Una alegoría de la agricultura, obra inédita de Gonzalo Bilbao

An allegory of agricultura, unpublished work by Gonzalo Bilbao

Gerardo Pérez Calero

Academia Iberoamericana de La Rábida. España
ORCID: 0000-0001-7554-5070
gcalero@us.es

Resumen:

Este trabajo aborda el estudio de una obra inédita, que enriquece el catálogo de la producción artística del pintor sevillano Gonzalo Bilbao.

Palabras clave:

Pintura; siglo XIX; Gonzalo Bilbao; alegoría.

Abstract:

This work addresses the study of an unpublished work, which enriches the catalog of the artistic production of the Sevillian painter Gonzalo Bilbao.

Keywords:

Painting; 20th century; Gonzalo Bilbao; allegory.

Fecha de recepción: 10 de diciembre de 2023.
Fecha de aceptación: 21 de marzo de 2024.

Cómo citar este trabajo / How to cite this paper:
Pérez Calero, Gerardo. 2024. “Una alegoría de la agricultura, obra inédita de Gonzalo Bilbao”. Laboratorio de Arte 36, pp. 527-531.

© 2024 Gerardo Pérez Calero. Este es un artículo de acceso abierto distribuido bajo los términos de la licencia Creative Commons Attribution-NonCommercial-ShareAlike 4.0. International License (CC BY-NC-SA 4.0).

El pintor hispalense Gonzalo Bilbao Martínez (Sevilla, 1860-Madrid,1938) posee una larga y fecunda trayectoria artística que le permite abordar los más variados temas, salvo la pintura de historia1. Le interesa, desde el cuadro alegórico hasta el retrato, pasando por el paisaje, el asunto religioso, etc. Sin embargo, tal vez el más recurrente sea el paisaje, al que dedica buena parte de su producción en representaciones que, como pretexto, tienen otra finalidad iconográfica y técnica, pues en el paisajismo incorpora sus experiencias lumínicas. Tal es el caso que nos ocupa en este trabajo y como ejemplo, podemos mencionar el retrato ecuestre al aire libre de la Condesa de la Maza (1921, Colección Particular), cuya finalidad es mostrar a la par la esbelta presencia de la dama y el hermoso paisaje natural que la rodea.

Mas, al propio tiempo, Gonzalo, hijo del hacendado andaluz Leopoldo Bilbao, sigue la moda en vigor de los cuadros de realismo social. A este respecto, son proverbiales sus representaciones de contenido agrícola; ora, de laboreo en las duras tareas campesinas en plena canícula de las siegas en Andalucía, del que existen diversas versiones; ora, en los momentos de solaz de los jornaleros sureños y también en alguna alegoría del verano (v.g. la que se encuentra en el Real Círculo de Labradores y Propietarios de Sevilla).

Además de lo dicho, las frecuentes idas a Madrid desde Sevilla, en donde se relacionó con lo más granado de la sociedad capitalina, propiciaron que se convirtiera allí en uno de los retratistas de moda entonces, abonado por su condición de alfonsino convencido, retratista del rey y de la clase política, social y profesional de la villa y corte. Uno de los personajes con el que conectó e intimó entonces fue con el ilustre vizcaíno de Guernica, el ingeniero agrónomo y catedrático de la Escuela de Agrónomos don Manuel Allendesalazar y Muñoz de Salazar (1856-1923), por dos veces presidente del Consejo de Ministros (1919-1920 y 1921), presidente del Senado (1919), alcalde de Madrid(1900), gobernador del Banco de España (1904-1905 y 1919), ostentando entre otras carteras la de Agricultura, Industria, Comercio y Obras Públicas entre el 5 de diciembre de 1903 y el mismo día y mes del año siguiente. Entre otras muchas distinciones, poseyó la de Comendador del Mérito Agrícola de Francia.

Por estas últimas fechas, el pintor le dedica con afecto y admiración la obra que estudiamos por su amistad y coincidencia, no solo por compartir los ideales políticos alfonsinos en el Partido Conservador, sino también por la profunda relación de ambos con Andalucía, ya que Ángela Muñoz de Salazar y Martorell, su madre, era octava señora de la villa de Villanueva de Tapia, localidad de la provincia de Málaga.

