DOI: https://dx.doi.org/10.12795/rea.2023.i46.08

Formato de cita / Citation: Bonilla-Rodríguez, S.D., & Hortelano-Mínguez, L.A. (2023). Endogenous resources and tourism development in the Department of Valle (Honduras). Revista de Estudios Andaluces,(46), 165-183. https://dx.doi.org/10.12795/rea.2023.i46.08

Correspondencia autores: bonilarodriguez.stephanydashiell@usal.es (Stephany Dashiell Bonilla-Rodríguez)

CC BY-NC-ND 4.0

Recursos endógenos y desarrollo turístico en el Departamento de Valle (Honduras)

Endogenous resources and tourism development in the Department of Valle (Honduras)

Stephany Dashiell Bonilla-Rodríguez

bonilarodriguez.stephanydashiell@usal.es 0000-0002-8893-2923

Luis Alfonso Hortelano-Mínguez

sito@usal.es 0000-0003-2507-5917

Universidad de Salamanca. Facultad de Geografía e Historia.
Calle Cervantes, s/n. 37001 Salamanca, España.

INFO ARTÍCULO

RESUMEN

Recibido: 05-05-2023

Revisado: 02-06-2023

Aceptado: 18-06-2023

PALABRAS CLAVE

Potencial turístico

Desarrollo endógeno

Área deprimida

Departamento de Valle

Honduras

El Departamento de Valle se localiza en el borde meridional de Honduras y, junto al vecino Choluteca, conforma la fachada marítima del Océano Pacífico en el Golfo de Fonseca. Las variables socioeconómicas y los indicadores vitales inciden en el atraso y la pobreza que sufre este territorio y ayudan a enmarcarlo dentro de la «Honduras profunda» o, según algunos investigadores, en el denominado «sur del sur». El objetivo general de estudio es analizar las imbricaciones entre los recursos naturales y culturales y el potencial desarrollo turístico que ayude a la generación de riqueza local. El proceso metodológico de la investigación se sustenta en el apoyo de los datos extraídos de las fuentes primarias y secundarias, la representación cartográfica y la observación directa en el transcurso del trabajo de campo. Los resultados de la investigación constatan que los atractivos endógenos a partir de la oferta de productos enmarcados en las modalidades de sol y playa, el ecoturismo y el turismo de aventura-deportivo constituyen una oportunidad de empleo para la población autóctona y una alternativa a la base productiva tradicional.

KEYWORDS

ABSTRACT

Tourism potential

Endogenous development

Depressed area

Department of Valle

Honduras

The Department of Valle is situated at the southern edge of Honduras and with neighbouring Choluteca it shares the Pacific coast on the Gulf of Fonseca. Socioeconomic and demographic data indicate the area’s backwardness and poverty for which it is often labelled as part of ‘deep Honduras’ or according to some researchers as ‘the South of the South’. The aim of this study is to analyse the interlocking spheres of natural and cultural resources and the potential for tourism development that may contribute to the generation of wealth in situ. The research methods consist of primary and secondary data, mapping and direct observation during fieldwork. The study reveals a potential for sun and beach tourism, ecotourism, adventure and sports tourism. Exploiting the potential offers employment opportunities for natives and provides a complement to the existing means of subsistence.

1. INTRODUCCIÓN

La medición de la evolución del grado de convergencia del desarrollo socioeconómico y la amplitud de la brecha de las desigualdades regionales, a diferentes escalas, comunidades y género, por parte de organismos e instituciones internacionales, nacionales y locales, del mundo de la academia, de las organizaciones no gubernamentales y de los medios de comunicación representa un tema de investigación de constante actualidad. La mirada científica desde los diversos campos del conocimiento se ha planteado de forma multidisciplinar y con métodos amparados en una serie de indicadores y de variables territoriales, medioambientales, sociales, económicas, culturales y administrativas o de buen gobierno (Acuña, 2000; Lizcano, 2001; Rodríguez, 2006; Benito & Corcoba, 2019) e, incluso, con grandes ambiciones de homogenización en su aplicación a dispares ámbitos geográficos. El ejemplo más conocido es el enfoque del Índice de Desarrollo Humano (IDH)[1], elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) desde 1990, que marca las aspiraciones de progreso de los países y de las regiones a partir de los logros en los niveles educativos, de la salud, expresada en la esperanza de vida o longevidad, y del PIB por habitante. Este índice ha recibido numerosas críticas porque margina las necesidades de subsistencia (la alimentación y la vivienda), la seguridad, las emocionales (el amor y la pertenencia), la autoestima y la exigencia de autorrealización y, por este motivo, se propone un Índice Mejorado de Desarrollo Humano (IMDH) para captar en su amplitud los medios y las capacidades humanas (Rojas & Jiménez, 2009).

El continente americano ha sido foco de atención mediante este tipo de análisis comparados, en especial, en la literatura hispana con referencias exclusivas a los países de América Latina (Badia-Miró et al., 2020) y, en otras ocasiones, circunscritos a la región de América Central y El Caribe (Hall, 1985; Alonso, 2005; Sandí, 2005)[2]. Los estudios han puesto en evidencia los contrastes entre países y regiones en cuanto al nivel de desarrollo, que lastra la dinámica de progreso y acentúa la decadencia de las sociedades, atenazado por los intereses históricos de grandes potencias, los conflictos políticos internos, las epidemias o las catástrofes naturales. Al mismo tiempo, las crisis sociales y económicas han generado derivadas y repercusiones de hondo calado que suscitan el interés académico como son los movimientos migratorios forzados, la incidencia en las etnias indígenas y las culturas afro-descendientes, el mercado de trabajo, la dinámica y distribución de la población, la tenencia de la propiedad de la tierra, la conservación de los recursos naturales, la sobreexplotación de las materias primas, la puesta en valor de los hitos patrimoniales, el impulso de las actividades turísticas, entre otras. En definitiva, podemos observar unas fracturas en el grado de desarrollo que ha provocado una dicotomía entre las clases sociales donde una minoría amasa grandes riquezas frente a una población vulnerable que sufre pobreza extrema, inseguridad alimentaria (coincide con hogares de algunas etnias), desnutrición infantil y limitaciones de acceso a los servicios básicos[3].

A tenor de los indicadores socioeconómicos, la República de Honduras es uno de los países de Centroamérica con mayor deuda externa del mundo (Bergoeing, 2001), con un elevado porcentaje de pobreza (García, 2015), con la máxima desigualdad en cuanto al reparto de la riqueza y con una amplia brecha de género en participación laboral (Martínez, 2021). Al mismo tiempo, los datos arrojan que nos encontramos ante uno de los países con mayores desequilibrios interterritoriales internos debido a la diferencia existente entre los departamentos hondureños del norte limítrofes con la costa caribeña y, a la vez, rayanos con Guatemala y los de la fachada marítima occidental del Pacífico y fronterizos con El Salvador y Nicaragua. Las raíces de la divergencia económica y la descohesión social hondureña tienen que ver con el modelo de explotación de los recursos naturales y la complicidad de la gestión institucional, identificado como un proceso de colonialismo externo e interno y de desarrollo extractivista (Benito & Corcoba, 2019) que representa una dinámica de conquista, una «acumulación por despojo»[4] y una traslación de bienes naturales de propiedad comunitaria a manos privadas (Middeldorp, 2016; Torres, 2020). La crítica situación social y económica es aún más delicada por las consecuencias reiteradas de los desastres climáticos, como los huracanes Fifí de 1974, Greta de 1978, Mitch de 1998, Stan en 2005, Félix en 2007 o las tormentas Agatha y Matthew en 2010 (Fernández, 1999), que han contribuido al deterioro de las condiciones de vida de los hondureños y, en especial, de algunos grupos étnicos (Hernández et al., 2019). Para muchos profesionales, el impacto de los desastres naturales en el avance de los países centroamericanos supone un factor limitante tanto para las tasas de crecimiento económico como a efectos de los logros de los mecanismos de desarrollo, sobre todo, en las áreas urbanas, las infraestructuras y los cultivos de granos básicos y café (Paniagua, 1995).

