Philologia Hispalensis · 2024 · Vol. 38 · Nº 1 · pp. 153-166
ISSN 1132-0265 · © 2024. E. Universidad de Sevilla · (CC BY-NC-ND 4.0 DEED)
Recibido: 11-12-2023. Aceptado: 31-01-2024.
https://dx.doi.org/10.12795/PH.2024.v38.i01.06
Resumen
El corpus PLANEO fue creado en 2021 para recoger imágenes de paisaje lingüístico heteroglósico en Andalucía. Los miembros del proyecto Paisaje Lingüístico Andaluz: Evaluación y Observación Cartográfica han colaborado para localizar en cuatro provincias de Andalucía (Sevilla, Jaén, Almería y Huelva) signos escritos en espacios urbanos públicos en lenguas distintas del español. En este artículo se presenta el corpus, la cartografía utilizada, los descriptores con que se han catalogado las imágenes y algunos de los resultados obtenidos. El corpus, que seguirá ampliándose en el futuro, muestra los datos que se pueden obtener sobre multilingüismo a través del paisaje lingüístico: lenguas prestigiosas y lenguas invisibles, tipo de uso de las lenguas en los espacios públicos y tensiones entre lo autorizado y lo transgresor.
Palabras clave: corpus, dialectología, multilingüismo, paisaje lingüístico, sociolingüística.
Abstract
The PLANEO corpus was created in 2021 to collect images of heteroglossic linguistic landscape in Andalusia. Members of the project Andalusian Linguistic Landscape: Evaluation and Cartographic Observation uploaded pictures to locate in the public urban spaces of four provinces of Andalusia (Seville, Jaen, Almeria and Huelva) written signs in languages other than Spanish. This article presents the corpus, the cartography used, all the descriptors used to catalog the images and some of the results obtained. The corpus, which will continue to be expanded in the future, shows the multiple data that can be obtained on multilingualism through the linguistic landscape: prestigious and invisible languages, type of language use in public places and tensions between authorized and transgressive culture.
Keywords: corpus, dialectology, multilingualism, linguistic landscape, sociolinguistics.
El paisaje lingüístico es el conjunto de realizaciones materiales del lenguaje que vemos por escrito en signos expuestos en un entorno público determinado. El término (en adelante, PL) fue usado por primera vez con ese valor en un trabajo de 1997 de los profesores Rodrigue Landry y Richard Bourhis, quienes lo definían así:
The language of public road signs, advertising billboards, street names, place names, commercial shops signs, and public signs on government building combines to form the linguistic landscape of a given territory, region or urban agglomeration. The linguistic landscape of a territory can serve two basic functions: an informational function and a symbolic function. (Landry y Bourhis, 1997: 25)
Entendemos espacio público como el lugar donde confluyen las representaciones sociales de los ciudadanos; en tal espacio encontramos muestras verbales muy distintas (grafitis, rótulos comerciales, signación institucional regulativa o informativa, etc.) que pueden reflejar el poder pretendido o conseguido de una comunidad frente a otra en un lugar, el grado de sedimentación de un colectivo, su nivel de conocimientos de la lengua que se tiene por general en el territorio circundante e incluso el tipo de actividad social pública que desarrollan. El paisaje lingüístico es muy representativo de cómo se construye la interacción social entre individuos en una zona dada, además de ser un importante medidor de la vitalidad etnolingüística de un idioma, y un índice claro de cómo los cambios demográficos que ocurren en un lugar pueden tener un reflejo en nuestra conciencia lingüística.
Los estudios sobre paisaje lingüístico en el ámbito hispánico se iniciaron hace más de una década con trabajos que versaban sobre la presencia del español en Estados Unidos (inter alia, Franco Rodríguez, 2008), la convivencia de lenguas en la capital de España (Castillo Lluch y Sáez Rivera, 2011) y en la capital de Andalucía (Pons Rodríguez, 2012). Una década después de esos trabajos iniciales, el desarrollo de esta disciplina a través de un equipo conjunto de investigadores ligados a un proyecto de investigación ha permitido consolidar avances en metodología y desarrollo científico y ha diseminado el concepto en forma de actividades de investigación (sea el caso de las dos primeras ediciones del Congreso Internacional sobre Paisaje Lingüístico, desarrolladas en la Universidad Pablo de Olavide en 2022 y la Universidad de Granada en 2024 o la fundación de la Asociación Española de Paisaje Lingüístico, con sede en Sevilla). En este artículo presento las bases metodológicas y los logros del trabajo de campo asociados al corpus PLANEO, que dirijo.
