Philologia Hispalensis · 2025 Vol. · 39 · Nº 1 · pp. 341-346

ISSN 1132-0265 · © 2025. E. Universidad de Sevilla. · (CC BY-NC-ND 4.0 DEED)


Ana Teresa Pérez-Leroux y Yadira Álvarez-López: Gramática analítica avanzada. Construyendo significados en español. Londres y Nueva York: Routledge, 2024, 291 pp. ISBN: 978-103-253-883-9

Preparar un manual de gramática analítica, como es el caso del volumen que nos ocupa, se parece mucho a ese viejo adagio árabe que dice que para leer un texto árabe sin marcas vocálicas resulta necesario, en primer lugar, saber de antemano qué va a contarte el texto. La similitud va más allá de la broma: un manual tiene que empezar en algún sitio, y el autor tiene que encontrar algún tema que sirva de punto de partida estratégico y en el que sea posible describir lo que uno encuentra sin tener que hacer referencia al resto de temas que, como investigadores, sabemos que también influyen en ese tema, pero que resulta imposible explicar en ese momento porque los lectores del manual no tienen por qué conocerlo.

El volumen Gramática analítica avanzada, escrito por Ana Teresa Pérez-Leroux y Yadira Álvarez-López, logra encontrar ese punto estratégico para crear una forma coherente y fluida de explorar a partir de allí los demás temas fundamentales en el análisis sintáctico del español, sin que el lector tenga que conocerlos de antemano. Su intención es similar a otros manuales, como el de Bosque y Gutiérrez-Rexach (2009) o el de Zagona (2002), pero su ejecución es muy diferente a ambos. Como se argumentará en el resto de las secciones de esta reseña, la organización original de los contenidos hace que un estudiante que se introduce en el análisis formal del español reciba la información pieza a pieza sin necesidad de tener que adelantarse con aclaraciones que se tratan en otros capítulos.

Este manual consta de diez capítulos, una introducción y un epílogo, acompañados por una lista bibliográfica y un índice de materias. El primer capítulo funciona como una introducción a la metodología y a los principios subyacentes en los análisis que se presentan en el resto del volumen, estableciendo diferencias básicas que resultan independientes de cualquier teoría particular: la diferencia entre las gramáticas pedagógicas y las gramáticas científicas —este manual claramente pertenece al segundo grupo—, la diferencia entre el eje sintagmático y el eje paradigmático o la interconexión entre sintaxis y semántica, que es central en el libro porque, como indica su subtítulo, se concentra en la forma de construir significados complejos en español.

Tras esta primera serie de definiciones, los siguientes nueve capítulos siguen una progresión lógica que se concentra en distintos aspectos del análisis de la oración, sobre todo de la oración simple. El punto de partida al que nos referíamos al principio es el verbo: en el segundo capítulo, las autoras abordan el estudio del verbo desde la doble perspectiva de enmarcarlo entre las clases de palabras del español y de presentarlo como el elemento central de los predicados, capaz de definir su significado nuclear. A partir de aquí, y dado que el capítulo 2 ya ha mostrado que las unidades lingüísticas contienen morfemas y el verbo puede ser complejo por su estructura morfológica, el capítulo tercero se concentra en la estructura de la cláusula utilizando la noción de tiempo y aspecto. Así, el tercer capítulo habla de las estructuras funcionales que se construyen sobre el verbo, y diferencia de manera crucial entre el aspecto léxico —que enlaza con los elementos que se discutieron en el capítulo anterior— y el aspecto gramatical —que desarrolla la noción de «predicado» para entender cómo esa estructura se expande hasta formar una cláusula completa—.

El capítulo cuarto se concentra en la noción de sujeto, lo cual permite a las autoras continuar la progresión lógica al mismo tiempo que se aprovechan los conceptos mejor establecidos dentro de la gramática tradicional. Si la gramática tradicional analizaba las oraciones como uniones de sujetos y predicados, el foco central en esta función sintáctica les permite concentrarse en las propiedades del área alta de la cláusula al mismo tiempo que pueden introducir cuestiones analíticas problemáticas, como la posible naturaleza tópica de los sujetos preverbales o la estructura de las oraciones con sujetos nulos. De forma natural, sin necesidad de obligar al lector a volver atrás o adelantarse a los contenidos, llegados al capítulo cinco las autoras han conseguido que el lector tenga una idea completa de cómo se estructuran las cláusulas en español.

