ANÁLISIS DE ESTRUCTURAS SINTAGMÁTICAS A PARTIR DEL GRADO DE OPACIDAD

ANALYSIS OF SYNTAGMATIC STRUCTURES BASED ON DEGREE OF OPACITY

Héctor Leví Caballero Artigas

Universidad Pablo de Olavide

ORCID: 0000-0001-6880-3289

Recibido: 21-05-2022

Aceptado: 27-09-2022

https://dx.doi.org/10.12795/PH.2023.v37.i01.02

Resumen

La idiomaticidad es una propiedad por la que consideramos la posibilidad o no de interpretación literal de las estructuras sintagmáticas. No obstante, no todas las unidades fraseológicas tienen el mismo nivel o grado de idiomaticidad. En este estudio, partimos de la tipología de opacidad propuesta por Haquin (2014) con el propósito de identificar el grado de transparencia en cada caso y, al mismo tiempo, distinguir entre las diferentes clases de construcciones; esto nos ayudará a establecer fronteras más precisas entre las unidades que componen el universo fraseológico desde una perspectiva semántica e idiomática.

Palabras clave: construcción, opacidad, locución, idiomaticidad, transparencia.

Abstract

Idiomaticity is a property by which we consider the possibility or not of literal interpretation of syntagmatic structures. However, not all phraseological units have the same level or degree of idiomaticity. In this study, on the basis of the typology of opacity proposed by Haquin (2014) we aim to identify the degree of transparency in each case and, at the same time, to distinguish between the different kinds of constructions; this will help us to establish boundaries, from a semantic and idiomatic perspective, between the units that constitute the phraseological universe.

Keywords: construction, opacity, phrase, idiomaticity, transparency.

1. Introducción[1]

En todas las lenguas existe una serie de construcciones[2] que están a caballo entre lo sintáctico y lo léxico-semántico, pues, además de fijación, poseen, en mayor o menor medida, cierto carácter idiomático. Son estructuras que, a pesar de que parezca que, en muchos casos, su significado pueda resultar transparente o fácilmente deducible a partir de la suma de significados de sus componentes, no solo muestran cierta fijación sintáctica, sino también semántica. En otras palabras, los elementos que componen estas estructuras, por lo general, no suelen conservar su significado genuino, sino que, a través de procesos metafóricos y metonímicos, entre otros recursos, adoptan ese valor idiomático que no tienen por sí solos. Nos referimos, por lo tanto, a unidades pluriverbales más o menos estables y con mayor o menor grado de idiomaticidad. Por ejemplo, si decimos empezar la casa por el tejado no estamos construyendo ninguna casa en sentido literal, pero, si hablamos de que alguien es más falso que Judas, sí hacemos referencia a una persona con comportamiento engañoso. Por consiguiente, consideramos que la idiomaticidad constituye un factor variable y gradual que puede incluso servir para categorizar los diferentes tipos de unidades pluriverbales[3].

Con esta investigación pretendemos explicar este tipo de unidades sintagmáticas, estableciendo delimitaciones según el grado de opacidad, porque, si bien algunas tienen un evidente carácter idiomático (como la locución francesa, poser un lapin), en otras esta característica no es tan clara (por ejemplo, la locución adjetiva corriente y moliente). Por esta razón, incorporaremos diversos ejemplos que ilustren cada caso en concreto.

2. Consideraciones acerca del concepto de idiomaticidad

Desde la segunda mitad del siglo XX, son numerosos los estudios que han profundizado sobre el concepto de idiomaticidad como rasgo propio de algunas unidades fraseológicas (UF); sin embargo, no es un factor inherente de todas estas construcciones, como puede ser la fijación[4]. Esta propiedad implica división de la expresión en unidades con significado con el fin de percibir si la suma de estos difiere o no del significado completo de la UF.

