Cerámica sevillana y talaverana para la decoración de la Casa Cervantes del Real Colegio de España en Bolonia

Ceramics from Seville and Talavera for the decoration of the Cervantes House of the Royal College of Spain in Bologna

Ignacio José García Zapata

Universidad de Granada. España
ORCID: 0000-0003-0559-7232
ignaciojosegz@ugr.es

Álvaro Pascual Chenel

Universidad de Valladolid. España
ORCID:
0000-0002-0041-8138
alvaro.pascual.chenel@uva.es

Resumen:

El presente artículo se centra en la presencia de cerámica española –procedente de la Casa González de Sevilla y de Ruiz de Luna de Talavera de la Reina– para la decoración de la Casa Cervantes del Real Colegio de España en Bolonia, a través de documentación inédita y de las obras conservadas.

Palabras clave:

Cerámica; Casa González; Ruiz de Luna; Manuel Carrasco; Casa Cervantes del Real Colegio de España en Bolonia.

Abstract:

This article focuses on the presence of Spanish ceramics –from the González House in Seville and Ruiz de Luna of Talavera de la Reina– in the decoration of the Cervantes House of the Royal College of Spain in Bologna, through unpublished documentation and preserved works.

Keywords:

Ceramics; González House; Ruiz de Luna; Manuel Carrasco; Cervantes House of the Real Colegio de España in Bologna.

Fecha de recepción: 12 de abril de 2021.
Fecha de aceptación: 11 de marzo de 2022.

Cómo citar este trabajo / How to cite this paper:
García Zapata, Ignacio José/Pascual Chanel, Álvaro (2022): “Cerámica sevillana y talaverana para la decoración de la Casa Cervantes del Real Colegio de España en Bolonia”. En: Laboratorio de Arte, 34, pp. 275-290.

© ٢٠٢٢ Ignacio José García Zapata y Álvaro Pascual Chanel. Este es un artículo de acceso abierto distribuido bajo los términos de la licencia Creative Commons Attribution-NonCommercial-ShareAlike 4.0. International License (CC BY-NC-SA 4.0).

La Casa de Cervantes del Real Colegio de España en Bolonia constituyó un importante proyecto edilicio, académico y cultural desarrollado en el periodo de entreguerras a instancias del rector Manuel Carrasco Reyes (fig. 1), quien estuvo al frente de la centenaria institución entre los años 1917 y 19541. Una vez superada la compleja situación derivada de la Primera Guerra Mundial, Carrasco comenzó a definir uno de sus grandes proyectos como rector, redactando una memoria explicativa en 1926 en la que fijó su deseo de erigir un centro para la difusión de la cultura española en Italia bajo la denominación de Casa de Cervantes2.

Figura 1. Ludovico Lambertini, Rector Manuel Carrasco, h. 1930, Real Colegio de España en Bolonia, Fotografía de los autores.

Para ello, el centro ideado por Carrasco contaría con una gran biblioteca especializada en obras escritas esencialmente en castellano, generando así una importante colección que podría ir nutriéndose no solo mediante las adquisiciones anuales del propio instituto, sino también a través de donaciones de editoriales, academias, centros diversos, instituciones oficiales, donaciones particulares así como “de algunos autores quienes para tan patriótico y divulgador fin, seguramente, no negarían sus obras”3. No obstante, el nuevo edificio no solo se destinaría a acoger la citada biblioteca, sino que, de modo mucho más ambicioso, se concebía también para la celebración de toda una serie de manifestaciones culturales como ciclos, cursos o conferencias, cuya temática versaría sobre literatura, historia, arte, geografía y diversos aspectos vinculados a la cultura española, “a cargo de sus más ilustres representantes”4, así como traducciones al italiano de las obras españolas más representativas. Además, Carrasco pretendía programar un curso anual de castellano, la creación de una hemeroteca hispanoamericana, así como una sección de información turística que serviría para promocionar España. En este sentido, el centro se configuraba como un espacio dinámico, que también albergaría exposiciones, muestras fotográficas, conciertos y proyecciones cinematográficas entre otras actividades culturales que crearían un notable programa destinado a la difusión de la cultura española, caso de la exposición que sobre el libro español se realizó en 19475.

Definido el fin del nuevo centro, dio comienzo la construcción del edificio destinado a esas acciones. Así, junto al colegio medieval fundado por el cardenal Albornoz se inició el nuevo edificio, que aprovechó la estructura preexistente de los viejos graneros situados entre las vías Belfiore y Collegio di Spagna (fig. 2)6. Una vez erigido el edificio, Carrasco emprendió una intensa labor destinada a dotar al centro de una decoración que estuviera en consonancia con el fin de la Casa de Cervantes, a través de modelos, elementos e imágenes de la cultura visual española y, por supuesto, procedentes de los artistas más destacados del panorama español de aquellos años. Para su decoración, el rector recurrió fundamentalmente a tres elementos: cerámica, forja artística y escultura, que serían llevados a cabo por Casa González en Sevilla y Ruiz de Luna en Talavera de la Reina para la cerámica; Julio Pascual en Toledo para la forja; y Lorenzo Coullaut Valera y Juan Cristóbal González Quesada para la escultura7.

