Adaptación de la iconografía a nuevas realidades. El caso de la sillería de coro de la iglesia de Santo Tomás de Nueva York

Adaptation of iconography to new realities. The case of the choir of the church os Saint Thomas in New York

Antonio Martín Pradas

Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico. Junta de Andalucía. España
ORCID: 0000-0002-3464-5531
amartinpradas@hotmail.com

Resumen:

Con este artículo, queremos poner de manifiesto la importancia que ha tenido la iconografía religiosa y profana en la decoración de bienes muebles a lo largo de la historia. Para conseguir nuestros objetivos nos vamos a centrar en la sillería de coro, neogótica, de la Iglesia de Santo Tomás de Nueva York, situada en la 5ª Avenida. En ella, la iconografía religiosa y profana se entremezclan adaptándose, en un mobiliario religioso a las nuevas realidades, descubrimientos y acontecimientos de finales del siglo XIX y principios del XX. Este estudio nos permite exponer algunos falsos históricos, no solo en la misma ciudad, sino también ejemplos puntuales en la península y Francia.

Palabras clave:

Bienes muebles; Iconografía profana y religiosa; Iglesia de Santo Tomás; Nueva York; Sillerías de coro; 1918.

Abstract:

With this article, we want to highlight the importance that religious and secular iconography has had in the decoration of movable property throughout history. To achieve our objectives we are going to focus on the neo-Gothic choir stalls of the Church of Saint Thomas in New York, located on 5th Avenue. In this church, religious and profane iconography intermingle, adapting, in religious furniture, to the new realities, discoveries and events of the late 19th and early 20th centuries. This study allows us to expose some historical falsehoods, not only in the city itself, but also with some specific examples in the Iberian Peninsula and France.

Keywords:

Movable property; Profane and religious iconography; St. Thomas Church; New York; Choir stalls; 1918.

Fecha de recepción: 18 de diciembre de 2023.
Fecha de aceptación: 14 de marzo de 2024.

Cómo citar este trabajo / How to cite this paper:
Martín Pradas, Antonio. 2024. “Adaptación de la iconografía a nuevas realidades. El caso de la sillería de coro de la iglesia de Santo Tomás de Nueva York”. Laboratorio de Arte 36, pp. 533-556.

© 2024. Antonio Martín Pradas. Este es un artículo de acceso abierto distribuido bajo los términos de la licencia Creative Commons Attribution-NonCommercial-ShareAlike 4.0. International License (CC BY-NC-SA 4.0).

Evolución de la iconografía en las sillerías de coro

Mucho se ha hablado desde el punto de vista artístico de la importancia de la iconografía, religiosa y profana, y su desarrollo a lo largo de la historia, decorando bienes inmuebles y muebles con la finalidad de adoctrinar a los fieles. Los coros, tanto en catedrales, colegiatas, iglesias y conventos, responden a una vieja tradición relacionada con la liturgia. Esta dependencia afectó, en mayor o en menor medida, a la configuración arquitectónica de los templos, evocando a la “schola cantorum” de las basílicas paleocristianas. En un principio, los coros y su ubicación guardaban gran similitud dentro del contexto europeo, con grandes coincidencias, hasta que surgió el llamado “modo español”: altar-pueblo-coro, situando y diferenciando los espacios corales del resto de países limítrofes, como Francia, Alemania, Portugal, etc.1.