Para profundizar más en el concepto de idiomaticidad, cabe distinguir entre sens de dicto y sens de re (Haquin, 2014). El sens de dicto se sitúa en el plano léxico y corresponde con el significado literal de la estructura, es decir, sería la suma de cada uno de los lexemas que la componen; mientras que el sens de re alude a la realidad semántica de la unidad. Por ejemplo, con la unidad tirar la toalla podemos referirnos a la acción literal de tirar una toalla (sens de dicto)[5] o a ‘darse por vencido’, sentido idiomático de la expresión (sens de re). Estas construcciones son las que García-Page (2008) denomina locuciones ambiguas[6]. De este modo, podemos desvincular ambos sentidos de una misma estructura para considerar su nivel de idiomaticidad.

Por otro lado, un concepto muy relacionado con el de idiomaticidad es el de motivación. Mellado (2020/2016) define este término como la transparencia de una unidad y, por lo tanto, la opacidad como la ausencia de motivación. De esta forma, la autora (Mellado, 2020/2016: 230) indica que una unidad «es transparente y motivada cuando se puede establece una relación lógica entre su significado literal y el traslaticio»[7]; dicho de otro modo, a mayor opacidad, menor motivación. Si lo ilustramos con algunos ejemplos, las unidades carne de cañón (‘persona expuesta a un peligro grave de muerte’) y levantar la mano (‘pegarle a alguien o hacer ademán de pegarle’), a pesar de que ambas son locuciones, no poseen el mismo grado de opacidad[8]. En otras palabras, no todas las construcciones son opacas, ya que algunas, como la locución adjetiva más viejo que Matusalén, pueden transmitir contenido semántico lexicalizado. En este sentido, debemos señalar que la lexicalización[9] de estas estructuras es total, en otras palabras, es el conjunto de la construcción la que posee un significado propio que puede ser deducible con mayor o menor facilidad a partir de sus componentes.

A su vez, Mellado (2013: 44) define la idiomaticidad como «magnitud gradual relacionada con la composicionalidad semántica del significado fraseológico»; dicho de otro modo, la motivación y la idiomaticidad son conceptos diferentes, pero que están íntimamente relacionados. Por un lado, el primero consiste en la relación conceptual entre el significado literal y el valor idiomático de la unidad[10], mientras que la idiomaticidad se basa en la suma de significados de sus componentes.

Teniendo en cuenta esta premisa, García-Page (2008) va más allá y distingue diferentes tipos de idiomaticidad; estos son los siguientes:

A partir de esta clara distinción, cabe señalar que esta tipología nos permite conocer con mayor profundidad una unidad de acuerdo con su carácter idiomático. Ahora bien, la unidad no se identifica con un tipo en concreto, sino con uno de cada par (idiomaticidad fuerte/débil y simple/múltiple). Por ejemplo, la locución adverbial de capa caída sería una unidad de idiomaticidad simple y fuerte al mismo tiempo. Asimismo, cabe indicar que, si bien García-Page (2008) centra esta tipología en el estudio de las locuciones, consideramos que esta podría ser extrapolable, en cierto modo, a otras estructuras sintagmáticas.

2.1. Tipos de opacidad

Tras definir los conceptos de idiomaticidad y opacidad, en el presente estudio vamos a profundizar en este último con el propósito de especificar cada tipo de estructura sintagmática. Como hemos podido comprobar, la opacidad o ausencia de motivación está presente, en mayor o menor medida, en las locuciones; sin embargo, no son las únicas construcciones que poseen dicho rasgo. Ahora bien, antes de realizar la distinción de las diferentes estructuras, es necesario determinar las clases de opacidad que podemos encontrar. En su investigación, Haquin (2014) establece los siguientes tipos:

Para entender mejor la idea de opacidad[13], debemos indicar que la idiomaticidad se opone a la composicionalidad, pues, al contrario que esta, los elementos que componen la estructura no permiten una lectura o interpretación literal. Asimismo, cabe señalar que todos estos tipos de opacidad corresponderían con una idiomaticidad fuerte, ya que la transparencia de la unidad es nula. En el siguiente apartado profundizaremos en el estudio de los diferentes grados de opacidad.

