Philologia Hispalensis · 2024 · Vol. 38 · Nº 1 · pp. 185-212

ISSN 1132-0265 · © 2024. E. Universidad de Sevilla · (CC BY-NC-ND 4.0 DEED)


Relaciones posibles entre temporalidad y paisaje lingüístico en español

POSSIBLE RELATIONSHIPS BETWEEN TEMPORALITY AND LINGUISTIC LANDSCAPE IN SPANISH

Daniel M. Sáez Rivera

Universidad de Granada

dmsaezrivera@ugr.es

ORCID: 0000-0001-6191-4517

Recibido: 30-05-2023. Aceptado: 13-12-2023.

https://dx.doi.org/10.12795/PH.2024.v38.i01.08

Resumen

Definida la temporalidad filosóficamente como «consciencia del presente que permite enlazar con el pasado y con el futuro», nos proponemos explorar las posibles relaciones del tiempo con el Paisaje Lingüístico (PL) en español mediante la revisión de la bibliografía al uso, la reflexión propia y la toma de fotografías ilustrativas en diferentes puntos de España. El resultado detecta tres vías principales de relaciones posibles entre temporalidad y paisaje lingüístico en español: 1) historiografía del PL, esto es, cómo surgen los estudios de PL del mundo hispánico, desde un principio anecdótico a la consolidación actual de toda una disciplina; 2) PL diacrónico, mirada centrada en el estudio del paso del tiempo conforme se refleja en el PL, de mutación normalmente muy rápida, dentro de la cual tipificaremos algunos tipos de cambio habituales; 3) diacronía en el PL, en tanto en cuanto se conservan signos de etapas pasadas del español.

Palabras clave: Paisaje Lingüístico, temporalidad, España, historiografía lingüística, historia de la lengua española.

Abstract

Being defined temporality in Philosophy as “conscience of the present which enables to link past and future”, we pretend to explore those possible relationships of time with Linguistic Landscape (LL) in Spanish. In order to do that, we will perform a bibliographical review, explain our own reflections on the theme which will be illustrated with photos taken in different spots and times in Spain. The results detect three principle ways of likely relationship between temporality and LL in Spanish: 1) historiography of LL, i. e. how the studies on LL arise in the Hispanic world, from an anecdotal start to its present consolidation as a discipline by itself; 2) diachronic LL, a gaze focused on time passing is reflected in the LL, with normally very fast mutations, for which we will categorize some usual types of change; 3) diachrony in the LL, as long as signs from older stages of Spanish are preserved in the LL.

Keywords: Linguistic Landscape, temporality, Spain, Historiography of Linguistics, History of the Spanish Language.

1. Introducción

Definida la temporalidad filosóficamente como «consciencia del presente que permite enlazar con el pasado y con el futuro» (Real Academia Española, 2014: s. v. temporalidad), nos proponemos explorar las posibles relaciones del tiempo con el Paisaje Lingüístico (PL) en español. Para ello, desde un punto de vista metodológico, partiremos de la revisión de la bibliografía relevante al uso, a lo que se unirán las reflexiones cualitativas propias después de alrededor de catorce años trabajando en el campo del PL. Se emplearán fotografías ilustrativas de nuestra argumentación, tomadas en diferentes puntos de España a lo largo del tiempo desde 2009 a 2022 y de las que anotaremos ubicación espacial y temporal.

Las tres vías principales detectadas de posibles relaciones entre temporalidad y PL en español servirán para articular los siguientes apartados del artículo, a saber: 1) historiografía del PL, esto es, cómo surgen los estudios de PL del mundo hispánico, desde un principio anecdótico a la consolidación actual de toda una disciplina; 2) PL diacrónico, mirada centrada en el estudio del paso del tiempo conforme se refleja en el PL, de mutación normalmente muy rápida, dentro de la cual trataremos de ofrecer algunos tipos de cambio habituales de signos; 3) diacronía en el PL, en tanto en cuanto se conservan signos de etapas pasadas del español que se pueden analizar desde el punto de vista de la historia de la lengua. Las conclusiones finales compendiarán las principales ideas planteadas.

2. Historiografía del PL: de la anécdota a la disciplina

Entendida la historiografía lingüística (HL) como «el estudio (sistemático y crítico) de la producción y evolución de las ideas lingüísticas, propuestas por actantes, que están en interacción entre sí y con un contexto sociocultural y político y que están en relación con su pasado científico y cultural» (Swiggers, 2004: 116), no resulta difícil situar el arranque de los estudios de Paisaje Lingüístico (PL) en el famoso y seminal artículo de Landry y Bourhis (1997) en el que el PL emergía como un índice separado de INLC (Individual Network of Linguistic Contacts) —esto es, de la red individual de contactos lingüísticos—, actuando como promotor de uso de una lengua, por lo que constituía un factor exocéntrico más de su vitalidad etnolingüística (definida esta ya en Landry y Allard, 1994), dentro del caso de la convivencia inglés-francés en Quebec estudiada por la sociolingüística canadiense. La definición de Landry y Bourhis (1997: 25) es ya famosa y la recordaremos aquí simplemente a modo de inventario: «The language of public road signs, advertising billboards, street names, place names, commercial shop signs, and public signs on government buildings combines to form the linguistic landscape of a given territory, region, or urban agglomeration». El acierto de establecer una definición manejable y fácil de entender supone para Gorter y Cenoz (2023: 35, 54) parte del éxito y calado del artículo, aunque la definición no sea esencialmente más que una lista de seis tipos de signos.