Gonzalo Bilbao ha compuesto (Figura 1) un estudio-boceto para una obra definitiva de mayor envergadura y paradero actual desconocido2. Se trata de una alegoría de la Agricultura, cuya iconografía contiene el retrato ecuestre del joven rey uniformado Alfonso XIII, que a la sazón contaba diecisiete años, como benefactor de la Agricultura3. Es conducido entre las mieses por la diosa Ceres o Deméter en primer término y dos campesinos trabajando. El más joven puede que se trate de Messor, llevando la hoz y la gavilla, como el que cosecha la labor estival. Por su parte, el otro hombre es más maduro y se sitúa tras él, porta vestiduras invernales y un azadón al hombro, y es posible que sea una síntesis entre Occator, el que escarifica los campos, Sarritor, el que los escarda, y Subruncinator, el que los clarea, labores todas que se realizan en otoño-invierno, una vez sembrados los campos, para mejorar la futura cosecha. Mientras tanto, sobre monta la escena un celaje tormentoso con cargado nubarrón que amenaza la esperada y tan necesaria lluvia para el campo, sobre todo andaluz.

Figura 1. Gonzalo Bilbao, Alegoría de la Agricultura, h. 1903-1904, Colección particular.

La obra viene a ser un homenaje de reconocimiento a la causa alfonsina en favor de la modernización del agro en su aspecto práctico y jurídico identificada en la persona del ministro de Agricultura, (Figura 2) que lo fue en 1903 en el gabinete de Maura, por favorecer los proyectos de transformación de las tierras de secano en regadío. También, Allendesalazar decidió que los ingenieros agrónomos del catastro y los del Servicio Agronómico integrasen un único cuerpo agregado al nuevo ramo de Agricultura. Con esta disposición se incrementó el poder del Servicio Agronómico, al aumentar su número de componentes y sus posibles destinos, así como de otorgársele una presencia políticamente notable en el Ministerio que elaboraba el presupuesto. Llevó a cabo estas y otras muchas decisiones, como la organización de los establecimientos dependientes del Instituto Agrícola Alfonso XII, la reglamentación de la inspección de los servicios, la experimentación y demostración agrícola, la institución de las misiones agronómicas y las enseñanzas agrícolas en los cuarteles, la correcta definición de las funciones de los ingenieros agrónomos en la extinción de plagas del campo y la implantación de las enseñanzas de obreros en las Granjas-Institutos Regionales. Todas estas disposiciones y medidas, así como la organización de los estudios de la carrera de ingeniero agrónomo, fueron debidas en gran parte a la labor legislativa y práctica de Allendesalazar. Con ellas, puede decirse que quedó enteramente organizado y en disposición de funcionar a plenitud todo el organigrama agrícola oficial español de la época y para mucho tiempo.

Figura 2. Gonzalo Bilbao, Alegoría de la Agricultura. Pormenor de la dedicatoria, h. 1903-1904, Colección particular

Terminamos diciendo que esta obra alegórica de la Agricultura sugiere una curiosa coincidencia. Al ser un boceto parece conectar con la personalidad de Allendesalazar, quien “en su dialéctica, solía dejar los párrafos y las frases sin terminar, las oraciones sin concluir, por lo que de él se decía que hablaba en borrador4. Al propio tiempo también, existe una relación casual entre el pintor y el político; toda vez que, si el primero se interesó artísticamente por el mundo de las jóvenes cigarreras, el segundo llegó a ocupar la dirección como consejero de la Compañía Arrendataria de Tabacos entre 1913 y 1919, años en los que Gonzalo Bilbao ejecutó las mejores obras protagonizadas por aquellas afamadas trabajadoras sevillanas.

Bibliografía

Grimal, Pierre. 2006. Diccionario de mitología griega y romana. Barcelona: Paidós.

Pérez Calero, Gerardo. 1989. Gonzalo Bilbao, el pintor de las cigarreras. Madrid: Tabapress.

Valle de Juan, María Ángeles. 2010. “Allendesalazar y Muñoz de Salazar”. En Diccionario Biográfico Español, vol. II, 843-845. Madrid: Real Academia de la Historia.


1. En carta dirigida en cierta ocasión por Joaquín Sorolla a Gonzalo Bilbao le manifestaba que pocos pintores de su generación se habían librado de “hacer nuestros muertos”.

2. O/l. 85 x 60, firmado y dedicado. Propiedad particular.

3. En 1905 el monarca inaugura la primera Granja Agrícola de España, como Escuela Práctica de Agricultura, que sería el germen de la Escuela de Ingeniería Agrícola. Se ubicó, en su emplazamiento actual, en la finca pacense de “Santa Engracia”.

4. Valle de Juan 2010, 843-845.