3. Estructuras sintagmáticas con diferentes grados de opacidad

En este apartado presentamos, de forma más precisa, las construcciones sintagmáticas que corresponderían a cada grado de opacidad propuesto por Haquin. Antes cabe reseñar que hay casos en los que se combinan varios tipos de opacidad en una misma unidad; por ejemplo, en la ya mencionada locución verbal dársela con queso podemos considerar que está presente tanto la opacidad léxica como la relacionada con elipsis anafórica. Así pues, la definición de cada una de las clases de opacidad nos ayudará a distinguir desde una perspectiva semántica diferentes tipos de estructuras sintagmáticas. Además, como podemos comprobar, todos estos casos corresponden con un grado de idiomaticidad fuerte, de acuerdo con la tipología propuesta por García-Page (2008).

3.1. Opacidad léxica

Recordemos que nos podemos referir a la opacidad léxica tanto de una forma general (cuando en la estructura hay uno o más elementos que no conservan su sentido primario) como de un modo más exclusivo y específico (cuando un elemento de la estructura no tiene correspondencia semántica fuera de la unidad a la que pertenece). De esta manera, a este grado de opacidad pueden pertenecer las siguientes estructuras sintagmáticas.

3.1.1. Las colocaciones y las locuciones

A pesar de que el término surgió décadas antes, los estudios de Hausmann (1979, 1989, 1997, 1998) profundizaron sobre la noción de colocación y sentaron bases al respecto. Las colocaciones están formadas por dos componentes entre los cuales se establece cierta relación semántica; para ser más precisos, el GTG (2019: 54) señala que una colocación es una «combinación de voces restringidas semánticamente». Por lo tanto, hace referencia a un concepto parecido a lo que Coseriu (1991/1977) llamaría solidaridades léxicas[14].

Las colocaciones son construcciones que reflejan un significado composicional. Ahora bien, a pesar de que los límites entre las colocaciones y las locuciones parezcan claros a simple vista, existen casos en los que resultaría difícil definir una unidad como un tipo u otro; esto ocurre, por ejemplo, con las construcciones verbales. Si bien es cierto que, en este caso, ambas clases comparten, por lo general, las mismas estructuras, los rasgos definitorios de cada una y, en concreto, el valor idiomático, facilitan su categorización. Si nos centramos en las colocaciones, es únicamente uno de los componentes el que pierde su sentido primario (el colocativo), pues el otro lo conserva (la base). Es lo que hemos considerado opacidad léxica en su sentido más general, pues es uno de los elementos el que no permite la interpretación literal de la unidad; en este caso, la lexicalización es parcial. Por otro lado, eso no siempre es así con las locuciones, pues esa opacidad puede afectar a toda la unidad.

Si lo ilustramos con ejemplos: prestar atención sería una colocación, pues prestar pierde su significado genuino (colocativo), mientras que el otro componente lo conserva (atención es la base de la colocación)[15]. Por otro lado, tenemos la unidad dar mala espina que, a nivel sintáctico, posee la misma estructura que la anterior, pero la opacidad (o falta de motivación) afecta a todos sus componentes, por lo que no es posible deducir su significado a partir de los elementos que la componen. No obstante, esto no significa que todas las locuciones sean completamente opacas; como veremos más adelante, existe igualmente cierta gradación.

Otras estructuras que comparten ambos tipos de UF y que pueden llevar a confusión son las siguientes: Sustantivo + Adjetivo (como en la colocación población activa y la locución nominal mosca muerta) o Sustantivo + Sintagma Preposicional (la colocación tableta de chocolate y la locución nominal ratón de biblioteca).

En cuanto al plano lexicográfico, por lo general, las colocaciones suelen recogerse en los diccionarios a partir del colocativo que es la parte que guarda mayor semanticidad; mientras que las locuciones siguen los criterios de búsqueda habituales.

