ISSN: 2255-5129

© 2025. E. Universidad de Sevilla. CC BY-NC-SA 4.0

Nº 24 | Primer Semestre 2025

EL LEGADO DE EUROPA: EL MUNDO HISPANO-MEDIEVAL A TRAVÉS DE LAS PÁGINAS DE REVISTA DE OCCIDENTE (1ª. ÉPOCA)

Europe’s legacy: the hispanic-medieval world through the pages of Revista de Occidente (first epoch)

Silvia Arroñada

Pontificia Universidad Católica Argentina, Argentina

silvia_arronada@uca.edu.ar 0000-0002-3922-7531

Recibido: 2-12-2025 | Aceptado: 30-5-2025

Resumen El mundo medieval hispánico fue sumamente heterogéneo, en él convivieron gentes de distintas tradiciones culturales, variadas matrices lingüísticas y sobre todo diversidad religiosa. El objetivo de este trabajo es analizar el espacio que se dedicó en Revista de Occidente a la temática medieval española. A partir de un relevamiento de los artículos que se publicaron sobre dicha materia, reflexionaremos sobre los aspectos de esa cultura que más frecuentemente se abordaron. Junto con ello analizaremos a los autores de esos estudios y pondremos en diálogo esas participaciones con sus respectivas líneas de investigación. Enmarcaremos la relación de dichos colaboradores con Ortega y Gasset, con la intención de dilucidar por qué el fundador de la Revista los invitó a participar en ella y hasta qué punto los temas que desarrollaron se conectaban con el debate sobre la esencia del ser español que predominaba en la primera época de la Revista.

Palabras clave medievalismo, Revista de Occidente, Ortega y Gasset, estudios judaicos, estudios árabes.

Abstract The medieval Hispanic world was extremely heterogeneous. People from different cultural traditions, varied linguistic matrices and, above all, religious diversity coexisted there. The aim of this paper is to analyze the space that was dedicated in Revista de Occidente to Spanish medieval themes. Based on a survey of the articles that were published on this subject, we will reflect on the aspects of that culture that were most frequently addressed. Along with this, we will analyze the authors of these studies and we will put these participations in dialogue with their respective lines of research. We will frame the relationship of these collaborators with Ortega y Gasset, with the intention of elucidating why the founder of the magazine invited them to participate in it and to what extent the themes they developed were connected with the debate on the essence of being Spanish that predominated in the magazin’s first period.

Keywords Medievalism, Revista de Occidente, Ortega y Gasset, Judaic Studies, Arabic Studies.

Como citar este artículo:

Arroñada, Silvia (2025): “El legado de Europa: el mundo hispano-medieval a través de las páginas de Revista de Occidente (1ª. Época)”, en Revista Internacional de Historia de la Comunicación, (24), pp. 14-33. https://dx.doi.org/10.12795/RIHC.2025.i24.02

1. Introducción y metodología

En 1923 se fundó Revista de Occidente, publicación dedicada a reflexionar sobre distintos ámbitos: social, económico, filosófico, artístico. Esta variedad de abordajes la constituyó en una revista cultural, en donde se encontraron colaboradores que presentaron diversas facetas de la realidad europea y americana. Esto significó una contribución más al tráfico de ideas entre el viejo continente y las naciones de esa parte del Atlántico que podían acercarse a través de sus páginas a las ideas de los grandes pensadores y científicos europeos de la época (Chiocchetti, 2011).

Su aparición se dio en el contexto científico-cultural de la España de aquella época conocido con el nombre de “Edad de Plata”. Luego del Desastre del 98 surgirá la figura del intelectual con participación en la vida pública y tanto los periódicos como las revistas culturales se convertirán en plataformas en donde expresen sus ideas y difundan sus creaciones y reflexiones.

Si bien diversos estudios se dedicaron a estudiar a Revista de Occidente tanto en su primera época (Elorza, 1984, Camazón Linacero, 2000, González Cueva, 2006, García, 2014 y Barreiro Gordillo, 2015) como en la segunda (Escudero Cuevas, 1994, Vásquez, 2003, Lemke Duque, 2015), el espacio que la temática medieval ha tenido entre sus volúmenes no ha sido planteado hasta el momento, por ello creemos que abordar esa faceta en la primera etapa de la revista puede significar un aporte. El mundo medieval fue sumamente heterogéneo, en él convivieron gentes de distintas tradiciones culturales, matrices lingüísticas y sobre todo diversidad religiosa. Este punto será considerado especialmente a la luz del marco histórico-político en el que se desarrollaba la España de la primera época de la Revista, en la que se debatía la identidad y la esencia española. Luego de la pérdida de las colonias en 1898, se produce una gran crisis que se acentuará con las consecuencias de la primera guerra mundial. Los pensadores de aquel momento, entre quienes estaba Ortega, reflexionarán sobre la manera y los valores en torno a los cuales debía regenerarse España. La vuelta a la Edad Media, a ciertas figuras históricas fundantes, a la evolución territorial compartimentada hasta la unificación en tiempos de los Reyes Católicos, la convivencia entre cristianos, judíos y musulmanes, serán tópicos a los que se volverá en medio de esa búsqueda de identidad nacional. Probablemente Ortega dispusiera las páginas de su revista para la discusión sobre estos temas, que eran el centro de sus reflexiones en aquel momento. Queremos verificar hasta qué punto los volúmenes de su publicación reflejaron o no esas preocupaciones y por ello la importancia de considerar el espacio que se le brindó a la temática medieval.

El objetivo de este trabajo es analizar críticamente las contribuciones que sobre esa área se publicaron en la primera época de la Revista y responder algunas preguntas. En primer lugar, considerar qué temas se trataron en sus páginas. ¿Hubo predilección por algún área o enfoque en especial? En segundo lugar, nos interesa examinar quiénes fueron los autores que escribieron sobre ese periodo histórico y por qué Ortega y Gasset los invitó a participar en su publicación.

