Influencia británica en Jerez de la Frontera. Un proyecto de villa victoriana de John Prichard (1864)

British influence in Jerez de la Frontera. A project for a Victorian mansion by John Prichard (1864)

Maribel Serrano-Macías

Universidad Pablo de Olavide. España
ORCID: 0000-0003-1221-3989
misermac@upo.es

Resumen:

El presente trabajo de investigación se centra en el estudio de un novedoso proyecto de villa del arquitecto galés John Prichard en tierras gaditanas, dentro de las instalaciones de bodegas González Byass, en Jerez de la Frontera. La villa de la Quinta de la Alameda nunca llegó a construirse pero, de haberse hecho, habría sido la única de su clase en la ciudad. El diseño de Prichard sirvió de modelo para otros proyectos posteriores y fue pionero en el uso de recursos propios de la arquitectura inglesa, tan diferente de lo que hasta ahora se hacía en Jerez. Además, en este trabajo de investigación, se contextualiza el proyecto dentro de una época de fuerte influencia británica en la ciudad.

Palabras clave:

Arquitecto John Prichard; influencia británica; arquitectura inglesa; anglofilia; Jerez de la Frontera.

Abstract:

This research work focuses on the study of a novel villa project by the Welsh architect John Prichard in Cadiz, on the premises of the González Byass winery in Jerez de la Frontera. The villa at Quinta de la Alameda was never built, but if it had been, it would have been the only one of its kind in the city. Prichard’s design served as a model for other later projects and was a pioneer in the use of English architectural resources, so different from what had hitherto been done in Jerez. Furthermore, this research work contextualizes the project within an era of strong British influence in the city.

Keywords:

Architect John Prichard; British influence; English architecture; Anglophilia; Jerez de la Frontera.

Fecha de recepción: 28 de abril de 2023.
Fecha de aceptación: 11 de septiembre de 2023.

Cómo citar este trabajo / How to cite this paper:
Serrano-Macías, Maribel. 2024. “Influencia británica en Jerez de la Frontera. Un proyecto de villa victoriana de John Prichard (1864)”. Laboratorio de Arte 36, pp. 253-273.

© 2024. Maribel Serrano-Macías. Este es un artículo de acceso abierto distribuido bajo los términos de la licencia Creative Commons Attribution-NonCommercial-ShareAlike 4.0. International License (CC BY-NC-SA 4.0).

La Quinta de la Alameda es una porción de terreno que forma parte de las instalaciones de la bodega González Byass en Jerez de la Frontera (Cádiz). Esta bodega se dedica a la crianza de vino de Jerez y es una de las más importantes del Marco de Jerez. Su fundador y principal socio fue Manuel María González Ángel, un comerciante y exportador de vinos que, aunque de origen humilde, consiguió en pocos años convertirse en uno de los más importantes del Marco de Jerez, estando su bodega casi todos los años en los primeros puestos del ranking de exportadores. Manuel María González quiso construir, dentro de las instalaciones de su bodega, una finca suburbana digna de su posición y riqueza, y para ello contrató los servicios de un renombrado arquitecto británico de la época. El proyecto nunca se llevó a cabo, pero, de haberse construido, hubiera sido el único complejo bodeguero de la ciudad que hubiera albergado dentro de sus instalaciones una villa residencial de similares características.

El presente trabajo, analiza el proyecto de Prichard apoyándose en un detallado estudio de los planos conservados en el Archivo de la Fundación González Byass de Jerez de la Frontera. El principal objetivo es hacer un análisis exhaustivo del proyecto diseñado por el arquitecto galés, citado en algunas publicaciones sobre la historia de la arquitectura jerezana1 pero sobre el que no ha habido, hasta el momento, un estudio en profundidad. La importancia de este proyecto radica en haber servido como modelo para obras posteriores en la ciudad, ya que introduce elementos propios de la arquitectura inglesa y fusiona el estilo del gótico victoriano alto inglés con elementos característicos de la arquitectura doméstica andaluza, más adecuada para climas cálidos. Este estudio se contextualiza, además, en la época en la que se lleva a cabo el proyecto con el fin de comprender por qué la cultura británica fue importante en la ciudad y el porqué de la anglofilia jerezana.

Británicos y anglofilia en la ciudad de Jerez de la Frontera

No es de extrañar que, para el diseño del proyecto, Manuel María González contratara los servicios de un arquitecto extranjero, en este caso británico. La ciudad de Jerez de la Frontera era uno de los centros anglófilos más importantes del país.

