ICONICIDAD Y DIACRONÍA: EL TEMA EN /-I/ EN GRIEGO ANTIGUO

ICONICITY AND DIACHRONY: ANCIENT GREEK /I-/STEM

Carlos Monzó Gallo

Universidad de Valladolid

ORCID: 0000-0002-0075-8570

Recibido: 23-06-2022

Aceptado: 16-11-2022

https://dx.doi.org/10.12795/PH.2023.v37.i01.04

Resumen

El presente trabajo tiene como objetivo analizar la categoría nominal del tema en /-i/ en griego antiguo desde una perspectiva semántica, diacrónica e interlingüística, aplicando los principales avances en materia de categorización, fonoiconicidad, adquisición lingüística y teoría del nombre propio, matizando y desarrollando, frente a trabajos anteriores (Monzó 2016; 2017; 2019), el papel de la iconicidad fonética de [i] en el desarrollo histórico de la categoría. Este enfoque permite constatar la naturaleza originariamente semántica de los antiguos temas nominales griegos y la existencia de una correlación entre el fonema palatal /i/ y la expresión de la afectividad en griego antiguo, clave para entender la emergencia del sufijo /-i/ caracterizador de esta categoría.

Palabras clave: iconicidad, diacronía, morfosemántica, lenguaje infantil, nombre propio.

Abstract

The aim of this paper is to present an analysis of the Ancient Greek /i-/stem noun category from a semantic, diachronic and interlinguistic point of view, employing the main advances in categorization, phonetic iconicity, linguistic acquisition and proper name theory, focusing, unlike other precedent papers (Monzó 2016; 2017; 2019), on the role of phonetic iconicity of [i] in the historical development of the category. This approach shows, as a result, the semantic nature of Ancient Greek noun stems and suggests a close correlation between the palatal phoneme /i/ and the expression of affection in this language, which is understood as the iconic origin of the emergence of the /-i/ suffix, the main morphological feature of the category.

Keywords: Iconicity, Diachrony, Morphosemantics, Child language, Proper Noun

1. Introducción

El presente trabajo[1] pretende contribuir al mejor conocimiento del origen y desarrollo de la categoría morfológica de los temas nominales indoeuropeos y del funcionamiento general del interfaz lingüístico existente entre iconicidad y diacronía a partir del análisis morfosemántico del tema en /-i/ en griego antiguo. Aunque en trabajos anteriores se ha presentado esta cuestión de manera similar (Monzó, 2016; 2017; 2019), en este artículo se dedica mayor atención a los dos aspectos consignados en el título, a saber, la iconicidad fonética del sonido palatal [i] en griego y el proceso diacrónico de extensión semántica de sus valores en el seno de la categoría, matizando asimismo algunas cuestiones de los citados trabajos e incorporando nuevos parámetros analíticos como el de la extensionalidad-intensionalidad, perteneciente a la lógica de significados (Carnap, 1947). Se ofrece asimismo como novedad una sucinta valoración de las consecuencias del análisis griego para el conjunto indoeuropeo.

El artículo se organiza del siguiente modo. Tras presentar el estado de la cuestión (§2) y subrayar los aspectos metodológicos relevantes (§3), ofrecemos el análisis de la categoría nominal del tema en /-i/ en griego antiguo (§4) y una discusión con las claves interpretativas del tema (§5 y §6) y las posibles consecuencias para el ámbito indoeuropeo (§7) y unas conclusiones finales (§8).

2. Estado de la cuestión: el tema nominal indoeuropeo

La noción tradicional de tema nominal indoeuropeo (Brugmann y Delbrück, 1967: 120) asume que el nombre de las lenguas indoeuropeas se agrupaba en una serie de clases nominales caracterizadas en su mayoría por unos sufijos cuyo significado resulta prácticamente indeterminable, llegando incluso a negarse la entidad semántica de la mayoría de estos elementos y a manejar conceptos como el de “alargamiento”, definido como «elemento formativo sin valor propio» (Adrados et al. 1996: 4), o el de “vocal temática”, considerada un tipo de “alargamiento” (Chantraine, 1933: 111, 914, 1042; Adrados et al. 1996: 4). Esta visión “asemántica” de dichos marcadores nominales contrasta, en cambio, con su propia naturaleza lingüística como elementos segmentables que agrupan léxico, tal como muestran los intentos de los propios indoeuropeístas por asignarles algún significado (Brugmann y Delbrück, 1967: II,1 6-7, 146-147, 584 etc.) y que han resultado satisfactorios tan solo en el caso de los temas en /-aː/ e /-iː/ (Luraghi, 2011: 438-440).

Sin embargo, la evidencia de los estudios sobre iconicidad fonética en Lingüística (Jespersen, 1960; Ultan, 1978; Jakobson y Waugh, 1980; Ohala, 1997 etc.) sugiere que al menos uno de los sufijos característicos del antiguo tema nominal indoeuropeo, i.e. la vocal aguda y coronal /i/ caracterizadora de los temas en /-i/, pudo haber poseído en algún momento un valor fonoicónico, posibilidad que, salvo en algunos trabajos aislados (Ballester 1999; 2003), no ha sido suficientemente explorada entre los estudiosos de las lenguas indoeuropeas. Tan solo recientemente se ha examinado la viabilidad de esta hipótesis en griego antiguo (Monzó 2016; 2019), pero sin profundizar en dos cuestiones: (a) la dimensión del fenómeno de la iconicidad fonética dentro del griego antiguo (§5.3.) y (b) las consecuencias para el estadio indoeuropeo del análisis del tema en /-i/ griego, toda vez que esta categoría es herencia de aquella fase anterior (§7), y sin aclarar suficientemente la función de subcategorías como el nombre propio en la conformación diacrónica del tema en /-i/ (§6). Con el fin de abordar con mayor atención el fenómeno de la iconicidad fonética en su vertiente diacrónica y observar sus implicaciones para el griego y las lenguas indoeuropeas, presentamos este estudio de la categoría nominal del tema en /-i/ en griego antiguo, que, aunque parte en su esencia de los anteriormente citados, presenta como novedad el tratamiento los mencionados aspectos.

3. Metodología

Para el análisis de la categoría del tema en /-i/ en griego antiguo[2] hemos establecido un corpus de lemas extraídos de las principales obras lexicográficas de la lengua griega (LSJ; DGE; TLG), excluyendo del elenco aquellas formas claramente identificables como préstamos históricos (en su mayoría orientalismos) o las analógicamente confundidas dentro de esta categoría (temas en /-it/, /-iːd/, /-id/), así como los nombres de acción en /-ti/, dada la naturaleza históricamente bien diferenciada de este sufijo en la lengua griega (Chantraine, 1933: 275-289; Schwyzer, 1939: 504-505).[3] Los nombres propios personales de tema en /-i/ han sido lematizados atendiendo a los principales repertorios bibliográficos (LGPN), teniendo en cuenta que se trata una subcategoría abierta y altamente productiva, cuyo establecimiento es únicamente posible atendiendo a límites cronológicos.[4] A continuación, hemos contrastado las bases etimológicas de los nombres del corpus con las de otros términos indoeuropeos relacionados con el fin de observar la antigüedad del tema en /-i/, así como su ulterior desarrollo semántico en la historia de la lengua griega desde su etapa micénica hasta la bizantina, lo que ha permitido estudiar la evolución semántica de la categoría. Asimismo, allí donde ha sido posible, la comparación morfosemántica se ha extendido a lenguas no indoeuropeas. Finalmente, hemos clasificado los nombres de acuerdo con el significado del sufijo (Wortbildungsbedeutung) con el fin de establecer los valores morfosemánticos de la categoría y poderla interpretar como una categoría semántica.

A la hora de valorar los resultados hemos partido de los principios teóricos de la categorización lingüística, considerando que los temas nominales del griego –y, en general, los indoeuropeos– son formal y funcionalmente equivalentes a las clases nominales documentadas en otras lenguas del mundo (Aikhenvald, 2000: 16-50), lo que supone decir que poseen un origen semántico concreto, que se estructuran internamente de acuerdo con el grado de centralidad (“prototipicidad”) o marginalidad de sus elementos, y que su heterogeneidad y opacidad semánticas son fruto del proceso histórico de incorporación de nuevos elementos a la categoría y de la acción de distintos mecanismos de desplazamiento semántico: metáfora, metonimia, inferencia, extensión etc. (Grinevald, 2004: 1017). El tema nominal indoeuropeo es así valorado como “categoría radial” con un valor nuclear cuyo significado se extiende por efecto de tales mecanismos de cambio semántico (Lakoff, 1987: 91), pudiéndose reconstruir la estructura semántica del tema y postular un desarrollo diacrónico para sus valores.