La metodología que utilizamos en este estudio consiste en la lectura, análisis crítico e interpretación del contenido de los artículos dedicados a la Edad Media en Revista de Occidente. En este relevamiento realizamos un análisis sistemático de los trabajos para examinar qué temas y qué aspectos de aquella época trató cada colaborador, en qué medida se enmarcaron estos estudios dentro de las temáticas a las que se dedicaban en aquel momento, qué ideas primordiales y conceptos teóricos brindaron en relación a la etapa medieval y finalmente presentamos unas conclusiones a partir de lo observado en los diferentes autores y sus contrastes teóricos, en donde exponemos los puntos en común entre ellos y señalamos algunas particularidades.

2. La temática hispano-medieval en Revista de Occidente

Durante la primera época de Revista de Occidente, entre los años 1923 y 1936, se editaron 157 números. La publicación salió con una periodicidad mensual que contenía entre cuatro o cinco artículos por volumen. La temática medieval fue desarrollada en este período a lo largo de veintiocho trabajos.

En cuanto a los autores, sobresale la presencia de Emilio García Gómez, quien publicó seis artículos, Máximo José Kahn con cuatro trabajos y Claudio Sánchez-Albornoz con tres. Los demás colaboradores en temática medieval fueron: Paul Landsberg, Julius Klein, Ángel Sánchez-Rivero, Marcelino Menéndez-Pidal, José Gaos, Carmen Muñoz Roca-Tallada, Carl Gebhardt, Ángel González Palencia, Miguel Asín Palacios, Louis Massignon y Tor Andrae. En el cuadro anexo se detallan los datos bibliográficos completos y las temáticas abordadas (tabla 1).

Como veremos a continuación, la mayoría de los colaboradores tenía vínculos muy cercanos con Ortega y en muchos casos compartían con él trayectorias académicas similares y una misma visión sobre la España de su época.

¿Tenía Ortega algún interés especial en el mundo medieval? Sin duda que sí, puesto que su tesis de doctorado en filosofía, defendida en 1904 en la Universidad Central de Madrid, discurrió sobre “Los terrores del año mil. Crítica de una leyenda”. Podríamos pensar que esta temática fue un interés de juventud que luego abandonaría, sin embargo la última conferencia que brindó Ortega, en mayo de 1955, pocos meses antes de morir, fue en Venecia y trató sobre “La Edad Media y la idea de nación”. Evidentemente era una época que le atrajo toda su vida y resulta particularmente significativo que vinculara ese período histórico con el concepto del surgimiento de la nación española.

Tabla 1. Autores y temáticas medievales en Revista de Occidente. 1a. época.

Autor

Título del artículo

Volumen

Año

Páginas

Área temática

Subtema

ANDRAE

Tor

Mahoma de los años infantiles a la vocación

123

1933

309- 339

Islámica

Religión

ASÍN PALACIOS

Miguel

De la vida monástica

en el Islam

88

1930

102-116

Islámica

Religión

GAOS

José

La filosofía de Maimónides

(2 partes)

141

142

1935

303-322

11-34

Judaica

Filosofía

GARCÍA GÓMEZ Emilio

Poemas arábigoandaluces

62

1928

177-203

Islámica

Literatura

GARCÍA GÓMEZ Emilio

Descensos de los astros y ascensiones de los iluminados

96

1931

280-296

Islámica

Religión

GARCÍA GÓMEZ Emilio

Elogio de al-Andalus por al-Saqundi

120

1933

341-350

Islámica

Política

GARCÍA GÓMEZ

Emilio

Bagdad y los reinos de Taifas

127

1934

1-22

Islámica

Política

GARCÍA GÓMEZ Emilio

Tres capítulos del «Collar de la paloma»

137

1934

150-169

Islámica

Literatura

GARCÍA GÓMEZ

Emilio

Españoles en el Sudán

148

1935

93-117

Islámica

Política

GEBHARDT Carl

León Hebreo; su vida y su obra

132

1934

233-273

Judaica

Filosofía

GONZÁLEZ PALENCIA Ángel

La Divina Comedia y el Islam

25

1925

100-116

Islámica

Literatura

KAHN Máximo José(Medina Azara/ Seud.)

El patriarca judío

85

1930

103-112

Judaica

Religión

KAHN Máximo José

«Cante jondo» y cantares sinagogales

88

1930

53-84

Judaica

Música - Religión

KAHN Máximo José

La vida poética de un judío toledano del siglo XII

102

1931

339-355

Judaica

Política - Literatura

KAHN Máximo José

La cuna ibérica de los hebreos

119

1933

182-198

Judaica

Política

KLEIN

Julius

La trashumancia

149

1935

160-175

Edad Media en Castilla

Economía

LANDSBERG Paul Ludwig

La Edad Media y nosotros

26

1925

211-245

Edad Media

Política

MASSIGNON Louis

Los métodos de realización artística de los pueblos del Islam

114

1932

257-284

Islámica

Arte

MENÉNDEZ PIDAL Ramón

De la vida del Cid: notas sueltas

32

1926

145-167

Edad Media en Castilla

Política - Literatura

MUÑOZ ROCA-TALLADA,Carmen

La muerte de doña María Pacheco

125

1933

188-196

Transición a la Modernidad

Política - Biografía

SÁNCHEZ-ALBORNOZ Claudio

España y Francia en la Edad Media

6

1923

304-316

Edad Media

Política

SÁNCHEZ-ALBORNOZ Claudio

España y el Islam

70

1929

1-30

Islámica

Política - Religión

SÁNCHEZ-ALBORNOZ Claudio

A través de los Picos de Europa

93

1931

250-275

Alta Edad Media

Política

SÁNCHEZ RIVERO Ángel

En la exposición de códices miniados españoles

13

1924

88-103

Alta Edad Media

Literatura- Arte

La primera reflexión que nos merece la lectura de los artículos publicados es que la mayoría de ellos abordaron asuntos vinculados a los estudios árabes y a los estudios judaicos, con diez artículos para los primeros y siete para los segundos. Luego es la historia política general la que sigue en importancia, con cinco trabajos y finalmente se encuentran algunos estudios sobre arte, literatura y filosofía.

Dado el espacio del que disponemos, nos concentraremos en analizar los artículos referidos a los estudios islámicos y judaicos, ya que son los más representativos tanto en su cantidad como en su homogeneidad temática y relevancia.