PLANEO es la sigla del proyecto Paisaje Lingüístico Andaluz: Evaluación y Observación Cartográfica, un proyecto de investigación liderado desde la Universidad de Sevilla en el que se han integrado investigadores de cinco universidades andaluzas (Universidad de Sevilla, Universidad de Huelva, Universidad de Granada, Universidad Pablo de Olavide y Universidad de Almería) además de doctores de otras universidades españolas (Universidad Complutense de Madrid y Universidad del País Vasco) bajo la dirección de la autora del presente trabajo.
El proyecto PLANEO se propone estudiar aspectos del multilingüismo andaluz a partir de las huellas verbales que los hablantes dejan en los espacios públicos, esto es, mediante el análisis de signos de paisaje lingüístico (signación publicitaria, institucional, reivindicativa…). El trabajo de campo que ha constituido la base del proyecto ha supuesto la delimitación de áreas de interés: en esta primera fase del proyecto, cuatro provincias andaluzas objeto de análisis, en las que se han explorado entornos urbanos de sus respectivas capitales o de núcleos de población de relevancia. Simultáneamente, el proyecto ha alternado la fase de fotografiado con la de observación de todos los aspectos de interés geosociolingüístico, como la relación existente en el paisaje lingüístico entre signos producidos por entidades y signos producidos por entes personales, en qué sentido puede estar desequilibrada la proporción entre el peso demográfico de un colectivo y su presencia en el paisaje lingüístico oficial y de qué forma se agrupan en las ciudades las lenguas no comunes. La meta principal con que se concibió el proyecto ha sido el diseño de una herramienta de consulta pública sobre paisaje lingüístico europeo, útil para un sector multidisciplinar de estudiosos (antropólogos, sociólogos, geógrafos) y agentes sociales, en concreto, un visor web cartográfico del paisaje lingüístico en Andalucía que presentamos en las páginas que siguen y que se encuentra en la web www.paisajelinguistico.es.
Son varios los corpus existentes sobre paisaje lingüístico: señalemos como inspirador principal de la constitución del corpus PLANEO la herramienta Lingscape (https://lingscape.uni.lu/; Purschke y Gilles, 2016) que permite la constitución de subcorpus de manera libre, usando la aplicación desarrollada por el proyecto. Han sido también de gran utilidad para la toma coincidente o divergente de decisiones otros corpus específicamente volcados o no hacia la exploración del español: el corpus Paesaggi e Lingua-Roma (https://roma.paesaggielingua.it/; Mariottini y Oricchio, 2021) o la herramienta LinguaSnapp (http://mlm.humanities.manchester.ac.uk/linguasnapp/).
Nuestros posicionamientos de partida con respecto al corpus PLANEO se fundaban en varias decisiones de partida: en el nivel técnico, preferíamos usar mapas en formato abierto y libre (evitando, por tanto, Google Maps); en el nivel operativo, nos decantábamos por una base no colaborativa de forma universal, sino limitada a la subida de material mediante usuario y clave por parte del grupo de personas que integraban el proyecto; en el nivel empírico, partíamos de una delimitación concreta (por tanto, muy acotada) del tipo de signo que buscábamos. Hay visiones de qué pueda considerarse paisaje lingüístico que son más abarcadoras que la mantenida en este corpus, pero resultan de difícil aplicación para la dimensión territorial que manejamos y para los objetivos del proyecto. Creemos que una legítima delimitación del objeto de estudio permite acotar el tipo de análisis y permite construir una base de comparación relevante y necesaria para un corpus que abarca un territorio tan extenso como el de la autonomía andaluza. La propia noción de paisaje lingüístico «nos lleva al concepto de Gestalt, la idea holística que agrupa el aparente caos de elementos dispares en una sola unidad» (Fernández Juncal, 2020: 119) y hemos preferido ordenar de alguna forma ese caos con las restricciones previas que hemos postulado y que se exponen a continuación.