3.1.2. Las locuciones con palabras idiomáticas

Son aquellas locuciones en las que uno (o varios) de sus componentes corresponde con una palabra que no aparece catalogada en los diccionarios, sino que su uso se restringe a formar parte de dicha UF. En este caso, el grado de opacidad es mayor, ya que uno de sus componentes aparece únicamente en dicha unidad. Esta palabra idiomática carece de significado propio fuera de la estructura de la que forma parte; por esta razón, también se las ha denominado locuciones con palabras diacríticas. Es lo que Haquin (2016) conoce como opacité lexicale en su sentido más específico, pues uno de los lexemas no existe a nivel léxico fuera de esa estructura sintagmáticas; este es el caso de locuciones como a granel (locución adverbial) o hacerse el longuis (locución verbal), que hacen que los elementos granel y longuis sean léxicamente opacos. Este hecho supone, además, una clara dificultad de traducción de estas unidades, pues no es posible hallar un equivalente exacto en otra lengua, por lo que no tendría cabida la denominada equivalencia total[16].

3.2. Opacidad pragmática

Es, en realidad, una forma de opacidad léxica llevada al último término, ya que ninguno de los componentes de la construcción nos da una pista del significado. Por esta razón, como ya se ha comentado, podemos descartar de este grado a las colocaciones.

Si tomamos en cuenta esta premisa y nos centramos en las locuciones, podemos afirmar que, en algunos casos, la idiomaticidad sirve para precisar el tipo de locución a la que pertenece una construcción. Esto ocurre, por ejemplo, con las adverbiales y las verbales; a pesar de tratarse de dos clases del mismo tipo de UF, la delimitación entre estas clases de locuciones puede llevar fácilmente a confusión por el hecho de que ciertas locuciones adverbiales suelan combinarse con uno o varios verbos (García-Page, 2008). Un claro ejemplo sería la locución adverbial en las nubes que suele aparecer acompañada por los verbos estar o vivir. Sin embargo, no resulta tan evidente en casos en los que la restricción de uso con estos verbos es casi incuestionable o inequívoca; este podría ser el caso de llorar como una Magdalena. En esta construcción el carácter idiomático se encuentra en la estructura elativa, pues el verbo llorar mantiene su sentido estricto; en otras palabras, el verbo acompaña a la locución adverbial como una Magdalena («construcción de sentido comparativo para referirse a una persona que llora intensamente» [DFDEA]). Para poder distinguir la estructura que forma la locución, debemos considerar la parte con valor idiomático, en otras palabras, aquella que guarda un significado metafórico en su conjunto. De esta forma, podemos comprobar, por ejemplo, que como un cosaco sería una locución adverbial (que significa «mucho o en gran cantidad» [DFDEA]) acompañada frecuentemente por el verbo «beber» (que mantiene su sentido primario). Estructuras como beber como un cosaco o llorar como un Magdalena es lo que Koike (2005) denomina colocaciones complejas[17].

Asimismo, García-Page (2008) alerta también de lo contrario: locuciones verbales compuestas por un sintagma preposicional que podría confundirse aparentemente con una locución adverbial; estaríamos hablando de unidades como irse por los cerros de Úbeda o tirar de la manta. En este caso, el valor idiomático se extiende también al verbo (con tirar de la manta no estamos realizando la acción literal de tirar), por lo que la lexicalización sigue siendo total en la estructura sintagmática.

Al igual que en la distinción que hemos realizado previamente, debemos considerar también la perspectiva lexicográfica, pues los diccionarios y otros repertorios lexicográficos no siempre catalogan estas unidades de la forma correcta. Siguiendo con la locución adverbial como una Magdalena como ejemplo: en el Diccionario de la Lengua Española (RAE Y ASALE, 2014) aparece como locución verbal («estar hecho una Magdalena» o «llorar como una Magdalena»); esto también ocurre en diccionarios especializados como el Diccionario de expresiones y locuciones del español (Martínez López y Jorgensen, 2009) donde podemos encontrar esta unidad también como locución verbal (llorar como una Magdalena). Este hecho puede deberse a que, como hemos indicado, la estructura suele ir acompañada del verbo llorar, pero eso no implica que la unidad esté fijada como tal. No obstante, en otros diccionarios especializados como el DFDEA, encontramos esta unidad como locución adverbial (como una Magdalena).