Figura 2. Casa de Cervantes, 1927-1930, Real Colegio de España en Bolonia, Fotografía de los autores.

La decoración a base de cerámica española constituyó uno de los elementos artísticos más interesantes y llamativos de entre todos aquellos que se materializaron en Casa de Cervantes. Y, consecuentemente, se encomendó a dos de las más relevantes casas ceramistas de España en la época, ambas exponentes de dos escuelas fundamentales en la península, que se hacían así presentes en una institución con clara vocación de crisol cultural: la andaluza, más alegre y colorida, y la castellana, mucho más sobria, representadas respectivamente por la Casa González de Sevilla y la Casa Ruiz de Luna de Talavera de la Reina.

La relación entre Carrasco y las dos casas ceramistas se inició a raíz de unas cartas que envió el rector en 1929. En ellas, tras alabar los respectivos trabajos que había conocido de ambas casas, solicitaba que contribuyesen a la decoración de Casa de Cervantes ajustando los precios a un proyecto patriótico que como contrapartida les daría visibilidad en el extranjero, una compensación publicitaria y propagandística que ayudaría a aliviar los elevados gastos del nuevo edificio.

A la Casa González de Sevilla el rector solicitó el coste de los zócalos que pensó destinar al hall de entrada, así como el marco cerámico que ornamentaría la puerta de acceso a la sala principal (fig. 3). Para facilitar el trabajo de la empresa adjuntó una serie de dibujos de planta y alzado de las diferentes salas. Como ya se ha apuntado, Carrasco no acudió a dicha casa ceramista por casualidad, sino porque ya había conocido algunos de sus trabajos de los que hace referencia en la documentación, como la escalera de la casa del propio ceramista en Madrid, que evidentemente le servirían de guía en esta petición.

Figura 3. Casa González, marco de cerámica, 1929, Casa de Cervantes, Real Colegio de España en Bolonia, Fotografía de los autores.

Junto a los zócalos de la entrada, se interesó por la serie de azulejos denominados Carlos V para utilizarlos en el friso del resto del edificio, así como por las olambrillas con diferentes escudos destinadas al pavimento, que pretendía combinar con la característica cerámica roja que se fabricaba en la zona de Bolonia. Otra de las peticiones incluidas en esta primera toma de contacto tuvo que ver con los medallones que la empresa fabricaba con retratos en relieve de los pintores españoles más ilustres, entre los cuales el rector había visto los de Velázquez y Goya. Al respecto, preguntaba si podrían hacerse también los de otros personajes españoles, entre los que destacaba por su oportunidad para el proyecto el del propio Miguel de Cervantes8.

La respuesta por parte de los ceramistas sevillanos no se hizo esperar y, atendiendo las demandas del rector, la Casa González aceptó contribuir a la empresa con los azulejos pintados a mano del zócalo del vestíbulo: “… con mucho gusto nos comprometeríamos a pintar el zócalo para el vestíbulo y cuyo trabajo se efectuaría expresamente a mano con un dibujo decorativo que no dejaría de llamar la atención por su originalidad”9. Para el resto de las salas, la de lectura y el almacén de libros, también le enviaron unas muestras para su valoración, conforme a lo que ellos estimaron más adecuado, mientras que para las olambrillas necesitaron de una mayor precisión en las medidas. El rector no dudó en agradecer rápidamente sus aportaciones, y sugirió en una nueva misiva la configuración de seis paneles con reproducciones de algunos de los monumentos más representativos de España: la Alhambra; las catedrales de Sevilla, Córdoba, Toledo y Burgos; el Museo del Prado; el Escorial; la Universidad de Salamanca; etc. De todos ellos acabarían finalmente ejecutándose la plaza de España de Sevilla, la catedral de la misma ciudad, la catedral de Burgos, el patio de los Leones de Granada, la puerta del Sol de Toledo, la mezquita-catedral de Córdoba, el alcázar de Segovia y el castillo de Coca de la ciudad segoviana (fig. 4), imágenes todas ellas que expondrían a los visitantes algunos de los principales monumentos del país. Con respecto a la sala de lectura, remitió ciertos datos relativos a las medidas, como que el zócalo no podía superar la altura del arranque de las pilastras de las que parten los arcos y nervaduras; y estilísticamente señalaba que prefería los de Carlos V de estilo renacentista, a los árabes, ofreciéndose para verlos en directo durante el viaje que le iba a llevar a Madrid y Sevilla en las próximas semanas. El rector también solicitó que las olambrillas fueran de un determinado tamaño, para así poder combinarlas con las baldosas rojas propias del lugar. A su vez aprovechó para incluir en su petición el precio de unas tejas vidriadas blancas y azules destinadas a cubrir el tejado, para lo que adjuntó un nuevo dibujo10.