En esta primera fase del proyecto (2021-2023) se optó por centrar la recogida exhaustiva de datos en cuatro provincias (Huelva, Sevilla, Jaén y Almería) a fin de optimizar el trabajo de campo y obtener una red densa de puntos de información, adecuada, además, a las dimensiones del equipo. La población actual de la comunidad autónoma de Andalucía es de 8 500 187[1] personas, y los datos relativos a las cuatro provincias escogidas confirman su peso demográfico y territorial (lala 1):
Tabla 1.
Número de habitantes y extensión de las cuatro provincias encuestadas
Almería |
Huelva |
Jaén |
Sevilla |
|
Extensión de la provincia (m2) |
8 775 |
10 128 |
13 489 |
14 036 |
Número de habitantes |
740 534 |
528 763 |
623 761 |
1 948 393 |
Número de habitantes |
731 792 |
525 835 |
627 190 |
1 947 852 |
Nota. Fuente: datos del Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía
A estos datos hay que sumar unos componentes económicos que incrementan la riqueza multilingüe del paisaje urbano: el desarrollo de la agricultura intensiva en Almería y Huelva, con presencia de temporeros venidos mayoritariamente de países africanos o del este; el fuerte peso del turismo en la economía de las cuatro provincias y la existencia de centros de estudio superiores, instituciones y administraciones en las cuatro provincias señaladas, que aseguran también la producción de paisaje oficial.
El objetivo del corpus es tasar el multilingüismo en Andalucía a través de la observación del comportamiento de los hablantes al escribir en los espacios públicos. Nuestra hipótesis es que el multilingüismo en Andalucía es mucho más acusado de lo que la identidad lingüística de los hablantes y de las instituciones que los regulan son conscientes. Por ello, se han fotografiado signos que estuviesen escritos en alguna lengua distinta del español, sean monolingües de lenguas distintas del español, o multilingües, donde el español convive con otra u otras lenguas. Esto ha supuesto confeccionar una base de datos heteroglósica con respecto al español, adecuada para reconstruir la convivencia de lenguas en un territorio; excluir los signos del español supone también dejar fuera manifestaciones de interés que pueden ser trabajadas en investigaciones que no supongan la inclusión de imágenes en el corpus: rotulación en español con fenómenos de interlengua debida a aprendientes, rotulación que muestre rasgos de variedades del español (por ejemplo, el español de los migrantes latinos o las muestras de paisaje en andaluz) han quedado fuera de la base de datos, pero han sido trabajados en publicaciones específicas por parte de miembros del equipo (sea el caso de Morales Ruiz, 2023 para la comunidad latina).
Esta delimitación hacia lo heteroglósico nos ha obligado a operar con una categoría funcional en torno a los extranjerismos, por lo que hemos tratado como voces del español aquellos extranjerismos que están incluidos en el Diccionario de la lengua española (DLE) actual. Hemos considerado también como voces de nuestra lengua (por tanto, no constitutivas de heteroglosia) las de marcas asentadas en nuestro entorno social. La vigencia del signo no ha sido un criterio de exclusión, por lo que han sido incluidos signos antiguos, restos de signos pertenecientes a comercios o instituciones que ya no funcionan.
Se optó por un criterio de fijeza para incluir en el objeto de estudio todo tipo de signos estables o semiestables (menús de bar, que se ponen y retiran cada jornada, pancartas de balcones...), pero se descartaron elementos móviles como las pancartas de manifestaciones en movimiento, los carteles en coches aparcados o en movimiento, la ropa de los transeúntes o los signos que hubiesen caído al suelo; se descartaron también los signos que pudieran estar dentro de productos que estuvieran a la venta expuestos en un escaparate. Se han descartado las fotografías a signos que no fueran legibles como mínimo a un metro (ello excluye, por ejemplo, todos esos signos que exponen detalles de licencias de apertura) y cualquier elemento en interior de establecimientos públicos.
En cuanto a los parámetros de rectificación de imagen, se han retocado las imágenes que incluyen por azar caras de transeúntes o los teléfonos y correos electrónicos que pudieran aparecer en algunos signos comerciales; en cambio, se ha favorecido que de cada signo se suban dos imágenes al corpus, una de detalle y otra de contexto; en esta, la aparición lejana de transeúntes o vehículos ayuda a reconstruir la escala de la foto.
