Turismo de eventos culturales y festivales. Contraste de experiencias entre dos festivales de cine en distintas fases de consolidación: San Sebastián (España) y Fajr (Irán)

Tourism of cultural events and festivals. Contrast of experiences between two film festivals in different phases of consolidation: San Sebastián (Spain) and Fajr (Iran)

Dorsa Dezfoulian

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Doctoranda del Programa de Doctorado Interuniversitario de Turismo, Universidad de Sevilla. Facultad de Turismo y Finanzas, Universidad de Sevilla. Avenida San Francisco Javier, s/n. 41018 Sevilla, España.

1. INTRODUCCIÓN

El turismo es una de las industrias de mayor crecimiento del mundo y una importante fuente de divisas que contribuye a la creación de empleo en muchos países, incluyendo España. No solo es un fenómeno económico, sino también uno de los fenómenos sociales más importantes de estos días. Tanto en los países desarrollados como en los países en desarrollo, el turismo es un medio que además de impulsar las actividades económicas de las regiones, fomenta la diversidad cultural de las mismas y difunde la paz global (Salazar, 2006).

A pesar de las restricciones y problemas de la pandemia y la inflación mundial posterior, el interés por viajar no disminuyó. Este interés se extiende también a los eventos con diferentes objetivos, a pequeñas reuniones de trabajo, ceremonias privadas o públicas, al igual que a eventos culturales o musicales. En todo el mundo, el interés por participar en eventos y festivales crece cada día y esto crea la necesidad de profundizar en los estudios sobre el turismo de eventos.

El turismo de eventos tiene una presencia global debido al amplio deseo de los agentes y empresas de explotar un segmento de mercado específico y único. Esta forma de turismo, con su amplia oferta, abre mercado a la demanda turística y tiene una alta incidencia en la competitividad de los destinos turísticos. Los eventos son conocidos como uno de los productos turísticos más importantes, así como una opción para rejuvenecer los destinos turísticos y atraer a más turistas. En este sentido, el turismo de eventos proporciona una plataforma para crear y aumentar el atractivo de cara a la demanda, pudiendo ser un complemento de las atracciones existentes o dar forma a nuevas atracciones turísticas. Los eventos pueden ser útiles, desde el punto de vista del marketing de destinos, como una herramienta para crear y mejorar la imagen del destino, al mismo tiempo que pueden reforzar los periodos de temporada baja turística o crear una nueva temporada de turismo (desestacionalización), como en el caso del Festival de San Sebastián. Los objetivos principales de la organización de eventos y festivales son, por tanto, ampliar la temporada del turismo tradicional a lo largo de todo el año, aumentar la demanda de turismo en la región y atraer visitantes extranjeros. Además, pueden mejorar la imagen del destino y ganar el apoyo de los medios y redes sociales (Bod & Darman, 2023, p. 62).

Los destinos pueden promocionarse organizando eventos culturales, deportivos, exposiciones y festivales culturales y/o musicales, entre otros. De esta manera, el desarrollo de eventos promueve la cultura local, fomenta el sentido de orgullo local y el desarrollo sostenible de la región. De hecho, los eventos juegan un papel muy valioso en los programas de marketing, desarrollo y turismo.

Con el fin de complementar la forma tradicional de turismo cultural basado en la visita al patrimonio histórico, se ha decidido explorar las posibilidades del turismo de eventos. Irán, con rica historia y cultura, y ubicación en suroeste de Asia y cerca del mundo árabe y donde se encuentran los más ricos recursos de los combustibles fósiles, tiene el potencial y las posibilidades de mejorar su situación mundial a través del turismo con la ayuda de eventos; más concretamente, eventos culturales como los festivales de cine.

Esta investigación aporta aspectos que no se habían investigado sobre el festival de Fajr, pese a la creciente importancia del cine iraní a nivel internacional, y que los eventos culturales en este país han sido muy poco tratados en la literatura científica española e internacional Se plantea como objetivo realizar un contraste entre dos experiencias de festivales con distinto nivel de consolidación, el de San Sebastián (España) y el de Fajr (Irán), analizando sus principales rasgos y diferencias desde el punto de vista turístico.

2. ANTECEDENTES TEÓRICOS

En este apartado, a través de sus diferentes epígrafes, se plantea realizar una aproximación progresiva a la temática, partiendo de lo más general (Turismo de eventos), y avanzando hacia aspectos más específicos o concretos (Turismo de eventos culturales; de Festivales de Cine), finalizando en el caso específico de Irán.

2.1. Turismo de eventos

El término “turismo de eventos” surgió a partir de 1987 como una parte importante del turismo internacional y en 1989 Getz publicó un artículo titulado “Eventos especiales, definir el producto” (Bod & Darman, 2023, p. 63).El estudio del turismo de eventos se inicia así hace unos treinta años clasificándose en un principio como una subcategoría o una parte de otros tipos de turismo como el deportivo o el cultural. Actualmente se han diseñado estructuras especiales para dicho turismo y se estudia como un tipo de turismo con entidad propia. Los eventos se refieren principalmente a un acontecimiento único que se produce una sola vez o cada año en una fecha especial, y en el que las personas con los mismos intereses se reúnen para celebrar o compartir una determinada circunstancia o hecho. El deseo de reunirse y celebrar ha aumentado a partir de la recuperación de las condiciones y la eliminación de las restricciones tras la pandemia. Estos eventos pueden ser una pequeña reunión familiar o de amigos para una fiesta privada, festivales de música de considerables dimensiones o ceremonias culturales y rituales de un determinado grupo de personas.

