https://dx.doi.org/10.12795/PH.2022.v36.i01.13
Un estado como España tiene la suerte de contar con una riqueza idiomática (español, catalán, euskera y gallego, además de asturleonés y aragonés) en la que, por supuesto, el contacto y la influencia entre lenguas devienen cuestiones tan habituales como dignas de ser objeto de estudio. El bilingüismo es una realidad cultural propia de muchas zonas del mundo en las que un individuo o una sociedad determinada son capaces de comunicarse con cierta eficiencia en dos idiomas. El volumen Lenguas juntas y revueltas. El español y el catalán en contacto: prensa, traducción y literatura resulta interesante e innovador para el estudio del bilingüismo en Cataluña. Reúne ocho aportaciones de especialistas catalanes procedentes tanto del ámbito de la lingüística como de la literatura (sea desde una perspectiva histórica o comparatista), sobre todo, de la Universidad Autónoma de Barcelona y que, como reza el título del volumen, pretenden dar cuenta de diferentes fenómenos relacionados con el bilingüismo catalán-español en registros altamente codificados. Es decir, el conjunto de trabajos se centra en textos escritos en ámbitos como la prensa y la creación literaria. Este enfoque supone una auténtica innovación, pues, como se explica en el prólogo, los fenómenos relacionados con el bilingüismo han sido estudiados, principalmente, desde la lingüística y se han centrado en registros orales y espontáneos, muchas veces, coloquiales. A su vez, cabe señalar que, en lo que respecta al estudio de la literatura, los relatos historiográficos han tendido a analizar las tradiciones de lenguas en contacto como si se tratara de compartimentos estancos. Por consiguiente, por más completos que estos pretendan ser, terminan por no ofrecer un retrato fiel de una realidad literaria en la que el contacto o la alternancia de lenguas son —que el lector me pase la expresión— el pan nuestro de cada día. De este modo, Lenguas juntas y revueltas cubre un importante hueco de investigación: como indica el juego de palabras del título, el catalán y el español no coexisten sin mezclarse sino todo lo contrario.
El libro se divide en tres grandes partes: «Prensa y lenguaje», «Traducción» y «Literatura». La prensa editada en catalán y en español, como el periódico La Vanguardia, ofrece una magnífica cantera de materiales para el estudio del bilingüismo y, además, precisamente por su condición de medio de comunicación, contribuye a difundir un determinado modelo lingüístico en la sociedad. Conscientes de esta importancia, los tres primeros artículos del volumen estudian aspectos vinculados con la traducción de un rotativo, la resolución de dudas lingüísticas en el español escrito en un contexto bilingüe y cómo la percepción de los hablantes que usan ambas lenguas puede cambiar con respecto a ciertas estructuras sintácticas. Magí Camps explora un tema tan moderno como el sofisticado sistema de traducción automática de La Vanguardia, que permite verter los contenidos, a veces escritos originalmente en catalán, a veces en español, de una lengua a la otra. Por su parte, Joseph García y Marta Prat explican cómo la Fundéu (Fundación del Español Urgente) actúa en calidad de herramienta lingüística para la prensa y puede ayudar en consultas sobre la influencia del catalán en los ámbitos lexicológico y fraseológico. Los autores reconocen que «resulta esencial valorar los medios de comunicación como recursos imprescindibles para diseñar las tendencias diatópicas y generales» del español peninsular (p. 57). De ello nos ofrece un buen ejemplo la siguiente autora, María J. Machuca, en un capítulo que analiza el modo en el que las estructuras sintácticas propias del catalán han ido sustituyendo la construcción de relativo posesivo con cuyo en la prensa editada en castellano en Cataluña, hasta el punto que los hablantes bilingües de este territorio ya no las perciben como una interferencia.