No obstante, no será hasta el Gótico cuando comience a realizarse un mobiliario religioso para decorar el interior de sus catedrales, e iglesias principales. Un ámbito de gran importancia fueron los espacios corales, lugar reservado a canónicos, integrantes de las universidades de beneficiados, e incluso invitados pertenecientes a la nobleza y en ocasiones los propios reyes. En este lugar, se rezaban las horas de coro, cumpliendo así los eclesiásticos con un deber de asistencia, por las cuales recibían un estipendio. En un principio, su diseño era de líneas sobrias e influencias mudéjares con decoración de taraceas, llegando algunas a contar con policromías y guardapolvos. Poco a poco se fueron complicando, plasmando en sus relieves una seria crítica al mundo, representando los pecados más destacados a los que la sociedad y los clérigos se rendían. En este caso se llegaron a tallar escenas inspiradas en la vida cotidiana y el entorno, plasmando diversos temas satíricos, groseros, costumbristas, etc., fruto de la sociedad de su tiempo2. Éstos fueron dispuestos en determinados lugares de las sillerías, como brazales superiores y algunos respaldos, destacando en las misericordias o paciencias, situadas bajo el asiento embisagrado3. Esta temática, profana, se fusionaba perfectamente con relieves situados en frisos y respaldos superiores de temática religiosa, por regla general, del Antiguo y Nuevo Testamento, alojando esculturas de santas y santos en los pináculos estilizados que se unían con el guardapolvo4. Una disposición heredada en el Renacimiento, aunque con la aparición de la ornamentación profana de figuras antropomorfas, grutescos, candelieris y hojarasca, estableciendo para las misericordias una amplia gama de diseños a modo de cul-de-lampe. La evolución sufrida en el Barroco será sobre todo en el componente arquitectónico, ya que la sillería asume los estípites, columnas salomónicas y otros soportes como pilastras, alternados con relieves de temática religiosa en los respaldos superiores, de gran plasticidad y maestría en su talla. En este periodo se recurre a los mascarones, caras grotescas y otras de gran belleza angelical, situadas en las misericordias5.

A finales del siglo XVIII, dentro del Barroco clasicista, contarán simplemente con elementos geométricos en los distintos respaldos, pilastras separando los sitiales y culs-de-lampe simples en las paciencias o misericordias. Esto último lo heredará el Neoclasicismo, donde ya la imposición de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, en España, declinará todo artificio decorativo en pos de la vuelta al mundo clásico y a la sobriedad estética. Esta situación se mantuvo a lo largo del siglo XIX, aunque destacaron las ejecutadas en estilo Neogótico, que verán renacer la talla ornamental y figurativa, tal como es el caso que vamos a estudiar.

Por desgracia, tras el Concilio Vaticano II, en 1962, los coros de la iglesia católica cayeron en desuso, suprimiéndose en muchos edificios6, siendo en ocasiones estas sillerías almacenadas en otras dependencias y en otras vendidas a anticuarios. Esto ha llevado a la desaparición de un patrimonio mueble religioso, consustancial a los edificios, sin importar su estado de protección. Una situación que no afectó a las sillerías de coro de la confesión episcopaliana de origen anglicana, donde la música y el canto tienen uno de sus mayores aliados.

La Iglesia Episcopal: semejanza arquitectónica con la católica

La Iglesia Episcopal Protestante de los Estados Unidos de América tiene su origen en la primera fundación anglicana que se produce en el Nuevo Mundo, en concreto en Jamestown, Virginia, en 1607. Se mantuvo en comunión con la Iglesia de Inglaterra hasta la proclamación de la independencia de las trece colonias británicas en América del Norte7. Esta Iglesia se refiere a sí misma como “protestante, pero católica8, ambas en definitiva ramas del cristianismo, reafirmándose en la idea de que sus obispos son sucesores directos de los apóstoles, a través de las órdenes sagradas. Para ellos es muy importante el Libro de Oración Común, que recopila una colección de ritos, bendiciones, liturgias y oraciones utilizadas por los anglicanos, soporte fundamental para el culto episcopal. También encontramos una serie de puntos de vista teológicos, evangélicos, anglocatólicos y de la iglesia, entendida en su forma más amplia. Por último, cuenta con ciertas similitudes y diferencias con la Iglesia Católica, entre ellas el hecho de no reconocer la validez sacramental del anglicanismo, y muestra algunas diferencias en la interpretación de varios sacramentos, aunque en ciertos aspectos son los mismos.

Desde el punto de vista arquitectónico, sus templos son similares a los edificios católicos, ya que muchos de sus sacramentos cuentan con grandes similitudes, inspirando la arquitectura de sus iglesias en el Gótico, aunque por estar realizadas a lo largo del XIX y principios del XX, podemos incluirlas dentro del Neogótico de influencia francesa, alemana y española.