En España encontramos otros focos anglófilos de gran relevancia, como el de la Cornisa Cantábrica2, País Vasco3 o, en el caso de Andalucía, los núcleos de la provincia de Huelva4 o el Campo de Gibraltar5 en Cádiz. Los diferentes intereses económicos de Reino Unido en estos territorios provocaron el surgimiento de colonias británicas que favorecieron la implantación del gusto y la cultura anglosajona, tanto en la arquitectura local como en otros muchos aspectos del estilo de vida de cada zona. Pero el caso de Jerez es muy particular. En Jerez de la Frontera la población local y la colonia británica se fusionaron creando una alta sociedad anglófila que ha pervivido hasta nuestros días, y que ha sido partícipe de la creación de la alta burguesía vinatera de Jerez. Esta fusión de culturas marca la diferencia, ya que, en otros territorios con influencia británica, la colonia creó un círculo social cerrado al que era muy difícil acceder.

La anglofilia jerezana se desarrolló gracias a las estrechas relaciones comerciales que Jerez mantenía con el Reino Unido, sobre todo con la ventajosa industria vitivinícola. Aunque la relación comercial entre Jerez de la Frontera y el Reino Unido ya existía en el siglo XIII6, no fue hasta la segunda mitad del siglo XVIII cuando comenzó a llegar a la ciudad un considerable número de ciudadanos británicos, atraídos por las enormes posibilidades que ofrecía la industria vitivinícola y por el prestigio que estaba adquiriendo el vino de Jerez en los mercados extranjeros, especialmente en el inglés. La imparable expansión del comercio exterior con el Reino Unido produjo grandes expectativas entre sus inversores británicos, que querían controlar los centros de producción y el negocio desde su origen y se instalaron en la ciudad como casas exportadoras7, manteniendo un representante en Londres, como es el caso de González Byass. A partir de 1855, Manuel María González y Robert Blake Byass, el comerciante de vinos más importante de Inglaterra, se asociaron y comenzaron no sólo una relación comercial sino también de amistad8.

Como consecuencia de todo lo expuesto, paulatinamente se fue estableciendo en la ciudad una importante e influyente colonia británica, con apellidos como Garvey, Gordon, O’Neale, Osborne, Warter o Williams9. Esta colonia, que disfrutaba de grandes fortunas, se fusionó con la alta sociedad de la zona, nobleza y alta burguesía, estableciendo fuertes lazos familiares y creando auténticos clanes, con multitud de hijos y nietos y donde la endogamia era la tónica dominante10. Gracias a estos lazos e intereses empresariales, se asentó en Jerez la conocida “alta burguesía vinatera”.

Esta burguesía vinatera se caracterizaba por su poder económico, su relación con la industria del vino, su posición social y su estilo de vida con fuerte influencia de la cultura victoriana11. Muchas de las familias vinateras heredaron títulos nobiliarios o les fueron concedidos con posterioridad, como es el caso del Conde de Bayona, Marqués de Torresoto o Marquesado de Domecq d’Usquain12. Y muchos miembros de ellas fueron destacados políticos, militares o banqueros. Uno de los ejemplos más significativos de familia burguesa vinatera es el de la familia González. La saga de los González fue fundada por Manuel María González y Ángel junto a María Victorina de Soto Lavaggi con la que tuvo 9 hijos y 49 nietos. De esta familia surgieron otras sagas, en las que podemos reconocer apellidos de las más ilustres familias bodegueras locales y foráneas, como los Gordon, Ysasi, O´Neale, Gilbey, Rivero o Agreda. Poco a poco, estas familias adineradas fueron creando un entorno social, cultural y económico en el que la influencia británica era notable13.

Este aprecio por la cultura británica se ha convertido en una de las principales señas de identidad de la alta sociedad jerezana14. Aunque en la actualidad, después de muchas generaciones, los miembros de muchas de estas familias de origen británico ya han adoptado el estilo de vida español15, la huella británica ha quedado impresa y patente en estas familias y en la ciudad a pesar de los años. En Jerez se produjo un intercambio cultural: los británicos asumieron muchas de las costumbres de la zona, pero también muchas de las costumbres inglesas siguen formando parte de la idiosincrasia jerezana en la actualidad, traspasando la barrera de las clases sociales y llegando, en mayor o menor medida, también a las clases medias16. El caballero jerezano se convirtió en fiel reflejo de la figura del “gentleman” inglés17: un caballero educado en los mejores colegios nacionales e internacionales, de buena posición, bien relacionado y políglota. Valores victorianos como el concepto de familia o el concepto del hogar como templo fueron asimilados por los anglófilos locales y se convirtieron en rasgos incuestionables de la alta sociedad de la ciudad.

Manuel María González y su empresa González Byass y Cía.

