Aitor García Moreno/Moisés Orfali: La Saga de los reyes otomanos. Granada: Editorial Universidad de Granada (Colección Textos Lengua Hebrea); The Salti Institute for Ladino Studies, 2018, 208 pp. ISBN: 978-84-338-6207-5.

Siguiendo la labor -iniciada hace años- de recuperar y editar los textos que los sefardíes han legado para la posteridad, la Universidad de Granada, por medio de su colección Textos Lengua Hebrea, ha tenido el acierto de publicar esta obra que recoge la edición crítica y el estudio filológico del Séfer Sipur maljé cotmanlim (‘Relato de los reyes de [los] otomanos’, Constantinopla, 1767 y 1863, y Kazanlak, 1815), rebautizada por los editores como Saga de los reyes otomanos, “ante los problemas que dan los títulos que aparecen en las distintas versiones sefardíes” (p. 11).

La presente publicación se enmarca en las labores filológicas de la llamada Escuela Española de Estudios Sefardíes, entregada desde hace décadas a la edición y el estudio de textos judeoespañoles compuestos en aljamía hebraica, de todos los géneros, épocas y lugares.

A pesar de que la edición de la versión más antigua -Constantinopla, 1767- y sus respectivos complementos ocupan la mayor parte del libro, lo más sugerente de esta publicación es la amplia introducción y el estudio filológico que llevan a cabo Aitor García Moreno (ILC, CCHS-CSIC) y Moisés Orfali (Bar-Ilan University).

El contenido de la obra se divide en tres partes, subdivididas a su vez en otros tres capítulos. Tras una breve presentación (pp. 11-12), da comienzo un interesante apartado dedicado a la contextualización de la Saga, que repasa “sucesos históricamente menores, pero de gran contenido novelesco” (p. 13), acaecidos entre los reinados de Osmán I y Solimán el Magnífico.

A continuación, se citan y se describen las distintas versiones en judeoespañol y sus antecedentes hebreos (pp. 13-31). En primer lugar, se hace referencia a los testimonios conocidos de la crónica en lengua hebrea (pp. 15-21): el Séfer Dibré Yosef, escrita por Yosef Sambari en la segunda mitad del siglo xvii, y el Sipur debarim (Constantinopla, 1728), que constituye una versión abreviada de la anterior y que el texto judeoespañol traduce. También se dedican varias páginas (pp. 21-31) a la descripción y el cotejo de las tres versiones sefardíes que se conservan: dos impresas, aparecidas en Constantinopla en 1767 y 1863, y una manuscrita, copiada en Kazanlak (Bulgaria), en 1815.

Una vez presentadas las fuentes y las versiones judeoespañoles de la crónica, García Moreno y Orfali establecen una panorámica de la historiografía hebrea en los siglos xv-xviii, donde ponen de relieve el doble interés, de una parte, de los sefardíes por las proezas de los gobernantes de la sociedad otomana (pp. 35-44) y, de otra, de los líderes turcos por las riquezas y los conocimientos técnicos de los judíos expulsos (pp. 44-51).

Las páginas restantes del apartado introductorio (pp. 51-106) ofrecen un detallado y completo estudio lingüístico del texto, siguiendo la estructura habitual en este tipo de investigaciones: fonética y fonología, morfosintaxis y léxico.

En el capítulo dedicado al estudio de la fonética y de la fonología se abordan las variantes gráfico-fonéticas entre las tres versiones judeoespañolas manejadas del Séfer Sipur maljé cotmanlim, aunque los autores advierten que no se tratan de “diferencias gráficas derivadas de la propia evolución de la aljamía hebrea” (p. 52). Tras analizar con detenimiento la notación y pronunciación de los hebraísmos, las agrupaciones consonánticas y la adopción de ciertos sonidos del turco en préstamos de dicha lengua, García Moreno y Orfali sostienen que la versión de 1815 “se realizó al dictado y sin la presión normalizadora de los usos gráficos de las impresiones del momento” (p. 68).

En cuanto a la morfosintaxis, los autores se detienen en varios aspectos concretos: el sistema pronominal personal; las formas verbales, prestando especial atención a los usos del pretérito indefinido, el futuro de indicativo, el futuro de subjuntivo y el presente de imperativo; la expresión de la concordancia; y, por último, ciertos calcos sintácticos, que muestran influencias del hebreo, lengua de la versión que maneja el traductor al judeoespañol.

Para finalizar, el estudio del léxico aborda las distintas variantes léxicas que obedecen (o no) a diferencias fonéticas y el fenómeno de sustitución de hebraísmos. Para facilitar la comparación, se ofrecen varias tablas en las que se observa el reemplazo de hebraísmos presentes en la primera versión por formas o expresiones romances y algún que otro turquismo en las versiones posteriores de la Saga, lo que apunta, en opinión de los autores, “a un proceso de modernización del léxico judeoespañol” (p. 106).

Tras ello, y basándose en la edición de 1767, se ofrece el texto transcrito en caracteres latinos (pp. 107-144), siguiéndose en lo fundamental el sistema de la Escuela Española de Filología Sefardí (Hassán 1978), lo cual me parece una acertada decisión, pues este sistema ofrece la ventaja de presentar transcripciones que se adecuan a la impresión óptica de la tradición gráfica española (Barquín 1997: 26). Además, se detallan algunas ligeras modificaciones al sistema propuesto por Hassán y se explicitan los criterios de edición.

Es de destacar que la edición anotada de los textos lleva en superíndice indicaciones sobre la página y la línea en las que aparece en la versión aljamiada de la crónica, por si el lector quisiera cotejar algún pasaje con el original. Igualmente, por medio de notas a pie de página, se enmiendan todas las erratas por adición o supresión de grafías contenidas en el texto primitivo.

Finalmente, la obra se remata con un extenso capítulo de variantes de todas las versiones conocidas (pp. 145-164) y con una serie de útiles complementos, que son de agradecer para la cabal comprensión de la edición presentada: un glosario (pp. 166-177) que recoge “aquellas voces o expresiones que —con criterio siempre subjetivo— pueden plantear problemas de entendimiento al lector” (p. 165); un índice de nombres propios de persona o lugar (pp. 178-188); además de la pertinente bibliografía (pp. 189-208) con las referencias citadas en el estudio introductorio. Con todo, se echa en falta que el texto editado incluya marcas tipográficas que indiquen al lector —normalmente, poco familiarizado con el léxico judeoespañol— que podrá localizar determinadas palabras en los complementos finales.

Quiero concluir la reseña resaltando el valor de la presente obra. Después de todo lo expuesto en estas líneas, se puede afirmar que la edición de la Saga de los reyes otomanos supone una gran contribución a la investigación filológica del judeoespañol, ya que no se limita a la contextualización y transcripción anotada, sino que el texto va precedido por un minucioso estudio que comprende tanto el análisis de su contenido desde una perspectiva historiográfica, como su descripción lingüística general, que, en esencia, constituye la gran aportación de esta publicación.

No quisiera poner fin a esta breve reseña sin felicitar a los editores por la excelente edición, seria y detalladamente presentada, que considero fundamental para un conocimiento cabal y sin simplismos al uso de la narrativa patrimonial sefardí.

Ismael Halcón Monge

Universidad de Sevilla

ismhalmon@alum.us.es

Referencias Bibliográficas

Barquín Lopez, Amelia (1997): Edición y estudio de doce novelas aljamiadas sefardíes de principios del siglo XX. Tesis doctoral. Leioa: Universidad del País Vasco.

Hassán, Iacob M. (1978): “Transcripción normalizada de textos judeoespañoles”, Estudios Sefardíes, 1, 147-150.