La segunda y la tercera parte constituyen, seguramente, uno de los grandes atractivos del libro, pues los textos de creación de autores bilingües y de traducción de una lengua a otra (otro modo de recrear) hasta el momento presente habían gozado de una escasa atención. Cabe señalar que vivir en una sociedad donde existen dos idiomas en contacto condiciona inevitablemente el estilo de un escritor o traductor, puesto que el conocimiento de dos tradiciones literarias moldea su imaginación y su pensamiento. Estas dos partes de Lenguas juntas y revueltas abren vías de investigación muy sugerentes y siguen la línea ya explorada en otro volumen, titulado Escribir con dos voces. Bilingüismo, contacto idiomático y autotraducción en las literaturas ibéricas (2020), editado por Dolors Poch y Jordi Julià. Margarita Freixas examina la autotraducción que Quim Monzó, reputado escritor catalán, lleva a cabo de sus propios artículos de opinión para el rotativo La Vanguardia. La autora demuestra que no se trata de verter las palabras de una lengua a otra literalmente sino de una consciente y rigurosa reelaboración del texto original (normalmente escrito en catalán) que aprovecha las posibilidades expresivas de cada idioma para ofrecer al lector un artículo de calidad lleno de contenido. Freixas explica e ilustra un proceso bastante más complejo de lo que pudiera parecer a priori, ya que Monzó no solo transforma el texto que ha traducido, sino que muchas veces también modifica su original catalán. En los dos capítulos siguientes, Jordi Julià y Dolors Poch se centran en las respectivas traducciones que escritores bilingües realizaron durante la década de los 50 del catalán al español. Julià describe las principales estrategias que desarrolla en la antología Poesía catalana contemporánea (1956) un poeta como Marià Manent, quien, tras haber ampliado su conocimiento del castellano mediante la lectura de clásicos de esta tradición, pretendía «escribir un nuevo poema en otro idioma que recordara el contenido de la composición que lo había motivado» (p. 116) y que su forma despertara prácticamente las mismas impresiones en el lector que el original catalán. A su vez, Poch destaca las operaciones de la escritora y crítica Paulina Crusat (barcelonesa de nacimiento, pero residente en Sevilla prácticamente toda su vida) en su Antología de poetas catalanes contemporáneos (1952), pensada para dar a conocer la lírica de su tradición a los lectores del resto de España. A diferencia de Manent, esta autora tiene sobre todo interés en reflejar la forma del original, ya que quiere dar a conocer el ritmo catalán. Poch, finalmente, aprovecha el final del capítulo para señalar la necesidad de profundizar en la obra de Paulina Crusat, tanto en sus traducciones como en sus colaboraciones en revistas literarias.
La última parte del volumen está compuesta por dos capítulos dedicados a la lengua de autores literarios. En primer lugar, Cristina Illamola analiza el lenguaje de los artículos periodísticos que el poeta catalán Joan Maragall escribió en español, centrándose en el uso que este hacía de los deícticos discursivos: tendía a emplear el sistema catalán, que es binario (aquest / aquell; aquí / allà) en lugar del que tiene el español, de tipo ternario (este / ese / aquel; aquí / acá / ahí). Por último, Agustín Sánchez reflexiona sobre una cuestión tan interesante como desatendida: el uso de la cursiva para tratar los catalanismos que aparecen en novelas escritas en lengua española. Tomando como ejemplo, sobre todo, el caso de Últimas tardes con Teresa, del escritor barcelonés Juan Marsé, Sánchez sostiene que en la ficción este tratamiento ortotipográfico no debe limitarse a indicar que ciertas palabras son un extranjerismo: «la cursiva debe servir para proporcionarnos otro tipo de información, relacionada con la personalidad lingüística de los hablantes y con sus intenciones comunicativas». Dicho de otro modo, debería utilizarse cuando los personajes de la ficción tienen plena consciencia de utilizar una palabra procedente de una lengua diversa de aquella en la que se expresa.
Después de este breve repaso por el contenido de sus ocho capítulos, el lector habrá podido notar el carácter interdisciplinar que hace de Lenguas juntas y revueltas una referencia ineludible para cualquiera que desee profundizar en la realidad bilingüe de una sociedad. Una lectura atenta de cada una de las aportaciones muestra que, sin duda, todavía hay mucho por estudiar sobre el contacto catalán-español. Varios de sus planteamientos son extrapolables, además, a la realidad vasca o gallega, por lo que solo queda esperar que un volumen como Lenguas juntas y revueltas anime a otros investigadores a examinar de cerca los pormenores de sus respectivas sociedades bilingües.