El promotor del proyecto que nos ocupa, Manuel María González y Ángel (Sanlúcar de Barrameda, 1812-1887), fue uno de los principales vinateros de la ciudad. De origen humilde, inició su vida profesional en Cádiz trabajando en “Banca Lasanta y Cía.”, pero muy pronto, en 1835, se mudó a Jerez para comenzar en el negocio del vino. Sus primeras firmas fueron “Manuel González y Cía” y “González & Dubosc”, que se colocaron en el ranking de principales empresas vinateras de la ciudad gracias, sobre todo, a la exportación18. A partir de 1862, la empresa pasa a llamarse González Byass y Cía, debido a su asociación con el británico Robert Blake Byass desde 185519. Manuel María González tenía una relación muy intensa con la industria y la sociedad británica por sus negocios y, para la creación de su empresa, adoptó medidas muy próximas al paternalismo industrial europeo del XIX, creando escuelas para los hijos de sus trabajadores, proporcionándoles asistencia médica o pagas extras20. Su anglofilia se manifestaba además en su forma de vida, adquiriendo su propio cottage en Denham (muy cerca de Londres)21, educando a sus hijos en la rigidez victoriana o instaurando el bilingüismo en su familia22. Su empresa, González Byass y Cía. ha sido una de las más importantes del Marco de Jerez y sigue manteniéndose como una empresa familiar de quinta generación, exportando a más de cien países23.

Durante el desarrollo de su actividad empresarial, en la década de los sesenta y setenta del siglo XIX, González Byass y Cía. siguió creciendo en importancia, llegando a ser en 1868 la primera empresa exportadora de Jerez y consiguiendo, en 1873, la mayor exportación de botas de toda su historia. Desde sus inicios hasta 1886, su volumen de exportación sería el mayor de todo Jerez.24 En estos años de prosperidad, Manuel María González emprendió sus dos proyectos más británicos: el encargo al arquitecto galés John Prichard del diseño de la villa para la Quinta de la Alameda (1864) y la construcción de la bodega La Concha, obra del ingeniero inglés Joseph Coogan (1870)25.

El complejo bodeguero y el proyecto de la Quinta de la Alameda

La morfología de la ciudad de Jerez sufrió algunos cambios durante todo el siglo XIX, convirtiéndose en una ciudad más estética, saludable y moderna. Uno de los cambios más destacados fue el crecimiento de los núcleos bodegueros, que creó un auténtico cinturón industrial en la ciudad y limitó de alguna manera el crecimiento de esta, transformándola de ciudad barroca a “ciudad bodega”26. Las nuevas bodegas eran el testimonio de las transformaciones que se habían producido en la vitivinicultura del Marco de Jerez entre los siglos XVIII y XIX, como el cambio del sistema tradicional de añadas al sistema de criaderas y soleras27. Otra novedad destacada fue que en la ciudad surgieron nuevas zonas de expansión en terrenos de la periferia muy cercanos al centro histórico donde, a partir del último tercio del siglo XIX, comenzaron a construirse numerosas mansiones suburbanas. La burguesía bodeguera del XIX reinvirtió los beneficios obtenidos con la industria del vino en bienes inmuebles, urbanos y suburbanos28 que mostraban su poderío económico, reflejaban su posición social y el éxito alcanzado29.

El conjunto de instalaciones de González Byass y Cía. se han definido como “el más completo y singular complejo bodeguero del Marco del jerez”30, principalmente por las instalaciones que él alberga pero el proyecto que quiso llevar a cabo Manuel María González lo haría más singular si cabe. Su deseo de construir una villa particular dentro de las instalaciones de la bodega aunaría el concepto de espacio empresarial con el de espacio residencial y crearía una ciudadela industrial cerrada que acogería el lugar de trabajo y el lugar de descanso en el mismo recinto31. De haber llegado a concluirse, hubiera sido el único complejo bodeguero de la ciudad que hubiera albergado dentro de sus instalaciones una villa residencial de similares características.

Las instalaciones del complejo están situadas al sur de la ciudad, en una zona de fuerte pendiente natural, entre la zona intramuros y extramuros. Era una zona deprimida que se revalorizaría con la construcción del complejo bodeguero32. Durante los años de construcción de este, los propietarios tuvieron numerosos conflictos con el Cabildo jerezano, que se oponía a que se realizaran construcciones de esa envergadura que pudieran perjudicar las vistas desde la ciudad en una nueva zona de expansión como era la recién construida Alameda Vieja y, además, tuvieron que enfrentarse a duras condiciones por parte del Cabildo para poder llevarlas a cabo33.

Durante la década de los cuarenta del siglo XIX, la empresa va conformando lo que sería su complejo bodeguero, adquiriendo viñas, cascos de bodega, trabajaderos o embotellado, en una parcela de sesenta mil metros cuadrados, muy cerca de la Alameda Vieja, la Ermita de Guía y la Puerta del Arroyo, en la periferia de la ciudad. La compra de los terrenos de la Quinta de la Alameda en 1846 inició este complejo, que fue posteriormente el lugar elegido para la construcción de la villa, pero las primeras construcciones que se erigieron en ella datan de 185334. Dentro de los terrenos adquiridos comenzaron a edificarse, a partir del año 1849, diferentes bodegas como La Constancia (1855), Los Apóstoles (1857) o La Cuadrada (1859). Para la década de los sesenta, la empresa ya participa de todas las fases del negocio: agrícola, crianza y comercialización35.

