El patrimonio pictórico de la iglesia Prioral de El Puerto de Santa María

The pictorical heritage of the Prioral church of El Puerto de Santa María

Enrique Valdivieso

Real Academia Sevillana de Buenas Letras. España
ORCID: 0000-0002-4217-4872
enriquevaldivieso@hotmail.com

Resumen:

Se recoge en este trabajo el amplio repertorio pictórico que se conserva en la iglesia Prioral de El Puerto de Santa María, en el que figuran obras que oscilan desde el siglo XVI hasta el siglo XIX con su estudio, análisis y valoración.

Palabras claves:

Pintura; Renacimiento; Barroco; siglo XIX.

Abstract:

The present paper receives the large pictorical heritage conserved in the Prioral church of El Puerto de Santa María, with paintings that oscillate from XVI to XIX century with its study, analysis and assessment.

Keywords:

Painting; Renaissance; Baroque; nineteenth century.

Fecha de recepción: 12 de marzo de 2021.
Fecha de aceptación: 24 de febrero de 2022.

Cómo citar este trabajo / How to cite this paper:
Valdivieso, Enrique (2022): “El patrimonio pictórico de la iglesia Prioral de El Puerto de Santa María”. En: Laboratorio de Arte, 34, pp. 215-234.

© 2022 Enrique Valdivieso. Este es un artículo de acceso abierto distribuido bajo los términos de la licencia Creative Commons Attribution-NonCommercial-ShareAlike 4.0. International License (CC BY-NC-SA 4.0).

La iglesia prioral de El Puerto de Santa María es uno de los más importantes templos que posee la comunidad andaluza. Su edificación comenzó en el siglo XV, configurándose en principio con estilo gótico muy modificado por transformaciones realizadas en los siglos XVII y XVIII. Lógicamente, tuvo un importante patrimonio pictórico que en gran parte se fue perdiendo y por ello, a mediados del siglo XIX el cura ecónomo y su amigo, el artista sevillano José Rodríguez de Losada, afincado entonces en El Puerto de Santa María, promovieron la realización de un amplio conjunto pictórico cuya ejecución fue propiciada por el cura párroco Ángel María Barrera y Carrera.

En este sentido, la documentación del archivo prioral referido a esta campaña1 señala que el sacerdote portuense Sebastián Romero era “persona celosa por el decoro y ornato de los templos, amante de las artes y pintor por afición, que tuvo la feliz ocurrencia de indicar al señor Barrera que él y su amigo D. José Rodríguez y Losada, vecino de esta ciudad y cuya fama en la pintura se transmitirá con razón a la posteridad por el mérito de sus obras, se comprometían a pintar dos cuadros de grandes dimensiones para que se colocaran sobre las puertas de la capilla del Sagrario y de nuestra patrona”. Cuando estas obras, que eran La última cena y La aparición de la Virgen a Alfonso X el Sabio fueron situadas sobre dichos lugares, se sigue comentando que “llamaron la atención de los demás profesores y aficionados a la pintura de esta ciudad, los que, estimulándose mutuamente y con el más laudable celo por el decoro del templo, emprendieron sin interés alguno por su trabajo, las obras que hoy decoran nuestra iglesia”.

Pasamos a señalar las representaciones pictóricas que se encuentran repartidas por toda la iglesia y sus dependencias auxiliares.

Presbiterio

El presbiterio de la iglesia posee una arquitectura solemne y monumental, dispuesta en forma pentagonal en torno al grandioso tabernáculo neoclásico que le preside. En lo alto del mismo figuran, en cada uno de sus cinco frentes, pinturas de gran tamaño y de mediana calidad, centradas por un Cristo Crucificado, obra de José Rodríguez de Losada del que la documentación de la iglesia señala que “fue ejecutado en nueve horas, cuyo hecho auténtico fue consignado en los periódicos de la capital, elogiando la notoria y sorprendente presteza del artista”. A los lados del Cristo aparecen los cuatro Padres de la Iglesia: San Agustín, San Ambrosio, San Gregorio y San Jerónimo. Los dos primeros son obra del clérigo Sebastián Romero, quien firma el lienzo de San Agustín “Sebastián Romero, cura de esta iglesia lo pintó en 1854”. San Gregorio es de Nicolás Marichalar y San Jerónimo de Juan Antonio Soto. Este conjunto estará realizado en torno a 1854, fecha que aparece en el cuadro de San Agustín. La calidad de estas obras no pasa de ser discreta y su realización, salvo el caso del Cristo de Rodríguez de Losada, muestra que fue llevada a cabo por pintores aficionados desprovistos de talento artístico.

