García Luque, Manuel y Francisco Javier Herrera García, eds. 2022. Color y ornamento. Estudios sobre policromía en el mundo ibérico (ss. XVII y XVIII. Granada: Editorial de la Universidad de Granada, Editorial de la Universidad de Sevilla. ISBN 978-84-472-2464-7. 288 páginas.

Por Juan Luis Ravé Prieto

Este libro es el primer proyecto editorial nacido del Congreso Internacional: El color de la escultura: pintores y policromías en el mundo hispánico (1600-1770) celebrado en 2021 en la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad de Sevilla con al apoyo del grupo de investigación Barroco entre dos mundos. Relaciones y alternativas en la escultura andaluza e hispanoamericana entre 1700 y 1750 (HAR 2017-83037). Gracias a la colaboración de las editoriales universitarias de Granada y de Sevilla se ha podido reunir una primera serie de ocho estudios dedicados al color y al dorado del retablo, dejando la policromía de la escultura para un futuro segundo volumen. Además, con la colaboración de otras universidades españolas, portuguesas e iberoamericanas se ha podido desarrollar el panorama de la policromía y del de retablo en el mundo ibérico. Tras la introducción de los autores se siguen los siguientes estudios:

El artículo de Pablo F. Amador Marrero del Instituto de investigaciones estéticas de la UNAM, parte de la indisoluble unidad de la escultura y del retablo polícromo en el caso novohispano, centrándose en el estudio del tabernáculo de la catedral de Puebla de los Ángeles de México, obra de reconocida repercusión que estaba exenta de un estudio desde esta perspectiva. Ha requerido una nueva propuesta de alzado, una restitución de su colorido y un estudio riguroso de los datos documentales sobre los motivos arquitectónicos y decorativos de esta máquina y de su sentido iconográfico y simbólico. El uso de piedras y jaspes de color como el tecali lo convirtió también en un referente para la policromía de las propias esculturas y retablos en madera e incluso del mobiliario litúrgico de la zona de Puebla.

Manuel García Luque logra sintetizar el conocimiento actual sobre las técnicas, las fórmulas más comunes y la evolución de la decoración del retablo barroco sevillano en paralelo a la expansión de los grandes talleres de talla, escultura, pintura y diseño arquitectónico de la ciudad, extendiendo su influencia por el amplio territorio de su arzobispado, sin olvidar la evidente proyección americana. Destaca las específicas características profesionales de los doradores, encuadrados en el gremio de los pintores desde las ordenanzas de 1527, a la vez que describe los conflictos por intrusismo de otros gremios y la existencia de talleres itinerantes impuesta por la propia naturaleza del retablo. Proporciona la nómina de pintores de reconocido prestigio que simultanearon su trabajo con la policromía y dorado, una veintena de conocidos maestros, desde Pacheco hasta Vicente Alanís. No olvida los temas de los altos costes y las diferentes fórmulas de contratación. Añade un riguroso estudio de la evolución formal, desde comienzos del XVII al neoclasicismo y de sus diferentes técnicas, que nos permiten comprender la exigencia de una compleja formación en estos procedimientos y distinguir los cambios de gusto en la arquitectura de retablos y la influencia de los grandes maestros de la pintura en la mejora de la calidad y eficacia estética buscando siempre la integración de todas las bellas artes. Aporta también información sobre maestros secundarios o desconocidos como autores de obras de gran calidad, lo que evidencia la necesidad de una monografía global, específica y transversal de esta temática compleja, una vez que se documente con datos objetivos.

El estudio de Jesús Pérez Morera de la policromía en el retablo canario incluye tanto el dorado como el color y los temas decorativos más usuales. Comienza destacando la importancia del oro y su valor simbólico a la hora de sacralizar la imagen y su marco espacial, el retablo, sin dejar a un lado los aspectos profesionales, tanto de técnica como de equipo y de taller, muchas veces itinerante, la procedencia de los pigmentos y panes de oro, así como la evolución de las técnicas y de los temas decorativos: jarrones floridos, arquitecturas fingidas, paisajes, “hortus conclusus”, paraísos imaginados, aves exóticas, chinerías, florestas, follajes geometrizados. Formas, quizás, más conservadoras que en otros territorios, pero tratados con una libertad e imaginación que quizás no tuvieron los artistas peninsulares, además de los habituales decoraciones de inspiración textil, temas recurrentes también en toda la policromía ibérica.

La restauración del retablo mayor de la colegiata del Sacromonte de Granada realizada por las hermanas Lourdes y María Dolores, Blanca López, ha permitido analizar el proceso de dorado y policromado en un retablo muy complejo. Tras analizar el contexto histórico y devocional de la abadía donde se veneran los restos de los santos mártires granadinos y los famosos libros plúmbeos, han estudiado el complicado proceso de construcción del retablo que ha condicionado la propia restauración. Por otra parte, su doble cualidad de retablo y relicario y su valor simbólico le ha conferido una estructura especial y un recurrente deseo de sacralización y mejora por lo que se han localizado varias zonas repolicromadas y otras redoradas superpuestas en el siglo XVIII, además de huellas de posteriores restauraciones a finales del siglo XIX y en el XX. Frente al dorado general de las estructuras sustentantes, relicarios y hornacinas y marcos, los fondos planos alternan el blanco de los tableros con la decoración dorada. En las esculturas, por contrario, predominan la policromía a base de colores planoscon pocos elementos estofados.