En 1862 Manuel María González solicitó autorización al Ayuntamiento de Jerez para la construcción de una villa dentro de las instalaciones de González Byass y Cía., en los terrenos correspondientes a la Quinta de la Alameda, al sur del complejo, posiblemente muy cerca del jardín histórico y de la bodega La Concha. Esta autorización fue aprobada pocos días después por la Comisión de Policía Urbana y por el arquitecto en funciones José Esteve y López, que alabó la estética del proyecto36. El plano de la solicitud de licencia lo firma, ese mismo año, el maestro de obras jerezano Agustín García Ruiz, en el que se muestra la fachada principal de la edificación (Figura 1)37. Este diseño optó por un estilo neogótico para una mansión de tres plantas, haciendo uso de recursos estilísticos hasta entonces inéditos en la ciudad. La planta baja está concebida como una galería de arcos apuntados presidida en el centro por la entrada principal frente a la fachada en forma de pórtico de tres pisos con una gran puerta apuntada. El primer piso está retranqueado, con una gran terraza que ocupa todo el frente de la fachada, sobre la galería porticada, con un antepecho decorado con lo que parecen ser figuras geométricas. Los vanos son una combinación de arcos apuntados dobles. El tejado es adintelado con almenas, rematado en las esquinas por lo que parecen ser chimeneas. En el tejado está previsto un tercer piso con tejado a cuatro aguas y una galería porticada.

Figura 1. Agustín García Ruiz, Diseño de la villa de la Quinta de la Alameda, 1862, Archivo Municipal de Jerez de la Frontera, protocolo 104.

Dos años después de la solicitud al Cabildo jerezano, en 1864, el arquitecto galés John Prichard publicó un proyecto para una villa en la Quinta de la Alameda, en la revista británica Building News and Engineering Journal38. Aunque no corresponde exactamente con el diseño de 1862 de Agustín Ruiz, algunas teorías indican que es el mismo proyecto39. No sabemos con exactitud por qué hubo dos diseños similares, pero, como ha ocurrido en otras ocasiones, el promotor del proyecto, Manuel María González, podría haber encargado finalmente el diseño del proyecto a John Prichard, aprovechando sus contactos con el país británico tras conocer el diseño de Agustín García, dos años anterior. Agustín García Ruiz, al ser un maestro local examinado en Jerez, probablemente hubiera tenido que ejecutar el proyecto, aunque se eligiera el diseño de Prichard40. Durante esta época era habitual que se tomaran modelos arquitectónicos de diseñadores extranjeros, pero fueran ejecutados por arquitectos locales, como ocurrió también en el caso de la bodega La Concha, también dentro de las instalaciones de la bodega González Byass, diseñada por el ingeniero Joseph Coogan41.

El arquitecto John Prichard y su proyecto de villa victoriana

El proyecto objeto de esta investigación lleva la firma “JNO PRICHARD LLANDAFF”, que corresponde al arquitecto de origen galés John Prichard, nacido en 1818 en Llangan (Glamorgan), hijo de Richard Prichard, rector de Llangan, y de su esposa Eleanor. Se formó como arquitecto, siendo alumno de Augustus Welby Pugin42. Fue nombrado arquitecto diocesano de Llandaff, donde se encargó de la restauración de su catedral entre 1844 y 1857, en colaboración con J.P. Seddon, y para la que también diseñó la torre suroeste43. Trabajó principalmente en la construcción y restauración de iglesias, adoptando casi siempre el estilo neogótico en sus obras. También realizó obras civiles como Nazareth House en Cardiff, Ettington Park en Stratford y Former Probate Registry en Llandaff 44. Murió en 1886, enterrado en la misma tumba que su padre, en el cementerio del lado sur de la catedral de Llandaff. Hay una placa conmemorativa del arquitecto en la catedral de Llandaff que reza: “En memoria de un gran arquitecto, John Prichard, restaurador de esta catedral”.

Contratar a un arquitecto o ingeniero británico no era una práctica inusual para familias vinateras jerezanas como la de Manuel María González. Probablemente John Prichard o Joseph Coogan no fueron los únicos diseñadores británicos que trabajaron para la familia González y su empresa González Byass, ya que su relación con las Islas Británicas fue muy estrecha debido a su intensa actividad comercial y a las amistades que allí mantuvieron.