2.1. Revista de Occidente y los estudios judaicos

La civilización judeo-española tuvo un espacio de relieve en las páginas de la revista. Quien más la abordó fue Máximo José Kahn. Había nacido en Frankfurt del Main en 1897, en el seno de una familia judía. En 1921 viajó a Madrid donde ejerció una labor de mediador cultural, ya que se ganaba la vida como traductor del alemán y ensayista de temas germánicos, a la vez que enviaba a Alemania textos sobre temática española. Con frecuencia tradujo obras de su admirado Ortega, e incluso preparó un estudio especial dedicado a la literatura española en la que consiguió la colaboración de este[1].

Si bien se instaló en Toledo para adentrarse en el conocimiento de la cultura sefardí, periódicamente realizaba viajes a Madrid a establecer los contactos para colaboraciones en diarios y revistas (García Martín, 2010). Así frecuentó tertulias como la de la Granja del Henar, donde trabó amistad con Ortega. Su interés en el filósofo, le llevó a estar atento a sus escritos y por ello reseñó en revistas berlinesas la aparición en Buenos Aires del primer número de la revista Sur, donde participó asiduamente Ortega y que, al igual que Revista de Occidente, pretendía reflejar la cultura y literatura internacionales.

Gracias a su contacto con él comenzó a colaborar en La Gaceta Literaria, en la sección denominada Gaceta Sefardita, bajo el seudónimo de Medina Azara. Kahn publicó numerosos artículos sobre el judaísmo en España en los diarios de actualidad El Sol, Crisol, Luz y en revistas como Hora de España o Diablo Mundo[2]. Sus participaciones en estas publicaciones le permitieron forjar lazos con colegas que luego lo ayudarían en el exilio, como sucedió con Rosa Chacel o Juan Gil-Albert.

En 1934 ante el rumbo de los acontecimientos en Alemania, tramitó la nacionalidad española y decidió ponerse al servicio de la República. En ese mismo año fue designado cónsul de España en Salónica. Allí se dedicó a promover la lengua y cultura judeoespañola. Estaba convencido de que luego de la victoria republicana, el papel de los sefarditas sería esencial para la reedificación de España. En este marco, concibió un ambicioso proyecto: la publicación de un romancero sefardí, algo que no tenía precedentes en ese campo. La introducción del romancero, que se consideraba esencial para los fines propagandísticos republicanos, nunca llegó a editarse por la caída del gobierno (Martín Gijón, 2012). Kahn terminó exiliándose en Méjico, donde se reunió con su compañero Juan Gil-Albert, pero su deseo más profundo era instalarse en Argentina, donde había una importante colectividad judía (Muñiz-Huberman, 2014: 49-52). Una vez llegado a Buenos Aires colaboró en la revista Sur (Kahn, 1944, 1945 y 1947). “Al darle a Kahn amplio espacio en la revista, el grupo no hacía sino avalar lo que consideraban como la contribución positiva de los judíos a la civilización occidental, y a la cultura argentina en particular, y al mismo tiempo expresaban su insatisfacción con la política inmigratoria del gobierno peronista” (Sitman, 2005: 306). En Sur abordó temas que había anticipado en Revista de Occidente. También colaboró en la revista Judaica (Kahn, 1939 y 1944) y durante varios años enseñó la historia de los judíos en España en el Instituto de Estudios Superiores de la Sociedad Hebraica Argentina. Falleció en 1953 y fue enterrado en el cementerio israelita de Liniers.”

Sus participaciones en Revista de Occidente fueron precursoras de todas las que realizó en su exilio mejicano y argentino. Fueron cuatro trabajos: en el número 85 (1930) presentó “El patriarca judío”, en el que delinea la figura suprema del anciano para la comunidad judía y la veneración que se le dispensa. Ese mismo año, en el número 88, publicó “Cante jondo y cantares sinagogales”, donde sostiene que el término jondo proviene de una expresión hebrea, desinencia de algunos cantos sinagogales. Al año siguiente, en el número 102, editó “La vida poética de un judío toledano del siglo XII”. Aquí se centra en la figura de Yehuda Haleví, a quien se dedicará hasta sus últimos días. Probablemente Kahn se identificó con su vida, por el “sentimiento de extranjería de Haleví”, dividido entre las culturas judía, árabe y cristiana de la Toledo de su época y supo ver que “esa carencia de morada era la condición indispensable para su búsqueda sin desmayos de crear y amar entre dos tierras y dos patrias” (Senkman, 1993: 226-228). En su artículo realiza una comparación entre Haleví y Don Quijote y define al poeta toledano como “un Quijote sin ira”. Ambos personajes se asemejan en su terquedad y en no dejarse esclavizar por los poderes terrenos ni por la apariencia inicial de la imagen. Por último, en el número 119 (1933) Kahn publicó “La cuna ibérica de los hebreos”. Allí sostiene que la rama sefardita del pueblo judío habitó el suelo español junto con los pueblos primitivos del Neolítico hasta el momento de su expulsión por los reyes católicos. En cambio, la rama askenazi surgió de la emigración de judíos a Palestina, constituyendo la verdadera rama semita de los hebreos, que en época visigoda volvieron a España y se mezclaron con los sefarditas.

En resumen, Kahn procuró dar a conocer a los españoles el pasado judío de la península y ser así el intermediario entre los sefarditas expulsados en época de los reyes católicos y los españoles actuales y favorecer la reconciliación entre los pueblos. Siempre consideró a la comunidad sefardita como el alma del judaísmo. Elaboró teorías destinadas a demostrar que lo mejor de España y su cultura era herencia de su pasado medieval, en el que se desarrolló una fructífera convivencia entre actores de distintos signos religiosos.

