DOI: http://dx.doi.org/10.12795/rea.2019.i38.03

Formato de cita / Citation: Arnet-Callealta, V. (2019). La Importancia de la Articulación Territorial de Escala Intermedia en la Recuperación de la Memoria del Trabajo. El Caso de Barbate. Revista de Estudios Andaluces, 38, 50-66. doi: http://dx.doi.org/10.12795/rea.2019.i38.03

Correspondencia autores: virginia.arnet@mayor.cl (Virginia Arnet-Callealta).

© Editorial Universidad de Sevilla 2019

CC BY-NC-ND 4.0

La Importancia de la Articulación Territorial de Escala Intermedia en la Recuperación de la Memoria del Trabajo. El Caso de Barbate

The Importance of the Territorial Articulation of the Intermediate Scale in the Recovery of the Work Memory. The Case of Barbate

Virginia Arnet-Callealta

virginia.arnet@mayor.cl https://orcid.org/0000-0001-8068-8383

Universidad Mayor (Chile). Av. Portugal Nº351, Santiago, Chile, Código Postal 8330231

Gerardo Delgado-Aguiar y José Ángel Hernández Luis

INFO ARTÍCULO

Recibido: 6/3/2019

Revisado: 2/5/2019

Aceptado: 8/5/2019

PALABRAS CLAVE

Identidad

Industria

Memoria

Paisaje

Recuperación urbana

Resumen

El presente artículo indaga en la recuperación de entornos industriales para constatar la influencia que tanto el paisaje litoral como la actividad productiva tienen en la configuración de la imagen identitaria de municipios de escala media.

Para ello, se profundiza en la importancia de la escala intermedia en la organización territorial para adentrarse en su incidencia en la articulación del tejido productivo del litoral. Posteriormente, se aborda la aplicación metodológica de un instrumento de recuperación urbana contemporánea, reconociendo cuáles son los desafíos concretos del caso de estudio, Barbate, y fijando líneas estratégicas que contribuyan a dar respuesta al trabajo planteado. Finalmente, se disponen una serie de reflexiones que confirman el enriquecimiento de las identidades locales dentro del panorama global gracias a la memoria del trabajo.

KEYWORDS

Identity

Industry

Memory

Landscape

Urban recovery

ABSTRACT

This article explores the recovery of industrial environments to verify the influence that both the coastal landscape and productive activity have on the configuration of the identity image of medium-scale cities.

For this, it deepens in the importance of the intermediate scale in the territorial organization to delve into its impact on the articulation of the productive fabric of the seacoast. Subsequently, the methodological application of a contemporary urban recovery instrument is approached, recognizing the specific challenges of the case of study, Barbate, and establishing strategic lines that contribute to respond to the work proposed. Finally, there are a series of thoughts that confirm the development of local identities within the global panorama thanks to the memory of work.

1. INTRODUCCIÓN

La actividad productiva de Andalucía occidental, predominantemente marcada por los parajes agrestes fértiles de las Béticas que han propiciado una industria agroalimentaria de gran riqueza comercial, han perfilado la realidad territorial del sur de la península ibérica, proporcionando un nuevo sistema de redes de ciudades de escala intermedia, a caballo entre los grandes centros regionales y los pequeños asentamientos rurales que “son una de las expresiones más acabadas del nuevo orden […] y una forma eficiente de actualizar la realidad de las redes urbanas andaluzas al siglo XXI” (Sánchez, L. M., et al., 2010b, 287).

Debido a la trascendencia que han ido adquiriendo como objeto de investigación en las últimas décadas, las ciudades medias se han visto posicionadas como elementos fundamentales dentro del marco geográfico de referencia y establecidas como piezas esenciales en la conservación, ordenamiento y gestión del territorio. Por lo tanto, se hace imperante la necesidad de esbozar líneas estratégicas que se ocupen de una realidad patrimonial concreta, desde una perspectiva integradora que contemple los elementos arquitectónicos del pasado industrial para sumarlos a la trama urbana a la que pertenecen y, así, reconfigurar la identidad colectiva de la sociedad que lo habita desde la comprensión lógica de la relación entre paisaje, industria y sociedad.

Para ello, se profundiza en la importancia de la naturaleza y el paisaje en la articulación del territorio del litoral andaluz, para distinguir las actividades productivas que históricamente han organizado su actividad económica y que han legado espacios de oportunidad para la construcción de la ciudad actual. Todo ello, se contextualiza mediante la aplicación metodológica de un instrumento de recuperación urbana diseñado desde estándares contemporáneos que contribuye a la perdurabilidad de la memoria industrial del caso de estudio, el municipio de Barbate, a través de la definición de estrategias de intervención que consideran la influencia del paisaje en su territorio, la memoria industrial del lugar y el sentido de pertenencia derivado de ello. Finalmente, se concluye con una discusión final que alude a la perdurabilidad de las identidades locales a través de acciones que las refuercen dentro del panorama global.

2. LA ORGANIZACIÓN TERRITORIAL DE LA FRANJA COSTERA ANDALUZA A TRAVÉS DE LA ESCALA INTERMEDIA

En las últimas décadas, Andalucía ha experimentado cambios considerables en numerosos aspectos como el económico, el social, el cultural y el territorial (Feria, J. M., 2008). El crecimiento económico de este territorio, unido a la consolidación del sector servicios, lo han posicionado en el contexto del mercado global (García, E., 2000), siendo el turismo litoral “el elemento económico estratégico de Andalucía” (Junta de Andalucía, 2007, art. 37.1.14). Un claro ejemplo de esto último es el desarrollo obtenido por los municipios costeros de Benalmádena o Marbella desde la década de los noventa del siglo pasado hasta la actualidad; por ello, “el turismo empieza a verse como un sector productivo con mucha capacidad de generar riqueza a partir de la alusión a determinados núcleos de ‘instalación’ de los extranjeros en las costas” (Conde F., 2007, 39), pero también capaz de distorsionar su imagen por un crecimiento desmesurado del litoral.