El proyecto de Prichard fue publicado en la revista británica Building News and Engineering Journal45, en un artículo que informaba sobre el banquete de aniversario de la Royal Academy. El autor del artículo hace una descripción el acontecimiento y habla de los proyectos expuestos en el Salón de Arquitectura que merecen la excelencia. Según él, escribe desde la revista en nombre de los miembros de la profesión arquitectónica, diciendo de la Quinta de la Alameda lo siguiente:

(785). Design of a mansion about to be built for Senor Don Manuel M. Gonzalez at Jerez de la Frontera, in the South of Spain. This is a beautiful drawing of a good design, by Mr. J. Prichard. The style employed is a sort of Moresque Gothic. It is admirable adapted to the situation, and its character is well sustained in every detail. The material used in construction seems to be grey limestone, with red and green marble for attached columns, &c. The open loggias, so essential to comfort in a hot climate, are introduced with excellent effect throughout the building. A broad flight steps leads up to a terrace on a level with the principal entrance, and lends additional charm to the composition. Some of the Pointed arches are enriched with that delicate cusping which is a national characteristic of this school. A well-proportionated tower rises on the left hand, and completes a group, which, for picturesqueness and unity of purpose in design, we have seldom seen equalled46.

La villa de la Quinta de la Alameda fue diseñada por Prichard en un estilo neogótico neomudéjar combinado con algunos elementos típicos de la zona y adaptados al clima del sur de España. Los planos del proyecto se conservan en muy buen estado en el Archivo Histórico de la Fundación González Byass de Jerez de la Frontera47. La planta de la villa es básicamente cuadrada, aunque cuenta con algunos pabellones que la prolongan, sobre todo en las plantas inferiores. El material elegido es la piedra caliza gris y el mármol, en tonos verdes y rojos, para algunos elementos que describiremos a continuación. La fachada principal o fachada oriental estaba orientada hacia la Alameda Vieja y el Alcázar de Jerez, con dos plantas y ático (Figura 2). Está presidida por un pórtico que ocupa los tres pisos de la fachada. La planta baja presenta una galería de ocho arcos apuntados, más el pórtico, con decoración polilobulada en sus arquivoltas sobre columnas corintias de mármol verde y rojo alternados. Los tímpanos están decorados con tondos, también de mármol rojo y verde. Esta galería de arcos conduce a un largo porche de dos pisos con ventanas y ventanales de arcos trilobulados y una gran puerta. Desde aquí también se accede a la terraza superior por una estrecha escalera de caracol situada en el extremo derecho. El primer piso consta de una terraza abalaustrada que ocupa toda la anchura de la fachada con grandes ventanales también con arcos trilobulados simples o pareados separados por un parteluz, con tondos de mármol rojo y verde decorando los tímpanos. El ático es una gran terraza almenada con un tejado en voladizo de teja vidriada multicolor con estructura de madera que rodea un patio interior, protegido por un marco de ventanas de cristal y hierro forjado. El ático se completa con la parte superior del pórtico que preside la fachada y funciona como mirador, con la misma cubierta acristalada. En las esquinas del ático se encuentran los conductos de las chimeneas, agrupados de dos en dos.

Figura 2. John Prichard, Fachada oriental (este) del proyecto para la villa de la Quinta de la Alameda, 1864, Archivo Fundación González Byass, PGB0221.

La fachada posterior o fachada oeste es más monumental, ya que estaba orientada hacia los jardines y debía salvar un gran desnivel (Figura 3). Por ello, además de las dos plantas y el ático correspondientes a la villa, tiene una enorme escalera de acceso al jardín con dos escalinatas diseñadas como pequeñas torres almenadas en las esquinas, que suben a la terraza de la planta baja de la villa. Entre estas dos escaleras hay ventanas que corresponden a las ventanas de las habitaciones de la cocina. En el nivel inferior de la gran escalera del jardín, hay dos módulos a izquierda y derecha que corresponden a las caballerizas (izquierda) orientadas al oeste y a las salas de la bodega orientadas al este. La fachada posterior de la villa presenta nuevos vanos con arcos apuntados, arcos trilobulados, almenas, decoración bicolor en verde y rojo y el uso de hierro forjado en el balcón porticado que da al ático. Lo más llamativo de este alzado es la gran torre mirador situada en la esquina del extremo izquierdo, de gran altura, que domina todo el conjunto, combinando los diferentes elementos decorativos ya vistos, con un gran tejado apuntado de tejas vidriadas coronado por una veleta. Según los planos, la parte inferior de la torre, correspondiente al primer piso, se utiliza como oratorio. Esto se refleja en las ventanas elegidas para esta planta, más alargadas como vidrieras. El resto de las plantas de las torres son diferentes miradores, desde los que se pueden contemplar todas las instalaciones de la bodega González Byass y edificios adyacentes, parte del centro histórico de la ciudad y hermosas vistas de la campiña jerezana.

Figura 3. John Prichard, Fachada occidental (oeste) del proyecto para la villa de la Quinta de la Alameda, 1864, Archivo Fundación González Byass, PGB0221.