La inequidad en la distribución de las oportunidades en territorio hondureño puede cambiar con la aplicación del modelo de avance económico mediante el impulso de actividades emergentes e innovadoras en el turismo comunitario y sostenible de la mano del enfoque del desarrollo local. La puesta en valor de los recursos ociosos e infrautilizados del patrimonio natural y cultural a escala local supone un revulsivo para las comunidades rurales (Díaz et al., 2012). Al mismo tiempo, la aplicación del desarrollo local en el contexto hondureño está comprometido con la consecución de varios Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).

El objetivo general de la investigación pretende profundizar, a partir de la revisión bibliográfica, la consulta de las fuentes primarias y secundarias, el tratamiento cartográfico y la visita de campo, en la relación entre los recursos endógenos y el potencial impulso turístico para la creación de riqueza local en los municipios hondureños del Departamento de Valle. El tejido productivo tradicional en base a la agricultura, la ganadería, la pesca artesanal, la cría del camarón y la recolección de sal natural puede diversificarse de la mano del turismo comunitario y sostenible. Esta oportunidad ha sido puesta de manifiesto por las instancias internacionales y las administraciones nacional y local, si bien, no está libre de amenazas externas y de obstáculos internos.

Finalmente, el estudio sobre las potencialidades locales del Departamento de Valle en Honduras como factor de impulso del turismo persigue contribuir al conocimiento desde una doble perspectiva para la ciencia. Por un lado, dar visibilidad a un espacio geográfico marginal y periférico, con fronteras exteriores e interiores, codiciado a lo largo de la historia por su posición estratégica en el Golfo de Fonseca y sus recursos naturales por los países desarrollados. Por otro lado, es poner en evidencia la infrautilización de los atractivos con vocación turística como complemento a la base productiva tradicional con la finalidad de proponer un desarrollo local amparado por las instituciones gubernamentales hondureñas de cara a generar riqueza y empleo que ayude a mitigar la pobreza y a garantizar la seguridad alimentaria.

2. ANTECEDENTES TEÓRICOS

El planteamiento de la investigación entronca con el enfoque del concepto y la diferenciación de los procesos de desarrollo local tanto en Europa como en América Latina (Barroso & Flores, 2010; Arocena, 2013). El origen del concepto de desarrollo en el ámbito internacional se retrotrae a la conclusión de la Segunda Guerra Mundial, entendido como desarrollo comunitario, que a partir de la participación de la población local y con la ayuda institucional persigue mejorar las condiciones sociales, económicas y culturales del colectivo, así como, la integración en la vida nacional y la capacitación para contribuir al progreso del país (Díaz et al., 2012). En el contexto europeo, la crisis y la recesión a comienzos de la década de los setenta del siglo pasado, debido al fracaso de las políticas económicas aplicadas surgieron nuevas fórmulas basadas en la movilización del potencial humano mediante pequeñas iniciativas de carácter local. La apuesta estatal fue reforzar la creación de pequeñas y medianas empresas, el desarrollo de programas de formación en gestión empresarial, el fomento del asociacionismo y la reactivación del flujo crediticio. En cambio, en el periodo finisecular anterior aparecen en los países latinoamericanos organizaciones colectivas reivindicativas en materia de pobreza, de seguridad alimentaria, de servicios públicos, de vivienda, etc. La emergencia de estos colectivos asamblearios de vecinos y de la sociedad civil en general responde a la demanda de mejoras en la calidad de vida, de alcanzar altos niveles de solidaridad y de participación sociopolítica. Las organizaciones civiles, con fondos de agencias no gubernamentales y de gobiernos extranjeros impulsaron iniciativas productivas propuestas por cooperativas, empresas asociativas, etc. El marco del desarrollo local latinoamericano no sólo se fundamenta en la autoorganización comunitaria sino en la participación activa de la ciudadanía. Al inicio del siglo XXI, los cambios derivados de la crisis financiera han afectado a los entornos económicos, sociales, políticos e institucionales aumentando la brecha de la desigualdad en las zonas rurales deprimidas de Latinoamérica (Vázquez, 2007).

La superación de los elevados índices de pobreza y de los profundos desequilibrios interterritoriales latinoamericanos y, en concreto, en los países del istmo centroamericano pasa por el respaldo institucional de una política de desarrollo local con apoyo a pequeñas iniciativas con la finalidad de generar riqueza y empleo y aumentar el bienestar de la población. El desarrollo local se ha erigido como estrategia con un enfoque territorial, donde interactúa con las estructuras sociales, económicas e institucionales, sobre la base de la revalorización de los recursos endógenos y los emprendimientos de los actores locales o stakeholders. La praxis alumbra que todos los territorios tienen un variado inventario de recursos infrautilizados con gran potencial de dinamización socioeconómica. La necesidad de financiación para las iniciativas locales tiene que concitar una coordinación de las agencias internacionales, las instituciones públicas y el sector privado. Finalmente, el diseño de las estrategias de desarrollo local debe contemplar las particularidades y los rasgos identitarios de cada territorio porque existen diferentes capacidades y prioridades a la hora de determinar la orientación estratégica. Por este motivo, en la elaboración de los planes estratégicos de desarrollo tiene que primarse un proceso participativo de abajo-arriba o «bottom-up» frente a la imposición de arriba-abajo o «top-down».

La comunión de los recursos del patrimonio natural y las herencias culturales con el aprovechamiento turístico, a una escala local, ha sido una de las estrategias ya utilizadas en las últimas décadas por diferentes comunidades de los países centroamericanos y caribeños (López, 2006; Vargas, 2006). La apuesta turística ha sido defendida con una orientación comunitaria y sostenible que contribuya a la economía local con creación de puestos de trabajo, generación de alimentos y adecuada gestión territorial y, al mismo tiempo, satisfaga las expectativas de los visitantes. Estos principios fueron puestos de manifiesto en la Carta de Turismo Sostenible (Lanzarote, 1995) y ratificados en la Carta de Turismo Sostenible +20 (Vitoria-Gasteiz, 2015). Incluso, en la Conferencia Mundial del Turismo Sostenible +20 organizada por la Organización Mundial del Turismo en los acuerdos expresa literalmente que el turismo debe utilizar los bienes y servicios locales de manera que pueda aumentar los vínculos con la comunidad y reducir al mínimo las fugas económicas y, de este modo, puede contribuir a luchar contra la pobreza y la protección de la naturaleza y el medio ambiente. Una de las prácticas alternativas al turismo preponderante de sol y playa es el ecoturismo por los ecosistemas, la biodiversidad y las áreas naturales protegidas (Reservas de la Biosfera, parques nacionales, etc.) con los que cuenta la región (Enríquez & Blanco, 2002; Nel-lo, 2008; Orgaz & Cañero, 2015). Esta base teórica, sobre el desarrollo local apoyado en el aprovechamiento turístico de los recursos endógenos, da solidez científica a la investigación centrada en el territorio del Departamento de Valle.