Su posición geográfica, que lo ubica como nodo de conexiones con Latinoamérica, África y Europa, permite que la mirada con relación a la planificación y articulación territorial se vuelva indispensable hacia las estructuras de crecimiento y difusión integral, unidas a la progresiva apertura de los mercados y a los nuevos modos de comunicación que han propiciado una cantidad ingente de intercambios, sin responder a una localización concreta, sino todo lo contrario, perteneciendo a un territorio común y global (Delgado, M., 1999, 2002).

Se plantea la configuración de las ciudades medias andaluzas como importantes elementos en la definición del nuevo panorama territorial mediante la constitución de un sistema de redes que equilibran y unifican el territorio además de dinamizar la economía mediante sistemas de flujos de personas, mercancías, capital, conocimiento o información (Caravaca, I., 1999). Los núcleos urbanos de escala intermedia adquieren una creciente importancia como lugares de asentamiento de su población y así lo demuestran los diversos estudios realizados en la última década sobre ellos (Mosquera, E., et al., 2003a, 2003b; Bonet, A., 2007; Cano, G., 2008; Caravaca, I., 2008; Sánchez, L. M., et al., 2010a, 2010b). Sin embargo, y a pesar de las disimilitudes que puedan presentar estos estudios, existe un punto de encuentro en el ámbito normativo: el Plan de Ordenación Territorial de Andalucía – POTA en adelante – (Junta de Andalucía, 2006). Este documento incluye la definición de un modelo territorial para Andalucía que se sustenta en unas bases a partir de las cuales es posible progresar en la conformación de esta región como un espacio común, articulado y cohesionado, donde conviene resaltar la trascendencia de las ciudades medias en la realidad autonómica, ya que suponen el sustento del tejido productivo, empresarial, turístico,… como centros económicos con potencial de desarrollo y, a la vez, depositarias de un valioso patrimonio histórico. Además, y debido al extenso volumen de estas urbes, el POTA establece una jerarquía de las mismas según su ubicación en el entorno. Así se destacan las redes de ciudades medias interiores y las redes de ciudades medias litorales (ver Figura 1), aunque los límites entre estas distinciones sean difusos y colaboren con el enriquecimiento del conjunto global de la región. Tradicionalmente han sido las ciudades medias del interior las que han respondido a esta categoría, debido a su ubicación centralizada en el territorio, y, por ello, los estudios versados en la materia son mucho más numerosos (Díaz, J. L., 2007), incorporando la marca ‘Tu Historia’ del Plan Turístico de Ciudades Medias del Centro de Andalucía (Muñoz, A., 2007).

Figura 1. Redes de ciudades medias de Andalucía presentes en el litoral.
Fuente: Elaboración propia a partir de Plan de Ordenación Territorial de Andalucía (Junta de Andalucía, 2006).

No obstante, ha sido en el litoral “donde se han sumado los procesos de crecimiento urbano [… ya que] presentan una fuerte especialización funcional (turismo y nuevas agriculturas)” (Junta de Andalucía, 2006, 28-56). De esta manera, la costa andaluza conforma ocho redes policéntricas de ciudades medias que comparten funciones y aparecen, dentro del paisaje andaluz como elementos estructuradores del mediterráneo (Sánchez, L. M., 2016; Rodríguez, F. et al., 2016) y del atlántico (ver Figura 2).

Figura 2. Esquemas de las redes de ciudades medias del litoral mediterráneo (arriba) y atlántico (abajo) de Andalucía.
Fuente: Elaboración propia a partir de Plan de Ordenación Territorial de Andalucía (Junta de Andalucía, 2006).

Estos espacios generan distintos flujos que se convierten en referentes para lecturas e interpretaciones sobre la emergencia y consolidación de las nuevas dinámicas del litoral andaluz. Las relaciones flujos-lugares, territorio-redes, territorio-superficie, se vuelven elementos claves para la interpretación de la articulación territorial de Andalucía donde las ciudades medias que lo colonizan son espacios relevantes para las actividades económicas más dinámicas y, por tanto, factores imprescindibles para la comprensión de la evolución urbana de la región (De Aguilera, M., 2000). Asimismo, las modificaciones surgidas en estos enclaves como respuesta a los procesos de desindustrialización, descentralización productiva y especialización, constituyen nuevas posiciones mediadoras entre la industria y el territorio, “que aumenten la calidad de vida de una comunidad humana sin destrozar su hábitat y sin necesidad de hacerla depender excesivamente de elementos extraños a ella misma” (Ojeda, J., 1988, 43), ya sea bajo nuevas formas arquitectónicas o con la reutilización del legado productivo que aún perdura en sus tejidos urbanos. Por ello, las ciudades de escala intermedia que constituyen el litoral andaluz son piezas fundamentales para establecer dinámicas de desarrollo endógeno que impactan en la organización territorial y en la articulación de sus flujos de desarrollo (Sánchez, L. M., 2018).

3. LA INCIDENCIA DEL TERRITORIO EN LA CONFIGURACIÓN DEL TEJIDO PRODUCTIVO LITORAL DE ANDALUCÍA

Este apartado recupera la inserción de la noción de industria y territorio, y el desarrollo de las acciones en torno a ella desde sus orígenes hasta la fecha. Si bien es cierto, diversos estudios sobre la industrialización andaluza (González, A., 1984; Monlau, P. F., et al., 1984; Garrabou, R., 1988; Nadal, J., et al., 1994; Morales, M., 1999; Del Río, C., 2000; Parejo, A., 2001; Nadal, J., 2009) afirman la diferenciación de todo el proceso en cinco etapas:

Antecedentes (hasta 1850): se inicia con la radicación de los tartessos en la zona occidental andaluza debido a la riqueza que tiene este territorio para la extracción de mineral con el que confeccionar joyas, además de perfumes, tejidos, vinos y aceites, con los que comerciar con las otras civilizaciones del Mediterráneo.