4. Análisis del tema en /-i/ como categoría semántica: resultados

Para el estudio morfosemántico de la categoría nominal del tema en /-i/ ha sido posible identificar un centenar de nombres comunes de semántica muy heterogénea y un conjunto abierto de nombres propios personales en /-is/ con sentido hipocorístico, único grupo productivo dentro del tema (§3 nota 4). El análisis de la categoría revela las siguientes propiedades semánticas del morfema /-i/ constitutivo del tema (Monzó, 2016: 101-2):

  1. La expresión del tamaño pequeño, marcada por la presencia de referentes de pequeñas dimensiones: el gusano (ἕλμις, κῑ́ς, κόννις), la chinche (κόρις), la cabeza de ajo (γέλγις), la punta de flecha (ἄρδις) etc. y sobre todo por los nombres que designan referentes prototípicamente pequeños como las crías animales o los animales jóvenes (δάμαλις ‘becerra’, δέλλις ‘lechón’, ἤνῑς ‘cría de un año’, πόρτις ‘becerra joven’).
  2. La expresión de la afectividad, presente en formas marcadas por recursos expresivos cuales el truncamiento o la geminación expresiva, como los nombres propios afectivos (Ἀμφιάραος > Ἄμφ-ις, Κλεισθένης > Σθένν-ις etc.), los de parentela (κασίγνητος > κάσις ‘hermano’), los términos despectivos (γυνή > γύννις ‘maricón’) y voces aparentemente infantiles[5] (ἀννίς ‘yaya’, ἶνις ‘hijo’, ἀστράγαλος > ἄστρις ‘taba’).
  3. La indicación del sexo femenino del referente en seres humanos (ἄκοιτις ‘esposa’, δόμορτις ‘esposa’) y animales (γρόμφις ‘cerda’, δάμαλις ‘becerra’, λάμπουρις ‘zorra’ etc.), así como la expresión del género femenino en adjetivos (ἵππουρις de ἵππουρος ον ‘que tiene cola de caballo’, μαινόλις de μαινόλης ‘furioso’ etc.).[6]
  4. La expresión de un valor relacional o adjetival, presente en los adjetivos en /-is/ simples (εὖνις ‘falto’, ἴδρις ‘experto’, etc.) y compuestos (ἄναλκις ‘cobarde’ etc.) o en nomina agentis (λάτρις ‘sirviente’, τρόχις ‘corredor’ etc.), así como en otros términos (γλάν-ις ‘parecido [por su voracidad] a una hiena (γάνος)’ > ‘siluro’).
  5. La expresión de nombres abstractos y de acción, deverbativos en su mayoría: ἄγυρις ‘reunión’, δῆρις ‘lucha’, δύναμις ‘poder’ etc.

Es posible aislar, por tanto, cinco valores morfosemánticos básicos: pequeñez, afectividad, sexo femenino, relación y abstracción verbal, los cuales precisamente fueron identificados por Jurafsky (1996) dentro de la estructura semántica universal del diminutivo.

Un elemento interesante del análisis de Jurafsky (1996) es haber postulado al niño, referente infantil humano, como núcleo de la categoría a partir de dos criterios: uno lingüístico, i.e. que el origen léxico más común del marcador diminutivo en las lenguas del mundo es el término para ‘niño, hijo’ (Heine y Kuteva, 2002: 65-67), y otro extralingüístico, i.e. que en la experiencia humana los niños representan de manera universal los referentes más relevantes de las nociones de pequeñez y afectividad, trasuntos de los valores lingüísticos denotativo y connotativo de la categoría. Los demás valores, en cambio, parecen desarrollos semánticos a partir del sentido de la pequeñez, ya sea a través de metáforas del tipo sexo es tamaño (“diminutivo femenino”; Jurafsky, 1996: 546), de procesos de reanálisis y abstracción morfosemántica, propios de formaciones diminutivas con sentido relacional (ibid. 551-553), o de conceptualizaciones diminutivo-partitivas de significados eventivos (“diminutivo subeventivo”; ibid. 556). En definitiva, estos rasgos semánticos sugieren que el tema en /-i/ del griego podría guardar alguna semejanza estructural con la organización semántica universal del diminutivo. Pasemos, pues, a discutir las claves interpretativas de la categoría.

5. Claves interpretativas de la categoría

5.1. Claves interpretativas del valor denotativo diminutivo

Al margen de las coincidencias señaladas, existen otros indicios claros de la presencia del valor denotativo diminutivo dentro de la categoría, observables en algunos rasgos formales que los nombres griegos de tema en /-i/ compartirían con los diminutivos y que pueden resumirse como sigue (Monzó, 2016: 104-106):

  1. Recaracterización diacrónica diminutiva. Algunos de los nombres comunes que designan entidades de tamaño pequeño presentan cierta tendencia a caracterizarse históricamente con marcadores diminutivos, llegando a reemplazar el derivado diminutivo al término simple en /-is/, como sucedió con ἕλμις ‘lombriz’ > ἑλμίνθιον, κλείς ‘llave’ > κλειδίον > mod. κλειδί, ὄρχις ‘testículo’ > ὀρχίδιον > mod. αρχίδια (pl.), ὄφις ‘serpiente’ > ὀφ[ε]ίδιον > mod. φίδι, πόλις ‘ciudadela’ > πολίχνη.[7] Este fenómeno, que se produce tanto de manera sincrónica (esp. chiqu-it-ito) como diacrónica (ide. *-ko-lo- > lat. -culus, gr. -άκ-ιον > mod. -ακι), es resultado de la tendencia al desgaste semántico del significado diminutivo y en el caso del tema en /-i/ explicaría también la presencia de los afijos expresivos y diminutivos /-iːth-/, /-iŋg-/, /-iːkh-/ entre los nombres en /-is/ (cfr. ἄγλῑς, γέλγις, ἕλμις, ὄρνις) como formas reforzadas por desgaste de un antiguo valor expresivo-diminutivo (Chantraine, 1933: 365-366; 403-404; Schwyzer, 1939: 498, 510).
  2. Lexicalización diminutiva. El desgaste semántico de los afijos diminutivos suele dar lugar a formas lexicalizadas (“diminutivo lexicalizado”) en las que el significado del sufijo, en virtud de un proceso de abstracción (Moreno Cabrera, 1997: 232-233), es reinterpretado por el hablante con valores abstractos y relacionales, pasando de denotar la pequeñez del referente a designar una nueva clase de referente.[8] Este proceso explicaría la conversión de marcadores diminutivos en relacionales y adjetivales en el seno de la categoría del tema en /-i/ griego y justificaría la presencia de formas adjetivales (ἴδρις ‘experto’, τρόφις ‘alimentado etc.), de nombres de agente (λάτρις ‘sirviente’, τρόχις ‘corredor’ etc.) y de términos donde el sufijo indica una relación inespecífica del referente respecto de su base léxica (cfr. γλάνις ‘siluro’ < γλάνος ‘hiena’, γρόμφις ‘cerda’ < γρομφάζω ‘gruñir’).
  3. Comparación interlingüística. La correspondencia de algunos nombres de tema en /-i/ griegos con términos formados con marcadores diminutivos en otras lenguas (indoeuropeas y no indoeuropeas) para la designación de los mismos referentes sugiere la existencia de un trasfondo extralingüístico y, por ende, semánticamente motivado en la denominación de tales referentes, como sucede notablemente con ὄρνις ‘pájaro’ (gr. mod. πουλί, gót. fugls, lat. auicula/ aucella/ aucilla/ aucellus, lit. paũkštis, ruso птица, it. uccello, aya-be xéví, vasc. txori etc.) y ὄϊς ‘oveja’ (ant. córn. euhic, ant. esl. ovьca, sánscr. avikaḥ, esp. oveja etc.), entre otros.

5.2. Claves interpretativas del valor connotativo afectivo

En consonancia con la estructura semántica universal del diminutivo el tema en /-i/ griego también presenta indicios de un significado afectivo, como muestran las voces pertenecientes a la lengua de interacción adulto-niño presentes en la categoría y que podemos dividir en los siguientes tipos (Monzó 2016: 106-109):

  1. Términos de presumible carácter eufemístico, como ciertos nombres de partes del cuerpo relacionadas con los genitales (ἄφρις ‘clítoris’, ὄρχις ‘testículos’, σαβαρίχις ‘vagina’) y con la región del ano (τράμις ‘perineo’, κλόνις ‘culo’, ῥάχις ‘rabadilla’), que remiten a las formas infantiles empleadas por los adultos para designar tales referentes delante de los niños (esp. culete, pilila, fr. kikette etc.).
  2. Nombres de parentela (ἀννίς ‘yaya’, ἶνις ‘hijo’, κάσις ‘hermano’) marcados por rasgos expresivos como la geminación o el truncamiento (cfr. esp. yaya, ingl. granny etc.).
  3. Algunos nombres de animales (δέλλις ‘lechón’), que parecen denominaciones infantiles (cfr. fr. nounours ‘osito de peluche’, al. Hundi, esp. gatito).
  4. El nombre del juego de las tabas (ἄστρις), resultado del truncamiento de ἀστράγαλος ‘taba’, cuyo origen infantil confirma el gramático griego Herodiano (3.2.205 Lentz).