Este conjunto pictórico presenta sin duda una clara intención iconográfica, puesto que se trata de definir en él a Jesucristo como figura central del cristianismo, junto con los cuatro pilares de la doctrina cristiana, que fueron los Padres de la Iglesia como difusores del pensamiento eclesiástico.

Capilla Sacramental

A la derecha del presbiterio se encuentra la capilla sacramental y en su interior, de acuerdo con su función litúrgica se encuentran dos pinturas de gran tamaño que poseen una iconografía eucarística. Representan La ofrenda de Abraham a Melquisedec y a Moisés dando de beber al pueblo de Israel. La primera de estas obras está firmada en 1859 por el cura ecónomo de la prioral Sebastián Romero y la segunda en el mismo año por José María Rodríguez de Losada. Esta última reproduce el original de Murillo que se encuentra en el Hospital de la Caridad de Sevilla2.

El sentido iconográfico de estas pinturas es claramente eucarística, puesto que en ambas se alude al sustento celestial que permite al cristiano vigorizar su alma para recorrer con firmeza el camino de la vida que conduce a la salvación eterna.

En el ático del retablo de esta capilla sacramental aparece una pintura dispuesta en formato oval y de medio cuerpo que representa la Inmaculada fechable en la segunda mitad del siglo XIX.

En el exterior de la capilla y en lo alto, se encuentra una pintura de gran formato de una Santa Cena, obra del citado Sebastián Romero de mediados del siglo XIX. Su calidad es tan solo discreta y su iconografía viene a subrayar la función de la capilla, ya que representa el momento de la institución de la Eucaristía.

Finalmente, en el exterior de esta capilla sacramental, a la derecha de su puerta de ingreso se encuentra una pintura de La Sagrada Familia (fig. 1), obra sevillana de mediados del siglo XVII que posee una aparatosa y bella moldura rococó del siglo XVIII que le otorga un sentido decorativo desbordante y espectacular. Sobre ella está dispuesta una pintura de San Francisco Javier, obra del presbítero Sebastián Romero hacia 1860.

Figura 1. Anónimo sevillano, Sagrada Familia, siglo XVII, capilla Sacramental, iglesia prioral de Santa María de los Milagros, El Puerto de Santa María.

Capilla de la Virgen de los Milagros

La patrona de El Puerto de Santa María posee en la prioral una suntuosa capilla que se abre al lado izquierdo de la cabecera del templo y que está decorada por un conjunto pictórico entre el que destaca un repertorio de cuatro cobres flamencos anónimos de mediados del siglo XVII y que representan La Asunción de la Virgen, El Triunfo de la Eucaristía (obra inspirada en un original de Rubens), La Adoración de los Reyes Magos y otro cobre, cuya iconografía no puede ser identificada con seguridad, pero que pudiera ser La Presentación de las madres de los santos inocentes ante la Virgen y el Niño. En el centro del muro derecho de esta capilla aparece una pequeña pintura de la Inmaculada del siglo XVIII y de modesta factura.

En la escalera que conduce al Camarín de esta Capilla de la Virgen de los Milagros se encuentra, primero y a la izquierda, un conjunto de veinte pequeñas pinturas que son exvotos en los que se narran episodios vinculados a los milagros propiciados por la Virgen. A la mitad de la escalera aparece otro lienzo que representa La Huida a Egipto y que es obra sevillana de algún anónimo seguidor de Murillo, realizada en torno a 1690-1700. También figura una representación de la Virgen de los Milagros firmada en 1742 por Bernardo Peluffo, pintor de El Puerto de Santa María y un lienzo de la Dolorosa realizado por José María Rodríguez Losada.

En la parte superior del muro externo de esta capilla figura una pintura de gran formato que representa la Aparición de la Virgen de los Milagros a Alfonso X en la rendición de El Puerto de Santa María (fig. 2). En ella se representa el momento en el que el rey Alfonso X el Sabio recibe del monarca musulmán las llaves de la población después de haberla conquistado. Es obra firmada por Rodríguez de Losada en 1852. Evidencia esta pintura que el culto a la Virgen de los Milagros se inició en El Puerto de Santa María a raíz de su conquista; es de advertir que en esta obra, en la figura de uno de los caballeros que respalda al monarca y que lleva el hábito de la Orden de Santiago, Rodríguez de Losada colocó el retrato de algún aristócrata de El Puerto, vivo en el momento en que se ejecutó la pintura.