Desde el punto de vista turístico, los eventos pueden considerarse un “producto” que anima y rejuvenece el destino, impulsa sus atractivos y los completa. Así, la demanda no perderá el interés y el destino no se volverá repetitivo sino más competitivo (Getz, 1989).

Los eventos pueden definirse como reuniones de un grupo de personas por un motivo especial, que realizan un conjunto de actividades que depende de la escala y el tema de la reunión (tabla 1). Pueden tener una definición flexible y adaptada a cada ámbito en el que se utilicen, pero hay algunas características de los eventos en las que todos los investigadores coinciden, como que ocurren ocasionalmente, están hechos para celebrar un tema singular, y el hecho de que hay que “estar allí” en el lugar de celebración para disfrutar plenamente de la experiencia o se perderá (Getz, 2008). Hay que destacar que las diferentes tipologías y categorías consideradas se cruzan en cada evento, pudiendo presentar rasgos de cada una de ellas.

El calificativo “especial” se utiliza a menudo para insistir en que son únicos y que no esperamos que se produzcan todos los días o normalmente. Según Getz (2008, p. 403), los eventos pueden definirse tanto desde la perspectiva del organizador como del participante; para el primero “un evento especial es un acontecimiento único o que ocurre con poca frecuencia, fuera de los programas o actividades normales de la entidad patrocinadora u organizadora”, y para el cliente o visitante, “un evento especial es una oportunidad para una experiencia de ocio, social o cultural fuera de la gama normal de opciones o más allá de la experiencia cotidiana”. En la definición propuesta por Matthews (2008, p. 2) y complementaria a la de Goldblatt (2002), “un evento especial es una reunión de seres humanos, que generalmente dura de unas horas a unos días, y que está diseñada para celebrar, honrar, vender, enseñar u observar los esfuerzos humanos”. Jago y Shaw (1998, p. 25) han sugerido una serie de aspectos para los eventos de interés turístico, atendiendo a las perspectivas estudiadas por Getz, que se resumen en la siguiente definición, “un evento único o poco frecuente de duración limitada que proporciona al consumidor una oportunidad de ocio y social más allá de la experiencia cotidiana. Este tipo de eventos, que atraen o tienen el potencial de atraer a los turistas, suelen celebrarse para mejorar el perfil, la imagen o la conciencia de una región”.

Según Maeng et al. (2016), los participantes en un festival o evento experimentan cinco dimensiones: evasión, diversión, unión, sacralidad y ubicación. Con relación a la importancia de la dimensión “evasión” en los eventos y festivales, se ha dicho que los eventos proporcionan a los participantes tiempo y espacio fuera de su rutina diaria (figura 1). Asimismo, Oklobdžija (2015) menciona que cada evento puede estar vinculado al lugar en el que se ha celebrado hasta cierto punto, como los Mega Eventos, que cada año se celebran en un lugar diferente y son conocidos a nivel mundial, y son “un evento único para el lugar concreto” (Getz, 2008). Por el contrario, los eventos Hallmark carecen de sentido sin su lugar de celebración; en otras palabras, los eventos Hallmark son conocidos por su lugar de celebración, o también al revés, que el destino es conocido por el evento. Eventos como el Festival de Cine de Cannes, Carnaval de Rio de Janeiro, Tour de France,… Los Eventos Regionales y los Eventos Locales tienen lugar simultáneamente en varias comunidades o en la misma comunidad y están vinculados a su lugar.

La relación y los efectos de los eventos y festivales en el turismo se han medido y han llamado la atención de los planificadores de destinos. El desarrollo de eventos puede ayudar a promover la cultura local y a difundir un sentimiento de orgullo nacional y de desarrollo sostenible en la región (Getz, 2008; 2005). Podemos promocionar el destino celebrando diferentes eventos como culturales, deportivos, festivales y exposiciones o conciertos; esto ayudará a mejorar la imagen, aumentar la concienciación, construir nuevas infraestructuras y favorecer otros productos turísticos que ofrecen un importante potencial para el crecimiento a largo plazo del turismo en la región.

2.2. Eventos culturales

Booth (2020, p. 137) afirma que “los festivales y eventos son fenómenos culturales significativos a nivel mundial y presentan una plataforma para representar a la gente en diferentes contextos socioculturales”.

Además de sus valores culturales y sociales, los festivales culturales se han convertido en un instrumento para el desarrollo del turismo, la desestacionalización turística (Vila & Vila, 2012, p. 33), la mejora de la imagen de la ciudad y el impulso de las economías regionales y locales. Por ello, los organizadores de eventos y los planificadores turísticos utilizan ahora los temas culturales para desarrollar nuevos eventos, con el fin de conseguir nuevos visitantes y crear una imagen cultural del destino (Blešić et al., 2014) y presentar experiencias auténticas a los visitantes (Okech, 2011).

Para definir el término turismo cultural, es necesario hacer referencia previamente al término cultura. Richards (1996) describe la cultura en dos contextos: la cultura como proceso y la cultura como producto. Como proceso, la cultura se deriva de la antropología y la sociología, que consideran la cultura principalmente como códigos de conducta integrados en un grupo social específico. La cultura designa el campo social de la producción de significados o los procesos a través de los cuales las personas dan sentido a sí mismas y a sus vidas. Se considera el producto de actividades individuales o de grupo a las que se atribuyen determinados significados, por lo que algunos pueden utilizar la “alta” cultura para referirse a los productos de artistas famosos, mientras que la “baja” cultura puede referirse por ejemplo a productos como las telenovelas (Richards et al., 1996).