Otro colaborador de Revista de Occidente que se dedicó al mundo judeo-español fue Carl Gebhardt quien en el número 132 (1934), delineó la figura de Yehudah Abrabanel, en su artículo “León Hebreo, su vida y su obra”. Gebhardt, al igual que Kahn, había nacido en Frankfurt del Main1. Fue un filólogo y filósofo, cuya mayor producción científica estuvo dedicada a la figura del filósofo holandés de origen sefardí Spinoza, de quien reeditó gran parte de sus obras. Si bien Spinoza y Schopenhauer fueron sus figuras predilectas, entre medio de estos, dirigió su atención al mencionado León Hebreo, un filósofo, médico y poeta judío portugués que emigró en 1483 a España, para ponerse al servicio de la corona. A raíz del edicto de expulsión de los reyes católicos, se exilió en Italia, donde escribió su famosa obra Dialoghi d’amore que constituye una síntesis de distintos saberes: aristotelismo, neoplatonismo, cábala, mística árabe, mitología, astrología[3]. La trascendencia del libro de León Hebreo fue tal que en 1586 fue trasladado al castellano por el Inca Garcilaso de la Vega. En su traducción, el peruano adaptó las fábulas grecolatinas para incluir a los incas en el proceso de civilización, lo que constituyó un paso más en el encuentro entre el mundo mestizo americano y el hispano.

Por último, en esta primera etapa de Revista de Occidente, hubo otro filósofo que publicó un estudio sobre temática judaica. Nos referimos a José Gaos quien desarrolló “La filosofía de Maimónides” en dos entregas del año 1935. De origen asturiano, se trasladó a Madrid para estudiar filosofía en la Universidad Central. Allí se convirtió en discípulo cercano de Ortega. Su relación con el filósofo madrileño fue muy estrecha, al punto de comentar Gaos:

Durante años he vivido en convivencia frecuentemente diaria con él. He sido el oyente de palabras o el interlocutor de conversaciones, en las que se precisaban sus propias ideas en gestación, he leído originales inéditos. Así, ya no sé si tal idea que pienso, si tal ejemplo o expresión de que me sirvo, lo he recibido de él, se me ocurrió al oírle o leerle a él, o se me ocurrió aparte o después de la convivencia con él. Alguna vez me ha sucedido comprobar que tal idea o expresión que consideraba como mía me la había apropiado de él, asimilándomela hasta el punto de olvidar su origen. (Gaos, 1957:99)

En 1935 la Academia de ciencias, bellas letras y nobles artes de Córdoba celebró un congreso con motivo del octavo centenario del nacimiento de Maimónides, donde Gaos participó con una conferencia. Los dos artículos que publicó en Revista de Occidente giraron en torno a esa intervención y anticiparon la posterior publicación ampliada de ese tema (Gaos, 1940). En 1938 a raíz de la situación política se vio obligado a exiliarse en México donde desarrolló su carrera docente en la Universidad Nacional Autónoma hasta su muerte.

En su estudio sobre Maimónides, Gaos analiza su Guía de perplejos y señala la recepción del aristotelismo en la filosofía y el mundo judío, cristiano y árabe español. También indica algunos elementos neoplatónicos y subraya la confluencia de la cultura grecorromana con las culturas de la Edad Media. Remarca la importancia que tuvo para el hombre medieval, fuese cristiano, musulmán o judío, la interpretación y conciliación de su fe a la luz de la filosofía griega. De hecho, define al hombre moderno como la “histórica prolongación del hombre de la Edad Media que aún pervive en su fondo. Nuestra vida es segunda potencia de la superpuesta vida medieval” (Gaos, 1957:33). Estos múltiples aspectos del hombre de aquella época es un tema que interesaba mucho a Ortega y que señaló en sus escritos como elemento constitutivo del ser español. Esa confluencia multicultural es una herencia medieval que explica la flexibilidad que tuvo el español para el mestizaje y para integrar el mundo americano con el suyo propio.

2.2. Revista de Occidente y el mundo árabe

Probablemente uno de los testimonios más elocuente de la relación de Ortega con la temática árabe medieval sea el prólogo que escribió a una de las obras clásicas andalusíes: El collar de la paloma, de Ibn Hazm (Córdoba, siglo XI), cuya edición y primera traducción al castellano realizó Emilio García Gómez en 1952. En él se abordan las distintas formas del amor a partir de fundamentos filosóficos y teológicos (López Pita, 1999). El prólogo de Ortega se enmarca en una serie de ensayos que realizara sobre ese tema y que luego editó en Buenos Aires bajo el título “Estudios sobre el amor” (Balakrishnan, 2018). Ortega consideraba que la edición de García Gómez era una deuda que los españoles tenían, ya que es “este libro, el más ilustre sobre el tema del amor en la civilización musulmana, que ha sido vivido, pensado y escrito en tierras de España por un árabe español” (García Gómez, 1997: 10). Aquí se evidencia una de las ideas centrales del pensamiento de Ortega sobre la identidad nacional. El ser español es entendido por él como el reflejo de las sociedades que habitaban España - árabe, cristiana y judía– que eran hispanas porque compartían sobre ese territorio un determinado sistema de usos. Por ello denuncia, con vergüenza, que la historia no haya esclarecido hasta ese momento la relación entre la sociedad musulmana y cristiana, cuyos límites no se circunscribían en lo geográfico a España, sino que habría que extenderlos a una gran parte de Europa, dado que la comprensión de la Edad Media europea es inseparable de la civilización islámica. “Cristianismo e islamismo convivieron positiva y negativamente sobre un área común impregnada por la cultura grecorromana”. Además, la misma religión islámica procede de la cristiana y eso no hubiera podido originarse si los pueblos europeos y árabes no hubiesen penetrado en el área ocupada durante siglos por el imperio romano (Pino Campos, 1999).

Antes de revisar las colaboraciones de García Gómez en Revista de Occidente, es interesante traer aquí algunas reflexiones que Ortega brindara en su prólogo al Collar de la Paloma, ya que en él esboza unas pinceladas sobre su relación con el arabista:

Mi amistad hacia Emilio García Gómez es oscilante: pendula entre ser fraternal y ser paternal. El cariz de paternalidad le viene de que la cronología de mi vida es mucho más larga que la exhibida por la suya, y el modo fraternal se origina en que al hablar de Fulano coincidimos. Cuando se coincide al opinar sobre Fulano se coincide en todo lo demás. También es verdad lo inverso. La coincidencia ni implica ni siquiera prefiere ser identidad de juicio. No se trata de que coincidan las ideas, sino las vidas. (García Gómez, 1997: 9)

Esa amistad fue tan profunda y duradera que la noche del 18 de octubre de 1955, cuando muere Ortega en su casa de Madrid, durante el velatorio, García Gómez y Julián Marías llevaron adelante una simbólica tertulia leyendo pasajes orteguianos sobre el tema de la muerte. Curiosamente, la última foto de Ortega se realizó en el claustro de la colegiata de Santillana del Mar, en julio de ese mismo año, durante una excursión veraniega que este había hecho con su mujer y su gran amigo García Gómez y la suya.

