Las colecciones de barros y porcelanas de la Familia Real de Felipe IV y Carlos II a través de los inventarios de oficios
The collections of earthenware and porcelain
of the Royal Family of Philip IV and Charles II
through the inventories of trades
Eva Calvo*
Universitat Jaume I de Castellón. España
https://orcid.org/0000-0002-8970-9280
ecalvo@uji.es
Resumen:
La loza y porcelana en las colecciones de los Austrias alcanzó su máximo esplendor con Felipe II, quien les otorgó un protagonismo sin precedentes debido a su rareza y singularidad. Sin embargo, con el paso de los años, estos objetos perdieron su interés debido a su familiaridad, reduciendo así su presencia en las colecciones. Este estudio se centrará en el periodo de los reinados de Felipe IV y Carlos II para mostrar la evolución del uso de estas piezas en la Corte. Para ello, se realizará un análisis de los registros de los diferentes oficios de la Casa Real, documentación que evidencia el cambio sustancial que experimentaron estos objetos, pasando de lo decorativo a lo funcional.
Palabras clave:
Loza; porcelana; Felipe IV; Carlos II; Austrias.
Abstract:
Earthenware and porcelain in the Austria collections reached their peak of splendour under Philip II, who gave them an unprecedented prominence due to their rarity and uniqueness. However, over the years, these objects lost their interest due to their familiarity, thus reducing their presence in the collections. This study will focus on the period of the reigns of Philip IV and Charles II to show the evolution of the use of these pieces at Court. To this end, an analysis will be made of the records of the different offices of the Royal Household, documentation that shows the substantial change that these objects underwent, moving from the decorative to the functional.
Keywords:
Earthenware; porcelain; Philip IV; Charles II; Habsburgs.
Fecha de recepción: 05 de julio de 2024.
Fecha de aceptación: 13 de septiembre de 2024.
* Eva Calvo ha contado con el apoyo del contrato postdoctoral Margarita Salas MGS/2023/24 (UP2021-021) financiado por la Unión Europea-NextGenerationEU. Asimismo, la investigación también se ha llevado a cabo al amparo de los proyectos I+D+i: La recepción artística de la realeza visigoda en la Monarquía Hispánica (siglos XVI a XIX). I+D+i. PID2021-127111NB-100. IP: Víctor Mínguez e Imaginario artístico de la Hispania Visigoda en los palacios reales del Barroco. I+D+i Código: 22I572.01/1. IP: Inmaculada Rodríguez Moya.
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© 2025 Eva Calvo. Este es un artículo de acceso abierto distribuido bajo los términos de la licencia Creative Com-mons Attribution-NonCommercial-ShareAlike 4.0. International License (CC BY-NC-SA 4.0). |
El culto a lo extraño alcanzó su apogeo en el siglo XVI debido a la curiosidad por conocer nuevas tierras, sus habitantes, costumbres y formas de vida. Este interés impulsó la recopilación de objetos artísticos provenientes de estos lugares lejanos. Estas piezas, consideradas exóticas por su rareza, ya eran conocidas en España al ser enviadas a la metrópoli por los conquistadores como muestra de la riqueza que sus actividades traían a la Corona pero su gran apogeo se alcanzó en 1565 con el establecimiento de la ruta del tornaviaje entre Filipinas y los virreinatos españoles1. Esta conexión creó una línea comercial directa entre Asia, América y España, a través de los “castillos de la mar”, grandes barcos que transportaban toneladas de objetos de diferentes naturalezas.
Como consecuencia, en el siglo XVI se incrementó el interés de los monarcas por acumular objetos exóticos, y esto fomentó su adquisición por las élites españolas, quienes integraron en sus colecciones las rarezas provenientes de las nuevas tierras del imperio, entre ellas porcelana china, así como loza americana y las piezas orientales manipuladas en tierras americanas con materiales preciosos2. Sin embargo, en la península ibérica del siglo XVII, momento en el que centramos este estudio, el interés por los objetos orientales disminuyó. A diferencia del resto de Europa, en España y Portugal, estos objetos ya no eran considerados exóticos debido a su familiaridad, lo que redujo su presencia en las colecciones reales. Pese a esto, la porcelana oriental seguía siendo valorada, como demuestra el uso de vajilla de porcelana en la recepción de Felipe IV organizada por el conde-duque de Olivares en 1624 en Doñana y para el enlace de Carlos II y María Luisa de Orleans3. Así, la porcelana continuaba siendo solicitada en las mesas de la alta sociedad4 y aparece mencionada en los inventarios de los Austrias españoles como observaremos a continuación.
Felipe IV, el Rey Planeta
La actividad de Felipe IV (1606-1665) como coleccionista y mecenas es innegable, como lo demuestra el notable incremento de las colecciones reales durante su reinado. Su entusiasmo por la pintura impulsó una nueva tendencia coleccionista entre las élites sociales, especialmente la nobleza vinculada al Conde-Duque de Olivares, quien acumuló destacados acervos siguiendo el gusto del monarca5.
El notable auge que alcanzó la pintura durante el reinado de Felipe IV no tiene comparación en el coleccionismo de otros géneros. Sin embargo, el monarca también reunió piezas de diversas naturalezas. En cuanto a su interés por la porcelana y la cerámica, aunque no acumuló una gran cantidad durante su reinado, existen registros de su uso y compra en diversas ocasiones. Por ejemplo, en la cuenta y relación jurada del secretario del monarca, don José de Carrafal Agusto, se mencionan estas adquisiciones:
[…] de los gastos y costas que se hicieron con don Vicencio Maxime y don Juan de Roca su criado en la jornada de Segovia y cosas que se compraron para la experiencia que por mandado de su magestad se hizo en el alcazar de Madrid ciudad […] mas se pagaran ciento cincuenta y un medio en diferentes en Segovia del 20 de noviembre hasta el dos de diciembre de 1636 de un carro de carvon de encina para el horno de reberbero y otros cargos de carvon de fragua y media libra de estaño y unos barreños y porcelanas de barro […]6.
En un documento sin fecha, se registra cómo Francisco Tamayo Villalta, guardajoyas, recibe de don Jerónimo de Villafuerte, también guardajoyas de Felipe IV, diversas porcelanas de la India de Portugal7. Villalta fue sucedido por Francisco Manzano el 5 de noviembre de 16698, por lo que su labor abarcó tanto el reinado de Felipe IV como parte de la regencia de Mariana (1665-1675). Al asumir el cargo en lugar de Villafuerte, se realizó un inventario que incluía un notable número de porcelanas para su oficio9.