Etapa de implantación (1850 – 1880): el crecimiento económico en esta etapa favorece la relación industria-sociedad influyendo notablemente en el borde litoral con la aparición de distintos núcleos urbanos en torno a una importante actividad industrial en primera línea de playa que atraen capitales extranjeros a la región.

Etapa de crecimiento (1880 – 1950): frente al colapso económico con la crisis agraria de finales del siglo XIX al finalizar la etapa anterior que agota toda posibilidad de producción y comercialización, la actividad productiva retorna al carácter exportador agroalimentario anterior dedicando su actividad a la producción de vino, aceite, azúcar o conservas de pescado.

Etapa de desarrollo (1950 - 1970): a mediados del siglo XX se suavizan las políticas económicas de carácter internacional, favoreciendo proyectos de promoción turística que marcan el germen del cambio paradigmático de la economía andaluza basada en un nuevo modelo de consumo territorial que afecta al paisaje y a su territorio.

Etapa de producción turística (1970-actualidad): la escasa capacidad de adaptabilidad tecnológica y ambiental en el desarrollo económico del entorno andaluz, unida a la favorable condición geográfica facilitan la terciarización de la actividad productiva, provocando un auge de la economía andaluza centrada en propiciar destinos atractivos al turismo como la Costa del Sol malagueña o en la Costa de la Luz gaditana.

Si bien es cierto que la costa andaluza a todo lo largo de su territorio concentra un extenso número de elementos industriales, y que la gran mayoría de ellos se definen por una industria dependiente de la agricultura, la pesca y la ganadería (Sobrino, J., 1997, 1998), la posición estratégica, de fácil acceso y comunicación, unida a la tradición industrializadora desde época fenicia, además del vínculo inmediato de estas actividades con la presencia de dos redes importantes de ciudades medias en la costa de esta provincia, hacen de la provincia de Cádiz un elemento relevante para esta investigación. Sin embargo, la red de ciudades medias de la costa oriental gaditana tiene una larga tradición pesquera como podemos observar en las ciudades de Conil y Barbate, frente a la actividad vinícola presente en el poniente gaditano. A pesar de que en el litoral gaditano aparecen dos sectores industriales fuertemente diferenciados de los demás, la actividad pesquera y de salazón y la actividad vitivinícola, este estudio se centrará en su condición de metrópolis marina originada con el comercio de indias, la relevancia del mar para el territorio y la fuerte dependencia de él en todos los ámbitos.

4. FUNDAMENTOS METODOLÓGICOS PARA LA REALIDAD BARBATEÑA

El análisis y diagnósticos de las variables territoriales, paisajísticas, productivas y sociales se constituyen en patrones esenciales de confrontación ante los modelos tradicionales y las pautas contemporáneas de recuperación de espacios del trabajo para definir novedosas perspectivas exploratorias y propositivas que enaltezcan los valores presentes en el tejido productivo de las ciudades medias litorales por medio de acciones que redefinan usos contemporáneos para antiguos entornos productivos, además de mejorar la rentabilización social del patrimonio industrial. Para ello, la metodología planteada se configura en tres etapas que constantemente se hallan en un proceso de reformulación permanente.

Posicionamiento epistemológico ante la realidad territorial e industrial barbateña: en esta etapa se apunta a la aproximación epistemológica del marco de estudio para, con ello, lograr abordar la realidad territorial, urbana, productiva y social del objeto de estudio con el oportuno grado de madurez. Para ello, se considera el levantamiento bibliográfico a partir de herramientas esenciales como bases de datos, repositorios virtuales, publicaciones científicas, documentos de trabajo, así como noticias de actualidad, además del levantamiento planimétrico apoyado en normativas y documentos de ordenación territorial y urbana que contribuyan a la elaboración de una síntesis analítica y planimétrica al respecto.

Profundización en la percepción de agentes locales respecto a la importancia del patrimonio industrial de carácter urbano: para esta segunda etapa, es necesario encuadrar el entorno industrial a analizar para determinar las demandas reales de los habitantes actuales. Para ello, y con el fin de ahondar en los requerimientos de las personas que están inmersas en la realidad de estudio, se brinda la oportunidad de recoger mediante entrevistas las opiniones de algunos agentes locales que contribuyen a ampliar, profundizar y complejizar la mirada del caso de estudio.

Contextualización propositiva: finalmente, se determinan los valores que prevalecen en el inconsciente colectivo de los ciudadanos locales, atendiendo al legado productivo para definir líneas de intervención que contribuyan a confirmar la hipótesis planteada y que, asimismo, entregue resultados comunes a la importancia de la articulación territorial en la recuperación de la memoria del trabajo en las ciudades medias del litoral andaluz.

5. LA CHANCA: PRAXIS RESISTENTE ANTE EL OLVIDO DE LA PRODUCCIÓN ALMADRABERA

Las investigaciones aportadas al respecto (Fernández, C., 1866; Bellón, L., 1926; Ríos, S., 2005; Bernal, D., 2012) remontan la actividad pesquera en el sector oriente de la costa de Cádiz desde el siglo V a.C con la aparición de una factoría de salazones prerromana en Las Redes en el Puerto de Santa María o el núcleo urbano costero de Baelo Claudia en Bolonia, cuya “existencia y explotación de dichas factorías parece ser la razón primordial de su fundación y desarrollo” (López, J. A., et al., 2012, 141). Estas fábricas de salazones permitieron dar a conocer el producto gaditano a lo largo del Mediterráneo en época romana, lo que generó unas dinámicas de comercio intensas y una gran actividad industrial en las costas de Cádiz, además de caracterizar un paisaje que le es propio y que no es entendible sin el mar, las embarcaciones, las redes, el atún, la sal y la marisma. A pesar de ciertos derechos señoriales adquiridos que benefició al proceso de la almadraba tras la reconquista, no es hasta finales del siglo XVIII cuando comienza una verdadera industrialización en torno a la pesca de almadraba, con la implantación de un nuevo sistema de pesca, la almadraba de buche y la liberación del sistema monopolístico pesquero en 1817 (Florido, D., 2005, 2006). De forma paralela a la industria almadrabera, a partir del siglo XVI se construyen a lo largo de la costa gaditana distintas chancas como las de Conil o Zahara con fábricas de salazones, de conservas y almacén de barcos de almadraba, consolidándose esta relación durante el siglo XVIII (Ríos, S., 2005) y transformando la actividad productiva de los siglos XIX y XX con el fortalecimiento de la industria conservera (Ríos, S., 2006) que se conoce en la actualidad gracias al papel fundamental del Consorcio Nacional Almadrabero en la costa atlántica de Andalucía quedando su sede principal en Barbate desde su origen en 1928 (Florido, D., 2013).