Aludiendo al nexo entre turismo y cultura, se puede afirmar que el turismo, con la ayuda de otros mecanismos sociales, actuará como catalizador para transformar la cultura como proceso en cultura como producto. Ashworth (1995) establece tres conexiones de la cultura en relación con el turismo. En primer lugar, el “turismo de arte” o productividad estética, por ejemplo, teatro, conciertos de ballet, festivales, museos y representaciones de ópera. La segunda es el “turismo de patrimonio”, que consiste en visitar edificios conservados, paisajes urbanos y expresiones de arquitectura popular, así como lugares asociados a eventos y personalidades históricas. La última, con la idea más completa, es “turismo específico de un lugar”, “lo que significa que la cultura puede definirse como el conjunto común de valores, actitudes y, por tanto, el comportamiento de un grupo social” (Ashworth & Dietvorst, 1995; Mousavi et al., 2016).

Los principales recursos para realizar un evento pueden dividirse en dos grupos: recursos tangibles e intangibles. Los recursos tangibles son las instalaciones, las infraestructuras y, en el ámbito del turismo, los lugares y patrimonios turísticos materiales o tangibles del destino. Los servicios y el patrimonio cultural turístico inmaterial, como las tradiciones, la música, etc., pueden clasificarse como recursos intangibles para la organización de un evento.

Los eventos culturales pueden adoptar diferentes formas: festivales de música, ferias o exposiciones de arte y artesanía, carnavales, festivales gastronómicos o incluso congresos o conferencias profesionales, que conjugarían las tres explicaciones de la cultura en relación con el turismo de Ashworth (1995).

Una revisión de la bibliografía existente sobre eventos culturales permite identificar los eventos que pueden considerarse como más relevantes a nivel internacional y que aparecen recogidos en la tabla 2.

En el caso concreto de España son muchos los eventos culturales que se celebran a lo largo del año. Algunos de los más reconocibles y relevantes son las Hogueras de San Juan, la Tomatina de Buñol (Valencia), Los Sanfermines (Pamplona), el Carnaval (Cádiz, Las Palmas de Gran Canaria), la Semana Santa (Sevilla, Málaga, Valladolid) y las Fallas (Valencia), entre otros (Bourton, 2021)

2.3. Festivales de cine

Al estudiar el turismo de eventos y los eventos culturales, se observa que los festivales han sido una de las formas de eventos de más rápido crecimiento Gruwell et al., 2008.

Como se ha indicado, la puesta en marcha de festivales está reconocida como un medio para aumentar la demanda de turismo, mostrar la singularidad de un destino y prolongar la temporada alta de viajes si el proceso se gestiona estratégicamente. Los festivales tienen el potencial de rejuvenecer la ciudad, beneficiar económicamente a la comunidad local y desarrollar una imagen cultural del destino anfitrión con fines turísticos. Los temas basados en la cultura siempre han sido una elección de los organizadores de eventos, no sólo para reunir a los locales sino también para presentar una imagen cultural espectacular de la comunidad (Grunwell et al., 2008). Los festivales con mayor gasto turístico son los de música y los de cine (Grunwell, 2007). En realidad, los eventos y las ceremonias de entrega de premios se han puesto cada vez más de moda y se han generalizado en todos los sectores (Ooi & Pedersen, 2010). “Los eventos y premios más conocidos y publicitados de las industrias culturales, como los Oscar (cine), los Grammy (música), los Tony (teatro) y los Emmy (televisión), se han convertido en iconos culturales mundiales, símbolo del éxito popular y de la crítica” (Ooi & Pedersen, 2010, p. 319). Los festivales de cine se consideran un tipo específico de eventos y ceremonias de entrega de premios, que funcionan como punto de encuentro para el arte, los negocios y la construcción de la identidad de la industria.

Más de la mitad de los festivales de cine se celebran en ciudades pequeñas y medianas, y más de un tercio en regiones económicamente subdesarrolladas. Se considera que los festivales de cine tienen un notable impacto social, ya que difunden la expresión cultural, ofrecen oportunidades educativas y de formación, a menudo crean un foco de atención en los segmentos minoritarios o desfavorecidos de la sociedad y, en el caso de las zonas rurales en declive, combaten la desintegración del tejido social (European Coordination of Film Festival, 1999; Grunwell, 2007).

Los festivales de cine ya no están dirigidos únicamente a atraer a un pequeño grupo de profesionales del cine, sino que en los últimos años han atraído a una gran variedad de visitantes. Los festivales atraen a la gente por muchas razones y, según Rüling y Pedersen (2010), tienen valores socioeconómicos para la película, los actores y la industria. Un festival de cine es un evento único en el que se participa; puede ser el único lugar donde se puede ver una película original, diferentes tipos de cortometrajes o documentales, o incluso películas de otros países (Báez & Devesa, 2014).

Este carácter de unicidad se debe al hecho de que los festivales de cine tienen que satisfacer a un gran número de interesados: cinéfilos, estudiantes de cine, cineastas y distribuidores de películas. Además de ofrecer una experiencia cultural a la comunidad local y ser una atracción turística, los festivales de cine prestan un servicio a la industria cinematográfica al proporcionar un foro para que los cineastas muestren sus películas y los compradores y distribuidores las vean. Suelen incluir exhibiciones técnicas, seminarios educativos y talleres para los interesados en seguir una carrera cinematográfica.

