Paloma Díaz-Mas/Elisa Martín Ortega (eds.): Mujeres sefardíes lectoras y escritoras, siglos XIX-XXI. Madrid - Frankfurt: Iberoamericana Vervuert, Tiempo Emulado, 49, 2016, 384 pp. ISBN: 978-84-8489-933-4.

Esta obra colectiva, dividida en tres partes principales, se inicia con una Introducción y se culmina con un índice de autores y obras citadas, además de una breve reseña de los investigadores que han contribuido con sus artículos.

Se trata de un volumen que tiene como objetivo ofrecer una visión de las mujeres sefardíes entre los dos últimos siglos y los primeros años del actual mediante su caracterización como lectoras y escritoras y desde las perspectivas educativa, literaria y de género. El apartado introductorio consta de un solo artículo a cargo de las editoras (pp. 9-54), donde se explican los cambios educativos y sociales que afectaron a las comunidades de judíos sefardíes, esto es, expulsados de las Coronas de Castilla y Aragón en 1492, asentados en territorios del Imperio Otomano y del reino de Marruecos. Estos grupos habían logrado conservar su lengua, el judeoespañol, y su modo de vida tradicional, basado, entre otros factores, en el establecimiento de roles de género. Así, el ámbito público y laboral estaba destinado a los hombres, junto con la liturgia en la sinagoga, mientras que las mujeres ejercían un papel de gran relevancia en las esferas doméstica y familiar. Las mujeres casadas eran, y son, dentro del judaísmo tradicional, las encargadas de cuidar a los hijos y transmitirles los valores de su religión, organizar los rituales de las festividades y seguir fielmente las normas de pureza relativas a la casa y a la comida. Según esta organización patriarcal de la sociedad, los hombres sefardíes estaban escolarizados casi en su totalidad y aprendían la lectoescritura siguiendo su propio sistema educativo. Las mujeres, sin embargo, tenían un escaso acceso a una formación básica, por lo que la educación que adquirían se basaba en conocimientos transferidos oralmente de madres a hijas o mediante la lectura en voz alta de libros con modelos y reglas de comportamiento. En este sentido, fueron las mujeres las receptoras, guardianas y transmisoras de la tradición oral lingüística, cultural y religiosa de las comunidades sefardíes. A partir de la segunda mitad del siglo XIX, la instauración de escuelas extranjeras y de centros de la Alliance Israélite Universelle (París, 1860) posibilitaron una educación occidentalizada tanto para niños como para niñas sefardíes. Ellas comenzaron a recibir formación en oficios femeninos, lo que les permitió acceder a trabajos remunerados, reportándoles una independencia económica, así como un papel más visible dentro de la comunidad y fuera del ámbito doméstico. Surgió entonces la problemática de la conciliación de los nuevos tiempos y mentalidades con la preservación de los valores tradicionales del judaísmo relativos a la mujer, como los matrimonios concertados con dote. Estas cuestiones, además de quedar reflejadas en la literatura y en los nuevos géneros, entre ellos, el periodismo, convirtieron a la mujer en un agente cultural activo, cuyo papel de receptora y transmisora de la tradición oral se ampliaba ahora al de lectora, escritora e, incluso, mecenas de la cultura escrita.

La primera parte del volumen se centra en ese tránsito de lo oral a lo escrito, y se compone de seis artículos. Se trata de estudios de corte lingüístico, en los que se analizan referencias a las mujeres en corpus muy diversos. Un corpus oral es, precisamente, el material de trabajo de la contribución de Tamar Alexander (pp. 57-69), en el que recopila de boca de su madre treinta refranes alusivos a mujeres y a su situación y funciones en la familia y en el hogar, llevando a cabo un análisis de distintos niveles, especialmente el contextual, donde se revela la identidad femenina mediante los diversos significados que adquieren estos dichos.