Figura 4. Casa González, panel con imagen de la Catedral de Sevilla, 1929, Casa de Cervantes, Real Colegio de España en Bolonia, Fotografía de los autores.

Las siguientes comunicaciones tuvieron lugar ya a comienzos de 1930, una vez que la Casa González acabó de ejecutar el encargo. No obstante, el rector hubo de enviar una carta con las modificaciones ocasionadas en el vestíbulo una vez que se instaló el zócalo de madera que corría paralelo a la balaustrada de la escalera, de modo que desde Sevilla llegaran los azulejos ya cortados ante la falta de capacidad para hacerlo en Bolonia, con el consiguiente riesgo de romperlos e inutilizarlos. Por último, requirió una copia en cerámica del escudo antiguo de España, −de los Reyes Católicos− que la misma casa había realizado para la “fachada del Palacio de España de la Exposición”11, para colocarlo en un espacio del jardín junto a un tejadillo del cual también solicitaba dibujo12. Dicho escudo, que a la postre acabaría realizándose en Talavera por Ruiz de Luna, estaba destinado a ser colocado encima de un sarcófago romano, sobre el mascarón que da salida al agua de una fuente, y situado entre dos ventanas con rejas que el rector también deseaba que fueran sevillanas. Para cumplir con ello desde Sevilla enviaron un dibujo a la acuarela con el que ilustrar y ofrecer su servicio13.

Después de varios meses sin noticias, el rector tuvo que contactar nuevamente para conocer el estado del pedido, tanto del zócalo que altruistamente iban a fabricar para el vestíbulo, como del resto de piezas que se habían encargado. Finalmente, a finales de septiembre se comunicó el envío de toda la mercancía embarcada en el vapor “Tre Marie” con destino al puerto de Génova, que, para facilitar su colocación en el edificio, iba acompañada de una serie de bocetos con instrucciones del montaje (fig. 5)14.

Figura 5. Casa González, dibujo descriptivo, 1930, Casa de Cervantes, Real Colegio de España en Bolonia, Fotografía de los autores.

Sin embargo, y a pesar de las suplicas de Carrasco, no iban incluidos ni el escudo ni los medallones con retratos de pintores que mencionaba en la primera toma de contacto, de modo que la Casa González tuvo que dar respuesta en noviembre sobre este asunto. Con respecto a los medallones, desde Sevilla indicaron que habían valorado y estudiado el tema para poder fabricarlos industrialmente, pero que no habían podido llevarlo a cabo dado que no existían moldes para tal fin, siendo la única solución hacerlos ex profeso, con las consecuentes manipulaciones, lo que aumentaría notablemente el coste de los mismos hasta cuatrocientas pesetas con un diámetro de 90 centímetros. En cuanto al escudo, también adujeron cuestiones relativas a la complejidad para su ejecución, pues se trataba de “un trabajo que se pinta por distinto procedimiento”, indicándole que sólo tenían el molde para el escudo Carlos V que podrían fabricar por un precio de trescientas cincuenta pesetas y un tamaño de 1,30 metros15.

La respuesta del rector fue inmediata y, aunque no se conserva la carta −al menos no se ha localizado− por contestación de la Casa González del 12 de noviembre de 1930 a la misiva de Carrasco del día 7 que en ella se menciona, se intuye que Carrasco, ante el elevado precio que presupuestaban en cuanto a los medallones, debió preguntar acerca de si tenían alguno en stock ya fabricado y, por tanto, mucho más económicos. Le contestaron que, aunque de inferior tamaño, en efecto disponían de algunas existencias en su tienda de Madrid al precio de trescientas pesetas cada uno, indicándole que le enviarían una lista con los medallones que podían servirle al momento. Respecto del escudo, Carrasco señalaba que en realidad el tamaño que necesitaba era mucho más pequeño, la mitad de la medida que le habían propuesto, por lo que la Casa González aseguraba que estudiarían el tema y emplazaban a comunicarle el nuevo precio en una próxima carta16.

Sin embargo, a principios de febrero de 1931, Carrasco aún no había recibido todavía ni la lista de los medallones, ni el nuevo precio del escudo más pequeño, por lo que volvía a preguntar por el asunto, así como por el precio y la cantidad necesaria de unas pequeñas tejas vidriadas blancas y azules “para hacer un tejadillo o guardapolvo al referido escudo”. Ese mismo mes comenzó el montaje de los zócalos tanto del vestíbulo como de la sala de lectura, resultando el primero muy apreciado por el rector, mientras que en el segundo espacio se presentaron ciertas dificultades, dado que al abrir las cajas habían encontrado azulejos verdes de diversas proporciones, y desconocían si formaban parte del zócalo o del pavimento de olambrillas, por lo que se solicitaba el envío de un apunte “aunque sea a lápiz” a modo de guía explicativa para su correcta colocación17.