Durante estos siglos, la mayor parte del protestantismo histórico (luteranos, presbiterianos, bautistas y metodistas) construyeron sus templos siguiendo los estilos neorrománico y neogótico, tanto en los Estados Unidos como en las ciudades más importantes de Latinoamérica.

En un principio, estos edificios fueron construidos en madera siguiendo, en su interior, la estructura de vigas y tirantes del estilo Tudor, en otras ocasiones, con techumbres más simples, siendo estas, en la mayoría de los casos, pasto de las llamas. Así comenzaron a aparecer pequeños templos de una sola nave elevada, tejados a dos aguas con arbotantes, pináculos y arcos ojivales en las fachadas y su interior9. Estas iglesias fueron evolucionando de forma paralela a las anteriores, ampliando su espacio interior a tres naves, para dar cabida al aumento de feligreses. Con posterioridad y tras aprender de los incendios, que padecía este tipo de arquitectura, comenzaron a realizarlas en piedra, complicándose aún más su estructura.

Desde el punto de vista arquitectónico, contaban con los mismos elementos y similar distribución interna que los católicos, planta por regla general basilical, tres naves separadas por pilares o columnas, o sólo una gran nave, además de cabecera plana con presbiterio, antepresbiterio, coro, sagrario, etc. y en ocasiones con crucero. En el exterior, elevados pináculos con arbotantes se unían a rosetones y vidrieras multicolores, presumiendo en su fachada principal de una o dos torres, según el poder adquisitivo de la comunidad durante la construcción del edificio y siguiendo, en todo momento, las ideas aportadas por sacerdotes y obispos que serían reflejadas por el arquitecto en el proyecto final.

Contexto histórico. La construcción de la iglesia de Santo Tomás

En el siglo xix, la población de Nueva York tuvo un gran auge, gracias a la llegada masiva de inmigrantes atraídos por el desarrollo económico de la ciudad, lo que le llevó, en 1835, a convertirse en la ciudad más grande de Estados Unidos. Este rápido crecimiento llevó a crear un plan hipodámico de manzanas, calles y avenidas, que daban estructura a la ciudad, construyéndose a mediados del siglo Central Park.

Durante este siglo se edificaron una serie de iglesias, en madera, de distintas confesiones, aunque algunas de ellas ardieron, como la antigua catedral católica de San Patricio, que sería sustituida en 1858 por la actual iglesia neogótica, realizada en piedra y mármol, en la 5ª Avenida. En la segunda mitad del siglo, siguiendo el mismo estilo artístico, podemos mencionar la construcción de la iglesia de la Trinidad en 1846, o la inacabada iglesia de San Juan El Divino, iniciada en 1892, entre otras.

El desarrollo de Nueva York fue facilitado por la modernización y el avance en los transportes a través de las redes fluviales, marítimas y ferroviarias. Hacia 1900, Nueva York era la ciudad industrial más importante y primer centro de negocios del país. En efecto, se convirtió en un centro de envergadura internacional a nivel industrial, comercial y de primer orden para las comunicaciones, así como cultural y deportivo. A pesar de su esplendor económico, no se libró de contar con grandes problemas sociales y económicos que asolaron la ciudad durante algún tiempo. Fue a principios de este siglo cuando se inicia la construcción de los grandes rascacielos de estilo Art Decó, ya que Manhattan, dadas sus limitaciones de superficie, se vio obligada a construir en vertical. Ante esta situación de bonanza económica, no es de extrañar, que la alta burguesía adinerada fomentase, en estas dos centurias, la construcción de nuevas iglesias y espacios culturales como The Metropólitan Museum of Art. De forma paralela esta nueva clase social, jugó un importante papel en el mecenazgo, sufragando determinado mobiliario litúrgico, tanto para templos episcopales como para católicos.

En cuanto a la iglesia de Santo Tomás, nos encontramos ante la cuarta iglesia con la misma advocación construida por la feligresía, en distintos lugares de Nueva York, hasta concluir en la actual, situada en la 5ª Avenida esquina con la calle 53.