El resto de contribuciones se centran en corpus escritos, como la aportada por Teresa Madrid Álvarez-Piñer y Paloma Díaz-Mas (pp. 71-93), quienes estudian la imagen de la mujer a través de varios manuales de lectoescritura publicados a principios del siglo XX y conservados en el CSIC. En estos libros, las mujeres, además de aparecer como profesoras y alumnas, son empleadas como ejemplos en los ejercicios de práctica de lectura y escritura, reflejando su papel tradicional dentro de la sociedad y ello, inevitablemente, ejerce una influencia en la formación de mentalidades desde la infancia. Katja Šmid, por su parte (pp. 95-112), se centra en cinco capítulos de la obra Damésec Eli‘ézer: Yoré de‘á (Jerusalén, 1884), del rabino Eli‘ézer Sem Tob Papo, un manual halájico y moral cuya publicación tuvo a una mujer como mecenas. El contenido de esos apartados, de tono moralizador y ejemplificante, versa acerca de las prescripciones y normas del hogar y las oraciones rituales que deben llevar a cabo las mujeres y ser transmitidas de unas a otras. Tina Rivlin (pp.113-127) muestra la inculcación de valores religiosos, morales y nacionales en las mujeres a través de la obra de ética Las madres judías de la época bíblica (Bulgaria, 1913), del rabino Zemach Rabiner. Los personajes bíblicos femeninos encarnan la tradición que tiene como eje la vida matrimonial y la esfera doméstica y familiar, extrayéndose una crítica al cambio y a la pérdida de valores y la asimilación por matrimonios con gentiles por parte de los judíos búlgaros.

La prensa es el material de estudio de los dos últimos artículos que componen esta primera parte. María Sánchez-Pérez (pp. 129-146) analiza en dos publicaciones periódicas, Ilustra Guerta de Istoria (Viena, 1880-1882) y Yerushalayim (Jerusalén, 1909), secciones dirigidas tanto a hombres como a mujeres. En la primera, presenta un pasatiempo en forma de historieta sobre la hermosura de la mujer -con un interesante análisis de transmisión textual en diversas tradiciones literarias-, mientras que, en la segunda, examina artículos más prácticos y divulgativos con consejos en torno al cuidado de los hijos y trucos domésticos. Yvette Bürki y Aitor García Moreno firman la última aportación (pp. 147-176) acerca de la mujer en la publicidad en la prensa sefardí entre finales del siglo XIX y principios del XX. Junto con los hombres, las mujeres son, también, consumidoras destinatarias y, por lo tanto, lectoras de esta publicidad, pero igualmente su imagen adquiere un valor argumentativo o ejercen de interlocutoras en estos anuncios, no constituyendo solamente meros reclamos visuales.

La segunda parte de este volumen colectivo contiene nueve capítulos que tratan de autoras sefardíes que vivieron y compusieron su producción literaria entre los siglos XIX y XXI, procedentes de muy diferentes lugares del mundo. Sus puntos en común son, por un lado, la lengua en la que redactan sus textos, el judeoespañol, tanto como idioma materno como vehículo de transmisión de su tradición, y por otro lado, su afán de dejar por escrito su visión autobiográfica, pero también colectiva, de su doble identidad vital como mujeres y como judías sefardíes pertenecientes a su comunidad. Además, queda de manifiesto su trabajo como recopiladoras de la memoria, del folklore y de las tradiciones de su pueblo, contenidos que quedan reflejados en sus obras.

Reyna Cohen (Salónica, entre los siglos XIX y XX) es la autora de la que habla Gila Hadar (pp. 179-195), cuyos sentimientos nacionalistas y religiosos se despertaron a raíz de la actitud degradante hacia el judaísmo que sufría en su escuela no judía. El análisis de varios aspectos de su Autobiografía revela su sufrimiento corporal y su alegría espiritual como mujer.

Elena Romero (pp. 197-206) aporta una contribución sobre Mlle. Elisa, periodista colaboradora en el periódico La Época (principios del siglo XX), donde se publicaron artículos de su autoría, muy variados en su temática. Por los pocos datos conocidos, Romero señala que se trata de una mujer joven, con amplia educación, sensible y con sentido del humor, no encasillada en un género específico.

Susy Gruss (pp. 207-222) estudia en un poemario de Esther Morguez Algranti (Esmirna, 1916-1984) la relación de esta poeta con la tradición judía desde su identidad como mujer, no considerándose literatura feminista al uso. Autora muy productiva y de profundo conocimiento de los valores del judaísmo, escribió textos de diferentes géneros, destacando su obra poética de gran contenido religioso.