La figura de García Gómez tiene innumerables aristas. Baste mencionar que realizó su tesis de doctorado a los veinte años titulada “Un cuento árabe, fuente común de Abentofail y de Gracián”, es decir que ya desde sus inicios evidenció la dirección que habría de seguir durante toda su vida, que era la de tender puentes entre épocas y rastrear la huella islámica y árabe en la civilización y cultura española. Durante sus años de estudiante en la universidad nació su admiración por Miguel Asín Palacios, lo que le llevó a volcarse hacia los estudios árabes. En ese tiempo participó en las tertulias madrileñas donde conoció a Ortega. Luego ganó la cátedra de lengua árabe de la Universidad de Granada, creó la Escuela de Estudios Árabes y fundó la revista Al-Andalus, decana de las publicaciones periódicas del arabismo español. En Granada también participó en las tertulias donde se relacionó con Manuel de Falla y García Lorca. (López Estrada, 1998).

En el número 137 de Revista de Occidente, García Gómez publica un artículo titulado “Tres capítulos del ‘Collar de la paloma”. Allí Ortega anticipa que su colega está abocado a la primera edición en castellano de esa obra de Ibn Hazm. Este trabajo viene a completar una serie de traducciones del autor andalusí iniciadas por Asín (Asín, 1916, 1927-1932). Tanto este como los demás arabistas de aquella época, se dedicaron no solo al conocimiento de la lengua árabe en sí misma, sino que estaban convencidos de la importancia y necesidad de explorar las relaciones del islam con la España cristiana y Europa a través del estudio de sus principales obras. Esta convicción era compartida por Ortega.

En el artículo de la Revista se transcriben los capítulos dos, cinco y once y en las palabras introductorias se plantea hasta qué punto este clásico andalusí influyó en el amor cortés francés y en el dolce stil nuovo italiano. Se ubica la obra en un puesto de excelencia en la temática amorosa junto con grandes títulos de la literatura europea antigua y medieval como los de Platón, Ovidio, Dante, Petrarca y el mencionado León Hebreo.

La segunda contribución de García Gómez a Revista de Occidente fue en 1928 bajo el título “Poemas arábigoandaluces”, en donde nuevamente anticipa la edición completa de una antología de poesías andalusíes (García Gómez, 1930). García Gómez comienza su artículo relatando que llegó a encontrarse con esos poemas a raíz de un viaje que realizó a El Cairo y Damasco, financiado por la Junta de Ampliación de Estudios, con el fin de “conocer de cerca una civilización que vivió ocho siglos en nuestro suelo”. Durante ese viaje el magnate egipcio Ahmed Zeki Bajá le ofreció un manuscrito de poetas arábigoandaluces desconocidos hasta ese momento, para que hiciera la traducción y edición. A través de ellas puede vislumbrarse la vida cotidiana en el al Andalus de los siglos X al XIII, ya que como decía García Gómez “a veces unos cuantos versos muestran mejor el alma de un pueblo que largas páginas de historia” (García Gómez, 1928:182). Hasta ese momento se habían realizado traducciones de obras filosóficas, médicas, jurídicas, históricas, teológicas del mundo islámico español pero la poesía no había sido explorada aún, por ello cobra relevancia el gran aporte de su artículo.

La lectura de estos poemas por parte de Lorca seguramente desencadenó la inspiración del escritor andaluz. De hecho, en 1934, el granadino le mostró a García Gómez su poemario, reunido bajo el nombre de Diwan de Tamarit (Sadiq, 2011). En ese mismo año, la Universidad de Granada comenzó a preparar su publicación, con un prólogo de García Gómez, aunque dicha edición no llegó a concretarse y finalmente salió a la luz en forma póstuma en Buenos Aires (García Lorca, 1940). Lorca no fue el único poeta inspirado por las traducciones de García Gómez, gran parte de los escritores de la Generación del 27 reconocieron su influencia.

En 1931, García Gómez colabora nuevamente en Revista de Occidente con el artículo “Descensos de los astros y ascensiones de los iluminados”, en donde se refiere al opúsculo así titulado de Ibn Arabi de Murcia, un filósofo y místico musulmán del siglo XII. Señala, junto con Asín, la importancia de las investigaciones que se estaban llevando a cabo en ese momento destinadas a descubrir los antecedentes islámicos de la cultura pre-renacentista y las referencias cristianas de la cultura musulmana. Critica a los estudiosos españoles de su época que señalaban las deudas técnicas y culturales que tenía España con el mundo andalusí y que exaltaban la civilización islámica “a costa” de la propia, desconociendo prejuiciosamente el rico sustrato que aquella había aportado a la cultura e identidad hispana. (García Gómez, 1931: 282). Por eso resalta las figuras de Ribera, Asín, Menéndez Pidal y Gómez Moreno y sus respectivas áreas de estudio, ya que proponían una concepción renovada de la Edad Media hispánica, liberada y alejada de los presupuestos de los eruditos que seguían la escuela francesa y que no se asomaban a la verdadera identidad española (García Gómez, 1931: 281). Otra afirmación interesante de este artículo es que el saber no surge por generación espontánea, sino que el conocimiento humano es un hilo que va desarrollándose. El islam se apropió de la simbiosis de las culturas orientales, del mundo griego y de la civilización judeo-cristiana y los trasladó a Occidente. “Una es la historia y la cultura de la Humanidad, aunque en los manuales de nuestra adolescencia nos pareciesen llenas de compartimientos estancos” (García Gómez, 1931: 283). Hace referencia a su maestro Asín, símbolo de esta doble vertiente cultural ya que era sacerdote católico con alta competencia en filosofía, teología y mística, cuyos trabajos abordaron a las principales figuras del pensamiento filosófico y teológico islámico. Tanto él como García Gómez redescubren la figura de Ibn Arabi y lo señalan como semilla de dos direcciones culturales: las vertientes islámicas en Dante y los orígenes cristianos de la vida espiritual musulmana. Esta doble marea se continúa luego en la época renacentista y el siglo de oro español en las concordancias entre los sufíes islámicos, la mística carmelitana y la ascética jesuita.