Las fachadas laterales, o fachadas norte y sur, eran bastante diferentes entre sí (Figura 4). La fachada norte estaba orientada hacia el interior de las instalaciones de la bodega y los únicos rasgos destacables eran el estilo de sus vanos y el perfil norte de la gran torre mirador. Tenía cuatro plantas más el ático porque las ventanas y los accesos a la bodega y a las cocinas estaban orientados hacia este lado, debido al desnivel de la ladera. Se utilizó hierro forjado en las elaboradas rejas de estas ventanas. La fachada sur, sin embargo, era mucho más detallada. Estaba orientada hacia lo que entonces era la carretera de Jerez a El Puerto y una zona de huertas (hoy corresponde a la calle Puerto). También tenía cuatro plantas más ático, pero en esta ocasión los vanos se combinaban con distintas terrazas en las plantas correspondientes a la villa, con más decoración, incluyendo una gran hornacina en el centro de la fachada con un altorrelieve de una Virgen con el Niño en brazos. Tanto en la fachada norte como en la sur se pueden ver en el tejado las diferentes chimeneas correspondientes a las habitaciones y alcobas.

Figura 4. John Prichard, Fachadas norte (izquierda) y sur (derecha) del proyecto para la villa de la Quinta de la Alameda, 1864, Archivo Fundación González Byass, PGB0221.

El interior de la villa también quedó reflejado en los planos conservados de John Prichard. Diseñó un total de cuatro plantas, correspondientes a las bodegas y caballerizas, las dependencias de la cocina y los pisos superior e inferior de la villa. Según los planos, el acceso a la planta baja de la villa se realiza a través de la cochera porticada que conduce a un portal (Figura 5). A la derecha del portal hay una pequeña sala con una pequeña escalera de caracol que baja a la bodega de los sótanos. A la izquierda del portal hay una escalera que baja a las bodegas y conecta con las escaleras que llevan a la sala de billar, la zona de los caballeros. El portal conduce a un patio interior protegido por una claraboya acristalada o “montera”, alrededor del cual se dispone un pasillo. Al final del patio hay una gran escalera de dos tramos que conduce al piso superior, y debajo de ella un acceso a la terraza trasera con vistas al jardín. En la esquina norte de la terraza, la planta baja de la torre mirador aparece en el plano, pero no es accesible desde ningún punto de esta planta. En el ala norte de la planta baja se encuentra la habitación del Sr. González (orientada al este), que podría referirse a un despacho, tres alcobas y un cuarto de baño. También en esta zona, junto a la gran escalera, hay otra escalera de servicio que comunica las dependencias de la cocina con las dos plantas de la villa. En el ala sur hay un vestidor junto al portal, una sala de estar, un comedor y una gran estancia entre ambos, denominada en los planos como “el estrada”. Con este nombre, podría referirse a la estrada, una sala de recepción de visitas normalmente decorada con muebles finos y artes decorativas que formaba parte de la zona de las damas.

Figura 5. John Prichard, Planta baja del proyecto para la villa de la Quinta de la Alameda, 1864, Archivo Fundación González Byass, PGB0221

La gran escalera conduce al primer piso (Figura 6). En la parte superior de la escalera hay un pasillo que rodea el patio interior y conecta con dos pasillos laterales (norte y sur) en los que están dispuestas las habitaciones. Al fondo, hacia el lado este, hay dos vestidores y una terraza. En el ala norte hay tres dormitorios, un tocador, un cuarto de baño, un aseo y la escalera de servicio. En el lado sur hay cuatro dormitorios y una sala de estar. En el lado oeste, sobre la terraza del piso inferior, hay un gran balcón que da a toda la fachada trasera. En el lado norte del balcón, vemos de nuevo la planta de la torre, esta vez denominada oratorio, pero sigue sin haber indicación de ningún acceso al mismo.

Figura 6. John Prichard, Primera planta del proyecto para la villa de la Quinta de la Alameda, 1864, Archivo Fundación González Byass, PGB0221

Inmediatamente debajo de la planta baja se encuentra la planta sótano dedicada a las instalaciones de cocina (Figura 7). Se accede a esta zona por la escalera de servicio o por la escalera situada junto al portal de la villa, en la planta baja. Las habitaciones están dispuestas en torno al patio, alrededor del cual se proyectan de nuevo los pasillos o corredores. En el centro de la planta baja, junto al patio, se encuentran el almacén de raíces y el carbonero, junto con otras dos pequeñas habitaciones. En el lado oeste, con vistas al jardín, hay una sala dedicada a la cocina conectada con otra sala llamada “espetera”, que es una pequeña habitación donde se cuelgan los utensilios de cocina y algunos alimentos como carne y aves. Al otro lado hay dos despensas para los cocineros. En el ala norte encontramos la despensa de jamones, las alcobas de las criadas, una habitación llamada “pañol” (que podía servir para guardar provisiones y herramientas), otra despensa y otra zona para botas y zapatos (utilizada para limpiarlos). También hay una habitación de planta cuadrada que corresponde a la base de la torre vigía, donde hay una puerta que da acceso a la zona de la cocina y a la escalera que conduce al jardín. En el ala sur se encuentra la bodega de cerveza, las dependencias de la servidumbre (separadas de las de las criadas) y otra habitación sin nombre que, al estar justo debajo del comedor señorial y muy cerca de las cocinas, podría utilizarse como comedor de la servidumbre o anexo a la cocina. Hacia el este se encuentra la bodega y la sala de billar antes mencionada.