El festival de cine, sin embargo, por la naturaleza de su nicho de mercado especializado, atrae a menos gente en general, pero sus ingresos, gastos e impactos económicos por persona son mayores; y al mismo tiempo, los costes sociales y medioambientales son menores para este tipo de festivales (Grunwell et al., 2008). En comparación con otros tipos de festivales, suelen tener un impacto menor en la ciudad en términos de tráfico, seguridad y limpieza (European Coordination of Film Festivals, 1999). La ciudad también se vuelve atractiva cuando las estrellas vienen a visitarla y los periodistas la publicitan (Ooi & Pedersen, 2010). Un festival de cine de éxito y popular contribuye a la marca del lugar al darlo a conocer y mostrar su capacidad para organizar eventos con éxito y, dará a la ciudad una “identidad cinematográfica” (Ooi & Pedersen, 2010, p. 320), como la que el festival de Cannes ha aportado a la ciudad. La activa vida nocturna y las atracciones de la ciudad son el telón de fondo de los factores que concurren para el éxito de un festival de cine.

Como todos los demás eventos, la celebración de un festival de cine puede tener beneficios tangibles e intangibles para la ciudad o destino anfitrión; pueden generar ingresos y tener beneficios económicos, producir y dejar nuevas instalaciones, promover la imagen de la ciudad anfitriona como centro cultural (Yolal et al., 2015) y crear un sentimiento de comunidad entre los locales. En palabras de Arcodia y Whitford (2007) citadas en Yolal et al. (2015) un festival puede ofrecer oportunidades de intercambio cultural entre visitantes y anfitriones, y proporcionar oportunidades de entretenimiento y recreación para los locales.

Bien descrito por Quinn (2006), los festivales de cine son uno de los mejores lugares para que las comunidades muestren sus creencias, celebren sus identidades y afirmen o desafíen las estructuras sociales y los sistemas de valores que las unen (Quinn, 2006; Yolal et al., 2015).

2.4. Turismo de eventos culturales y festivales en Irán

El turismo en Irán gira principalmente en torno a visitar el patrimonio histórico del país o disfrutar de la diversa naturaleza que posee. Debido a problemas como la ausencia de gestión, la imagen y la publicidad internacionales negativas, las sanciones mundiales y los conflictos en Oriente Medio, el sector turístico ha sufrido mucho a lo largo de los años (Khodadadi, 2016, p. 6).

Irán puede crear grandes productos para la industria de los eventos a partir de tradiciones y ritos, adecuados a la cultura y la historia heredadas y a la capacidad de la sociedad mediante planteamientos y decisiones innovadores (Bod & Darman, 2023; Manouchehri et al., 2023).

El principal promotor de festivales y eventos culturales en Irán es el Gobierno. Según Bod y Darman (2023, p. 66), los organismos que participan en la organización y celebración de un evento son múltiples y de muy diversa naturaleza, desde el Ministerio de Patrimonio Cultural, Turismo y Artesanía hasta el Ministerio de Industrias, Minas y Comercio. Cada uno de ellos es responsable o supervisor de un tipo o una parte especial de un evento o festival en Irán. En Irán sigue siendo necesario mejorar la coordinación entre las organizaciones o ministerios encargados de la planificación y celebración de un evento; además de que pueda ser sostenible y beneficiar a los locales al mismo tiempo.

3. METODOLOGÍA

Este artículo pretende contrastar dos eventos culturales distintivos, como son el festival de cine de San Sebastián y el festival iraní de cine de Fajr. Así, tras llevar a cabo un análisis bibliográfico en torno a los eventos culturales y los festivales de cine en general, el trabajo se centra en los casos de Irán y España, con el fin de comprender sus diferentes enfoques, objetivos y resultados (Getz, 2002; Nicholson & Pearce, 2001).

La revisión bibliográfica previa ha resultado decisiva para comprender en profundidad el significado y los efectos de los eventos culturales y los festivales de cine en la sociedad, demostrando que pueden ser esenciales para establecer la cohesión social en las comunidades e impulsar el intercambio cultural. Se ha proporcionado, igualmente, un esbozo de la situación turística de Irán, poniendo de relieve las oportunidades que, desde el punto de vista social, económico y turístico, pueden derivarse de la celebración de un evento cultural tan importante como un festival de cine.

Hay que señalar que la metodología comparativa se usa cuando se requiere responder a preguntas de “¿Cómo?” y “¿Por qué?”, para analizar y estudiar las similitudes, diferencias y la razón del éxito del modelo (Goodrick, 2014, p. 1). Conviene destacar, igualmente, que se ha elegido el Festival de Cine de San Sebastián como modelo por considerarse un evento cultural pionero en España (Araújo & Vila, 2012), que nace en una coyuntura de aperturismo internacional y parte como iniciativa de un régimen autoritario, tanto para prolongar la temporada turística de la ciudad como para promocionar la cultura y cinematografía nacional. Se trata de aspectos que pueden vincularlo al surgimiento del caso de estudio (Festival de Cine de Fajr en Irán), en un contexto de posible apertura futura al turismo con la intención, no solo de obtener ingresos económicos para la región en la que se celebra o diversificar su sector turístico, sino también de mejorar su imagen internacional y favorecer el entendimiento entre los pueblos. En este estudio se han estudiado y comparado unos aspectos generales de los festivales, tales como el origen, número de asistentes y periodistas, invitados, presupuestos, cobertura de los medios, contexto del festival e información general sobre las diferentes partes de los festivales, junto con dimensiones turísticas como planificación del evento, publicidad y marketing, infraestructuras, valor turístico del evento, beneficios financieros y culturales.

