciudad de 75.000 habitantes y situada a 15 kilómetros de
Sevilla. Hemos consultado todas las fuentes bibliográcas históricas y actuales
de la ciudad disponibles en bibliotecas personales, Museo municipal, biblioteca
municipal, archivos municipales, y toda la información publicada en red. De espe-
cial relevancia como fuente de datos han sido las Memorias de Padre Flores, que
recogió información de la ciudad desde sus inicios hasta 1833 (Flores, 1833), y
la carta puebla, documento que recoge el reparto del territorio tras la conquista
(Fernández-Gómez, 2007).
Para el análisis de la colonialidad del poder hemos observado tres categorías: la
historia previa a la conquista (que es borrada), el reparto de las propiedades (usur-
pación / apropiación y diferencia de poder) y la evolución de la población que permite
observar el crecimiento (prosperidad) o decrecimiento (duras condiciones). Para el
estudio de la colonialidad del ser hemos tomado tres de las categorías indicadas
por Fanon y Memmi: la no-historia del colonizado, los valores refugio y la amnesia
cultural. Las consecuencias de la colonialidad del poder y del ser se han analizado
en: la preservación o no del patrimonio histórico, la evolución de la estructura de la
población y la atención a los traumas colectivos.
3. Resultados
Las fuentes históricas nos cuentan que el ejército cristiano (Fernando III) toma Alcalá
el 21 de septiembre de 1246; el alcalde Hamet Aben Paxat se rinde entregando las
llaves de la ciudad al representante del rey de Granada (vasallo del rey castellano)
que acompañaba a Fernando III. Posteriormente, según González-Jiménez, todo
queda igual, pues se rmarían unas capitulaciones,; así se mantiene su ley y fue-
ros, permanece la estructura de la comunidad (aljama), liderada por un conjunto de
personas de prestigio y el alcalde; se mantiene el mismo régimen scal, se respetan
sus costumbres y pueden marchar libremente (González-Jiménez, 1988: 137). Sin
embargo, esas capitulaciones nunca han sido documentadas.
3.1. Colonialidad del poder
La colonialidad del poder es una estructura asimétrica, donde el colonizador esta-
blece una red de poder y de privilegios, dejando al colonizado en una situación de
inferioridad de la que es imposible salir. Los procesos más comunes para establecer
esta diferencia de poder estructural son: (1) ausencia de historia del colonizado; (2)
usurpación de recursos, y (3) debilitamiento de la población original.
3.1.1. La Alcalá islámica-árabe-andalusí
La historia de Alcalá se remonta a miles de años atrás a la conquista y así aparece
documentada, con asentamientos de homo neandertales, sapiens, tartessos, turde-
tanos, cartagineses, romanos, visigodos y cristianos. Sin embargo, no hay referen-
cias a su pasado islámico.
Es ilustrativo el libro de “Alcalá de Guadaíra: pasado, presente y futuro” (AAVV,
1995), y como el pasado andalusí de Alcalá simplemente no existe. Un agujero negro
de 532 años, sin historia ni reconocimiento. Según García Rivero, quien sí dedica un
breve capítulo de tres páginas a la Alcalá árabe (García-Rivero, 1997: 79-83) reco-
noce que los documentos están destruidos, o fueron al reino de Granada, y de allí a
África, a la biblioteca de Tucbumtú.
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Y no sólo no existe el pasado, sino que cualquier referencia a él es negativa. Según
Leandro José de Flores en el año 713 y 714 llegó la época “triste” de la dominación
de los árabes en España (Flores, 1833, 2008). En su obra hace una introducción de
la Alcalá romana y visigoda, para saltar al 1246 y la entrada de Fernando III.
¿Pero existió o no existió algún pasado árabe-islámico-andalusí de Alcalá? A falta de
estudios que nos informen cómo era Alcalá antes de la conquista castellana tomare-
mos referencias que describen como eran las ciudades islámicas.
La ciudad andalusí (islámica, la medina) es denida como un hábitat humano don-
de hay una mezquita- aljama y un zoco que es el centro económico y funcional
donde su población y la de las aldeas de los alrededores se procuran alimentos,
ropas, enseres y servicios. Estos zocos se ubican en el centro de la aglomeración
que coincide con la mezquita. Hay un edicio, la alcazaba o alcázar donde reside
quien representa el poder, en este caso el alcaide. Además, hay baños y zonas
residenciales protegidas (torre, puerta, muro), y espacios para el tiempo de ocio
que se acostumbraba a alejarse de la ciudad, al campo, para disfrutar, pasear, u
organizar carreras de caballos (Souto-Lasala, 1995).
Observamos que en Alcalá lo más característico es su castillo, de ahí el nombre de
“Alcala” (al-qal’at القلعات o castillo), el cual fue el centro de la ciudad en su pasado
islámico. En él estaba la mezquita, el terreno para el zoco, el alcázar, los baños, el
arrabal y los muros defensivos. En palabras de Flores,” [El castillo]… con su foso,
barbacana y puentes levadizos, dos grandes plazas de armas, una profundísima
sima, hondos silos, aljibes, baños y alcázares, la mezquita, o parroquia de Santa
Maria…”, (Flores, 1833, 2008: 75). Estos elementos son igualmente señalados por
arqueólogos e historiadores, que conrman la existencia de los baños árabes -recién
descubiertos- y algunas casas (García-Fitz, 2008).
Fuera del castillo se encontraban las huertas, molinos y otras aldeas (haciendas y
cortijos) y que estaban representadas o regidas por el Alcaide que presidia el con-
sejo de ancianos (o sabios de la comunidad). Estas aldeas eran especialmente
numerosas en la zona norte llamada Zahela o iqlim al-Sahl (clima de zahela; sa-
hal ‘llano’ Iqlīm al-Sahl -s. XI, Pocklington, 2016), considerado una organización
dentro de la Cora de Sevilla. Al sur estaba la zona de Cortijena, Marchal Morón y
Benagila, y otros términos que aparecen en la carta puebla (Fernández-Gómez,
2007).
Observamos que Alcalá (el castillo) se trata de una medina situada en el centro
del territorio (desplazado hacia el norte) con el rio Guadaíra que atraviesa el terri-
torio y pasa por debajo del castillo, delimitando una zona norte más poblada que
se asocia a manantiales y regadíos, y una zona sur menos poblada y con más
extensión de territorio y asociado al secano. Las aldeas situadas en la zona del
norte y la del sur son centros de producción agroganadera (cortijos, alquerías o
haciendas) en régimen semiautónomo, centralizado en el castillo como medina y
punto de mercado y vida social. A lo largo del rio y alrededores, dada la existencia
de decenas de manantiales, se encontraban decenas de molinos hidráulicos (ver
ilustración 1).
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Ilustración 1 Distribución de las aldeas de Alcalá en el momento de repartimiento (1246).
