Bogaerts, Jorge. 2023. Franquismo de cartón piedra: arquitectura efímera y de propaganda en los primeros años de la dictadura. José Gómez del Collado (1942-1948). Asturias: Ediciones Trea. ISBN 978-84-19525-98-7. 271 páginas.

Por José Manuel Ortega Jiménez

A lo largo de la Historia, la arquitectura efímera ha sido utilizada por reyes, emperadores y dictadores con el objetivo de subrayar su potestad al pueblo que gobernaba. Arcos, altares, fuentes o columnas inundaban las calles de las principales ciudades bajo la atónita mirada de todas las personas que admiraban estas estructuras de cartón piedra.

El carácter transitorio de estas construcciones las hacía perfectas para conmemorar acontecimientos puntuales, bien de carácter político, bien religioso. Por este motivo, se hacía necesario engalanar los espacios de manera estratégica, subrayando las virtudes y la capacidad de gobierno de quien ostentaba el poder. Unos actos que también fueron utilizados para reforzar la jerarquía social que, en ningún momento, se debía desmoronar, y cuyo mensaje podía entenderse como un aviso ante posibles revueltas.

El libro que nos ocupa, Franquismo de cartón piedra: arquitectura efímera y de propaganda en los primeros años de la dictadura. José Gómez del Collado (1942-1948), es un ejemplo claro de lo señalado anteriormente. El profesor Jorge Bogaerts realiza un exhaustivo estudio sobre la relación entre el poder y la arquitectura efímera durante los primeros años del franquismo. Un trabajo argumentado con una copiosa documentación inédita, tanto escrita como fotográfica, procedente del Archivo General de la Administración (Alcalá de Henares, Madrid).

A través de la figura del arquitecto y jefe de propaganda José Gómez del Collado, nos introducimos en unos años en los que Franco debía fortalecer las bases de su autoridad. Marcado por un milimétrico calendario, el arquitecto diseñaría los escenarios y decoraciones de acontecimientos esenciales para el régimen como el 20 de noviembre –aniversario del fusilamiento de José Antonio Primo de Rivera–, la Feria del Libro o los actos masivos de mayo celebrados en el Cerro de los Ángeles de Getafe –conmemoración del fusilamiento de cinco jóvenes que querían defender el monumento de manos de los republicanos–.

El libro se divide en cuatro capítulos, ilustrados, todos ellos, con diseños originales de Gómez del Collado y fotografías de las celebraciones. El autor desarrolla, de manera sobresaliente, la carrera meteórica del arquitecto asturiano desde sus inicios. Una carrera con muchas luces y algunas sombras que lo llevaron de ser el jefe de propaganda del régimen, siempre rodeado de gente, a la soledad más absoluta, aunque breve, de la cárcel de Carabanchel.

El primero de los capítulos tiene como protagonista a un joven estudiante de arquitectura que será aupado a la esfera política de la mano de Serrano Súñer. No le faltaba razón a este último, pues Gómez del Collado mostraba gran habilidad en el dibujo. Es por ello por lo que en 1940 coordinará la exposición sobre las regiones devastadas, recibiendo el elogio de la prensa de la época. Cimiento de una gran carrera que consolidará al ser nombrado “arquitecto de la Sección de Organización de Actos Públicos y Propaganda” el 11 de junio de 1941.

El segundo capítulo se centra en analizar los actos en los que Gómez del Collado participó como “escenógrafo”. Cabe resaltar que Jorge Bogaerts añade numerosas e interesantes pinceladas históricas que permiten entender el mensaje transmitido en cada una de las estructuras que se erigían. Durante el capítulo se observa que, si bien podía darse el caso de actos extraordinarios, lo cierto es que el calendario de celebraciones durante los primeros años de la dictadura estaba encorsetado. Grandes cruces, templetes, baldaquinos, mástiles y símbolos de vítores serán la seña de identidad de este periodo que tiene como objetivo apuntalar los pilares básicos de la dictadura: Falange, Ejército e Iglesia. Como curiosidad, uno de esos actos inusuales fue el Milenario de Castilla, celebrado en Burgos. A través de la publicación de numerosas fotografías, así como de los diseños que Gómez del Collado realizó de los castillos que adornaban la explanada, el autor consigue trasladarnos a septiembre de 1943.

Gran parte del éxito de Gómez del Collado se debió a saber captar lo que Franco demandaba. Conectó a la perfección con el tipo de mensaje que debía ofrecer en cada una de las celebraciones que se llevaban a cabo. El capítulo tercero nos muestra a un arquitecto consolidado que se adaptó a los nuevos tiempos. Unos años en los que el poder de la Falange decreció en favor de sectores vinculados al catolicismo. No desaparecen las celebraciones principales del régimen, aunque destacamos la ausencia del caudillo en muchas de ellas. Domina este capítulo el viaje que Eva Perón, esposa del presidente argentino, realizó en 1947 a España. Detallado de forma pormenorizada, Bogaerts nos retrata a un Gómez del Collado atento a cada uno de los pasos de Evita, pues era el encargado de mostrar el poder del régimen a la primera dama argentina. Sin duda, uno de los actos más destacados tendría lugar en la Plaza Mayor de Madrid. Para ello, se diseñó un ambicioso escenario decorado con guirnaldas, flores, globos terráqueos y varias representaciones del Sol de Mayo. Una estructura que estaba presidida por la estatua ecuestre del rey Felipe III.

La carrera de Gómez del Collado parecía imparable. De hecho, tras el viaje de Eva Perón, fue condecorado con el nombramiento de comendador de la Orden de Isabel la Católica. Un reconocimiento que se vio enturbiado con su implicación en un caso de malversación de fondos públicos. El cuarto y último capítulo se dedica a las causas, desarrollo y consecuencias del proceso judicial que ensombreció el prestigio del arquitecto. Como consecuencia de esta acusación, ingresó en la cárcel de Carabanchel durante algún tiempo. Sin embargo, y tras un proceso de varios años, Gómez del Collado quedará libre de cargos. Continuará su carrera arquitectónica en su Asturias natal, aunque este es otro capítulo.

En definitiva, Jorge Bogaerts realiza un trabajo detallado y con una sólida investigación que se aprecia tanto en la consulta de archivos como en la extensa bibliografía que nos presenta. A pesar del destacado aparato crítico, el autor señala que no se trata de un trabajo rigurosamente científico. Si bien es cierto que el vocabulario que utiliza es asequible para todo tipo de lectores, es justo indicar que se trata de una obra imprescindible para todos aquellos intelectuales que se dediquen al estudio de la primera época de la dictadura franquista. Unos años 40 que, como bien se señala en la contraportada, deben dejar de verse con una “apariencia monolítica”, algo que el autor ha conseguido de manera sobresaliente.