Así pues, este artículo supone un antes y un después creador de la disciplina, aunque —en gran parte abandonada por los propios definidores del concepto— esta no se desarrollará y explotará hasta el número monográfico del International Journal of Multilingualism editado por Gorter (2006), conforme señalan el propio Gorter y Cenoz (2023: 54-55). Para trazar esa explosión existen algunas exploraciones bibliográficas sobre la evolución principal de la disciplina, de ahí trabajos como los de Barni y Bagna (2015), Calvi (2018), Moustaoui Srhir (2019), o, más recientemente, el propio capítulo 2, «History: Early Stages of an Emerging Field» de Gorter y Cenoz (2023: 26-55), que trata de trazar un esquema suficientemente detallado del desarrollo histórico de los estudios de PL en un campo establecido de investigación (Gorter y Cenoz, 2023: 26) con las dificultades que conlleva escribir la historia de un campo (Gorter y Cenoz, 2023: 48), de modo que resultan fáciles en tal recuento —según la propia experiencia— las omisiones de trabajos en los que no se había reparado, las fechas trabucadas o lo difícil de dar cuenta de las presentaciones del tema en congresos y conferencias no siempre presenciadas, siendo sin embargo claro que cada uno de los investigadores en el campo tiene una historia personal que contar sobre cómo llegó al círculo de la disciplina, en mi caso gracias a la amistad con Mónica Castillo que a su vez había entrado en contacto en Estrasburgo con la colega Christine Hélot, una de las organizadoras de The Third International Linguistic Landscape Workshop (5-7 de mayo de 2010) en el que Mónica Castillo y servidor tuvimos la suerte de participar.

En todo caso, Spolsky (2009: 25-39), tomando como punto de inflexión el trabajo de Landry y Bourhis (1997), habla de un PL avant la lettre, configurado por todo estudio previo al de 1997 en el que se trate de algún modo la lengua presente por escrito en el espacio público, mientras que Gorter y Cenoz (2023: 27, 41) califican a este tipo de estudios como precursores, habiéndose producido —como es lógico— en lugares con contacto lingüístico como son Israel, Bélgica, Canadá, España (Cataluña en particular, vamos a ver) y Japón.

Aunque no es materia de estudio de Spolsky (2009) el caso español, podemos observar que en cierto modo el PL estaba ya ahí en España, antes de que se recibiera el trabajo de Landry y Bourhis (1997), además de que se produce también un PL sans la lettre en el que se considera el PL sin llamarlo así (después de 1997) o incluso se va a denominar poligenéticamente como tal por la misma época.

Vamos a detallar, pues, cómo se va a pasar del PL como anécdota a su consolidación y auge actual en España como disciplina.

De este modo, dentro del origen anecdótico, no resulta complicado encontrar ejemplos en estudios gramaticales cuya fuente es un cartel, esto es, un signo en el PL, por ejemplo, en el capítulo de De Bruyne (1999) sobre las preposiciones en la Gramática descriptiva de la lengua española (dirigida por Bosque y Demonte), nos topamos con el siguiente ejemplo (De Bruyne, 1999: 682) para ilustrar la intercambiabilidad de por/para con valor final:

  1. Cerrado por descanso del personal
  2. Cerramos los miércoles para el descanso de los clientes. [Texto de un cartel visto en marzo de 1995]

También existían observaciones puntuales respecto al PL en dialectología. Así, Manuel Alvar (2000: 7), en los estudios introductorios del volumen El español en la República Dominicana: Estudios, encuestas, textos, señala cómo los letreros en español de las tiendas de dominicanos en NYC delimitan su barrio en el Spanish Harlem. Subrayemos que en estos balbuceos iniciales y anecdóticos del PL en los estudios hispánicos no se aduce ni una fotografía, como tampoco se hacía en el mismo artículo seminal de Landry y Bourhis (1997).

Así mismo, los estudios dialectológicos se entrecruzan con los léxicos en el diccionario visual del español de México de Takagaki et al. (1996), en el que las definiciones de léxico mexicano no recogido entonces en la lexicografía académica se ilustraban con fotos tomadas en diversas calles en el entorno de Tlatelolco en México D. F., como el caso de la Figura 1.

Figura 1

PL de México avant la lettre

Nota. Fuente: Takagaki et al. (1996)

En este caso se recogen las voces enmicados ‘plastificados’ y engargolados ‘encuadernación en espiral’ de los verbos enmicar y engargolar que ya sí en el Diccionario de americanismos (Asociación de Academias de la Lengua Española, 2010: s. v.) se recogen de esta manera:

engargolar. I. 1. tr. Mx. Encuadernar un libro o conjunto de hojas pasando una espiral de plástico al través de los agujeros que se han hecho a lo largo de uno de los bordes.

engargolado. I. 1. sust./adj. Mx. Encuadernación rústica que consiste en unir hojas previamente perforadas mediante un anillo plástico o metálico.

enmicar. I. 1. tr. Mx Revestir una hoja de papel con dos láminas de plástico transparentes y adheridas entre sí.

enmicado. I. 1. Mx Revestimiento de una hoja de papel con dos láminas de plástico transparentes y resistentes con la finalidad de protegerla.

Con ello este diccionario visual se adelantaba a trabajos posteriores en los que se empleaba el PL como fuente para estudios léxicos como el del léxico hispanoamericano en el PL de Sevilla (Pons Rodríguez, 2011) o el léxico dominicano en el PL de Madrid (Sáez Rivera, 2015). De esta manera el PL se presenta como un corpus léxico especialmente útil y atractivo como fuente porque, como el PL carece de correctores de estilo y de control editorial, permite —como Internet— documentar léxico de otra manera difícilmente accesible y no recogido lexicográficamente antes, así el caso de donkeo ‘mate de baloncesto’, del inglés dunk, anglicismo no compartido con España y que no registra el Diccionario de americanismos.

De manera análoga a cómo el interés por el PL se despierta en Canadá por la existencia insoslayable de dos lenguas, en su caso inglés y francés, en España va a surgir una tradición paralela de Paisaje Lingüístico sans la lettre, en zonas españolas con otras lenguas, como ya se señaló en Castillo Lluch y Sáez Rivera (2011: 74). De este modo, en el País Vasco nos topamos con estudios como el de Urrutia Libarona (1999), que efectúa un «análisis de la normativa que afecta a la toponimia, señalización vial y rotulación bilingüe en el ámbito del País Vasco», o trabajos sobre normalización toponímica, que ejemplificamos con el artículo de Gorrotxategi Nieto (2006), aunque se trata de una preocupación en cualquier proceso de estandarización lingüística (o elaboración o Ausbau) de las lenguas cooficiales en España. No va a extrañar que fueran pioneras investigaciones sobre la presencia del catalán en el mobiliario urbano en Barcelona y otras ciudades catalanas (Solé Camardons, 1998; Leprêtre Alemany y Romaní Olivé, 2000; Aragay y Collado, 2002; Hevia, 2002; Plataforma per la llengua, s. f.), de entre las cuales destaca el trabajo de Solé Camardons (1998: 43) en el que poligenéticamente, sin citar ni conocer a Landry y Bourhis (1997), se habla de «paisatge linguistic». Poco después se produce una publicación en similar línea sobre Valencia, la de Vallès i Sanchis (2003) que podemos comparar en contraste con el análisis posterior de Lado (2011), ya con el marco teórico completo del Paisaje Lingüístico (con el que se estudia la presencia de español/catalán-valenciano, así como de otras lenguas como inglés o francés, con el resultado más relevante de que catalán-valenciano no es tan frecuente en los signos privados) y Ma (2017) sobre el chino en convivencia con el español en el PL de Valencia, también avec la lettre de Landry y Bourhis (1997), lo que implica también un desplazamiento hacia la observación y registro de lenguas no españolas en el PL de España.