Estas relaciones del guardajoyas, aunque carecen de fecha, son valiosas ya que son prácticamente las únicas referencias que hemos encontrado en el estudio de la colección de Felipe IV. Entre las numerosas porcelanas enumeradas, destacan piezas de gran valor artístico que no habían sido mencionadas en documentos anteriores10. Esto sugiere que, durante el periodo de servicio de don Jerónimo de Villafuerte, se renovó la colección de porcelana de los monarcas anteriores. Se puede suponer que esto se debió al desgaste natural de las piezas durante el mandato de su predecesor, Felipe III, quien les dio a los objetos cerámicos un uso continuo.
En cuanto a las piezas destinadas al servicio de mesa, se enumeran un total de veintiuna botijas, una de las cuales cuenta con un tapón de plata, catorce porcelanitas, quince ollas de diversos tamaños, algunas de ellas destinadas a la conservación, 159 albornías, una de las cuales tiene forma de lechera, siete saleros, ocho vinagreras, una junciera, ocho aguamaniles, seis papelinas, 438 escudillas, 343 platos, un candelero y una tinaja11.
Sin embargo, lo más notable son aquellas piezas que presentan un trabajo escultórico, como, por ejemplo, dos grandes jarrones con asas y picos, coronados por un tapón decorado con cuatro niños que tocan trompetas, ya mencionados en inventarios anteriores. También se alude a otro jarrón de dos tercias de altura, con asas y adornado con bichas de mascarones, dos picos y un tapón decorado con armas reales y el escudo de los Austrias, así como dos botijas de cuerpo redondo con el escudo pintado en azul y blanco. Respecto a estas botellas, Krahe Noblett sugiere que podrían referirse a las botellas de porcelana china decoradas con cobalto bajo vidriado azul y el escudo de armas de Castilla y León12.
Entre otras piezas mencionadas, también resalta el magnífico trabajo artístico, como en los dos aguamaniles con asas y picos, adornados con figuras de peces dorados y verdes. Además, hay otro aguamanil con la cabeza de un perro como pico, una botija pequeña con un gato en el cuello y otro en la cabeza, así como “dos vinajeras verde y dorada a manera de barco con un indio encima y dos papelinas con su tapador sobre el que se coloca una figura de perrito”. Estas últimas son vasos estrechos con base y boca ancha en forma de trompeta13.
En el inventario también se registran figuras escultóricas elaboradas en porcelana destinadas al ornato, como los perros leones con bocas abiertas y colas de serpiente en porcelana azul, blanca y colorada, y el rey David con Goliat a sus pies, una representación que se repite en varios inventarios desde la época de Felipe II14, lo que evidencia que la colección de cerámica de Felipe II aún perduraba en el siglo XVII. También se mencionan dos figuras de chinos en porcelana azul, roja y blanca y un leoncillo en porcelana negra y dorada. El uso de formas animales era común en la producción de porcelana de fantasía que llegó a caracterizar la fabricación de algunas de las zonas del continente asiático. Jarrones con forma de aves15, incensarios en forma de leones, botellas con forma de sapos y elefantes, y saleros en forma de pez, entre otros, son recurrentes en las colecciones de porcelana de diversos museos alrededor del mundo. Estos diseños que fusionan lo natural con lo material son característicos de la cerámica azul y blanca, así como de otros centros productores como Dehua, lugar que se caracterizó por la producción de objetos de porcelana (figuras de animales, religiosas y mitológicas, y pequeñas tazas con decoración aplicada) sin decoración pintada, conocidos en Europa como blanc de Chine.
No disponemos de un inventario completo de Felipe IV después de su fallecimiento que detalle todos sus objetos de arte. Aunque conocemos gran parte de su impresionante colección de pinturas y esculturas, no tenemos un registro exhaustivo de todo lo que pudo haber coleccionado. En 1674, se realizaron inventarios16 que incluían una sección dedicada a la “porcelana de la India y Portugal”17 y en los registros se incluye “un San Juan niño, del mismo artífice con la rodilla hincada en un peñasco y su zamarrilla, que se halla maltratado y puede componerse”. En el Museo del Prado se conserva una figura (Figura 1) que coincide con la descripción del inventario18. Esta fantástica pieza fue catalogada de pasta de terracota, arcilla modelada y endurecida al horno. Sin embargo, estudios más recientes sugieren que el artista responsable podría ser Felipe de Castro en lugar de Morelli, como se documentó anteriormente, y que la pieza podría estar hecha de cerámica pintada imitando terracota19. Si esta hipótesis se confirma, la pieza conservada en el Museo del Prado no podría haber formado parte de las colecciones de Felipe IV, ya que el escultor nació en el siglo siguiente al fallecimiento del monarca español.

Figura. 1. San Juan Bautista niño, ca.1659, Morelli, Giovanni Battista, Museo del Prado, Madrid. Núm. inv. E000632.
Isabel de Borbón y Mariana de Austria
Felipe IV contrajo matrimonio en dos ocasiones. Sobre su primera esposa, Isabel de Borbón (1602-1644)20, tenemos referencias por Pedro Bastan, sausier de la reina, por un informe que se hace cargo de porcelanas en diferentes ocasiones. Por ejemplo, se menciona que entregó a Samuel de Ledesma dos porcelanas pequeñas destinadas a la infanta Eugenia, y doce porcelanas que recibe del “conde Castro maxmo” para uso de la reina en marzo de 1635 […] una porcelana grande que estaba en su officio […] otra porcelana mediana que estaba en su officio […] dos porcelanas pequeñas guarnecidas de plata la una mas pequeña que la otra […] dos porcelanas chicas que se compraron para su Alteza”21.