5.1. La importancia del municipio de Barbate en la articulación del territorio andaluz

El modelo territorial definido en el Plan de Ordenación del Territorio de Andalucía (Junta de Andalucía, 2006), enmarca a Barbate dentro del sistema de ciudades medias como una ciudad media de segundo nivel, perteneciente a las redes de ciudades medias litorales y, a su vez, incluida en la unidad territorial denominada ‘Unidades organizadas por redes de ciudades medias litorales’, dentro del dominio territorial definido por dicho Plan como Litoral (ver Figura 3).

Figura 3. Detalle de la red de ciudades medias que engloba a Barbate.
Fuente: Elaboración propia a partir de Plan de Ordenación Territorial de Andalucía (Junta de Andalucía, 2006).

Es por eso que el entendimiento de este municipio no ha de hacerse de forma aislada sino como parte integrante de una de las redes de ciudades medias que articulan el litoral gaditano. En base a esta posición dentro del contexto geográfico, el municipio se categoriza como ‘Nodo Urbano de 2º Nivel’, actuando como centro de intersección de redes de transporte de primer nivel y adquiriendo una posición idónea para actuar como punto de intercambio modal (incluyéndose, junto a Conil y Vejer de la Frontera, en una de las ‘Áreas Litorales de Ordenación del Transporte’, vinculadas con los centros regionales de la Bahía de Cádiz y Algeciras). Asimismo, y debido a su posición estratégica entre estos dos grandes centros regionales de la provincia, el Plan condiciona a esta ciudad como ámbito de múltiples potencialidades donde desarrollar los sistemas de infraestructuras a escala global.

Además, la inclusión del municipio como parte integrante del Plan de Ordenación del Territorio de La Janda (Junta de Andalucía, 2011), pone de manifiesto su importancia natural y paisajística, poniendo en valor la influencia que han tenido las actividades pesqueras en la definición de la imagen de esta parte de la costa gaditana. Con relación a esto, el Plan de la Janda (Junta de Andalucía, 2011) establece que los futuros crecimientos del municipio habrán de ser respetuosos con los condicionantes del territorio en el que se emplacen y desarrollarse de forma compacta, además de presentar una distribución equilibrada de los equipamientos, evitar una dispersión de usos globales y presentar un sistema de comunicaciones y transportes que faciliten las conexiones y la articulación de toda la comarca (ver Figura 4).

Figura 4. Área territorial de intervención.
Fuente: Elaboración propia a partir de información del Plan de Ordenación del Territorio de La (Junta de Andalucía, 2011).

5.2. La pesca como inicio de la actividad industrial

Antecedentes: de garum y vasijas. Los fenicios fueron los primeros pobladores de la costa andaluza, pero no es hasta el período romano cuando aparecen las primeras fábricas de salazones en la zona de estudio gracias a la existencia de las salinas de Barbate – elementos reconocibles en la desembocadura del río Barbate, en la isla de San Paulino, en el Parque Natural de La Breña y Marismas del Barbate, que se encargaban de estructurar de un modo reconocible en el paisaje, el litoral atlántico gaditano – que prosiguió su actividad hasta el siglo XX, facilitando el elemento principal de conservación a las pequeñas empresas locales que dirigían su actividad productiva a las conservas de salazones, además de contribuir al ciclo productivo del municipio que incorporaba a la pesca, la salazón y la conserva, la fabricación de envases1 en los que transportar el pescado, la fabricación de redes o la construcción y reparación naval (Lagóstena, L., 2001; Santos, A., 2001, 2006; Conde, F. G., 2007).

Etapa de implantación: las primeras conservas. Tras la reconsquista castellana, la pesca resurge en aguas barbateñas, generando una actividad productiva importante ligada al mundo marítimo y la conservación de estos elementos (Conde, F. G., 2007). La necesidad de dar respuesta a las demandas existentes en torno al atún, pero siempre bajo el monopolio de los duques de Medina Sidonia hasta que en 1817 se abolieran definitivamente los derechos de la casa ducal sobre la almadraba, genera una gran actividad industrial en la costa barbateña, ligada a la conservación de salazones – notablemente influenciado por la presencia de un paisaje marismeño y salinero en la costa del municipio –; no obstante, la fuerte competencia del mercado valenciano que contribuye a la sobreproducción conservera unida a su escaso consumo, unida a la competencia portuguesa en el rubro y el elevado precio que alcanza la sal en este momento, concatenan una gran crisis al final de esta etapa (Ríos, S., 2005, 2006).