Las campañas de fotografiado se han desarrollado en parejas o individualmente, a pie y al aire libre, en varios momentos distintos entre los meses de junio de 2022 y enero de 2023. La subida de cada una de las fotos a la plataforma se hacía in situ desde el propio lugar de fotografiado, lo que permitía que en la base de datos se quedaran referenciadas con una completa geolocalización en coordenadas de todas las fotos subidas. Solo las coordenadas, el código postal asociado y las fotos por signo son requeridas para hacer la subida. La compleción de los datos descriptivos (materialidad, lengua, traducción, etc.), se podía hacer en una fase posterior, tras el trabajo de campo.
El corpus se encuentra disponible en la web paisajelinguistico.es dentro de la pestaña «Corpus», que permite tres tipos de visualizaciones: visualización tipo mapa, tipo cuadrícula o a través de filtros[2].
La visualización del tipo mapa usa la cartografía de Leaflet, una biblioteca JavaScript de código abierto compatible con plataformas móviles y de escritorio. Aunque iniciada por una persona concreta, el ucraniano Volodymyr Agafonkin, Leaflet se desarrolla actualmente colaborativamente y en comunidad. Frente a otros mapas de paisaje lingüístico, en PLANEO optamos por descartar el uso de Google Maps, que aporta velocidad, pero no es completamente flexible para nuestros propósitos.
La visualización a través de filtros permite buscar seleccionando tipos de foto concretas a partir de datos geográficos (provincia), materiales (tipo de soporte), lingüísticos, alfabéticos, discursivos, de direccionalidad o estatus, entre otros que se explicarán infra.
La visualización en cuadrícula ofrece en pantallas sucesivas (864 para la fecha de escritura de estas páginas) las fotos obtenidas y subidas al corpus ordenadas cronológicamente y en grupos de seis. Cada una de las imágenes se muestra en miniatura (y al pulsarse sobre la foto, esta se abre en formato grande y con calidad) y también con la cartela «Más info», que nos permite entrar en la descripción de la imagen con todas las respectivas etiquetas que se han previsto para cada imagen y con dos elementos adicionales: la captura de la localización exacta de la imagen y el número de foto que se le asigna, un código numérico visible en la pestaña de navegación tras el signo «=». Así, en la foto localizable bajo este vínculo http://paisajelinguistico.es/signodetalles.php?signo=2072 estaremos ante la imagen PLANEO 02072 (Figura 1) que mantiene este número en cualquiera de las visualizaciones posibles y cuyo enlace vinculado sirve de modo de citación bibliográfica.
Las imágenes han sido subidas con aplicación de quince descriptores básicos: descripción, traducción, códigos, tipo de traducción, lengua, alfabeto, discurso, direccionalidad, estado, capas, forma, escritura, dinamicidad, estatus y palabras clave. En lo que sigue explicaremos cada uno de esos descriptores y sus etiquetas internas. Como se observa en la imagen anterior, cada ficha permite ver el signo, su posicionamiento en el mapa, la fecha de fotografiado, el lugar referenciado en distrito y código postal, y, a continuación, un conjunto de taxonomías.
En lo que respecta a los «códigos», se han separado cuatro posibles etiquetas excluyentes. Se separan signos monolingües, bilingües, trilingües, multilingües (cuando superen la cifra de tres) y translingües si mezclan símbolos e iconos lingüísticos.
Con la etiqueta de «traducción» separamos el grado de equivalencia que se da en la información expuesta en los mensajes que se ofrecen en signos no monolingües. Es replicada la traducción de signos que se traducen de forma completa y literal (open, abierto); consideramos fragmentaria aquella traducción donde hay literalidad en una parte del mensaje, pero quedan elementos sin traducir, por lo que la información no está disponible de forma completa en las distintas lenguas (abierto lunes, open). Por último, calificamos de complementaria la traducción que se produce entre signos que no se traducen ni de forma literal ni de forma completa, por lo que solo la suma de lo que se señala en cada lengua aportaría un panorama completo de la información que se transmite. Esta clasificación parte de la que propuso Reh (2004) y que quedó asumida en Pons Rodríguez (2012), si bien se subsume la categoría de overlapping o traducción sobrepuesta (aquella en la que en cada lengua se da una información distinta) al grupo de la traducción complementaria.