Elaboración propia
La zona de Al Sahal al Norte, aparece recogida en el repartimiento y en las memorias
de Flores como Zahela, corresponde a un territorio llano y con muchos manantiales, y
en parte de la misma circulaba la vía romana que va desde Híspalis hasta Bassilippo
-(torre de la Membrilla, según algunos autores (García-Fernández y Pliego-Vázquez,
2004)- y que sigue hasta Antequera, que coincidiendo en parte con la carretera es la
que va desde Torreblanca a Mairena; lo que es coherente con la existencia de torres,
postas y aldeas (cortijos actuales) en la zona.
Podemos decir que -a pesar de la escasez de fuentes- Alcalá fue una ciudad islámi-
ca. Sin embargo, a pesar de la congruencia contextual y de los elementos, los inves-
tigadores no concluyen que fuese una medina, dado que las excavaciones solo lo
conrman parcialmente (Domínguez-Berenjeno, 2003; García-Fitz, 2008; González-
Jiménez, 1988), aunque efectivamente tiene todos los elementos de esta.
Esta ciudad islámica con toda su extensión y aldeas estaba regulada según el dere-
cho maliki que es el que imperaba en al Ándalus. La organización de estas ciudades
era piramidal, iniciándose en la capital del califato (o del reino de taifa), después a las
grandes ciudades, medianas, y hasta llegar a las aldeas.
Los impuestos en la sociedad andalusí se llamaban en árabe “azaque”. Este era un
pago que había que hacer por los mantenimientos y los frutos; se paga cuando se
produce la labranza, y se retira la simiente a razón de un diezmo (10% de las ga-
nancias), para aguas que llegan del cielo, fuentes o ríos; si se riega a cántaro o por
norias se paga medio diezmo (5%) (Al-Idrisi, 1799).
Las rentas del azaque eran para el mantenimiento del rey y sus ministros, la defensa
de las tierras, reparo de obras públicas, mezquitas, baños, fuentes, escuelas, maes-
tros de ellas, rescatar cautivos, y “quien esto no cumple y su azaque no paga, es
doctrina de azunna no tratarle ni enterrarle” (Al-Idrisi, 1799: 178 y 179)
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Según muchos autores, justamente uno de los grandes éxitos de al Ándalus fue sus
impuestos ligeros y su exibilidad. En palabras de Ibn Hawqal
1
:
“estuve en Al Ándalus en junio de 948, cuando estaba dirigida por Abderramán III.
La mayor parte de la tierra estaba cultivada y bien poblada. En todas partes había
agua corriente, árboles frutales y de madera, así como agua dulce. La abundancia
dominaba todos los aspectos de la vida, la diversión y la bondad y los medios para
tener salud era común para ricos y para pobres, gracias a sus ligeros impuestos, el
excelente estado de la tierra y de la riqueza de los regidores..., la abundancia de sus
tesoros y posesiones y los ingresos aduaneros de la copiosa mercancía que llega y
sale a bordo de los barcos”.
Además de haciendas y cortijos, Alcalá destacaba por la abundancia de molinos
hidráulicos en los que con la fuerza del agua molían el trigo para la obtención de la
harina, o la aceituna para el aceite. Profundizaremos en cómo se regulaban según
fuentes árabes.
La regulación de los molinos corresponde a los servicios a la comunidad, como son
los baños, los hornos y las salinas, siendo la ley consuetudinaria del lugar la que
tiene más fuerza que cualquier otra opinión de ningún jurista; predomina pues el uso
y la regulación de la propia comunidad y el molino como un servicio público o semi-
público a la misma (Camarero-Castellano, 2011: 18).
En Al Ándalus había completa libertad para que sus gentes fueran a moler el grano al
molino que eligieran. Los clientes eran (1) particulares que deseaban moler su trigo,
(2) agricultores contratados (que son los aparceros, que arrendaban la tierra de se-
cano y pagaban con una porción del trigo recogido (ya molido) en función del contra-
to rmado), (3) comerciantes que compran trigo y venden harina, (4) panaderos, que
son los clientes más importantes del molino, el molinero le vende la harina de mayor
calidad, para que el pan también sea de la mejor calidad, y (5) asalariados, son las
personas contratadas para el acarreo de la harina y el grano (arriero y mandadero) y
cobran por sus servicios.
El molinero cobraba por su servicio bien en especie (se queda con una parte del
grano y/o harina), o bien en dinero, aunque en la mayoría de las ocasiones los mo-
lineros andalusíes cobraban en grano. Hay que incluir en el coste los sueldos del
molinero, el del acemitero (quien limpia el salvado), y el del garbillador (quien criba
el grano), que eran profesionales contratados por el molinero. El molino además
daba lugar a una especialización de profesiones para su construcción y manteni-
miento, su maquinaria, sus canales y presas; de manera que carpinteros, herreros
y albañiles, eran técnicos especialistas que los reparaban, cobraban, y aseguraban
su funcionamiento.
Los molinos eran propiedad del estado o de particulares, bien por compraventa o de
propia construcción; un molino se podía comprar o alquilar, a un particular o a una so-
ciedad. En este caso, se trataba de un tipo de contrato en el que un grupo de socios
usaba el molino, por horas, por días, por semanas, etc.., discriminando quien trabaja-
ba en el molino, y quien no, a quien le correspondería solo una pequeña parte como
alquiler. Los molinos también se podían donar (habiz), y cuando un molino está aban-
donado es licito que otra persona lo reconstruya pues se comparan las corrientes de
aguas como las tierras muertas, de las que no se saca provecho, y perteneciendo
1 Ibn awqal, Kitāb ṣūrat al-arḍ, 108; trans., 108-09. Editado por Johannes H. Kramers, 2 vols.
Leiden: Brill, 1938-1939.Citado por Christys, Ann (2004) did all roads from Cordoba?
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nuevamente a la comunidad de musulmanes son concedidas a cualquier persona
que desee ponerlas en cultivo (Camarero-Castellano, 2011: 219).
Los molinos formaban parte de todo un sistema hidráulico, en armonía con las huer-
tas, y se deben construir donde no perjudiquen a otros usuarios (campesinos y otros
molineros); la regla general era que el agua primero se dedique al huerto y después
a los molinos dado que los frutales pueden secarse, y el molino solamente puede
pararse para después volver a funcionar.
Esta prioridad de las huertas respecto a la molienda no se continuó en la cristiandad.
Además, la proliferación de molinos hidráulicos en al Ándalus fue tan rápida por el
apoyo que ofrecían los juristas andalusíes para que se establezcan toda una serie
de contratos, de manera que cualquier persona individualmente o en sociedad pueda
explotar un molino como propietario o en alquiler. La gura del almotacén es quién
vigila que todo el molino funciona dentro de la legalidad. Los fundamentos jurídicos
fueron excepcionalmente benévolos para el desarrollo de la industria molinera, re-
gulado por contratos donde no puede haber usura, y se garantice la prosperidad de
la población.