La Iglesia fue fundada como Iglesia Episcopal Protestante de Santo Tomás en 1823, cuando Charles King, el futuro presidente de la Universidad de Columbia, se reunió con el rico terrateniente William Astor y otros miembros destacados de la ciudad con la finalidad de crear una nueva iglesia episcopal. La congregación inauguró su primera iglesia dos años después en la esquina de Broadway y Houston en el vecindario conocido hoy día como Greenwich Village10. El primer templo fue destruido en un incendio en 1851, siendo construido de nueva planta en la misma ubicación11.

Tras enfrentarse a diversas adversidades, decidieron mudarse lejos de esta zona, debido a la proliferación de salones de baile y espacios de diversión que atraía a todo tipo de personas de distinta condición. Ante esta situación, buscaron una ubicación más idónea para la edificación del nuevo templo. La tercera iglesia fue construida entre 1865 y 1870, en una nueva parcela situada entre la Calle 53 y la 5ª Avenida, lugar que según las crónicas del momento, “se encontraba situado en el campo”, aunque contaba con la proximidad de casas señoriales cuya construcción iría en aumento hasta rodearla completamente. El nuevo edificio fue diseñado por Richard Upjohn y su hijo, siguiendo el estilo neogótico imperante en la época. Por desgracia, a principios del siglo XX, la fábrica de madera fue destruida por un incendio fortuito desencadenado el 8 de agosto de 190512.

Tras el nefasto incendio, se decidió llevar a cabo la construcción de la cuarta y definitiva iglesia, esta vez realizada en piedra, para evitar similares percances en el futuro (Figura 1). El edificio fue edificado entre 1911 y 1913 bajo la dirección de los arquitectos de Ralph Adams Cram y Bertram Grosvenor Goodhue, quienes realizaron el proyecto. La primera piedra fue colocada el 21 de noviembre de 1911, siendo consagrado el nuevo templo cinco años después, concretamente el 25 de abril de 1916. A pesar de su consagración, la iglesia presentaba carencias en el mobiliario religioso necesario para el desarrollo de las funciones litúrgicas, entre ellas podemos mencionar el retablo mayor y la sillería de coro, púlpito y órganos, junto a otros elementos. El primer elemento que llegó fue el retablo del presbiterio, el cual fue donado por el banquero Harris C. Fahnestock y Margaret A. Falmestock, su esposa, siguiendo el diseño y la supervisión del arquitecto Bertram Grosvenor Goodhue, trabajando en la obra su discípulo y escultor, Lee Oscar Lawrie, ayudado por una serie de operarios13. Seguidamente fue colocada la sillería de coro, la cual evidentemente no siguió los esquemas hispánicos, sino bajo la tradición de las iglesias góticas francesas, como veremos a continuación.

Figura 1. Adams Cram y Bertram Grosvenor Goodhue, iglesia de Santo Tomás, 1911-1916, Nueva York, © Antonio Martín Pradas.

La sillería de coro, construcción y despliegue iconográfico

El conjunto del mobiliario coral se encuentra situado a ambos lados del antepresbiterio (Figura 2). En este caso, la sillería fue donada por el señor Charles Steele, a modo de ofrenda y en agradecimiento por el armisticio que se llevó a cabo al finalizar la Primera Guerra Mundial firmado, el 11 de noviembre de 1918, en Le Francport, cerca de Compiègne (Francia)14. Fue realizada en madera de roble, encargándose de su ejecución la empresa de carpintería de Irving and Casson15 de Boston, según los diseños del arquitecto estadounidense Bertram Grosvenor Goodhue16. Presenta una disposición lineal, dividida en dos partes simétricas y bien diferenciadas, una en el lado del Evangelio y otra en el de la Epístola, sobre las que se sitúan sendas tribunas que alojan los órganos (Figura 3). El conjunto se completa con otro instrumento situado en el muro, sobre una tribuna, a los pies de la nave central. Cada lado de la sillería se estructura en cuatro niveles de asientos, siendo los tres primeros corridos y el último, con sitiales diferenciados de los que del respaldo superior emergen columnas decoradas que sostienen el guardapolvo, estructurado al frente con arcos conopiales calados separados por querubines dorados.