Por otra parte, podemos considerar la explosión de los estudios de PL paralela al desarrollo cultura audiovisual posmoderna y de la ciudad posmoderna (cf. Best y Kellner, 1997) plagada de anuncios, cartelería pública, saturación semiótica al fin y al cabo, pues los «signos» en la calle eran antes menos (cf. Pons Rodríguez, 2012). A ello se une sin duda la facilidad de manejo, compra y visualización de fotos (sin necesidad de revelado) con las cámaras digitales en el siglo xxi y más la integración de la cámara en móviles que permiten geolocalización incluso con aplicaciones ad hoc. Así pues, se ha producido un cambio tecnológico con impacto en los estudios sociolingüísticos, paralelo al de la grabadora portátil para la sociolingüística clásica, variacionista o laboviana, o el análisis de la conversación.

Siguiendo avec la lettre el modelo de Landry y Bourhis (1997), algunos seguidores ya sí que estudiaron el PL en España o del español de manera pionera. Destaca el caso del País Vasco y la observación de la convivencia euskera-española, pero también inglés en San Sebastián, comparada con el caso de frisio-holandés-inglés en Leeuwarden, Holanda, en el fundamental y fundacional trabajo del PL hispánico de Cenoz y Gorter (2006). Otro trabajo fundador es el de Franco Rodríguez (2008) sobre el español en convivencia con el inglés en Florida y California, así como la comparación de la situación anterior con la de Almería (Franco Rodríguez, 2009). Tras estos artículos, abren definitivamente brecha el estudio de los casos de Sevilla (Pons Rodríguez, 2011, 2012), Madrid (Muñoz Carrobles, 2010; Castillo Lluch y Sáez Rivera, 2011, 2012), el PL de la protesta (Martín Rojo, 2012), Málaga capital (Esteba Ramos, 2014) o el estudio de la presencia de árabe y bereber en Madrid (Moustaoui Srhir, 2013, 2018). Por tanto, no sorprenderán los estudios de PL, ya con el conocido marco teórico, sobre Galicia (Dunlevy, 2012; Regueira Fernández et al., 2013), o Cataluña (Vila i Moreno et al., 2012; Comajoan Colomé, 2013).

Indicativo de la evolución de los estudios de PL en España va a ser la publicación de colecciones de artículos, que podemos considerar de iniciación (RILI, Castillo Lluch y Sáez Rivera, 2013), desarrollo (Lingue e Linguaggi, Ariolfo y Mariottini, 2018; Signo y Seña, Bonnin y Unamuno, 2019) y consolidación, incluso auge, según lo atestiguan los volúmenes colectivos de Gubitosi y Ramos Pellicia (2021), De la Torre García y Molina Díaz (2022) o Galloso Camacho et al. (2023), este último sobre aplicaciones pedagógicas del PL, una de las tendencias más fuertes en la actualidad dentro de este tipo de estudios.

3. PL diacrónico, dinámico o líquido

Aunque Jim Morrison cantara que «The streets are fields that never die» (‘Las calles son campos que nunca mueren’), ciertamente el PL es una realidad tan dinámica que se puede considerar incluso líquida, siguiendo el marbete calificador de Bauman para describir a la sociedad contemporánea, por lo que podríamos hablar de PL líquido, que es el que se produce en la vida líquida de la modernidad líquida, conforme las define Bauman (2010: 9):

La ‘vida líquida’ y la ‘modernidad líquida’ están estrechamente ligadas. La primera es la clase de vida que tendemos a vivir en una sociedad moderna líquida. La sociedad “moderna líquida” es aquella en que las condiciones de actuación de sus miembros cambian antes de que las formas de actuar se consoliden en unos hábitos y en unas rutinas determinadas. La liquidez de la vida y la de la sociedad se alimentan y se refuerzan mutuamente. La vida líquida, como la sociedad moderna líquida, no puede mantener su forma ni su rumbo durante mucho tiempo.

El enfoque diacrónico es algo poco habitual en los estudios de PL, como bien señalan Gómez-Pavón Durán y Quilis Merín (2021: 138) en su estudio sobre el barrio valenciano de Ruzafa a través de las fotos de Google View y cómo de 2008 a 2018 ha pasado de ser un barrio con mucha población inmigrante a un barrio gentrificado, de modo que se ha reducido el número de signos con lenguas migradas y ha aumentado el inglés. De los pocos trabajos previos de corte histórico o diacrónico, Castillo Lluch (2019) estudió cómo el pasado de la inmigración española en Lausanne (Suiza) se reflejaba en el PL de las asociaciones de inmigrantes españoles, estudio completado por otro posterior (Castillo Lluch, 2022) sobre el «Time-lapse del paisaje lingüístico de Lausana en español (2013-2021)», en el que se hacía un estudio de cambio en tiempo real al comparar el primer trabajo de campo con el de 2021 que muestra cómo prácticamente ha desaparecido la señalética de tales asociaciones a la vez que los flujos migrantes hispanos han mutado hacia la procedencia hispanoamericana. Previamente, Pavlenko y Mullen (2015) ya habían llamado la atención sobre la esencial diacronicidad del PL, bien por los procesos mismos de cambio (unidos con frecuencia a cambios históricos como por ejemplo la caída del muro de Berlín), bien porque aún podamos encontrar textos en el PL incluso del pasado más remoto, con frecuencia de naturaleza epigráfica. Asimismo, Guilat y Espinosa Ramírez (2016) habían estudiado el impacto de la Ley de Memoria Histórica (2007) por la que se debían eliminar del PL de las poblaciones hispánicas símbolos y nombres franquistas, como denominaciones de calles o monumentos tales como el dedicado en Granada al fundador de la Falange, José Antonio Primo de Rivera, con la consiguiente polémica política. En un trabajo algo posterior (Espinosa Ramírez y Guilat, 2018), sin olvidar el impacto en el PL del discurso franquista, amplían el foco histórico y documentan antiguos signos de PL de denominaciones de calles y monumentos en los siglos xviii y xix, así como cambios de denominaciones de calle producidos en la Transición a la Democracia en España en el último cuarto del siglo xx, ya comentadas en el artículo previo de Guilat y Espinosa Ramírez (2016). Por último, Heredia Mantis (2023) traza algunas líneas maestras de cambio en el PL andaluz a partir de datos de Almería y Huelva de modo, que la migración y el turismo producen un impacto claro en el PL.