Con todo, el indicio más claro de la relevancia del significado connotativo afectivo dentro del tema en /-i/ está representado por el único grupo semántico de la categoría productivo en época histórica, a saber, los nombres propios personales hipocorísticos (Ἀμφιάραος > Ἄμφ-ις, Ζευξίππος > Ζεῦξ-ις), que cuenta con muchos paralelos interlingüistcos (cfr. ingl. William > Billy) y que debió de tener un papel relevante en la emergencia del significado afectivo del sufijo /-i/ constitutivo de la categoría (Monzó 2019).

En este conjunto de términos es posible apreciar la acción de dos fenómenos universalmente relacionados con la expresión de la afectividad y el habla infantil: el truncamiento (ἄφρις < Ἀφροδίτη, ἄστρις < ἀστράγαλος, κάσις < κασίγνητος, Ἄμφις < Ἀμφιάραος) y la geminación expresiva (ἀννίς, δέλλις < δέλφαξ, Κλέομμις < Κλεομένης). Junto a estos recursos, los estudios sobre el habla infantil reconocen la existencia en algunas lenguas de una sufijación específicamente afectiva, diferenciada de los marcadores denotativos de la pequeñez (Ferguson, 1964: 105-106), función que entre los antropónimos griegos bien podría estar desempeñando el sufijo /-i/ del tema, como sugiere la existencia de otras formas truncadas afectivas con las que la forma en /-is/ suele confluir (cfr. Γόργιππος > Γόργ-ις frente a Γοργ-ίλος, Γοργ-ύλος, Γόργ-ιον.

5.3. ¿Hubo en griego antiguo iconicidad fonética de /i/?

Como hemos visto, los indicios apuntan claramente a la presencia dentro del tema en /-i/ griego de los dos significados típicos del diminutivo, i.e. el denotativo de la pequeñez y el connotativo de la afectividad, lo cual conduce a la pregunta planteada en este artículo y que no ha sido abordada directamente en otros estudios sobre la cuestión (Monzó 2016; 2017; 2019): ¿tuvo el sufijo /-i/ característico del tema nominal un valor fonoicónico en griego antiguo? ¿Sintieron los antiguos griegos la existencia de una relación natural, i.e. de iconicidad fonética, entre la vocal coronal y aguda /i/ y los significados afectivos y diminutivos?

A pesar del interés que la cuestión de la iconicidad ha suscitado en las últimas décadas dentro de los estudios de Lingüística (Simone 1994; Moreno Cabrera 2017 etc.), y que ha desbordado el ámbito de la fonética y fonología al que en buena medida estaba tradicionalmente confinada, dicho interés no encuentra su reflejo en el campo de la Lingüística griega. Por poner un ejemplo concreto, la prestigiosa enciclopedia de Lingüística de la lengua griega antigua dirigida por Giannakis (2014)–donde se tratan otros temas de rabiosa actualidad lingüística, como la transitividad o la topicalización y focalización pragmáticas–carece de una entrada dedicada a la iconicidad en griego antiguo. De hecho, las posibles instancias de iconicidad fonética para esta lengua se documentan habitualmente en estudios pertenecientes a otros campos de la Lingüística (Jespersen, 1960: 557-79; Jakobson y Waugh, 1980: 241; Ohala, 1997: 98-99). Para el caso que nos ocupa, el de la iconicidad fonética de [i] en griego antiguo, faltan estudios de conjunto sobre el alcance del fenómeno en los niveles léxico y gramatical. No se ha examinado, por ejemplo, el papel de antifonías del tipo μικρός – μακρός ni el posible fonoiconismo de voces como πῐκρός, δρῑμύς ‘puntiagudo’, λῐγύς ‘estridente’ etc. o de marcadores gramaticales como la reduplicación del tema de presente en [i] o el antiguo sufijo /-i-/ del optativo (cfr. -οι-, -ι[η]-), ambos de herencia indoeuropea, ni tampoco de sufijos en los que coinciden valores relacionales con otros diminutivos como /-id-/, /-ijo-/, /-isko-/, /-iŋg-/, /-ilo-/ e incluso /-ik-/, lo que podría sugerir que el fenómeno era inexistente o tan marginal en griego antiguo que no ha merecido la atención de los especialistas.

En cualquier caso, si atendemos al testimonio del Crátilo de Platón (s. IV a.C.), parece que podría afirmarse que en griego antiguo existió una relación natural entre el fonema /i/ y los significados de pequeñez y afectividad. En efecto, aunque en esta obra el filósofo no plantea realmente una teoría iconicista del lenguaje, menciona algunos ejemplos de relaciones fonoicónicas que pueden considerarse aceptables para los atenienses coetáneos del filósofo. Tal es el caso, por ejemplo, de la correspondencia entre la vibrante /r/ y la noción de movimiento y temblor (ῥεῖν ‘fluir’, τρόμος ‘temblor’, τραχύς ‘escarpado’, κρούειν ‘golpear’, θραύειν ‘romper’…; Pl. Cra. 426c). Respecto al valor “natural” de la vocal /i/, Platón pone en boca de Sócrates las siguientes palabras: «Y [el que pone los nombres se ha servido] de la i, a su vez, para expresar todo lo pequeño (λεπτά), a través de lo cual se podría pasar (ἴοι). Por ello reproduce la acción de ir (ἰέναι) y lanzarse (ἵεσθαι) por medio de la i» (Pl. Cra. 426e). Se sugiere así la existencia de una relación naturalmente motivada (icónica) entre los nombres que contienen la vocal aguda /i/ y la expresión de la pequeñez. Sin embargo, Platón no ofrece más ejemplos que los verbos de movimiento ir (ἰέναι) y lanzarse (ἵεσθαι), obviando casos quizá algo más evidentes, como la /i/ de los sufijos diminutivos /-ion/, /-iskos/ etc. por lo que su testimonio resulta insuficiente. Además, puesto que el diálogo no parece apoyar la teoría heraclitea de la motivación natural del lenguaje (Moreno Cabrera 2017: 18), es posible que algunas de las citadas correspondencias fueran inventadas o exageradas por Platón con intención de ridiculizar tales posiciones filosóficas.

Ahora bien, existen otros indicios suficientemente probatorios de la existencia en griego antiguo de una asociación fonosemántica entre la vocal aguda /i/ y la expresión de la pequeñez. Así sucede con el término aristofánico στρῐβῐλῐκίγξ que indica la mínima fracción de un líquido, i.e. una gotita minúscula, una gotirrinina (Ar. Ach. 1035). Se trata de una palabra inventada, creada quizá sobre la base de στρίβος ‘voz fina y débil’ y λίκιγξ ‘voz de ave’, como sugiere un escoliasta, pero marcada, en todo caso, por el vocalismo /i/ breve y por el final /-iŋks/ que remite al sufijo expresivo /-iŋg-/ (Schwyzer, 1939: 496) de valor diminutivo (cfr. κύστιγξ ‘vejiga pequeña’, λᾶϊγξ ‘piedrecita’). En este mismo sentido, la presencia de la vocal aguda [i] en distintos sufijos de significado afectivo y diminutivo, como /-id-/ (cfr. ἁμαξ-ίδ- ‘carrito’, καλαμ-ίδ- ‘cañita’), /-ion/ (cfr. Εὐριπίδ-ιον, παιδ-ίον ‘niñito’), /-isko-/ (cfr. ἀστερ-ίσκος ‘estrellita’, χοιρίσκος ‘lechoncito’), /-ilo-/ (cfr. Γοργ-ίλος, Διόμ-ιλος) o el mencionado /-iŋg-/, debe ser considerada, en principio al menos, otra prueba más de iconicidad fonética de /i/ en griego antiguo. Puede aducirse asimismo como indicio de la fonoiconicidad de /i/ el testimonio de la correspondencia antifónica entre μικρός ‘pequeño’ y μακρός ‘grande’, ya que el contraste entre vocales anteriores [i ɪ e] y vocales posteriores o centrales [a ɑ ʌ ɔ o] es frecuente en las lenguas entrañando relaciones de iconicidad entre las nociones de pequeño y grande respectivamente (Jakobson y Waugh, 1980: 241; Ohala, 1997: 98-99). Finalmente, junto a evidencias de este tipo debe considerarse el papel que en griego antiguo desempeñó el sufijo deíctico /-i/ (“partícula hic et nunc”), propio de registros orales, que expresaba de manera enfática la proximidad espacial de un referente o la inmediatez temporal (οὑτοσί ‘este de aquí que estáis viendo ahora’, οὑτωσί ‘así, de la manera como estoy diciendo precisamente ahora’, νυνί ‘ahora mismo, en este preciso momento’; Schwyzer, 1939: 611).