Figura 2. Adams Cram y Bertram Grosvenor Goodhue, Planta de la cabecera de la iglesia de Santo Tomás, con la ubicación de la sillería de coro en el antepresbiterio, 1911-1916, Nueva York, © J. Robert Wright.

Figura 3. Adams Cram y Bertram Grosvenor Goodhue, vista interior de la iglesia de Santo Tomás, 1911-1916, Nueva York, © Antonio Martín Pradas.

En líneas generales observamos que los elementos arquitectónicos que conforman el conjunto, así como la decoración vegetal, están inspirados en el estilo Gótico. En primer lugar, detectamos elementos arquitectónicos como arcos, pináculos, baquetones, nervios, guardapolvos, etc., que se enmarcan dentro del Neogótico, como hemos indicado de inspiración en las catedrales construidas dentro de la Baja Edad Media en Francia. En segundo lugar, en cuanto a los elementos decorativos encontramos cardinas, hojas de acanto, arcos conopiales, guardapolvos, gabletes, macollas, pináculos, flores de cardos, compartimentación con baquetones, granadas, frutos, flores, etc. Esta decoración enmarca una serie de temas profanos y religiosos. También se sitúan en los extremos, de los asientos corridos, animales mitológicos como el unicornio que, concretamente, en el lado del Evangelio, hace las veces de reposabrazos final.

En el primer nivel de asientos corridos, dando a la nave central, la decoración se centra en el antepecho frontal, o reclinatorio corrido sobre el que cabalga un reposalibros. En su frontal se distribuye un repertorio iconográfico que despliega un amplio abanico de temas profanos. Hemos de tener en cuenta que ni los respaldos del primer cuerpo de asientos corridos ni el segundo cuentan con decoración, salvo molduras que estructuran el espacio donde ha de sentarse, dividiendo así un asiento corrido en varios sucesivos y bien diferenciados. En cuanto al remate de los respaldos del tercer cuerpo de asientos corridos, se encuentran una sucesión de relieves con iconografía religiosa, separados por molduras que vuelven a delimitar cada espacio o asiento. Por último, se reserva el cuarto y último nivel a sitiales independientes que, como ya hemos indicado, la decoración se concentra en las misericordias, columnas, y guardapolvos. Estos sitiales carecen de respaldos superiores, ya que su espacio es calado, partiendo de los brazales superiores columnas que individualizan los asientos y sostienen un remate similar a un guardapolvo semicircular, cuyo interior replica bóvedas nervadas.

En el lado del Evangelio, concretamente situado en el presbiterio, encontramos tres asientos aislados, el central se corresponde con el sitial presidencial, unido a dos acompañantes. El conjunto responde al mismo estilo, centrándose la decoración en el asiento del prelado de la iglesia de Nueva York y en su caso del clérigo que ostente mayor rango dentro de la parroquia.

Nueva iconografía aplicada a nuevas realidades

Primer nivel de asientos

En el primer cuerpo de asientos corridos (con reposalibros y reclinatorios incluidos) de la sillería del coro, en la parte frontal que da a la nave central, encontramos paneles rectangulares tallados, que estructuran el asiento corrido de la misma, indicando la disposición de cada uno de forma individual. En ellos aparecen representados diversas profesiones, nuevos descubrimientos, nuevas tecnologías de la época, así como algunos eventos y personajes históricos de gran relevancia para el país, incluyendo el descubrimiento de América.

En los catorce relieves del lado del Evangelio se dispone la iconografía de la siguiente forma, comenzando por el lado más próximo al retablo mayor o presbiterio:

Figura 4. Bertram Grosvenor Goodhue y Irving and Casson de Boston, relieves del primer nivel de asientos donde se representa: El teléfono, la Locomotora del Ferrocarril, los utensilios del Arquitecto y el Barco de Henry Hudson, 1916, Nueva York, © Antonio Martín Pradas.