3. METODOLOGÍA

3.1. El procedimiento metodológico y las fuentes de la investigación

El proceso de la investigación se ha sustentado en una secuenciación de varias fases complementarias e interrelacionadas. La tarea inicial de la metodología empleada parte de la búsqueda de las referencias bibliográficas sobre el tema general y el área de estudio, a partir de la indagación y la consulta de las plataformas de difusión de la producción científica (Dialnet, Redalyc, Science Direct, Google Académico y Scopus). Las publicaciones sobre Honduras en general y, en concreto, a las referencias a temas específicos no son cuantiosas como hemos comprobado en los rastreos en las diferentes plataformas y repositorios bibliográficos (Cebrián & Delgado, 2019). En paralelo, la revisión y extracción de las bases estadísticas alojadas en los servidores institucionales, ha nutrido las hojas de cálculo del libro de datos de los municipios del Departamento de Valle. Las principales fuentes primarias de referencia forman parte del organigrama gubernamental hondureño con el encargo y la responsabilidad de generar las estadísticas nacionales, como por ejemplo, el Instituto Nacional de Estadística (INE), el Instituto Hondureño de Turismo (IHT), la Cámara Nacional de Turismo de Honduras (CANATURH), el Instituto Hondureño de Antropología e Historia, el Instituto Nacional de Conservación y Desarrollo Forestal, Áreas Protegidas y Vida Silvestre (ICF) y la Dirección de Planificación y Gobernabilidad Local (DPGL). En relación a la recopilación de la información, hemos descubierto la falta y el retraso en la actualización de los datos en las fuentes primarias de las instituciones responsables y en los informes derivados de las colaboraciones con las agencias de cooperación internacionales como medio secundario.

A partir de la codificación y tabulación de los datos y de la identificación de las características territoriales, la segunda tarea ha consistido en la generación del aparato cartográfico con la ayuda del Sistema de Información Geográfica (software libre de representación cartográfica QGis) y la obtención de las capas shapeiles (shp) de los servidores OpenStreetMap, Natural Earth y del Sistema Nacional de Información Territorial (SINIT) de Honduras. La finalidad de esta fase ha sido la producción de los mapas temáticos, tanto cuantitativos como cualitativos, que ayuden a entender la complejidad de este territorio ignoto. Las fuentes y la cartografía utilizadas en el análisis territorial han sido contrastadas durante el trabajo de campo a través de varias visitas de acercamiento al contexto espacial, natural y socioeconómico de los diferentes municipios del departamento para confrontar opiniones con los representantes institucionales, las organizaciones sociales y la población local. Además, las salidas de campo han producido un archivo fotográfico de documentación de la realidad local. El acercamiento al área de estudio ha sido una aproximación de forma no estructurada y de observación directa motivada por el estado incipiente de la investigación, si bien, de cara al futuro se realizará una campaña de entrevistas y de encuestas orientadas a los actores locales. Tras finalizar estas fases iniciales, la sistematización de los referentes teóricos, de la información estadística y con el aporte de la arquitectura cartográfica se ha redactado el cuerpo de la investigación en las sesiones de gabinete.

La metodología expuesta responde al enfoque y orientación apropiada para el diagnóstico y la presentación de un estudio de caso (López, 2006), de forma monográfica el Departamento de Valle de Honduras, que facilita la interrelación de los aspectos globales con las particularidades de la escala local. La propuesta del artículo enfatiza la posibilidad de que los conocimientos adquiridos con el análisis de este caso piloto y demostrativo puedan transferirse a otros territorios con iguales o semejantes características (Staricco, 2018). Pero, somos plenamente conscientes que las especificidades de la Zona Sur hondureña condicionan la derivación de unas conclusiones generales de manera simétrica y, por tanto, exige un ajuste a las particularidades a otros espacios centroamericanos.

3.2. La localización geográfica y las características del área estudio

El Departamento de Valle está localizado en la zona meridional de la República de Honduras con una delimitación establecida por los vecinos departamentos de Choluteca al este y de Francisco Morazán y La Paz al norte, por la frontera con la República de El Salvador al oeste y por el Océano Pacífico al sur (mapa 1)[5]. Los límites departamentales comprenden una extensión de 1.665 km2, que representa un 1,48% de la superficie nacional (112.492 km2), repartida entre los municipios de Alianza, Amapala, Aramecina, Caridad, Goascarán, Langue, Nacaome, San Francisco del Coray y San Lorenzo. La capital recae en Nacaome, emplazada a 95 kilómetros de Tegucigalpa, y se encuentra donde los españoles levantaron la primera iglesia y establecieron la municipalidad en 1535. El espacio geográfico de los nueve municipios está vertebrado por las cabeceras que dan cobertura y asistencia a 86 aldeas y 708 caseríos dispersas por el territorio.

La ubicación geográfica del departamento en el borde sur del país, junto al Departamento de Choluteca, y la falta de continuidad de los municipios de Valle limítrofes con la República de El Salvador por la brecha abierta por el río Goascarán y sus afluentes, le imprimen un carácter de «periferia de la periferia», de «sur del sur» y de lejanía del centro del país. Además, este extremo nacional está encarado al Océano Pacífico mediante el Golfo de Fonseca que engranda las desventajas de localización geográfica con la irrupción de un «finis terrae». La suma de estos factores, junto a las imposiciones de la fragmentación orográfica interna, ha condicionado el desarrollo socioeconómico a lo largo de la historia a partir de las ociosas fortalezas y de las inexploradas oportunidades. A pesar de las múltiples desventajas, el Golfo de Fonseca se erige como un punto estratégico en las relaciones comerciales en el área del Pacífico y arranque de un posible canal seco interoceánico de nexo con los puertos caribeños. La querencia por controlar estas emblemáticas bahías, ya usadas de escondite por los piratas, ha traído consigo en puntuales momentos históricos conflictos por los límites que desembocaron en enfrentamientos bélicos con los países limítrofes de la región (González et al., 2016). Por la posición bisagra del Golfo de Fonseca, en este siglo XXI, ha despertado el interés del gobierno hondureño para desarrollar el proyecto de la Zona de Empleo y Desarrollo Económico (ZEDE)[6] en los municipios de Alianza, Amapala y Nacaome, en sintonía con la teoría de las «ciudades modelo» o «charter cities» (Palma-Herrera, 2019; Torres, 2020). Los responsables institucionales, con la ayuda de agencias internacionales, buscan que la ZEDE sirva como una herramienta de desarrollo socioeconómico del área con la implantación de un centro logístico en Alianza, de un megapuerto en Amapala, de un centro industrial en Nacaome y la conexión interoceánica a partir de un canal seco hasta Puerto Cortés en el Caribe. La puesta en marcha de la iniciativa no concita un consenso unánime sino que los opositores al proyecto argumentan la pérdida de la soberanía nacional a favor de los inversores foráneos y los grandes riesgos que se asumen en un área natural sensible para la conservación de los ecosistemas por la fragilidad de los hábitats (mapa 1).