6. Iconicidad fonética de /i/: origen y diacronía

Si hay evidencias, a la luz de lo expuesto, de iconicidad fonética en griego antiguo para la vocal /i/ y tal segmento lingüístico constituye el sufijo característico del tema en /-i/, conviene indagar cómo funciona el fenómeno fonético de la iconicidad para entender el origen y desarrollo de la categoría morfosemántica.

6.1. Aspectos generales

Los estudios sobre fonoiconicidad han demostrado que una de las relaciones de iconicidad fonética más extendidas en las lenguas del mundo es la representada por la asociación entre los sonidos agudos y una serie de nociones diversamente conectadas entre sí: el tamaño pequeño, la afectividad, la proximidad o el énfasis (Jespersen, 1960: 557; Ultan, 1978; Ohala, 1997: 100). La extensión prácticamente universal del fenómeno[9] indica que no es de naturaleza convencional, sino que está motivado por aspectos relativos a la experiencia humana, pudiéndose rastrear su origen en los márgenes gramaticales de la lengua, en un espacio que algunos autores denominan “extragramatical” (Dressler y Barbaresi, 1994: 36-41; Protassova y Voeikova, 2007: 46; Mattiello, 2013: 1-7)[10] y que está relacionado sobre todo con ámbitos comunicativos infantiles y con registros muy informales de la lengua, lo cual apunta a la preeminencia del significado afectivo vinculado al mundo infantil dentro de la cadena de valores fonoicónicos de los fonemas agudos.

En este sentido, se ha sugerido que la asociación de la vocal /i/ con las nociones de pequeñez y afectividad, así como secundariamente las de proximidad, énfasis o actualización, se basa en aspectos de mecánica fonética, como la frecuencia alta de la vocal y su cierre articulatorio tenso (Ultan, 1978: 545). Ello ha llevado a explicar dicha relación fonosemántica como trasunto de una asociación entre el rasgo sonoro de la agudeza y las vocalizaciones de los niños pequeños, de forma que en la naturaleza de tal asociación subyace una suerte de “imitación infantil” (infant mimicry) que puede interpretarse de distintas maneras: como colaboración comunicativa mediante el tono ascendente interrogativo o como una actitud comunicativa de sumisión, no agresión etc. mediante la tonalidad aguda de las proferencias (Ohala, 1997).

Por su parte, la “imitación infantil” está apuntalada por el hecho de que, de manera general, los sonidos lingüísticos agudos se asocian al habla infantil en virtud de situaciones comunicativas entre el adulto y el niño en las que el adulto se comunica con el niño imitando sonidos emitidos por este para optimizar el proceso comunicativo, asociando a su vez sus proferencias a alguna forma de afectividad. Como consecuencia de ello, los mecanismos empleados en el proceso comunicativo adulto-niño pueden fijarse en la lengua y aplicarse en otros registros y contextos comunicativos a referentes distintos del niño. El habla infantil constituye así una de las fuentes para la creación de recursos lingüísticos expresivos y afectivos de tipo morfopragmático y fonopragmático, como el truncamiento y la geminación expresiva, representando así el ámbito comunicativo más adecuado para la emergencia del marcador afectivo /i/ mediante un proceso de reanálisis y convencionalización (Figura 1).

Figura 1
Origen infantil del marcador afectivo /-i/ (Monzó, 2016: 109)

Situar la emergencia de la relación fonoicónica entre la vocal aguda /i/ y la expresión de la afectividad en el ámbito comunicativo infantil permite explicar asimismo la extensión del fenómeno y su carácter extralingüístico y motivado, al tiempo que pone de manifiesto algunos rasgos de tipo lingüístico propios de la asociación, como la prevalencia de la Pragmática sobre la Semántica, en virtud de la importancia de los significados connotativos e intensionales sobre los denotativos y extensionales en la emergencia de la morfología evaluativa[11], o la preponderancia de los usos extragramaticales en la creación de los gramaticales[12].

6.2. Centralidad del nombre propio

Un rasgo relevante tanto de la categoría del tema en /-i/ en griego como, en general, de los nombres con sufijo afectivo /-i/ en las lenguas del mundo es la especial incidencia de tales formas en el campo de los nombres propios personales hipocorísticos (Monzó, 2019). En efecto, mientras en otros dominios léxicos de carácter afectivo el sufijo /-i/ puede no aparecer documentado o hacerlo de manera muy restringida, en los nombres propios afectivos este se da siempre y de manera muy productiva[13], lo cual sugiere que el ámbito léxico de los nombres propios personales hipocorísticos desempeña un papel clave en la emergencia, extensión y convencionalización del sufijo afectivo /-i/.

Las razones que pueden aducirse tienen que ver con la naturaleza referencial de tales nombres. En efecto, se trata de «designadores rígidos» (Kripke, 1972) que no denotan, sino que refieren y siempre a la misma entidad. Dicho de otro modo, el significado de los nombres propios no es extensional sino intensional: como los referentes designados con el nombre propio son únicos, las modificaciones formales (fonológicas, morfológicas, prosódicas) de tales nombres no afectan a una clase de entidades–pues no denotan extensionalmente–, sino a un solo referente o entidad–pues refieren intensionalmente–, por lo que dichas modificaciones no comprometen las referencias a las entidades.

Precisamente por esta razón los nombres propios personales representan un campo de pruebas óptimo para la creación de todo tipo de fenómenos extragramaticales. Así ocurre con los recursos lingüísticos de la expresión de la afectividad (truncamiento, geminación expresiva, sufijación afectiva, reduplicación, palatalización, simplificación articulatoria etc.), los cuales aparecen primariamente entre los nombres propios, donde son recursos productivos, y luego se extienden a otro tipo de vocabulario, operando de manera más restringida. En francés, por ejemplo, la reduplicación afectiva es muy corriente entre los nombres propios (Thierry > Titi, Lucien > Lulu etc.), pero se encuentra limitada en otros ámbitos léxicos (dormir > dodo, jouer > joujou pero manger > **manman, courir > **courcour). De igual modo, en inglés el sufijo /-i/ es muy productivo entre los nombres propios afectivos (William > Willy, Charles > Charlie etc.), pero en el resto del vocabulario presenta restricciones (shirt ‘camiseta’ > **shirty, suit ‘traje’ > **suity, wall ‘pared’ > **wally).

Pues bien, cabe situar la emergencia de tales recursos expresivos con seguridad en ámbito lingüístico infantil en las pronunciaciones imperfectas de los nombres propios personales por parte de los niños, reproducidas a su vez por los adultos en los intercambios comunicativos con niños, lo que explica la coincidencia entre tales fenómenos y los rasgos articulatorios de las producciones lingüísticas infantiles en fases tempranas de adquisición del lenguaje y la concentración de estos recursos expresivo-afectivos en la formación del nombre propio afectivo (Ferguson, 1964: 106 y 110): reduplicación (esp. Dolores > Lola, it. Salvatore > Toto), simplificación articulatoria (esp. Enrique > Quique, fr. Christiane > Titi), palatalización (Paco > Patxi, Antonio > Antxon), geminación expresiva (it. Domenico > Mimmo, ingl. Robert > Bobby), truncamiento (it. Lorenzo > Enzo, esp. Antonia > Toñi) y afijación afectiva (esp. /-i/, ingl. /-o/, /-s/, /-i/, rus. /-a/, cat. /-o/).

En el caso de los nombres de tema en /-i/ del griego se observa la misma concentración de recursos expresivos en el grupo de nombres propios afectivos, donde, al margen de la aparición del sufijo afectivo /-i/ del tema, el truncamiento opera regularmente (Ἄλεξις < Ἀλέξανδρος, Ἄλκις < Ἀλκιδάμας etc.) junto a la geminación expresiva (Ξέ[ν]νις < Ξενοκράτης, Σθέννις < Κλεισθένης etc.), mientras que en el resto de vocabulario tales recursos se dan restringidamente en términos afectivos pertenecientes al habla infantil (ἄστρις ‘taba’ < ἀστράγαλος, δέλλις ‘lechón’ < δέλφαξ, ἄφρις ‘clítoris’ < Ἀφροδίτη, ἀννίς ‘yaya’), o en nombres despectivos (γύννις ‘maricón’ < γυναικ-, γάστρις ‘tragaldabas’ < γαστέρ-). Ello apunta, así pues, al posible origen de la categoría en ámbito comunicativo infantil con este tipo de nombres propios, lo que justificaría su productividad en griego.