En el lado de la Epístola, en los catorce relieves situados en el frontal del reclinatorio y reposalibros, del primer cuerpo de asientos, que da a la nave central del antepresbiterio, se representan los siguientes elementos iconográficos:

Figura 5. Bertram Grosvenor Goodhue y Irving and Casson de Boston, relieves del primer nivel de asientos donde se representa: el rostro de perfil de Abraham Lincoln, el avión, la pintura, el automóvil, y el barco de vapor de Robert Fulton, 1916, Nueva York, © Antonio Martín Pradas.

Figura 6. Bertram Grosvenor Goodhue y Irving and Casson de Boston, relieves del primer nivel de asientos donde se representa: el telégrafo, la música y el dirigible; relieves del tercer nivel, 1916, Nueva York, © Antonio Martín Pradas.

En el extremo del reclinatorio, en el lado sur o lado del Evangelio, hay un gallo tallado, mirando al altar mayor, acompañado de la inscripción Sursum Corda, que significa Levantemos el corazón. Es una expresión del prefacio de la misa cristiana según todas las liturgias antiguas de Oriente y Occidente que se remonta a todos los testimonios históricos, de ahí que forme parte del rito romano.

El segundo nivel de asientos carece de elementos tallados o relieves que representen algún tipo de iconografía.

Tercer nivel de asientos corridos

En lo que se refiere a relieves tallados en madera encontramos los situados en el tercer nivel de la sillería. Son paneles que en el lado norte o del Evangelio, se representan escenas del Antiguo Testamento, (Figura 6), en orden cronológico. Los vamos a enumerar comenzando por el altar mayor y finalizando con las últimas que dan a la nave central:

En el frente opuesto, del lado de la Epístola, los relieves se centran en el Nuevo Testamento incluyendo historias posteriores. Así comenzando por el extremo más cercano al retablo mayor y finalizando en la nave, encontramos:

En los extremos de los cuatro niveles de asientos que dan al altar mayor, se representan las figuras de cuatro compositores y organistas importantes de los siglos XVIII y XIX, de nacionalidad inglesa, como James Nares, Samuel Sebastián, William Croft y William Boyce (Figura 7).

Figura 7. Bertram Grosvenor Goodhue y Irving and Casson de Boston, relieves el organista y compositor William Boyce, ángel dorado del guardapolvo de los sitiales y el relieve del apóstol Felipe bautizando a un eunuco etíope, 1916, Nueva York, © Antonio Martín Pradas.

En el lado opuesto de estos asientos, dando a la nave central se representan cuatro compositores y organistas históricos también nacidos en Inglaterra, pertenecientes a los siglos XVI y XVII, como John Merbecke, Richard Farrant, Orlando Gibbons y Henry Purcell.

Cuarto nivel de asientos

Es el nivel más alto de la sillería, la iconografía se centra bajo los paneles de los asientos individuales, con paciencias o misericordias. Se trata de asientos embisagrados, bajo el cual una paciencia o misericordia ayuda a los sacerdotes o invitados a descansar ligeramente durante el transcurso de las grandes funciones. Cada una de ellas cuenta con un relieve tallado, diseñada y tallada de forma individual, ninguna se repite, (Figura 8). En la fila norte o lado del Evangelio se representa, comenzando por el altar mayor hacia la nave de la iglesia una serie de elementos iconográficos:

Figura 8. Capiteles del pórtico principal llamado “Del paraíso” de la catedral de San Juan el Divino, 2011, Nueva York, © Antonio Martín Pradas.