En 1933 García Gómez anticipa un nuevo tema en Revista de Occidente. Se trata de fragmentos de la “Epístola sobre el mérito de al Andalus” redactada por el escritor cordobés del siglo XIII, al-Saqundi, que él traduciría por vez primera al castellano y editaría bajo el nombre de “Elogio del Islam español” (García Gómez, 1934). El texto de al-Saqundi es una respuesta a las alabanzas del mundo islámico norafricano escrito por el tangerino Abu Yahya ibn al– Mu’allim. En él, el cordobés se burla de los príncipes almorávides y contrapone sus figuras a la de los ilustres reyes, sabios, poetas y eruditos de al-Andalus.

Para cerrar el análisis de las colaboraciones de García Gómez, se encuentra su artículo sobre “Bagdad y los reinos de Taifas”, donde el autor analiza la influencia oriental en esos reinos surgidos tras la desaparición del califato omeya de Córdoba. La cultura desarrollada en ellos es un tema que no había sido abordado antes de García Gómez y por eso este trabajo se convirtió en un punto de partida para los estudios posteriores.

Miguel Asín Palacios, maestro de García Gómez, también colaboró en Revista de Occidente. Este aragonés, nacido en Zaragoza en 1871, siguió la carrera eclesiástica a la vez que cursó la de Filosofía y Letras. En la facultad conoció a Julián Ribera, quien lo orientó hacia los estudios árabes y lo guio en su doctorado sobre el filósofo y místico Algazel. Este también lo introduce en las tertulias intelectuales madrileñas donde probablemente conoció a Ortega. La formación religiosa de Asín lo llevó a enfocar sus estudios árabes en el área de la espiritualidad islámica. Abordó especialmente el estudio del sufismo y las relaciones entre el islam y la cristiandad. Sus estudios sobre Algazel (Asín,1901 y 1934-1941) y el averroísmo de Santo Tomás de Aquino (Asín, 1904) derivaron en la consideración de la escatología musulmana en la Divina Comedia que dio comienzo a una concepción comparatista entre Oriente y Occidente, muy fructífera en los años posteriores (Cruz Hernández, 1997).

Su colaboración en Revista de Occidente se produjo en 1930 con un artículo titulado “De la vida monástica en el Islam”, donde demuestra cómo la religiosidad musulmana fue influida por la vida cenobítica cristiana y adelanta temas de su célebre libro “El Islam cristianizado” (Asín, 1931). En el artículo se dedica a comentar distintos aspectos de la regla monacal que concibió Ibn Arabi y las múltiples semejanzas con la vida ascética en el mundo cristiano oriental. Entre otras cosas, describe las características de la celda, la distribución del tiempo, la comida, el aseo personal, la obediencia del novicio a su maestro y la relación entre ambos.

En esta línea de revisar las semejanzas o deudas del islam con el mundo cristiano, se encuentra el primer artículo publicado en Revista de Occidente sobre temática islámica, presentado por Ángel González Palencia, titulado “La Divina Comedia y el islam”. Discípulo y alumno de Asín en la universidad, al igual que él sintió la vocación eclesiástica, aunque no llegó a ordenarse sacerdote. También coincidieron en el interés por investigar la influencia de la España musulmana en Europa y en reflexionar sobre la semejanza literaria que había en las leyendas, anécdotas y géneros narrativos entre la civilización andalusí y la cristiana.

En el artículo que publica en Revista de Occidente, retoma el tema de su discurso de ingreso a la Academia sobre los precedentes islámicos de La Divina Comedia, considerada hasta ese momento como una genial síntesis de la ciencia cristiana y la filosofía tomista (González Palencia, 1931). González Palencia señala las coincidencias entre la obra de Dante y la leyenda del viaje nocturno de Mahoma al infierno y su ascensión al cielo. Nuevamente aparece la figura de Ibn Arabi y la de los místicos musulmanes con su concepción de la vida como un viaje, cuyo último fin es la contemplación divina. Señala algunos rasgos topográficos, escenas y episodios de la Divina Comedia, la arquitectura del infierno dantesco con su forma circular y la clasificación de los habitantes de cada espacio como ejemplos que se asemejan con el viaje del profeta islámico. Subraya la figura de Brunetto Latini, maestro de Dante, quien estuvo en la corte de Alfonso el sabio y entró en contacto con la labor traductora de Toledo, en donde se pasaban al castellano las obras más importantes de la cultura griega, latina e islámica. También lanza sus críticas a las revistas especializadas de su época que no comentaban nada de esta tesis de Asín, ni lo hicieron años antes con otro gran descubrimiento de Ribera, cuando expuso la importancia del cancionero de Ibn Quzmán como cimiento de todos los sistemas líricos medievales (Ribera, 1912). Ambos dieron pruebas contundentes de lo mucho que la cultura medieval europea debe a los musulmanes españoles, ideas innovadoras que provocaron una gran polémica entre los estudiosos de la época.

Mientras que González Palencia apoyaba la postura de Asín, Louis Massignon la refutaba. Este arabista francés también participó en Revista de Occidente con un trabajo denominado “Los métodos de realización artística de los pueblos del Islam”. Señalado por el papa Pío XI como el “católico musulmán”, se dedicó al estudio de la mística islámica del siglo X (Massignon, 1975). Fue ordenado sacerdote por el rito greco-católico melkita y asesoró a Juan XXIII en los preparativos del Concilio Vaticano II. Fundó el Instituto de Estudios Islámicos de París y en El Cairo una institución llamada la Badaliyya, para promover la oración común, intervenir de manera no violenta frente al colonialismo y dar a conocer mejor a los musulmanes las figuras de Jesús y María. Su aporte a las relaciones interculturales fue decisivo ya que impulsó el diálogo entre judíos y palestinos y entre cristianos y musulmanes (Antón Pacheco, 2008). García Gómez tradujo al castellano el artículo que Massignon presentó en Revista de Occidente. Aquí el autor hace un análisis de la metafísica islámica a través de distintas manifestaciones artísticas como la arquitectura, la pintura, la música, la poesía, la tapicería, la jardinería o la iluminación de manuscritos. Concluye que en todas ellas hay un concepto directriz, propio del arte musulmán, que es el de ir más allá de las formas y no idolatrar imágenes, sean visuales o auditivas.