Por otro lado, resulta complicado establecer una cronología segura para estas formas, ya que en la escritura lineal B del micénico las formaciones hipocorísticas son difíciles de reconocer (cfr. mic. ru-si = ¿Λῦσις o λῦσις?) y, además, en los poemas homéricos, si bien se documenta el proceso de truncamiento (Πατροκλῆς > Πάτροκλ-ος, Ἀλκιμέδων > Ἄλκιμος), su empleo está condicionado por conveniencias métricas, de modo que la ausencia de nombres propios en /-is/ resulta poco concluyente. Con todo, la existencia de algunos nombres personales hipocorísticos reconocibles en las tablillas micénicas (a-re-ke-se-u = Ἀλεξεύς, de-ke-se-u = Δεξεύς), podría indicar que este tipo de formaciones estaban ya lexicalizadas, pues difícilmente nombres afectivos se hubiesen consignado en documentos palaciegos oficiales, lo que abre la puerta a la posibilidad de que otras formaciones fruto del truncamiento, como los hipocorísticos en /-is/, estuvieran en la misma situación. En todo caso, estos nombres se atestiguan con toda seguridad a partir de las primeras fases documentales de la lengua griega en escritura alfabética (Τέλλις, 708 a.C. Sición; Χάρμις, 668 a.C. Esparta etc.; LGPN), aunque los testimonios indirectos, como estamos viendo, apuntan a una cronología muy anterior (§7).

6.3. Extensión semántica de la categoría

6.3.1. El ámbito infantil

Por otra parte, tiene sentido situar el proceso de emergencia del sufijo afectivo /-i/ en el uso del nombre propio dentro del ámbito comunicativo infantil porque el primer vocabulario que desarrolla el niño está basado en su contexto inmediato, afectando a juguetes, animales, comida, partes del cuerpo, ropa y, sobre todo, a referentes personales (Savickienė y Dressler, 2007). Así, los trabajos sobre adquisición lingüística muestran la tendencia de los niños en las primeras fases de adquisición de la lengua a emplear los nombres propios de las personas de su entorno y el suyo propio en forma hipocorística, además de los nombres de parentela de sus familiares (Bodor y Barcza, 2007: 243-244). Hora y su equipo (2007: 298) presentan el caso de una niña que emplea el nombre de parentela sáfta ‘abuela’ en la forma afectiva sáfti ‘abuelita’ en referencia a su propia abuela, por lo que el sufijo afectivo /-i/ presentaría un sentido “personalizador” en dicha lengua, lo que explica la ausencia de plural para tal elemento. En realidad, lo que sucede es que el afijo afectivo conlleva la intensión del significado denotado por el término simple, de modo que sáfti deja de designar la clase de entidades ‘abuela’ para referir intensionalmente a la abuela del hablante. Se observa así la interacción entre la noción de afectividad y los nombres propios, dada la capacidad del sufijo para convertir un término denotativo en unirreferencial.[14]

Asimismo, los nombres de parentela, que designan familiares próximos al niño y remiten a entidades humanas, pueden funcionar como designadores rígidos y unirreferenciales cuando son modificados con un sufijo afectivo. Ello se debe de nuevo al carácter intensional o “personalizador” del significado afectivo, pero también al empleo que hace el niño del nombre de parentela en lugar del personal al referir a la gran mayoría de adultos de su entorno, no solo porque estos son sólitamente miembros de su familia, sino porque rara vez en el habla infantil se utiliza el nombre personal para designar a un familiar.

Ahora bien, los referentes personales no son los únicos del entorno inmediato del niño ni tampoco los únicos asociados a la esfera infantil; partes del cuerpo, nombres de mascotas, animales o juguetes se encuentran entre los términos más frecuentemente utilizados, junto a los referentes personales, en los actos comunicativos entre niños o entre adultos y niños (Savickienė, 2007: 37; Marrero et al., 2007: 175), lo cual facilita la extensión de los recursos expresivos anteriormente mencionados a nombres que refieren entidades no humanas a partir de su asociación con el mundo infantil. Esta evolución es coherente con la jerarquía universal de la animacidad (Moreno Cabrera, 1997: 71), al producirse desde referentes /+humanos/ a referentes /–animados/, y explica, asimismo, la especialización de términos afectivos en la designación de referentes infantiles en el habla del adulto. Así, en alemán Hand-i, Bauch-i o Sess-i formas afectivas de Hand ‘mano’, Bauch ‘barriga’ y Sessel ‘silla’ respectivamente, se usan específicamente para referir la mano, el vientre y la silla de un niño (cfr. esp. botita ‘bota de bebé’, caquita ‘excremento infantil’, ingl. tummy ‘vientre de bebé’, dolly ‘muñeca de juguete’, fr. cucu ‘culito de bebé’). Estos términos no están lexicalizados, pues la connotación afectiva originaria sigue siendo plenamente operativa, pero su referencialidad se ha visto restringida a su uso específico con referentes de la esfera infantil. En el caso de los nombres de animales y mascotas se observa cierta ambivalencia en estos ámbitos comunicativos, ya que las formas afectivas de tales nombres pueden connotar al mismo tiempo la expresión del afecto por parte del hablante y su pertenencia a la esfera infantil, en virtud de la metáfora mascota es bebé/niño. Así, por ejemplo, en español los diminutivos gatito o perrito, designan afectivamente estos animales, pero también son formas específicas de la comunicación infantil. El mismo desplazamiento del valor afectivo del sufijo /-i/ se observa en los nombres de tema en /-i/ del griego antiguo, donde se documentan nombres de parentela (ἀννίς, κάσις < κασίγνητος, ἶνις), de partes del cuerpo (ἄφρις < Ἀφροδίτη) y de animales y juegos (δέλλις < δέλφαξ, ἄστρις < ἀστράγαλος), pertenecientes en su origen a contextos comunicativos infantiles. De esta manera el significado del sufijo se extiende siguiendo el principio de la “jerarquía de la animacidad” desde la connotación afectiva a la denotación del tamaño a través de su empleo en nombres de entidades no humanas (nombres propios > nombres de parentela > partes del cuerpo > animales/juguetes etc.).

La relevancia del habla infantil en los procesos de emergencia, desarrollo y extensión de la sufijación afectiva y de otros recursos expresivo-afectivos no se debe tan solo a razones de índole psicológica, por evocar los niños sentimientos más o menos universales de afecto[15], sino que tales mecanismos cumplen también una función relevante en la adquisición infantil de la lengua, al propiciar el desarrollo de una conciencia gramatical en el niño necesaria para la adquisición de los mecanismos flexivos y derivativos de la lengua gracias a la fácil segmentabilidad de tales afijos, que hace más transparente la morfología del nombre (Aguirre et al., 2004: 120).

6.3.2. El ámbito informal

El ámbito comunicativo infantil resulta un dominio fundamental para la creación de fenómenos expresivo-afectivos, dada, como se ha visto, la importancia que en este contexto tienen los referentes únicos, cuyos nombres no cambian de referencia al ser modificados mediante los recursos derivativos ya mencionados. La libertad con que opera el hablante a la hora de producir tales recursos ha llevado a distinguir una “morfología gramatical”, predecible y regular, y una “morfología extragramatical”, impredecible e irregular (Dressler y Barbaresi, 1994: 36-41; Mattiello, 2013), situada en los márgenes de la gramaticalidad, donde el hablante está menos constreñido por los límites de la convencionalización de los usos lingüísticos. Por ello en los contextos comunicativos más informales, es decir, en los más alejados de los usos convencionales, como el habla infantil o el lenguaje familiar, coloquial o vulgar, es donde emergen la mayoría de recursos expresivo-afectivos de base icónica (truncamientos, geminaciones, reduplicaciones etc.), corroborando así un principio lingüístico que podríamos enunciar así: a mayor distancia de lo convencional, mayor proximidad de lo natural; cuanto más natural, mayor motivación; a mayor motivación, mayor iconicidad.

Esto es importante para entender por qué en muchas lenguas recursos expresivos procedentes de ámbito comunicativo infantil se extienden a otros contextos aparentemente alejados de este y con significados, en principio, contradictorios. Así sucede con el español universidad > uni, profesor > profe, con el francés collaborationiste > collabo, communiste > coco, o con el alemán Alkoholiker > Alki, Sozialist > Sozi, donde hay truncamiento, reduplicación o sufijación afectiva /-i/ con significados expresivos muy alejados de los señalados para el lenguaje infantil. El carácter informal de tales contextos comunicativos permite la reutilización y reinterpretación de recursos expresivos de origen infantil. De este modo es posible entender, por ejemplo, que en alemán el sufijo afectivo /-i/ aparezca en nombres hipocorísticos personales o de parentela (Hans-i, Mutt-i ‘mami’), en términos infantiles (Hand-i ‘manita’, Bauch-i ‘barriguita’) y en formas despectivas (Alkoholiker > Alki, Nazionalsozialist > Nazi). De igual modo cabría entender, por tanto, las formas despectivas griegas γύννις ‘maricón’ (< γυνή ‘mujer’) y γάστρις ‘tragaldabas’ (< γαστήρ ‘vientre’) del tema en /-i/.