También hay registros proporcionados por el guardajoyas Hernando de Rojas, quien adquiere otras piezas destinadas a servir caldo a su majestad la reina. Específicamente, menciona la adquisición de “diez y ocho porcelanas escudillas de las ordinarias pequeñas […] y quatro son medianas”22. Este registro resulta interesante por su coincidencia con la fecha del parto de la infanta Margarita, quien nació el 14 de abril de 1621 y se convirtió brevemente en la primera hija de los monarcas españoles, falleciendo al día siguiente. La coincidencia de fechas y la evidencia documental que señala su propósito de servir la sopa a la reina confirman que las escudillas fueron adquiridas específicamente para que la reina tomara caldo de pollo después del parto, dado que era considerado el mejor reconstituyente en esos momentos. Este tipo de vajillas, destinados a esta función, era muy demandado en momentos tan importantes para las reinas y, como consecuencia, se volvió un obsequio común en los envíos para celebrar el nacimiento en la Corte. Generalmente, estos objetos evidenciaban su importancia al ser decorados con escenas de nacimiento y, tras el parto, se conservaban como un recuerdo significativo de ese acontecimiento23. No obstante, en esta ocasión, las escudillas fueron adquiridas el día antes del nacimiento, lo que sugiere que el parto se adelantó y estos recipientes no pudieron convertirse en un elemento simbólico en el nacimiento de la infanta.
Además de la información proporcionada por los inventarios del oficio del guardajoyas sobre nuestro objeto de estudio, los registros de los oficios reales del Archivo del Palacio Real, específicamente en el servicio del saucier, incluyen una lista detallada de los objetos entregados a dicho servicio. Este listado abarca el periodo desde los últimos años del reinado de Felipe IV hasta el inicio del reinado de Carlos II. Como en todos los registros de oficios, el del saucier reúne el inventario de utensilios de cocina con el objetivo de controlar las piezas entregadas al responsable del oficio y las que quedan cuando este es reemplazado por otro. Este inventario ofrece información sobre la vajilla de loza y porcelana utilizada en la mesa de los reyes y reinas, por lo que se evidencia como las piezas de cerámica en esta época tenían una función completamente utilitaria y muy alejada de lo ornamental de muchas de ellas en las décadas anteriores. Durante el reinado de Felipe IV, por ejemplo, encontramos registros de Bastán entregando a Plaza, quien le sucede en el cargo, objetos destinados al servicio de la reina “quatro porcelanas. Las tres guarnecidas de depta dorada y la otra depta blanca”, y que estas mismas pasarán a Serrano y de este a Luzuan24. Dado que este documento fue elaborado en los últimos años del reinado de Felipe IV, la reina mencionada es Mariana de Austria. Mariana era hija de la hermana del monarca, María Ana de Austria, y del emperador Fernando III, con quien Felipe IV contrajo matrimonio en 1647.
Felipe y Mariana tuvieron seis hijos, de los cuales solo dos sobrevivieron los primeros años de vida. La mayor, María Teresa, contrajo matrimonio con el emperador Leopoldo I en 1666. Mucho antes, prácticamente desde poco después de su nacimiento, la reina Mariana comenzó a preparar todo el servicio de mesa para la infanta (mantelería, cubertería, cristalería y vajilla). Coincidiendo con esta preparación, en 1656 se documenta un destacado acopio de piezas de porcelana enviadas a la corte25. En el Archivo General del Palacio Real, en la carpeta del guardajoyas, se registra que don Francisco Gaztelu y Gamboa, guardajoyas de la reina, recibió en mayo de 1656 un total de 2.418 piezas de “lossa de china que embia en Duque de Ma Celi”. Este conjunto de objetos se transportó en el interior de nueve cajones en los que se citan, sobre todo, platos de diferentes medidas y entre ellos existe un “caxon de las Porcelanas todas quebradas y hechas pedaco”26. Aunque no exista documentación que lo confirme explícitamente, entendemos que estas piezas fueron enviadas a Madrid para formar parte de la vajilla de la infanta María Teresa, lo que nos ratifica la importancia que la reina otorgaba a estos objetos.
Mariana de Austria falleció el 16 de mayo de 1696 en Madrid. Poco después, se llevó a cabo el inventario de sus bienes, entre los cuales se incluía un número limitado de piezas de porcelana, lo que demuestra que toda la adquisición de piezas anteriores no estaba destinada al uso propio. Aunque sabemos poco sobre sus preferencias por la porcelana y la cerámica en general, el diario de Lodewijck Hugens nos proporciona información de que utilizaba piezas en su servicio de mesa. Hugens zarpó hacia la península ibérica el 22 de octubre de 1660, como parte de la primera embajada enviada por los Estados Generales a España. Durante todo el viaje, mantuvo un diario en el que registraba sus vivencias. En este cuaderno se describe el almuerzo público que la soberana ofrecía todos los años el día de Navidad, donde “tomo un caldo en un cuenco de porcelana pintada, con pan, al estilo español”27.
En el inventario de bienes de la difunta reina, se destaca la presencia de porcelanas chinas que a menudo estaban adornadas con filigranas de oro o plata, especialmente en sus bases y asas. Aunque la cantidad de piezas en su colección no era muy grande, su valor económico era significativo. Desde un punto de vista artístico, resulta notable mencionar cuatro jícaras que se describen como “blancas por adentro y por afuera color de venturina”, las cuales podrían relacionarse con el diseño de una pieza conservada en el Museo Nacional de Artes Decorativas (Figura 2). La venturina es un esmalte vítreo de tono rojizo que se funde con limaduras de cobre, utilizado ampliamente en joyería. La decoración en el interior de estas jícaras, compuesta por elementos decorativos en azul sobre fondo blanco, refleja el estilo distintivo de las piezas chinas de exportación de esta época, contrastando con la ausencia de decoración en el exterior de las piezas.

Figura. 2. Cuenco, siglo XVII, Museo Nacional de Artes Decorativas, Madrid. Núm. inv. CE03582.
Los registros de cerámica de Carlos II
Las sucesivas muertes de los hijos de Felipe IV dejaron como único heredero del reino a su hijo sobreviviente, el enfermizo Carlos (1661-1700), quien sufrió las consecuencias de los matrimonios consanguíneos característicos de su dinastía. Inesperadamente, Carlos se encontró en la posición de reinar y así lo hizo. El hijo de Mariana de Austria fue nombrado rey de España en 1665, a la edad de cuatro años, por lo que su madre ejerció la regencia durante los primeros diez años de su reinado.
El coleccionismo de Carlos II siguió las mismas líneas que el de sus predecesores, configurando una importante colección de objetos artísticos de gran valor, tanto por herencia como por adquisiciones propias. Para poder acercarnos a las piezas de loza y porcelana, nos apoyamos en la documentación histórica conservada, ya que es la única forma de mostrar el uso y coleccionismo de estas obras desaparecidas. Hay que destacar en este periodo la información que arrojan los registros del oficio del sausier y del guardajoyas como mostraremos a continuación. El primero demuestra el uso de los objetos de vajilla en la época que nos encontramos, y el segundo la importancia del objeto de porcelana coleccionado.