A estos procesos de cambio los vamos a llamar «PL diacrónico, dinámico o líquido», del que trataremos en este apartado, y al registro o mantenimiento del pasado más lejano lo vamos a etiquetar como «diacronía en el PL», al que nos dedicaremos en el apartado siguiente.

El rápido o lento cambio del PL es algo, por tanto, conocido, pero no existe a mi conocimiento una clasificación sistemática de las categorías posibles de cambio de los signos[1] y de su relación con el tiempo y la temporalidad, por lo que proponemos la siguiente: i) adición de signos; ii) supresión de signos; iii) sustitución de signos; iv) superposición de signos; v) corrección/contestación de signos; vi) recuerdo de signos del pasado; vii) anuncio del futuro.

  1. Adición de signos: la categoría más sencilla de mutación en el PL es la aparición de un signo donde antes no lo había. Resulta difícil a veces trazar tal aparición, pero sucesos históricos como la pandemia COVID, que tanto impacto tuvo y ha tenido en el PL mundial (ver Molina-Díaz, 2022), permiten pensar que antes de la pandemia eran impensables signos como el de la Figura 2, donde se oferta la realización de pruebas de coronavirus en el epicentro turístico de Madrid, la Gran Vía.
  2. Figura 2

    Adición de signo (calle Gran Vía, Madrid, octubre de 2022)

    Nota. Fuente: archivo personal del autor

  3. Supresión de signos: la siguiente categoría es naturalmente opuesta o antónima a la adición, esto es, la supresión de signos, bien porque cierre un negocio, sea un signo transitorio (como un menú de pizarra, que se borra cada noche), o muy frecuentemente grafitis borrados sistemáticamente, como es el caso de esta pintada ya comentada en Sáez Rivera y Castillo Lluch (2012: 315, nota al pie 10), reivindicativa de una banda latina (Figura 3).
  4. Figura 3

    Supresión de signos: grafiti «Los ñetas valen vergas» (calle Guillermo de Osma, borrado unos meses después, 2009-2010)

    Nota. Fuente: archivo personal del autor

  5. Sustitución de signos: como combinación de i (adición) y ii (supresión) surge la sustitución de signos, por la cual primero se suprime un signo, como el de la Figura 4a, que cuando se repite el trabajo de campo en 2022 se ha visto sustituido por otro, que supone una nueva adición (Figura 4b). En este caso un préstamo adaptado como donkeo, del que ya hemos hablado, como denominación de un bar, se ha sustituido por un anglicismo crudo, Deluxe, para denominar un pub.
  6. Figura 4a

    Sustitución de signos (calle Almansa, Madrid, 2010)

    Nota. Fuente: archivo personal del autor

    Figura 4b

    Sustitución de signos (calle Almansa, Madrid, 2022) (mismo lugar)

    Nota. Fuente: archivo personal del autor

  7. Superposición de signos: fruto de una sustitución incompleta, o de una adición sucesiva sin supresión, sería el caso de la superposición de signos. Se trata de la coexistencia de signos antiguos y nuevos, o de versiones antiguas y nuevas de un mismo signo, de lo cual ya hablaba Backhaus (2007: 130-131), y de lo que en el proyecto PLANEO puede ser la principal causante de las «capas» de las que se da cuenta en la base de datos cuando se produce. Resulta habitual en el rotulado de las calles que se superpongan diferentes estilos y tipografías fruto de diversas épocas, como en el caso de la calle Benito Arias Montano en el centro de Badajoz (Figura 5).
  8. También es frecuente esta categoría de mutación de signos cuando un negocio es comprado por un nuevo dueño y aprovecha parte o toda la cartelería del negocio previo. Un ejemplo llamativo de lo que podemos llamar hibridismo malagueño es el de la Figura 6 en el que el antiguo negocio sito en la calle Compás de la Victoria conocido como Er Compá (con rasgos vernáculos locales como la neutralización de líquidas y la pérdida de la -s final, cf. Villena Ponsoda, 1994) se mantenga como tal cuando se ha convertido en una «Osteria italiana». Con ello se combina el extranjerismo gastronómico y lingüístico con un fenómeno de hiperlocalismo del tipo estudiado por Johnstone et al. (2006), que visibiliza en negocios y productos en venta las variables diferenciales de un lugar que están a la vez en retroceso por menor prestigio abierto y constituyen fuente de identidad. El negocio en cuestión acaba por otra parte de desaparecer, y con ello el hibridismo registrado, una muestra más de la volatilidad del PL.