Los datos objeto de análisis son el resultado de una búsqueda rigurosa de bibliografía académica y materiales actualizados de ambos festivales, así como de la observación directa. Se ha procurado recabar información de calidad, pese a las insoslayables limitaciones que a veces impone el caso de estudio elegido. Este aspecto ha sido tenido en cuenta en el diseño de la investigación, si bien se ha considerado que la novedad que el tema ofrecía podría conducir a oportunidades de análisis inéditas en el marco del sector cultural iraní y su posible desarrollo futuro. Estas limitaciones se han puesto de relieve y han propiciado la revisión crítica de los datos por parte del autor.

4. RESULTADOS

4.1. Festival Internacional de Cine de San Sebastián (España)

En el caso concreto de España, según Araújo & Vila, (2012) hay más de 70 festivales de cine y algunos con más de 50 años de antigüedad, como el festival de cine de San Sebastián (desde 1953), Gijón (desde 1963) y Sitges (desde 1967). Uno de los festivales de cine con mayor repercusión tanto a nivel nacional como internacional es el Festival Internacional de Cine de San Sebastián (SSIFF) con 152.730 espectadores en su edición 70ª, celebrada del 16-24 septiembre de 2022 (SSIFF, 2022, p. 4). Su primera edición se inauguró el 21 de septiembre de 1953 y desde 1957 está reconocido por la FIAPF como festival de categoría A. Aunque en un principio estaba destinado a galardonar a las películas en español, las películas de otros idiomas pasaron a ser elegibles en 1955. La sociedad Festival de cine de San Sebastián está formada a partes iguales por el Ayuntamiento de Donostia-San Sebastián, el Gobierno Vasco, la Diputación Foral de Guipuzkoa y el Ministerio de Cultura, ostentando la presidencia de la misma el alcalde de Donostia-San Sebastián (SSIFF, n.d.). Se calcula que casi el 56% del presupuesto del festival lo aportan las administraciones públicas y el resto proviene de los patrocinadores.

El festival cuenta con proyecciones públicas de las películas en varias ocasiones y también se pueden adquirir entradas para la gala de inauguración y clausura e incluso para la ceremonia de la alfombra roja (San Sebastian details, 2022). Hay asientos y accesos para personas con movilidad reducida y las personas con accesibilidad física, visual o auditiva pueden consultar los salones para obtener servicios especializados (Donostia San Sebastian Turismoa, s.f.).

Cada año, más de 1.000 periodistas de más de 40 países cubren el festival, reflejando la imagen de sus patrocinadores, colaboradores y mecenas en miles de plataformas y medios de comunicación de todo el mundo (San Sebastian Festival, s.f.).

El festival ha acogido varios eventos importantes en la historia del cine, como los estrenos internacionales de Vértigo, de Alfred Hitchcock, y el estreno europeo de StarWars. Fue el primer festival al que asistió Roman Polanski y ha contribuido a impulsar las carreras profesionales de cineastas como Francis Ford Coppola, Bong Joon-ho y Pedro Almodóvar.

El Festival de San Sebastián organiza mesas redondas y clases magistrales durante el evento principal, impartidas por profesionales de la industria cinematográfica (SSIFF, 2021).

Según la memoria del 70º aniversario del festival de cine de San Sebastián que se celebró del 16 al 24 de septiembre de 2022, “El número de espectadores ascendió a 152.730, un 58% más que en 2021. El número de personas acreditadas fue mayor que en la última edición previa a la pandemia. Un total de 4.587 periodistas, profesionales de la crítica e industria cinematográfica y representantes de instituciones culturales y académicas se han reunido en San Sebastián; un 6% más que en 2019 y un 25% más que el año pasado”. De hecho, como se ha mencionado, el festival prolonga la temporada de viajes de la ciudad y hace que los hoteles y otros negocios relacionados con el turismo tengan ingresos en septiembre, que no es temporada alta de turismo en el área.

Como cualquier otro festival internacional, el de San Sebastián tiene un gran impacto económico y sociocultural en la ciudad anfitriona. Pero al mismo tiempo, como el festival atrae a tantos visitantes anualmente, también tiene impactos negativos en el medio ambiente; especialmente los causados por la movilidad. Por otro lado, el Festival de Cine de San Sebastián está poniendo mucho empeño en reducir sus impactos negativos sobre el medio ambiente. Como institución destacada en compensar la huella de carbono (SSIFF, 2022), han elaborado planes, especialmente en materia de movilidad, residuos y energía, no sólo para los nueve días del festival, sino también durante todo el año (SSIFF, 2021).

4.2. Festival Internacional de Cine de Fajr (Irán)

En las últimas décadas, Irán ha tenido la oportunidad de ganar premios internacionales de cine, cortometrajes y documentales; como el Oscar a La Mejor Película en lengua extranjera para la película “El Viajante” de Asghar Farhadi (2017). La industria cinematográfica iraní ha recibido una gran atención, tanto delante como detrás de la cámara. Así, esta oportunidad es valiosa para la industria cinematográfica iraní, pero dentro del país se celebran pocos festivales de cine con mayor atención nacional e internacional, para que los cineastas iraníes compitan entre sí o incluso con otras nacionalidades. El potencial turístico es enorme y requiere más atención tanto por parte de las autoridades como de los organizadores (Bogan, 2017) para desarrollar este beneficioso nicho de mercado turístico. Cuando un festival de cine se lleva a cabo de forma adecuada, retrata a la ciudad anfitriona como destino cultural y de festivales, como se ha visto. Para ello se necesita también la cooperación de las autoridades y las partes interesadas. Sin embargo, en el de Fajr observamos una serie de deficiencias que imposibilitan su desarrollo óptimo.