Figura 2. José María Rodríguez de Losada, La Aparición de la Virgen de los Milagros a Alfonso X en la rendición de El Puerto de Santa María, 1852, capilla de la Virgen de los Milagros, iglesia prioral de Santa María de los Milagros, El Puerto de Santa María.

Capilla de los Benavides

En la primera capilla de la nave de la epístola se encontraba el recinto funerario de la familia de los Benavides, el cual se adornó con un retablo del siglo XVI fechable hacia 1530-1540. En el banco de dicho retablo figura una inscripción que señala quiénes fueron los fundadores de la capilla y los donantes de la misma: “Esta capilla y entierro fundaron el Comendador Don Benito de Benavides y Doña Leonor Torreros, su mujer, para sus herederos. Renovóla siendo patrono el Ilmo. Sr. Dn. Alonso Galaz Torrero, capellán de honor y predicador de su majestad el Rey Nuestro Sr. Carlos II, receptor y primera dignidad de su Real Capilla, Obispo de la ciudad y en la iglesia de Tuy. Año de 1682”.

El retablo está presidido por una modesta escultura de San Antonio Abad, figurando en las calles laterales, en el ático y en el banco un conjunto de tablas de gran interés artístico. Lamentablemente, en 1682 el retablo fue mandado remodelar por el citado Alonso Galaz Torrero, por lo que perdió su primitiva y original disposición.

Las tablas que aparecen en el banco se encuentran en precario estado de conservación y están flanqueadas por los escudos nobiliarios de los patronos de la capilla. En la calle lateral izquierda del primer cuerpo aparecen dos tablas que representan El prendimiento de Cristo en el Huerto de los Olivos y la Oración en el Huerto (fig. 3). En la calle derecha, escenas con Cristo camino del Calvario y la Flagelación de Cristo de tamaño similar (fig. 4). En esta última se constata la presencia ante Cristo de San Pedro arrepentido.

Figura 3. Anónimo sevillano, El prendimiento de Cristo en el Huerto de los Olivos y la Oración en el Huerto, hacia 1530-1540, capilla de los Benavides, iglesia prioral de Santa María de los Milagros, El Puerto de Santa María.

Figura 4. Anónimo sevillano, Cristo camino del Calvario y Flagelación de Cristo, hacia 1530-1540, capilla de los Benavides, iglesia prioral de Santa María de los Milagros, El Puerto de Santa María.

En el segundo cuerpo, encontramos las tablas de San Jerónimo con la figura de un donante, que habrá de ser Benito de Benavides y a la derecha, la Estigmatización de San Francisco con el retrato de Dª. Leonor Torreros (fig. 5). Respaldan a las figuras amplios fondos de paisaje con profundas perspectivas.

Figura 5. Anónimo sevillano, San Jerónimo con la figura de un donante y Estigmatización de San Francisco con el retrato de Dª. Leonor Torreros, hacia 1530-1540, capilla de los Benavides, iglesia prioral de Santa María de los Milagros, El Puerto de Santa María.

En el ático y casi perdida aparece una tabla con El Descendimiento de la Cruz, mientras que en las enjutas laterales figuran dos lienzos de San Antonio con el Niño y San Antonio Abad, obras barrocas pertenecientes a la reforma realizada en 1682. Sin embargo, puede constatarse que las tablas originales renacentistas que estuvieron en estos laterales del ático parece que se encuentran aún bajo estos lienzos, habiéndose constatado al menos que bajo el San Antonio Abad se conserva una Resurrección de Cristo. Es de esperar que una adecuada restauración de este bello retablo pueda recuperar estas pinturas, actualmente ocultas.

El estilo de estas obras evidencia que debieron de ser ejecutadas por un artista sevillano hacia 1530-1540, seguidor del estilo de Alejo Fernández3.

En esta misma capilla, en el muro frontero al retablo figura un lienzo de la Santísima Trinidad, obra de discreta calidad realizada en la segunda mitad del siglo XVII.

Capilla de San José

El retablo de esta capilla está lógicamente, dedicado a su titular y en sus calles laterales figuran dos pinturas de escasa calidad que representan a San Joaquín y Santa Ana, obras fechables hacia 1760.

También en esta capilla se encuentra un retablo dedicado a Santa Bárbara articulado por columnas de estípite y fechado hacia 1720. En los laterales figuran dos modestos lienzos que representan a San Juan Bautista y a San Luis rey de Francia, mientras que en el ático aparece una pintura de la Dolorosa, de la misma época e igualmente de escaso mérito.

