ISSN: 2255-5129
© 2024. E. Universidad de Sevilla. CC BY-NC-SA 4.0
Nº 23 | Segundo Semestre 2024
Arnulfo Uriel de Santiago
Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco, México
ausgomez@correo.xoc.uam.mx 0000-0003-1666-0399
Íñigo Fernández Fernández
Universidad Panamericana, Campus Ciudad de México
infernan@up.edu.mx 0000-0003-2654-8018
Lilia Vieyra Sánchez
Universidad Nacional Autónoma de México, México
vieyra69@yahoo.com.mx 0000-0002-0046-8282
Alejandra Vigil Batista
Universidad Nacional Autónoma de México
alejandravb@unam.mx 0009-0007-1390-9167
Recibido 12-9-2024 | Aceptado 3-12-2024
Resumen Este artículo analiza la figura del corresponsal catalán Arturo Cuyás Armengol, quien redactó artículos para El Diario de la Marina que fueron reproducidos por diversos periódicos mexicanos. Aquí se establece una semblanza biográfica de Cuyás a partir de la información que proporcionan los periódicos alojados en la Hemeroteca Nacional Digital de México. Esta herramienta de investigación también se utilizó para identificar las corresponsalías de Cuyás que fueron adquiridas por redactores de periódicos mexicanos para mantener informados a sus lectores sobre la situación que ocurría en la Unión Americana. Su mirada crítica sobre la cotidianidad política, económica, social y cultural de los estadounidenses en la que se muestra que veía a ese país como un enemigo para España ante su política expansionista. Palabras clave Corresponsales, Prensa alófona, Arturo Cuyás, K.Lendas, Nueva York, México. Abstract This article analyses the figure of the Catalan correspondent Arturo Cuyás Armengol, who wrote articles for El Diario de la Marina that were reproduced by several Mexican newspapers. A biographical sketch of Cuyás is drawn up based on the information provided by the newspapers in the Hemeroteca Nacional Digital de México. This research tool was also used to identify Cuyás’s correspondents, who were acquired by Mexican newspaper editors to inform their readers about the situation in the American Union. His critical view of the daily political, economic, social and cultural life of the Americans shows that he considered this country to be an enemy of Spain because of its expansionist policy. Keywords Correspondents, Allophone press, Arturo Cuyás, K.Lendas, New York, Mexico. |
Como citar este artículo:
Uriel de Santiago, A., Fernández Fernández, Í., Vieyra Sánchez, L. y Vigil Batista, A. (2024):“Las corresponsalías del catalán Arturo Cuyás: Información periodística desde Nueva York para Cuba y México (1871-1898)”, en Revista Internacional de Historia de la Comunicación, (23), pp. 162-185. https://dx.doi.org/10.12795/RIHC.2024.i23.10
Arturo Cuyás Armengol es un escritor español del que se han escrito pocas biografías en las que se menciona su presencia en Nueva York, donde redactó La Llumanera en la que defendía los derechos que España poseía sobre Cuba. (Ossorio y Bernard, 1908, 98; Hernández Fuentes, M.Á. 2019).
La presencia de Arturo Cuyás en Nueva York, desde donde desarrolló una labor de corresponsalía que integró un vasto espacio geográfico entre Estados Unidos, Cuba y México, constituye una significativa aportación a la actividad periodística. Las notas escritas en español que Cuyás redactó para El Diario de la Marina, publicado en LaHabanaen una isla que todavía era una de las últimas posesiones coloniales españolas en América,fueron adquiridas por redactores de periódicos mexicanos que las reprodujeron para mantener informados a sus lectores en torno a la situación que ocurría en la Unión Americana.
En cuanto la corresponsalía como parte de los oficios de la prensa no ha tenido atención en el caso de la historiografía mexicana de las publicaciones de fines del siglo XIX, nos preguntamos no solamente sobre el personaje que desarrolla este proceso desde Nueva York, así como sobre la cobertura de sus reportes en periódicos mexicanos de esta época, el espacio que le fue asignado así como la periodicidad de sus publicaciones, sino también cuál era la posición asumida por este periodista español al informar sobre diversas áreas de la vida de Estados Unidos.
A partir de la revisión de tales publicaciones, todas ellas resguardadas en la Hemeroteca Nacional Digital de México, buscamos mostrar que la mirada crítica de Cuyás sobre la cotidianidad política, económica, social y cultural de los estadounidenses correspondía a una de las más dinámicas ciudades de Estados Unidos, Nueva York, veía a ese país como un enemigo ante su política.
Así nuestro seguimiento durante el cuarto de siglo de sus publicaciones en la prensa mexicana, bajo la firma de K.Lendas como seudónimo, nos permite mostrar dicha posición: su apoyo a la causa de independencia de Cuba respaldando a los migrantes cubanos que se establecían en Nueva York para articular el proceso de separación. Ante esta postura, llama la atención que los periódicos mexicanos emplearan la información que redactaba Cuyás, lo que nos llevó a buscar elementos para explicar esta relación.
Este artículo se centra en el seguimiento en México de las crónicas que Cuyás escribió desde Estados Unidos para El Diario de la Marina, que redactó bajo el epíteto de “Cartas”, y que fueron reproducidas a su vez en las páginas de algunas publicaciones periódicas mexicanas. Para ello buscamos desarrollar los siguientes objetivos:
De igual manera, es importante señalar que el presente texto posee una naturaleza expositiva que, en términos generales, aspira a dar cuenta de la labor, por lo general olvidada por la historiografía nacional, de los corresponsales extranjeros en la prensa mexicana y, en particular, el del funcionamiento del circuito periodístico entre Cuba, Estados Unidos y México. Desarrollamos estos puntos a continuación.
Esta investigación se sustenta en fuentes primarias como son los periódicos mexicanos resguardados en la Hemeroteca Nacional de México, utilizando la Hemeroteca Nacional Digital de México (HNDM), herramienta de investigación que a partir de palabras clave permitió identificar las colaboraciones de Arturo Cuyás, tanto por este nombre y apellido, como por su seudónimo K.Lendas.
En este sentido, el reto fue depurar los resultados, toda vez que entre ellos había una considerable cantidad que era ajena a nuestro autor, pues, a manera de ejemplo, había noticias que hacían referencia al determinante relativo posesivo “cuya”. Dado lo anterior, optamos por llevar a cabo la búsqueda de los textos que Arturo Cuyás escribió bajo el seudónimo de K.Lendas. Desconocemos la razón por la que Cuyás utilizó este seudónimo, el cual proviene del latín kalendae, que en el antiguo calendario romano y en el eclesiástico era el primer día de cada mes; en este último también se considera un pregón o canto que anuncia la natividad de Cristo, como último grito del Adviento. Es posible que Cuyás lo utilizara para verse como portavoz de buenas noticias. El corpus de análisis se constituyó en 170 notas de periódicos correspondientes a los años de 1871 a 1896, que se ubicaban generalmente en la primera plana de los diarios, aspecto que evidencia el interés que sus directores dieron a las corresponsalías de Cuyás. En este artículo contestaremos: ¿Cuáles eran las características ideológicas de estas publicaciones?
Con fines de análisis, a efecto de comparar su actividad numérica y temáticamente, nuestra propuesta consideró cinco lustros: 1871-1875, 1876-1880, 1881-1885, 1886-1890 y sus últimas colaboraciones registradas de 1890 a 1896.
Tras nuestros registros y seguimiento de contenidos del corpus, elaboramos una tabla con la cronología de las corresponsalías de K.Lendas en publicaciones mexicanas para luego incorporar una explicación sucinta de cada lustro considerado en los 25 años de actividad periodística desarrollada por Arturo Cuyás. Consideramos que el uso de esta periodicidad ayudará a tener una perspectiva más clara y precisa de la aparición de sus textos en las publicaciones periódicas mexicanas.