Los festivales más importantes en Irán, entre los casi más de 30 festivales que se celebran relacionados con el cine serían: el Festival Internacional de Cine de Fajr (FIFF), el Festival Internacional de Cine para Niños y Jóvenes, el Festival Internacional de Cortometrajes de Teherán (FISFF), el Festival Internacional de Cine Documental de Irán, los Premios[1]Hafez, el Festival de Cine Iraní, también conocido como el Gran Festival de Cine Iraní o el Festival Khaneh Cinema (Casa del Cine),el festival de cine Nahal de cortometrajes y el festival de cine universitario de Teherán(Fajr Film Festival, Last update 2023; Latifpour, 2015; Filmba, n.d.; Shortfilmnews, n.d.; Filmival, 2019; Ghamgosar, 2018; Cinemafa, 2018)

El Festival Internacional de Cine de Fajr (FIFF) de Irán se celebra cada febrero en Teherán desde 1982 durante diez días, en el aniversario de la Revolución Islámica de 1979 y está supervisado por el Ministerio de Cultura y Orientación Islámica. Este festival de cine está considerado como el mayor festival internacional de cine de Irán y se celebra en la torre Milad, la más alta de Irán. Los premios son el equivalente iraní de los premios de la Academia estadounidense. Los candidatos compiten para ganar el Simurgh (Fénix) de cristal en el festival. Los festivales de Fajr de poesía, teatro y música se celebran simultáneamente con el festival de cine en Teherán, Irán.

Al principio, este festival sólo abarcaba el cine de Irán, pero ahora también se observan algunas obras internacionales, tal como sucedió con el Festival de Cine de San Sebastián. Pero la cantidad y calidad de las películas nacionales e internacionales son bajos y no se atrae a demanda turística. En ese sentido, hay que destacar que durante el periodo 2015-2023, el festival se dividió entre un festival nacional celebrado en febrero y un festival internacional en abril; pero desde su edición 40º, se reunieron de nuevo en un único festival con ambas funciones. Este festival funciona con dos secciones de cine iraní y mundial, cada una de las cuales se divide en diferentes categorías que se muestran en la tabla 3 (Fajr Film Festival, Last update 2023; Latifpour, 2015). Los premios del festival se clasifican en tres secciones: Internacional con Simurgh de Oro y Plata, Premios Vista Oriental con Simurgh de Oro y Plata, y la Competición Nacional con Simurgh de Cristal.

Como indican sus normas, se trata de “un evento que celebra el intercambio cultural, muestra los logros creativos de los cineastas más aclamados y de los recién llegados, y exhibe películas que promueven la contribución artística al medio. Además, el festival presta especial atención a las películas que buscan la justicia y destacan los valores humanos y morales” (Fajr International Film Festival, 2021).

El festival está abierto al público y las películas se proyectan en cines que han pagado una cantidad de dinero como “derecho de publicación o distribución” en todo el país. Uno de los puntos fuertes del festival de cine de Fajr es que durante el festival también se celebran talleres especializados y profesionales en el ámbito del cine. Universidades y reputados centros de investigación participan junto a los organizadores del Festival de Fajr en la realización de estas actividades complementarias.

El festival se ha promocionado a nivel local e internacional a través de la televisión, la radio y los seminarios web; al mismo han acudido ponentes de Estados Unidos, Reino Unido, Alemania, etc. Pero la mala imagen internacional del país y la publicidad negativa que ello genera ha significado hasta el momento un obstáculo casi insalvable para su promoción internacional.

En este sentido, el número de entradas vendidas ha sufrido un gran descenso cada año debido al descontento de los cinéfilos con la calidad de las películas candidatas al Simurgh de Cristal. En los últimos años, un gran número de actores y personas de la industria cinematográfica han boicoteado el festival para mostrar su objeción al proceso de organización y selección del contenido de las películas del mismo. Entre las 24 películas nominadas en la última edición del festival, realizado entre el 1 y el 11 de febrero de 2023, más de la mitad de las anunciadas están producidas por instituciones relacionadas con el gobierno, y sus creadores han realizado sus primeros largometrajes y no se consideran nombres conocidos (Radio Farda, 2023).

Durante la 41ª edición del Festival Internacional de Cine de Fajr, 14 instituciones gubernamentales del país juzgaron las obras presentadas (Amini & Najafi, 2023), pero ninguna de ellas está relacionada con el sector turístico; además, no hay ningún experto en el ámbito del turismo en la organización del festival de cine que pueda ayudar a impulsarlo internacionalmente. Así se entiende que el festival de cine de Fajr todavía no tiene valor turístico para los sectores y sedes relevantes. No hay evidencias suficientes sobre el número de asistentes, el número de ventas de entradas (en línea y en los cines), el impacto económico, la financiación y los patrocinios publicados para el festival, lo que dificulta tanto a sus organizadores como a las partes interesadas la planificación del mercado y los objetivos adecuados. Los pocos visitantes o turistas que llegan a Irán durante el festival son invitados oficiales de los organizadores del festival y las autoridades, cuyos gastos están totalmente cubiertos y, por lo tanto, hasta ahora no había beneficio para la economía local como los hoteles, restaurantes y tiendas de artesanía, o al menos y desafortunadamente no hay registros que lo demuestren.