Entendemos por tanto que Alcalá era una ciudad islámica regulada desde el castillo,
y compuesta por al menos 40 molinos que funcionaban en régimen de alquiler o
propiedad, y con al menos 40 unidades de producción agroganadera (cortijos y ha-
ciendas). La producción de olivo, vid, higos, las huertas y el ganado, eran la mayor
fuente de ingresos, fundamentada en un trabajo comunitario con profesionales de la
ingeniería, la piedra, la agricultura, que regulaban la producción y la manufacturación
del producto (harina, pan, aceite, vino, lana, jabón) buscando la prosperidad de las
comunidades.
3.1.2. La ocupación del territorio (1246) y el reparto de la tierra
Todo cambia un 21 de septiembre de 1246, el propio González-Jiménez conrma
que quizás no se cumplieron las capitulaciones (González-Jiménez, 1988). El repar-
timiento consistía en repartir todas las propiedades a los nuevos colonizadores; el
reparto de Alcalá se hizo en dos ocasiones, 1252 y 1280 (Fernández-Gómez, 2007).
En 1252 se repartieron 27.000 hectáreas de tierras de labor, y 6.000 hectáreas de
olivar, higueral y viñas, es decir, aproximadamente 33.000 hectáreas, lo que supera
la dimensión actual de Alcalá que son 28.700 hectáreas. No solo se repartió el terri-
torio, incluyendo todas las zonas comunales, sino todas las aldeas (que tenían torre,
llamadas borga – hacienda-), todos los cortijos (machar), así como todos los molinos
de harina y de aceite, hornos, baños, casas y toda propiedad estatal o privada.
El reparto se realiza entre “los pobladores”, a veces también denominados “solda-
dos/pobladores” (Fernández-Gómez, 2004; González-Jiménez, 1988), o “guerreros-
labradores” (García-Rivero, 1997: 84), o “colonos-soldados a modo de pobladores”
(Fernández-Gómez, 2004). Cuando detallan su nombre en árabe responde a almo-
cadenes (capitanes de infantería) y almo-gavares (tropas de choque y guerrillas), por
lo que parece que son soldados, además de ataque, un concepto alejado de pobla-
dores pacícos y labradores que muchos historiadores reejan.
El rey Fernando donó Borga-alhamar (la torre roja, 500 hectáreas), y que entendemos
que por las dimensiones y ser torre debería estar en la Zahela, a los cinco capitanes y
sus 51 soldados que participaron en la conquista (Domingo Sancho, 15 peones; Miguel
Pérez de Alcaraz y sus 6 peones; Domingo Pérez y sus 6 peones, Miguel de Vios y
sus 13; Esteban de Uclés y sus 11 peones) además de 60 casas. La torre mocha del
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castillo pasó a ser la casa del Consejo y el alcázar pasó a ser la residencia y propiedad
de los huéspedes cristianos recién llegados (García-Rivero, 1997: 92).
Además del reparto a los soldados y quedarse con las alcazabas, el rey Fernando
repartió el gran resto del territorio entre la nobleza y la iglesia. Le dio parte a su hijo el
Infante D. Enrique, para sí mismo (rey Fernando), para Pedro Pérez (canciller), Ro-
drigo Álvarez (primer alcalde cristiano), Hamet Aban Paxat (ultimo alcalde andalusí,
que le tocó un molino), Gutiérrez Suarez de Meneses, Rui López de Mendoza (cria-
do), y a Pedro de la Calzada. Las órdenes religiosas militares beneciadas fueron
la orden de Santiago (molino para el Maestre Pelay Correa), la orden de Calatrava
(molino de Cerraja y otras propiedades), la orden de San juan (molino de San Juan),
y a la orden de Alcántara (todos los molinos desde el puente a Sevilla).
En la segunda repartición en 1280 se quitó parte de estas propiedades a algunos de
los anteriores colonizadores, para volverlas a donar a los 150 nuevos “repobladores”
o tropas de asalto. Concretamente, a Pedro de la Calzada le quitó Benagila; a los
hijos de Martín Meléndez, Cortejana (quienes protestaron después), al criado (Rui
Pérez) la Membrilla (antiguo Bassilippo), a Rodrigo Álvarez la Zahela y el Frostad, y a
la orden de Calatrava Benaborra y Cerrajas, con la que se intercambiaron otras pro-
piedades de Osuna. Estos intercambios dieron lugar a muchas disputas posteriores
por la propiedad privada de la tierra (Fernández-Gómez, 2004).
Esta segunda repoblación observamos que se trata de las aldeas más alejadas. La
única excepción es el molino de Cerrajas, que fue por un motivo personal del rey
con la orden de Calatrava. Los molinos más cercanos a la población, así como las
haciendas quedaron como estaban. La nueva propiedad total que se repartió entre
150 “pobladores” o colonos, o tropas de asalto fue de 1100 hectáreas (González-
Jiménez, 1988), lo que supone una pequeña proporción respecto al reparto original.
En el siguiente mapa hemos reejado aproximadamente las propiedades repartidas
que hemos podido localizar, en la primera y en la segunda repoblación (marcada con
X, ver ilustración 2).
Ilustración 2. Propiedades del término de Alcalá y segunda repoblación (marcadas con X).
Ilustración propia.
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Para asociar los nombres que aparecen en el repartimiento con los posteriores hay
problemas, pues son muchos los nombres que se han perdido. El propio Leandro
Flores indica que esta labor la estaba haciendo D Martin de Ulloa en 1787 pero que
murió antes que la obra se publicase (Flores, 1833, 2008: 53). A falta de ello Leandro
Flores recoge sus sugerencias que hemos recogido, al igual que hemos incluido
la traducción de los nombres toponímicos (Pocklington, 2016) que especica que
Borga signica torre defensiva de aldeas con molinos, huertas, olivos, higos o vid.
Marcha, majal, son cortijos o alquerías, más dedicadas al secano, pero que también
tenían molinos y huertas.
En el mapa hemos localizado algunas, sin embargo, quedan al menos 16 aldeas o
factorías agroganaderas semiautónomas por identicar
2
, que aparecen en el reparto
y no pueden ser ubicadas.
En el mapa vemos un total de 24 propiedades, si añadimos las 16 que no se identi-
can, hacen un total de al menos 40 propiedades entre cortijos y haciendas que se
repartieron, sin contar con las fábricas de jabón, almacenes, panaderías, así como
muchos molinos que faltan por nombrar, y que solo de molinos eran al menos 40
según Flores (Flores, 1833, 2008).
Todas las propiedades fueron repartidas, dejando a la población sin medios, ni
recursos.