Poco después le respondían con las indicaciones requeridas sobre la colocación de las diferentes piezas cerámicas y le señalaban el precio del escudo, doscientas pesetas, que aún no tenían fabricado. También le proporcionaban el presupuesto y la cantidad que estimaban necesaria de tejas pequeñas para el tejadillo que debía cubrir el escudo; así como la lista de los medallones que tenían fabricados. Este es el motivo por el que, finalmente, sólo llegarían al Colegio los medallones con los retratos de Goya y Velázquez que actualmente se conservan, y no los del resto de personajes que en principio Carrasco quería incluir, pues eran estos los únicos −junto al de Fortuny− que la Casa González tenía ya fabricados y disponibles por entonces (fig. 6)18.

Figura 6. Casa González, Tondo de Velázquez, h. 1929, Casa de Cervantes, Real Colegio de España en Bolonia, Fotografía de los autores.

Este último pedido sería enviado a principios de junio de 1931 también por barco con destino a Génova siguiendo las instrucciones del rector, acompañado de un croquis para la colocación del escudo19. Carrasco daba acuse de recibo de la comunicación del envío y solicitaba también un esquema para la correcta instalación del guardapolvo “dado que aquí no es cosa corriente”20.

Ese mismo verano, y tras solucionar los referidos problemas de instalación del zócalo y las olambrillas de la sala de lectura, el rector envió unas fotografías generales de la Casa de Cervantes a la prensa española y a la Casa González junto con el recorte de la noticia aparecida en la prensa italiana que daba cuenta de los elogios hacia la decoración, para que tuviesen constancia del éxito cosechado por su trabajo. Al tiempo, después de recibir el escudo, Carrasco constató que las medidas de este no respondían a las del encargo y, por tanto, no podía instalarse en su emplazamiento, que estaba preparado desde hacía tiempo. Requirió que a la mayor brevedad posible le enviasen uno nuevo con las medidas adecuadas, el cual ya no llegó21.

El escudo de los Reyes Católicos, como inicialmente deseaba Carrasco y no el de Carlos V, sería finalmente realizado por Ruiz de Luna en 1932 y se conserva en el jardín, en la ubicación para la que fue pensado22. En cuanto al tejadillo o guardapolvo que lo cubría, a pesar de que hoy ha desaparecido, sabemos que sí fue instalado, pues se conserva una fotografía antigua en la que se aprecia perfectamente, e incluso aún se observa la huella dejada en el muro. Por razones que desconocemos fue desmontado en fechas que no hemos podido precisar.

La otra fábrica ceramista que participó en los trabajos decorativos de la Casa de Cervantes fue la de Ruiz de Luna. Ubicada en Talavera de la Reina, centro de gran tradición cerámica y alfarera, había sido fundada por Juan Ruiz de Luna en 1908 y sería continuada por sus sucesores.

Hay que señalar que Ruíz de Luna había trabajado y colaborado en diversos encargos con el escultor Mariano Benlliure del que, además, era amigo personal; también con el arquitecto Luis Bellido, y el escultor Miguel Blay, padre del arquitecto Jaime Blay y director por aquel entonces de la Academia Española de Bellas Artes en Roma23. Resulta evidente pensar que tanta coincidencia de nombres vinculados con Ruiz de Luna y relacionados en mayor o menor medida con el Colegio de España y con el proyecto de la Casa de Cervantes, no parece responder a la simple casualidad. Aparte del indudable conocimiento que desde luego Carrasco tenía del trabajo de los famosos ceramistas, no parece descabellado pensar que quizá también los personajes mencionados tuviesen que ver de alguna manera en su elección. La prueba de ello se encuentra en la contestación que Jaime Blay, excolegial y arquitecto relacionado con las obras de la Casa de Cervantes, daba a una carta no conservada de Carrasco. El rector debió preguntarle su parecer acerca de las diferentes posibilidades sobre la decoración de azulejos, a lo que Blay respondía: “no le niego que generalmente me son más simpáticos los de Talavera que los de Sevilla”24.

De este modo, en su primera misiva a la fábrica talaverana, el rector Carrasco requirió información acerca de varios elementos, principalmente sobre la posibilidad de prestar en depósito el zócalo con el escudo de Carlos V con el que habían ganado la medalla de oro en la exposición internacional de Filadelfia en 1927.