Capilla del Ángel de la Guarda

En la capilla del Ángel de la Guarda, situada en la nave de la epístola a los pies del templo se encuentran recogidas aunque no expuestas distintas pinturas de orden secundario aunque no exentas de interés. La primera de ellas es un lienzo del Arcángel San Miguel, obra de la primera mitad del siglo XVIII, y de fecha aproximada es un San Antonio con el Niño cuyos modelos físicos están inspirados en Murillo. Firmado por Sebastián Romero y fechado en 1651 se encuentra un Ángel de la Guarda que debe de ser la pintura titular de la capilla y que es una discreta copia del original de Murillo, actualmente en la Catedral de Sevilla. De escasa calidad es una Predicación de San Francisco Javier, obra también de Sebastián Romero que se encuentra en lo alto del muro de la capilla y que puede fecharse a mediados del siglo XIX. Muy maltratado se encuentra un lienzo que representa a la Virgen de la Merced con San Juan de Mata y San Félix de Valois, no firmada pero fechada en 1763.

Capilla Bautismal

En la capilla bautismal figura, en su muro izquierdo y en lo alto figura una representación de mediano mérito donde aparecen la Virgen con Cristo Muerto junto a la Magdalena y San Juan, obra de finales del siglo XVII. También en lo alto aparece una pintura de Ángel con la Santa Faz, obra de Antonio Aarrón de mediados del siglo XIX.

Muro de los pies

En el muro exterior de esta capilla bautismal aparecen pinturas de San Cristóbal, obra de Antonio Laffite, y una Santa Mártir Romana, ambas de mediados del siglo XIX y de mediana calidad. En este mismo muro se encuentran pinturas de San Isidoro y San Roque de mediados del siglo XIX, obras del clérigo Sebastián Romero. Figura también una Virgen con el Niño del siglo XVIII. En el centro de este muro y sobre la tribuna hay un gran lienzo que representa el episodio bíblico de La Madre de los Macabeos, que es obra de Rodríguez de Losada hacia 1852 (fig. 6). La intención iconográfica de esta pintura es la obligación de la defensa de la fe hasta dar la vida por ello, ya que la madre de los macabeos aceptó el martirio de sus hijos, exhortándoles a que nunca renunciasen a su credo.

Figura 6. José María Rodríguez de Losada, La Madre de los Macabeos, hacia 1852, muro de los pies, iglesia prioral de Santa María de los Milagros, El Puerto de Santa María.

A la izquierda de este lienzo de Losada encontramos lienzos que representan a San Roque, San Pedro y San Pablo, realizados a mediados del siglo XVII y pintadas las dos últimas por Luis Casanova.

Capilla de Santa Rita de Cascia

En la parte inferior del muro de los pies del templo se abre la pequeña capilla de Santa Rita de Cascia, que se adorna con un retablo dedicado a la titular, obra de la segunda mitad del siglo XVII. En el ático de este retablo se alberga una pequeña pintura de la presentación de la Virgen de la misma época que el retablo.

Trascoro

La pared del trascoro está centrada por un gran lienzo de Cristo Crucificado de modesta factura, pero que ha gozado siempre de gran devoción en el ámbito religioso de El Puerto de Santa María.

Capilla del Cristo de la Misericordia

En este recinto se conserva un retablo baldaquino presidido por una pintura de la Inmaculada que es una correcta copia con ligeras variantes del siglo XVIII de un lienzo conservado en la iglesia de San Felipe Neri de Cádiz. A su derecha se conserva una pintura de la Virgen de Guadalupe, obra mexicana del siglo XVIII, y en el muro derecho se encuentra una discreta pintura que representa La Aparición de la Virgen del Pilar a Santiago Apóstol, obra de mediados de la misma centuria, cuya composición se centra en la figura de la Virgen sobre su pedestal de piedra. A su izquierda se encuentra arrodillado Santiago Apóstol y a su derecha un grupo de cinco de sus discípulos que han de ser los varones apostólicos que, junto con su maestro, según la leyenda predicaron la fe cristiana en España. Finalmente, en un retablo del muro derecho de esta capilla se encuentran dos pequeñas pinturas de mediano mérito que representan a la Virgen del Pilar y a San José con el Niño.

Capilla de la Virgen del Rosario

Situada en la nave del evangelio del templo, tiene en su muro derecho un retablo de finales del siglo XIX con una pintura de notable tamaño que representa El Sagrado Corazón de Jesús apareciéndose a la Venerable Margarita María Alacoque y está firmada por Rosario G. Borrego, pintora que no debía ser profesional dada su mediana capacidad en el manejo del dibujo y colorido.