Asimismo, debemos señalar que las locuciones nominales y las adjetivas se prestan también a este tipo de confusión. Consideremos el caso de la locución nominal mosca muerta; podríamos caer en el error de pensar que el verbo «ser» forma parte también de la estructura, pero, en realidad, la unidad restringe su uso (casi) exclusivamente a ese verbo que, por otra parte, mantiene su sentido estricto. Por otro lado, la locución adjetiva como un templo (formada por una estructura elativa) suele emplearse junto al sustantivo «verdad», que tampoco pierde su significado primario[18].

3.3. Opacidad asociativa

Este grado de opacidad se refiere a cuando en la estructura hay componentes que se contraponen; al ser elementos que no suelen combinarse entre sí, debemos descartar las colocaciones. No obstante, este tipo de opacidad no está presente en todas las locuciones, sino que solo está presente en aquellas en las que encontramos componentes si ningún tipo de relación. Pensemos, por ejemplo, en la locución verbal bailar el agua[19]; esta estructura cuenta con dos elementos (el verbo bailar y el sustantivo agua) que fuera de ella no podrían combinarse. Ahora bien, la opacidad asociativa no es una característica propia de todas las locuciones. Tomemos como ejemplo la locución verbal hacer la cama que puede tener un valor no idiomático (la acción literal de hacer la cama) y otro sentido idiomático («trabajar secretamente para perjudicar a alguien, especialmente para quitarle el puesto [DFDEA]); sin embargo, no podemos afirmar que cuente con opacidad asociativa, pues sus componentes suelen combinarse[20].

3.4. Opacidad relacionada con elipsis anafórica

Por último, como ya hemos señalado, las unidades con elipsis anafórica constituyen un subtipo de opacidad propio, según Haquin (2016). En este caso, estaríamos hablando principalmente de locuciones en las que se desconoce el referente de uno de los componentes, por lo que no es posible una interpretación literal de la estructura. Podemos encontrarnos con locuciones verbales[21] como pegársela («engañar a alguien» [DFDEA]) o pasarlas canutas[22] («pasar muchos apuros o dificultades» [DFDEA]).

Por otro lado, cabe señalar la existencia de algunas locuciones nominales en las que también se ha eludido un elemento visiblemente esencial para la comprensión de la construcción. Este podría ser el caso de la locución la del pulpo («una gran paliza» [DFDEA]) que suele ir acompañada de los verbos «dar» o «caer». No obstante, en algunos casos, estos elementos pueden ser «recuperables», por ejemplo, la de San Quintín (se refiere a la batalla que tuvo lugar en esa localidad francesa a mediados del siglo XVI) que significa «un alboroto muy grande» (DFDEA) y que suele ir acompañada del verbo «armarse».

4. Conclusiones

En el presente estudio hemos analizado diferentes estructuras sintagmáticas desde una perspectiva semántica, concretamente, teniendo en cuenta su grado de opacidad. Ahora bien, debemos señalar que, a pesar de la tipología de opacidad propuesta por Haquin (2014, 2016), no hay parámetros o criterios previamente establecidos que nos permitan especificar con mayor precisión el nivel de opacidad de una unidad; en muchos casos, la subjetividad se convierte en criterio definitorio. Por esta razón, consideramos que el concepto de opacidad sigue siendo algo críptico, pues, si bien sirve para definir el carácter no completamente compositivo de ciertas estructuras, puede presentarse de diferentes formas. Asimismo, cabe indicar que la enorme diversidad de casos que podemos encontrarnos dificulta en gran medida sentar unas bases sólidas sobre dicha cuestión.

En algunos casos, hemos podido percibir que la línea divisoria entre unas unidades y otras es tan sutil que puede llevarnos a confusión; pensemos en las locuciones adverbiales y las verbales. Recordemos que las locuciones están lexicalizadas en su totalidad, por lo que debemos remitirnos a la parte que posee el valor idiomático. Estas, a su vez, pueden ser más o menos opacas/transparentes, dependiendo de la cercanía/lejanía del significado literal y del sentido idiomático de sus componentes. Como hemos podido comprobar, existen algunas estructuras, como aquellas que poseen una palabra idiomática o en las que ha habido una elipsis anafórica, que conforman casos más claros de la ausencia completa de motivación. Del mismo modo, no debemos olvidar que, a mayor opacidad, menor motivación, y viceversa.