Mapa 1. Localización del Departamento de Valle en el contexto nacional y regional. Fuente: Sistema Nacional de Información Territorial (SINIT) de Honduras, 2022. Elaboración propia.

El territorio departamental no es homogéneo desde el punto de vista del relieve porque alterna una zona costera a baja altitud con un área elevada en el interior continental. El desnivel topográfico está motivado por la diferencia de cota del Océano Pacífico en relación con las cumbres de la cadena montañosa del istmo centroamericano. La fisiografía resultante es movida tierra adentro, con cerros y planicies, y más suave en el litoral (playas, esteros y bahías) y en las proximidades de la línea costera donde aparece un pequeño archipiélago (destacan las Islas de Zacate Grande y del Tigre de origen volcánico). La diferencia altitudinal está marcada entre Amapala, en la isla del Tigre a 10 metros, y el Cerro Moropocay a 862 m en Nacaome. El espacio geográfico está fragmentado por la incisión de las corrientes fluviales que se nutren de las aguas de los manantiales y quebradas para tributar al Océano Pacífico. Las principales cuencas fluviales corresponden al río Goascorán, con la desembocadura en la Bahía de La Unión que establece la línea fronteriza con la República de El Salvador; al río Nacaome (en lengua indígena Chapulapa) que muere en la Bahía de Chismuyo; y al río Guayabo que forma un delta en la Bahía de San Lorenzo. La confluencia de varias condiciones imbricadas con la latitud tropical, la cercanía marítima, la posición en la circulación atmosférica (Zona de Convergencia Intertropical de los Alisios –ZCIT-) y los contrastes del relieve determinan las variables climáticas, una temperatura media anual por encima de los 30 ºC y unas precipitaciones anuales elevadas entre 1.500-2.000 mm, que clasifican el clima en el grupo del Tropical de invierno seco (Capel, 1994; Vargas, 2001).

Los pobladores originarios del área son los índigenas de etnias como la Lenca, Pipil, Toltecas, Cholulas o Cholutecas, Chaparrastiques o Mayas-Chortís que fueron diezmando a partir del siglo XVI hasta el momento presente donde perviven algunas comunidades diseminadas en pequeñas aldeas (Herranz, 1987). Hoy en día, según el XVII Censo Nacional de Población y VI de Vivienda 2013, están registrados miembros de las comunidades Lenca, Garífuna, Maya-Chortí, Nahua, Negro de habla inglesa, Tawahka, Pech, Misquito y otros (mestizos o ladinos). A partir de la proyección de población para los años del 2013 al 2030, se estima para el 2023 que el departamento contará con un grupo multiétnico de 194.412 habitantes (un incremento en este siglo XXI del 29,35%), donde 77.836 (39,63%) será población urbana y 118.576 (60,37%) rural (INE, 2014). La previsión de crecimiento de la población departamental se sustenta en una elevada vitalidad como corresponde a una subida de los alumbramientos (tasa de natalidad del 22,47‰ en el 2013) y del índice medio de fecundidad desde el 2000 (tabla 1). En este punto, hay que hacer constar la caída de la tasa de natalidad al 18,58‰ en el año 2020 por las consecuencias de la pandemia de la Covid-19 que, a pesar de la reducción sigue siendo una natalidad muy elevada. En contra, el departamento arroja unas tasas de mortalidad extremadamente bajas (del 5,21‰ en el 2013) que suponen un índice de crecimiento natural medio entre el 1,5-2% anual en esta segunda década del siglo XXI. Si tenemos en cuenta la tasa neta migratoria, el crecimiento real de la población se reduce a la horquilla del 1 al 1,2% anual (INE, 2014).

Tabla 1. Evolución y distribución de la población departamental.

Municipios

Extensión (km2)

Aldeas

Caseríos

Población residente

2001

2013

2023

Alianza

215,00

6

40

7.707

7.491

7.648

Amapala

80,70

13

64

10.538

12.250

15.057

Aramecina

108,80

12

63

6.379

7.173

7.906

Caridad

57,60

5

40

3.634

3.927

4.106

Goascorán

200,50

8

91

13.673

14.342

14.834

Langue

143,00

6

108

18.991

20.944

21.966

Nacaome

528,00

10

217

50.580

57.345

63.991

San Francisco de Coray

95,90

16

71

8.677

9.742

10.268

San Lorenzo

234,60

10

54

31.662

41.297

50.636

Total

1.664,10

86

708

151.841

174.511

196.492

Fuente: Instituto Nacional de Estadística de Honduras (INE). XVI Censo de Población y V de Vivienda (2001); XVII Censo de Población y VI de Vivienda (2013) y Proyecciones de población por departamentos de 2013 a 2030, Tomo 10. Valle.

Las extremas condiciones de vida en el área rural del departamento impulsan a grupos de varones a emigrar al extranjero en busca de mejores oportunidades de vida personal y familiar. Los países de destino de los migrantes regularizados del departamento son los Estados Unidos, España, la región centroamericana, México y Canadá. Al montante de la emigración legal, hay que sumar los flujos de personas irregulares que transitan o residen fuera de los límites departamentales pero que siguen vinculadas a su tierra con el envío de remesas de divisas a sus familiares.

El conjunto de la población departamental se caracteriza por una estructura por sexo y edad descompensada. El reparto por sexos se decanta a favor de las mujeres (51,15%) en relación a los hombres (48,85%) y, por grandes grupos de edad, predominan los adultos (62,61%) frente a los menores de 15 años (29,79%) y los mayores de 65 años (7,60%). El dibujo de la pirámide de población refleja un perfil normalizado por el rejuvenecimiento con una tasa de natalidad destacable y la ausencia de varones en ciertas cohortes por éxodo rural interno o hacia el exterior. Por otro lado, la paulatina subida de habitantes incide en una elevada densidad de población por encima de la media nacional con 118,03 hab/km2 (densidad del país 86,63 hab/km2), y con los municipios de Amapala, Langue, Nacaome y San Lorenzo que sobrepasan el umbral departamental (mapa 2).

Mapa 2. Densidad de población y pirámides de población de Honduras y del Departamento de Valle, 2023. Fuente: Instituto Nacional de Estadística de Honduras, 2014. Elaboración propia.