Nave principal

En los pilares centrales de la nave principal figuran dos pinturas del siglo XVII que forman pareja y que están enmarcadas con elegantes molduras de estilo rococó de la segunda mitad del siglo XVIII. Son un Cristo Crucificado y una Adoración de los Pastores (fig. 7), ambas de aceptable calidad estando la última citada próxima al estilo del pintor holandés de la escuela de Utrecht Matthias Stomer.

Figura 7. Anónimo, Escuela de Utrecht, Adoración de los Pastores, hacia 1630, nave principal, iglesia prioral de Santa María de los Milagros, El Puerto de Santa María.

Crucero

En sus muros interiores y tras la puerta del crucero del edificio están situadas dos pinturas de gran formato. En el muro derecho se encuentran con el lienzo del Juicio Final, recientemente restaurado, obra de notable interés iconográfico, que puede fecharse a principios del siglo XVIII. El pintor que realizó esta obra utilizó para su composición un grabado de Jan Cousin que siguió con fidelidad en gran parte. En la parte inferior de la escena figura una frase tomada de San Jerónimo que señala “surgite mortui et venite ad iudicium”4.

En la pared izquierda de este crucero se conserva una gran representación de San Cristóbal realizada al temple. Puede fecharse en el siglo XVII y en ella se evidencia que ha sufrido varias restauraciones en siglos posteriores con escasa calidad artística.

Coro

Sobre la reja de entrada al coro está situada una pintura de buena calidad técnica que representa la Adoración de la Virgen Niña por los Ángeles. En la composición, la recién nacida se encuentra en los brazos de su madre Santa Ana y ante ella una nutrida corte angélica. En la parte superior se desarrolla un amplio rompimiento de gloria poblado por numerosos ángeles y cantores y presidido por La Trinidad. Por sus características de estilo esta pintura puede considerarse como perteneciente a la escuela sevillana de principios del siglo XVIII y fecharse en torno a 1710. Puede ser considerada como una obra realizada por algún inmediato seguidor o discípulo de Juan Simón Gutiérrez, quien fue uno de los mejores seguidores de Murillo.

Capilla de San Pedro

Detrás del presbiterio de esta iglesia prioral se abre la amplia capilla de San Pedro, adornada por un conjunto de lienzos constituido principalmente por un apostolado de medio cuerpo que constituye un conjunto de catorce pinturas realizadas a mediados del siglo XIX por varios artistas diferentes, tal y como puede advertirse a través de las firmas que aparecen en alguna de ellas. La calidad artística de este conjunto es mediana y parecen estar realizadas por aficionados sin excesivo talento creativo.

La documentación del Archivo de la Prioral informa que el clérigo Sebastián Romero realizó las figuras de los apóstoles San Pedro, Santiago el Mayor, San Andrés y El Salvador. José Rodríguez de Losada pintó el apóstol Santiago el Menor, Nicolás Marichalar firmó la pintura de San Juan Evangelista y Antonio Neto la de San Judas Tadeo. También firmada por Emilio González está San Felipe y por Mariano Paz San Mateo, señalando este artista en la firma que era discípulo de Antonio Neto. Ignacio Caballero pintó a San Bartolomé y Manual Íñigo a Santo Tomás. En otros apóstoles cuyo rótulo identificativo no es visible aparece la firma de E. Herrera, discípulo de Antonio Neto y Elio Benítez, discípulo de D. José Rodríguez.

Figura también en esta capilla una Piedad de la segunda mitad del siglo XVII y de gran tamaño pero de escasa calidad. En un buen marco de plata se encuentra una pintura de Cristo con la Cruz a cuestas de discreta factura.

En una dependencia aneja a esta capilla de San Pedro se encuentra un retrato de modesta técnica que representa a María Josefa de Belén Pesenti, fechado en 1810; lleva su escudo nobiliario y aparece delante de una imagen de San Pedro.

Sacristía

En la amplia y solemne sacristía de esta prioral se conserva una extensa colección pictórica presidida por un gran crucifijo en escultura dispuesto sobre un lienzo en el que se representa pictóricamente a La Virgen y San Juan, formando en conjunto un Calvario. Las figuras están muy oscurecidas, aunque puede advertirse que son de mediana calidad y del siglo XVII.