Etapa de crecimiento: italianos en las costas. Esta etapa se inicia con dos detonantes: el primero, la bifurcación del mercado portugués hacia la conserva en escabeche (Lacomba, J. A., 2006) y, el segundo, el arribo de numerosos italianos a las costas gaditanas en 1879, que llegaron con conocimientos de conservación de atunes, melvas y bonitos en aceite y salmuera desde su Italia natal, lo que supuso un cambio notable en los modos, los tiempos y el público objetivo la producción conservera que posteriormente retomaron trabajadores y empresarios locales cuando los italianos regresaron a su país de origen tras el fin del tratado hispano-italiano en 1888 (Ríos, S., 2005, 2006; Florido, D., 2006). Con este clima propicio que aunaba pesca e industria entendido como un único conjunto, favoreció la nacionalización de la explotación y su posterior consolidación con la aparición del Consorcio Nacional Almadrabero de Barbate en 1929, sólo un año después de la configuración nacional, formando parte de él empresarios locales como Serafín Romeu i Fagés, Demófilo Vitorique, Aniceto Ramírez, Roberto Osborne, Braulio Crespo y Manuel Gallardo (AA. VV., 1988, 2006). En este complejo, conocido como la chanca de Barbate, no sólo se aúnan fábricas de conservas como el Rey de Oros, Conservas Sur, Los Crespo y Los Gallardo, sino que además se disponen viviendas, talleres, la lonja y el puerto de interior (CNA, 1929; Ríos, S., 2006; Florido, D., 2013). Todo ello, configura un paisaje característico de Barbate en la margen derecha del río, mediante un conjunto industrial separado del resto de la población, pero unido al centro urbano. Lamentablemente, el ímpetu con el que se crean las dependencias almadraberas barbateñas no perdura en el tiempo (AA. VV., 1988).

Etapa de desarrollo: el florecimiento conservero. La caída de los rendimientos de las almadrabas suratlánticas no afectaron a Barbate, sino todo lo contrario, se produjo un esplendor durante la década de 1950 que llevó a localizar ocho grandes fábricas conserveras en el sector: el Consorcio Nacional Almadrabero, el Rey de Oros, Conservas Sur, Los Crespo, Pérez y Feu, Los Gallardo, el Estanquero y Los Masones. A éstas hay que añadir pequeñas fábricas de conservas como la fábrica de sardinas arenques de Antonio Soler y Pepe Aragón, ubicadas en la actual avenida El Faro; saladeros como el de Juan Quintana o el de Troyano; la construcción de la Lonja Vieja que facilitaba el ronqueo y la distribución del atún, en las proximidades de la chanca; talleres para la reparación de barcos; y almacenes para arreglo de las cajas de pescado o para la fabricación de tabales para las sardinas arenques, junto a salones donde se estibaban los pescados provenientes de la almadraba (Florido, D., 2013) hasta que la bonanza de las dos décadas anteriores decae en 1970 comenzando un paulatino deterioro desde entonces. Asimismo, destaca la importancia de una nueva trama urbana dedicada por completo a la actividad productiva con la proliferación de barrios almadraberos como la Chanca o el Zapal, constituido este último por chabolas en el núcleo de actividad del municipio y que estuvo activo hasta que en 1974 fuera demolido, desplazando a todos los residentes del lugar a otras zonas de Barbate como el barrio de La Paz, Fátima, Blas Infante, Serafín Romeu, San José, Rafael Alberti,… que acogieron a los antiguos trabajadores de la producción barbateña (Florido, D., 2006).

Etapa de producción turística: japoneses en el copo. Durante la década de 1970, debido a las limitaciones impuestas en las políticas marítimas de Marruecos para la captura de atunes, se produce un declive en la flota barbateña que deciden emigrar a las costas de levante, Cataluña y Canarias, abandonando la pesca en Barbate y produciendo un descenso notable en los niveles de pesca y conservas en el litoral gaditano, repercutiendo en el sucesivo cierre de fábricas, como la fábrica de conservas Massó (Bohórquez, D., 2000). No obstante, la crisis del sector pesquero del municipio vuelve a resurgir en los años ochenta, con el interés de comerciantes japoneses en el atún rojo que se captura en estas almadrabas. La mayor parte de la producción es adquirida por empresas japonesas que trasladan hasta su país de origen las especies en cámaras frigoríficas que atracan en las proximidades del puerto de La Albufera, previamente trabajadas por ronqueadores barbateños (Florido, D., 2006). Todo ello, ha facilitado en los últimos años, la creación de empresas que se dedican a la preparación del atún rojo en el puerto de Barbate y que obligan a convivir, durante la época de ronqueo, en un mismo lugar las técnicas tradicionales barbateñas con los cortes japoneses (Florido, D., 2013). A pesar del alto beneficio que las empresas japonesas han proporcionado al municipio de Barbate, se producen dos inconvenientes notables: el natural y el patrimonial. Por un lado, la transformación de los ciclos tradicionales de la actividad almadrabera que dejan de adaptarse a los ciclos migratorios de los atunes, alterando las condiciones naturales de desove del atún rojo obligando a la instalación de piscinas a mar abierto donde se crían, engordan y reproducen múltiples especies (Florido, D., 2006). Todo ello, conlleva consecuencias graves que afectan a la flota pesquera y a la actividad conservera que de ella depende2. Por otro, la pérdida notable de tejido industrial debido a la transformación radical que la economía almadrabera ha soportado en los últimos años y que ha concatenado el cierre paulatino de conserveras tradicionales como la del Rey de Oros para favorecer la creación de grandes empresas que se adaptan al mercado global como Salpesca o Herpac. También, en su afán de producción rápida, otras empresas extranjeras intentan emplazar almadrabas propias en la costa gaditana poniendo en peligro la almadraba tradicional junto con el posterior tratamiento del atún.

5.3. Ciudadanos: Protagonistas en la recuperación de la memoria industrial

A raíz de las visitas realizadas al lugar, se puede comprobar el escaso funcionamiento que obtiene este entorno tras la rehabilitación de la antigua lonja; por ello, se proponen nuevas pautas que dirijan su reutilización a generar un elemento que sea capaz de revitalizar esta área, sólo así se conseguirá favorecer la permanencia en buen estado de los elementos industriales. La intencionalidad gobernable es consolidar este fragmento urbano a través del uso hotelero como define el Plan Especial de Reforma Interior (Ayuntamiento de Barbate, 2013a)3. Este hecho servirá, asimismo, para la recuperación ambiental de la zona mediante amplios espacios libres que circundarán la zona y permitirá la conexión peatonal con el borde marítimo de Barbate y la playa del Carmen. Sin embargo, el planeamiento se presenta como una necesidad ligada a la promoción económica y a la mejora de la calidad de vida del área escogida.