3.1.3. Evolución y estructura de la población
Entre otros conictos que aparecieron con el nuevo régimen fueron los impuestos,
que dicen que quedarían igual pero obviamente subieron. Si los impuestos ante-
riores eran un diezmo (el 10% de las ganancias, o 5%), ahora suponemos que era
mucho más y el objetivo de los impuestos ya no era pagar a los maestros, mantener
las escuelas, y los servicios públicos para mejorar la prosperidad de la villa; tras la
conquista los benecios iban directamente para los dueños de las propiedades, la
corona, los nobles, o las órdenes religiosas, sin una contraprestación para la comuni-
dad; a su vez, por privilegios los colonizadores sí estaban libres de pagar impuestos,
cayendo por tanto todos los deberes scales a la ciudadanía, en manos de unos
pocos señores muy poderosos.
Para observar el impacto que el reparto de propiedades tuvo en la población hemos
analizado su evolución. Hay documentación de los registros de habitantes desde el
1426 por lo que no sabemos cuántos habitantes tenía Alcalá cuando fue ocupada por
las tropas cristianas en 1246. Franco Silva expone los datos desde 1426 hasta 1519
(Franco- Silva, 1995), a estos le hemos añadido los datos procedentes de Flores en
sus memorias desde el 1600 hasta 1791 (Flores, 1833, 2008: 368), y los datos de
1800 publicados (Álvarez Rey et al., 1995). Con estos datos hemos construido una
gráca organizados en seis periodos y estimando el número de habitantes en estos
periodos (ver ilustración 3).
2 Alaquaz, Aljubet, Borgabendariz, Borgabenqoma, Borgaberros, Cuartos, Frostad, Machar abdil-
quivir, Machar alcobis, Machar axara, Machar yanco, Malix, Molino Aben Ocba, Onrata, Tocori-
cobiz, Villanova Azequilla, Borgabenaun
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Ilustración 3. Evolución de la población 1426-1889. Elaboración propia.
Observamos que se inicia con muy baja población en 1426 (menos de 1000 habitan-
tes); Alcalá lleva ya casi 200 años bajo el mandato castellano, si bien no hay datos
de cuántos habitantes tenía la ciudad cuando fue conquistada, se aprecia que tuvo
que haber un importante despoblamiento de emigración a Granada (1264) y por las
revueltas con los benimerines en 1271 (González-Jiménez, 1988).
La graca indica que la población aumentó en el siguiente periodo pasando a unos
3000 (1484 – 1495), y parece que se va asentando hasta llegar a los 4000 habitantes
en el 1533, que podría ser el número habitual de residentes antes de la conquista. A
partir de aquí no hay información durante un siglo, por lo que ignoramos el impacto
que la revolución de las Alpujarras en 1568 pudo tener en Alcalá. Los próximos datos
que tenemos son de 1634 donde se observa que ha habido otro gran retroceso o
despoblación, bajando a mil habitantes.
Las causas del descenso poblacional puede tener su explicación en las duras con-
diciones de la vida cotidiana tras el reparto de las propiedades. Por ejemplo, una or-
denanza prohibía que los animales pasten en las propiedades repartidas con penas
de 60 latigazos, multa y diez años de destierro; se añade el delito de coger cualquier
recurso, entre ellos las necesarias varas para hacer angarillas, leña, o cualquier otro
para la subsistencia (ordenanza de 1470 y 1566) (Fernández-Gómez, 1995), reci-
biendo la misma penalización. Es decir, las prácticas habituales de coger cañas, jun-
cos del rio, el pastar de animales, ya pasan a ser prohibidas y penalizadas, también
con el destierro a partir del cambio de las propiedades comunales a privadas.
El dramático descenso que se observa en 1634 también podría explicarse por el pro-
ceso de expulsión de los moriscos (1610-1616-1649) (Lera, 2012). Recordemos que
los moriscos eran los andalusíes convertidos al cristianismo, que fueron perseguidos,
asesinados y nalmente expulsados de los reinos de España, sufriendo toda clase
de infortunios y abusos. Además, este dato lo conrma Flores, cuando denuncia la
gente vivía en el castillo y en los arrabales de San Miguel hasta 1616 y de Santa Ma-
ria hasta 1659, que quedó vacío, y así fue hasta que en 1705 en Alcalá no quedaban
más que 1000 vecinos” (Flores, 1833, 2008: 367).
Artículos • Maria Jose Lera
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A partir de 1649 según los datos se observa un ligero aumento de la población, que
en 1659 tenía ya 3000 habitantes; lo que también es interesante plantearse si este
nuevo aumento se debe a la vuelta a sus aldeas de quienes inicialmente se ha-
bían ido o fueron expulsados. Flores menciona que “en 1702 no quedaban más que
1000 habitantes”, lo que indica que tras esta posible “vuelta” nuevamente tuvieran
que huir; quizás la persecución de los gitanos pueda explicar este nuevo descenso
(Martín-Sánchez, 2018), lo que puede interpretarse como una gran inestabilidad en
toda la zona. A partir de 1824 no se observa ningún descenso de la población, todo
lo contrario, la tendencia general es a mantenerse o subir.
Podemos decir que el análisis de la población de Alcalá parece mostrar al menos la
existencia de tres periodos especialmente trágicos y que llevó a abandonar su tierra
y sus formas de vida; uno de ellos asociado a la conquista en 1246 y años sucesivos;
y el otro asociado a la expulsión de los moriscos hasta 1659, y el de los gitanos en
1703. Hasta 1824 la situación fue inestable, a partir de ahí todos los datos indican
que el número de habitantes incrementa.
Para aproximarnos a saber cómo estaba estructurada la población, hemos segui-
do el artículo publicado por Franco-Silva que recoge el periodo del 1493 al 1519
(Franco-Silva, 1995). Los datos apuntan a que la sociedad estaba organizada
en dos grandes bloques, una minoría oligarca generalmente forastera, que junto
con la Iglesia tenía las mejores tierras, y estaba exenta de pagar impuestos; y
una gran mayoría empobrecida, con la obligación de pagar (pecheros) y que los
mantenía trabajando como jornaleros en un trabajo de semi-esclavitud (Franco-
Silva, 1995: 82).
La información que proporciona Flores es especíca del año 1802. Los datos conr-
man que en 1800 sigue fracturada la población, abundan los jornaleros y panaderos,
y una clase hacendada-foránea. Los datos publicados sobre el siglo XX siguen seña-
lando que esta estructura social se mantiene; una sociedad dividida entre la oligar-
quía y los trabajadores, y estos se clasican en proletarios (panaderos o empresas
locales), hortelanos (pequeños propietarios o arrendatarios que pueden vender en el
comercio local), y jornaleros (los braceros), con grandes tasas de analfabetismo, falta
de vivienda y alcoholismo (Álvarez Rey et al., 1995: 114).
3.2. La colonialidad del ser
La superioridad del colonizador, que llega de fuera, se queda con las tierras y pro-
piedades, y vive en un sistema de privilegios, tiene su impacto en el colonizado. A
este solo le queda sobrevivir en unas condiciones de desigualdad y de carencias que
afectan a todos los ámbitos de sus vivencias cotidianas. Memmi analiza esta colonia-
lidad en cinco categorías, de las que –por razones de espacio y de extensión- hemos
seleccionado tres: su no historia y no participación, sus valores refugio y su amnesia
cultural dejando sin analizar el lenguaje y la escuela (Memmi, 1969).