A diferencia de los festivales que se realizan en el resto del mundo, no está claro el importe exacto del presupuesto dedicado al festival de cine de Fajr, ni siquiera el porcentaje de contribución de los presupuestos gubernamentales y no gubernamentales (por parte de los patrocinadores) (Eghtesaad24, 2022). Entre las organizaciones que contribuyen al evento se encuentran la Farabi Cinema Foundation, la Iran film foundation, Press TV, HispanTV y el canal de cine multilingüe iraní Ifilm. El único registro o informe de los costos del festival esta publicado en su edición 37. En resumen, los directores y gestores del festival han trabajado 8 meses y el personal ejecutivo 2 meses, lo que ha costado unos 19.000 millones de riales o 38.000 euros. El resto del presupuesto se ha gastado en preparar y equipar las salas de cine de la sede, gastos ejecutivos, información y publicidad, ceremonias de apertura y clausura, actividades educativas y académicas, y viajes, hoteles y visitas a la ciudad para los invitados extranjeros (los detalles completos se mencionan en el anexo).

A pesar de la escasa atención que se presta a este festival, los profesionales del turismo y los gobernantes insisten siempre en mostrar la cultura iraní/islámica del país de todas las maneras posibles y una de ellas es a través de contenidos cinematográficos. Pero, tal y como se pone de manifiesto en la tabla 4, “la falta de importancia económica reduce la importancia cultural del festival y hace que Fajr siga siendo una cuestión secundaria y ceremonial, a diferencia de otros festivales en los que toda la ciudad se entusiasma con el cine a la vez” (Latifpour, 2015).

5. DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES

Los eventos nos han acompañado desde las primeras reuniones y ceremonias de los seres humanos; ahora se han convertido en una de las formas de turismo de más rápido crecimiento. Actualmente se celebran muchos eventos en todos los rincones del mundo, desde pequeñas ceremonias privadas hasta los mayores festivales internacionales de cine o música. Los eventos son de diferentes tamaños y contenidos, y pueden influir en el destino de diferentes maneras, como prolongar la temporada alta de viajes o crear una imagen positiva del destino (Getz, 2008; Matthews, 2007). Desde el punto de vista cultural, son la mejor forma de mostrar las tradiciones o ceremonias originales de un determinado grupo de personas. Los eventos culturales tienen actualmente una gran importancia entre los viajeros; los cuales quieren ver y experimentar la realidad del lugar al que viajan e implicarse más con los lugareños. Como cualquier otro fenómeno turístico, el turismo de eventos también tiene sus aspectos negativos. Hay parámetros específicos que deben medirse antes de plantear la rentabilización turística de los elementos tradicionales, como la capacidad de aceptación del destino, de la población local y su cultura (Getz, 2002).

Los eventos culturales más populares y, por tanto, importantes en la industria turística son los festivales de música o cine. Los festivales de cine atraen a un nicho concreto de mercado, y suponen grandes ingresos, confieren a la ciudad una identidad cinematográfica y reportan beneficios socioeconómicos. De entre todos los festivales de cine del mundo, se ha contrastado la realidad de los dos festivales de cine de categoría A de España e Irán, para intentar conocer el motivo de la popularidad del festival de cine de San Sebastián entre la industria cinematográfica y los espectadores, y estudiar si sus políticas y estrategias de planificación turística son aplicables al festival de cine más famoso de Irán, el festival de cine de Fajr.

De esta forma, en este artículo se ha intentado cumplir el objetivo inicialmente planteado, que ha sido contrastar las experiencias de dos festivales de cine en diferentes momentos de consolidación, y por tanto de relevancia turística.

En este sentido, el festival de cine de San Sebastián ha seguido los patrones de un festival de cine de éxito; la ciudad es conocida como destino de eventos y turismo MICE. Anualmente, al comenzar el festival, aparecen en la ciudad personajes relevantes y mundialmente conocidos, que contribuyen a difundir los rasgos de la cultura vasca. La ciudad de San Sebastián es conocida como una ciudad turística desde el siglo XIX, “con su pintoresco litoral, sus hermosas playas, su accidentado entorno, sus restaurantes con estrellas Michelin y una ciudad firmemente establecida como corazón cultural” (Sustain Europe, 2017), un destino sostenible y, al mismo tiempo, un destino de turismo de eventos y MICE. Por otro lado, el Festival de Cine de San Sebastián se presenta como un festival profundamente arraigado en la ciudad vasca, que la pone a disposición de los profesionales y entusiastas de la industria del cine de todo el mundo.

A partir de la investigación y la comparación realizada entre ambos festivales, se hacen una serie de reflexiones finales y sugerencias al respecto.

Ambos festivales de cine forman parte de la lista de Festivales Internacionales de Cine de la FIAPF (FIAPF, s.f.), lo que significa que tienen la oportunidad de atraer la atención de visitantes extranjeros, principalmente de los cineastas. Por ello, el Festival Internacional de Cine de San Sebastián puede ser un buen referente a seguir en el caso del Festival de Fajr. Existen similitudes entre ambos festivales de cine, como son los esfuerzos gubernamentales para posicionarlos como escaparate hacia el exterior. En la España de la década de 1950 se llevaron a cabo una serie de iniciativas para que el país fuera reconocido como destino turístico internacional (Puche-Ruiz, 2022). En el caso de Irán, las autoridades continúan fomentando la celebración del festival de cine en el aniversario del éxito de la república islámica con el propósito de atraer a visitantes de renombre mundial en el ámbito del cine y evitar el aislamiento del país.