Por este motivo, el capítulo quinto se ocupa de la estructura interna de los constituyentes nominales, algo que permitirá que en los capítulos sucesivos se pueda desarrollar una discusión de las distintas funciones dentro de la oración. Este capítulo, introductorio a una serie de temas que se detallan después, permite enlazar las estructuras nominales con las estructuras verbales e introducir al lector en los problemas analíticos que presenta la posición de los adjetivos o la naturaleza de los determinantes en español.

Los capítulos sexto y séptimo estudian respectivamente las funciones de complemento directo y complemento indirecto, como dos manifestaciones internas al predicado de las estructuras nominales que ya han sido presentadas. De la misma manera en que el capítulo tercero seguía dos líneas paralelas de argumentación, una que conectaba con los contenidos previos y otra que desarrollaba nuevas ideas, el capítulo sexto retoma la clasificación de sustantivos y determinantes en su discusión del marcado diferencial de objeto y, al mismo tiempo, desarrolla la estructura intermedia de la cláusula mediante una discusión de la posición de los pronombres clíticos de objeto. Por su parte, el capítulo séptimo describe y analiza los complementos indirectos retomando la distinción entre argumento y adjunto, y relacionando los clíticos dativos con los clíticos acusativos en la parte final del capítulo.

El interés se centra en la conexión de las cláusulas con el contexto lingüístico y extralingüístico en los tres capítulos finales. El capítulo octavo desarrolla la estructura de la oración simple y la enlaza con las funciones sintácticas de argumento y adjunto mediante una discusión de las relaciones interoracionales; este capítulo incluye también una discusión de la polaridad oracional. El capítulo noveno se centra en el problema del modo subjuntivo, y esboza una teoría de base semántica acerca de cómo se distribuyen los distintos tipos de subjuntivo en distintos contextos oracionales. Finalmente, el capítulo décimo se introduce en el problema de las funciones informativas, que se relacionan de forma elegante con las diferencias entre activa y pasiva, y, por extensión, con otras construcciones que emplean los verbos ser y estar.

Desde nuestro punto de vista, uno de los mayores méritos de este manual es precisamente la distribución de contenidos, que permite a un estudiante alcanzar una comprensión global de los principales problemas analíticos en gramática española de una forma orgánica, lo que hace posible conectar distintos problemas sin necesidad de adelantarse a los temas que se tratan en cada punto.

Ya se ha comentado en la revisión de los contenidos cómo los capítulos parten de la estructura verbal y, utilizando el verbo como pivote, construyen en torno a él la estructura clausal y de sus argumentos nominales. En adelante, se destaca como ejemplo la posición que adoptan tres problemas analíticos dentro del manual.

Consideremos el caso del subjuntivo, que se trata en el capítulo noveno. Una organización más tradicional de los contenidos habría situado el subjuntivo en una posición más próxima a la discusión sobre la estructura temporal y aspectual y, de hecho, varios de los textos que ya existían antes de este manual toman esa decisión. Los motivos son fáciles de entender: al igual que el tiempo y el aspecto, el modo subjuntivo se manifiesta en español mediante morfemas flexivos —por lo que podría esperarse que este manual lo hubiera tratado en el capítulo tercero, o como un capítulo cuarto que siguiera a este—; al igual que el aspecto, el modo se manifiesta mediante verbos parcialmente desemantizados, que este manual introduce ya en el capítulo primero.

La decisión de tratar el subjuntivo hacia el final del libro está claramente justificada por el foco en el uso y en las implicaciones semánticas de estas formas que tiene este volumen. Si pensamos en el significado del modo subjuntivo, la forma más sintética de capturar su uso, como hace este manual, es proponiendo que el subjuntivo expresa algún tipo de evaluación de la proposición completa, sea esta evaluación en términos de seguridad, de conveniencia o de actitud emocional hacia ella. Siendo esto así, una estructura orgánica para el volumen requiere necesariamente que este concepto no se introduzca antes de haber presentado detalladamente cómo se forman las proposiciones en sintaxis —por tanto, cómo se construyen las cláusulas completas, incluyendo su modalidad— y haber mostrado de forma clara qué efectos semánticos tiene la subordinación. El criterio coherente de organización de los materiales fuerza, en tal caso, a que aparezca hacia el final del libro, después del capítulo que trata la subordinación.