Proveniente del mundo nórdico, donde la tradición andalusí era prácticamente desconocida, se encuentra otro colaborador de Revista de Occidente. Se trata de Tor Andrae, historiador de las religiones y obispo de la iglesia protestante sueca. Durante sus estudios de teología en la universidad de Uppsala, fue creciendo su interés por la figura de Mahoma y sobre él y las primitivas comunidades musulmanas realizó su tesis de doctorado. Sus obras principales fueron Los orígenes del Islam y del Cristianismo (Andrae, 1926) y Mahoma, su vida y su fe (Andrae, 1930). Este libro fue publicado en castellano por la editorial Revista de Occidente en 1933. Su traducción la llevó a cabo José Gaos. El segundo capítulo de dicho libro fue editado en Revista de Occidente, bajo el título “Mahoma, de los años infantiles a su vocación”. En su introducción, el autor brinda su enfoque sobre el profeta islámico y los motivos por los cuales decidió abordar su vida. Además de remarcar la herencia judeo-cristiana que posee la doctrina musulmana, explica por qué es necesario aproximarse a esa religión de una manera nueva:

Un cristiano encuentra en el Islam muchas cosas que le recuerdan su propia religión; (…) Encuentra dogmas de fe y representaciones claramente emparentadas con las suyas propias, pero que, sin embargo, se desvían por extrañas trayectorias. Lo que encuentra es tan conocido, que pierde todo el incentivo de lo nuevo, de lo singular y de lo extraño. Es tan conocido, que se pasa de largo, con la distraída indiferencia con que despachamos aquello que conocemos, y conocemos demasiado bien. Y, sin embargo, no tan conocido que podamos comprender realmente su peculiar índole y el espíritu gracias al cual ha conquistado el Islam su plaza propia en el mundo de la religión y la ocupa aún ahora con el derecho que da el estar vivo. (Andrae, 1966: 5)

Su trabajo se enmarca en el campo de los estudios de las religiones comparadas, en donde se analizan los temas e ideas comunes entre distintas creencias sobre la base de los mitos, la espiritualidad y el análisis de los textos sagrados en sus lenguas originales. Andrae critica a las corrientes de pensamiento que desdeñan el peso de la persona individual como origen de una creencia religiosa, por este motivo dedica un espacio importante a explicar la vida de Mahoma desde un punto de vista histórico y teológico. Precisamente en el capítulo editado en Revista de Occidente, comenta la infancia y juventud del profeta, el surgimiento de su vocación y las influencias que tuvo para crear esa nueva religión. Nuevamente nos encontramos ante una figura proveniente de un grupo eclesiástico, distinto al islámico, que valora y analiza esa religión con la intención de señalar los aspectos positivos de la misma y mostrar cómo la divinidad y su gracia se revelan en distintas religiones a través del tiempo.

Por último, analizaremos el aporte de Sánchez-Albornoz, alma mater del desarrollo de la escuela de estudios hispano-medievales en la Argentina. Su carrera académica se inicia en la Universidad de Madrid donde tuvo como maestro a Hinojosa, quien lo orientó a los estudios históricos e institucionales de la Edad Media española. También fueron sus maestros Menéndez Pidal, Asín Palacios y Ortega, a quienes el abulense definió como la trinidad de los grandes de España en filosofía, letras e historia (Domínguez, 2016). Paralelamente a su labor científica, inició su carrera política como diputado por Ávila durante el gobierno de la República. Cuando estalló la guerra civil era embajador de España en Portugal y comenzó un largo exilio que lo llevó primero a Francia, para terminar a fines de 1941 con su llegada a la Argentina, donde creó el Instituto de Historia de España de la Universidad de Buenos Aires y la revista Cuadernos de Historia de España, dos bases fundamentales para el desarrollo de los estudios hispánicos en el Río de la Plata.

Colaboró en cuatro oportunidades en Revista de Occidente: la primera con un artículo sobre España y Francia en la Edad Media, luego con un estudio sobre España y el islam, que analizaremos a continuación, más tarde con un trabajo sobre los Picos de Europa y finalmente en un número dedicado a Ortega. La admiración que sentía Sánchez-Albornoz hacia el madrileño quedó plasmada en la descripción que hizo de él en los Cuadernos de Historia de España con motivo de su fallecimiento. Allí declaró “Desde Suárez, España no había alumbrado ningún filósofo de dimensión universal como él lo ha sido”. También le atribuye el ferviente deseo de renovar radicalmente a España, sacarla de la crisis en la que había caído y “poner a los hispanos en contacto con el pensamiento occidental” (Sánchez-Albornoz, 1955; 395).

Ambos reflexionaron sobre el ser de España y su verdadera identidad. Si bien Sánchez-Albornoz tuvo sus diferencias con Ortega, celebró su elaboración del concepto del hombre como ser esencialmente histórico.

El artículo sobre “España y el islam” fue concebido para una conferencia que el abulense pronunció en 1928 en la Universidad de Praga y se reprodujo en Revista de Occidente prácticamente como fue redactado inicialmente por el autor. Es el primer trabajo que ofreció Sánchez-Albornoz sobre el mundo islámico y con él inauguró una serie de estudios que culminaron en dos libros importantes: “España y el Islam” (Sánchez-Albornoz, 1943) y los dos tomos de “La España musulmana” (Sánchez-Albornoz, 1946), ambos publicados en la Argentina en la década del cuarenta.