La distribución de la población relacionada con la actividad nos indica que la sociedad del Departamento de Valle está dominada por la población económicamente inactiva (PEI) con 83.975 personas (62,33%), con un peso significativo de los menores de 15 años, frente a la activa (PEA) con 50.571 personas (37,67%). Estos datos nos aclaran que existe una baja tasa de actividad (29,08%) y, en cambio, una elevada relación de dependencia (1,65 pasivos por cada activo). La población ocupada encuentra trabajo, sobre todo, en las ramas del sector primario –agricultura, ganadería y pesca– (52,78%) seguido del sector terciario (32,72%), del sector secundario –industria manufacturera y construcción– (10,77%) y de otras actividades sin clasificar (3,73%). La relación de la población ocupada por sectores de actividad con el directorio de establecimientos nos permite una lectura más real de la situación socioeconómica de los municipios del departamento. Por un lado, tanto la agricultura y la pesca como el sector secundario con pocos establecimientos necesitan mucha mano de obra en comparación con las ramas del sector servicios. Por otro lado, se dan divergencias de actividad entre los municipios de San Lorenzo, Nacaome, Langue, Goascarán, Amapala y Alianza y los otros tres restantes, San Francisco de Coray, Caridad y Aramecina (mapa 3).

Mapa 3. Distribución de los establecimientos económicos, 2016. Fuente: Instituto Nacional de Estadística de Honduras. Elaboración propia.

El tejido productivo del departamento se basa en los cultivos agrícolas, la ganadería, la pesca artesanal de bivalvos, crustáceos y pescado, junto con las granjas camaroneras y la extracción de sal natural, las industrias manufactureras (productos agropecuarios, empacadoras de camarón y procesado de la sal) y el sector terciario (comercio, transporte entre islas de personas y mercancías, hoteles y restaurantes, etc.). Las producciones agrarias más comunes están compuestas por granos básicos (maíz, maicillo y frijoles), verduras, hortalizas y tubérculos (yuca, pipián, ayote, camote, etc.), frutas (café, coco, mango, papaya, nance, marañón, melón, sandía, etc.) y caña de azúcar. La cría de camarón y langosta está destinada al mercado nacional y a la exportación a México y El Salvador por empresas intermediarias ubicadas en el puerto de San Lorenzo. La actividad del puerto histórico de Amapala en la Isla del Tigre (fundado el 17 de octubre de 1833) fue absorbida en 1978 por las nuevas instalaciones portuarias y aduaneras de Boca de Henecán de San Lorenzo. En el pasado, una parte de la población activa estaba ocupada en la minería de oro y de plata que en la actualidad está centrada en la extracción de materiales detríticos de las márgenes de los principales ríos y quebradas. Además, funcionan los servicios administrativos en la aduana terrestre emplazada en el puente internacional de El Amatillo, municipio de Goascorán, que gestiona un numeroso trasiego de personas y un creciente movimiento de mercancías con la vecina República de El Salvador por el paso de la Carretera CA-1 o Carretera Panamericana que proviene de Nicaragua por el puesto fronterizo de El Espino (Gruel, 2017).

4. APROXIMACIÓN A LOS ATRACTIVOS DEL PATRIMONIO NATURAL Y CULTURAL

La relación de los recursos del patrimonio natural y cultural de los municipios del Departamento de Valle se caracteriza en primer lugar por el desconocimiento de muchos porque no se han realizado inventarios sistematizados a escala nacional ni listas locales exhaustivas. A pesar de que se trata de un territorio humanizado, las dificultades de accesibilidad a ciertas áreas impiden el conocimiento del aproximado número de atractivos. La falta de investigaciones rigurosas sobre los recursos con vocación de aprovechamiento turístico constituye una norma general excepto en puntuales casos de proyectos derivados de la ayuda de la cooperación internacional. La nota dominante, en segundo lugar, es la autenticidad debido al escaso grado de transformación que ha sufrido tanto el medio natural como el modo de vida de las comunidades urbanas y rurales. Por tanto, la variedad y la excepcionalidad de los recursos pueden constituir el germen de un proceso de desarrollo local vinculado a las diversas ramas turísticas.

Para la identificación y la clasificación de los recursos turísticos del Departamento de Valle, en base a las fuentes primarias y secundarias, hemos seguido la compartimentación en los dos grandes bloques en función de su origen natural o su vinculación antrópica. La Zona Sur de Honduras, en cuanto al medio natural y la biodiversidad, se integra dentro de una amplia área regional con unas connotaciones de gea, flora y fauna específicas que facilita la formación de un Corredor Biológico en Mesoamérica. Los valores naturales de este corredor en territorio hondureño han sido protegidos por el gobierno mediante una red de espacios denominada Sistema Nacional de Áreas Protegidas de Honduras (SINAPH) que, en el Departamento de Valle, reúne varios bajo el nombre de Sub-Sistema de Áreas Protegidas de la Zona Sur de Honduras (SAPZSURH). El sub-sistema de la zona sur hondureña está compuesto por el Parque Nacional Marino «Archipiélago del Golfo de Fonseca», el Área de Usos Múltiples «Isla del Tigre», el Área de Manejo Hábitat/Especie «Bahía de Chismuyo» y el Área de Manejo Hábitat/Especie «San Lorenzo» (tabla 2 y mapa 4). El objetivo del Parque Nacional Marino «Archipiélago del Golfo de Fonseca» está definido y planteado para defender de posibles impactos no deseados a los valores de las islas de origen volcánico que cierran las Bahías de La Unión y de Chismuyo, con mayor énfasis, en la conservación de las playas donde desovan las tortugas marinas Carey y Golfitas en peligro de extinción y los refugios de aves residentes y migratorias. El espacio protegido del parque nacional se circunscribe a los territorios y áreas marinas del archipiélago compuesto por las islas Comandante, Conejo, Coyote, El Padre, Exposición, Inglesera o Verde, Garrobo o San Carlos, Las Almejas, Los Pájaros, Pacar, Sirena, Violín y Zacate Grande. La conservación de la zona superior, entre la curva de nivel de 200 m y el pico con 783 m, de la isla Tecuantepetl o «Cerro del Tigre» (denominada así por los indígenas) se hace efectiva con el reconocimiento como Área de Usos Múltiples «Isla del Tigre». La declaración persigue la gestión del paisaje del cono volcánico y de los manantiales de agua dulce en las laderas. Finalmente, derivado del compromiso del gobierno hondureño con la comunidad internacional, las Áreas de Manejo Hábitat/Especie «Bahía de Chismuyo» y de «San Lorenzo» juegan un papel crucial en la conservación de los ecosistemas estuarinos y la biodiversidad. El mantenimiento del cinturón de manglares genera una triple aportación en forma de hábitat para especies marinas comercializables que contribuyen a la seguridad alimenticia de la población local, refugio de fauna vertebrada e invertebrada (sobre todo, aves migratorias) y defensa de episodios climáticos que pueden provocar destrucción de vidas y bienes (Estela & Medina, 2008).

Tabla 2. Espacios naturales protegidos del Sub-Sistema de Áreas Protegidas de la Zona Sur de Honduras (SAPZSURH).

Denominación y categorías de manejo

Municipios del Departamento de Valle

Extensión (Ha)

Parque Nacional Marino «Archipiélago del Golfo de Fonseca»

Alianza, Amapala y Nacaome

4.995,47

Área de Usos Múltiples «Isla del Tigre»

Amapala

588,75

Área de Manejo Hábitat/Especie «Bahía de Chismuyo»

Alianza, Amapala, Goascorán y Nacaome

31.616,20

Área de Manejo Hábitat/Especie «San Lorenzo»

Nacaome y San Lorenzo

15.329,21

Fuente: Instituto Nacional de Conservación y Desarrollo Forestal, Áreas Protegidas y Vida Silvestre (ICF). Elaboración propia.