La disponibilidad de nuevos espacios económicos, áreas de vivienda, distintas opciones de transporte, la reducción temporal de las distancias o la seguridad viaria responden a una propuesta realizada desde la lejanía institucional; por ello, se vuelve imperante la necesidad de establecer contacto con agentes locales que ayude al entendimiento de la situación y la cooperación en el resultado final.

Las distintas entrevistas realizadas se pueden clasificar en tres grandes grupos de estudio de ciudadanos: grupo 1 (familiares de trabajadores en activo de actividad pesquera en la actualidad), grupo 2 (antiguos trabajadores de almadraba barbateña que continúan vinculados a la actividad de La Chanca), grupo 3 (antiguos pescadores que han reconvertido sus labores en claves culturales).

El primer grupo de entrevistas son testimonios representativos de un colectivo muy arraigado al área urbana que se estudia debido a las experiencias personales de todos ellos con el mar y el atún. Uno de los entrevistados, durante el recorrido por las casas del Consorcio Nacional Almadrabero, relata sus vivencias en este lugar y cómo el hecho de depender económicamente de la pesca influye en las relaciones sociales de todos los que allí habitan, para continuar hablando de la importancia del mar para ellos, sobre todo en la primera mitad del siglo XX, ya que les proporcionaba todo lo necesario para su subsistencia, evitándoles tener que emigrar a otras poblaciones en busca de trabajo. Los integrantes del segundo grupo de estudio han vivido de primera mano las últimas dos décadas de esplendor de este lugar con lo que la sensación de arraigo al lugar se hace más presente conforme avanza la conversación. Uno de los entrevistados, al ser cuestionado sobre las ideas plasmadas en el Plan General de Ordenación Urbanística para la zona responde de manera irónica: “soy más viejo, cuando usted tenga mi edad aún no habrán destruido este lugar. No pueden. Esto es Barbate”. Estas palabras tan temperamentales responden a las acciones llevadas a cabo en 1961 con la construcción del nuevo puerto exterior de La Albufera y el distanciamiento de las fábricas del núcleo urbano consolidado. Finalmente, las entrevistas realizadas al tercer grupo de estudio muestran la ’nueva’ cara de la Lonja Vieja que en la actualidad apuesta por una funcionalidad cultural. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos realizados para su reconversión laboral, los integrantes de este sector poblacional reclaman ante el paulatino abandono de los últimos años y las múltiples modificaciones funcionales que están sufriendo que los obliga a desvincularse del mar y de sus tradicionales modos de vida.

Por ello, la obligación de recuperar la centralidad demográfica y económica que la actividad pesquera de almadraba y las industrias de procesamiento de atún y otras especies otorgaron a la desembocadura del río Barbate, desde parámetros locales inclusivos con los habitantes actuales se vuelve indispensable. De este modo se logrará una solución de carácter global para la preservación del entorno que manifieste que la identidad, las relaciones y la historia de quienes lo habitan se inscribe allí, en un entorno determinado, combatiendo con la ‘modernidad’ y los procesos de globalización.

5.4. Nuevos resultados para la recuperación de la memoria almadrabera en Barbate

Los vestigios industriales escogidos se localizan en la zona de La Chanca, semiaislada del resto del municipio debido a su ubicación en una península de tierra que se encuentra rodeada del océano y el río Barbate, aún hoy una zona residual dentro del tejido urbano de la ciudad. Sin embargo, la importancia que el paisaje tiene en la conformación de la identidad territorial propicia un intercambio permanente entre lo natural y lo artificial (Nogué, J., 2007) que ha definido su imagen característica. Dicha imagen es la que confiere fuerza a la relación atún, sal y marisma que configura la identidad cultural barbateña a partir de elementos intangibles de un mismo lugar (González, I., 1999; Castells, M., 2005).

La desaparición de toda memoria de actividad industrial debido al traslado de las principales fábricas conserveras al polígono industrial de La Oliva ha condicionado que el Plan General Ordenación Urbanística de Barbate (Ayuntamiento de Barbate, 2013b) delimite el área dentro del sector ‘Ensanche Sur’ con un uso predominante residencial que, además, contempla la apertura de un nuevo viario fragmentando una de las manzanas posibilita una mejor comunicación por tráfico rodado de la zona, ya que los accesos están muy reducidos y la zona mal conectada. Asimismo, la intención de colmatar esta vía con un frente destinado a equipamientos públicos enriquece una futura integración de los vestigios fabriles, posibilitando la mezcolanza de usos en el área, lo que conllevará a un mayor enriquecimiento del tejido urbano que aunará equipamientos, nuevos y existentes, con un sistema de espacios libres contundente y una zona residencial de vivienda plurifamiliar cerrada de B+3.

La preservación y el rescate de los elementos arquitectónicos que constituyen el antiguo conjunto industrial almadrabero sintetizan de forma clara la interacción industria, territorio y sociedad. Por ello, La Chanca se presenta como un lugar idóneo donde impera la heterogeneidad con funciones diversas que históricamente estaban unidas bajo un objetivo común, la producción almadrabera, y que, por ello, se constituye como un espacio clave para la recuperación del patrimonio industrial de las ciudades medias del litoral andaluz, mediante la puesta en escena de intervenciones que evidencien “la apropiación del sitio vaciando su contenido simbólico y cambiando su significado [impidiendo] la sistemática destrucción de la memoria social” (Montaner, J. M., 2004, 59-60). Además, en el caso de Barbate, la percepción, la apreciación, el análisis y el conocimiento de la naturaleza juega un papel fundamental en la concreción de su identidad. Por ello, se plantea una propuesta que se articule en las tres líneas estratégicas, profundizando en el diálogo territorio, industria y patrimonio:

a.Reestablecer la relación perdida entre la ciudad y el territorio. En primer lugar, se detecta la relevancia que el río Barbate ha tenido como elemento estructurador de la actividad productiva de La Chanca, por tanto, la consideración del Parque Natural de La Breña y Marismas del Barbate como un elemento fundamental en la organización y articulación de la vida cotidiana de los ciudadanos de este sector de Barbate, favorece el contacto directo de los mismos con los elementos naturales de su entorno. Con el fin de reestablecer la identidad perdida entre la ciudad y su territorio y, además, favorecer el vínculo inmediato con el territorio y el paisaje que éste regala al área de estudio, se propone un entramado de paseos, plazas, jardines y calles peatonales producto de la reutilización de los espacios industriales intersticiales que fomentan la permeabilidad y la relación inmediata con el entorno de la propuesta, recuperando la relación perdida del núcleo urbano con el río y la marisma. Asimismo, para que esta conexión traspase la barrera de lo visual y se transforme en tangible se propone la apertura de un nuevo sistema viario que facilite la comunicación interna de todo el ámbito, de éste con el resto del municipio, y, además, con el resto del territorio andaluz reforzando el carácter intermediador y articulador de las ciudades medias.