Durante el reinado del último de los Austrias en el trono español (1665-1700), Juan Cabrera de Corduna, sausier de su madre Mariana de Austria, recibió en 1671, de su predecesor Luis Excenio, ocho porcelanas, entre las cuales tres estaban adornadas con plata dorada y las otras cinco con plata blanca, destinadas al servicio de la reina. En 1675, Clemente Antonino, quien ocupaba el cargo en ese momento, hace referencia a las mismas ocho piezas mencionadas por su predecesor28. Luego, Andrés de Montoya sucedió a Antonino y en la lista de objetos que llegaron a su oficio, menciona que durante el mandato de su antecesor se fabricaron nuevos objetos para la boda del monarca con María Luisa de Orleans29: “porcelana con su pie y assas de plata y otro pies y assas para guarnecer otra”30. Asimismo, deja constancia que entregó un plato “[…] que estaba quebrado de puro gastado […] a Simon Nabarro para guarnezer unas porcelanas y hacer dos cucharitas doradas para huebos que es lo que se carga al dicho Andres de Montoya”31. Es posible que estas porcelanas adornadas con plata sean las mismas mencionadas cuando Franco de Loayna y Bargas asume el cargo de sumiller de la reina, quien reporta: “mas tres porcelanas de la china guarnecidas con pie assas de plata blanca y otra guarnecida para otra porcelana”32.
En 1685, cuando Luis Albano Vernal asumió el cargo, las cuatro piezas se mencionan33, sin embargo, con el cambio a Juan Vicente Liosca ese mismo año, se registraron “quatro porcelanas de la china guarnecidas de plata” 34 en lugar de las tres con plata y una con oro que se habían mencionado previamente. También en este año se informó a Lorenzo Zebrian, jefe de la sausería, que “no a entregado […] una porcelana con guarnición de plata”35, lo que sugiere que la pieza pudo haber sufrido algún daño y se adquirió una nueva para el servicio. Las cuatro porcelanas con detalles de plata continuaron siendo mencionadas en los cambios de sausería posteriores, incluyendo el nombramiento de Juan de Echevarria el 1 de agosto de 168836, y el de Juan de Diego Vallexo como saucier de la reina el 27 de febrero de 169537.
Al igual que ocurrió en el oficio del saucier, el del guardajoyas también fue documentado a través de inventarios de control realizados en el momento del cambio de jefe del oficio. Antes de examinar el listado de porcelanas que serán heredadas por el sucesor de Francisco Tamayo Villalta, es relevante mencionar que este elaboró un inventario de “diferentes géneros de la yndia de Portugal” sin fecha específica38. Dado que su labor abarcó tanto los últimos años del reinado de Felipe IV como los primeros del reinado de Carlos II, resulta difícil atribuir este documento a uno de los dos monarcas en particular. Sin embargo, es importante considerar este registro, ya que documenta 524 piezas de diversos tipos, todas destinadas al servicio de mesa.
El 5 de noviembre de 1669, Francisco Manzano recibió de Francisco Tamayo Villalta una serie de porcelanas “de la India de Portugal” de diversos tipos39. Este inventario revela que la mayoría de las piezas ya habían sido mencionadas durante el reinado de su padre, Felipe IV. La colección estaba principalmente compuesta por escasos géneros: aguamaniles, decorados en azul-blanco y verde-dorado; siete figuras escultóricas, seis de las cuales ya habían sido citadas anteriormente, junto con una nueva adición descrita como “un indio de porcelana blanca azul y dorada de una tercia de alto”, y un conjunto de vajillas considerablemente reducido. De las ciento cincuenta y nueve albornías indicadas previamente, solo perduraban sesenta y ocho; de las ocho vinagreras, solo una; y de las quince ollas, solo cinco, sugiriendo la desaparición completa de muchos otros géneros.
En cuanto a la vajilla, se destacan los platos de diferentes tamaños y formas, incluyendo grandes platos similares a juncieras, con y sin faldas40; escudillas utilizadas para servir la sopa, y otros platos trincheros y medianos, también con y sin falda. Además, se aluden a los “platones”, que probablemente se refieran a las fuentes mencionadas en otros inventarios. Ninguna de estas piezas se describe como decoradas con motivos especiales para destacar. Sin embargo, un jarrón del Museo Victoria and Albert en Londres, decorado con leones y elementos geométricos y florales, fabricado en los hornos de Jingdezhen, podría asemejarse a la descripción de “una pieza con seis asas de una quarta de alto azul y blanca” que ya aparecía mencionado en los inventarios de Felipe II41. Este jarrón posee un diseño único, con un cuerpo y boca conectados por seis tubos para verter líquido (Figura 3).

Figura. 3. Jarrón de Porcelana con seis asas, 1620-1640, Jingdezhen, Victoria and Albert Museum, Londres. Núm. inv. 553-1878
En el mismo documento y con la misma fecha42, se menciona al guardajoyas de la reina, don Francisco Muñoz y Gamboa, quien recibe de Joseph García de Illescas dos porcelanas adornadas con plata. Estas porcelanas fueron utilizadas por la emperatriz en una jornada no especificada, y se entregaron para el servicio de baño de la reina, lo que hace referencia a Mariana de Austria, madre del joven Carlos II.
En 1693, Bernardo Tamayo sucedió a Francisco Manzano en el cargo, y nuevamente se elaboró un inventario de géneros que incluía porcelanas catalogadas como “de las indias”. En este documento, se reflejan prácticamente las mismas piezas que las entregadas por Manzano a Francisco Tamayo Villalta, quien había ocupado previamente el mismo cargo. Al comparar ambos inventarios, se observa que las descripciones se repiten, lo que indica un duplicado del contenido. Además, se nota que todas las piezas se conservan, a excepción de un aguamanil “colorado y dorado de una tercia de alto con tapador asa y pico” que suponemos que debió romperse. En el mismo conjunto de documentos, se encuentra uno fechado el 3 de agosto de 1693, donde se menciona que cuando Bernardo Tamayo recibió las alhajas de Francisco Manzano, se incluyeron dos porcelanas ovaladas redondas con armas para servir melocotones con vino43, que no estaban registradas en el inventario de porcelanas de la India. Sin embargo, el hecho de que esta sea la única adquisición durante más de un lustro, y que solo se haya encontrado una pieza fragmentada en el mismo período, sugiere el escaso uso que Carlos II hizo de la porcelana y su poco interés en este tipo de materiales.