6.3.3. Significados denotativos: pequeñez, femenino, relación, subeventividad

Pues bien, si la emergencia del sufijo caracterizador del tema en /-i/ en griego antiguo se produjo en contextos comunicativos infantiles con un valor afectivo y fonoicónico, la extensión de su sentido connotativo a partir de usos pragmáticos afectivos a su empleo semántico y denotativo de la pequeñez debió de darse mediante la reinterpretación del sufijo en la designación de referentes infantiles, en los cuales no es posible distinguir con nitidez el valor afectivo del de la pequeñez. Así sucede en alemán con Handi ‘manita’, Bauchi ‘barriguita’ o Sessi ‘sillita’, que designan casi exclusivamente referentes infantiles, siendo imposible diferenciar su valor hipocorístico de la denotación del menor tamaño del referente. Algo semejante cabe suponer que ocurrió en el tema en /-i/, donde los términos infantiles (cfr. ἄστρις ‘taba’ < ἀστράγαλος, δέλλις ‘lechón’ < δέλφαξ, ἄφρις ‘clítoris’ < Ἀφροδίτη) facilitaron la reinterpretación del sufijo como marcador de la pequeñez, dado el menor tamaño de cualquier referente vinculado al niño.

Una vez establecida esta vía de extensión del significado desde lo pragmático y connotativo a lo semántico y denotativo, resulta sencillo explicar los desplazamientos desde el sentido concreto de la pequeñez a los más abstractos de la relación y de la acción verbal. En efecto, el desarrollo de la abstracción se habría dado como consecuencia de procesos de lexicalización y reinterpretación sufijal (Moreno Cabrera, 1997: 231-3), bien documentados en el comportamiento histórico de los diminutivos (palillo ‘tipo de palo’ etc.; §5.1.). Asimismo, el valor de nombre de acción podría explicarse por un procedimiento cognitivo de conceptualización diminutivo-partitiva de significados eventivos como partes subeventivas al aplicarse sufijos denotativos de la pequeñez a bases de contenido verbal (Jurafsky 1996: 556), como, de hecho, sucedía en griego antiguo con el sufijo diminutivo /-ion/: λέγω ‘decir’ > λόγιον ‘oráculo, acto de λέγειν’, κυνήγιον ‘caza, acto de κυνηγεῖν’ etc. Así se entiende la presencia dentro del tema en /-i/ de significados relacionales de diverso tipo: nombres de agente (τρόχις ‘corredor’ < τρέχω ‘correr’), de instrumento (κόπις ‘pico’ < κόπτω ‘golpear’), adjetivos simples y compuestos (ἄναλκις ‘cobarde’ < ἀλκή ‘fuerza’, ἴδρις ‘sabedor’ < ϝιδ- ‘ver’), así como de los nomina actionis (ἄγυρις ‘reunión’ < ἀγείρω ‘reunir’ etc.).

Finalmente, el valor como marcador del sexo femenino del referente (cfr. ἄκοιτις ‘esposa’ < ἀκοίτης ‘marido’), parece un simple trasunto del sentido denotativo de la pequeñez a través de un desplazamiento metafórico que equipara a las mujeres con los niños, mientras que su valor relacional como indicador del género gramatical femenino (cfr. f. μαινόλις < m. μαινόλης ‘furioso’) se habría producido mediante los mismos mecanismos de lexicalización y abstracción observados en el significado denotativo diminutivo. Jurafsky (1996: 546) propone la metáfora interlingüística mujeres son niños/cosas pequeñas y señala la relevancia del valor “femenino” en la semántica del diminutivo denotativo, atestiguada en numerosas lenguas donde el género femenino marca pequeñez o afijos diminutivos expresan sexo o género gramatical femeninos (Brugmann y Delbrück, 1967: II,1 601, 674; Aikhenvald, 2000: 27).

7. Implicaciones diacrónicas: ¿iconicidad indoeuropea?

Una cuestión que surge de la cronología relativa propuesta para el proceso de extensión semántica de la categoría de tema en /-i/ del griego es el alcance indoeuropeo del fenómeno, esto es, si el proceso descrito debe remontarse a la fase anterior indoeuropea o se produjo en la helénica, toda vez que el tema en /-i/ en griego es, como en otras lenguas del conjunto lingüístico indoeuropeo, una categoría heredada. La cuestión es compleja y requeriría un estudio aparte, por lo que aquí nos limitaremos a ofrecer unas reflexiones provisionales.

En el análisis presentado se ha localizado el ámbito de emergencia de la relación fonoicónica de la vocal aguda /i/ y la expresión de la afectividad en el dominio de los nombres propios personales afectivos y en el contexto de comunicación infantil (§6.2) y se ha observado que por medio de distintos procesos de extensión semántica el significado fonoicónico de /i/ fue desarrollando históricamente valores cada vez más abstractos en la categoría (§6.3). Resulta lógico, por tanto, atribuir a los nombres propios afectivos marcados con el sufijo /-i/ también en las demás lenguas indoeuropeas el carácter indiciario de la existencia de fonoiconicidad para la categoría del tema en /-i/, de modo que cuantas más lenguas documenten este tipo de formación antroponímica, más probable resultará, en principio, retrotraer el fenómeno de la iconicidad fonética del sufijo /-i/ constitutivo del tema al estadio indoeuropeo y, por tanto, al primitivo surgimiento de la propia categoría.

Pues bien, los datos de las lenguas indoeuropeas antiguas muestran que la mayoría de grupos formaba sus antropónimos hipocorísticos por dos vías: (a) con el procedimiento de truncamiento (tipo sánscrito Deva-datta- > Deva- o Datta-) o (b) mediante adición de sufijos diminutivos (tipo sánscrito Deva-datta- > Deva-ka- o Datta-ka-), mientras que el uso de /-i-/ como marcador específico de la afectividad en la antroponimia se daría casi exclusivamente en las áreas helénica y germánica, aunque secundariamente pueda registrarse en otras zonas (tipo sánscrito Kīrti-rāja > Kīrti-).[16] Cabría concluir, en consecuencia, que la asociación fonoicónica entre la vocal aguda /i/ y la expresión de la afectividad para el tema en /-i/ es posterior a la propia creación de la categoría en fase indoeuropea y que habría emergido posteriormente y de manera independiente en dos grupos distintos: el griego y el germánico, pues, de otro modo, se encontraría documentada en más subconjuntos indoeuropeos. Sin embargo, esta conclusión requiere algunas matizaciones.

En efecto, dejando de lado la cuestión de que los sufijos diminutivos indoeuropeos son con frecuencia formaciones complejas marcadas con /i/ (tipo sánscrito -ika-, -iya-, -ila- etc.), lo que sugiere recaracterización semántica sufijal y, por tanto, un valor fonoicónico muy antiguo para esta vocal afijal, conviene no obviar lo problemático de reducir fenómenos lingüísticos “naturalmente” motivados, como el de la iconicidad, a lógicas cronológicas como la enunciada, toda vez que el carácter motivado de tales asociaciones resulta ser precisamente lo que faculta la emergencia de este tipo de fenómenos en cualquier momento de la historia de una lengua. Esto explica, por ejemplo, la necesidad histórica de renovar el fondo léxico de determinadas nociones especialmente afectadas de iconicidad, como sucede con las onomatopeyas. Así, la raíz indoeuropea para ‘reírse [a carcajadas]’ (cfr. gr. κα[κ]χάζω, lat. cacchinnāre, sánscr. ka[k]khati) remontaría muy probablemente a la interjección [khakha], base léxica que reemerge a lo largo de la historia de distintas lenguas indoeuropeas actualizando la natural relación de iconicidad entre el significado y la forma (cfr. gr. mod. χαχανίζω, esp. carcajada, hindi khikhiyānā). Lo mismo sucede con los ornitónimos, tan propensos a construirse como onomatopeyas. Así, por ejemplo, el nombre del gallo en griego antiguo (ἀλεκτρυών), que el lexicógrafo Hesiquio (s. V d.C.) documenta también con las formas κίκιρρος, κικκός o κέρκος, fue sustituido en griego moderno por otra voz onomatopéyica (κόκορας), pero con distinto vocalismo ([kokor]): la motivación en la denominación reemerge en virtud de su carácter icónico. El propio tema en /-i/ indoeuropeo es, en realidad, buen testimonio de ello, pues, aunque en latín no se documentan nombres propios afectivos en /-i/ de carácter fonoicónico semejantes a los griegos o germánicos, sin embargo, en algunas lenguas románicas modernas las formaciones hipocorísticas en /i/ poseen gran difusión (esp. Salvador > Salv-i, Dolores > Lol-i, yay-i, hol-i etc.).