3.2.1. El colonizado sin historia ni participación
Según Fanon la primera gran carencia que tiene el colonizado es su historia; no tiene
historia, se encuentra fuera de ella, dado que la colonización le suprimió toda parti-
cipación libre, toda decisión que contribuya al destino del mundo y al propio, queda
fuera de toda responsabilidad histórica pasada y social en un futuro; esta “fuera de
juego”, ha perdido la costumbre de participación en la historia y ya ni siquiera la re-
clama (Fanon, 2009).
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Como observamos anteriormente la Alcalá islámica no existe, no hay historia (estará
perdida o desaparecida). La historia es la de Castilla y con la percepción de que “por
n se terminaron los tiempos tristes de los moros”. No hay historia que explique el
repartimiento y sus consecuencias actuales; ni hay historia de cómo se ha vivido en
Alcalá antes de la conquista.
Esta ausencia no es exclusiva de Alcalá, sino que es generalizable a toda la época
andalusí; y no solo como historia, sino especialmente han sido olvidadas las formas
de vida. Como decía Barceló, la invisibilidad historiográca de los campesinos en la
estructura social de al Ándalus es absoluta; argumentando que la estabilidad de la
“posesión” de la tierra en Al Ándalus no tiene más misterio que aceptar la capacidad
de la comunidad campesina de organizar sus formas de vida y su producción, y a la
vez bloquear con la ayuda del estado islámico la aparición de señores de renta (Bar-
celó, 1992). Justamente un hecho que tras la conquista se volvió al revés, tenían que
trabajar para los señores de renta, propietarios de la tierra que cobraban sus rentas,
no pagaban impuestos, e ignoraron todo sistema autónomo anterior de producción
y trabajo.
Alcalá pasó a ser de una ciudad preindustrial con alto grado de autonomía, produc-
ción y manufacturación propia, a ser una propiedad en manos de la nobleza, la igle-
sia, o el rey, pues a partir de 1477 pasó a ser villa de realengo, y siempre dependiente
de Sevilla, obedeciendo más a los intereses externos que a los internos.
Esta no historia, la aceptación que no hay pasado, también condiciona el futuro, pues
tampoco se le permite al colonizado tomar decisiones sobre proyectos de ciudad y
sociales. Dice Memmi, se les considera incapaces de gobernarse solos, por ello dice
el colonizador… “no se les permite nunca acceder al gobierno” (Memmi, 1969: 105).
Si analizamos el gobierno local en el último siglo (1902-1979), observamos como
todos los alcaldes han sido católicos, monárquicos y más o menos paternalistas y
siempre de partidos o ideas políticas conservadoras y de derechas (excepto durante
la II República). No obstante, que mayoritariamente Alcalá haya estado dirigida por
gobiernos conservadores, no implica que representasen lo que la mayoría de sus
habitantes pensaban; hay hechos que permiten pensar que no se han sentido parte
de la vida política, o no les han dejado ejecutar su derecho a participar.
Hay al menos cuatro momentos destacables de reivindicaciones del pueblo (Álvarez
Rey et al., 1995: 93).
El ferrocarril Alcalá-Sevilla se consiguió durante la primera República, en 1873,
después se unió a la sociedad de Carmona y mantuvo la comunicación ferrovia-
ria entre los Alcores-Sevilla durante un siglo (1874-1973).
En 1883 tras la compra de la compañía inglesa The wáter Company de las aguas
públicas, el pueblo se puso en huelga ante la negativa de tener que pagar por el
agua que siempre había sido gratis y suministrada por las lumbreras.
La gran aliación sindical en la segunda república, destacando los 4.822 aliados
a la CNT en 1931.
En las primeras elecciones municipales democráticas (1979) ganan el PSOE
(ocho concejales) y el PCE (seis concejales).
Estos datos ponen de maniesto la gran fractura que ha habido entre la mayoría del
pueblo y sus dirigentes, refuerza la percepción continuada de una sociedad dividida
en dos bloques, uno de privilegiados y otros de obreros sin opción a conocer su
Artículos • Maria Jose Lera
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historia ni proyectar su futuro. No obstante, cuando mínimamente se han dado las
condiciones (I y II República), el colonizado ha participado y ha conseguido avances
sociales de manera muy acertada, si bien las represalias y el n de los logros conse-
guidos también han sido importantes, como veremos más adelante.
3.2.2. Los valores refugio: la familia y la religión
La familia colonizada se ofrece como valor refugio seguro, se vuelve a los valores
más tradicionales para sobrevivir, repitiendo los patrones de anteriores generacio-
nes. Según Memmi así sobrevive, pero es una triste victoria, dado que permanecerá
aglutinado en una familia que le ofrece calor y protección, pero que lo incuba, lo
absorbe y lo castra, con temor a salir de ese núcleo familiar.
El papel de la familia tradicionalmente en Alcalá ha sido y es muy importante. La fra-
se “y de quién eres” sigue siendo popular, y puedes identicar a primos lejanos que
siguen considerándose como parte de la familia. Una familia que ha sido el sostén de
sus miembros con ayuda mutua y solidaridad, pero que a su vez ha transmitido todos
los miedos, inseguridades e inferioridades percibidas, que impiden una participación
más activa en la sociedad, abarcarse en nuevos retos y sentirse seguros fuera de
ella, provocando un “arrastre familiar” según Memmi (1969: 109). La imposibilidad
de una vida social completa, de un libre juego de dinámica social, mantienen el vigor
de la familia, y repliegan al individuo a esta célula más restringida que lo salva y lo
asxia.
El otro valor refugio mencionado por Memmi es la religión, que tuvo un peso esen-
cial en la conquista de Alcalá, generalizable a toda Andalucía. El rey Fernando iba
transformando mezquitas en iglesias y capillas, y además estableciendo fechas con
motivos para festejar, como era el propio 21 de septiembre que se convirtió en la
esta del patrón san Mateo. Estas estas populares son las que se reere Memmi, y
se ofrecen porque es una experiencia en la que puede participar, sin tener en cuenta
nuevamente su historia, su pasado ni sus intereses, pero se presentan como una
actividad social y colectiva, cargada de formalismos, que además se le ofrecen como
una prueba para demostrar su religiosidad (católica, en este caso).
Es interesante observar la devoción en este pueblo por su patrona (la virgen del
Águila) que supuestamente fue encontrada por un águila, de ahí el nombre de la
virgen. Este hallazgo fortuito ponía de maniesto que el pueblo tenía raíces cristia-
nas aun en periodo de moros, dando una continuidad al cristianismo. Esta imagen,
además era capaz de hacer milagros; según Flores se atribuye a la imagen el milagro
de que el terremoto de Lisboa de 1755 no tuviera efectos en Alcalá.