En la fila sur o de la Epístola, se mezcla la iconografía religiosa del Nuevo Testamento con nuevas iconografías relacionadas con los Estados Unidos. Comenzando por el retablo mayor y finalizando en la nave central encontramos:

Representaciones de personajes ilustres contemporáneos

Sobre las delgadas columnas talladas, situadas en la separación de los sitiales del cuarto nivel, se encuentran pequeñas cabezas talladas de personajes contemporáneos a nivel nacional e internacional, situados entre los guardapolvos semiesféricos que se adaptan a la curvatura del mismo. Bajo estas figuras se alternan torsos de ángeles dorados con las alas desplegadas, aportando un toque llamativo dentro del conjunto, ya que son los únicos elementos policromados con pan de oro (Figura 7). En el lado del Evangelio, desde el altar hasta la nave se representan:

En los huecos detrás de las cabezas pequeñas, situadas entre los guardapolvos que separan los sitiales, se disponen una serie de escudos de algunas de las diócesis de la Iglesia Episcopal en los Estados Unidos23.

Algunos ejemplos de nuevas iconografías en edificios religiosos y civiles

No muy lejos de la iglesia de Santo Tomás, se encuentra la llamada iglesia catedral de San Juan el Divino, catedral de la Diócesis Episcopaliana de Nueva York. Está considerada como la catedral anglicana más grande del mundo siendo conocida como San Juan, la inacabada. Su construcción se inició en 1892, en estilo Neorrománico y Neobizantino, aunque tras cambios, parones en sus obras y demás, a principios del siglo XX se continuó en estilo Neogótico. Aunque fue inaugurada, sin terminar, el 30 de noviembre de 1941, se sucedieron varios cambios y parones en su construcción, sobre todo por la II Guerra Mundial. A pesar de todo continuaron las obras, poco a poco, hasta que en 2001 un incendio fortuito destruyó parte del transepto norte del templo. A pesar de ello se salvó la portada principal, denominada “Portal del paraíso”, cuyas arquivoltas góticas laterales se decoran con figuras estilizadas de santos sobre pedestales que simulan capiteles. En estos capiteles hemos localizado, algunas escenas apocalípticas (Figura 8), entre las que podemos destacar:

Iconografías apocalípticas y con una visión de la realidad contemporánea que no son exclusivos de América, sino que en España tenemos ejemplos significativos, muchos de ellos añadidos en intervenciones recientes de edificios históricos adaptando la iconografía a nuevas realidades del momento. Ejemplos reconocidos los tenemos en el famoso astronauta de la catedral nueva de Salamanca, añadida en la restauración de 1992 por el cantero Miguel Romero24. Menos conocido es el de la gárgola en la que se representa a un hombre con una cámara fotográfica de acordeón de la catedral de San Antolín de Palencia, homenaje que el arquitecto modernista Jerónimo Arroyo hizo en las reformas que sufrió el edificio a finales del siglo XIX y principios del XX al fotógrafo palentino José Sanabria25. De igual manera, es significativo el caso de la fachada del ayuntamiento de Sevilla, donde en uno de sus medallones aparece el busto de Grace Kelly labrado por Manuel Echegoyán, recordando la visita que en 1966 los príncipes de Mónaco realizaron a la Feria de Sevilla26.

De igual manera en otros países europeos encontramos algunos casos de estas nuevas iconografías reproducidas en edificios restaurados en tiempos recientes. Por ejemplo, estas nuevas iconografías se recrean en otros edificios como dos gremlins y grutescos en la Capilla de Belén (Francia), realizados en 1993 cuando el ayuntamiento de Saint Jean de Boiseau ordenó a un cantero la restauración de los pináculos27; en la catedral de San Pedro y San Pablo de Washington D. C. donde se representa al actor Darth Vader; o el alienígena de la abadía de Nuestra Señora de Paisley, en Escocia, cerca de Glasgow.

Conclusiones

Dentro del amplio mundo de las sillerías de coro, como mobiliario litúrgico, hoy día en desuso salvo en catedrales y monasterios de clausura masculinos y femeninos, es el primer caso en el que nos encontramos la construcción de un coro donde se aplique una iconografía tan particular.

Como hemos mencionado, durante el Gótico se fusionaban temas religiosos y profanos, estos últimos enfocados a la crítica de los pecados y a los propios integrantes del clero. En este caso, la iconografía nos sirve de crónica directa de los descubrimientos y avances que se estaban realizando en años anteriores a su diseño y ejecución. Nos encontramos ante una adaptación de la iconografía a los nuevos tiempos y a nuevas necesidades.