En su artículo plantea la influencia que ejerció la conquista musulmana en el devenir histórico español durante el periodo medieval. Señala que la incorporación de España al mundo islámico le costó el atraso con respecto a Francia, Alemania, Italia e Inglaterra y de alguna manera la marginó de la cultura europea de avanzada. Usando sus propias palabras, “la tragedia que el islam causó en España” se tradujo en una hipersensibilidad religiosa y una superexcitación guerrera que abonó una economía retrasada y dividida, sin otra política exterior que la finalización de la reconquista. Al constituirse España en un escudo contra el avance de África, esto la apartó de las rutas de sus hermanas europeas y de seguir la misma evolución que aquellas. La identificación entre religión y patria, plasmada en la época de Isabel y Fernando, convirtieron la unión nacional en unión religiosa más que política y la incorporación del estado germánico en época de Carlos V fue todavía más funesta, según Sánchez-Albornoz, ya que lanzó a España a una política centro-europea totalmente alejada de su destino natural. En cambio, luego matiza su pensamiento al reconocer los aportes positivos del islam en el arte, la literatura, la filosofía y la ciencia. El abulense señala que la civilización andalusí fue obra del genio hispano y ensalzó los logros culturales de la España musulmana como producto del talento natural de los nativos españoles. Con el paso del tiempo y el aumento de aportes africanos y orientales fue perdiendo su identidad hispana y de allí, entiende Sánchez-Albornoz, nació la necesidad de una guerra de reconquista para preservar la pervivencia de la nación española.

3. Consideraciones finales

En las páginas precedentes hemos visto que en la primera época de Revista de Occidente se le ha dado un espacio significativo a la temática hispano-medieval y que esto respondería, entre otras cosas, a los intereses tempranos de Ortega por ese periodo histórico. Por otro lado, es indispensable enmarcar estas contribuciones en la coyuntura histórica del primer tercio del siglo XX, en la que se debatía la necesidad de la regeneración de España. Para lograr esta reconstrucción era imprescindible volver la vista atrás y revisar los valores que habían forjado la unión e identidad hispánica. Tanto Ortega como los colaboradores que hemos analizado consideraban que en el período medieval estaban dadas las bases que formaron el ser español. La convivencia entre distintos grupos religiosos, raciales y lingüísticos, el desarrollo de una cultura con ricas influencias orientales, el sustrato espiritual común a todos más allá de las particularidades de cada grupo religioso, eran características fundacionales que debían ser consideradas.

Es especialmente elocuente que en la mayoría de los artículos sobre temática medieval se hayan abordado asuntos vinculados a los estudios árabes y a los estudios judaicos. Para los colaboradores de esta época de la Revista, la comprensión de Europa y de España no era total si no se incluía a los grupos islámico y judío, quienes junto con los cristianos heredaron el pasado común greco-latino, base de la civilización occidental.

A su vez dentro de los estudios árabes hay dos temas que concitaron un interés especial entre los colaboradores de la primera época de la Revista: el amor y la mística. Quizás una de las claves de este interés sea que sus autores eran religiosos (Asín, Andrae, Massignon, González Palencia). Su fe cristiana fue el motor que les llevó a querer indagar en la relación del cristianismo con el islam, con la idea de buscar, y sobre todo resaltar, los puntos en común.

Otro elemento interesante a destacar es que los colaboradores que escribieron sobre la temática medieval en la Revista fueron amigos cercanos o colegas de Ortega. Muchos de ellos tuvieron una trayectoria académica similar a la del madrileño: se iniciaron tempranamente en el estudio de sus intereses, realizaron viajes de estudio a países germánicos, ocuparon cátedras en las universidades, integraron instituciones científicas y académicas de renombre, divulgaron su pensamiento y conocimientos en la prensa de la época. Además, al igual que Ortega, varios de ellos fueron perseguidos a partir del estallido de la guerra civil y tuvieron que exiliarse a causa de sus ideas republicanas. Algunos eligieron países americanos para refugiarse porque sentían una afinidad y familiaridad cultural, como Gaos en México y Kahn y Sánchez-Albornoz en la Argentina.

Por otro lado, la mayoría de ellos compartía con Ortega su visión sobre la España de su época, la necesidad de la regeneración de su país y la función destacada que debía tener la educación en este proceso. Del mismo modo, pensaban que la divulgación de los saberes y el acceso de las masas al conocimiento eran fundamentales para alcanzar este objetivo, por eso valoraban la labor que cumplían las revistas culturales y de allí la importancia de los temas que en ellas se trataran. En este sentido Revista de Occidente fue un proyecto editorial de Ortega que propició esa misión.

En la mayoría de los casos, los artículos aportados por los colaboradores analizados, anticiparon libros que se editarían más adelante, obras que tuvieron un impacto importante en la sociedad porque abordaron temas no estudiados antes y porque plantearon valiosos debates, como por ejemplo los precedentes islámicos de la Divina Comedia. Sin duda que estas polémicas contribuyeron a despertar el interés y a favorecer la creación de otras plataformas de conocimiento de la cultura hispano-medieval en aquella época.

Además, las ideas que anticiparon y desarrollaron en la Revista, las volcaron o continuaron también en otras revistas culturales. Del mismo modo, sus artículos alentaron la aparición de nuevas generaciones de estudiosos que continuaron con la investigación sobre estas áreas. Un buen ejemplo de ello es la escuela de hispanistas creada en Buenos Aires por Sánchez-Albornoz a partir de la fundación del Instituto de historia de España y los Cuadernos de Historia de España, donde participaron especialistas de varias generaciones. También dejó sembradas las semillas para el inicio de los estudios árabes en el país y por ello un colaborador suyo, Osvaldo Machado, se dedicó a traducir a Ibn Jaldún.

Como afirmaba Gaos, el hombre moderno es la histórica prolongación del medieval y por ello tanto Ortega como los autores que hemos analizado decidieron centrar su atención en él y a partir de este, rescatar una cultura que podía marcar el camino para recuperar la esencia del ser español.

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[1] Para un panorama detallado de las publicaciones de Kahn en Alemania ver Martín Gijón (2013), pp.111-117.

[2] Para un panorama detallado de los artículos de Kahn en esas publicaciones, ver Martín Gijón (2013), pp. 118-124.

[3] La primera edición se realizó en Roma, en 1535 y a lo largo del siglo XVI se llevaron a cabo doce ediciones más, todas ellas impresas en Venecia.