Gina Camhy (Sarajevo, 1909-1990) es una escritora que no ha sido estudiada en profundidad, a juicio de Željko Jovanović (pp. 223-242), quien aporta una panorámica de su obra. Laboriosa recopiladora de la tradición oral de su comunidad, su actividad literaria se compone de artículos periodísticos y cuentos acerca de las costumbres de los judíos sefardíes de Bosnia, entre cuyas páginas intercala el folklore.

Krinka Vidaković-Petrov, por su parte (pp. 243-260), aborda una figura más conocida, Jamila Angela Kolonomos (Macedonia, 1922-2013), superviviente del Holocausto y activista social y política reconocida nacional e internacionalmente. Sus trabajos sobre la herencia lingüística y cultural de los judíos de Macedonia y su casi completa aniquilación durante la II Guerra Mundial tienen su reflejo en un libro autobiográfico que deviene en un volumen conmemorativo dedicado a la memoria de su pueblo desaparecido.

Las diferencias entre las autobiografías de Rosa Nissán (México, 1939) y Gordana Kuić (Belgrado, 1942) son el objeto de análisis de Jelena Filipović e Ivana Vučina-Simović (pp. 261-275). En sus respectivas obras, Novia que te vea (1992) y El florecer de tilos en los Balcanes (1991), ambas escritoras tratan la construcción de sus identidades como mujeres y como judías sefardíes en dos mundos muy distintos, uno tradicional católico y otro bajo un régimen socialista-comunista no religioso.

Michael Studemund-Halévy (pp. 277-301) se centra en Gracia Albuhayre (Bulgaria, 1925), periodista dedicada a la preservación del judeoespañol mediante la recopilación de materiales orales y escritos. Su obra poética, de estilo sencillo y redactada y publicada en esta lengua, habla de los valores, la memoria y los sentimientos compartidos con otros miembros de su comunidad.

Agnieszka August-Zarębska (pp. 304-317) analiza la figura de la madre en dos poemarios de Margalit Matitiahu (Tel Aviv, 1935). La muerte de su progenitora llevó a esta escritora a redactar en judeoespañol, la lengua de su infancia, estas obras de superación de su crisis personal ante la ausencia de su madre y su búsqueda personal en pos de sus raíces.

Cierra esta segunda parte del volumen el artículo de Pilar Romeu Ferré (pp. 319-335), un acercamiento a escritoras de países del norte de África que han publicado memorias en español y en francés, donde se evocan temas y recuerdos del pasado y se reivindica su identidad femenina y sefardí: Alegría Bendelac, Sara Fereres, Line Amselem, Blanche Bendahán, Esther Bendahán con Ester Benarí, Éliette Abécassis, Gladys Bunan y Estrella Israel con Marilda Azulay.

La tercera y última sección del volumen, y uno de sus múltiples valores añadidos, contiene la edición científica, anotada y comentada de Avia de ser, una pieza teatral inédita de Laura Papo “Bohoreta” (Sarajevo, 1881-1942), a cargo de Eliezer Papo (pp.339-364). Esta conocida escritora e investigadora del folklore sefardí defiende la preservación de la lengua y de los valores tradicionales, pero con una colaboración activa de las mujeres no solo en la familia, sino también en la comunidad y en la sociedad. La lectura de esta obra de teatro constituye un ejercicio único de inmersión en la lengua judeoespañola, así como de descubrimiento del mundo de las mujeres sefardíes a través de un testimonio de primera mano.

Así pues, nos encontramos ante un volumen colectivo que ofrece una visión panorámica educativa, literaria y de género de las mujeres sefardíes desde su acceso a la educación a mediados del siglo XIX, cuando se amplió su horizonte de receptoras y transmisoras de la tradición oral de sus comunidades, a su devenir en lectoras y escritoras, revitalizando el empleo de su lengua, el judeoespañol y reivindicando su doble identidad de mujeres y sefardíes, a través de la puesta en valor de la historia y la cultura de su pueblo.

Vega María García González

Universidad de Salamanca

vega.garcia@usal.es