En la etiqueta «lengua» se lista un conjunto extenso (y en proceso de ampliación) de lenguas que se han podido localizar en los signos públicos de las provincias andaluzas estudiadas: además de español, alemán, árabe, catalán, chino mandarín, eusquera, francés, gallego, griego, hebreo, inglés, italiano, latín, japonés, portugués, rumano, ruso, etc. (véase un ejemplo en Figura 2). La base de datos permite filtrar por estas lenguas y también buscar por «alfabeto», una etiqueta múltiple donde se incluyen el alfabeto latino, el árabe, el cirílico, el griego, el hebreo, el hindi, el chino, el japonés, el tailandés o el hangul.
Bajo la etiqueta «discurso», se han separado cinco áreas en un etiquetado múltiple que trata de cubrir todas las posibles funcionalidades que tiene un signo, aun sabiendo que la distinción no es tajante ni discreta. Los signos informativos agrupan, en primer lugar, mensajes sobre eventos públicos como información descriptiva básica de tipo institucional o comercial, horarios de apertura, festivos y vacaciones, rotulación vial o toponomástica. Una segunda etiqueta reúne a los mensajes de contenido político o social, propios de colectivos que se hacen presentes a través de propaganda oficial o mensajes reivindicativos no oficiales, esto incluye campañas sociales y educativas de ONG, sindicatos o partidos políticos, así como mensajes de adhesión o disidencia lanzados por particulares. Son publicitarios, tercera etiqueta de este grupo, los anuncios sobre productos o servicios con ánimo de lucro: rotulación de precios y ofertas, avisos de oportunidades o de servicios especiales. Etiquetamos como normativos los textos instructivos que puedan aparecer en el espacio público, así como los generados por particulares (por ejemplo, la normativa COVID-19). La quinta y última etiqueta agrupa los mensajes personales y/o expresivos que incluyen declaraciones de particulares sobre temas privados (amor, rechazo, contestación a mensajes institucionales...).
La separación de una etiqueta de «direccionalidad» es recurrente en los estudios de paisaje lingüístico desde que las primeras investigaciones al respecto separasen las dos conocidas áreas de bottom-up y top-down signs. En la base de datos de PLANEO estos grupos han sido nombrados como «signos producidos institucionalmente» (Figura 3), esto es, los que incluyen instituciones (estados, ayuntamientos, diputaciones, instituciones religiosas, educativas, militares, sanitarias, concejalías) frente a los «producidos socialmente», que agrupan comercios, grandes superficies, grandes empresas, personas particulares o equipos deportivos.
Por su parte, la etiqueta «estado» se refiere a la validez, vigencia y actualización del signo en el ámbito de su funcionalidad. Se observa a través de este parámetro si el signo mantiene su función pragmática, en el caso de que la tenga; esto es, si resulta aún operativo. A través de un etiquetado no múltiple, separamos (a través de la etiqueta «no aplica») si la marca de estado es aplicable o no, por cuanto habrá mensajes personales (de acuerdo con la separación nocional que hicimos anteriormente) en que no se pueda imputar operatividad o falta de operatividad. Para aquellos signos donde la etiqueta sí es aplicable, se dividirá básicamente entre signos operativos, que cumplen un propósito válido relacionado con un elemento, evento o actividad, que transmiten información actual y cumplen una función específica; frente a ellos están los signos no operativos, que pertenecen a este grupo cuando han cumplido su propósito o han perdido su función, por ejemplo, si su relación con el elemento, evento, actividad, etc., ya no está vigente o su información está desactualizada.