Todas las estas religiosas que fueron establecidas desde el 21 de septiembre de
1246 han permanecido invariablemente, marcando todos los años la historia: 15 de
agosto la virgen del Águila, 21 de septiembre San Mateo. Esta repetición es muestra
de que son el origen del tiempo histórico, y desde que fueron instituidas no ha pasa-
do nada más en el pueblo, nada más que merezca ser recordado por la conciencia
colectiva y festejado, nada más que un gran vacío, como dice Memmi.
Según Memmi estas estas religiosas suponen un corsé impuesto desde el exterior,
que impide la emancipación a cambio de la integración y asimilación social. Este
corsé exterior unido a las limitaciones del interior por la propia familia converge en un
resultado común: la catalepsia social e histórica del colonizado.
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3.2.3. La amnesia cultural
Como vemos el colonizado no tiene pasado, y si le preguntamos por sus héroes,
sus sabios, sus referentes culturales, apenas podrá decir algunos nombres y menos
en la medida que avanzan las generaciones, de manera que el colonizado parece
condenado a perder progresivamente su memoria. “Al colonizado solo le queda la
petricación o la asimilación para su supervivencia. Viéndose privado de proyectar y
construir su futuro, se limita a vivir su presente, y este mismo presente es abstracto,
incompresible y esta mutilado” (Memmi, 1969: 111).
La memoria de un pueblo descansa en sus instituciones, si bien, las instituciones del
colonizado están esclerosadas y sesgadas. A su vez, las instituciones acaparan todo
el poder, luego si el colonizado necesita ayuda tiene que dirigirse a ellas, si bien nun-
ca conseguirá nada, conrmando su sesgo, su inecacia, falta de transparencia, y su
rol dedicado a mantener los privilegios del colonizador. No puede creer en ellas pues
el colonizado verica su inecacia todo el día (Memmi, 1969). Las pocas huellas ma-
teriales del pasado se borran poco a poco, mientras que las señales del colonizador
se perpetúan, siendo el nuevo universo que lo impregna todo.
Para poder observar las señales del colonizador en la vida cultural diaria haremos un
análisis de los nombres de las calles. Estas nominaciones se realizan para quedar en
la memoria colectiva, bien porque el nombre de la calle indica un camino hacia algún
lugar, o porque hace referencia a un personaje o hecho histórico que debe quedar
en la memoria.
Los nombres de las calles antiguas de Alcalá tienen dos nominaciones: la popular
y la formal. La siguiente tabla muestra el nombre de las que ha referido Leandro de
Flores en 1833, y lo hemos comparado con el nombre en la actualidad (2019). Las
hemos clasicado en familia ilustre, que indica el inicio de la historia tras la conquista
y las personas a las que admirar, los topónimos que hacen referencia a lugares, y los
contemporáneos, que son nombres más recientes del mundo intelectual; en negrita
está señalada la nominación popular y que se sigue manteniendo en la actualidad
(ver Tabla 1).
Tabla 1. Nombres de calles 1833 y 2019
1833 2019
categoría calle Signicado categoría
calle, nom-
bre actual
Signicado
familia
ilustre
Hartillo
familia, apellido popular
en 1523
contemporá-
neo
Pérez
Galdós
escritor
(1843-1920)
familia
ilustre
Salvadores
repartimiento (Conde
de Salvadores, de
Oña)
contemporá-
neo
Conde de
Guadalhorce
ingeniero
poeta (1920)
familia
ilustre
Barraza/
La botica
familia ilustre de India /
había una botica
contemporá-
neo
Blanca de
los Ríos
escritora y
candidata
al nobel de
literatura
(1862-1956)
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1833 2019
familia
ilustre
Monroy
casa de los Monrois,
familia ilustre y noble
(1620)
familia ilustre Monroy
antecedentes
del poeta
Cristóbal de
Monroy y te-
niente alcalde
en 1645
familia
ilustre
Pescuezos
familia, apellido popular
en 1523
familia ilustre Pescuezos
familia
ilustre
Herreros
familia de los herrera,
quizás Francisco de
Herrera, caballero 24
familia ilustre Herreros
familia
ilustre
Benagila
1543, Alonso Martin
Benagila
familia ilustre Benagila
familia
ilustre
Juan Abad
Juan Abad de la Cerda,
familia noble
familia ilustre Juan Abad
toponimia Gandul camino hacia gandul
contemporá-
neo
Madueño
de los aires
Fundador de
la Adoración
Española
nocturna en
1902
toponimia Marea por los fuertes vientos
contemporá-
neo
Sor Petra
Monja de
Alcalá
toponimia La cañá cañada / vía pecuaria familia ilustre Alcalá y Orti
padre de Al-
calá y Henke,
(alcalde
1904-1923)
toponimia Ancha
calle principal de en-
trada al castillo por el
arco San Miguel
símbolo
religioso
San
Fernando
conquistador,
1246
toponimia La mina
en árabe, ميناء, “mina”
puerto o cruce de
aguas
símbolo
religioso
Nuestra
Señora del
Águila
patrona del
pueblo, 1246
toponimia Silos
hay en la zona enor-
mes silos enterrados
de la época andalusí
toponimia Silos
los silos
no se han
recuperado
toponimia Zacatín
al-saqqatin, lugar don-
de se lavan / venden
ropas
toponimia Zacatín
el lavadero
no se ha
recuperado
toponimia
Malasma-
ñanas
dicho del 21 de sep-
tiembre de 1246. Al ver
los moros el ejército
cristiano, exclamaron
con sentidas voces:
“malas mañanas
tenemos”
toponimia
Malasmaña-
nas
Anduli • Revista Andaluza de Ciencias Sociales Nº 20 - 2021
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Observamos que de las 16 calles analizadas en 1833 la mitad hacen referencias a
familias ilustres y la mitad a topónimos. Con el paso del tiempo, los topónimos se han
ido perdiendo (sólo quedan tres - Malasmañanas, Zacatín, y Silos-), el resto se ha
cambiado por autores contemporáneos (escritores e historia moderna). Las calles de
las familias ilustres o símbolos directos asociados con la conquista han permaneci-
do todos. Sin embargo, a pesar de estas pérdidas, la gente sigue manteniendo las
nominaciones populares, por eso en Alcalá las calles antiguas tienen dos nombres.
En relación con los molinos, los cortijos y las haciendas, citaremos los más conoci-
dos: Pelay correa (molino y caminos, donadas a la Orden de Santiago, conquistador
considerado como héroe por su gran batalla en el Aljarafe), molino de San Juan
(de esa orden), Hacienda del capitán de Quintanilla (Miguel de Quintanilla, capitán,
arroyo y camino actual); otros cortijos o haciendas son La Soleá, Guadalupe, los
Ángeles, de San José, o la Caridad. Observamos que todos los nombres son de con-
quistadores, o de santos cristianos, recordando permanentemente al colonizado su
nuevo universo y sin poder hacer la relación con su nombre anterior a la conquista.