En resumen, en lo que respecta a la presente investigación, no solo hemos considerado la opacidad como un rasgo característico, en mayor o menor medida, de estas construcciones, sino que, como hemos podido comprobar, dada la diversidad de estructuras, es una propiedad variable.

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[1] Este estudio pretende arrojar algo de luz y reflexionar sobre las diferentes estructuras sintagmáticas, tomando como base su grado de opacidad/transparencia; en futuras investigaciones se utilizará un corpus de trabajo que sirva para ilustrar estos planteamientos.

[2] Recordemos que Goldberg (2006: 5) definió las construcciones como «learned pairings of form with semantic and discourse function, including morphemes or words, idioms, partially lexically filled and fully general phrasal patterns».

[3] A pesar de que la mayoría de las clasificaciones del universo fraseológico se basen en otros criterios (por ejemplo, la propuesta de Corpas [1996] parte de cuestiones sintácticas y semánticas), la idiomaticidad de una unidad podría ser un principio que sirva para definir y delimitar las diferentes construcciones.

[4] Mejri (2010) habla también de fixité idiomatique.

[5] En este caso, correspondería con una combinación formada a partir de la técnica libre del discurso, pues permite la lectura literal de sus componentes.

[6] Aquellas que poseen dos sentidos (figurado y literal; de formación nueva a partir del discurso libre o de formación antigua ya institucionalizada).

[7] Asimismo, Mellado (2020/2016: 230-231) define la motivación como la «relación no arbitraria entre la forma interna (sentido literal) y el significado traslaticio».

[8] Por su parte, Mejri (2012: 29) señaló los diferentes factores que determinan la opacidad de una unidad fraseológica, estos son: la presencia de nombres propios, alusiones a elementos históricos, literarios o religiosos y recursos como tropos, metáforas o metonimias. La coexistencia de varios de estos factores en una misma construcción implica mayor grado de opacidad.

[9] A este respecto, el Glosario de términos gramaticales (2019: 159), de ahora en adelante GTG, sostiene que la lexicalización es el «proceso de cambio lingüístico mediante el que se forma una unidad léxica a partir de una unidad sintáctica».

[10] La autora (Mellado, 2012) establece también una tipología de la motivación. Para más información, consúltese Mellado (2013).

[11] De ahora en adelante, DFDEA.

[12] Como se puede observar, Haquin denomina opacité lexicale a dos conceptos diferentes en un breve intervalo de tiempo (2014, 2016).

[13] Haquin (2016) sostiene que, a pesar de haber ocupado numerosos trabajos sobre fraseología, la opacidad no se ha definido con la claridad necesaria, pues se trata de un concepto extremadamente amplio y multiforme.

[14] En palabras de Serra (2010: 19), las solidaridades léxicas son «piezas léxicas con capacidad de “restringir” el significado o la aplicabilidad de otras».

[15] No es posible otra combinación como Xdar atención o Xconceder atención; esto es debido a la ya mencionada restricción semántica.

[16] Sobre los diferentes grados de equivalencia, véase Caballero Artigas (2022).

[17] Algunos ejemplos serían la ya mencionada estructura compuesta por verbo + locución adverbial (dormir como un tronco) y la formada por adjetivo + locución adverbial (fuerte como un roble).

[18] A raíz de estas premisas, podemos preguntarnos dónde están los límites de cada unidad: en algunas aparece el artículo integrado, pues su uso se ha institucionalizado como tal; este es el caso, por ejemplo, de la locución nominal un quiero y no puedo.

[19] «Halagar a alguien, o hacer o decir lo que ha de serle grato» (DFDEA).

[20] En este caso, sí podríamos hablar de opacidad pragmática.

[21] En este caso, la partícula correspondería con un pronombre enclítico.

[22] Además, en este último ejemplo, aparece la palabra idiomática canutas, por lo que correspondería con dos tipos de opacidad, según Haquin (2014, 2016): opacidad de unidades con elipsis anafórica y opacidad léxica más específica (con palabra idiomática).