También mostró especial interés por algunos de los paneles cerámicos que representaban escenas del Quijote, y mencionaba específicamente aquella en la que el hidalgo buscaba posada25. A estos dos elementos sumó las olambrillas para el pavimento y unos azulejos renacentistas de color azul con fondo amarillo o blanco con destino al piso de los seis balcones, y adjuntaba un dibujo con las plantas de los mismos26. La respuesta por parte del propio Ruiz de Luna tampoco tardó en llegar, y en septiembre, “animado de los mejores deseos para cooperar a su hermosa iniciativa, dentro de mis escasos medios”, envió a Bolonia un catálogo con todo el repertorio que estaba en condiciones de elaborar. Se ofrecía también a dejar en depósito el panel con el escudo de Carlos V a que se refería el rector. A ello añadía ciertas aclaraciones referidas a las medidas y precios de las olambrillas, los azulejos de los balcones, al zócalo y, sobre todo, a los paneles del Quijote. Sobre ellos especificaba las diferentes posibilidades para su ejecución –bien integrados en el zócalo o como paneles independientes– y el elevado coste debido a lo complejo de su fabricación al estar pintados a mano. A pesar de ello, “por ser para lo que es”, el ceramista señalaba su intención de no alterar los precios marcados en el catálogo, ofreciendo además una considerable rebaja en la realización de los paneles así como en cualquier otro encargo27. Satisfecho con el ofrecimiento, el rector escogió uno de los zócalos del catálogo, las olambrillas y los elementos más destacados: los dos paneles con escenas del ingenioso hidalgo con unas medidas de 1,75 por 2,50 metros, ilustrados concretamente con el Quijote en busca de posada y con su encarcelamiento (fig. 7). Éstos irían colocados como paneles sueltos frente a las dos ventanas del último salón que estaría dedicado a la Cátedra Cervantes y donde se impartirían los cursos de lengua española y diversas conferencias28.

Figura 7. Juan Ruiz de Luna, panel con imagen de El Quijote, 1930, Casa de Cervantes, Real Colegio de España en Bolonia, Fotografía de los autores.

A principios de febrero de 1930, Ruiz de Luna informaba de la terminación de todos los trabajos encargados, solicitando a Carrasco instrucciones sobre el envío29. En aquellos meses el rector había visitado las instalaciones de Ruiz de Luna en Madrid, y de vuelta en Bolonia les escribía con las indicaciones requeridas y señalaba asimismo la necesidad de que los azulejos que debían ir colocados en las zonas más complicadas –como el arranque de las nervaduras de las bóvedas– vinieran ya cortados y adaptados de España para evitar problemas derivados del hecho de que los albañiles locales, desconocedores de cómo hacerlo, pudieran dañar las piezas30. A mediados de marzo, Ruiz de Luna comunicaba el envío de la mercancía e incluía una detallada explicación a modo de guía para la instalación del zócalo, sin que fuese necesario enviar los azulejos ya cortados31. Con esa misma misiva adjuntaba las facturas por separado de los elementos cerámicos que se cobrarían con un descuento −zócalo, olambrillas y azulejos para los balcones−, y de aquellos que la empresa ofrecía de modo gratuito, sin duda para que el rector tuviese al menos constancia de su coste: los dos paneles con las escenas del Quijote para la Casa de Cervantes y varias ánforas y jarrones decorados con el escudo imperial y con escenas del Quijote que se conservan actualmente en el Colegio. El ceramista se excusaba por no poder enviar el panel de azulejos con el escudo de Carlos V que Carrasco mencionaba en su primera carta, puesto que al parecer en aquellos momentos estaba expuesto en su tienda de Madrid.

Los elementos cerámicos llegaron al puerto de Génova a principios de abril de 1930. Carrasco escribía entonces a Ruiz de Luna para comunicárselo, indicándole además que volvería a hacerlo cuando arribasen a Bolonia y acusaba recibo de la factura. Aprovechaba asimismo para agradecerle su generosa contribución a la decoración de la nueva institución32.

Sin embargo, aún a finales de mayo de ese mismo año Ruiz de Luna escribía a Carrasco con el fin de que le informase si, en efecto, había llegado sin problemas la expedición de azulejos33. La respuesta de Carrasco no llegaría hasta finales de junio cuando comunicaba a Ruiz de Luna que ya habían abierto las cajas y que, afortunadamente, todo había llegado sin percance salvo algunos azulejos rotos. En esos momentos se estaba procediendo a iniciar la instalación de los paneles del Quijote que, gracias a la numeración de cada uno de los azulejos que los componían, no planteaba ninguna dificultad. Más problemas estaban encontrando en cambio para la instalación del zócalo, pues al parecer les resultaba complejo reconstruir correctamente el dibujo que formaba, por lo que el rector demandaba que le enviase lo antes posible “una lámina del catálogo correspondiente a nuestro zócalo o un ligero apunte (aun sin colores) para que pueda servirnos de guía”34. Desde Talavera recibió pronto contestación en la que ampliaban las instrucciones para la correcta colocación, añadiendo incluso hasta indicaciones sobre el tipo de mezcla que solían utilizar para el mortero35.

