AA. VV. 2021. La restauración del Pórtico de la Gloria. Catedral de Santiago de Compostela. Documentación, estudios y conservación. Madrid: Ministerio de Cultura y Deporte, Subdirección General de Atención al Ciudadano, Documentación y Publicaciones. ISBN: 978-84-8181-757-7. 526 páginas.
Por Pedro Luengo
La restauración del Pórtico de la Gloria de la Catedral de Santiago de Compostela no solo ha supuesto un hito en la conservación del patrimonio nacional, sino un reto en la aplicación de las últimas técnicas y metodologías disponibles. Más allá de los resultados específicos para el estudio del arte y la arquitectura románica, así como de sus sucesivas fases, cuestión que requeriría de una reseña específica, cabe analizar el creciente interés suscitado entre los profesionales del patrimonio por la aplicación de nuevas herramientas digitales. Con mayor o menor impacto, esto afecta a muchos de los más de veinte capítulos científicos compilados en la publicación que sirve de conclusión científica a la intervención. Tras una primera sección destinada a la presentación del proyecto desde diferentes perspectivas, el grueso de la monografía lo ofrecen los trabajos englobados bajo el título “Historia, técnicas y estudios”, continuada por “La conservación de los materiales”, “El mantenimiento” y “La documentación”. Ya en las secciones se observa la necesidad de contar con equipos multidisciplinares, lo cual no sería nuevo, pero sí cabe destacar el esfuerzo por contar con nuevas herramientas útiles para el mayor número de disciplinas posibles, coordinadas por plataformas digitales compartidas. Esto fomentaría que las referencias cruzadas entre capítulos fuesen más recurrentes. Así, toda la nueva información desembocaría en un sistema digital común, que recopilaría la labor de documentación volumétrica (ortofotos, fotogrametría o escaneado 3d) así como la información técnica, en una base de datos espacial.
Un abordaje tan ambicioso desde el punto de vista de la gestión de la información ha permitido que los capítulos sean ricos en aplicaciones digitales de diferente calado investigador, aunque todas ellas necesarias. Así, por ejemplo, las tareas de recuperación de diferentes capas de policromía han sido transformadas en reconstrucciones digitales superpuestas. Sin duda, es un gran ejemplo de cómo visibilizar las conclusiones de un equipo, con implicaciones claras para otros perfiles científicos, pero la herramienta digital como tal no aportaría datos. Su impacto se demuestra en como esta propuesta es posteriormente retomada por un trabajo histórico, planteado por Taín, que permite explicar esa evolución. Gracias a estos trabajos multidisciplinares ha sido posible hacer una propuesta tentativa de cronología para cada una de las cinco capas de policromía. Dicho esto, habría sido deseable evidenciar un mayor diálogo entre las posibilidades de la base de datos y la investigación científica. Otra aplicación digital planteada en el volumen es la realización de bases de datos, como explican Cortázar y Sánchez. Estas herramientas están diseñadas con la intención de relacionarse entre sí en una herramienta más general con las resultantes de otros estudios, según Koroso. En la mayoría de los casos, estas bases de datos parecen haberse diseñado como repositorios finales de información, y no tanto como herramientas con potenciales capacidades analíticas. La opción de crear bases de datos compiladoras de material, y no analíticas, ha sido la más habitual en Humanidades hasta hace poco tiempo, pero resulta necesario insistir en la discusión sobre la necesidad de dotar de capacidad investigadora a unas herramientas que exigen de mucho tiempo, decisión que debe tomarse antes de su diseño. Además, no se describe en detalle su articulación interna, lo que habría sido una base necesaria para una extrapolación a otros casos. Cabe recordar que una base de datos cobra entidad en cuanto a su volumen, por lo que las discusiones sobre establecimiento de estándares internacionales han sido habituales. En un nivel superior en cuanto a la utilidad de las herramientas digitales cabe ubicar el estudio de las decoraciones de las esculturas, gracias a las cuales se ha podido confirmar que no son simétricas y que por tanto no usaron plantillas. Aquí, la opción digital permite establecer un discurso científico, aunque la herramienta no sea especialmente sofisticada. Por último, muchas de estas herramientas digitales parecen encaminadas exclusivamente a la conservación. Así, durante la restauración se ha monitoreado el espacio, incluyendo mediciones lumínicas, controles biológicos, climáticos o de suciedad, todos ellos digitalizados. Parece deseable que muchos de estos parámetros pudieran tener una lectura histórica quizás aún por desvelar.
Como se indica en el propio texto, la gestión digital de la información referente al bien ha supuesto un reto en un momento historiográfico clave. A pesar de confiar en las posibilidades de un entorno tridimensional como es el BIM, que quizás habría que considerar HBIM, el proyecto ha reposado en la bidimensionalidad de las ortofotos. Resultan evidentes las exigencias técnicas y de equipamiento que hubiera supuesto centrar el problema en una perspectiva volumétrica, pero la decisión puede afectar a la comprensión del bien y a su gestión. Optar por una visión bidimensional refuerza las discusiones sobre cuestiones formales, matéricas, o estilísticas más habituales. En cambio, la perspectiva tridimensional exige una visión espacial que permite un análisis perceptivo diferente. Dicho esto, este esfuerzo técnico habría de ir acompasado con el mismo tipo de preocupaciones científicas, de conservación y de divulgación.
A pesar de estos significativos esfuerzos de fondo, que marcan el camino para futuros trabajos de restauración e investigación, resulta significativo cómo el impacto de estas herramientas no resulta igualmente significativo en todos los estudios presentados y viceversa. Así, las tabletas gráficas digitalizadoras ofrecen una información que ha sido trasformada en datos numéricos útiles para el estudio de la policromía, pero trascienden a la plataforma digital conjunta solo como información numérica, y no como parte de una fotogrametría mejorada. Con todo ello, la restauración del Pórtico de la Gloria y su publicación científica ofrecen un paso decidido en las posibilidades de integrar la información multidisciplinar con métodos digitales, pero también subraya las limitaciones que habrán de superarse en futuros trabajos.