En la categoría «capas» apuntamos a la composición compleja de los signos del PL a través de la incorporación de diferentes elementos. En un mismo soporte puede haber superposición de distintos signos con otros tantos locutores; por ejemplo, una indicación institucional puede ser contestada con un grafiti y parcialmente ocultada por una pegatina, y cada uno de tales signos puede mostrar funciones, lenguas o formas distintas. Para desbrozar estos posibles estratos visibles dentro de un signo hemos habilitado tres posibles etiquetas que se ofrecen en el corpus dentro de tres categorías no múltiples. Una primera y evidente es «no aplica», que se asigna dentro del corpus a la mayoría de los signos fotografiados, que no revelan ningún fenómeno visible ni detectable de capas. Las otras dos etiquetas, en cambio, «superposición» y «estratificación» se utilizan cuando sí hay capas. La etiqueta «estratificación» se usa cuando en el signo aparecen elementos constitutivos de capas que se han ido sucediendo en tiempo y espacio. Tal es el caso de signos dialógicos en paisaje lingüístico contestado o del uso de la hibridación entre códigos lingüísticos y no lingüísticos que pertenecen a distintas épocas. La etiqueta «superposición» ocurre cuando la aparición de los elementos constitutivos de las capas es distinta en el tiempo, pero compartida en el espacio. Por ejemplo, ocurre cuando se produce la rotulación de un negocio sobre la rotulación antigua parcialmente visible, o cuando una pegatina o una pintada aprovecha el signo de una señal de tráfico.
El filtrado puede hacerse también a partir de criterios materiales que tratan de ser explicados a partir de la etiqueta «forma», que describe el tipo de soporte en el que se coloca el signo lingüístico. Roza la decena el grupo de posibilidades que han sido contempladas, aun asumiendo que los signos pueden exceder su propio soporte y estos deformarse o cambiar con el tiempo, así como adoptar formas no inicialmente previstas. Son pantallas, notas, rótulos, pósteres, señales viales, expositores, toldos, pegatinas o superficies los criterios inicialmente previstos para dar cuenta de las formas en que pueden plasmarse los signos. Algunos de estos grupos muestran una gran visibilidad e institucionalización, como el de las señales viales, donde se incluye la señalización oficial de las calles y las vías públicas. Otras son, al contrario, tendentes a la inmediatez y al uso personal, como las notas, donde incluimos las anotaciones manuscritas o impresas, realizadas generalmente en papel o material ligero, en su mayoría de naturaleza efímera, de tamaño pequeño (A4 o menor) y colgadas en alguna superficie mediante cinta adhesiva o chinchetas. Resulta también claramente reconocible y convencionalizado para la escritura de signos el elemento toldo, pabellón o cubierta de tela que se tiende para hacer sombra y se puede recoger, donde el signo se imprime o borda sobre tela textil o plástica. Igualmente, se encuentran del todo asumidos los valores que los rótulos comerciales poseen para la exposición de signos de paisaje lingüístico. Se incluyen como tales los letreros instalados, generalmente de forma fija o permanente, de material resistente y de cierto grosor (plástico, madera, metal), en una superficie parietal, y que pueden ser luminosos; entran en este grupo los rótulos de variada confección material: neón, placas impresas, placas cinceladas, rótulos comerciales, letras formadas con flores. Dentro del grupo de las pantallas, que pueden estar retroiluminadas o no, se incluyen tanto las digitales (de led o tinta electrónica) como las mecánicas (carteles de papel con mecanismo interno de rotación). La dinamicidad del signo dará lugar a que se incluyan pantallas que solo muestran un signo, que muestran varios signos en rotación continua o pantallas con las que el receptor pueda interactuar. Son muchos los signos de paisaje lingüístico que se exponen bajo el material de póster, consideramos como tal el cartel ligero, impreso, en materiales poco resistentes (papel/cartón, vinilo y otros polímeros) de poco grosor (menos de 5 mm) y de tamaño grande (mayor que A4, lo que lo distingue de la nota), colgado en superficie parietal mediante cinta adhesiva, chinchetas o tornillos. Son de naturaleza semimóvil los expositores, soportes resistentes en metal o plástico, generalmente de pie, pero en algunos casos colgados de una pared. Este grupo permite fotografiar y etiquetar de manera separada pizarras, en aras enrollables, los tótems urbanos o las vallas publicitarias. De menor consideración y presencia más imperceptible son las pegatinas (soportes de vinilo o papel adhesivo donde se imprime el signo) y que se pegan sobre una superficie parietal u horizontal de forma permanente. Por último, incluimos bajo la etiqueta «superficie» todo signo que supone el uso de pintura o tinta directamente sobre una superficie parietal u horizontal, o su modificación de la misma mediante incisión, tallado, cincelado, raspado o rasguñado. Esto hace que se incluyan en esta categoría grafitis, pintadas, murales, incisiones en objeto de madera, cincelado en muro u objeto de piedra.