    Figura 5

    Superposición de signos (calle Benito Arias Montano, Badajoz, agosto de 2023)

    Nota. Fuente: archivo personal del autor

    Figura 6

    Superposición de signos: Er Compá, Osteria italiana (febrero de 2020)

    Nota. Fuente: archivo personal del autor

  9. Corrección/contestación de signos: la superposición de signos se convierte en corrección y contestación cuando se corrige o contesta el signo anterior (a veces tachándolo) con un nuevo signo, una forma de diálogo diferido que es en realidad un monólogo a dos porque el signo de un emisor se ve sustituido o replicado por el de otro emisor con el que nunca coincide físicamente en una pugna de discursos opuestos o incompatibles en o por el espacio público. Un caso habitual es el de la corrección del cartel de inicio de municipio, como es el de la Figura 7, donde la pedanía de Ustés, en el municipio de Navascués (Navarra), es replicado con su nombre en euskera Ustaize, acompañado del símbolo eusquérico del trébol de cuatro hojas, esvástica vasca o lauburu ‘cuatro cabezas’.
  10. Recuerdo de signos pasados: una categoría poco frecuente, pero de gran interés son las placas, paneles fijos o azulejos como el de las Figuras 8 y 9 en el centro de Badajoz, en los cuales se rememora la presencia en el casco antiguo de numerosos negocios y anuncios luminosos, como ocurría en la Plaza España[2], en una zona comercial otrora boyante y hoy venida a menos, aunque aún se conservan negocios mencionados como la Droguería/Perfumería «El Globo» en la calle San Juan (Figura 10). Resulta todo un símbolo del deterioro comercial urbano que incluso uno de los paneles de azulejo (el de la Figura 9 correspondiente a la calle San Juan) esté roto.
  11. Figura 7

    Corrección/contestación de signos (Ustés, Navarra, agosto de 2010)

    Nota. Fuente: archivo personal del autor

    Figura 8

    Recuerdo de signos del pasado (Badajoz, agosto de 2022)

    Nota. Fuente: archivo personal del autor

    Figura 9

    Recuerdo de signos del pasado (Badajoz, agosto de 2022)

    Nota. Fuente: archivo personal del autor

    Figura 10

    Pervivencia de signos mencionados en el recuerdo del pasado: Droguería/Perfumería «El Globo» (Badajoz, agosto de 2022)

    Nota. Fuente: archivo personal del autor

    La nostalgia de la capital pacense se extiende también a los letreros de los nombres de las calles del centro, pues se recuerdan denominaciones previas o antiguas como en la Figura 11 la de la calle de la Sal para lo que hoy es calle Benito Arias Montano, que aparte ejemplifica así mismo superposición de signos de varias épocas (ver categoría iv).

    Figura 11

    Recuerdo de signos del pasado (Badajoz, agosto de 2022)

    Nota. Fuente: archivo personal del autor

  12. Anuncio del futuro: la temporalidad del PL se puede proyectar no solo al pasado, sino también al futuro, como es el caso de que señalen futuras aperturas de locales, como ocurre en la Figura 12, donde junto al letrero de un «Bazar y Alimentación» que con dueño chino ofrece conservas (con la denominación local de «latillas») a la vez que productos rumanos, se anuncia la «próxima apertura» de un «Gran Bazar Xinfu».
  13. Figura 12

    Anuncio del futuro (Socuéllamos, Ciudad Real, agosto de 2022)

    Nota. Fuente: archivo personal del autor

Esta clasificación previa se centra en signos concretos, pero también se puede observar cómo evolucionan los patrones de distribución del PL. Así, en Castillo Lluch y Sáez Rivera (2011) y Sáez Rivera y Castillo Lluch (2012) se proponía una serie de patrones recurrentes de distribución de PL en la geografía urbana al menos de Madrid, según la siguiente clasificación:

  1. Monopoly: gran vía comercial con español o lenguas internacionales (uso connotativo-simbólico, a veces denotativo para turistas); aledaños con «subtexto» lenguas o variedades inmigradas. Ejemplos: Gran Vía, Bravo Murillo, Marcelo Usera, mercado de Usera.
  2. Área etnificada[3]: gran densidad de PL no hispánico en calles contiguas y delimitadas por grandes vías comerciales y de tráfico: aledaños Gran Vía (como Leganitos), Pequeño Caribe, Chinatown de Usera, etc.
  3. Variante progresiva: una misma calle se va transformando de PL occidental en PL inmigrado (Monte Igueldo en Vallecas).
  4. Moteado: dispersión PL por toda la ciudad (chinos, hispanoamericanos, etc.).
  5. PL silenciado (como las otras lenguas españolas durante el franquismo) o silencioso: no PL significativo pese a presencia de inmigrantes en un área, debido al tipo de actividad laboral no comercial que realizan, por ejemplo (eslavos, rumanos, etc.).

Estos patrones se pensaron como correlacionables con la integración social de los inmigrantes, mayor (moteado, monopoly) o menor (área etnificada, variante progresiva), pese a las críticas (Luisa Martín Rojo, comunicación personal contra ghetto; Blackwood, 2015: 39 señalaba la falta de correlación de visibilidad y vitalidad). La hipótesis de trabajo subyacente consistía en profetizar que conforme avanzara la integración social de los migrantes aparecerían más y más variados negocios propiedad de migrantes en el patrón monopoly (vías principales), de modo que se produciría un dinamismo en los patrones de PL; ello produciría además una recontextualización y revaloración de las lenguas y variedades migradas, conforme ha estudiado Moustaoui Srhir (2018) para el caso del árabe en Lavapiés, barrio que por otro lado está sufriendo un proceso de gentrificación que se está dejando claramente sentir en el PL, según el análisis de Saiz de Lobado (2022).

Y esa esperada extensión de lenguas y variedades migradas al patrón monopoly es de hecho lo que se registra: así, ya en 2009 se detectó la presencia de un nuevo restaurante peruano al final de la Gran Vía (2009): «Lupita. Comida Casera Bar Restaurante». Este negocio se vio sustituido por un bar del tipo castizo (Tapas44), conforme registramos en septiembre, mientras que el Lupita se había desplazado al local más pequeño contiguo, a la vez que enfrente surge otro nuevo restaurante peruano, El Cholo (Figura 13), localizado en septiembre de 2013, pero luego desaparecido, por lo que se convierte en un «espacio fantasma» (conforme la denominación del Observatorio Metropolitano, 2016: 161), de ahí que lo que aquí recogemos es un «signo fantasma» (ya desaparecido).

Figura 13

Signo fantasma (Gran Vía, Madrid, septiembre 2013, hoy desaparecido)

Nota. Fuente: archivo personal del autor

Por su parte, en cambio, Lupita resiste y vuelve al espacio original conforme registramos en octubre de 2022, y el espacio que había ocupado en el local antiguo ha sido ocupado por un restaurante venezolano (La Arepera, véase Figura 14), en correspondencia con el último gran contingente hispanoamericano y flujo migratorio en Madrid (octubre 2022).