Este análisis nos muestra como el colonizador borra la historia, anticipa la dicultad
de tener referentes comunes cambiando los nombres y recordando en todo momento
cuando fue el inicio de la historia y quienes son los protagonistas, y lo siguen siendo
pues en el momento de cambiar los nombres son los topónimos los primeros que se
pierden.
Siguiendo a Memmi, ya solo queda un ser de carencias, amnésico, que difícilmente
puede vivir su vida en plenitud, con valores de conformismo, asimilación, lo que le
llevará a tener problemas de salud en general, y de limitaciones en su desarrollo
como persona.
3.3. Consecuencias en la actualidad
Esta vivencia de carencias del colonizado tiene sus consecuencias. Si no conoce su
historia, si no tiene referentes comunes, si la matriz de poder se mantiene en una
sociedad fragmentada, se limitan sus posibilidades para construir un futuro mejor. En
este apartado analizaremos las consecuencias de la colonialidad en el patrimonio
histórico, en la estructura social, y en el reconocimiento de los traumas psicosociales,
con información actualizada.
3.3.1. El patrimonio
La omisión del pasado, la atribución de que el colonizado no tiene historia tiene sus
consecuencias; la más obvia es que si no conoce el pasado, poco puede hacer para
conservarlo.
Teniendo en cuenta la actual distribución de industrias y organización urbana del
territorio observamos que la zona norte (la Zahela), que arqueológica e histórica-
mente puede ser la más relevante por la posible existencia de una calzada romana,
la misteriosa Otivar de origen desconocido, y la cantidad de borgas o aldeas, no
solamente están completamente abandonadas, sino que están siendo totalmente
degradadas por la extracción directa de albero por parte de una compañía multina-
cional de cementos. Esta empresa se dedica a extraer el suelo del famoso arrecife
y convertirlo todo en una cantera, actividad no muy apropiada para preservar restos
arqueológicos.
Si nos detenemos la zona del noreste, Gandul y Bencorral -ciudad romana y necró-
polis tartésica (Maier, 1996)- la urbanización adyacente y cercana son terrenos mili-
tares, cedidos a la empresa Santa Barbara Sistemas, que se dedica a la producción
Artículos • Maria Jose Lera
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de vehículos blindados, armas, municiones y misiles. El campo de experimentación
que utilizan corresponde a esta zona.
La zona del Zacatín, que tras ser un manantial que daba vida al lavadero y a varios
molinos, poco queda de ella. Tras la última transformación de la ciudad ni siquiera
los lavaderos se han mantenido; actualmente se proyecta la construcción de 4500
viviendas, consideradas como una “zona de oportunidad”.
La zona sur de Benagila y Benaborra, también considerada de interés arqueológico
por ser antiguas aldeas romanas, es hoy la central de energía solar de Don Rodrigo,
y muy cercano está Monte Marta, centro integral de tratamiento de residuos urbanos.
La zona de Marchamaron, y de Cortijena, también al sur, están cercanas a la base
militar norteamericana de Morón.
Es decir, observamos que por el Norte y por el Sur, por el Este y por el Oeste todas
las zonas más importantes de Alcalá de su patrimonio histórico y cultural están de-
gradadas y amenazadas por industrias altamente destructivas como son la extrac-
ción de albero, entrenamientos militares, o tratamiento de basuras.
3.3.2. Estraticación de la sociedad y la zona del no ser
La organización de la población en Alcalá no ha cambiado mucho, ya no hay jornale-
ros, sino que hay trabajadores en precario en sus polígonos industriales, que llega-
ron en la época de los 60 como mano de obra barata para la extracción de recursos
naturales, o trabajar en fábricas altamente contaminantes. Actualmente hay 4.742
empresas en Alcalá, lo que no implica que la ciudad genere empleo, todo lo contra-
rio, el porcentaje de desempleados es uno de los más altos de Andalucía (23,4%),
especialmente afectado por la crisis de 2008 que ha desembocado en el cierre de
grandes compañías (Roca, Flex) así como de muchas medianas y pequeñas empre-
sas asociadas a los sectores.
Si no hay historia, si hay una situación de precariedad en las familias que se perpetúa
por siglos, junto a una no participación en el gobierno ni en las instituciones, clara-
mente la población se queda en la zona del no ser (Grosfoguel, 2009). El colonizado
ha desarrollado unas estrategias de supervivencia, basadas fundamentalmente en la
familia nuclear y en la religión, junto a una percepción de no ser nada, ni tener nada
que construir, y cuando ha luchado (el agua, el ferrocarril, los derechos laborales) el
nal no ha sido exitoso.
Las luchas que hemos señalado anteriormente no terminaron bien; el tren se consi-
guió (1873) gracias a la creación de una sociedad civil, pero terminó después de un
siglo (1974) sin tener aún en el 2020 un transporte alternativo. Quizás es interesante
considerar que sí tenemos un “tren”, un “tren fantasma”. Se construyó toda la vía y
sus accesorios para conectar Alcalá con Quintos, cercano a Dos Hermanas, pero el
proyecto sigue parado desde 2010; un tren que ni existe ni se sabe si existirá, si bien
se invirtió de manera generosa en crear toda una infraestructura completa que se va
deteriorando día a día. El agua se privatizó a nales del SXIX, a pesar de las protes-
tas, y la nueva compañía se dedicó a usurpar directamente el agua de la mayoría de
los manantiales, transformando lo que era el Alcalá del agua, en la actual sequía de
sus importantes acuíferos.
En 1931, cuando mayoritariamente los y las trabajadoras estaban aliados al sindi-
cato de la CNT; la respuesta que tuvo el sistema fue el escarnecimiento y matanzas
de toda persona de izquierdas considerada “roja” durante los primeros 20 años de
la dictadura. La memoria histórica reciente de la época franquista tampoco ha sido
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reconocida por las autoridades, permaneciendo aún en el olvido el campo de concen-
tración que hubo en Oromana, o la cantidad de cadáveres que aún están apilados en
una fosa común en el cementerio. Hubo venganza, y aún siguen los cadáveres por
reconocer (Montero-Gómez, 2007).
En 1979, en las primeras elecciones municipales después de la dictadura franquis-
ta, los partidos ganadores fueron PSOE y PCE; pero nuevamente esta ilusión de la
izquierda pronto desapareció. Desde entonces siempre ha gobernado el PSOE con
mayoría absoluta hasta el 2015, y con mayoría simple hasta la actualidad (2020).
Estas mayorías pudieran ser explicadas por la ejemplaridad de la gestión, pero nada
más lejos de la realidad. El alcalde Manuel Hermosín (1980-1994) tuvo que dejar el
cargo por corrupción; su sustituto, Antonio Gutiérrez Limones (1994-2016) también
tuvo que cesar por estar imputado en la gestión irregular de la empresa de comuni-
cación municipal ACM. Nuevamente, a pesar de que la mayor parte de la ciudadanía
cuando ha tenido la oportunidad se ha levantado, la respuesta ejecutada desde el
sistema ha sido ecaz, volviendo de una manera u otra a la situación de origen o
punto de partida.