Mapa 4. Espacios naturales protegidos del Sub-Sistema de Áreas Protegidas de la Zona Sur de Honduras (SAPZSURH). Fuente: Instituto Nacional de Conservación y Desarrollo Forestal, Áreas Protegidas y Vida Silvestre (ICF), 2022. Elaboración propia.

Como hemos comentado, la principal finalidad del Sub-Sistema de Áreas Protegidas de la Zona Sur de Honduras (SAPZSURH) es el manejo y la conservación de los valores naturales pero, a la vez, también resulta compatible con la práctica de actividades de carácter científico, educativo, recreativo y turístico. Los beneficios que reportan los turistas tienen que contribuir a mejorar la economía nacional y local y generar oportunidades laborales a la población[7]. Las áreas naturales de la zona sur engloban varios ecosistemas representativos de la naturaleza hondureña (zonas costeras, humedales, bosque de mangle, etc.) que pueden aprovecharse a través del ecoturismo pero de forma racional con un uso que ayude a combatir la pobreza y el sostenimiento de las comunidades rurales (González-Solís et al., 2020).

El inventario de los bienes materiales e intangibles del patrimonio cultural es aún incompleto debido a la ausencia de un conocimiento detallado de la herencia legada por la cultura precolombina y colonial en el departamento. A pesar del listado impreciso, destacan entre los bienes edificados, los conjuntos históricos de Amapala y Nacaome, así como, los inmuebles con trazas coloniales de Langue y Goascorán. Según la información recogida en los Planes de Desarrollo Municipal (PDM), las construcciones de rasgos coloniales dignas de mención son las fábricas de las iglesias de Amapala, Aramecina, Caridad, Goascorán, Nacaome, San Francisco de Coray y San Lorenzo; el templo de San Antonio de Padua en Langue; las casonas solariegas (Casa Siercke & Brothers, Casa Rossner, Casa Uhler y Casa Konhcke en Amapala, Casa Cural en Goascorán, etc.); el Mercado central de Caridad, el Puente Guacirope en Nacaome, el Cementerio principal y el edificio de la Aduana en el puerto de Amapala y el puerto antiguo en la playa La Cabaña en San Lorenzo.

Igualmente, el patrimonio cultural inmaterial es un gran desconocido aunque los antropólogos han estudiado la cultura de alguna etnia indígena. La pervivencia de los saberes y las prácticas tradicionales entre las comunidades imprime un carácter de autenticidad al modo de vida, centrado en los ritmos del ciclo anual y en la transmisión de los saberes de generación en generación, que para el visitante constituye una experiencia única. La forma de vida cotidiana se muestra en las piezas artesanas de cerámica con tintes mesoamericanos (cántaros, comales y ollas tamaleras) que elaboran las mujeres del grupo de la etnia lenca que habita en la aldea de La Arada del municipio de Goascorán. Además, existe constancia de productos artesanales relativos al trenzado de hamacas y lazos con vivos colores y diferentes diseños en Langue. Sin embargo, las manifestaciones más populares y arraigadas entre la población local son la celebración de las festividades en honor del patrón y en conmemoración de la fundación municipal, acompañadas de una generosa gastronomía. Las producciones agrícolas, ganaderas y marítimas de origen regional son la base de los platos y de las bebidas de la cocina local. Así, por ejemplo, la Fiesta del Pescado en Amapala que se celebra en octubre ha sido considerado un evento a promocionar como turismo gastronómico.

5. RESULTADOS Y DISCUSIÓN

La apuesta y la oferta de actividades turísticas forma parte del conjunto de actuaciones incorporadas en las planificaciones estratégicas con el objeto de impulsar el desarrollo local de cualquier territorio y, sobre todo, de aquellos espacios rurales afectados por desventajas geográficas y caracterizados por una atonía productiva. Las regiones y los departamentos de América Central y El Caribe con los niveles de vida más bajos, desde hace unas décadas, han depositado sus esperanzas en los beneficios derivados del rubro turístico para reducir las disparidades socioeconómicas. En esta tesitura, se encuentra en la actualidad la República de Honduras que ve en el turismo un sector con grades beneficios porque propicia la obtención de divisas, fomenta las inversiones internacionales, contribuye a la cohesión social y económica del país, genera empleo y dota de nuevas infraestructuras a áreas deprimidas (INE, 2021). Por este motivo, los responsables del turismo del país han proyectado varios planes de reactivación del turismo, tras las secuelas de la pandemia de la Covid-19 y la evolución de las condiciones sanitarias, donde se aplican una serie de intervenciones generales y de programas por zonas.

El montante de llegadas a Honduras en el año 2022 no ha alcanzado las cifras prepandémicas pero existe una recuperación paulatina porque el cómputo asciende a 1.911.088 visitantes, según el Instituto Hondureño de Turismo (IHT), que corresponde a 844.375 turistas, 943.246 cruceristas y 123.467 excursionistas. El origen de los 844.375 turistas de forma mayoritaria son ciudadanos de los Estados Unidos (43,38%), El Salvador (17,37%), Nicaragua (13,85%), Guatemala (9,97%), España (2,42%), Canadá (1,94%) y, en menor proporción, del resto de países del mundo (11,07%). Los visitantes realizaron un gasto turístico, referenciado por el Banco Nacional de Honduras, que asciende a 548,9 millones de dólares. La respuesta y atención a los visitantes que demandan las actividades turísticas ha requerido de 231.435 trabajadores en el pasado año. Poco a poco, el país va alcanzando el flujo turístico con el objetivo de llegar a los umbrales de visitantes anteriores a la crisis sanitaria de 2020.

La cuenta nacional turística hondureña se nutre, en estos últimos lustros, de visitantes del turismo de cruceros que arriban a los puertos caribeños junto a los aportes del turismo cultural, el arqueoturismo y el ecoturismo. La gran referencia de las visitas con una motivación cultural/arqueológica en el país son los vestigios de la civilización maya del Parque Arqueológico Ruinas de Copán, incluidos por la UNESCO como «Sitio Maya de Copán» en la Lista del Patrimonio Mundial en 1980 (De la Calle & García, 2015)[8]. La otra corriente turística busca un contacto directo con la naturaleza y la biodiversidad en la extensa red de áreas naturales protegidas amparadas por el Sistema Nacional de Áreas Protegidas y Vida Silvestre (SINAPH). Las referencias estadísticas marcan contrastes muy acusados, sitúan al Parque Nacional Marino Islas de la Bahía, en el Departamento Islas de la Bahía, como el más visitado con 1.095.364 personas, frente al Sub-Sistema de Áreas Protegidas de la Zona Sur de Honduras al que sólo llegaron 660 personas.