En la parte alta de esta cabecera de la sacristía están colocadas cuatro pinturas de amplio tamaño, dos a cada lado del Calvario. Son de la segunda mitad del siglo XIX y representan a San Pablo Ermitaño, obra de Emilio González, y San Isidro Labrador realizado por José Rodríguez de Losada; en el lado opuesto, San Francisco firmado E. Herrera, señalándose en la firma de este artista que fue discípulo de D. Antonio Neto, del mismo modo que el San Antonio Abad corresponde a Manuel Íñigo. Estos cuatro santos aparecen en actitud de oración y de penitencia, formando en conjunto una exaltación de la vida ascética.

En el muro de los pies de esta sacristía y en formato apaisado se encuentra un gran lienzo que representa La caída de San Pablo (fig. 8), siendo por sus características una obra de escuela sevillana de finales del siglo XVII, realizada por algún discípulo o seguidor de Matías de Arteaga.

Figura 8. Anónimo sevillano, Caída de San Pablo, hacia 1660, sacristía, iglesia prioral de Santa María de los Milagros, El Puerto de Santa María.

Normalmente en las sacristías, sobre las cajoneras que guardan la ropa litúrgica solían colocarse cobres flamencos con tema religioso, como ocurre en este recinto donde destaca un conjunto de tres de ellos que están tomados de grabados que reproducen la serie eucarística de Rubens. Son El Triunfo de la Eucaristía, los Santos Doctores de la Iglesia con los Evangelistas y el Triunfo de la Eucaristía sobre el paganismo y la idolatría. Son obras de correcta factura y pertenecen a la creatividad un tanto industrial de los talleres flamencos de Amberes a mediados del siglo XVII. Un cuarto cobre, del mismo formato que los anteriores, reproduce un grabado flamenco de mediados del siglo XVII realizado por Lucas Wostermann y representa una Alegoría del reinado del Emperador Fernando III de Augsburgo. La pintura en la que Wostermann se inspiró para realizar este grabado es original de Cornelio Schut el Viejo.

Otros cobres que narran la vida de la Virgen adornan esta Sacristía y representan la Presentación de la Virgen en el templo, la Anunciación, la Adoración de los Reyes, la Dormición de la Virgen y la Asunción. A la vida de Cristo pertenecen otros cobres como Cristo llamando a los apóstoles, Cristo con la Cruz a cuestas y La Magdalena a los pies de Cristo resucitado. Otro cobre de otra serie distinta presenta un Episodio de la vida de San Antonio de Padua, donde aparece con el Niño en medio de un paisaje. Finalmente puede citarse un cobre un asunto bíblico que por estar en exceso oscurecido no puede citarse.

También en esta sacristía aparecen una serie de retrato de clérigos que a lo largo de la historia han tenido relación con la prioral. Así, en los arcos laterales que se abren sobre las cajonerías se encuentran retratos de Francisco Antonio Moreno, de 1772, Manuel Hernández Ochoa, de 1761, Pedro Villarello, de 1684, Gonzalo de Rueda, de 1777, Manuel Tercero de Rozas, de 1752, Gabriel Ferryalla, Leonardo de Ferryalla y Bausemant, de 1790, Ildefonso Marcos de Llanes y Argüelles, Arzobispo de Sevilla y benefactor de esta prioral, fechado en 1795, y el de Juan Bautista Caballero y Lebón, firmado por “Guillelmo Melvil edimburgensis fecit 1730”. Se suman a estos retratos los de los papas León XIII y Pío IX, ambos muy deteriorados. Casi todos estos retratos son obras de discreta calidad y no presentan méritos notables desde el punto de vista artístico.

Despacho parroquial

En esta dependencia se conserva una pequeña pintura de San José con el Niño que ha sido atribuida a Alonso Miguel de Tovar5.

Oficina parroquial

En esta otra dependencia se conserva un grupo de pinturas de pequeño formato, algunas de aceptable calidad. Las más interesantes son una pareja que representan al Niño Jesús Dormido y a San Juan Bautista Dormido, las cuales son de muy correcta factura y pueden considerarse como obras de algún discípulo de Valdés Leal. De iconografía muy próxima es otro Niño Jesús dormido sobre la cruz de la misma fecha y escuela. Igualmente de calidad es una pintura que representa a San Miguel Arcángel, que es una buena copia de la segunda mitad del siglo XVII del pintor italiano Guido Reni.