En los diferentes inventarios propios del reinado de Carlos II, se registra la presencia de porcelana tanto en el inventario del guardajoyas como en el del oficio de alimentos y salsas, lo que sugiere que durante su reinado este material se utilizó con propósitos domésticos44. Un aspecto destacado en la testamentaria del monarca es la ubicación de sus bienes en cada uno de los palacios45. En lo que respecta a la porcelana, se observa que en el Real Sitio del Pardo no se menciona ningún objeto oriental, lo que indica que la colección de porcelana que Felipe III había heredado de su padre Felipe II y trasladado hasta este palacio, ya no se encontraba allí durante el reinado de Carlos II. Tampoco se encontraron rastros de porcelana en el Real Sitio del Buen Retiro ni en el Real Sitio de la Zarzuela. Sin embargo, se identificó un reducido número de porcelanas en la Real Casa de Campo. Se conoce que la segunda esposa de Carlos II, Mariana de Neoburgo (1667-1740), había utilizado porcelana china para decorar este espacio, aunque estas piezas no fueron valoradas en su inventario46, por lo que las que se nombran en la testamentaria de Carlos serían parte de las de la soberana difunta como trataremos a continuación. En cuanto a las piezas de mesa inventariadas en este lugar, se encontraron frascos, aguamaniles, saleros, escudillas, bandejas, fuentes y platos de diferentes tamaños, así como jícaras, tazas, jarras y calderas. Sin embargo, la documentación proporciona poca información sobre estas piezas, salvo que la mayoría estaban decoradas en tonos azules47.
En el Alcázar Real de Madrid es donde se encontraba el mayor número de porcelanas, custodiadas por el guardajoyas tal como se detalla en su propio inventario de bienes. Se observa un cambio significativo en términos cuantitativos con respecto a relaciones anteriores realizadas por el mismo oficio. Por ejemplo, en 1693 se mencionan nueve docenas de escudillas de porcelana, de diferentes tonalidades como blanco, azul, dorado y colorado, destinadas al servicio de Su Majestad. Sin embargo, en la testamentaria de Carlos II, se registran únicamente treinta y dos escudillas de porcelana (blanca, azul, dorada y colorada). Similarmente, se observa una reducción en la cantidad de platillos trincheros: de ochenta y cuatro platillos colorados, dorados y azules mencionados en 1693, se pasa a dieciséis en el inventario de Carlos II.
También es en este lugar donde el oficio de sausería guardaba todas las piezas que estaban a su cargo y, entre ellas, aparece mencionado un reducido grupo de veintiuna porcelanas:
Seis platillos del tamaño de las flamenquillas que llaman cazoletas en que se sirve las porcelanas con el caldo tienen armas zifras y numeros con dos cajas cubiertas de cureo en que se guardan seis en cada una, siete porcelanas de la China con pies y asas de plata en que se sirve el caldo y tiene sus cajas las tres de terciopelo carmesí con guarnición de oro nuevas y las quatro de vaqueta y ocho porcelanas chinas48.
Finalmente, en un documento fechado el 7 de mayo de 1703, tres años después del fallecimiento del último de los Habsburgo en el trono español, encontramos detalles proporcionados por el controlador sobre la distribución de “la ropa de mesa y vajilla” que habían sido utilizadas en el servicio de Carlos II. Este manuscrito, redactado en la época de los Borbones, ofrece información sobre las referencias cerámicas que acumuló el monarca difunto durante su reinado, así como los funcionarios encargados de custodiar estas piezas. Además del guardajoyas y el sausier, de los cuales ya hemos hablado anteriormente, se mencionan los oficios del controlador y el mayordomo mayor, quienes también reunieron una cantidad considerable de piezas de este material, incluyendo aquellos destinados al servicio de panadería y cava, entre otros. En este último, se hace referencia a cerámicas y porcelanas, como “seis tinajas grandes de Talavera, con tapadera, y seis porcelanas de la China, utilizadas para servir el caldo y otras sustancias a Su Majestad”49.
La reina María Luisa de Orleans.
Carlos II falleció sin descendencia, pero esto no indica que no hubieran esfuerzos por buscar que llegara el hijo heredero, algo que resultó completamente imposible por la salud del monarca. Cuando se iniciaron las conversaciones para encontrar una esposa para el monarca español, Luis XIV, casado con María Teresa de Austria, hermana mayor de Carlos, propuso a su sobrina, María Luisa de Orleans, quien se convirtió en la primera esposa de Carlos II. Este hecho marcó el comienzo de una política matrimonial entre Francia y España que no había dado buenos resultados hasta ese momento50.
De María Luisa de Orleans disponemos de algunas referencias históricas muy interesantes para nuestro estudio, ya que mencionan cerámicas diferentes que no han sido localizadas en registros anteriores, así como los edificios en los que se encontraban. En el inventario de sus bienes tras su muerte, el 12 de febrero de 1689, se incluyeron las piezas de loza y porcelana que había poseído la reina51, las cuales quedaron almacenadas bajo llave en la Torre y fueron custodiadas por la camarera mayor de la soberana, la marquesa de Cadereita52. Este inventario proporciona una breve descripción de las piezas y se indica dónde fueron almacenadas. Entre ellas, destacaba un notable número de cerámicas de color negro, una de las cuales estaba adornada con filigrana de plata dorada. En la descripción de una de estas porcelanas, se mencionan “barros negros de Natán” probablemente refiriéndose a las piezas mexicanas de Natán, así como tres piezas grandes de cerámica labradas de la India con diferentes caras. La presencia de cerámicas negras también se encuentra documentada en el inventario de la condesa de Oñate tras su fallecimiento, donde se mencionan “barros negros de Guadalajara de Indias”, junto con otros provenientes de Chile, lo que sugiere que este tipo de cerámica era común en las residencias de la alta nobleza española de la época53.