La opción de ocio y recreo prioritaria en el Departamento de Valle es el turismo de «sol y playa», el ecoturismo, el turismo rural, el científico-educativo, el turismo de aventura, el geoturismo y el turismo deportivo, con productos muy variados, que se suman a las actividades productivas tradicionales. También, en los últimos años se han desarrollado una serie de novedosas propuestas como la observación de flora y fauna, las caminatas, los paseos en lancha por los canales de mangle, la participación de la pesca artesanal con pescadores locales, la asistencia a ferias patronales y tradicionales, las visitas a centros de información e investigación, la degustación de la gastronomía local, etc. El Plan de Reactivación Económica del Sector Turismo, respaldado y presentado por la Cámara Nacional de Turismo de Honduras (CANATURH) y la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), añade una nueva propuesta con la captación de un nuevo segmento mediante el turismo naranja o creativo (Consultores y Planificadores Regionales de Desarrollo, 2021) (figuras 1 a 4).

Los puntos de referencia de la oferta turística están centralizados en función de las infraestructuras y de los servicios en Nacaome (10 hoteles y 172 restaurantes), Goascorán (2 hoteles y 86 restaurantes) y Langue (3 hoteles y 101 restaurantes) pero, sobre todo, en los destinos costeros de Amapala (14 hoteles con 239 habitaciones y 37 restaurantes) y San Lorenzo (16 hoteles con 262 habitaciones y 222 restaurantes) (INE, 2022). La iniciativa privada ha orientado las inversiones hace algunos años hacia los alojamientos hoteleros y de restauración y, más recientemente, con la ayuda internacional ha comenzado un proyecto de hospedaje en casas de habitación compartida por el propietario y el turista[9]. Las pocas iniciativas locales se circunscriben a microempresas y pequeñas y medianas (pymes) focalizadas en la gestión de champas costeras, los establecimientos de alimentos y bebidas y los recorridos en lancha por los esteros de las bahías.

Aunque los avances en el sector turístico en el Departamento de Valle son notorios, los expertos en planificación turística han detectado algunas carencias en el destino turístico del Golfo de Fonseca como «la promoción turística limitada; una insuficiente e inadecuada infraestructura en servicios básicos, deficiente manejo de los atractivos, exigua información turística, al igual que escasa educación en la parte turística y de servicios, debido a la ausencia de programas de desarrollo sostenible del turismo» que lastran la demanda y el número de visitantes (Salgado, 2011, p. 10). Para contrarrestar estas debilidades, el Gobierno de Honduras ha incluido a los Departamentos de Valle y de Choluteca, en el Distrito Turístico Ruta del Sol o Distrito Sol[10], creado el 27 de junio de 2018 a partir de la regionalización establecida por la Estrategia Nacional de Turismo Sostenible (ENTS). El Distrito del Sol pretende poner en valor los atractivos asociados al sistema de humedales del sur, las áreas naturales protegidas que forman parte del Corredor Biológico Mesoamericano (CBM), las edificaciones histórico-artísticas del centro histórico de Amapala o la gastronomía en San Lorenzo, con variadas tipologías turísticas. La propuesta de zonificación establecida para todo el país, concretada en la zona sur con la marca Ruta del Sol como denominación geoturística, debe consolidarse con los programas de financiación sin olvidar a las comunidades rurales y la sostenibilidad de los recursos naturales y culturales puesto que una sobre carga de visitantes puede provocar impactos negativos no deseados y comprometer el futuro de las generaciones venideras (Bringas & Ojeda, 2000)

Figura 1. San Lorenzo. Boca y antiguo puerto de San Lorenzo. Playa de La Cabañita. Turismo de sol y playa. Fuente: autores.

Figura 2. San Lorenzo. Canal La Vuelta del Café y Playa de La Cabañita. Recorridos en lanchas por los canales y esteros para contemplar el mangle. Fuente: autores.

Figura 3. San Lorenzo. Playa de La Cabañita. Degustación de gastronomía tradicional a base de pescado y marisco. Fuente: autores.

Figura 4. San Lorenzo. Muelle de La Cabaña. Visita a las granjas camaroneras y pilas de cría de tilapia. Fuente: autores.

6. CONCLUSIONES

La incipiente investigación desarrollada sobre las oportunidades de desarrollo local del Departamento de Valle (Honduras), que ofrecen los recursos patrimoniales infrautilizados de cara a un potencial uso turístico, nos permite avanzar una serie de conclusiones que forman parte del apartado de la transferencia del conocimiento en línea con los objetivos iniciales planteados. La primera consideración final hace referencia a los desequilibrios detectados entre los departamentos hondureños en términos de pobreza, de desnutrición infantil y de inseguridad alimentaria que provoca un aluvión de migrantes forzados, sobre todo varones jóvenes, que parten en busca de mejores condiciones personales y laborales a las regiones más dinámicas y al extranjero. Los departamentos del centro y del norte de la costa caribeña mantienen una profunda brecha asimétrica a su favor en comparación con los territorios rayanos con Guatemala, Nicaragua y El Salvador y del sur que padecen perificidad, insularidad y descohesión social. Por tanto, el Departamento de Valle, junto con el contiguo Choluteca, se encuadran en la «Honduras profunda» e, incluso, algunos autores denominan de forma peyorativa el «sur del sur» en clara alusión a las desventajas geográficas y el atraso socioeconómico que padecen.

La segunda reflexión quiere romper con el tópico anterior, porque se trata de una zona con abundantes recursos y codiciada por las potencias internacionales y excusa de conflictos con los países limítrofes por el control de su localización estratégica. El Golfo de Fonseca es una puerta al tráfico de personas y el tránsito de mercancías por el Océano Pacífico a partir de las instalaciones portuarias históricas resguardadas de forma natural y la construcción de un canal seco de enlace con Puerto Cortés en El Caribe. El alto valor para el movimiento de mercancías a escala global que puede alcanzar la costa departamental en el istmo centroamericano se ha puesto de manifiesto con la iniciativa del gobierno hondureño y la propuesta de crear una Zona de Empleo y Desarrollo Económico (ZEDE) que, como actuaciones señeras, incorpora el centro logístico en Alianza y el megapuerto en Amapala.

El tercer hallazgo de la investigación, derivado del análisis territorial integrado, reafirma la indagación preliminar sobre la cuantía y la variedad del inventario de recursos del patrimonio natural y cultural ociosos e infrautilizados como desencadenante de un proceso de desarrollo local sustentado en las ramas turísticas. La aproximación a la relación de los atractivos patrimoniales, debido al desconocimiento y la necesidad de elaborar un catálogo de recursos con metodología académica en los nueve municipios, pone en evidencia que desde el punto de vista natural resaltan los espacios incluidos en el Sub-Sistema de Áreas Protegidas de la Zona Sur de Honduras (SAPZSURH): el Parque Nacional Marino «Archipiélago del Golfo de Fonseca», el Área de Usos Múltiples «Isla del Tigre», el Área de Manejo Hábitat/Especie «Bahía de Chismuyo» y el Área de Manejo Hábitat/Especie «San Lorenzo». Los objetivos de manejo y de conservación de estas zonas protegidas están orientados a la preservación de ecosistemas y de hábitats de especies en peligro de extinción (como las tortugas Carey y Golfitas) pero, al mismo tiempo, tienen que ofrecer oportunidades y favorecer un fin social para la población local. Por su parte, dentro del patrimonio cultural material se distinguen los cascos históricos de Amapala, Goascorán, Langue y Nacaome y los restos de las fábricas de varios edificios con trazas de herencia colonial. Sin embargo, la autenticidad del patrimonio cultural corresponde a las costumbres y a las tradiciones que han pasado de forma consuetudinaria de padres a hijos como se muestran en las festividades y la gastronomía popular. La materia prima de las actividades turísticas son los recursos patrimoniales naturales y culturales que en el Departamento de Valle se mantienen en un excelente estado de conservación.

