Berenguer Amador, Ángel: El libro sefardí “La güerta de oro” de David M. Atías (Llorna, 1778), Hispanica Helvetica 29. Lausanne: Sociedad Suiza de Estudios Hispánicos, 2017, 445 pp. ISBN: 978-84-7956-172-7.

El libro sefardí “La güerta de oro” de David M. Atías (Llorna, 1778) de Ángel Berenguer Amador es fruto de su tesis doctoral defendida en 2016 en la Universidad Complutense de Madrid. Consta de una edición y un estudio literario y lingüístico de la obra más antigua de contenido profano en la lengua sefardí tras su trágica expulsión de la Península Ibérica. La necesidad de editar, publicar y estudiar la obra de Atías en su versión íntegra se explica bien en el estudio introductorio (págs 14-19), pues, hasta la aparición del libro de Berenguer Amador, se habían editado solamente algunos fragmentos del texto (Romero 1992; 2002) y traducciones al inglés de algunos pasajes de la obra (Borovaya; Lehman 2005). Asimismo, la obra, pese a su importancia, tampoco ha suscitado gran interés entre los estudiosos, pues, contamos con un número reducido de trabajos sobre ella, sean estos de naturaleza literaria, lingüística o sociocultural. Por tanto, es de apreciar la aparición de esta edición ya que representa una valiosa contribución a los estudios sefardíes.

La güerta de oro, obra de David M. Atías, se publicó en 1778 en Llorna (Italia) en aljamía hebrea y se caracteriza por ser una obra profana. Como bien observa Berenguer Amador, hasta mediados del siglo XIX predominaban entre los sefardíes obras religioso-patrimoniales, es decir obras que no solo transmitían las normas y prácticas del judaísmo, sino que también incidían en la vida cotidiana de los sefardíes. Por consiguiente, Berenguer Amador concluye que la obra de Atías (representante de lo que Lois Dublin define como port Jew), un hombre formado en Italia y, por tanto, familiarizado con el gusto literario occidental, representa un primer intento de introducir entre los sefardíes los géneros literarios occidentales modernos. Según Berenguer Amador, La güerta de oro es una miscelánea que incluye distintos géneros literarios como la epístola, el ensayo, el diálogo o los métodos de enseñanza de idiomas, todos de la pluma de David M. Atías. Aparte de estos géneros literarios, aparecen cuatro textos más en el libro que son traducciones llevadas a cabo por Atías.

La edición filológica del texto y el estudio del mismo se enmarca dentro de la escuela de Estudios Sefardíes de Jacob Hassán y Elena Romero, de quienes fue discípulo Berenguer Amador. El libro arranca con un estudio introductorio seguido por dos partes -las más importantes del libro- que son la edición del texto de David M. Atías y el estudio de la morfología y la sintaxis del verbo judeoespañol, para terminar con un glosario, un índice onomástico y una lista bibliográfica.

Además del estado de la cuestión, el autor dedica en el estudio introductorio varias páginas a los ejemplares de la obra conservados (pp. 20-21), a los escasos datos biográficos del autor (pág. 21), a los aspectos formales de la obra (pp. 21-28), a los géneros literarios insertados en esta miscelánea (pp. 28-33), y a las fuentes de la obra (pp. 33-37), algunas identificadas por Berenguer Amador, como Esopo o Jerónimo Cortés, y otras no identificadas.

La sección del estudio introductorio termina con la explicación del sistema de transcripción (pp. 39-43). Puesto que se trata de un texto aljamiado, es decir, escrito con caracteres hebreos, Berenguer Amador hace la transliteración del texto a caracteres latinos. Son dos los principales sistemas de transcripción de textos judeoespañoles aljamiados que se han ido usando en el mundo académico: uno establecido por Jacob Hassán (1978) e implementado por la revista Sefarad; y el otro, también impulsado por una revista, Aki Yerushalayim, y su fundador Moshe Shaúl.

No obstante, Berenguer Amador opta por un sistema de transcripción que se basa en la grafía alfonsí, sistema que ha sido usado por algunos estudiosos como Ignacio González Llubera, Laura Minervini o Luis Manuel Girón-Negrón para transcribir textos medievales, pasándolos desde la grafía medieval aljamiada a la grafía medieval en caracteres latinos.

No he tenido la posibilidad de cotejar el texto aljamiado de Atías con la transcripción hecha por Berenguer Amador pero el trabajo parece ser coherente y riguroso. Sin embargo, la decisión de usar este sistema de transcripción plantea una pregunta importante: ¿hasta qué punto ha sido apropiado “medievalizar” un texto judeoespañol aljamiado de finales del siglo XVIII?

Si bien el sistema ortográfico aljamiado es prácticamente el mismo en la Edad Media y en la diáspora sefardí hasta el siglo XVIII, valerse del sistema basado en la grafía alfonsí para transcribir un texto sefardí de la segunda mitad del siglo XVIII, momento en el que el judeoespañol ya está consolidado como variedad lingüística diferente del español peninsular, transmite la impresión de un texto medieval y, por tanto, no parece ser, a mí modo de ver, la mejor solución. Por añadidura, el propio autor no ofrece razones convincentes de esta decisión ni su estudio del verbo judeoespañol dieciochesco muestra que haya grandes diferencias con respecto a esta categoría gramatical en los siglos posteriores.

Aparte de la edición del texto de Atías, el estudio morfológico y sintáctico del verbo judeoespañol representa la parte principal y más importante del libro. Aunque el estudio del verbo judeoespañol dieciochesco aquí se basa solo en la obra de Atías, lo que reduce su alcance, no cabe duda de que esta parte del trabajo de Berenguer Amador se convertirá en un referente para cualquier estudio del judeoespañol, tanto del siglo XVIII como de los siglos posteriores.

Como lingüista formado, Berenguer Amador hace un estudio profundo del verbo judeoespañol de esa época, destacando similitudes y diferencias con el español estándar y, en muchos casos, con el español de América Latina. Aquí encontramos curiosos ejemplos del uso de tiempos y modos, algunos ya en desuso en el español y el judeoespañol modernos como, por ejemplo, el caso del futuro imperfecto del subjuntivo (pp. 270-271).

El libro termina con un glosario, un índice onomástico y una lista bibliográfica. Cabe destacar la importancia del glosario que recoge vocablos que un hispano-hablante culto no podría comprender. En otras palabras, el glosario recoge sobre todo préstamos de otras lenguas e incluye, si bien no en todos los casos, hasta seis categorías (lema; categoría gramatical; traducción o explicación; ocurrencias; etimología; y remisiones internas).

En suma, la edición de Berenguer Amador pone a disposición de los lectores el texto de una importante obra sefardí del siglo XVIII y aborda un estudio sistemático del uso del verbo en el texto, lo cual constituye una aportación relevante, dado que no abundan los estudios sobre los usos verbales del judeoespañol.

Željko Jovanović

Instituto de Lengua, Literatura y Antropología del CSIC, Madrid

zeljko.jovanovic@cchs.csic.es