A la vez proseguimos una búsqueda de fuentes secundarias y de bibliografía complementaria para intentar esclarecer la figura de este periodista, así como sus relaciones con sectores de la prensa española en México que reproducen algunos de sus despachos neoyorquinos. Ello permite conectar con una veta que ha resultado particularmente fecunda en las búsquedas de la Red Transnacional para el Estudio de la Prensa en Lengua Extranjera (Transfopress): seguir las actividades de periodistas que desarrollaron su trayectoria en diversos países entre Europa y América, una característica hasta ahora poco estudiada del desarrollo de la prensa a nivel masivo favorecida por los avances de la comunicación, del transporte y de la tecnología, en una fase marcada por la expansión del capital y la relación entre las potencias tanto europeas como Estados Unidos con las naciones de América Latina, en los años finales de la presencia colonial española en América cuya diplomacia puede explicar la llegada de nuestro personaje a una de las ciudades norteamericanas de crecimiento más dinámico en el siglo XIX.
En el contexto del último cuarto del siglo XIX, como ya mencionamos, este artículo desarrolla como tema la corresponsalía a través de un personaje, el periodista Arturo Cuyás Armengol, de nacionalidad española, cuyos despachos abrieron un espacio de comunicación internacional: nacido en España, su formación e intereses personales y familiares lo llevaron a residir en Nueva York, lograr publicar en el Diario de la Marina de La Habana y que muchos de ellos se reprodujeron en la ciudad de México. Sus crónicas se centraron en establecer una mirada crítica en torno a la cotidianidad política, económica, social y cultural estadounidense. Además, puntualmente, las crónicas de Cuyás Armengol advirtieron sobre el peligro imperialista que esta nación proyectaba sobre América Latina.
La corresponsalía la presentamos como un ejercicio periodístico presente en el último cuarto del siglo XIX, en una extensa área geográfica entre Europa (España, Barcelona) y América en tres países: Estados Unidos (Nueva York, en catalán y en español –o sea un periodismo en lengua extranjera–), Cuba (colonia española) y México, explorando las redes o circuitos de información en la prensa de esos territorios.
El contexto del imperialismo tratado por el periodista en este planteamiento desde la historia de la comunicación, despliega un escenario que puede dar luz a través de la materialidad de los textos de múltiples tensiones. Hay una riqueza adicional en lograr apreciar destellos de políticas diferentes a partir de la descripción de las acciones de actores locales en Estados Unidos, en testimonios de una política y una economía estadounidenses que podían alcanzar en sus efectos, tanto los proyectos independentistas de la isla cubana como “tocar” la memoria sensible mexicana que apenas una década atrás de estas corresponsalías fue dominada por un imperio proveniente de Europa, de corta duración.
Visto así el contexto amplio que las páginas de los diarios reflejan, nuestra propuesta no buscó ceñirse a describir o a privilegiar una relación binacional: entre España y México por ejemplo, pues incluso siendo un primer acercamiento al estudio de la corresponsalía como uno de los oficios periodísticos, este artículo retoma una perspectiva transnacional de la historia de la edición, en este caso de la edición periodística: no tratamos de hacer entrar las prácticas de reportaje y de manejo de diarios dentro de un molde metodológico, sino más bien de acercarse a las manifestaciones de los distintos fenómenos culturales a los que los textos de Cuyás Armengol lograron dar vida para sus lectores (quienes seguramente tuvieron mayor interés que el que se alcanza a desarrollar en la actualidad sobre esos tópicos): para incorporar una visión más dinámica y pertinente de esta perspectiva transnacional, nuestra investigación se guía por las lógicas que gobernaban dicha edición. En esa comunicación del último cuarto del siglo XIX podemos apreciar manifestaciones que resultan modernas, desarrolladas, capaces de aprovechar las nuevas tecnologías de la época que buscaban dirigirse a públicos más amplios.
Ese intercambio periodístico se hace desde espacios de desarrollo tecnológico muy distintos, en cada región con avances diferenciados en sus prácticas capitalistas; con culturas y situaciones políticas diversas. Hay factores editoriales que cada actor en cualquiera de estas plazas lleva a cabo para lograr la escritura de los textos; su composición para que adquiriera una forma periodística; los acuerdos económicos para hacer viable la reproducción de los despachos. Cada una de estas plazas está bajo control de una legislación específica, y el tema adquiere relevancia en un periodo en que se firman los acuerdos internacionales de derechos de autor.
Ante factores tan amplios, imposibles de desarrollar pues representan un reto para la historiografía cultural hasta ahora realizada, la cual se basa más bien en algunas de las siguientes vertientes: en la suma de estudios de caso; en la necesaria atención del desarrollo local en cada nación e incluso dentro de ellas de sus regiones; y a nivel internacional en privilegiar estudios binacionales sobre todo poniendo en relación alguna potencia como Estados Unidos con México, o bien las relaciones culturales entre España y alguna de sus antiguas colonias americanas (con estudios poco favorecidos que ligaran a México con Cuba pues el flujo reconocido de las investigaciones nos son dictados por el predominio estadounidense y europeo).
Frente a ello, y reconociendo los límites de nuestro ejercicio metodológico, la propuesta de nuestro estudio logra su objetivo al plantear los siguientes elementos que consideramos originales:
Desde luego que entendemos la utilidad y los frutos que los estudios monográficos de publicaciones pueden brindar. Y, con todo, el caso de esta corresponsalía comenzó a aparecer como evidente, y ello requirió sugerir otra propuesta: los cuadros quinquenales que resultaron dar evidencia clara de la publicación de los despachos de K.Lendas en diarios mexicanos de distintas tendencias ideológicas.
Ningún instrumento es completo, y es muy posible que otras divisiones periódicas puedan seguramente plantearse e incluso afinar los análisis. Con todo, ceñirse a ciertas reglas además de necesario es útil. Con todas las posibles limitaciones en el análisis, y posteriormente en la redacción de este informe, hubo que circunscribir nuestro hallazgo a la sola mención de dichas diferencias ideológicas entre los diarios que publicaron a K.Lendas, resumidas si bien para cada publicación, podríamos nutrir las referencias precisas de sus directivos, sus plumas destacadas, las ideas de las comunidades que en ellas se expresaban, sus editores, las imprentas que utilizaban, los hechos que marcaron su auge o declive, sus características materiales, lo que lógicamente no enumeramos, no porque no sean pertinentes, sino por economía obligada en nuestra presentación. El análisis, así sea cuantitativo, muestra una prensa en pleno desarrollo, alimentada por modelos periodísticos originados en otras tradiciones: es una imagen que refleja una prensa más rica, y exige más estudios.
A continuación presentamos en varios apartados lo que consideramos nuestros resultados de esta revisión, centrados de inicio en la figura de Arturo Cuyás destacando aspectos de su trayectoria entre dos continentes, Europa y América, y enseguida en la revisión de nuestro corpus de las colaboraciones de este corresponsal en este vasto espacio geográfico que va desde Nueva York hasta su publicación primero en La Habana, Cuba, y retomadas por publicaciones mexicanas.
Arturo Cuyás Armengol era originario de Barcelona, donde nació en 1845. Ahí estudió leyes, actividad que dejó de lado para responder a los reclamos de su padre, dueño del nuevo Hotel Barcelona, situado en la calle Great Jones en Nueva York, quien le pidió que abandonara España y se dirigiera a Estados Unidos para ayudar en la administración de la empresa familiar. Así desembarcó en ese puerto el 5 de diciembre de 1862. Más allá de las actividades hoteleras, se acercó al campo periodístico, probablemente a partir del interés por promover la comunicación entre los catalanes residentes en Nueva York.