Veamos un segundo ejemplo. Si abrimos el libro con una mentalidad tradicional, esperaríamos a priori que los verbos copulativos se discutieran muy pronto, posiblemente tan pronto como se hablara de la estructura argumental del verbo, cosa que este manual ya hace en el capítulo segundo. Esto se debe a que estamos acostumbrados a que los manuales partan de una taxonomía de verbos dividida en, al menos, plenos o léxicos, auxiliares y copulativos —y de hecho en la página treinta este manual recoge esa taxonomía—. Sin embargo, introducir los verbos copulativos en comparación con los verbos léxicos tiene problemas didácticos: primero, complica la definición inicial de estructura argumental, porque en una estructura copulativa de alguna manera se debe reflejar que los atributos no verbales introducen algo parecido a esa estructura, lo cual es un problema analítico nada trivial. En segundo lugar, fuerza a adoptar una definición de verbo en que está desprovisto de cualquier contribución semántica en la definición de un evento o estado, algo que habría hecho más compleja la discusión y seguramente habría sido más difícil de entender para los lectores del manual que no están ya familiarizados con el análisis sintáctico. Visto desde esta perspectiva, parece claro que la única justificación de introducir los verbos copulativos en los primeros capítulos de un manual es mantener cierta tradición en el orden en que se presentan los materiales, que es una forma más elegante de llamar a la inercia.

La decisión que toma este manual es original y, de nuevo, creemos que funciona: los verbos copulativos no se analizan hasta el capítulo 10, que es el mismo capítulo que analiza el uso auxiliar de estos verbos dentro de la pasiva. Esto hace posible encuadrar la naturaleza de los verbos copulativos dentro de una discusión teórica sobre la naturaleza de la predicación que, llegados a este punto del libro, resulta perfectamente comprensible para los lectores: comportarse como un verbo no es lo mismo que comportarse como un predicado, por mucho que la mayoría de los verbos en una lengua también sean predicados.

El tercer y último caso que comentaremos es el de la negación, que tal vez es aquel cuya posición resulta menos fácil de entender a simple vista: la negación se discute en el capítulo octavo, que es también el que presenta las distintas formas de enlazar sintácticamente oraciones. De nuevo, un criterio tradicional habría desaconsejado incluir bajo el mismo titular ambas cuestiones, si bien me parece claro que las gramáticas más tradicionales en su metodología no tienen opiniones fuertes sobre en qué momento debe discutirse la negación, frente al subjuntivo o a los verbos copulativos. Esto quizás se debe a que la negación no se combina solamente con las cláusulas, sino también con otros tipos de sintagma: no me parece casual, por ejemplo, que la Nueva gramática de la lengua española (Real Academia Española y Asociación de Academias de la Lengua Española, 2009) trate la negación en el último capítulo, tras todos los tipos de subordinación. Quizá colocar algo al final es una forma de decir que ese algo no tiene un lugar mejor dentro de una ordenación típica de contenidos.

Este manual no trata la negación al final y, de hecho, aparece discutida antes de la subordinación oracional. Sospechamos que el motivo que subyace a esta decisión está en la necesidad de llegar al capítulo noveno con una definición sólida de qué es una proposición semántica, además de qué estructura sintáctica subyace a ella, porque precisamente esta noción es la que se empleará para exponer el modo. La discusión de la negación viene precedida de un breve resumen (p. 201) que termina enfatizando que a nivel lógico «las oraciones expresan un juicio que relaciona un sujeto y un predicado». Una vez planteado así, es natural agrupar la negación con las estructuras que combinan oraciones —es decir, juicios— como dos manifestaciones distintas de las operaciones usadas para construir proposiciones más complejas. Es también natural que la negación preceda entonces a la subordinación porque la complejidad lógica que se obtiene con la negación se reduce a invertir el valor de verdad de la proposición, mientras que el resto de las operaciones del capítulo permiten combinar juicios de forma recursiva.