Finalmente, para dar respuesta al interrogante de la investigación, la puesta en valor de los recursos con vocación turística en los municipios de Valle es un rubro incipiente. Las ofertas destinadas a los mercados internacional y nacional están orientadas hacia las modalidades de «sol y playa», el ecoturismo, el turismo rural, el científico-educativo, el turismo de aventura, el geoturismo y el turismo deportivo con diversas propuestas. Los paquetes y productos comercializados abarcan la observación de flora y fauna, las caminatas, los paseos en lancha por los canales de mangle, la participación de la pesca artesanal con pescadores locales, la asistencia a ferias patronales y tradicionales, las visitas a centros de información e investigación, la degustación de la gastronomía local, etc. Lo más reseñable en la oferta de las infraestructuras alojativas y de restauración y de servicios turísticos es la participación de los empresarios y los emprendedores locales. La consolidación de estos primeros pasos necesita de la ayuda institucional y del mantenimiento del entramado del manejo de las áreas naturales y del refuerzo de todas las infraestructuras. El Departamento de Valle ha sabido guardar un elenco de recursos excepcionales que para activar un proceso de desarrollo a corto y medio plazo van a necesitar de la cooperación internacional y de la inyección financiera estatal. Para cerrar esta investigación, una de las lecciones que nos da la historia del Departamento de Valle es que la población local ha sabido gestionar de forma sostenible los recursos y, por tanto, las generaciones futuras tienen una palanca en las actividades turísticas como medio de vida.

Agradecimientos

El artículo presenta de forma parcial la investigación que está llevando a cabo Stephany Dashiell Bonilla Rodríguez sobre el Departamento de Valle (Honduras) en el marco del Programa de Doctorado en Ciencias Sociales de la Universidad de Salamanca, en la línea de investigación de Estudios territoriales. Aprovechamos la ocasión para agradecer las orientaciones teóricas y metodológicas de Jan Mansvelt Beck y las representaciones gráficas y cartográficas de César Martín Pescador.

Declaración responsable y conflicto de intereses

Los autores manifiestan que no existe ningún tipo de conflicto de intereses en relación con la publicación del presente artículo. Ambos autores han participado en el planteamiento de la investigación, la organización de contenidos, la realización de análisis y redacción y la revisión del artículo. Stephany Dashiell Bonilla se ha centrado en la recopilación bibliográfica y creación de bases de datos, mientras que Luis Alfonso Hortelano en el enfoque teórico y metodológico y la aprobación de la versión final publicable del manuscrito.

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[1] La República de Honduras tiene un valor de 0,621 (desarrollo humano medio) y se encuentra en el puesto 137 de 191 países, según el Índice de Desarrollo Humano (IDH) del 2022, publicado por Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) (2022). Tiempos inciertos, vidas inestables: configurar nuestro futuro en un mundo en transformación. Informe sobre Desarrollo Humano 2021/2022. Nueva York.

[2] Hall (1985) considera que la región centroamericana la comprenden Guatemala, Belice, Honduras, El Salvador, Nicaragua, Costa Rica y Panamá.

[3] El Instituto Nacional de Estadística de Honduras ha coordinado el estudio Evaluación de la situación nutricional y de seguridad alimentaria en 4 regiones priorizadas de Honduras, mediante una encuesta en estas temáticas entre el 17 de noviembre al 8 de diciembre del 2022 utilizando las metodologías SMART y CARI en 119 municipios de las 4 regiones priorizadas (Zona Sur, 42 municipios; Zona de Occidente, 64 municipios; Valle de Sula, 7 municipios, y Gracias a Dios, 6 municipios).

[4] Harvey, D. (2004). El “nuevo” imperialismo: acumulación por desposesión. Socialist Register 2004: The New Imperial Challenge, vol. 40, 99-129, identifica el proceso como «posesión por desposesión», del inglés possession by dispossession.

[5] El Instituto Geográfico Nacional de Honduras da como superficie actual del país 112.492 km2 teniendo en cuenta el fallo de la Corte Internacional de Justicia de La Haya de 1992 donde aparece la última delimitación fronteriza con la República de El Salvador.

[6] Decreto Legislativo Nº 120-2013, por el que se aprueba la Ley Orgánica de creación de las Zonas de Empleo y Desarrollo Económico (ZEDE) (Diario Oficial La Gaceta Nº 33.222, de 6 de septiembre de 2013).

[7] Decreto Nº 5-99-E, declara las 10 áreas naturales protegidas del Sub-sistema de Áreas Protegidas de la Zona Sur de Honduras (SAPZSURH), integrantes del Sistema Nacional de Áreas Protegidas de Honduras (SINAPH), con sus respectivas categorías de manejo (Boletín Oficial La Gaceta Nº 29.076, de 20 de enero del 2000).

Acuerdo Nº. 021-2015, aprueba el Plan de Manejo de las Áreas Naturales Protegidas del Sub-Sistema de Áreas Protegidas de la Zona Sur de Honduras (SAPZSURH), para el periodo 2015-2026 (Boletín Oficial La Gaceta nº 34.080, de 8 de julio del 2016).

[8] El Instituto Nacional de Estadística en el Anuario Estadístico del Sistema Nacional de Estadística (SEN) 2020, con datos del Instituto Hondureño de Antropología e Historia, da un ingreso de visitantes a las Ruinas de Copán de 129.958 personas en el 2017 y de 148.432 personas en 2019 (97.930 nacionales y 50.502 extranjeros).

[9] Uno de los objetivos del Proyecto Trinacional Corredor del Mangle del Golfo de Fonseca, iniciativa de la Comisión Centroamericana de Ambiente y Desarrollo (CCAD) del SICA y financiamiento de la Agencia Española de Cooperación Internacional y Desarrollo (AECID), es «apoyar el desarrollo humano sostenible en el área del corredor del Mangle, a través del fomento a empresas comunitarias, basadas en la utilización y manejo sostenible de los recursos naturales, intercambio de experiencias y su divulgación».

[10] El Distrito del Sol se localiza en la Región Sur (comprende las cuencas hidrográficas de los ríos Choluteca, Goascorán, Nacaome, Negro y Sampile) y, en concreto, en la sub-región del Golfo de Fonseca, conforme al modelo de Regiones de Desarrollo planteado en Decreto Nº 286-2009 que dicta la Ley para el establecimiento de una Visión de País y la adopción de un Plan de Nación para Honduras, en los departamentos de Choluteca y Valle incluyendo a los municipios de Amapala, Choluteca, Langue, Marcovia, San Lorenzo y San Marcos de Colón.