El festival de cine de Fajr ha superado sus 40 años de realización, por lo que se puede decir que se encuentra en su estado de madurez en su ciclo de vida como festival, con un número estable de participantes y sedes profesionales. Sin embargo, la combinación de la imagen exterior con carencias internas del país ha negado a Irán la oportunidad de mostrarse como destino de eventos culturales, a pesar de todos los antecedentes históricos. Los discursos del líder y de otros responsables de Irán muestran su voluntad por convertir el país en un destino turístico seguro y competitivo; pero estas palabras deberían verse respaldadas por un progreso real y un apoyo cierto. El festival de Fajr no ha tenido suficiente éxito ni siquiera para mantener el atractivo para los habitantes de la ciudad anfitriona, Teherán. Aunque la mayor parte de los gastos se dedica a los invitados y los tours, se advierte la ausencia de un enfoque turístico aplicado a este evento cultural.

La utilización de los festivales de cine para promover el desarrollo turístico requiere una estrategia bien planificada para crear coherencia en la organización y su comercialización (Bogan, 2017). El festival de cine de Fajr, si se planificara y gestionara adecuadamente, incrementaría los beneficios socioeconómicos para Teherán, la ciudad anfitriona. Debido a que se celebra en invierno, considerado temporada baja para los viajes y el turismo en Irán, la temporada alta también se prolongaría. Basándonos en las condiciones políticas y sociales del país y en relación con lo aportado por la comparación entre los casos de España e Irán, la participación de actores o cineastas de renombre en el festival atraería sin duda más atención a nivel mundial hacia el evento y, al mismo tiempo, elevaría el nivel de valor y legitimidad del evento entre los cinéfilos. Al elegir un jurado de mayor prestigio y nivel, la calidad de las películas también mejoraría, las producciones se ajustarían a un marco universal estándar y la competencia sería más seria entre los cineastas. Las reuniones de la industria cinematográfica durante el festival serían más interesantes para los participantes y obtendrían una completa cobertura por parte de los medios de comunicación nacionales e internacionales. De este modo, la publicidad de las próximas ediciones del festival sería mucho más sencilla.

Se sugiere que, además de invitar a personajes famosos al festival, se contrate y emplee a personalidades artísticas destacadas de todo el mundo que gocen de popularidad nacional e internacional bajo el título de “Embajadores de Fajr”. Estos embajadores participan en otros festivales y encuentros especializados en el ámbito del cine y la cinematografía, con diferentes títulos como participantes, jueces, presentadores o actores, con el fin de reforzar el aspecto de difusión internacional del festival; así, además de dar a conocer el festival en todo el mundo, mejorarán la calidad del mismo. Se señala de nuevo que esta cuestión se remonta a las decisiones de los jefes de gobierno, una cuestión que ha provocado la dimisión de figuras famosas nacionales y extranjeras y el boicot del Festival de Cine de Fajr.

El festival de cine de Fajr puede ir, además, acompañado de una exposición, al igual que muchos festivales que se desarrollan en todo el mundo, como los festivales de Cine de Zúrich o Venecia; ésta también puede ser una buena ocasión para utilizar los elementos culturales tangibles e intangibles de Irán, que no son irrelevantes para el trasfondo turístico de un festival de cine.

Otra de las cuestiones que deben tenerse en cuenta es la planificación sostenible de los eventos. Dado que el Día Mundial del Turismo 2023 ha girado en torno a las “inversiones verdes” (UNWTO, 2023), los responsables del festival de cine iraní deberían tomar como ejemplo las decisiones tomadas por la sede y los planificadores del Festival de Cine de San Sebastián, para reducir su impacto negativo a lo largo de todo el año. A la vista del importante número de conferencias, convenciones y congresos que se están llevando a cabo en torno al desarrollo sostenible del turismo en Irán, es de esperar que sus dirigentes tomen más decisiones “verdes”.

En definitiva, es necesario que los principales responsables políticos y los fideicomisarios de este ámbito separen la política del arte y el turismo, y proporcionen las condiciones para dotar de apertura al festival. Esta separación conllevaría importantes cambios en las áreas estudiadas en este trabajo, pero desafortunadamente y a la vista de las posiciones y decisiones políticas de los líderes del país, desde el pasado hasta ahora, no hay muchas esperanzas de su realización a corto plazo y la discusión sobre su implantación inmediata está fuera del alcance de esta investigación. No obstante, se espera que, aplicando los cambios sugeridos, este festival pueda ser nombrado también evento Hallmark de Irán en el ámbito del cine y el turismo en el futuro, tras una deseable apertura del país.

6. LIMITACIONES DEL ESTUDIO

La principal limitación del estudio radica en la falta de datos y cifras suficientes sobre el festival de cine de Fajr. La mala situación que presenta la celebración del festival, dadas las deficiencias infraestructurales y de planificación, ha ocasionado la reducción cada año de sus seguidores y, además, son continuas las sanciones por parte de figuras famosas debido a la falta de transparencia en la presentación de informes e información sobre el festival, lo que pone en duda su fama y popularidad.

Agradecimientos

La publicación es parte del proyecto TED2021-131577B, financiado por MCIN/AEI/10.13039/501100011033 y por la Unión Europea “NextGenerationEU”/PRTR.

Declaración responsable y conflicto de intereses

La autora declara que no hay ningún conflicto de intereses existente o potencial con relación a la publicación de este artículo.

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