b.Recuperar la memoria industrial. Por otro lado, para profundizar en la recuperación del pasado productivo se propone un nuevo espacio que armonice pasado y futuro mediante la reutilización del conjunto industrial de La Chanca al considerar la reconversión funcional mediante nuevos usos que sean sensibles con el territorio y contribuyan a redefinir la desembocadura del río Barbate y su paisaje marismeño.

c.Considerar la reconversión programática del caso de estudio a través de usos contemporáneos sensibles con el entorno. El complejo industrial del Consorcio Nacional Almadrabero, formado por la fábrica almadrabera, las viviendas de los trabajadores y la antigua lonja de Barbate, se convierte en un espacio de oportunidad desde el que consolidar usos contemporáneos para recuperar sus estructuras fabriles y, con ello, devolver su seña de identidad originaria al ámbito de estudio.

No obstante, el turismo ligado a la actividad industrial, es un fenómeno ya explotado en otros países como el Reino Unido, Alemania, Bélgica, Francia,... en las que antiguos conjuntos industriales se han reconvertido para albergar usos turísticos como sucede con las intervenciones realizadas en la Tate Modern de Londres, el Zollverein de Essen, el puerto de Génova, el Matadero de Madrid, entre otros, para vincular el turismo y el patrimonio industrial, como dos elementos indispensables en la lectura transversal que el planeamiento de las ciudades del siglo XXI demanda.

Para ello, se establecen ocho sectores programáticos de intervención (ver Figura 5) a través de los cuales alcanzar las líneas estratégicas planteadas (Arnet,V., 2015, 519-521):

Figura 5. Propuesta planteada tras la aplicación de la metodología.
Fuente: Elaboración propia.

Sector barrial. Puesto que tanto las viviendas dispuestas en torno al patio interior, como las ubicadas en el ángulo norte del conjunto residencial, se encuentran en excelente estado de conservación, no es necesario implementar actuaciones de ninguna índole en este sector; sin embargo, las viviendas distribuidas en hilera, así como aquellas que se encuentran enfrentadas a la calle Pez Espada, a causa del notable deterioro que presentan, requieren de la puesta en práctica de acciones que le devuelvan su estado original, además de incrementar el tejido residencial de la zona. Asimismo, estas intervenciones deberán incorporar la renovación de los espacios intersticiales dispersos en el sector, para consolidar el entramado viario interno que facilita la unión vecinal y la conexión con el resto del municipio. Todo ello quedará reforzado con la incorporación de locales comerciales de carácter barrial (fruterías, pescaderías, mercerías,…) en los antiguos talleres de lavado de pescado, consolidando el nuevo sector barrial.

Sector de negocios pesqueros. Para asegurar la permanencia de la actividad almadrabera originaria en el ámbito de estudio, se plantea reforzar la actividad pesquera a través del establecimiento de un pequeño sector de negocios relacionado con el mundo de la pesca en las antiguas dependencias administrativas del Consorcio Nacional Almadrabero.

Sector industrial. La necesidad de incorporar el municipio de estudio a las dinámicas económicas contemporáneas exige integrar un modesto sector industrial, adaptado a la escala barrial de la intervención, que incorpore PYMES e industrias limpias que contribuyan a consolidar la economía local dentro del panorama global de la región; para ello, se reutilizarán las naves de menor tamaño ubicadas en el área norte en torno al patio de ronqueo del conjunto industrial original.

Sector turístico. Asimismo, para evitar la reconversión ‘tematizada’ del pasado fabril del conjunto industrial se plantea en su punto neurálgico, un sector cuya funcionalidad sea acorde a la demanda contemporánea del litoral andaluz: el turismo. Este escenario urbano ofrece condiciones óptimas para ensayar algunas propuestas con el fin de acceder al disfrute del mar y la actividad pesquera, y convertir la zona en un foco de atracción. Sin embargo, las estructuras fabriles existentes, a pesar de ser los dos cuerpos de mayor volumen del conjunto estudiado, no han de entenderse bajo el concepto tradicional de turismo en exclusiva; por ello, se proponen dos subprogramas dispares en cuanto al usuario que acogen: un espacio hotelero de gran envergadura y un pequeño sector de albergue. De este modo, se plantea un nuevo espacio turístico, más diverso y complejo, que reactive sincrónicamente la economía, la arquitectura, el paisaje y la cultura.

Sector dotacional. La necesidad de originar relaciones entre la ciudad existente y la nueva recuperada requiere de la incorporación de equipamientos que optimicen la integración de la nueva ordenación con el tejido urbano existente, el territorio y la sociedad, mediante la reinterpretación funcional de los antiguos contenedores productivos. De este modo, se propone la incorporación de un equipamiento social que, apoyado en la la compartimentación de las naves menores presentes en el área meridional del antiguo conjunto industrial, facilite la implantación de usos complementarios como pequeños talleres de cocina de atún de almadraba, de apoyo educativo o actividades culturales y sociales, que servirán de contenedor de relaciones sociales entre una población heterogénea. Igualmente, el carácter longitudinal de las naves que cierran este sector, enfrentadas estratégicamente al borde litoral, entregan la posibilidad de reinvención comercial de la zona a partir de estándares locales y artesanales que dan respuesta a las insuficiencias de ocio de este ámbito y, con ello, consolidan un nuevo hito en la cotidianeidad barbateña. Además, se formula un área cultural que se sirva de las sinergias entregadas por las construcciones fabriles del pasado para consolidar nuevas identidades colectivas en los vecinos. Por último, se crea un espacio destinado al deporte que dé respuesta a las carencias deportivas del municipio además de mantenerlo activo y evitar que el remate territorial de La Chanca sea un espacio abocado al abandono y deterioro.