Un grupo de retratos de clérigos, vinculados históricamente a la prioral se exponen en este despacho parroquial siendo el más interesante el de Don José Onyainaona, firmado por José Rodríguez de Losada y fechado en 1869, con la siguiente inscripción: “Don José de Onyainaona, antiguo párroco de esta ciudad del Puerto de Santa María, y actualmente digno obispo de Canarias. Ofició de pontifical y predicó en la solemne fiesta de la Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo que celebró la Ilustre Cofradía del Santísimo el 28 de Marzo de 1869 en la iglesia mayor Prioral. Pintado por el Archicofrade Rodríguez de Losada”.

Otros retratos que se encuentran en este despacho parroquial son los de los clérigos Manuel García de Vega, fechado en 1833, Juan Antonio de Vizarrón y Eguair, de 1747 y Cristóbal de Reinoso y Mendoza, en 1738.

Antedespacho parroquial

En este reducido espacio que precede al despacho parroquial y a la puerta de la Sacristía se encuentran expuestas dos pinturas, una de ellas es La última comunión de San Isidoro, de mediados del siglo XVII, probablemente de escuela sevillana y de discreta calidad. En este espacio figura también un lienzo del Sueño de San José de modesta factura, fechable en la segunda mitad del siglo XVII.

Atrio

Un espacioso atrio rectangular situado a los pies de la iglesia que comunica con esta y con la sacristía. El muro del frente está adornado por un conjunto de pinturas centradas por un lienzo de la Inmaculada fechable en la primera mitad del siglo XVII. En sus laterales se disponen cuatro cobres flamencos de mediados del siglo XVII y de autor anónimo que representan la Huida a Egipto, el Bautismo de Cristo, Cristo y la samaritana y la Resurrección de Cristo.

En una dependencia aneja a la Prioral, dedicada actualmente a escuela-taller se conservan algunas pinturas de interés. Así, en la escalera que accede a dicha sala se encuentra un Cristo Crucificado de finales del siglo XIX que presenta un estilo próximo al de Rodríguez de Losada. También en esta escalera figura una pintura con la representación del Martirio de santos franciscanos del siglo XVII de carácter popular y de escaso mérito.

En la sala de la escuela taller figuran cuatro pinturas de mediano valor como un San Guillermo de Aquitania, reconocible por sus atributos de santo guerrero y penitente y una Virgen con el Niño de poco mérito que es copia de Murillo. Mayor interés muestra una pareja de pequeños lienzos que representan al Niño Jesús como Buen Pastor y a San Juan Bautista Niño, obras de notable calidad de escuela sevillana de finales del siglo XVII, realizadas por algún discípulo anónimo de Juan de Valdés Leal hacia 1700. En ambas se repiten modelos creados por este artista.

En otra aula de esta escuela-taller se encuentra un Retrato del Arzobispo de Sevilla Francisco Javier Cienfuegos y Jovellanos firmado por García Borrego en 1871. Es sin duda Rosario García Borrego, ya mencionada como autora del cuadro que preside la capilla del Rosario. Este retrato debió de encargarse por la Prioral como agradecimiento que este Arzobispo realizó en el tabernáculo que preside el presbiterio.

Capilla de la Aurora

Esta capilla, aneja a la Prioral, fue fundada en el año 1664, aunque su actual estructura arquitectónica se construyó a partir de 1716. En ella se impartieron estudios de Humanidades hasta mediados del siglo XIX y anteriormente en el siglo XVIII se había establecido en su interior la Cofradía de San Ginés, patrono de los cosecheros de vino de El Puerto de Santa María. En la actualidad es sede de la Hermandad de la Humildad y Paciencia y Nuestra Señora del Desconsuelo y en ella se guarda un interesante conjunto pictórico distribuido en la nave de su iglesia y en sus dependencias interiores.

En la nave y en el ático de su retablo mayor figura una pintura de Cristo de la Humildad del siglo XVIII y de mediana calidad pero que goza de una gran devoción popular. En su muro derecho, el de la epístola y junto al presbiterio, figura una pequeña pintura de la Dolorosa al pie de la Cruz, de buena calidad, fechable a mediados del siglo XVIII que puede considerarse como de escuela madrileña aunque con fuerte influencia italiana. Sigue una interesante pintura de la jerarquía angélica donde, en su parte superior, se representa una gloria celestial con la Trinidad coronando a la Virgen y San José. En la parte inferior y en filas paralelas figura todo el repertorio de la jerarquía angélica, agrupada ordenadamente y acompañada de rótulos que la identifican. Así, en la parte superior se describen los siete espíritus que existen delante de Dios, entre los que se identifica a los tres arcángeles principales que son San Gabriel, San Miguel y San Rafael. Siguen después filas de serafines, querubines, tronos, dominaciones, potestades, virtudes, principados, arcángeles y ángeles. Es obra de rara y curiosa iconografía ejecutada a mediados del siglo XVIII.