Así pues, dada la capacidad recursiva de la iconicidad como fenómeno “naturalmente” motivado, cabe sopesar la posibilidad, a falta de estudios para otras lenguas indoeuropeas, de que el valor afectivo de la vocal aguda /i/ constitutiva del tema sea tan antiguo como la propia categoría indoeuropea y que se haya manifestado con recurrencia en el grupo helénico y en el germánico, opacándose su valor originario en las demás grupos, por efecto de los mismos procesos semánticos de abstracción observados en el tema griego (§6.3).

8. Conclusiones: la estructura semántica del tema en /-i/

De lo expuesto hasta aquí se pueden extraer las siguientes conclusiones acerca de la estructura semántica del tema en /-i/ del griego antiguo:

  1. La estructura semántica de la categoría coincide con la estructura semántica universal del diminutivo en sus valores morfosemánticos (afectividad, pequeñez, sexo y género femeninos, significados abstractos relacionales y subeventivos).
  2. La afectividad fue el valor central de la categoría, como sugieren la gran productividad de los nombres propios personales de tipo hipocorísticos y la presencia de términos de ámbito infantil (de parentela, de partes del cuerpo y juguetes) caracterizados por el truncamiento y la geminación expresiva.
  3. El sufijo /-i/ constitutivo del tema debió de originarse en ámbito de interacción entre el niño y el adulto y poseer en su origen una naturaleza fonoicónica, avalada por distintos testimonios (Pl. Cra. 426e; Ar. Ach. 1035 etc.).
  4. La originaria motivación fonoicónica del sufijo /-i/ se fue opacando con la transformación de su significado mediante procesos de cambio semántico.

Nuestra propuesta de organización semántica de la categoría nominal del tema en /-i/ griego sería coherente con distintos principios de semántica diacrónica de alcance interlingüístico, como el “principio de la prevalencia de lo pragmático sobre lo semántico” (Savickienė y Dressler 2007: 5), i.e. de los significados connotativos afectivos sobre los denotativos diminutivos, el de la prevalencia de lo concreto sobre lo abstracto (“principio unidireccionalidad del cambio semántico”) o el de la “jerarquía de la animacidad”, basado en la prevalencia jerarquizada de los referentes humanos (nombres propios personales > nombres de parentela > partes del cuerpo) sobre los no humanos (nombres de animales, juguetes y otros referentes objetuales). Finalmente, dada la transferencia de recursos expresivos desde contextos comunicativos infantiles a registros adultos informales, podría hablarse de una “jerarquía de la adquisición de recursos expresivo-afectivos” desde ámbitos donde estos son motivados e icónicos (habla infantil) a otros donde son reanalizados y convencionalizados (registros coloquiales y vulgares).

Teniendo en cuenta estos principios puede postularse la siguiente estructura semántica para la categoría del tema en /-i/ (Figura 2):

Figura 2
Propuesta de organización semántica del tema en /-i/ del griego antiguo

El valor morfopragmático de la afectividad ocuparía la centralidad de la categoría y estaría vinculado al habla infantil, en cuyo contexto comunicativo habría emergido el sufijo /-i/ caracterizador del tema con su originario significado connotativo. A partir de los antropónimos hipocorísticos el sufijo se habría extendido progresivamente a otros nombres de persona (parentela) y luego a nombres de referentes inanimados (partes del cuerpo, juguetes, animales), produciéndose su reinterpretación semántica denotativa del tamaño pequeño a partir de su uso en referentes infantiles (ἄστρις ‘tabas’, ἄφρις ‘clítoris’ etc.). Ello habría dado lugar posteriormente a una fuerte opacidad semántica a causa de la lexicalización de las formas, siendo reanalizado como un marcador de la relación y en última instancia como indicador de la singularidad del evento aplicado a bases léxicas de significado eventivo (ἄγυρις ‘reunión’, φῆμις ‘fama’ etc.; “diminutivo subeventivo”). Alternativamente, el significado denotativo del menor tamaño habría generado metafóricamente la indicación del sexo femenino del referente (ἄκοιτις ‘esposa’, γρόμφις ‘cerda vieja’ etc.) y secundariamente también por lexicalización y abstracción el valor de marcador del género gramatical femenino en adjetivos (μαινόλις ‘furiosa’, ἵππουρις ‘que tiene crin de caballo’ etc.).

Por último, debe dejarse abierta la cuestión de la cronología absoluta para la emergencia de los valores del tema en /-i/ representados en griego, señalando de manera provisional que no puede excluirse la posibilidad de que los valores más antiguos (connotativos) surgieran con la propia categoría en fase indoeuropea y reaparecieran posteriormente en griego y germánico, dado el carácter “naturalmente” motivado de aquellos. Esta hipótesis necesita, sin embargo, contrastarse con ulteriores trabajos para las demás lenguas indoeuropeas.

Referencias bibliográficas

Adrados, F. R., Bernabé, A. y Mendoza, J. (1996). Manual de Lingüística Indoeuropea (Vol. II). Ediciones Clásicas.

Aguirre, C., Albalá, M. J. y Marrero, V. (2004). “Mami, te quierito”. La adquisición del diminutivo en español. En M.A. Mayor, B. Zubiauz y E. Díez-Villoria (eds.), Estudios sobre la adquisición del lenguaje (pp. 120144). Publicaciones de la Universidad de Salamanca.

Aikhenvald, A. Y. (2000). Classifiers. A Typology of Noun Categorization Devices. Oxford University Press.

Ballester, X. (1999). A propósito de lit. akis, ausis, nosis o sobre i predesinencial. Res Balticæ, (5), 8190.

Ballester, X. (2003). A propósito de los adjetivos latinos en –ui–. Moenia, 9, 435449.

Bodor, P., & Barcza, V. (2007). Acquisition of diminutives in Hungarian. In I. Savickienė y W. U. Dressler (Eds.), Acquisition of Diminutives. A cross-linguistic Perspective (pp. 231262). John Benjamins Publishing. https://doi.org/10.1075/lald.43.10bod

Brugmann, K., & Delbrück, B. (1967). Grundriss der vergleichenden Grammatik der indogermanischen Sprachen. Karl J. Trübner.

Carnap, R. (1947). Meaning and Necessity. A Study in Semantics and Modal Logic. University of Chicago Press.

Chantraine, P. (1933). La formation des noms en grec ancien. Klincksieck.

Dressler, W. U., & Barbaresi, L. M. (1994). Morphopragmatics. Diminutives and Intensifiers in Italian, German and Other Languages. Mouton de Gruyter. https://doi.org/10.1515/9783110877052

Dressler, W.U. Lettner, L.E. & Korecky-Kröll, K. (2012). Acquisition of German diminutive formation and compounding in a comparative perspective: Evidence for typology and the role of frequency. In F.Kiefer, M. Ladány y P. Siptár (eds.) Current Issues in Morphologycal Theory: (Ir)regularity, analogy and frequency: Selected Papers from the 14th International Morphology Meeting. Budapest. 13-16 May 2010 (pp. 237-4). John Benjamins Publishing Company. https://doi.org./10.1075/cilt.322.11dre

Eichler, E., Hilti, G., Löffler, H., Steger, H., & Zgusta, L. (Eds.). (1995). Namenforschung. Ein internationals Handbuch zur Onomastik. 1. Teilband. Walter de Gruyter. https://doi.org/10.1515/9783110114263.1

Ferguson, Ch. A. (1964). Baby Talk in Six Languages. American Anthropologist, (66), 103114. https://doi.org/10.1525/aa.1964.66.suppl_3.02a00060

Giannakis, G. K. (Ed.). (2014). Encyclopedia of Ancient Greek Language and Linguistics (Vols. 1–3). Brill.

Grinevald, C. (2004). Classifiers. In G. Booij, C. Lehmann, J. Mugdan, S. Skopeteas & W. Kesselheim (Ed.), Morphologie. Volumen 2. (pp. 1016-1031). De Gruyter Mouton. https://doi.org/10.1515/9783110172782.2.13.1016

Heine, B., & Kuteva, T. (2002). World Lexicon of Grammaticalization. Cambridge University Press. https://doi.org/10.1017/CBO9780511613463

Holton, D., & Manolessou, I. (2010). Medieval and Early Modern Greek. In E. J. Bakker (Ed.), A Companion to the Ancient Greek Language (pp. 539563). Wiley-Blackwell. https://doi.org/10.1002/9781444317398.ch36

Hora, A., Ben-Zvi, G., Levie, R., & Ravid, D. (2007). Acquiring diminutive structures and meanings in Hebrew. In I. Savickienė y W. U. Dressler (Eds.), Acquisition of Diminutives. A cross-linguistic Perspective (pp. 295317). John Benjamins Publishing. https://doi.org/10.1075/lald.43.13hor

Jakobson, R., & Waugh, L. R. (1980). La charpente phonique du langage. Les Éditions de Minuit.