Fernando R. Bartolomé García en su estudio sobre la policromía rococó o chinesca sistematiza un catálogo de técnicas y diferentes modelos de decoración de la policromía y el dorado entre 1735 y1775. Al Utilizar la documentación disponible y analizar ejemplos de todo el territorio hispano analiza la interacción entre las diversas técnicas y los gustos estéticos en evolución constante, logrando definir un repertorio amplio de fórmulas: El dorado como factor del efecto metálico y sus matices, bronceado, efecto chapa, dorado marmoleado y los diferentes motivos y diversos relieves en la decoración hasta la llegada del buen gusto en la decoración neoclásica. Asimismo distingue y analiza los diversos temas: rocallas, cartones enlazados, chinerías y los diversos toques o cavados a punta de buril o punzón, junto a la imitación de jaspeados… etc.

Del mismo modo José Manuel Moreno Arana, al tratar la policromía rococó en el ámbito jerezano pone de relieve la importancia de las ciudades medias andaluzas, en la difusión de estas formas y en la creación de un lenguaje plástico propio comarcal y periférico, poniéndose a la vanguardia en ocasiones o, al menos, al mismo nivel de las creaciones más avanzadas de los centros metropolitanos. Consigue identificar a los principales autores de la zona: Bartolomé Camacho de Mendoza, Diego de Losada, que trabajará también por la zona de Lebrija y Arcos y Juan Alonso López o los más modestos Ramón Hidalgo y Andrés Benítez. En cuanto a las obras más destacables, se pueden señalar las policromías del Sanlúcar, Jerez, Arcos de la Frontera, Trebujena y con excelentes ejemplos de rocalla siguiendo estampas de Habermann, e incluso de “quadratura” a la italiana, e imitación de la cerámica y de la porcelana.

Silvia Ferreira y Mateus Rosada estudian el dorado y la “Chioisserie” en lo que llaman la policromía poliédrica del barroco luso-brasileño. En primer lugar destacan la multiplicidad de ámbitos donde se plasma esta compleja policromía y la cantidad de matices de dorado, plateado y color que llenan de vida y ornamento al espacio litúrgico, recurriendo a medios menos onerosos, poniendo de manifiesto la influencia de textiles orientales creados por nativos de otras culturas que, sin embargo, se reinterpretan en lenguaje cristiano como el pavo real o la granada, símbolos de la Resurrección y de la Iglesia respectivamente. La imitación de las lacas rojas con dorados del extremo Oriente tienen también en el arte luso un claro reflejo en las estanterías de la biblioteca de la universidad de Coímbra, en la caja del órgano de la iglesia de Santa Catalina de Lisboa, en los respaldos del coro de la catedral de Aveiro o en la tribuna de santa Clara de Oporto. Al mismo tiempo que se transfieren a la policromía y a los acharolados de Brasil con ejemplos de Pernambuco, en el Seminario de Belem o en la iglesia de Nuestra señora del Rosario de Embu (Sao Paulo) e incluso en varios ejemplos de Minas Gerais.

Finalmente Álvaro Recio Mir estudia la policromía de los carruajes en el tránsito del Rococó al neoclasicismo, trabajo de gran interés en el que se muestra la importancia de la pintura y el dorado en los acabados de las carrocerías y su relación con la imagen del poder de las clases privilegiadas, logrando unos carruajes en los ámbitos periféricos semejantes a lo que se estilaba en la Corte y en la Europa del momento. Se centra concretamente en la policromía de los carruajes de los marqueses de Peñaflor en su palacio de Écija constatando la presencia de una serie de pintores que engalanaron los paneles de sus carrocerías a lo largo del siglo XVIII, a la vez que participaban en la decoración del palacio y de su mobiliario.

El libro viene a constatar que las más significativas aportaciones del mundo ibérico al arte universal fueron el retablo y la escultura policromada en madera, casi siempre unidos en un todo artístico, de forma que el estudio sistemático del color y del ornamento se hacen hoy imprescindibles por ser una de las señas de identidad más evidentes de estas creaciones. Hasta hace poco tiempo no habían merecido un tratamiento independiente, adecuado y proporcional a su interés desde el campo de la historia del arte. Debemos tener presente que la policromía pretendía dar vida a la escultura y enriquecer con matices visuales la arquitectura efímera y los retablos. Hoy día su análisis científico y metodológico imponen, no solo porque del color y el ornamento depende en gran medida la percepción objetiva de estas obras, sino porque también permiten comprender el esfuerzo laboral y económico que suponían, a veces comparable o superior al de la misma talla y diseño, por lo que han de completarse con su estudio específico y la revisión documental, estética e histórica de estos conjuntos.