Cuyás fue redactor de los periódicos neoyorquinos La Crónica de Nueva York, El Cronista y Las Novedades. Las fuentes consultadas señalan que Cuyás se desempeñó como corresponsal de La Época y El Imparcial de Madrid y de Diario de Barcelona. Además, fue corresponsal de El Diario de la Marina y La Voz de Cuba en La Habana, ambas publicaciones voceras de los sectores más hispanistas a las que sumó su voz este periodista.
Durante su residencia en Nueva York, Cuyás fue propietario de una Agencia Literaria Hispano-Americana, situada en el cuarto 52 de la calle Broadway números 40 y 42; considerada uno de los mejores establecimientos de su clase que existían en Estados Unidos, dedicada a casa de consignación para la compra y venta de libros españoles y extranjeros; papel, tipos, prensas y toda clase materiales del ramo de imprenta; publicación de obras y folletos; traducciones e impresiones en todos los idiomas; inserción de anuncios; suscripciones a toda clase de periódicos de América y Europa; grabados en piedra y acero; electrotipos; encuadernaciones de lujo; adquisición de libros de texto al por mayor, atlas y mapas geográficos; libretos y piezas de música, y vistas y retratos fotográficos. (Cuyás, 1871, 1)
Arturo Cuyás fundó La Llumanera de Nova York (1874-1881), revista ilustrada escrita en catalán, con el propósito de mantener la relación entre los catalanes residentes en Nueva York, Cuba y España, para defender sus intereses en América y mantener vivo el recuerdo del terruño; esta publicación representó la primera experiencia periodística firme de los migrantes catalanes. En julio de 1880, últimos meses de existencia del periódico, su fundador escribía: “Varias veces ha estado a punto de suspenderse nuestra publicación, que no nos da ningún provecho, sino por el contrario, más disgustos de los que se imaginan los lectores y siempre nos ha detenido la consideración de que sería una vergüenza que tuviera que plegar velas un periódico catalán en Nueva York, cuanto se publican tantos en castellano afines a la ‘insurrección cubana’”. (Costa, [s.f., s.p.])
Una trayectoria singular como la presentada da indicios de los cambios que la etapa masiva de la prensa alentó en la organización de las redacciones en diversas partes del mundo, aquí destacadas en la figura de este corresponsal. Lo que concentra aquí nuestra atención, y ello nos permite un ángulo novedoso sobre este personaje, es la reproducción de sus despachos en la prensa mexicana durante casi los últimos treinta años del siglo XIX, una práctica que se fue extendiendo en el mundo de manera paulatina conforme los procesos industriales se integraron en el ámbito periodístico.
La labor periodística de Arturo Cuyás, que redactó sus corresponsalías desde Nueva York para El Diario de la Marina, que circulaba en La Habana, trascendió las fronteras tanto de Estados Unidos como de Cuba y llegó a México. En el periodo comprendido entre 1871 y 1896 los siguientes periódicos mexicanos publicaron artículos firmados por K.Lendas, cuyo orden en esta lista responde al mayor y menor número de notas que reprodujeron sus corresponsalías: El Monitor Republicano y El Siglo Diez y Nueve principalmente; seguidos por El Tiempo; luego La Colonia Española y El Republicano, El Centinela Español y La Iberia,así como La Voz de México y El Municipio Libre.
Para tratar de explicar el interés que tuvo la prensa mexicana en las corresponsalías de Arturo Cuyás, lo primero a señalar es la diversidad de sesgos ideológicos de estas publicaciones. Mientras que El Monitor Republicano y El Siglo Diez y Nueve eran publicaciones del liberalismo radical, El Tiempo y La Voz de México daban voz al amplio espectro del conservadurismo mexicano.
¿Cómo podemos entender lo anterior? Formular preguntas concretas como ésta representa por sí mismo un resultado de esta etapa de estudio, en tanto que puede dar indicaciones de elementos generales de nuestras publicaciones durante ese periodo final del siglo XIX. La respuesta a esta interrogante tal vez se puede encontrar en el hecho de las dificultades que tenía la prensa nacional para hacerse de notas del extranjero, de ahí que la información publicada por Cuyás les ayudaba a paliar esta situación.
Estos 25 años de actividad como corresponsal de Arturo Cuyás pueden permitir observar rasgos que los estudios sobre la prensa mexicana han soslayado, como es el caso de la corresponsalía como uno de los oficios periodísticos que merecen atención. El análisis del desarrollo de la prensa debe ir más allá de los aspectos locales, los que ha destacado hasta ahora la historia del periodismo mexicano, sino que siendo el periodismo una parte de los procesos culturales está abierto a influencias múltiples, en este caso provenientes del mundo exterior.
La propuesta para ver con más detenimientos estos 25 años de corresponsalía entre Estados Unidos, Cuba y nuestro país es la de hacer un recuento de las colaboraciones de K.Lendas publicadas en México que presentamos a continuación:
Tabla 1. Cronología del corresponsal K.Lendas, desde Nueva York 1871-1896, por lustros
1871-1875 |
1876-1880 |
1881-1885 |
1886-1890 |
1891-1896 |
Total 25 años 1871-1896 |
|
El Monitor Republicano |
10 |
3 |
39 |
17 |
4 |
73 |
El Siglo Diez y Nueve |
1 |
12 |
0 |
0 |
0 |
13 |
La Iberia |
2 |
1 |
0 |
0 |
0 |
3 |
La Colonia Española |
0 |
4 |
0 |
0 |
0 |
4 |
El Republicano |
0 |
2 |
0 |
0 |
0 |
2 |
El Centinela Español |
0 |
1 |
1 |
0 |
0 |
1 |
El Diario del Hogar |
0 |
0 |
8 |
2 |
0 |
10 |
El Tiempo |
0 |
0 |
4 |
21 |
11 |
36 |
El Nacional |
0 |
0 |
7 |
8 |
0 |
15 |
La Oposición Radical |
0 |
0 |
2 |
0 |
0 |
2 |
La Libertad |
0 |
0 |
6 |
0 |
0 |
6 |
La Voz de México |
0 |
0 |
0 |
2 |
1 |
3 |
The Two Republics |
0 |
0 |
0 |
1 |
0 |
1 |
El Municipio Libre |
0 |
0 |
6 |
0 |
0 |
6 |
Total por lustro |
13 |
23 |
66 |
51 |
17 |
170 |
Fuente: Cálculos del Grupo Transfopress México a partir del registro de publicaciones de K.Lendas en la Hemeroteca Nacional Digital de México (HNDM).
De lo anterior podemos concluir los siguientes aspectos.
Visto así, resulta evidente que los periódicos mexicanos que más publicaron a Cuyás lo hicieron no por afinidad ideológica sino más bien por el papel privilegiado que tenía su visión noticiosa desde Estados Unidos. Como corresponsal, era testigo de algunos de los hechos que narraba y tenía a mano fuentes que, vistas desde México, eran destacadas por ser de primera mano.
A continuación nos adentraremos en el análisis de las características que observamos en la corresponsalía de Cuyás en cada uno de los quinquenios a los que nos hemos referido.
En su primer lustro, de 1871 a 1875, la corresponsalía de K.Lendas desde Nueva York tuvo un inicio lento en El Monitor Republicano con 4 registros en 1871. Luego mantiene un ritmo lento de publicación en este diariocon 6 cartas más de 1872 a 1875 (con una o dos publicaciones anuales) lo que hace un total de 10 materiales más una solitaria corresponsalía en La Iberia.[1] Sobre Cuyás ubicamos –lo que dada la dificultad para hacerlo no seguimos sistemáticamente en el resto del periodo hasta 1896– dos menciones hechas con su nombre.