Jespersen, O. (1960). Symbolic value of the vowel I. In O. Jespersen (Ed.), Selected writings of Otto Jespersen (pp. 557-579). George Allen y Unwin Ltd.

Jurafsky, D. (1996). Universal Tendencies in the Semantics of the Diminutive. Language, 72(3), 533578. https://doi.org/10.2307/416278

Kripke, S. A. (1972). Naming and Necessity. Harvard University Press. https://doi.org/10.1007/978-94-010-2557-7_9

Lakoff, G. (1987). Women, Fire and Dangerous Things. What Categories Reveal about the Mind. University of Chicago Press. https://doi.org/10.7208/chicago/9780226471013.001.0001

Luraghi, S. (2011). The origin of the Proto-Indo-European gender system: Typological considerations. Folia Linguistica, 45(2), 435464. https://doi.org/10.1515/flin.2011.016

Marrero, V., Aguirre, C., & Albalá, M. J. (2007). The acquisition of diminutives in Spanish. A useful device. In I. Savickienė y W. U. Dressler (Eds.), Acquisition of Diminutives. A cross-linguistic Perspective (pp. 155181). John Benjamins Publishing. https://doi.org/10.1075/lald.43.07mar

Mattiello, E. (2013). Extra-grammatical Morphology in English. Abbreviations, Blends, Reduplicatives, and Related Phenomena. De Gruyter Mouton. https://doi.org/10.1515/9783110295399

Monzó, C. (2016). El tema en -ι en griego antiguo. Liburna, (9), 89115.

Monzó, C. (2017). Hipocorístico en /-i/: Iconismo fonético de la afectividad. RSEL, 47(2), 728.

Monzó, C. (2019). Los hipocorísticos griegos en –ις: Contribución a la interpretación semántica del tema en –ι. CFC [g], (29), 1132. https://doi.org/10.5209/CFCG.63582

Moreno Cabrera, J. C. (1997). Introducción a la Lingüística. Enfoque Tipológico y Universalista. Síntesis.

Moreno Cabrera, J. C. (2017). Claves históricas de la lingüística actual. Síntesis.

Moreno Cabrera, J. C. (2018). Origen y evolución de la gramática. Síntesis.

Ohala, J. J. (1997). Sound symbolism. In Proceedings of the 4th Seoul International Conference on Linguistics [SICOL] 11-15 Aug. 1997 (pp. 98-103). Linguistic Society of Korea.

Protassova, E., & Voeikova, M. (2007). Diminutives in Russian at the early stages of acquisition. In I. Savickienė y W. U. Dressler (Eds.), Acquisition of Diminutives. A cross-linguistic Perspective (pp. 4372). John Benjamins Publishing. https://doi.org/10.1075/lald.43.03pro

Savickienė, I. (2007). Form and meaning of diminutives in Lithuanian child language. In I. Savickienė y W. U. Dressler (Eds.), Acquisition of Diminutives. A cross-linguistic Perspective (pp. 1341). John Benjamins Publishing. https://doi.org/10.1075/lald.43.02sav

Savickienė, I., & Dressler, W. U. (Eds.). (2007). Acquisition of Diminutives. A cross-linguistic Perspective. John Benjamins Publishing. https://doi.org/10.1075/lald.43

Schieffelin, B. B., & Ochs, E. (1996). The microgenesis of competence: Methodology in language socialization. In I.D. Slobin, J. Gerhardt, A. Kyratzis y J. Guo (Eds.), Social interaction, social context and language: Essays in honor of Susan Ervin-Tripp (pp. 251264). Lawrence Erlbaum Associates.

Schwyzer, E. (1939). Griechische Grammatik. Allgemeiner Teil. Lautlehre, Worbildung. Flexion. I. Band. C.H. Beck’sche Verlagsbuchhandlung.

Simone, R. (Ed.). (1994). Iconicity in Language. John Benjamins Publishing Company.

Ultan, R. (1978). Size-Sound Symbolism. In J. H. Greenberg (Ed.), Universals of Human Language (Vol. 2: 526568). Stanford University Press.

Vendryes, J. (1904). Traité d’accentuation grecque. Klincksieck.

Fuentes documentales

DGE = Rodríguez Adrados, F. y Rodríguez Somolinos, J. (Dirs.) (1980-). Diccionario Griego-Español. CSIC (7 vols.). http://dge.cchs.csic.es/xdge/

LGPN = Parker, R. (Dir.) (1987-2018). Lexicon of Greek Personal Names. Oxford University Press (8 vols.). http://www.lgpn.ox.ac.uk/

LSJ = Liddell, H.G. Scott, R. y Jones, H.S. (1996). A Greek–English Lexicon. Oxford University Press. http://stephanus.tlg.uci.edu/lsj/

TLG = Pantelia, M.C. (Dir.) (1972-) Thesaurus Linguae Graecae. Digital Library. University of California, Irvine. http://www.tlg.uci.edu


[1] Este trabajo ha sido reelaborado a partir de la comunicación presentada en el panel monográfico de “Iconicidad y diacronía” del XIV Congreso Internacional de Lingüística General (Sevilla 23-25 de julio de 2021).

[2] Una breve descripción del funcionamiento de la acentuación en los nombres de esta categoría puede verse en el clásico tratado de Vendryes (1904: 179).

[3] Para más detalles sobre los criterios véase Monzó (2016: 98-9).

[4] Como estimación aproximada del volumen de antropónimos hipocorísticos dentro de los nombres griegos de tema en /-i/ téngase en cuenta que, tomando únicamente en consideración los documentados en la región del Ática (LGPN), estos suponen el 50% (100 sobre 200) del total de la categoría.

[5] Aunque algunos nombres no documentan un significado propiamente afectivo (ἶνις ‘hijo’, κάσις ‘hermano’ etc.), la tendencia de este tipo de vocabulario a desgastarse semánticamente (cfr. ant. esl. otьcь, rus. отец ‘padre’ frente a gr. ἄττα ‘papi’) permite suponer que en algún momento poseyeron dicho valor.

[6] El tema en /-i/ confluye aquí con el sufijo /-id-/ como marcador de género femenino (cfr. Ἑλλην-ίδ-).

[7] La explicación tradicional, según la cual dicha sustitución es resultado de la función regularizadora del sufijo diminutivo /-ion/ (Holton y Manolessou, 2010: 555), no resulta en todos los casos satisfactoria y no es posible aplicarla a ἑλμίνθιον, documentado ya en época clásica como sinónimo de ἕλμις ‘lombriz’ (Hipp. Ep. 4.16; Arist. HA 570a14) ni tampoco a ὀφ[ε]ίδιον (Arist. HA 607a30; Str. 15.1.45). Para más detalles véase Monzó (2016: 104-105).

[8] Por ejemplo, una mesilla no es propiamente una mesa pequeña sino una clase de entidad que guarda una relación de semejanza (material, formal, de tamaño) respecto de una mesa, i.e. ‘mesa de noche’.

[9] No posee un alcance universal, pero la asociación es netamente interlingüística, pues afecta a lenguas de casi todos los continentes (América, Asia, Europa, África) y de variados conjuntos lingüísticos (indoeuropeas, urálicas, semíticas, níger-congoleñas, tupí-guaraníes, vasco etc.).

[10] Entiéndase aquí “gramática” como «gramática natural» en oposición a la «gramática cultivada» (Moreno Cabrera, 2018: 15).

[11] Muchos términos afectivos presentan cierto grado de unirreferencialidad al remitir a elementos que devienen únicos mediante el uso de los recursos expresivos en ámbito infantil. Así, madre tiene un sentido extensional porque remite a cualquier referente con las propiedades de una madre, pero mami es intensional porque remite a un referente único: la madre del hablante.

[12] Cabe recordar el universal implicativo enunciado por Dressler et al. (2012: 246), según el cual toda lengua con sufijos diminutivos tiene sufijos hipocorísticos, pero no a la inversa.

[13] En húngaro o hebreo moderno, por ejemplo, el sufijo /-i/ aparece muy restringidamente en algunos términos del habla infantil o muy coloquiales, pero es altamente productivo entre los nombres hipocorísticos de persona (Bodor y Barcza, 2007: 233-237; Hora et al., 2007: 297-300).

[14] La misma función “personalizadora” del sufijo afectivo se observa en otras lenguas. Piénsese en le acompañó la madre, donde madre refiere a una persona identificada que posee los rasgos de ‘madre’ [mujer con hijos], frente a le acompañó la mami, donde el hablante se referirá, en principio, a su propia madre o a la del receptor.

[15] Sin embargo, samoanos y calulios no poseen formas afectivas de trato de los niños (Schieffelin y Ochs, 1996).

[16] Para los datos véase el volumen sobre onomástica coordinado por Eichler et al. (1995).