Figura 7. John Prichard, Sótano del proyecto para la villa de la Quinta de la Alameda, 1864, Archivo Fundación González Byass, PGB0221

El último plano corresponde a las bodegas, que estarían bajo el sótano de las cocinas (Figura 8), dependencia que no podía faltar teniendo en cuenta a qué se dedicaba su propietario. No se asignan nombres a ninguna de estas estancias, pero podrían estar dedicadas a la crianza de algún tipo de vino exclusivo del fundador de González Byass o a una colección de vinos propios. El acceso se realiza a través de la pequeña escalera de caracol que arranca en el extremo norte de la fachada este o principal, o a través de un gran portón en el lado norte. En esta planta y en el sótano hay un edificio contiguo utilizado en la planta inferior (bodega) para las caballerizas y en la planta superior (cocinas) para las dependencias del personal de las caballerizas.

Figura 8. John Prichard, Bodega del proyecto para la villa de la Quinta de la Alameda, 1864, Archivo Fundación González Byass, PGB0221

En este proyecto encontramos numerosas referencias a la arquitectura clásica victoriana, donde se desarrolló el estilo gótico alto victoriano. Se utilizan recursos como la decoración policromada de las fachadas, las aberturas neogóticas, las chimeneas estilizadas y agrupadas, la torre-mirador y el uso de nervaduras. Conceptos arquitectónicos como la monumentalidad o la verticalidad del conjunto, con diferentes volúmenes y siempre teniendo en cuenta el entorno en el diseño. Otros conceptos aplicados son los recomendados en los tratados británicos sobre grandes mansiones y casas de campo, donde la ventilación, la higiene y el aprovechamiento de la luz se consiguen mediante la colocación de ventanas y salidas al exterior en todas las estancias, claraboyas, así como el disfrute del entorno con miradores, balcones y terrazas. La especialización de las estancias y la segregación de espacios están también muy presentes, separando la zona de maestranza en las plantas baja y primera, y la zona de servicio en las plantas sótano y bodega. En la misma planta sótano destinada a cocinas, esta segregación se vuelve a ver con la separación de los dormitorios del servicio doméstico masculino, por un lado y los del servicio doméstico femenino, por otro.

Pero, adicionalmente, el arquitecto también ofrece algunas concesiones para adaptar el proyecto al clima del lugar. El patio interior es un recurso muy utilizado en la arquitectura doméstica en España, especialmente en Andalucía, aunque también hemos visto que en la primera mitad de la época victoriana el patio o cortile fue recuperado por el arquitecto Charles Barry y adaptado a las grandes casas de campo inglesas, herencia de las villas italianas48. Otros elementos singulares son la cubierta del ático con tejas vidriadas multicolores y el uso de galerías o logias, que permiten pasear en un espacio abierto y disfrutar del entorno proporcionando sombra, necesaria en climas cálidos.

Modelos e influencias posteriores

El proyecto de la Quinta de la Alameda de Prichard fue inmediatamente posterior a una de sus obras más importantes, la gran mansión de Ettington Park en Warwickshire, Inglaterra, remodelada entre 1858 y 1862. Pevsner la describió como la casa victoriana más importante e impresionante del condado49. En el proyecto de la Quinta de la Alameda encontramos algunos detalles que recuerdan a la obra inglesa de Prichard, que pudo servir de inspiración para el proyecto jerezano. El uso de arcos apuntados combinados con arcos trilobulados de la villa también se aprecia en las distintas fachadas de la mansión de Ettington Park, así como también lo vemos en la entrada principal a través de un gran pórtico flanqueado por una galería porticada, ambas casi idénticas.