En estos primeros despachos de K.Lendas leídos por públicos mexicanos , en cuanto a la economía, llega a publicar en La Iberia el estado financiero de algunas compañías estadounidenses (“Estados Unidos. Nueva York, 27 de septiembre de 1873”, Iberia, 1-2). Sus crónicas son variadas en sus temas, de lo económico a la cultura:
Nueva York aparece entre las ciudades más pobladas del mundo como Londres, Pekín, París. Salpica sus crónicas con informaciones de interés para inversionistas como la quiebra de consorcios, de la banca y del azúcar. En segundo lugar, en cuanto a la cultura norteamericana, el ojo de Cuyás es sensible y simpatiza con algunos rasgos del carácter del pueblo norteamericano: alaba las competencias y torneos deportivos así como critica otros, como el puritanismo (“Extranjero. Estados Unidos. Nueva York, 2 de agosto de 1875”, Monitor, 28-08-1875, 1-2).
A la vez que proporciona información de actualidad como que la Cámara discute el proyecto de conmemorar el Centenario de la Independencia con una exposición en Filadelfia (“Extranjero. Estados Unidos. Nueva York, 7 de mayo de 1874”, Monitor, 02-06-1874, 1-2).
Como la anterior, las noticias políticas tienen en las cartas de K.Lendas un lugar preferente. Integra desde luego la diplomacia española, y se pregunta, crítico ante la injerencia de la potencia norteamericana: ¿Grant declarará la guerra a España a causa de Cuba? A la vez previene a cubanos de ataques a su economía: sobre la falsificación en Estados Unidos que afectan a productores de tabaco cubano. Al tratar información relacionada con Cuba, podemos apreciar la posición que juega el periodismo de Cuyás. Es tajante en sus afirmaciones: hay silencio en la prensa norteamericana acerca del movimiento independentista en la isla. Sigue negociaciones entre España y Estados Unidos, y se mantiene vigilante de sucesos que buscan acelerar el conflicto: escribe sobre un buque con armas que de este país se dirige a la isla. (“Extranjero. Estados Unidos. Nueva York, 31 de enero de 1875”, Monitor, 13-02-1875, 1-2).
Al seguir esos temas, K.Lendas nos presenta un panorama de la prensa en español en Estados Unidos: En 1871 nombra periódicos cubanos en Estados Unidos desaparecidos: La Voz del Pueblo, El Diario Cubano y El Demócrata, a los que se unirá Revolución. En cambio, apareció La República. Periódico Político, Literario y Comercial. Órgano de la Democracia Latinoamericana; se dice que es el único periódico latinoamericano (“Sección extranjera. Estados Unidos. Nueva York, 24 de agosto de 1871”, Monitor, 15-09-1871, 1-2).
K. Lendas inicia de 1878 a 1880 una etapa de impulso a sus publicaciones con 19: sólo en estos tres años destaca el otro gran diario liberal, El Siglo Diez y Nueve, con 10 publicaciones. Sumamos 2 de 1876 como antecedente que llamó nuestra atención sobre las corresponsalías de Arturo Cuyás, quien con su firma cubrió la información de la conmemoración del Centenario de la independencia de Estados Unidos, la Feria de Filadelfia, para el diario liberal El Siglo Diez y Nueve. [2]
Hubo en estos años una reducción de su presencia en El Monitor Republicano con solamente 3publicaciones registradas durante este lustro.
Es en estos años que inicia la diversificación de sus apariciones en la prensa mexicana, de inicio con sus contactos españoles en el diarismo mexicano: 4 despachos en La Colonia Española, 2 en El Republicano y una en El Centinela Español. Subrayamos que la tribuna que estas publicaciones de periodistas españoles le brindan, seguramente ligada a los objetivos de Cuyás de apoyar y transmitir la óptica de España en relación con la injerencia de Estados Unidos en la situación política de Cuba, solamente se mantuvo en estos años de 1876 a 1880.
¿Qué puede explicar su silencio posterior al no seguir distribuyendo los textos de K.Lendas? Hemos seguido las actividades de periodistas españoles en México durante el siglo XIX, y generar esta cuestión resulta sugerente también para continuar indagando qué conexiones hicieron posible la reproducción de estos despachos.
Durante estos cinco años, 1876 a 1880, y veremos que de forma recurrente en toda su corresponsalía, K.Lendas sigue las noticias económicas al tiempo que se muestra vigilante de la actividad expansionista norteamericana: El presidente Hayes propone comprar terrenos en sur de México (“Extranjero. Estados-Unidos. México Nueva York, 6 de julio de 1877”, Monitor, 24-07-1877, 1). Indica que maltratan a los buques mercantes españoles en Nueva York. De todas formas, para España es de interés la relación económica con esta potencia: el corresponsal informa que barcos españoles llegan a comprar trigo para Barcelona, y que buscan abrir una ruta La Habana-Nueva York-Barcelona (“Correspondencia. Estados Unidos. Nueva York, 4 de septiembre de 1878”, Monitor, 15-10-1878, 1). Además, 1878 es el año de la mayor cosecha de granos registrada en la historia norteamericana, lo que refuerza su importancia internacional (“Extranjero. Estados-Unidos. México Nueva York, 16 de enero de 1879”, Siglo XIX, 19-02-1879, 1).
A la vez el periodista reconoce virtudes del pueblo estadounidense, expuestas sus luces y sus sombras con una pluma ágil capaz de atraer a sus lectores con informaciones del día, y con datos que quizás harían posible que quienes recorrían sus textos pudieran comparar en México las situaciones que el corresponsal destacaba.
En cuanto a la cultura, K.Lendas comenta que en Estados Unidos se practica mucho la caridad, y hay grandes donativos de la Cámara de Comercio, o que en Nueva York hay gran cantidad de asilos y sociedades de beneficencia. Por lo que respecta a la salud, incluye en sus informes los estragos de la fiebre amarilla que continúa en 1878 en el sur de Estados Unidos. Y sobre su notorio interés en la política norteamericana, destacamos su crítica al socialismo, que para él es otra epidemia, si bien dividida y desorganizada. Tampoco simpatiza con las huelgas o con el Partido Nacional de los Trabajadores. Destaca el papel decisivo que tiene en las elecciones presidenciales la ciudad de Nueva York. (“Extranjero. Estados-Unidos. Nueva York, 28 de agosto de 1878”, Siglo XIX, 02-10-1878, 1).
Mientras, Nueva York –donde se paga mucho por limpieza y es muy sucia, indica– goza de buena salud. ¿Por qué tan sucia, si la rodean tres ríos caudalosos? (“Correspondencias. Estados Unidos. Nueva York, 23 de enero de 1878”, Colonia Española, 10-03-1878, 1).
Tiene también interés sobre la cuestión de los pueblos originarios, de los que informa en 1879 que Toro Sentado, el cacique indio, regresó a Estados Unidos tras permanecer un año en las posesiones inglesas del norte con toda su gente (15 mil personas) (“Extranjero. Estados-Unidos. Nueva York, 25 de enero de 1879”, Siglo XIX, 24-02-1879, 1). Un año después indicó que hubo éxito al enviar a indios de ambos sexos al Instituto Normal y Agrícola de Hampton, para recibir educación inglesa elemental y conocimiento práctico de labranza e industrias útiles.[3] (“Extranjero. Estados-Unidos. Nueva York, 4 de diciembre de 1879”, Siglo XIX, 06-01-1880, 1).
Centra también su atención en las relaciones con países americanos y lo que pudiera implicar el avance de un expansionismo. Así en 1877 comenta la llegada a Washington de un representante de Porfirio Díaz, en busca de reconocimiento de su gobierno ante Estados Unidos, así como la posibilidad de que Díaz cediera terrenos a la potencia, como pago por desmanes ocasionados a ganaderos de Texas (“Extranjero. Estados-Unidos. México Nueva York, 6 de julio de 1877”, Monitor, 24-07-1877, 1).