6. DISCUSIONES Y REFLEXIONES AL FINAL DEL PROCESO

La contingencia actual patrimonial reafirma la necesidad de construir instrumentos de intervención actualizados que contemplen condicionantes contemporáneos en materia de paisaje, industria y territorio. La capacidad inconmensurable de resiliencia que presentan las ciudades medias define la idoneidad territorial dentro del marco completo del litoral andaluz para soportar cambios estructurales y, aun así, conservar sus características fundamentales tras estas alteraciones donde el “devenir en el tiempo reúne la violencia traumática del cambio con la resistencia perezosa a la mudanza” (Fernández, L., 2006). Por otro lado, las directrices de reutilización de las piezas industriales de estos enclaves sirven de desarrollo socioeconómico, además de aproximarse al concepto configurador de ciudad media al implementar nuevas dinámicas de intervención que logran revitalizar las zonas intervenidas, a partir de estrategias que concilien los edificios productivos y los entornos naturales en los que se insertan, otorgando resultados positivos a mayor escala.

La revalorización del patrimonio almadrabero de Barbate tiene una trascendencia inmediata en la estructuración del territorio andaluz, ya que permite redefinir paisajes de gran contenido histórico, económico y social como es el Parque Natural de La Breña y Marismas del Barbate, posibilitando que las distintas ciudades que conforman la red de ciudades medias de la costa suroeste gaditana implementen su atractivo cultural y paisajístico con nuevos focos de atracción al reutilizar antiguos edificios con nuevos usos que se adapten al contexto actual (Mayoral, E., 2011).

Estas nuevas funcionalidades responden a tres alternativas de recuperación de la memoria del trabajo:

La reinterpretación contemporánea del uso original mediante la reactivación de la actividad productiva presente en el tejido urbano.

El reaprovechamiento de los espacios y edificios productivos del conjunto industrial mediante la integración de nuevos usos contemporáneos que divergen sustancialmente de la actividad fabril original.

La transformación radical de la zona industrial mediante la incorporación de diferentes funcionalidades que se adaptan a las demandas contemporáneas reales de los diferentes casos de estudio para que, entregando nuevos espacios urbanos a las ciudades que se convierten en los escenarios idóneos en los que ensayar prácticas complejas contemporáneas de recuperación donde converjan distintas visiones para profundizar en el conocimiento local y, con ello, entregar soluciones multidisciplinares que mejoren la organización territorial del litoral andaluz.

Esta última opción, apoyada en los planteamientos de De Gracia (1992) es la preferida para la contextualización de la metodología planteada en el municipio de estudio debido a las capacidades que la complejidad territorial ofrece en relación a la reinterpretación de un entorno natural protegido, la recuperación de un entorno degradado tras la desindustrialización ubicado en un lugar excepcional de la costa gaditana y la incorporación del municipio como centro de intersección de redes de transporte de primer nivel debido a su posición idónea dentro de la región andaluza.

La conformación del turismo como foco de atracción para la economía como impulsor de la sostenibilidad local (Sánchez, D., 2003), permite proteger la memoria industrial barbateña al reinterpretar su funcionalidad desde nuevos paradigmas que se adaptan a las demandas contemporáneas del municipio mediante la puesta en práctica de dinámicas diversas que contemplan espacios residenciales, empresariales, industriales, turísticos, de ocio, comerciales, sociales, culturales y deportivos. “Así, la búsqueda de sol y playa se combina con los valores culturales y las señas de identidad de esta ciudad media, cuyo patrimonio, y la preservación de éste, son aspectos fundamentales para mantener activa la memoria de la industrialización y sus relaciones con el paisaje en el que se implanta” (Arnet, V., 2015, 521). Sin embargo, la propuesta planteada no tendría los resultados deseables si no se consigue implicar y comprometer a la ciudadanía (Castro, F., 2001), elemento indispensable a la hora de diseñar la nueva configuración de este entorno. Por ello, sin una verdadera experiencia local, sería difícil plantear una propuesta que, finalmente, reactive el tejido urbano de estudio, por lo que el desarrollo endógeno es imprescindible para llevar a cabo dinámicas de reutilización y reciclaje.

Por último, la integración de este conjunto industrial como parte fundamental de un modelo de planificación integral que se aleje del modelo tradicional de zonificación de usos para aproximarse a la reutilización del legado de la actividad productiva almadrabera como recurso para el ocio y el turismo mediante la aplicación de nuevos usos combinados, posibilita un novedoso ámbito de investigación donde la recuperación de la arquitectura, el paisaje, el tejido urbano y las relaciones sociales se convierten en el motivo recurrente de estas intervenciones en el contexto urbano, además de reafirmar sentimientos de pertenencia a la comunidad local, aprovechando la coyuntura que ofrece un entorno como Barbate.

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1. En la huerta de Luis Santos se encuentran vestigios productivos que permiten identificar un horno de planta circular datado de época romana donde se fabricaban piezas cerámicas para el envasado del atún para su comercialización (Lagóstena, 2001).

2. En el año 2010, el Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino tuvo que proceder al cierre de la almadraba de la Ensenada de Barbate debido a que ya habían superado el volumen de capturas de atún rojo establecido para esa campaña.

3. La aprobación definitiva del Plan Especial de Reforma Interior de la Unidad de Ejecución B06 ‘El Consorcio’, que alberga el área de estudio, realizada a fecha de 28 de julio de 2010, dará respuesta a la demanda turística que está sufriendo el municipio en los últimos años.