Una vez instalada la decoración de azulejería tanto sevillana como talaverana, el rector debió organizar una visita guiada a la Casa de Cervantes para algunos medios de la prensa italiana. En esos momentos se publicaron varios artículos al respecto elogiando los diversos elementos decorativos y a sus autores36. Tal como hizo en el caso de la Casa González, a Ruiz de Luna también le envió algún recorte de prensa de la noticia publicada. En este sentido, Ruiz de Luna se lamentaba de que, aunque se mencionaba que la cerámica de la sala destinada a la Cátedra de Cervantes era de Talavera, se había obviado indicar el nombre de la empresa que la había fabricado. Carrasco explicaba que la omisión de su nombre en la reseña publicada no se debía a su desidia u olvido, sino al libre arbitrio y la subjetividad de los periodistas que habían cubierto la noticia para reflejar lo que considerasen oportuno, y que, por tanto, sólo a ellos incumbía la responsabilidad de lo escrito37.

En definitiva, en lo que respecta al apartado de la cerámica que decora la Casa de Cervantes del Real Colegio de España en Bolonia, el rector Carrasco contó con la inestimable colaboración de los dos centros más destacados de la cerámica española de la época, Sevilla y Talavera de la Reina; y en concreto con dos casas de especial valía, ampliamente reconocidas ya en el ambiente artístico nacional y representantes de las peculiaridades propias de sus respectivos centros, las cuales se involucraron en el proyecto de Carrasco, conscientes de la proyección que ello les podría dar en Italia. De este modo, la Casa González de Sevilla aportó el colorido zócalo con imágenes de destacados monumentos españoles para el vestíbulo, donde igualmente se colocaron los dos tondos con los retratos en relieve de Goya y Velázquez en blanco sobre fondo azul. Igualmente, sevillanos fueron los azulejos verdes y amarillos que conformaron el zócalo de la sala de lectura, así como las olambrillas con diferentes motivos heráldicos para el pavimento de dicha estancia. Por su parte, Ruiz de Luna se ocupó de la decoración cerámica del último salón destinado a la Cátedra de Cervantes y sala de conferencias. Allí se instaló el zócalo de azulejos blancos, azules y amarillos, así como las olambrillas blancas y azules con motivos heráldicos para el suelo, aunque los elementos decorativos más destacados fueron sin duda los dos grandes paneles con escenas del Quijote que Ruiz de Luna ofreció a la Casa de Cervantes, al igual que varios jarrones y ánforas pintados con el escudo imperial y escenas del Quijote que hoy se conservan en cortile del Colegio. Talaveranos son asimismo los azulejos azules y blancos con diversos motivos decorativos del pavimento de los balcones (fig. 8) y el escudo de los Reyes Católicos que se ubicó en el jardín.

Figura 8. Juan Ruiz de Luna, cerámica de los balcones, 1930, Casa de Cervantes, Real Colegio de España en Bolonia, Fotografía de los autores.

Bibliografía

García Valdecasas, José Guillermo (2009): “De Albornoz, Gil”. En: Diccionario Biográfico Español. Madrid: Real Academia de la Historia, vol. III, pp. 426-433.

González Moreno, Fernando (2008): El Arte Redivivo. I Centenario de la Fábrica de Cerámica Ruiz de Luna “Nuestra Señora del Prado” (catálogo de la exposición). Talavera de la Reina: Ayuntamiento de Talavera de la Reina.

González-Varas Ibáñez, Ignacio (1998): Dietro il muro del Collegio di Spagna. Bologna: Clueb.

Mañueco Santurtún, Carmen (Coms.) (2005): La cerámica española y Don Quijote (catálogo de la exposición), Talavera de la Reina: Empresa pública Don Quijote de la Mancha 2005.

Pascual Chenel, Álvaro/García Zapata, Ignacio José (2017): “Il Rettore Carrasco e i primi interventi nel Reale Collegio di Spagna nel periodo interbellico”. En: Intrecci d’Arte Dossier, 2, pp. 108-118.

Pascual Chenel, Álvaro/García Zapata, Ignacio José (2019): “La dotación mobiliar del Real Colegio de España en Bolonia: entre lo sacro y lo profano”. En: Payo Hernanz, René Jesús/Martín, Elena/Matesanz, José/Zaparaín, María José (eds.): Vestir la arquitectura. Burgos: Universidad de Burgos, vol. I, pp. 839-844.

Pascual Chenel, Álvaro/García Zapata, Ignacio José (2021): “Julio Pascual. Rejería de Casa Cervantes del Real Colegio de España en Bolonia”. En: Quiroga, 20, pp. 80-94.

Pascual Chenel, Álvaro/García Zapata, Ignacio José (en prensa): “El impacto de la Exposición Iberoamericana de Sevilla en la decoración de la Casa de Cervantes del Real Colegio de España en Bolonia (Italia)”.