En la dimensión del contenido, otra propiedad que merece destacarse de este manual es el cuidado con el que las autoras han graduado el nivel. Este libro transmite a los estudiantes cuestiones de una gran complejidad analítica, pero consigue hacerlo de una forma extraordinariamente didáctica. Creo que esto se logra, junto con la estructura que ya he comentado, mediante tres decisiones adicionales.

La primera de ellas es que el cuerpo del texto está escrito en un tono divulgativo, amable y ameno, muy frecuentemente punteado por comentarios y anécdotas relevantes que despiertan la curiosidad del lector. Al mismo tiempo, nunca se proporcionan ideas abstractas sin ilustrarlas mediante ejemplos contextualizados; por ejemplo —aunque serían ejemplos igual de buenos cualquiera de los del texto—, la compleja cuestión de cuándo se emplea sujeto tácito en español se introduce proponiendo al lector una situación comunicativa concreta que viene acompañada de varias formas distintas de reaccionar a esa situación, donde es fácil identificar cuál es la más natural (p. 95).

La segunda estrategia adicional para obtener un tono didáctico y un nivel accesible para los estudiantes es el uso de cuadros de texto tipográficamente diferenciados de la discusión central. Estos cuadros de texto están llenos de información que, a menudo, introduce cuestiones relacionadas cuyo análisis resulta más problemático: la adquisición de distintas estructuras, fenómenos de variación todavía no completamente entendidos, preguntas que permiten al lector reflexionar sobre las implicaciones de algunos de los análisis, etc. Esta decisión permite tres cosas al mismo tiempo: mantener una progresión lógica lineal fuera de los cuadros de texto, que un estudiante que encuentre complejos los contenidos puede seguir ignorando el resto de las anotaciones; introducir al lector en distintos problemas analíticos que pueden animarle a continuar investigando; y permitir que el libro, con su riqueza de datos, sea útil en cursos de distintos perfiles académicos.

En tercer y último lugar, este manual contiene ejercicios para cada uno de los temas. Esto, por supuesto, no es una novedad en un manual, pero lo que sí resulta original es que los ejercicios están categorizados en distintos grupos, con tres niveles de complejidad: repaso de conceptos, análisis básico y problemas de reflexión. Los ejercicios del primer grupo forman el nivel elemental en el que el lector puede comprobar que ha entendido los conceptos del capítulo y tiene bien afianzados las definiciones y los contrastes básicos; el segundo nivel pide al lector que aplique en nuevos casos esos mismos conceptos, y el tercer nivel plantea problemas no cubiertos en el texto que, a veces dando pistas, fuerza al lector a ir más allá y plantearse los contenidos del capítulo desde distintas perspectivas.

En conclusión, este volumen sienta las bases de una nueva manera de enfocar el análisis gramatical en el aula a través de una organización original de contenidos y una visión holística del análisis que no se limita a manejar conceptos formales, sino que los combina con la semántica, la adquisición y otras disciplinas que no resulta frecuente tratar en manuales de este tipo. El manual, además, está pensado para que ese análisis se aplique directamente a la gramática, y no a una teoría gramatical concreta: pese a que las autoras tienen una formación en gramática formal generativa, este volumen no contiene ningún diagrama arbóreo ni ninguna afirmación que pueda considerarse exclusivamente interna a esta clase de teorías. Es, al fin y al cabo, un texto que se ocupa de cómo entender los fenómenos del español, con independencia de ningún credo teórico.

Referencias

Bosque, I. y Gutiérrez-Rexach, J. (2009). Fundamentos de sintaxis formal. Akal.

Real Academia Española y Asociación de Academias de la Lengua Española. (2009). Nueva gramática de la lengua española. Espasa.

Zagona, K. (2002). The syntax of Spanish. Cambridge University Press.

Antonio Fábregas

Norwegian University of Science and Technology

antonio.fabregas@ntnu.no

0000-0001-9907-5878