De 1881 a 1885, K.Lendas triplicó su actividad periodística: las cifras de sus textos publicados pasan de los 20 en el lustro anterior, a 66 en estos años, de las cuales 39 fueron reproducidas por El Monitor Republicano. Muy lejos de esa cifra, participan en tales publicaciones El Diario del Hogar con 8, El Nacional con 7 y La Libertad con 6. También inicia su participación con 4 crónicas el diario católico El Tiempo.
Con la misma organización de temas en sus despachos, K.Lendas habla sobre las transformaciones de grandes sectores económicos de la época:
Sus despachos anuncian la aceleración del tiempo social: la luz pública, la rapidez del tren, la disminución de trayectos entre Europa y América. También el cambio científico, tecnológico e industrial se reflejó en ello: Cuyás destaca el proyecto de un congreso internacional en Washington que busca determinar un meridiano fijo mundial, longitud cero para calcular el tiempo en el globo (“Extranjero. Cartas de Nueva York. Nueva York, 17 de junio de 1882”, Monitor, 07-07-1882, 1).
Leer las cartas de K.Lendas permite a su público acercarse a ese escenario acelerado que constituye la gran potencia en pleno crecimiento, Estados Unidos, y Nueva York principalmente como urbe en expansión: de enero a mayo de 1882, 234 mil inmigrantes llegaron a dicha ciudad. El periodista añade su denuncia de la corrupción dentro de la administración neoyorquina, hecho por el cual gobernar Nueva York resulta más caro que gobernar Suiza, Grecia, Noruega, Suecia, con una población más grande toda vez que alcanza 1 millón 206 mil personas (“Extranjero. Estados-Unidos. Nueva York, 6-14 de enero de 1881”, Monitor, 04-02-1881, 1-2).
Acerca de grupos de población determinada como la migrante, y de los conflictos que supone su integración a la economía estadounidense ávida de mano de obra de bajo costo, K.Lendas habla de medidas de la legislatura federal para regularizar y proteger a dicha población, con impuestos a compañías por cada migrante que viajara con ellas para su atención médica (“Extranjero. Cartas de Nueva York, Nueva York, 17 de junio de 1882”, Monitor, 07-07-1882, 1).
La visión de Cuyás se amplía a otros sectores de la población de este país lleno de contradicciones. La pluma del corresponsal adquiere al tratar su situación una calidad de testimonio: “Las tribus indias del Oeste están dando qué hacer al gobierno. […] poner a raya á los indios revoltosos. […] “Recomienda el Presidente al general Sheridan indagar si los indios tienen algun motivo justo de queja, y en tal caso, que se haga justicia; pero que, de no ser así, se tomen disposiciones enérgicas para reprimir y contener sus desmanes” (“Cartas del extranjero. Estados Unidos. Nueva York, 11 de julio”, Tiempo, 01-08-1885, 1).
Sus textos muestran, en paralelo, sus propios prejuicios, al hablar a la vez de alentar la migración europea y decidir reproducir lo escrito en el periódico trilingüe La Correspondance Americaine de La Habana: “la perniciosa influencia de la raza negra que predomina en la población, se neutralizaría, y la España podría gobernar en condiciones más liberales” (“Extranjero. Cartas de Nueva York. Nueva York, 17 de junio de 1882”, Monitor, 07-07-1882, 1).
Otra recomendación que juzga posible para la isla es impulsar la refinería con maquinaria abaratada por hierro económico (“Estados Unidos. Nueva York, 11-13 de junio”, Tiempo, 08-07-1885, 1).
La nota roja alimenta también los ángulos interesantes de sus corresponsalías, abriendo ese espectáculo de la sociedad norteamericana para los públicos de Cuba y de México, en que se mezcla el crimen, la política y los recursos de la prensa de Estados Unidos. Así reproduce elementos del proceso del abogado Charles Jules Guiteau, asesino del Presidente Garfield, que K.Lendas considera “una indecorosa payasada” (“El proceso de Guiteau. Correspondencia del Diario de la Marina. Nueva York, 26 de noviembre”, Diario del Hogar, 17-12-1881, 1-2). Informa también que The New York Herald publicó un grabado del cerebro de Guiteau, de una foto tomada 4 horas después de su ejecución por haber asesinado al Presidente (“Extranjero. Estados Unidos. Noticia tomada del Diario de la Marina firmada por K.Lendas. Nueva York, 8 de junio”, Oposición Radical, 28-07-1882, 12).
De esa prensa recoge también la descripción que el diario The World hace del Tío Samuel: sombrero blanco, barba de chivo y pantalón listado, siendo la representación de “Su Magestad el Pueblo Soberano” (“Extranjero. Nueva York (Del Diario de la Marina), Setiembre 17 de 1885”, Monitor, 13-10-1885, 2).
El ojo avizor de Cuyás ve en la entrevista en Nueva Orleans del Presidente Barrios de Guatemala con el Presidente Arthur sobre los límites con México, la revisión de un proyecto para que Barrios unifique en un solo país Centroamérica (“Extranjero. Cartas de Nueva York. 13 de julio de 1882”, Monitor, 01-08-1882, 1). A la vez destaca los acuerdos entre Estados Unidos y Colombia para proteger el istmo de Panamá (“Correspondencia de ‘El Diario de la Marina’. Nueva York, 12 de mayo”, Nacional, 03-06-1885, 2).
Presentadas aquí las líneas que para nosotros definen las “secciones” que Cuyás busca llenar en sus diferentes despachos, cerramos ahora solamente con un breve recuento numérico de las reproducciones de K.Lendas en publicaciones mexicanas durante un cuarto lustro (de 1886 a 1890) y los años finales (de 1891 a 1895). Dejamos para el apartado siguiente –y final de nuestra presentación de resultados– hacer una aproximación diferente a los elementos que caracterizan sus entregas.
Entre 1886 y 1890, sigue la presencia de K.Lendas en México, resaltando El Tiempo que es el que más publica con 21 despachos, superando los 17 de El Monitor.
The Two Republics destaca, el 7 de abril de 1889 en primera plana, el carácter antinorteamericano del periódico El Tiempo y lo atribuye a la influencia de su corresponsal en Estados Unidos, K. Lendas. Esta mención indica cómo pudo ser leído K.Lendas dentro de una comunidad directamente interpelada por el panorama que esta buena pluma había desarrollado de la vida en Estados Unidos durante casi dos décadas en México.
Si bien todavía El Tiempo reproduce 11 despachos de K.Lendas,siendo la etapa final del gran diario liberal El Monitor Republicano que todavía publica 4, el total de materiales de Cuyás alcanza solamente 17 materiales antes de terminar sus registros en la prensa mexicana. Estamos en vísperas del final del dominio español sobre la isla de Cuba y, muy posiblemente, los objetivos que Arturo Cuyás persiguió manteniendo un retrato continuo y dinámico de la vida en Estados Unidos haya también cerrado su ciclo. El autor retornó entonces a su patria, España, para iniciar nuevas empresas.
Tras esta revisión a la vez cronológica de este cuarto de siglo de actividad periodística de Arturo Cuyás, a través de la reproducción en México de sus corresponsalías enviados desde Nueva York, presentamos un acercamiento sobre sus características generales.
En lo que se refiere a los diarios mexicanos, las contribuciones de K.Lendas aparecían en la sección de noticias extranjeras, situadas, en general, en las dos primeras páginas de los diarios y con una extensión que variaba, según cada periódico, entre una y cuatro columnas.