1. Acerca del rector Carrasco, véase: Pascual Chenel/García Zapata, 2017: 108-118.

2. Archivo Real Colegio de España en Bolonia (ARCEB), Casa de Cervantes, Casa de Cervantes en Bolonia. Memoria explicativa del proyecto de instituir en Italia un centro español de difusión cultural con aquella denominación, 04 de mayo de 1926, Cartaggio B. 812, Proyecto Casa de Cervantes. La relevancia e importancia de la noticia, así como la originalidad de la idea fue recogida en la prensa periódica de la época, donde quedó reflejada la presentación del proyecto dedicándole un espacio en sus medios, véase: ABC, miércoles, 24 de noviembre de 1926.

3. ARCEB, Casa de Cervantes, Casa de Cervantes en Bolonia. Memoria explicativa del proyecto de instituir en Italia un centro español de difusión cultural con aquella denominación, 04 de mayo de 1926, Cartaggio B. 812, Proyecto Casa de Cervantes, f. 7.

4. ARCEB, Casa de Cervantes, Casa de Cervantes en Bolonia. Memoria explicativa del proyecto de instituir en Italia un centro español de difusión cultural con aquella denominación, 04 de mayo de 1926, Cartaggio B. 812, Proyecto Casa de Cervantes, ff. 8-9.

5. En la actualidad esta función aún la sigue desempeñando, como bien documentan las dos últimas exposiciones que se han llevado a cabo en Casa de Cervantes: en 2014 acerca de las miniaturas que forman parte del Archivo del Colegio; y en 2016 sobre la figura de Miguel de Cervantes con motivo del IV centenario de la publicación de la segunda parte del Quijote, exposición comisariada por los autores del presente estudio y que fue incluida dentro del Programa Oficial del IV Centenario de la muerte de Miguel de Cervantes.

6. Acerca del cardenal Gil de Albornoz, véase: García Valdecasas, 2009: 426-433.

7. Los trabajos de forja, las obras escultóricas y la propia construcción del edificio están siendo estudiados y publicados por los autores de este texto siguiendo para ello documentación inédita, especialmente las cartas intercambiadas por el rector Carrasco con los artistas que participaron en los diferentes ámbitos del proyecto. Véase: Pascual Chenel/García Zapata, 2017: 108-118; 2021: 80-94.

8. ARCEB, Casa de Cervantes, Carta del Rector Manuel Carrasco al director de la Casa González, 26 de agosto de 1929, Cartaggio, B. 812, Correspondencia sobre materiales españoles para la obra.

9. ARCEB, Casa de Cervantes, Carta de la Casa González al Rector Manuel Carrasco, 17 de septiembre de 1929, Cartaggio, B. 812, Correspondencia sobre materiales españoles para la obra, f. 1.

10. ARCEB, Casa de Cervantes, Carta del Rector Manuel Carrasco al director de la Casa González, 03 de octubre de 1929, Cartaggio, B. 812, Correspondencia sobre materiales españoles para la obra.

11. Seguramente el rector se refería a la exposición Iberoamericana celebrada en Sevilla un año antes. En este sentido es importante señalar el valor y la influencia que la Exposición Iberoamericana de 1929 tuvo sobre la decoración de la Casa de Cervantes, tal y como expusieron los autores de este artículo en el Congreso Internacional sobre la exposición Iberoamericana de 1929 celebrado en Sevilla en el año 2018. Especialmente evidente es, para el caso concreto de la cerámica, la inspiración por ejemplo en los motivos decorativos de la Plaza de España. Véase al respecto: Pascual Chenel/García Zapata, (en prensa) con la bibliografía sobre el particular.

12. ARCEB, Casa de Cervantes, Carta del Rector Manuel Carrasco al director de la Casa González, 19 de febrero de 1930, Cartaggio, B. 812, Correspondencia sobre materiales españoles para la obra.

13. ARCEB, Casa de Cervantes, Carta de la Casa González al Rector Manuel Carrasco, 05 de abril de 1930, Cartaggio, B. 812, Correspondencia sobre materiales españoles para la obra.

14. ARCEB, Casa de Cervantes, Carta de la Casa González al Rector Manuel Carrasco, 17 de abril de 1930, Cartaggio, B. 812, Correspondencia sobre materiales españoles para la obra.

15. ARCEB, Casa de Cervantes, Carta de la Casa González al Rector Manuel Carrasco, 05 de noviembre de 1930, Cartaggio, B. 812, Correspondencia sobre materiales españoles para la obra.

16. ARCEB, Casa de Cervantes, Carta de la Casa González al Rector Manuel Carrasco, 12 de noviembre de 1930, Cartaggio, B. 812, Correspondencia sobre materiales españoles para la obra.