Figura 14

Dinamismo en patrones: nuevo restaurante venezolano (Gran Vía, Madrid, octubre de 2022)

Nota. Fuente: archivo personal del autor

El cambio en los patrones de distribución del PL es aún más llamativo en la calle Bravo Murillo y alrededores. En el distrito de Tetuán, entre Cuatro Caminos y Estrecho se sitúa el «pequeño Caribe», zona de migración especialmente dominicana; cuando se realizó el trabajo de campo en 2010 para Castillo Lluch y Sáez Rivera (2011, 2012) y Sáez Rivera y Castillo Lluch (2012) los signos de migración no aparecían en la calle Bravo Murillo (monopoly), sino en calles aledañas como Topete. Doce años después (octubre 2022) la calle Bravo Murillo está llena de negocios de migrantes: agencias de viajes latinas, abogados chinos (como en la Figura 15), restaurantes peruanos y colombianos, restaurantes chinos, peluquerías y locales de estética y uñas (regentados por chinos), fruterías (regentadas por bangladesíes), locales de santería, locales de reparación de móviles, locales de kebab, una panadería ecuatoriana, por lo que se han insertado variedades y lenguas migradas en el patrón monopoly como reflejo de la creciente prosperidad económica de los contingentes y su aumento de prestigio y aceptación.

Figura 15

Inmigración en patrón monopoly: Abogados Asesoría «Zheng Yi» ‘Justicia fácil, sin complicación’ (calle Bravo Murillo, Madrid, octubre de 2022)

Nota. Fuente: archivo personal del autor

Eso sí, en la antigua «área etnificada» de la calle Topete (paralela a Bravo Murillo) proliferan aún los negocios dominicanos, e incluso han aumentado su presencia, y se producen algunos hibridismos (Figura 16), como el siguiente:

Figura 16

Hibridismo latino-chino: Bodega Latina Xiao Wei Wang (calle Topete, Madrid, octubre de 2022)

Nota. Fuente: archivo personal del autor

En esta misma zona de Topete, destaca la inserción y reseña del contingente venezolano (segundo contingente ya en la ciudad de Madrid tras ecuatorianos, según el padrón de julio de 2021), a veces con hibridismos entre caribeño («Chévere») y español («Olé») como el de la Figura 17, que indica un deseo de integración a la vez que un mantenimiento del orgullo dialectal propio. El letrero del bar «Chévere & Olé» funde en realidad varias influencias, pues junto a «chévere» general caribeño y «olé» español, se emplea el inglés tipográficamente (el «ampersand»: &) y gramaticalmente («by»), seguido del venezolanismo chamo (según el Diccionario de americanismos, Asociación de Academias de la Lengua Española, 2010: s. v. 2. Ve. juv. «Amigo o compañero»). Y lo venezolano no solo se indica léxicamente, sino que señala explícitamente, pues el local es un «Gastro Bar Venezolano», igual que un poco más abajo existe una «Peluquería Latina Venezolano».

Figura 17

Hibridismo venezolano-español (calle Topete, Madrid, octubre de 2022)

Nota. Fuente: archivo personal del autor

Frente a los estudios de Gómez-Pavón Durán y Quilis Merín (2021) y Castillo Lluch (2022), que detectaban un decrecimiento del PL migrado, en cambio en el caso madrileño se detecta un mantenimiento, cambio (nuevos contingentes como el venezolano) e incluso aumento, en lo que destaca su aparición en el patrón monopoly de las calles principales, con la ganancia de prestigio que conlleva en una mayor y más próspera integración.

4. Diacronía en el PL

Si pocos son los estudios diacrónicos de cambio en el PL, menos son aún los de la documentación de la lengua del pasado en el PL, lo que vamos a llamar «diacronía en el PL», por la cual el PL actúa como fuente y corpus para historia de la lengua española, partiendo en todo caso de la reflexión de Coulmas (2009: 13) de que «linguistic landscape is as old as writing […] and some of its earlier functions are bound to public display».

Destaca a este respecto para el caso hispánico como iniciador el artículo de Castellote Herrero y Fernández López (2017) titulado «Corpus de escrituras expuestas y su interés para la historia del español: exvotos pintados de la provincia de Guadalajara», en el que vemos que se maneja el concepto de «escritura expuesta», muy empleado en los estudios de historia, definido así: «el concepto de escritura expuesta se refiere a aquella realizada y colocada en un espacio público, que refleja determinadas prácticas sociales» (Castellote Herrero y Fernández López, 2017: 128). En el caso analizado de estos exvotos, se trataría de escritura privada (bottom-up) expuesta en las iglesias, pero la mayoría del PL antiguo es religioso, y luego administrativo (top-down)[4], aunque también es posible el discurso bottom-up de los grafitis, empezando por los muy conocidos de Pompeya. En este apartado haremos un viaje histórico por el PL del pasado del español.

Empezaremos en el siglo xvi en Badajoz, con la lauda sepulcral de Lorenzo Suárez de Figueroa, embajador en Venecia de los Reyes Católicos, muerto en Italia en 1506, donde se quedó el cadáver, pero sí llegó su lápida o lauda sepulcral para ser exhibida en su ciudad natal. Hoy se encuentra en el claustro de la catedral, lo que nos lleva a preguntarnos sobre la naturaleza mixta público/privado de una zona para cuyo acceso hay que pagar una entrada. La lauda, de gran belleza por su corte renacentista, muestra a Lorenzo de cuerpo completo. En la parte inferior aparece la siguiente inscripción (Figura 18), que transcribimos paleográficamente en nota[5].

Nos trasladamos en nuestro paseo histórico para un «walking tour» desde la Iglesia de la Victoria por el Compás de la Victoria y la calle Victoria en Málaga capital. El santuario o Iglesia de la Victoria (cf. Camacho, 2006: 274-283), de base renacentista, es lo poco que queda de un antiguo convento, aunque se ha conservado en forma de plaza su compás (definido por la Real Academia Española, 2014: s. v. como el «[t]erritorio o distrito señalado a un monasterio y casa de religión, en contorno o alrededor de la misma casa o monasterio»), espacio que a su vez da nombre a la calle Compás de la Victoria (en la que se sitúa el local de la Figura 6, «Er Compá»). Poca gente sabe hoy lo que es el compás de un monasterio, pero en todo caso la toponimia (también la toponimia urbana) se constituye como la memoria, muchas veces subconsciente, del paisaje.