Si bien las fuentes hemerográficas no dan cuenta del proceso de transmisión de la información, consideramos que éste tuvo un doble circuito. El primero, que es el de mayor paso, fue el de Nueva York-Cuba-México y en el que Cuyás escribía sus notas y las enviaba a Cuba, donde era publicadas en El Diario de la Marina tras lo cual los ejemplares eran enviados a México, donde probablemente entraban por el puerto de Veracruz, para que los periódicos copiaran debidamente los textos del catalán.
El segundo circuito tuvo menor peso y frecuencia y consistió en que Cuyás hizo las veces de corresponsal de las publicaciones mexicanas, de tal modo que escribía éstas en Nueva York y las enviaba a México. Un comentario de la redacción de El Nacional brinda elementos de interés sobre dichas reproducciones en diversos medios: “Aunque algunos colegas publican como suyas las correspondencias que toman del Diario de la Marina, de la Habana, y que este periódico paga a Kalendas, nosotros no imitamos su conducta, tanto más cuanto que Kalendas que tendría gusto en ser corresponsal de los periódicos mexicanos nos encarga, anunciemos que ve esta usurpacion con desagrado y que sus cartas valen 20 duros oro americanos” (“Cartas del extranjero. Correspondencia del “Diario de la Marina”. Nueva York, 17 de julio”, Nacional, 08-08-1886, 1).
Este proceso se pudo ver favorecido por el desarrollo del ferrocarril tanto en Estados Unidos y México a lo largo de las dos últimas décadas del siglo XIX, lo que en gran medida agilizó el transporte de mercancías y de las personas entre ambos países.
Lo anterior es relevante en la medida en que permite vislumbrar que los periódicos mexicanos tenían problemas para hacerse de noticias sobre el extranjero. En realidad, las dificultades no eran nuevas y desde tiempo atrás se había procurado resolverlas. Así, en 1867 La Iberia daba cuenta de la fundación de una Agencia General de Noticias y Avisos que aspiraba a difundir con rapidez anuncios y noticias de índole política y comercial recurriendo a la información recibida por los vapores que llegaban al país y transmitiéndola por la incipiente vía telegráfica (Portilla, A., “Avisos importantes para todos”, Iberia, 18-09-1867, 4).
Al respecto, también este diario publicó una nota en la que apuntaba que The Mexican Standard hacía un llamado a los periodistas de la capital del país para que consideraran la formación de una asociación similar a las existentes en Nueva York y Londres y cuyo objetivo recibir rápidamente las noticias nacionales y extranjeras transmitidas por telégrafo, dividiendo entre los miembros los gastos de los telegramas o estableciendo un acuerdo mediante una comisión de la misma prensa asociada. Esta propuesta es bien recibida y se espera que se concrete. Sin embargo, se señala que ya existe una Agencia de Noticias establecida en la ciudad, cuyo propósito es proporcionar a la prensa las noticias extranjeras a la llegada de los vapores (Portilla, A., “Asociación de la prensa”, Iberia, 18-09-1867, 4).
Lo cierto es que, a pesar de lo anterior, la falta de información sobre el desarrollo de estos ejercicios al tiempo que la publicación de propuestas con demandas similares a lo largo de los siguientes años nos hace suponer que no lograron consolidarse, de tal modo que las publicaciones periódicas siguieron teniendo problemas para hacerse de información sobre el extranjero. Este factor podría explicar por qué diarios de tendencias ideológicas distintas, entre liberales y conservadores, incluyeron la visión de este periodista español sobre Estados Unidos. En esta misma línea, el 6 de octubre de 1875 El Federalista daba cuenta de la fundación de la Prensa Asociada de México.
Antes apuntamos que K.Lendas tomaba información de los periódicos norteamericanos para comentarlas en sus crónicas. Al respecto, sabemos que consultó: The New York Herald, The Press Telegram, The World, The Commercial y The Press. A estos debemos sumar, como fuente informativa, a la agencia Associated Press. De todos, fue The New York Herald el medio que más citó debido a que consideraba que era el “barómetro del espíritu laborante (simpatizante de la insurrección cubana” (“Sección extranjera. Estados Unidos. Nueva York, 2 de febrero de 1871”, Monitor, 28-02-1871, 2-3), y en consecuencia, tuvo un mayor peso en sus artículos.
A pesar de ello, su postura ante esta publicación tendió a ser crítica al grado de llegar a denominarla como “[…] revista o fárrago político-económico-jurídico-social [en la que] no hay una sola noticia que no sea fiable y algunas están falseadas” (“Extranjero. Nueva York”, Tiempo, 19-06-1889, 1), lo que no resulta extraño si partimos de la idea de que el periódico siempre dio voz a los políticos que promovían con más fervor el expansionismo estadounidense en Canadá, Cuba y Nicaragua. Años atrás, en 1874, criticó a su director, James G. Bennett, por no asistir a la redacción del periódico, lo que provocó un descenso en su calidad y circulación al publicar solamente avisos marítimos y anuncios (“Extranjero. Estados Unidos.”, Monitor, 02-06-1874, 2-3).
Más allá de su extensión y posición en los periódicos, los textos de Cuyás destacaban en su rica exposición sobre lo que pasaba en Estados Unidos en los ámbitos cultural, económico, político y social. Ello debido a la generosidad y rigor de sus relatos, producto de sus vivencias y la lectura de la prensa norteamericana.
Si bien es cierto que en ellos se cuidó de no compartir detalles de su vida, la visión crítica que desarrolló al comentar los temas pone en evidencia un posicionamiento ideológico en el que cuestionaba el ascendente imperialismo norteamericano y la relegación del papel de Europa, en general, y de España, en particular, en el continente americano.
Sobre lo anterior podemos señalar dos aspectos. El primero es que es probable que Cuyás conociera la historia entre México y Estados Unidos y, en consecuencia, buscara alentar a los mexicanos a hacer causa común contra las actitudes abusivas de los estadounidenses. Por otro lado, es probable que esta postura estuviera inspirada por el interés de España por acercarse a sus antiguos territorios en América a través del hispanoamericanismo, corriente de pensamiento entonces en boga y bastante diversa que tenía, por un lado, una vertiente tradicionalista que adoptaba una posición paternalista y protectora hacia las nuevas repúblicas americanas, mientras que su versión progresista consideraba la identidad cultural como el medio principal para establecer un intercambio fluido con sus otrora territorios (Moreno, 2018, 61-62).
En K.Lendas, el tema del expansionismo norteamericano se encontraba intrínseca y estrechamente vinculado al del nacionalismo. Sobre el segundo sentenció, con cierta crudeza, que “la ignorancia de muchos hombres públicos de este país en asuntos que se relacionan con países extranjeros es evidente con bastante frecuencia y tiene su origen en las escuelas y colegios de toda la República, donde se enseña a los alumnos a considerar a los Estados Unidos como la única nación civilizada, su geografía y su historia como las únicas dignas de estudio, y toda referencia a las demás naciones generalmente va acompañada de conceptos despectivos, denigra,ntes o erróneos” (“Extranjero. Nueva York”, Tiempo,09-03-1889, 1). En efecto, para el periodista el nacionalismo norteamericano tenía un fuerte componente de lo que en términos actuales denominaríamos como “chauvinismo” que le llevaba, por un lado, a mostrarse como un paradigma de la modernidad al tiempo que a minimizar, por el otro, al resto de las culturas, particularmente a las latinas y, dentro de ellas, a la española.
La acusación que hace sobre el carácter antihispanista del nacionalismo estadounidense no sólo se debe al origen español de K.Lendas; también se derivó de dos situaciones: el deseo de Estados Unidos por hacerse de Cuba y la postura del periodista a favor del dominio español sobre la isla. Así, en el año de 1889, publicó una serie de textos en los que abordaba el tema desde diferentes perspectivas.