17. ARCEB, Casa de Cervantes, Carta del Rector Manuel Carrasco al director de la Casa González, 07 de febrero de 1931, Cartaggio, B. 812, Correspondencia sobre materiales españoles para la obra.

18. ARCEB, Casa de Cervantes, Carta de la Casa González al rector Manuel Carrasco, 14 de febrero de 1931, Cartaggio, B. 812, Correspondencia sobre materiales españoles para la obra.

19. ARCEB, Casa de Cervantes, Carta de la Casa González al rector Manuel Carrasco, 9 de junio de 1931, Cartaggio, B. 812. Correspondencia sobre materiales españoles para la obra.

20. ARCEB, Casa de Cervantes, Carta del Rector Manuel Carrasco al director de la Casa González, borrador sin fechar, Cartaggio, B. 812, Correspondencia sobre materiales españoles para la obra.

21. ARCEB, Casa de Cervantes, Carta del Rector Manuel Carrasco al director de la Casa González, 18 de agosto de 1931, Cartaggio, B. 812, Correspondencia sobre materiales españoles para la obra. En esa misma carta Carrasco les encargaba un escudo personal que debía ir colocado sobre una chimenea.

22. ARCEB, Casa de Cervantes, Carta del Rector Manuel Carrasco a Juan Ruiz de Luna Cerámica Talaverana, 01 de marzo de 1932, Cartaggio, B. 812, Correspondencia sobre materiales españoles para la obra.

23. González Moreno, 2008: 85.

24. ARCEB, Casa de Cervantes, Carta de Jaime Blay al Rector Manuel Carrasco, sin fecha, ARCEB, Casa de Cervantes, Cartaggio, B. 812. En esta misma misiva se alude a un calco del escudo de los Reyes Católicos que figura en la fachada de entrada a la Real Academia de España en Roma y que debió ser el modelo para el citado que se colocó en el jardín del Real Colegio de España.

25. Como resulta lógico, las escenas del Quijote son recurrentes como motivo decorativo en la cerámica y de modo particular en la talaverana. Véase al respecto: Mañueco Santurtún, 2005; González Moreno, 2008.

26. ARCEB, Casa de Cervantes, Carta del Rector Manuel Carrasco a Juan Ruiz de Luna Cerámica Talaverana, 21 de agosto de 1929, Cartaggio, B. 812, Correspondencia sobre materiales españoles para la obra.

27. ARCEB, Casa de Cervantes, Carta de Juan Ruiz de Luna al Rector Manuel Carrasco, 12 de septiembre de 1929, Cartaggio, B. 812, Correspondencia sobre materiales españoles para la obra.

28. ARCEB, Casa de Cervantes Carta del Rector Manuel Carrasco a Juan Ruiz de Luna Cerámica Talaverana, 28 de septiembre de 1929, Cartaggio, B. 812, Correspondencia sobre materiales españoles para la obra.

29. ARCEB, Casa de Cervantes Carta de Juan Ruiz de Luna al Rector Manuel Carrasco, 11 de febrero de 1930, Cartaggio, B. 812, Correspondencia sobre materiales españoles para la obra.

30. ARCEB, Casa de Cervantes Carta del Rector Manuel Carrasco a Juan Ruiz de Luna Cerámica Talaverana, 17 de febrero de 1930, Cartaggio, B. 812, Correspondencia sobre materiales españoles para la obra.

31. ARCEB, Casa de Cervantes Carta de Juan Ruiz de Luna al Rector Manuel Carrasco, 14 de marzo de 1930, Cartaggio, B. 812, Correspondencia sobre materiales españoles para la obra.

32. ARCEB, Casa de Cervantes Carta del Rector Manuel Carrasco a Juan Ruiz de Luna Cerámica Talaverana, 07 de abril de 1930, Cartaggio, B, 812, Correspondencia sobre materiales españoles para la obra.

33. ARCEB, Casa de Cervantes Carta de Juan Ruiz de Luna al Rector Manuel Carrasco, 24 de mayo de 1930, Cartaggio, B. 812, Correspondencia sobre materiales españoles para la obra.

34. ARCEB, Casa de Cervantes Carta del Rector Manuel Carrasco a Juan Ruiz de Luna Cerámica Talaverana, 27 de junio de 1930, Cartaggio, B. 812, Correspondencia sobre materiales españoles para la obra.

35. ARCEB, Casa de Cervantes Carta de Juan Ruiz de Luna al Rector Manuel Carrasco, 03 de julio de 1930, Cartaggio, B. 812, Correspondencia sobre materiales españoles para la obra.

36. ARCEB, Casa de Cervantes, Cartaggio, B. 812, Recortes periódicos.

37. ARCEB, Casa de Cervantes Carta del Rector Manuel Carrasco a Juan Ruiz de Luna Cerámica Talaverana, 01 de marzo de 1932, Cartaggio, B. 812, Correspondencia sobre materiales españoles para la obra.