Seguimos con una sociedad amnésica, fracturada, una pequeña clase social que
controla y gestiona, y una gran mayoría que no puede hacer nada, y cuando lo in-
tenta difícilmente lo consigue. Las instituciones parece que siguen siendo para el
poderoso caracterizadas por una falta de transparencia, una gestión inecaz y la falta
total de participación ciudadana.
3.3.3. Traumas colectivos
A un pueblo sin historia, viviendo en situación de discriminación y precariedad, ade-
más hay que añadirle traumas psicosociales. Hemos señalado especialmente tres
en este estudio, observados por la relevante despoblación: tras la conquista el 21 de
septiembre de 1246, la expulsión de los moriscos en 1614, y las redadas contra los
gitanos en 1700. En estas etapas los datos señalan una disminución de la población,
pasando después de estas fechas a quedar el pueblo casi vacío.
Observamos que hay sucientes datos para asegurar que la población de Alcalá ha
vivido situaciones especialmente traumáticas. Nos preguntamos qué se ha hecho
al respecto, pues no solamente no hay memoria andalusí, sino que tampoco hay
memoria de la expulsión de los moriscos, ni de su mimetización con los gitanos, ni
se hace nada para rememorar los daños causados durante la dictadura. Ante estos
crímenes no solo prevalece el silencio, sino también la impunidad, que conrma la
segregación social y la injusticia.
Además, vuelve el miedo, y un miedo que es gestionado por personas que ya venían
de un trauma anterior, por lo que el núcleo familiar intensica sus límites, generando
aún más miedo a lo que pueda pasar fuera de la casa. El miedo y la inseguridad se
transmiten e impiden un desarrollo adecuado, y una gestión optima de nuestros pro-
pios recursos personales y del entorno (Martín-Baró, 2006).
4. Discusión
Este estudio muestra una narrativa de la historia de Alcalá desde la conquista en
1246, el repartimiento de todos sus bienes, y la organización social lo que constituye
una estructura de poder que controla y gestiona a la población, también llamado “co-
lonialidad interna estructural” (García-Fernández, 2016). Las consecuencias de esta
Artículos • Maria Jose Lera
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colonización han sido analizadas desde la colonialidad del poder y desde la colonia-
lidad del ser, dando lugar a un sujeto de carencias, ubicado en la zona del no-ser.
El resultado muestra que Alcalá no tiene pasado andalusí, a pesar de que todos los
datos señalan que Alcalá era una ciudad islámica preindustrial, probablemente de
tamaño mediano, regulada desde el castillo, y compuesta por al menos 40 molinos
hidráulicos que funcionaban en régimen de alquiler o propiedad, y con al menos 40
unidades de producción agroganadera (cortijos y haciendas) que incluían la produc-
ción y la manufacturación de valiosos productos. Toda esta prosperidad fue destruida
a partir de 1246, cuando todas las fuentes de producción, tierras, molinos, cortijos
fueron repartidas entre los conquistadores. La pérdida de las formas de vida junto a
la represión hacen que la población, claramente fracturada entre poderosos y opri-
midos, disminuyese especialmente en tres periodos, que pueden asociarse con la
conquista, la expulsión de los moriscos, y la persecución de los gitanos.
Una población sin historia, sin propiedades, sin formas de vida, solo le queda refu-
giarse en los valores refugios, familia y religión, aceptando una amnesia cultural im-
puesta. Un sujeto que cuando lucha y se levanta, es maltratado de manera ejemplar,
como lección para que no se levante más. Las consecuencias de las vivencias de
un ser sin pasado, en una sociedad fracturada, y traumatizada, es una aceptación
resignada del nuevo modelo impuesto por el opresor. Como decía Memmi (1969),
aunque es una victoria de supervivencia, es una victoria triste, pues genera un ser de
carencias, que ha aprendido a convivir con ellas sin llegar a cuestionárselas, y sin la
posibilidad de poder crear un futuro mejor donde tenga cierto protagonismo.
Las consecuencias de esta colonialidad del poder y del ser, se observan en la des-
trucción de su patrimonio, el mantenimiento de la estructura de la sociedad, y una
resignación que se explica por la teoría de la psicología de la liberación. Según
Martín-Baró, la recuperación de la memoria histórica es el primer ejercicio de salud
mental colectiva que previene de los síntomas de alienación (sensación de miedo,
desconanza, una creencia de que se haga lo que se haga nada puede cambiar) y
fortalece la resistencia y resiliencia ante situaciones de injusticia (Martín-Baró, 2006).
La conciencia histórica es el factor decisivo para tener una identidad completa, la
de saberse herederos de un pasado común, de sentirse unidos por muchos siglos
de vida (Aumente, 1978: 48). Pero esta propia historia ha sido ocultada (historia
andalusí), o ignorada (la expulsión de los moriscos), o respondida con rotundidad y
posteriormente borrada (historia de luchas).
5. Conclusiones
Este análisis de Alcalá de Guadaira muestra que en esta ciudad la colonización dio
paso a una colonialidad del poder, que se maniesta en la ausencia de la historia
andalusí, en una única historia reconocida impregnada del universo del colonizador;
en una sociedad fracturada, sometida a un sufrimiento que en tres ocasiones lle-
casi a su despoblación. En este contexto la realidad del colonizado (jornalero/a,
panadero/a, u obrero/a), sigue siendo de pobreza y precariedad, que se perpetua
siglo tras siglo, sin referentes culturales y apegado a la familia y la religión. Todo esto
hace que el colonizado, haya integrado la colonialidad del ser, de manera que el tra-
bajador, el no poseedor de tierras ni fortuna ni privilegios, se quede en una amnesia
cultural, un ser de carencias, que le limitan su participación en las instituciones y en
la sociedad, y en la posibilidad de proyectar un futuro mejor.
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Esta no-participación en su presente y futuro, crea las mejores condiciones para que
la matriz de poder permanezca, y continúe ejecutando su superioridad. Los datos
señalan que como consecuencia, el patrimonio histórico de Alcalá está actualmen-
te amenazado desde sus cuatro puntos cardinales por industrias destructivas y/o
extractivistas que disminuyen las posibilidades de recuperarlo, su sociedad sigue
fracturada siendo la octava ciudad de España en desempleo, y no tiene conciencia ni
capacidad de reparación de los traumas vividos.
Este análisis de la colonialidad en Alcalá de Guadaira y sus consecuencias puede
ser generalizable a más pueblos andaluces. Las dimensiones y categorías de aná-
lisis utilizadas en este estudio pueden ser una base para continuar esta línea de
investigación, que permita profundizar sobre la colonialidad del poder y del ser en
Andalucía.
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