En primera instancia, retomaba lo expresado por el Secretario de Estado norteamericano, James G. Blaine, sobre los beneficios que tendría para Estados Unidos la compra de la isla de Cuba. Señalaba una dimensión sanitaria por la que se evitaría que los estados del sur volvieran a ser víctimas de la fiebre amarilla, cuya última epidemia se había producido por el intercambio comercial con la isla; de igual forma presentaba razones geopolíticas por las que, dada la cercanía con la península de Yucatán, permitiría a los norteamericanos cerrar “perfectamente el Golfo de México” y hacerse, en palabras de Blaine, de “aquello que en el orden natural de las cosas deberíamos poseer y dominar” (“Extranjero. Nueva York”, Tiempo,09-03-1889, 1). Tras estos dichos, K.Lendas terminó la nota ironizando sobre los “beneficios” que tendría Cuba en caso de caer en manos norteamericanas e hizo escarnio, también en siguientes artículos, sobre los argumentos epidemiológicos esgrimidos por el Secretario de Estado.
Baste lo anterior para apuntar que la visión del periodista sobre la clase política estadounidense no es del todo positiva. Si bien reconoce que el sistema político norteamericano funcionaba de manera eficiente, tampoco tenía empacho en señalar uno de sus fallos: la corrupción. Afirmó, en 1881, que en Albany, capital del Estado de Nueva York, se compraban y vendían los votos de los legisladores (“Gacetilla. Nueva York”, Monitor, 06-07-1881, 1), y aseguró que en el Congreso había lo que definió como “algunas aves de rapiña que se alimentan con los desperdicios y las miserias de la gente” (“Nueva York”, Voz de México, 07-09-1893, 2), y que lejos de trabajar por el interés común, buscaban el beneficio propio; de ahí que fueran en aumento los rumores de cohecho y soborno contra los senadores, al grado de que, con el paso del tiempo, “el mismo Senado no ha podido sustraerse al deber de investigar lo que haya en ellos de cierto” (“Los senadores americanos”, Tiempo, 18-06-1894, 1).
Otro recurso que K.Lendas utilizó para referirse al expansionismo norteamericano en Cuba fue el de dar cuenta de lo que los diarios publicaban. Conocedor de que el tema de la anexión de la isla de Cuba formaba parte de las agendas política y pública estadounidenses, aseguraba que “en cuanto a las noticias que quedan en las columnas de los periódicos neoyorquinos, siempre hay algún huequito que llenar, ahí está la anexión de Cuba a los Estados Unidos, que es el comodín de todas las cuestiones” (“Extranjero. Nueva York. Tomado de El Diario de la Marina”, Monitor, 29-08-1890, 1). En este sentido criticó a los periódicos The Sun y The World por su desconocimiento de los sucesos de Cuba ypublicar paparruchas [4] sobre los mismos, al afirmar que la anexión de Cuba a Estados Unidos era una cuestión de tiempo sin importar los intentos que hicieran los españoles por evitarlo. El problema, a los ojos del periodista, es que este tipo de argumentos tenían mucho éxito pues eran compartidos tanto por los políticos como por la mayoría del pueblo.
En los años noventa, y cuando la cuestión cubana generó las mayores tensiones entre España y Estados Unidos, el reportero recurrió a un tercer procedimiento, que fue el de publicar extractos de cartas escritas por cubanos que se oponían a la independencia de la isla en el entendido de que, con ella, también llegaría el dominio estadounidense. Así, citó la misiva de “un habitante de las Antillas” que escribía que la gente de la isla no deseaba expediciones liberadoras, levantamientos insurgentes ni tampoco la emancipación, al tiempo que evidenciaba el doble rasero que el gobierno estadounidense aplicaba con España y Cuba:
Cuando el Gobierno de Washington, en su afán de impedir que se violen las leyes y los tratados, detiene algunas expediciones filibusteras, los campeones del laborantismo posan el grito en el cielo y exclaman en la prensa o en el Congreso: ¿Desde cuándo el Tío Sam ha de convertirse en el policía de España? Si ésta quiere impedir que lleguen expediciones a Cuba, que vigile sus costas, y no pretenda que se las guarde el gobierno de los Estados Unidos... Pues bien, España acaba de demostrar que vigila las costas de Cuba, y cuando un cañonero apresa a una goleta filibustera, sin ayuda del policía del Norte, esos mismos campeones exclaman: ¿Qué derecho tiene España para coger a un barco americano, ni para castigar a ciudadanos de los Estados Unidos? (“Lo de la goleta ‘Competitor’”, Tiempo, 29-04-1896, 1)
Si bien el asunto del expansionismo norteamericano en Cuba fue el que mayor interés despertó en K.Lendas, tampoco fue el único. Está el caso de Canadá, en el que el Congreso autorizaba al presidente Grover Cleveland a que iniciara las negociaciones con el gobierno de ese país para integrarlo a Estados Unidos. Al respecto, el periodista señaló que la propuesta no era más que un chiste (“Extranjero. Nueva York”, Tiempo, 09-01-1889, 1). De hecho, dos meses más tarde, publicó una crónica en la que citaba al Secretario de Estado, James Blaine, quien aseguraba que los intereses expansionistas de Estados Unidos no estaban en Canadá sino en Cuba (“Extranjero. Nueva York”, Tiempo, 09-03-1889, 1).
La cuestión de Nicaragua reviste especial interés. K.Lendas le dedicó un par de artículos del que destaca el primero. En él, se refirió a las discusiones en el Senado en torno a un proyecto de ley que diera la concesión de la construcción del canal de Nicaragua.[5] Lo destacado de esta nota es el tono con el que la escribió. Lejos de echar mano al humor y a las buenas formas en la crítica, sus herramientas habituales, ahora dio rienda suelta a un estilo visceral para referirse al peligro norteamericano, al que vinculó con “esa gran bestia que se llama la doctrina de Monroe” con frases como: “No se amañan a engañar las repúblicas hispanoamericanas. Los representantes del pueblo de los Estados Unidos han precisado de un modo muy claro cuáles son las verdaderas intenciones que se esconden bajo la capa de tan manoseada doblez […]; el abrazo que les brinda es el abrazo del oso que estruja y magulla a la víctima antes de devorarla” (“Extranjero. Nueva York”, Tiempo, 28-02-1889, 1).
Para K.Lendas, el expansionismo norteamericano era un peligro no sólo para las naciones mencionadas, también para el resto del continente. En ese sentido, presenta a Estados Unidos como un país que se autoproclamó como el gran árbitro y policía continental para dar rienda suelta a su voracidad en materia económica y territorial. En ese sentido, y sin saberlo, lo que compartió a los lectores en sus escritos fueron cimientos de lo que a inicios del siglo XX se conocería como la política del Big Stick, que marcaría el inicio del imperialismo estadounidense.
Ahora bien, lo cierto es que este afán de crecimiento territorial formaba parte de una política interior por parte del gobierno estadounidense. Como consecuencia del crecimiento económico posterior a la Guerra de Secesión y a la llegada masiva de inmigrantes europeos, las autoridades norteamericanas fomentaron los movimientos migratorios hacia el oeste, lo que a su vez dio origen tanto a la creación de nuevas ciudades como a la incorporación de nuevos estados. Si tomamos como ejemplo el año de 1889, el de mayor producción de K.Lendas, observaremos que Dakota del Norte, Dakota del Sur, Montana y Washington se integraron oficialmente a la Unión Americana, en tanto que en el territorio de Oklahoma el 22 de abril se dio lo que se conoce como la “Carrera de Tierras de 1889”, por la que en un lapso de horas, entre cuatro y seis mil colonos fundaron las ciudades Oklahoma y Guthrie con la intención de apropiarse de tierras y establecer viviendas y negocios (The Encyclopedia of Oklahoma History and Culture, s. f.,s. p.).