En las fotos se etiqueta también, en taxonomías distintas, si el mensaje del signo ha sido escrito mecánicamente o a mano.
La etiqueta de la «dinamicidad» es una etiqueta no múltiple que únicamente permite marcar sí o no y apela a la movilidad del contenido del signo; existen signos interactivos o pantallas led con mensaje en movimiento, en general minoritarios respecto a los signos no interactivos, que presentan un mensaje inerte.
Por cuanto respecta a las «palabras clave», el investigador puede elegir marcar entre veintitrés palabras clave, un listado que es susceptible de ampliarse en el futuro y que permite discriminar imágenes que pueden estar relacionadas con el tipo de servicio que se anuncia en la imagen (centro educativo) o el entorno del que procede (jardín), materialidad específica de algunos signos (azulejo, grafiti, mobiliario urbano, pizarra) o funcionalidad en el sector terciario (escaparate, monumento), temas implicados en la foto (deporte, estética, gastronomía, idiomas, migración, covid-19, religión, servicio, transporte, turismo), rasgos lingüísticos específicos que son difíciles de determinar en descriptores cerrados (genitivo sajón, oralidad).
Se han obtenido de momento 5 175 fotos, pertenecientes sobre todo a las provincias de Sevilla, Huelva, Almería y Jaén. Secundariamente, el corpus muestra imágenes de entornos específicos que se han incluido por su interés sociolingüístico, como Gibraltar. De momento, el corpus se encuentra desnivelado a favor del paisaje lingüístico urbano de las capitales de provincia, aunque se han rastreado localidades de gran interés por su carácter de frontera o por ser grandes receptoras de migrantes, tales como Ayamonte, Lepe, Moguer y Aljaraque (Huelva) o El Ejido y Roquetas de Mar (Almería); otras localidades rurales de perfiles más convencionales han sido también fotografiadas como Punta Umbría, Almonte y Bollullos Par del Condado (Huelva), Alcaudete, Martos, Baeza, Linares y Alcalá la Real (Jaén) o Castilleja de la Cuesta y Bormujos (Sevilla).
A partir del corpus se han construido trabajos que han estudiado zonas concretas de alguna provincia andaluza (Cuadros Muñoz, 2023; y De la Torre García, 2023, acerca de barrios específicos de Sevilla; y Galloso Camacho, 2022, sobre Huelva capital), signos específicos de un sector terciario (como el trabajo de Heredia Mantis, 2023 sobre los centros de estética), de un sector social (migración sinohablante: Camacho Taboada y Yang, 2023; migración latina: Morales Ruiz, 2023), funciones de signos (Romera Manzanares, 2023; sobre las pintadas reivindicativas en Granada) así como aplicaciones para el uso del paisaje lingüístico como herramienta docente (Contreras Izquierdo, 2023).
Como se ha explicado, el corpus PLANEO ha reunido un importante banco de imágenes a través de un proceso de generación colaborativa de datos abiertos que sirve como espacio de reflexión y de avance del conocimiento en torno a las lenguas y colectivos de la Andalucía actual. El proyecto amplía la disponibilidad de datos abiertos para la gestión del multilingüismo en nuestras aulas y servicios públicos y ayuda al diagnóstico y valoración de los datos por parte de la Administración andaluza en este ámbito en la actualidad. Nos proponemos continuar en esta investigación de lingüística aplicada, en concreto, en 2024 hemos asumido el trabajo de campo de Granada capital.
Camacho Taboada, V. y Yang, J. (2023). Paisaje Lingüístico y chinos de ultramar: el Parque Empresarial PICA en Sevilla. En B. Garrido Martín y L. Pons Rodríguez (Eds.), Andalucía en su paisaje lingüístico: lenguas, signos y hablantes (pp. 15-48). Verba, Anexo 85. Servizo de Publicacións e Intercambio Científico da USC.
Castillo Lluch, M. y Sáez Rivera, D. (2011). Introducción al paisaje lingüístico de Madrid. Lengua y Migración, 3(1), 73-88.