Es asombroso y sorprendente descubrir los avances técnicos de la época, finales del siglo XIX y principios del XX, perfectamente integrados con personalidades relevantes del momento que fueron presidentes o militares, que participaron activamente en la vida social del país, así como en la I Guerra Mundial, sin olvidar organistas y compositores de los siglos XVI al XIX. Esta iconografía y personajes se fusionan con la decoración neogótica, algo que es impensable encontrar en nuestro país en esas fechas, principios del siglo XX. En este caso se rompe el delicado equilibrio entre lo espiritual y lo mundano28 o humano, predominando más esta segunda parte en un claro y evidente interés por mostrar los grandes logros de la nación.

Una obra que, además, en 2017 se acometió una restauración integral, colocándose un nuevo órgano al año siguiente. Este nuevo instrumento fue realizado por la Compañía Dobson de Iowa, y sus donantes más importantes fueron Irene y William Miller y John Scott LVO, organista de esta iglesia desde 2004 hasta 201529.

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13. Wright 2001, 146-147.

14. “Charles Steele, director principal de la Iglesia Episcopal de St. Thomas, Quinta Avenida y Calle Cincuenta y Tres, hizo un regalo de Pascua de $300,000 a esa parroquia para la dotación de la Escuela Coral de St. Thomas, 121 y 123 West Fifty-fifth Street. 13 de abril de 1925, New york times”. https://www.nytimes.com/1925/04/13/archives/charles-steele-gives-choir-school-300000-spent-200000-on-st-thomas.html (13-07-2023).

15. “Era una firma de diseñadores de interiores y fabricantes de muebles de Boston, Massachusetts, fundada en 1875. Su especialidad era la carpintería interior y las repisas de las chimeneas, pero también fabricaba muebles, principalmente en los estilos de los siglos XVII, XVIII y principios del XIX. En 1914 o 1916, la firma se fusionó con AH Davenport Company, una empresa de muebles también ubicada en Boston (ambas tenían fábricas en East Cambridge). Después de la fusión, la compañía ejecutó una serie de encargos para iglesias Neogóticas de varios estados incluida la de Santo Tomás de Nueva York”. https://en.wikipedia.org/wiki/Irving_and_Casson (13-07-2023). https://www.historicnewengland.org/collections-search/?action=https%3A%2F%2Fwww.historicnewengland.org%2Fcollections-search&search=choir+stalls&category=&preserve-filters=1 (19-02-2024).

16. Oliver 1983, 64, 245, etc. https://archive.org/details/bertramgrosvenor0000oliv/page/n9/mode/1up?view=theater (19-02-2024).

“Arquitecto estadounidense nacido en Pomfret, Connecticut, célebre por su trabajo en diseño neogótico. En 1884 se mudó con su familia a Nueva York, donde ejerció como aprendiz en el estudio de arquitectura de Renwick, Aspinwall y Russell. El aprendizaje de Goodhue terminó en 1891, cuando ganó un concurso de diseño de San Mateo, en Dallas. Más tarde se trasladó a Boston, donde se hizo amigo de un grupo de jóvenes intelectuales, entre ellos Ralph Adams Cram, quien sería su socio durante casi 25 años, desde 1891 a 1916. La empresa fue líder en la arquitectura neogótica, con importantes comisiones de los clientes eclesiásticos, académicos e institucionales. A lo largo de su carrera, colaboraron con él varios artistas y artesanos significativos, como el escultor Lee Lawrie y el muralista Hildreth Meiere”. https://www.epdlp.com/arquitecto.php?id=10212 (13-07-2023).

17. Wright 2001, 161.

18. Reina y Valera 1996.

21. Wright 2001, 161.

22. Roig 1950, 108.

23. Wright 2001, 161.

28. Kraus y Kraus 1984, 115-116.

29. Díptico y Enara o Roll Up enrollable, sobre la construcción del nuevo órgano, situada en la propia iglesia en 2017-2018.