Ettington Park y la villa de la Quinta de la Alameda también pudieron servir de inspiración para otro proyecto impulsado por Manuel María González unos años más tarde, el Recreo El Altillo. Este recreo fue construido en la finca El Altillo, comprada por Manuel María González en torno al año 1876. La casa original de la finca fue reconstruida en 1884 por el arquitecto jerezano Miguel Palacios Guillén pero, unos años más tarde, tras el fallecimiento de Manuel María González en 1887, su heredera Josefa González de Soto encargó otros proyectos de remodelación con el sueño de transformar El Altillo en un gran palacio50. En los planos de la finca conservados en el Archivo de la Fundación González Byass, encontramos proyectos firmados por el arquitecto salmantino, afincado en Cádiz, Amadeo Rodríguez y otros anónimos pero que son atribuidos al mismo arquitecto51. Estos diseños fueron realizados en estilos historicistas muy diferentes entre sí, como en estilo neomudéjar, neoclásico o victoriano. En estos nuevos planos de remodelación vemos similitudes con algunos de los recursos utilizados por Prichard tanto en Ettington Park como en la Quinta de la Alameda, por lo que parece que el arquitecto conocía estos diseños anteriores. Ejemplos de estas similitudes serían la tipología elegida para la capilla, similar a la de Ettington Park, o la galería porticada y terraza con torre-mirador de uno de los proyectos de Amadeo Rodríguez52, que recuerda el lenguaje utilizado por Prichard en el proyecto de la Quinta de la Alameda. Posiblemente, al conservarse los planos del arquitecto británico en el núcleo de la familia González, se inspiraron en ellos para la posterior remodelación de El Altillo.

Años más tarde, en el mismo lugar donde se iba a construir la villa de la Quinta de la Alameda, se edificó lo que se conoce como Villa Victorina. Se trata de una pequeña casa que lleva el nombre de la esposa del fundador, Mª Victorina de Soto Lavaggi, y que fue concebida como lugar para recibir a los visitantes más ilustres de la bodega. Fue inaugurada en 1939, obra de Francisco Hernández-Rubio, formando parte del conjunto de proyectos de estilo anglicista del arquitecto jerezano53.

La familia González fue la promotora de otros muchos ejemplos arquitectónicos de la ciudad de Jerez donde se utilizan recursos heredados de la arquitectura inglesa, la mayoría contemporáneos o posteriores al proyecto de la Quinta de la Alameda. En estas construcciones encontramos la huella de la arquitectura inglesa en fachadas, distribución y especialización de los espacios, decoración de interiores y en conceptos heredados como la privacidad y el confort. Además de la finca Recreo El Altillo (ca.1876), construyeron o remodelaron villas como la Finca El Cuco (1862), Villa Elena (1868) o el Recreo El Pinar (ca. 1881); centros de ocio como el Casino Jerezano (1864) o jardines pintorescos como los Jardines de González Byass (ca. 1870)54.

Conclusiones

Aunque la autorización para construir una mansión dentro de las instalaciones del complejo bodeguero González Byass y Cía. se aprobó en su momento, la villa nunca llegó a construirse. Las razones por las que nunca se construyó no se conocen con exactitud, pero tras el estudio de la documentación existente y el análisis en profundidad de la trayectoria de la familia González podemos sacar algunas conclusiones sobre ello. Una de ellas es que el Ayuntamiento de Jerez finalmente rechazara el proyecto ya que exigía que este no perjudicara las vistas desde la recién construida Alameda Vieja55, y no aceptara las grandes dimensiones de la mansión. Por otro lado, al tener el promotor del proyecto, Manuel María González, varios proyectos costosos a la vista en los mismos años (como la compra de su casa de la calle Tornería o la construcción de la bodega de La Concha), no quisiera en última instancia asumir el gasto de construcción del proyecto de Prichard. Además, al no ser el pleno propietario de González Byass, ya que acababa de asociarse con Robert Blake Byass, podría no haber querido aventurarse a construir su propia casa dentro del recinto de la bodega.

A pesar de no haberse llevado a cabo, el proyecto de la villa de la Quinta de la Alameda sirvió de inspiración para otros proyectos posteriores, muchos de ellos promovidos por la misma familia González. La arquitectura inglesa, aunque diluida y mezclada con otros estilos historicistas, forma parte de la arquitectura jerezana desarrollada durante el siglo XIX e inicios del XX. El comercio del vino y la colonia británica establecida en la ciudad, han sido los principales responsables de que esto fuera posible y de que en cierto sector acomodado de la sociedad jerezana se profesara la anglofilia.

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46. “(785). Diseño de una mansión que se va a construir para el Señor Don Manuel M. González en Jerez de la Frontera, en el Sur de España. Este es un hermoso dibujo de un buen diseño, por el Sr. J. Prichard. El estilo empleado es una especie de gótico moresco. Está admirablemente adaptado a la situación, y su carácter está bien sostenido en cada detalle. El material utilizado en la construcción parece ser piedra caliza gris, con mármol rojo y verde para las columnas adosadas, etc. Las logias abiertas, tan esenciales para el confort en un clima cálido, se han introducido con excelente efecto en todo el edificio. Una amplia escalinata conduce a una terraza situada al mismo nivel que la entrada principal y confiere un encanto adicional a la composición. Algunos de los arcos apuntados están enriquecidos con esa delicada cúspide que es una característica nacional de esta escuela. Una torre bien proporcionada se eleva a la izquierda y completa un grupo que, por su pintoresquismo y unidad de propósito en el diseño, rara vez hemos visto igualado”. Traducción del autor.

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