Cuyás abandonó Estados Unidos en 1898. Aunque la causa no es del todo clara, parece ser que estuvo relacionada con el hecho de que ese mismo año el embajador español en ese país, Enrique Dupuy de Lomé, fundó en Nueva York la Prensa Asociada Hispano Cubana. Financiada por el gobierno español, cumplía con los propósitos de informar a éste sobre todo aquello que se publicaba sobre Cuba en la nación norteamericana, enviar artículos a diversos periódicos neoyorquinos con el fin de crear una opinión favorable a los intereses españoles, recibir correspondencia de periódicos españoles y cubanos, y traducir al inglés la documentación oficial española y reunir espías españoles que vigilaban a los cubanos en Estados Unidos. La sociedad era presidida por Arturo Cuyás e integrada por su hermano Antonio como tesorero, Luis V. Abad como secretario (Hernández Fuentes, 2019, 55), y Miguel Angulo, un abogado empleado del gobierno colonial cubano. Poco después de su fundación, y tras las sospechas de que se trataba de una bien organizada oficina de servicio secreto español, los agentes del Servicio Secreto de Estados Unidos iniciaron una investigación sobre la sociedad, lo que llevó a que, a mediados de mayo de 1898, irrumpieran en sus oficinas, mismas que se hallaban vacías y sin teléfono (“To catch spies. American authorities after alleged Spanish agents”, Mexican Herald, 02-06,1898, 4).
Si bien de Lomé desapareció de forma intempestiva y huyó del país, los agentes sabían que los sospechosos estaban en comunicación constante con el embajador. Dos de ellos huyeron a Canadá, y el otro recibía un salario de $8,000 del gobierno español y se pensaba que estaba escondido en Nueva York. Cuyás tuvo que huir a su país, donde residió definitivamente y recibió la condecoración de Isabel la Católica por su apoyo al gobierno español (Costa, s/f, s/p). Falleció en Madrid el 1o. de noviembre de 1925.
A reserva de lo anterior, consideramos que la labor de Cuyás fue relevante por varias razones. La primera es por la influencia que ejerció en la prensa mexicana del siglo XIX y que, como vimos, alcanzó su pico en la década de los años ochenta. Las crónicas que escribió desde Nueva York para El Diario de la Marina de Cuba, tuvieron un impacto significativo en la prensa mexicana de la época pues fueron reproducidas en varios publicaciones periódicas de distintas improntas ideológicas y políticas, lo que indica la importancia que se le dio a su visión crítica sobre la política, economía y sociedad estadounidense. Este fenómeno sugiere una conexión interesante entre los contextos políticos y periodísticos de Cuba, México y Estados Unidos durante ese periodo.
Consideramos que lo anterior también se debió a que sus colaboraciones comprendían aspectos tan diversos como la política, diplomacia, costumbres, diversiones, prensa, crímenes… de Nueva York, en lo particular, y de Estados Unidos en general, que, en su conjunto, daban cuenta de la realidad compleja de una nación que trabajaba para afianzar su hegemonía continental. En un tiempo en el que México había abierto sus puertas al mundo, estos contenidos alimentaban el interés de los lectores, mismos que se mostraban cada vez más ávidos por conocer lo que aconteció en otras latitudes al igual que las manifestaciones de la vida cotidiana que en ellas se vivían.
Por otro lado, está su visión crítica sobre el expansionismo estadounidense. A través de sus textos, denunció la política expansionista de Estados Unidos y su intervención en asuntos de otros países, especialmente en Cuba. Esta perspectiva anticipó lo que más tarde se conocería como la política del Big Stick, motor del imperialismo estadounidense en el siglo XX. En este sentido, la perspectiva de Cuyás ofrece una mirada única sobre las tensiones geopolíticas de su época y su relevancia histórica.
A partir de este análisis, consideramos que dos líneas de investigación de interés en el futuro serían el análisis de la labor de Cuyas a partir de las referencias fundamentales de la bibliografía española y mexicana que traten estas relaciones transatlánticas, con el fin de proporcionar un contexto más sólido que permita explicar con más detalle los temas que alimentaron las crónicas de Cuyás desempeñó su labor periodística. La segunda es el estudio de la influencia de la prensa extranjera en la opinión pública y en las políticas internas de México durante el siglo XIX. Si bien nos centramos en la actividad periodística de Arturo Cuyás y su impacto en la prensa mexicana, sería interesante examinar de manera más detallada cómo la información proveniente de corresponsales extranjeros, como él, influyó en la percepción de los mexicanos sobre acontecimientos internacionales. Creemos que ambos enfoques pueden ayudar a comprender mejor el papel de la prensa extranjera en la configuración de la opinión pública y en el desarrollo político de México en ese periodo histórico.
Seguimos aquí una línea del gran entramado que conforman los circuitos periodísticos, así como el rescate de la trayectoria de Cuyás como intermediario de los intereses españoles en América. Nuestro interés rebasa el estudio de las relaciones entre España y México durante los años 1871-1898. Presentamos una visión panorámica expositiva sobre las colaboraciones de Cuyás en los periódicos mexicanos a través del análisis de la relación periodística entre Estados Unidos, Cuba, España y México, al explorar las redes o circuitos de información en la prensa de esos países. Al mismo tiempo, este tipo de trabajos, contribuye al conocimiento de periodistas poco estudiados, a valorar la trascendencia de los corresponsales extranjeros en la prensa mexicana y a la difusión de los acervos de la HDNM.
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“El Sr. Arturo Cuyás (K.Lendas)”. (23 de agosto de 1895), El Tiempo, no. 3586 p. 2.
[1] En La Iberia, del martes 4 de marzo de 1873, en su primera plana, bajo el título de “Diversidad de opiniones”, se reproduce la protesta enviada “Al excelentísimo señor marqués de Manzanedo- Madrid”, fechada en Nueva York, el 18 de enero de 1873 y publicada por El Cronista de Nueva York tres días después. Entre los 50 firmantes españoles residentes figura Arturo Cuyás: “Los españoles residentes en Nueva York, justamente indignados por las graves ofensas hechas contra la soberanía, la independencia y la integridad de su patria en el despacho oficial de Mr. Fish á Mr. Sickles, fecha el 29 de Octubre último, protestan enérgicamente contra la injerencia de cualquier país extranjero en la política de España”.
[2] “Reclama la preferencia en nuestra atención el Main Building, ó sea el Palacio Industrial. […]. Son, pues, 29 naciones las que están representadas […] ese inmenso museo de productos naturales y de artefactos de las cinco partes del mundo.” (Cuyás, Arturo, “Exposicion de Filadelfia. Nueva York, 25 de Mayo de 1876”, Siglo XIX, 30-06-1876, 1)
[3] “Hay unos cuantos millones de indígenas que tienen derecho de prioridad sobre el terreno, pero la civilización los va arrollando, reduciéndolos a las selvas y escabrosidades de las montañas del Oeste”. ¡Y se espantan cuando citan a Cortés y Pizarro!” (“Extranjero. Estados-Unidos. Nueva York, 25 de enero de 1879”, Siglo XIX, 24-02-1879, 2).
[4] El término tiene las acepciones tanto de publicar noticias falsas como de decir tonterías. En este caso, ambas aplican.
[5] En el periodo virreinal se planteó la posibilidad de utilizar el curso del río San Juan, que conecta un lago con el Caribe, para la construcción de un canal estratégico. Posteriormente, Estados Unidos mostró interés en materializar este proyecto, pero abandonó la iniciativa a principios del siglo XX. Esto ocurrió tras la adquisición de los derechos y la infraestructura inconclusa del canal de Panamá, previamente desarrollados por los franceses, redirigiendo así sus esfuerzos hacia la construcción de esta última obra (César Dachary y Arnaiz Burne, 2014).