En este mismo muro se encuentra una pintura del Sueño de San José que hace pareja con la Dolorosa al pie de la Cruz antes citada y que es igualmente obra de buena calidad, probablemente madrileña con influencia italiana de mediados del siglo XVIII. A su lado hay una pintura de la Presentación de la Virgen en el templo, obra sevillana de mediados del XVII y de mediana calidad.

Otras pinturas se suceden en este muro, como una Virgen con el Niño de mediados del siglo XIX influenciada por Murillo y finalmente en este muro y a los pies de la iglesia aparece una Inmaculada de muy buena calidad, aunque se encuentra en pésimo estado de conservación. Es obra de escuela madrileña fechable a finales del siglo XVII que hemos atribuido a Sebastián Muñoz, pintor que fue discípulo de Claudio Coello6.

En el muro de la izquierda o del evangelio y comenzando por los pies de la capilla hay una representación pictórica de San Ginés de la Jara en prisión, fechable a principios del siglo XVIII. Finalmente, en este muro y junto al presbiterio aparece una pintura de modesta calidad protagonizada por un Santo que enseña la doctrina cristiana a unos niños.

En la secretaría de esta capilla, situada en una segunda planta detrás del presbiterio se encuentra un conjunto de tres pinturas de discreta calidad y de pequeño formato que narran episodios de la Pasión de Cristo como el Ecce Homo, Cristo camino del Calvario y la Elevación de la Cruz. También de pequeño formato es una Virgen de escuela mexicana captada en la iconografía de la estela matutina que lleva la siguiente inscripción: “Quae est ista quae progreditur quasi aurora consurgens”, frase procedente del Cantar de los Cantares 6, 9 que viene a decir “¿quién es esta que surge como la aurora?”. Figura también en esta secretaría dos pequeñas pinturas con el tema de la Dolorosa de escaso mérito.

En el frente de la escalera que da acceso a esta secretaría se encuentra en lugar oscuro y recóndito una interesante y curiosa pintura que muestra el Retrato de Juan Ricoi, oficial picapedrero que trabajó en la construcción del tabernáculo de la iglesia prioral. En este retrato figura también su nieto, acólito de la misma iglesia. Una larga inscripción identifica a los retratados y señala que el primero falleció el 1 de Agosto de 1892 a los 93 años de edad y el niño el 15 de Julio del mismo año a los 12 años. En letra más pequeña la inscripción sigue refiriéndose al perro que les acompaña en este retrato.

Bibliografía

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Pomar Rodil, Pablo J. (2006): “San José con el Niño”. En: Quiles García, Fernando/Cano Rivero, Ignacio (coms.): Alonso Miguel de Tovar (1678-1752). Sevilla: Junta de Andalucía, Consejería de Cultura, pp. 44-45.

Valdivieso González, Enrique (2016): “Dos pinturas inéditas de Sebastián Muñoz”. En: Boletín de la Real Academia de Bellas Artes de la Purísima Concepción, 51, pp. 69-72.

Valdivieso González, Enrique (2018): La escuela de Murillo. Sevilla, Editorial Universidad de Sevilla.


1. Recio Mir, 2006: 309-310.

2. Sobre esta pintura de Rodríguez Losada, la documentación de la prioral señala que “es obra de este célebre pintor el cuadro de Moisés y el milagro de las aguas, copia de Murillo que existe en la capilla del Sagrario, donativo que hizo a su fallecimiento el señor D: Carlos Caraza y Labrador, hermano mayor de la Real Archicofradía del Santísimo Sacramento, persona de relevantes dotes morales y religiosas y singular bienhechor de esta iglesia”. Recio Mir, 2006: 309-310.

3. Sobre este retablo ver Ortega, 2006: 724.

4. En el Museo de Bellas Artes de Sevilla se encuentra una pintura en 1713 por Andrés Pérez con la representación del Juicio Final en la que este artista siguió también con fidelidad el grabado de Jan Cousin.

5. La atribución de esta obra fue formulada por Diego Angulo, 1961: 13. Esta pintura figuró en la exposición dedicada a Alonso Miguel de Tovar, Pomar Rodil, 2006: 44. Ver también Quiles, 2006: 62.

6. Valdivieso, 2006: 69.