Contreras Izquierdo, N. (2023). El Paisaje Lingüístico (PL) como recurso sociocultural en ELE. En M. V. Galloso Camacho, M. Cabello Pino y M. Heredia Mantis (Eds.), Funciones y aplicación didáctica del Paisaje Lingüístico andaluz (pp. 79-104). Iberoamericana Vervuert. https://doi.org/10.31819/9783968693569-005
Cuadros Muñoz, R. (2023). El paisaje lingüístico en zonas de alta migración: el barrio de la Macarena de Sevilla. En B. Garrido Martín y L. Pons Rodríguez (Eds.), Andalucía en su paisaje lingüístico: lenguas, signos y hablantes (pp. 49-77). Verba, Anexo 85. Servizo de Publicacións e Intercambio Científico da USC.
De la Torre García, M. (2023). Reconstrucción de la historia de un barrio a través de su paisaje lingüístico: el barrio de Nervión, Sevilla. En B. Garrido Martín y L. Pons Rodríguez (Eds.), Andalucía en su paisaje lingüístico: lenguas, signos y hablantes (pp. 79-118). Verba, Anexo 85. Servizo de Publicacións e Intercambio Científico da USC.
Fernández Juncal, M. del C. (2020). Rasgos del paisaje lingüístico como discurso público. En O. Ivanova, C. V. Álvarez-Rosa y M. Nevot Navarro (Eds.), Pragmática y discurso oral (pp. 119-135). Aquilafuente.
Franco-Rodríguez, J. M. (2008). El paisaje lingüístico del Condado de Los Ángeles y del Condado de Miami-Dade: Propuesta metodológica. Clac. Círculo de Lingüística Aplicada a la Comunicación, (35), 3-43. http://www.ucm.es/info/circulo
Galloso Camacho, M. V. (2022). Primeras observaciones sobre el paisaje lingüístico de Huelva capital. En L. Mariottini y M. Palmerini (Coords.), Primeras observaciones sobre el paisaje lingüístico de Huelva capital (pp. 977-1004). Dykinson.
Heredia Mantis, M. (2023). El Paisaje Lingüístico multilingüe de los establecimientos de belleza de Huelva. En B. Garrido Martín y L. Pons Rodríguez (Eds.), Andalucía en su paisaje lingüístico: lenguas, signos y hablantes (pp. 119-146). Verba, Anexo 85. Servizo de Publicacións e Intercambio Científico da USC.
Landry, R. y Bourhis, R. (1997). Linguistic Landscape and Ethnolinguistic Vitality: An Empirical Study. Journal of language and Social Psychology, 16(1), 23-49.
Mariottini, L. y Oricchio, A. (2021). Paesaggi e Lingua Roma. Desarrollo de una plataforma geolocalizada como herramienta para el estudio del Paisaje Lingüístico del español migrante en Roma. Cuadernos AISPI: Estudios de lenguas y literaturas hispánicas, 18(2), 257-280.
Morales Ruiz, C. (2023). Identidad latina en la capital hispalense: paisaje lingüístico y la norma hispanoamericana. En B. Garrido Martín y L. Pons Rodríguez (Eds.), Andalucía en su paisaje lingüístico: lenguas, signos y hablantes (pp. 211-229). Verba, Anexo 85. Servizo de Publicacións e Intercambio Científico da USC.
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Purschke, C. y Gilles, P. (2016). Lingscape – Citizen science meets linguistic landscaping. University of Luxembourg. https://lingscape.uni.lu
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Romera Manzanares, A. (2023). Stay rude, stay rebel: la reivindicación en el discurso del paisaje lingüístico de Granada. En B. Garrido Martín y L. Pons Rodríguez (Eds.), Andalucía en su paisaje lingüístico: lenguas, signos y hablantes (pp. 147-186). Verba, Anexo 85. Servizo de Publicacións e Intercambio Científico da USC.
[1] Estos datos, como todos los datos numéricos de este epígrafe, proceden de la ciberpágina del Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía.
[2] En la propia web se ofrecen otros elementos ligados al proyecto o a la investigación en paisaje lingüístico: los datos de adscripción del proyecto, las bionotas de sus integrantes, recursos bibliográficos sobre paisaje lingüístico y anuncios sobre novedades.