Este inventario también es importante ya que revela la existencia de un camarín equipado con ciento ocho jícaras y escudillas de China, así como cuatro piezas más grandes del mismo origen. Además, se mencionan tinajas de barro de la India con base de madera dorada, grandes piezas de barro de Chile con mascarones, jarras de barro negro de Natán, repisas y alacenas con cristales y varios tipos de vidrio, y un gran azafate de charol repleto de piezas de cerámica de la India. La frecuente mención de estas piezas, especialmente las de origen americano, resalta el gusto de la reina por la cerámica procedente de América que la diferencia de sus predecesoras.
Además de estas referencias que se incluyen en los inventarios de la reina, podemos intuir que existe otro conjunto de piezas decorativas que también pertenecieron a María Luisa de Orleans. Como hemos indicado anteriormente, en la testamentaria de Carlos II se recogen las lozas y porcelanas que se encontraban incluidas en las diferentes residencias reales54. Del estudio de este documento se extrae un reducido número de estas que se encontraban en el Real Casa de Campo. Estudios anteriores informan que, Mariana de Neoburgo había utilizado porcelana china para decorar este espacio, pero estas piezas no fueron incluidas en los inventarios de la reina y tampoco de Carlos II55, por lo que tal vez las mencionadas en este espacio serían parte de las de la soberana fallecida, es decir, de María Luisa de Orleans. Las piezas que se describen en la residencia son un conjunto de vajilla, descrito anteriormente, y otras destinadas al ornato como cuatro leones colocados sobre pedestales pequeños y pintados con dorado, verde y encarnado, así como tres caballos con sus respectivas sillas de montar, seis figuras de mujeres y una de un niño, todas ellas coloreadas con diferentes pigmentos56.
A principios de 1689 falleció María Luisa de Orleans y rápidamente comenzaron a buscar una nueva consorte para el monarca. Mariana fue elegida para ser la segunda esposa del rey debido a la alta fertilidad de su familia. La boda por poderes se celebró el 28 de agosto de 1689 en Ingolstadt, Alemania, y la boda en persona con Carlos II el 14 de mayo de 1690, un año después. Sobre el gusto de Mariana de Neoburgo (1667-1740) por la porcelana no conocemos nada, ya que los inventarios y la documentación histórica localiza no arrojan información sobre el uso y coleccionismo de lozas y porcelana de la última de reina del siglo XVII.
Conclusiones
La porcelana en las colecciones de los reyes de España durante los siglos XVI y XVII experimentó altibajos según el monarca y el contexto histórico. Mientras Carlos V prefería vajillas de oro y plata y atesorar piezas de materiales preciosos57, Felipe II dio protagonismo a objetos suntuarios de materiales muy diversos, alejados del valor económico que proporcionaban los materiales preciosos. Estos objetos se valoraban por su aporte al conocimiento de un arte universal, reflejando un cambio de la acumulación de un tesoro de alto valor económico al coleccionismo.
En el siglo XVII, Felipe III demostró su aprecio por el material cerámico a través del notable uso de las piezas que heredó de su padre y podríamos considerarlo como el último coleccionista de porcelana de los Austrias ya que, Felipe IV, se decanto por engrandecer las colecciones reales con otro tipo de objetos artísticos. Este interés no se tradujo en un aumento destacable de las lozas y porcelanas en su colección privada, pero existen registros de adquisiciones de estos materiales en diversas ocasiones. Los documentos de control elaborados por los guardajoyas son especialmente destacados en este aspecto, ya que nos permiten acercarnos a una colección que no se puede consultar mediante un listado completo de los objetos de arte de Felipe IV tras su fallecimiento, debido a la inexistencia del inventario post mortem del monarca. Por lo tanto, para nuestro estudio, su importancia radica en ser un documento que revela la pervivencia de piezas que se encontraban en las colecciones de Felipe II, lo que demuestra la durabilidad y el aprecio por estos objetos.
Del estudio de la colección de cerámica de Felipe IV, se destaca, al igual que en las de los monarcas anteriores, la cantidad y variedad de vajilla elaborada en China. Además, se mencionan piezas escultóricas de alto valor artístico, que poseen características de las exportadas en la segunda mitad del siglo XVII. Esto pone de manifiesto que no todas las piezas de cerámica de Felipe IV provienen de herencias; el monarca también amplió su colección con nuevos objetos, que pudieron haber sido adquiridos por él mismo o recibidos como regalos regios.
Felipe IV contrajo matrimonio en dos ocasiones, y ambos matrimonios dejaron evidencia de porcelanas en los registros conservados. Es interesante notar cómo las reinas Isabel de Borbón y Mariana de Austria utilizaron al objeto cerámico en diferentes ocasiones como regalo protocolario. Un ejemplo de esto es la remesa de piezas cerámicas enviada a la corte de Viena el 12 de octubre de 1634, que incluía búcaros, porcelanas y otros artículos. Esta entrega coincidió con el embarazo de la emperatriz, sugiriendo que podrían haber sido regalos para la futura infanta Mariana, nacida en diciembre de 1634, quien más tarde se convertiría en la segunda esposa de Felipe IV y reina de España. Aunque anteriormente la cerámica se había utilizado como regalo regio cuando era principalmente objeto de colección, en esta época su uso como tal había disminuido. Sin embargo, el hecho de que las reinas lo retomaran demuestra que aún se valoraba por su significado decorativo y ceremonial en la corte58.
De Isabel de Borbón, existen registros de adquisiciones de piezas realizadas con este material para su uso personal y ceremonial. Por ejemplo, para el parto de la infanta Margarita se compró un recipiente de loza, presumiblemente destinado a servir caldo de pollo después del parto, ya que este era considerado reconstituyente. Estos objetos de vajilla eran adquiridos para uno de los momentos más importantes en la vida de las mujeres, sobre todo cuando eras reina y su principal función era dar un heredero a la Corona, y, generalmente, estaban decorados con escenas del alumbramiento y su finalidad era, tras el nacimiento, conservarse en la habitación del parto para simbolizar el momento vivido en esa sala. El hecho de que se documenten este tipo de objetos realizados en cerámica evidencia que este material, durante el siglo XVII, continuó utilizándose en la corte en acontecimientos importantes, a pesar de no estar en auge en esa época. Por lo tanto, su pervivencia se mantuvo vigente en las altas capas de la sociedad.