Figura 18

Inscripción de la lauda sepulcral de Lorenzo Suárez de Figueroa (Claustro de la Catedral de Badajoz, foto de agosto de 2022)

Nota. Fuente: archivo personal del autor

En el muro exterior de la iglesia destacan dos inscripciones epigráficas del siglo xvii (1604), de gran tamaño, y otra más pequeña, abajo, del siglo xviii (1793). Lo más destacado es que ni una ni otra registran ningún tipo de rasgo dialectal de la zona, sino el español castellano y sus tendencias generales, como puede ser «estendio» por «extendió», con simplificación del grupo culto en la inscripción del xviii (Figura 19), ver transcripción en nota[6].

Figura 19

Inscripción de 1793 en el muro exterior de la Iglesia de la Victoria (1797) (Málaga, foto de octubre de 2019)

Nota. Fuente: archivo personal del autor

Bajando por la calle Compás de la Victoria se llega a la calle Victoria, en cuya intersección con la calle Agua se encuentra la Capilla del Agua del siglo xix (sobre la capilla, cf. Camacho, 2006: 273). Esta vez sí vamos a encontrar rasgos vernáculos como el seseo, conforme se ve abajo en la Figura 20 y la transcripción en nota[7].

Figura 20

Inscripción en la Capilla del Agua (1800) (calle Victoria/calle del Agua, Málaga, foto de octubre de 2019)

Nota. Fuente: archivo personal del autor

Si continuamos por la misma calle Victoria, desembocamos en la plaza de la Merced, que podemos cruzar para adentrarnos en la calle Granada, a la que da la calle Medina del Conde, un callejón en el que aparece la siguiente inscripción civil (frente a las religiosas o en edificio religioso que hemos documentado antes) de la Figura 21[8].

Figura 21

Inscripción en calle Medina del Conde (Málaga, octubre de 2019)

Nota. Fuente: archivo personal del autor

Por el uso de g en carruages (en lugar de la j actual) podemos situar la inscripción en el siglo xix, antes de la prescripción de la j que se hizo según Esteve Serrano (2007) en la GRAE (Real Academia Española, 1870, 1880).

Nuestro paseo va a terminar en Granada, en Gran Vía de Colón, céntrica calle en la que se sitúa la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús. Destacan en el exterior unos azulejos con la imagen del Sagrado Corazón de Jesús y una inscripción inferior, todo lo cual debe de datar de finales del siglo xix y principios del xx, cuando la construcción de la iglesia. Véase la Figura 22 (con transcripción en nota[9]).

Figura 22

Inscripción en Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús (Gran Vía de Colón, Granada, octubre de 2022)

Nota. Fuente: archivo personal del autor

De nuevo nos topamos con un texto religioso, con un llamativo arcaísmo como es el uso de vos reverencial para dirigirse al Sagrado Corazón de Jesús, según una alternancia de /vos para dirigirse a entidades espirituales ya estudiada por el mismo Lapesa (2000). La inscripción es parte del himno al Sagrado Corazón de Jesús[10], siendo el uso de vos frecuente o posible aún hoy en las jaculatorias dirigidas a Dios, Jesucristo, la Virgen o Santos diversos[11].

Otra posibilidad de documentación del PL en la historia del español es acudir a testimonios indirectos: menciones de PL antiguo (como pueden ser pasquines) en literatura o en pleitos judiciales como los recogidos en Post Scriptum, así estos dos pasquines que se recolectaron para el mismo pleito. El contexto del pleito es el siguiente, sito en Cuéllar (Segovia), en 1791, según se resume en el propio corpus:

En 1791 doña Antonia de Figueroa dio cuenta al alcalde mayor de Cuéllar del recibo de un anónimo pegado a los muros de su casa. En él se la acusaba de mantener una relació amorosa con fray Alonso García Araque. La calumnia se hizo más notoria con un segundo pasquín que se colocó en la plaza pública, en uno de los arcos que daban al convento de la Trinidad. Las sospechas recayeron muy pronto en Manuel Picatoste, quien había contado con el concurso de su cuñado, Manuel Rico. Éste último había visto salir de la casa de doña Antonia al religioso; pero las razones de esa presencia no eran las que aparecían en los pasquines injuriosos, sino la administración de la extremaunción a una de las criadas. El pleito se cerró con una sentencia que condenaba a los culpables al pago de las costas del juicio[12].

El primer pasquín era el siguiente, comentándose el lenguaje procaz por sí mismo:

Aqui bibe la puta y la zorra del Ministro de la trinidad la escandalosa altanera la Muger soberbia que es preciso que aiga un exemplar para que esa banidad sea batida esa Muger borracha que despues de bebida no sabe lo que se haze esa zorrona que da entrada al fraile por la puerta la par a las doce de la noche des que la comunidad lo rrecoge el se sale y a ella la an encontrado con la capa de su hijo arebugada zerca del espolon y esta es la muger que fue de Don Melchor de Rogal[13].

Y el segundo este otro, igualmente sin desperdicio:

Este se a puesto para que sepan todo el mundo que pasa por aqui todas las Mañanas a la tri-nidad Dn Antonia figueroa la escandalosa la puta y zorra que es del Padre Ministro que tiene escandalizada a toda la villa y a todo este barrio de santa Marina pues que se le ha bisto al fraile pasar por aqui solo a la doze de la Noche que iba y se ha bisto como entra por la puerta del lagar o que escandalo despues que esta ella todos los dias hasa las onçe y media metida en el quarto pues nunca se ha visto este conbento dando en que decir como aora y asi cuidado Padre ministro que tendra uste que sentir[14].

5. Conclusión

Como señalan Gorter y Cenoz (2023: 396), varios investigadores han subrayado la importancia de un acercamiento diacrónico al Paisaje Lingüístico, bien mediante una perspectiva histórica o un estudio longitudinal, muchas veces simplemente al intentar comprobar la persistencia o consistencia de los datos obtenidos en un momento previo.

Conforme hemos mostrado con detalle en este trabajo, podemos extraer algunas conclusiones o más bien desafíos aplicables a los estudios de PL, según los tres tipos de temporalidad delimitados, tanto en la investigación presente como en la futura:

  1. Temporalidad historiográfica: el PL era un fenómeno larvado al que solo le faltaba ponerle el foco para incubarlo y que explotara como objeto de estudio; tras unos inicios ocultos y ciertos primeros trabajos, existe una explosión actual de estudios ante la que es difícil según el ritmo (primer desafío). Conviene ahondar más en la prehistoria del Paisaje Lingüístico más allá de la trazada aquí y de la bibliografía citada al respecto.
  2. PL diacrónico, dinámico o líquido: la mutación de signos es tan rápida y compleja que se generan diversas capas semiótico-temporales y los estudios sincrónicos en realidad efectúan una borrosa «foto» diacrónica (segundo desafío), ya que los signos están atravesados de diacronicidad (Pavlenko y Mullen, 2015) al formar parte de un sistema complejo como es al fin y al cabo todo sistema sociolingüístico, conforme señalaba Blommaert (2013: 10-11); los cambios en el PL a un plazo mayor reflejan los propios cambios históricos, como los procesos de gentrificación urbana o los de progresiva integración migrante.
  3. Diacronía en el PL: esta constituye una vía promisoria de estudio, al llamar la atención sobre un corpus muy complejo aún por explorar (tercer desafío), pero que permite el registro de usos vernáculos y refleja los cambios (sobre todo ortográficos) producidos en español, pero no solo.

Estas tres vías nos señalan los diferentes caminos por los que aún pueden progresar o al menos continuar los estudios sobre PL, transitando por el pasado al presente para dirigirse hacia el futuro, en lo que en todo caso se presenta como un promisorio horizonte exploratorio.

Financiación

Este trabajo se encuadra dentro del Proyecto I+D Ministerio de Ciencia e Innovación, con el título «Procesos de lexicalización y gramaticalización en la historia del español: cambio, variación y pervivencia en la historia discursiva del español (PROLEGRAMES)» (ref. PID2020-112605GB-I00), así como en el proyecto regional «Paisaje lingüístico andaluz: planificación y observación cartográfica» PLANEO (PY20-00640; Plan Andaluz de Investigación, Desarrollo e Innovación) y local Paisaje lingüístico andaluz: cartografía del multilingüismo y la heteroglosia en la ciudad de Granada (PLANEO.GR) (Universidad de Granada, 2023). El trabajo se enmarca asimismo en la línea investigadora de los grupos de investigación de los que soy miembro, tanto en mi alma mater —Grupo de Investigación UCM n.º 930331 «Historia de la Lengua e Historiografía Lingüística»— como en mi reciente y acogedor nuevo destino docente en la Universidad de Granada —Grupo de Investigación UGR «Léxico y Discurso (HUM 265)»—.

Agradecimientos

Aprovecho, por último, para agradecer a Jingyuan Hu la traducción de signos del chino, a Francisco Molina-Díaz sus observaciones a una primera versión de este trabajo como conferencia presentada en el I Congreso Internacional sobre Paisaje Lingüístico (9-11 de noviembre de 2022) y a Gael Vaamonde por algunos ejemplos de testimonio indirecto de Paisaje Lingüístico del español moderno (siglo xviii y principios del xix), localizados por él a petición mía en el corpus Post Scriptum.

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[1] Para signo seguiremos la definición clásica de Backhaus (2007: 66-67), entendido sign como todo tipo de texto escrito con un marco definido que se muestra públicamente. Al traducir sign como signo realizamos un calco semántico para crear un término lingüístico de una palabra que tiene en realidad varias y diversas traducciones en castellano como signo, seña, letrero, señal, cartel, etc., conforme se señala en Sáez Rivera (2021: 181-182).

[2] Así al final del azulejo de la Figura 9 reza así, nostálgicamente: «Durante décadas acompañaron a la imagen de la plaza los grandes luminosos de Phillips, Iberia Pita Publicidad y Diario Hoy».

[3] Mejor que la denominación original de ghetto, porque la población migrada nunca es exclusiva de la zona, por muy alta proporción que tenga; la metáfora de «telaraña» también es preferible dejarla de lado por sus posibles connotaciones negativas, al igual que la denominación de «boca del lobo» para la «variante progresiva», de igual modo con posibles tintes oscuros.

[4] Seguimos la división top-down vs. bottom-up del ya clásico artículo de Ben Rafael et al. (2006), siendo este artículo según Gorter y Cenoz (2023: 31) la piedra angular sobre la que se ha construido todo el edificio de los estudios actuales de PL.

[5] Transcripción de la lauda sepulcral de Lorenzo Suárez de Figueroa, Figura 18: «Sepulcro: De Lorenzo suarez de figueroa y de mendoca Con dona ysabel / de Aguilar su mujer: este en la Juventud hizo segu[n] la edad: y en las armas / uso lo que conuenia: fue hecho después. Del conseio de sus altezas y enbiado / enbaxador diuersas veces: asi conformo el exercicio con los anos: y dexa para despues esta memoria: Lo que del mas succediere: Digalo su Succesor:-».

[6] Transcripción Figura 19: «Y N. S. P. BENEDICTO, / XIV, ESTENDIO ESTE MISMO / JVBILEO DE TOTIES QVO- / TIES A LOS SIETE DIAS DE / LA OCTAVA, PARA QVE / TODOS LOS FIELES EN / ELLA LO GANEN. / AÑO DE 1793». Sobre la variación en la expresión de los grupos cultos en documentación malagueña coetánea del siglo xviii, cf. García Aguiar (2016).

[7] Transcripción Figura 20: «[Cruz de Malta] Se iso esta capilla / Siendo Maiordomos. / Christobal ramires. / Marcos lopes / Carlos Ramires. / y Joseph miranda / año.de.1800. [Viñeta]».

[8] Transcripción Figura 21: «[En un rectángulo:] ENTRADA DE / CARRUAGES / [Flecha a la izquierda]».

[9] Transcripción Figura 22: «Sagrado Corazón de Jesus en Vos Confio».