La documentación histórica también es fundamental para entender el uso de la loza y porcelana en la época de Mariana de Austria, segunda esposa de Felipe IV. En este sentido, los inventarios del sausier proporcionan información valiosa sobre el uso y la transferencia de vajilla de loza y porcelana en la corte, desde los últimos años del reinado de Felipe IV hasta el inicio del reinado de Carlos II. Asimismo, los inventarios post mortem de la reina ofrecen detalles sobre el uso y valor de estas piezas. En este aspecto, destacan las jícaras con detalles de venturina y las piezas adornadas con filigranas de oro o plata, reflejando un notable valor económico y artístico. La presencia de estas piezas en la colección real de este período subraya que el prestigio asociado a la posesión de porcelana china en la corte española seguía vigente durante las últimas décadas del siglo XVII, a pesar de que la porcelana ya había dejado de ser tan deseada por los coleccionistas de la época.
Durante el reinado de Carlos II, los inventarios del sausier y el guardajoyas reflejan la porcelana heredada de su padre, Felipe IV, y documentan el uso de estas piezas en la corte en momentos señalados como fue la boda del monarca con María Luisa de Orleans. Además, en la testamentaria de Carlos II, se observa un cambio cuantitativo significativo respecto a inventarios anteriores, lo que sugiere una posible dispersión o pérdida de piezas, así como el continuo uso de la porcelana en la corte hasta el final de su reinado. Esto demuestra cómo el objeto cerámico dejó de ser únicamente un artículo de colección y se convirtió en un elemento utilitario en el siglo XVII, una función que comenzó a otorgarle Felipe III y que casi 100 años después seguía en uso. La explicación radica, a nuestro entender, en que el distintivo de exotismo dejó de ser representativo de la porcelana asiática y la loza americana, por lo que estos objetos dejaron de ser considerados raros y perdieron interés para su colección.
En cuanto a las reinas, resulta muy interesante el papel de María Luisa de Orleans, quien amasó una notable colección de objetos cerámicos con piezas únicas que no habían sido descritas en los inventarios de la familia real o en los registros de la corte anteriores. Esto demuestra que fueron adquiridas por la propia reina y que existía un interés personal en la loza y la porcelana. Es destacable observar cómo este conjunto de objetos incluía piezas de diferentes procedencias, como porcelanas de China y Japón, piezas mexicanas de Natán, barros de la India y de Chile, resaltando así el gusto de la reina por la cerámica americana. Este interés puede estar relacionado con el creciente protagonismo que, durante el siglo XVII, tuvieron los búcaros, objetos de barro cocido procedentes de tierras portuguesas que gozaron de gran popularidad entre las altas clases de la sociedad y llegaron a ser uno de los regalos más representativos de España.
En resumen, la evolución de la porcelana en las colecciones reales de España durante los reinados de Felipe IV y su hijo Carlos II puede resumirse en el cambio hacia un uso predominante en el servicio de mesa, lo que redujo las adquisiciones como elementos decorativos. Sin embargo, el análisis de la documentación conservada revela que piezas de la colección de Felipe II, reconocido como el gran mecenas de la loza y la porcelana de los Austrias españoles, seguían presentes. Así, además de su utilidad práctica, estas piezas adquirieron un valor sentimental y familiar, especialmente aquellas destinadas a la decoración o decoradas con la heráldica de los reyes de España.
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1. Sobre los objetos americanos de la monarquía española ver: Cabello Carro 1994, 33-61; Martín González 1990, 157-162.
2. En aquella época, el término “porcelana” no se refería exclusivamente al material cerámico fino, sino que se utilizaba también para designar piezas de vajilla que alcanzaban un alto nivel artístico, independientemente del material de su fabricación. Por ello, en los inventarios de la época es posible encontrar menciones a “porcelanas de ágata” o “porcelanas de plata”, entre otras variantes.
3. 1682, Registros de los oficios de la Casa Real: expediente sobre sausería. Archivo General de Palacio (AGP en adelante), Sección Administración General, leg. 916, carp. 1670-1671.
4. Pleguezuelo 2003, 140.
5. Brown e Elliott 2003. Entre las destacadas colecciones de la época se encontraban las del marqués de Leganés, el príncipe de Esquilache, el marqués de Villanueva del Fresno, el conde de Benavente, así como las del marqués de la Torre, don Jerónimo de Villafuerte Zapata, y don Antonio Moscoso, entre otros. Lo interesante de esas cuidadas exposiciones es que no solo eran apreciadas por sus propietarios, sino que también se abrieron al público interesado, mostrando la generosidad y el orgullo de los dueños por sus posesiones. Jiménez-Blanco 2013, 15.
6. 1636, diciembre 2, Relación jurada de don José de Carrafal Agusto, secretario de Felipe IV, Archivo General de Simancas, Contaduría Mayor de Cuentas, leg. 2215, paquete 2 sf.
7. Registro de lo que Francisco Tamayo Villalta recibe de don Jerónimo de Villafuerte, guardajoyas de Felipe IV AGP, Documento de registro, Sección Administración General, leg. 904.
8. 1669, noviembre, 5, Registro de las porcelanas de la India que recibe el guardajoyas Francisco Manzano de los herederos de Francisco Tamayo Villalta, AGP, Sección Administración General, Guardajoyas, leg. 905. Inventarios de las Alhajas y de todos los demás efectos de que se hacían cargo los jefes de este real Oficio. Años: 1664 a 1700, ff. 128-129.
9. Sobre los oficios de la casa en el siglo XVII: Martínez Millán e Hortal Muñoz 2015, 440-473.
10. Sobre los inventarios de la Familia real: Checa 2010; 2018.
11. 1669, noviembre, 5, registro de las porcelanas de la India que recibe el guardajoyas Francisco Manzano de los herederos de Francisco Tamayo Villalta, AGP, Sección Administración General, Guardajoyas, leg. 905. Inventarios de las Alhajas y de todos los demás efectos de que se hacían cargo los jefes de este real Oficio. Años: 1664 a 1700, ff. 128-129.
12. Krahe Noblett 2012-2013, 32. Krahe menciona que existen alrededor de veinte de estas botellas conservadas en colecciones privadas dentro y fuera España localizadas (en el transcurso de los años va aumentando el número) pero no hay documentación que las relacione directamente con las mencionadas en los inventarios reales. Krahe Noblett 2018, 223. Sin embargo, hemos identificado una nueva botella vendida en subasta por Sothebys y otra con características similares en el The British Museum, con el número de inventario Franks.778. Ver en: https://www.britishmuseum.org/collection/object/A_Franks-778-
13. Consultar la transcripción de este documento en: Calvo 2022, 656-658.
14. Sobre la colección de cerámica de Felipe II: Calvo 2025; Krahe Noblett 2020; Calvo 2023.
15. En el inventario del guardajoyas de Felipe IV se mencionan una “botija pequeña con un gayo por cabeza” que, actualmente, no se conserva. En The Metropolitan Museum of Art de Nueva York se conserva una botella (núm. inv. 1992.72.1) realizada en Vietnam de cerámica con forma de fénix, con alas fusionadas al cuerpo, un asa y un conducto en la forma de la cabeza del animal por donde se vierte líquido. Aunque las piezas de Vietnan no formaron parte del comercio de exportación a Europa, podría servir al espectador para acercarse al objeto desaparecido. Ver: https://www.metmuseum.org/art/collection/search/37558
16. AGP, Sección Administración General, leg. 905, carp. tesoro. Años 1664 a 1700.
17. 1674, Inventario de la Porcelana de la India y Portugal, AGP, Sección Administración General, leg. 904, carp. tesoro. Primera en publicar este inventario: Krahe Noblett, 2016.
18. Ver en: www.museodelprado.es/coleccion/obra-de-arte/san-juan-bautista-nio/8871bb56-2395-4f20-a7d0-bdf7ccb6efb1
19. Gil Saura 2018, 125.
20. Pizarro Llorente 2019, 361-390.
21. 1635, marzo, Registros de los oficios de la Casa Real: expediente sobre sausería, AGP, Sección Administración General, leg. 916, carp. sausería de la reina 1622-1661.
22. 1621, abril, 14, Registro del Guardajoyas, AGP, Sección Administración General, leg. 902/3, exp. 14, carp. Hernando de Rojas guardajoyas y guardarropas de su SS. AA.
23. Carlos Varona 2007, 234, 238. Se conserva una cuenco del siglo XVI en The Metropolitan Museum of Art, Nueva York (Núm. inv. 41.49.2) que, aunque no se ajuste al periodo de este estudio, puede aproximar al lector a la decoración de estos recipientes: https://www.metmuseum.org/art/collection/search/198700 (consultado 30.07.2024)
24. Registros de los oficios de la Casa Real: expediente sobre sausería, AGP, Sección Administración General, leg. 916, carp. sausería de la reina 1622-1661.
25. Este envío fue el resultado de la captura del cargamento del comerciante flamenco Vangel. Krahe Noblett 2016.
26. 1656, Noviembre, 7, Registro del envío de 2418 porcelanas del Duque de Medinaceli a la reina Mariana de Austria, AGP, Sección Administración, leg. 904, carp. guardajoyas 1660-1669.
27. Ebben 2010, 21, 188.
28. Registros de los oficios de la Casa Real: expediente sobre sausería, AGP, Sección Administración General, leg. 916, carp. 1670-1671.
29. María Luisa nació el 26 de abril de 1662 en el palacio de Saint-Cloud, hija de Felipe de Orleans y Enriqueta Ana de Inglaterra.
30. 1682, Registros de los oficios de la Casa Real: expediente sobre sausería, AGP, Sección Administración General, leg. 916, carp. 1670-1671.
31. 1682, mayo, 1, Registros de los oficios de la Casa Real: expediente sobre sausería, AGP, Sección Administración General, leg. 916, carp. de 1650-1659.
32. 1682, Registros de los oficios de la Casa Real: expediente sobre sausería. AGP, Sección Administración General, leg. 916, carp. 1670-1671.
33. 1685, Registros de los oficios de la Casa Real: expediente sobre sausería, AGP, Sección Administración General, leg. 916, carp. 1685.
34. 1685, agosto, 22, Registros de los oficios de la Casa Real: expediente sobre sausería, AGP, Sección Administración General, leg. 916, carp. 1689.
35. 1689, Registros de los oficios de la Casa Real: expediente sobre sausería, AGP, Sección Administración General, leg. 916, carp. 1689.
36. 1688, agosto, 1, Registros de los oficios de la Casa Real: expediente sobre sausería, AGP, Sección Administración General, leg. 916, carp. 1690-1699.
37. 1695, febrero, 27, Registros de los oficios de la Casa Real: expediente sobre sausería, AGP, Sección Administración General, leg. 916, carp. 1690-1699.
38. AGP, Sección Administración General, leg. 904.
39. 1669, noviembre, 5, registro de las porcelanas de la India que recibe el guardajoyas Francisco Manzano de los herederos de Francisco Tamayo Villalta, AGP, Sección Administración General, Guardajoyas, leg. 905. Inventarios de las Alhajas y de todos los demás efectos de que se hacían cargo los jefes de este real Oficio. Años: 1664 a 1700, ff. 128-129.
40. Margen izq. “la una escudilla d porcelana de esta entrego a Joseph Nieto con el […] de su recibo y orden que esta dentro de este pliego – Testasen estas pdas p haverse entregado en resto de ellas a D Berndo Tamayo Guardajoyas q sucedio al sor D Franco Macano”. 1669, noviembre, 5, Registro de las porcelanas de la India que recibe el guardajoyas Francisco Manzano de los herederos de Francisco Tamayo Villalta, AGP, Sección Administración General, Guardajoyas, leg. 905. Inventarios de las Alhajas y de todos los demás efectos de que se hacían cargo los jefes de este real Oficio. Años: 1664 a 1700, f. 128.
41. Krahe Noblett 2016, 144.
42. 1669, noviembre, 5, registro de las porcelanas de la India que recibe el guardajoyas Francisco Manzano de los herederos de Francisco Tamayo Villalta, AGP, Sección Administración General, Guardajoyas, leg. 905. Inventarios de las Alhajas y de todos los demás efectos de que se hacían cargo los jefes de este real Oficio. Años: 1664 a 1700, ff. 128-129.
43. AGP, Sección Administración General, Guardajoyas, leg. 905. Inventarios de las Alhajas y de todos los demás efectos de que se hacían cargo los jefes de este real Oficio, Años: 1664 a 1700.
44. Krahe Noblett 2012-2013, 34.
45. Fernández Baytón 1975, 221-222.
46. Krahe Noblett 2012-2013, 34.
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48. Krahe Noblett 2016, 395.
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55. Krahe Noblett 2012-2013, 34.
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