Eva Morales Soler
Universidad de Málaga
eva.morales@cotidiana.coop
Cristina Alba Pérez-Rendón
Cooperativa Cotidiana SCA.
cristina.alba@cotidiana.coop
Juan Antonio Calderón Torres
Cooperativa Cotidiana SCA.
ja.calderon@cotidiana.coop
Recibido: 17-07-2023
Aceptado: 21-09-2023
Cómo citar:
Morales Soler, Eva, Pérez-Rendón, Cristina Alba y Calderón Torres, Juan Antonio. Barrios convivenciales ante la emergencia climática y social. Implementación de metodologías artísticas en un proceso de eco-gestión barrial Hábitat y Sociedad, (16), 229-265. https://doi.org/10.12795/HabitatySociedad.2023.i16.10
Resumen ¿Podemos fortalecer nuestro ámbito local y cotidiano para adaptarlo a los retos climáticos y sociales? Nuestras viviendas y barrios son nuestro ecosistema más cercano, están deteriorados y no responden a las urgencias climáticas y sociales que tenemos ante nosotras. Esto es así sobre todo en la ciudad existente y, de manera más dramática, en los barrios de vivienda social. Tejidos urbanos con una obsolescencia edificatoria que requiere de una importante revisión tipológica, constructiva, energética, así como urbana. La regeneración de estos barrios supone pues un reto para las administraciones públicas, así como para las propias familias que las habitan que son incapaces de asumir por sí solas su adaptación y mejora, y donde estrategias colaborativas son una oportunidad para vivir de forma más eficiente y adaptables a los cambios que puedan venir. La metodología de trabajo que queremos compartir en este artículo se basa en la experiencia del proyecto Barrios Convivenciales ante la emergencia climática y social, que hemos estado desarrollando en la barriada de La Cooperativa, San Juan de Aznalfarache, con el apoyo de la Fundación Daniel y Nina Carasso. De este proyecto describimos dos ámbitos de trabajo fundamentales: dinámicas comunitarias realizadas en el barrio y actividades de seguimiento político-técnico, aproximaciones esenciales para facilitar la cogestión entre agentes. Las dinámicas comunitarias siguen diferentes líneas de acción: dinámicas teatralizadas, dinámicas para la memoria del barrio y dinámicas de bioclimática al alcance de las personas. De todas éstas, destacamos el valor que tienen las dinámicas teatralizadas, como generadoras de cohesión y facilitación de las relaciones sociales, que puede funcionar de amalgama necesaria sobre la que interactuar con la línea de bioclimática de las viviendas y memoria de vida del barrio, vinculado fundamentalmente al espacio público. Este trabajo sirve de base para fortalecer el ámbito comunitario, esencial a la hora de impulsar un proceso de cogestión entre los agentes que intervienen en la mejora habitacional, para abrir la toma de decisiones, paso esencial para la generación de otras políticas públicas de mejora barrial desde el punto de vista eco-social. Para terminar, a esta experiencia le acompaña el seguimiento e intercambio de saberes entre la universidad y el barrio, como experiencia de aprendizaje-servicio entre las realidades y problemas concretos de la sociedad y la docencia de Proyectos Arquitectónicos. Palabras claves Producción y Gestión Social del Hábitat, Sostenibilidad, Transformación Social, Participación ciudadana, Procesos artísticos, Emergencia climática y social. |
Abstract Can we strengthen our local and everyday environment to adapt it to climate and social challenges? Our homes and neighborhoods are our close ecosystem, they are deteriorated and do not answered to the climatic and social emergencies before us. This is particularly true in the existing city and, more dramatically, in social housing neighbourhoods. Urban fabrics with a building obsolescence that requires a major typological, constructive, energetic as well as urban review. The regeneration of these neighbourhoods is therefore a challenge for public administrations, as well as for the families that live in them, who are unable to assume their adaptation and improvement by their own, and where collaborative strategies are an opportunity to live more efficiently and adaptable to the changes that may come. The work methodology that we would like to share in this article is based on the experience of the project Barrios Convivenciales ante la emergencia climática y social, which we have been developing in the neighbourhood of La Cooperativa, San Juan de Aznalfarache, with the support of the Daniel and Nina Carasso Foundation. We describe two fundamental areas of work in this project: community dynamics carried out in the neighbourhood and political-technical follow-up activities, essential approaches to facilitate co-management between stateholders. The community dynamics follow different lines of action: dramatised dynamics, dynamics for the memory of the neighbourhood and bioclimatic dynamics within the reach of the people. Of all these, we highlight the value of dramatised dynamics, as generators of cohesion and facilitation of social relations, which can function as a necessary amalgam on which to interact with the bioclimatic line of housing and the memory of life in the neighbourhood, fundamentally linked to public space. This work serves as a basis for strengthening the community sphere, which is essential when it comes to promoting a process of co-management between the agents involved in improving housing, in order to open up decision-making, an essential step for the generation of other public policies for neighbourhood improvement from an eco-social point of view. Finally, this experience is accompanied by the monitoring and exchange of knowledge between the university and the neighbourhood, as a service-learning experience between the realities and specific problems of society and the teaching of Architectural Design. Keywords Production and Social Management of the Habitat, Sustainability, Social Transformation, Citizen Participation, Artistic Processes, Climate and Social Emergency. |
La emergencia climática tiene, y va a seguir teniendo, una importante repercusión en la calidad de vida de las personas, fundamentalmente en las ciudades[1]. Esto es así sobre todo en la ciudad consolidada y, de manera más dramática, en los barrios de vivienda social. Estamos hablando de tejidos urbanos con edificios envejecidos, con una obsolescencia que requiere de una importante inversión y revisión tipológica, constructiva, energética, así como urbana. La regeneración de estos barrios supone, pues, un reto para las administraciones públicas, así como para las propias familias que las habitan, que son incapaces de asumir por sí solas su adaptación y mejora.
El confinamiento vivido durante el Estado de Alarma de la COVID-19 ha puesto todavía más de manifiesto la importancia del espacio doméstico, del espacio público y de sus cualidades: la calidad del aire, el gasto energético, la calidad de las relaciones entre personas, los cuidados, las tareas reproductivas que en estos espacios se desarrollan, etc. Por lo tanto, éstos necesitan repensarse desde el quehacer cotidiano de las personas que lo habitan.
Europa está siendo consciente de la emergencia y, por ello, está tomando medidas, aunque podamos decir que insuficientes, contra el Cambio Climático y sus consecuencias económicas, medioambientales y sociales. Si bien nos encontramos con administraciones locales que tienen todavía poca capacidad de inversión, gestión, mantenimiento y mejora integral de estos barrios.
Más allá de demandar la necesidad de implementar medidas drásticas a nivel político, financiero y ambiental, entendemos que desde lo pequeño se deben reforzar los lazos de afectivos y de comunidad que faciliten una gestión colectiva de las viviendas y sus barrios, y permita que los espacios saludables a nivel climático y social sean asequibles para todas personas. De esta manera, la inteligencia colectiva facilitará que las personas hagan propio el diseño, cuidado y gestión del espacio que habitan.
Las vecindades que compartimos pueden ser, por lo tanto, un buen escenario para minimizar el impacto ambiental de nuestros modos de vida y plantearnos nuevas estrategias de usos compartidos; en suma, vivir de forma más eficiente y adaptable al clima y a los cambios que puedan venir. Una manera de minimizar nuestra huella ecológica con estrategias bioclimáticas aplicadas a nuestros espacios cotidianos.
La corresponsabilidad aquí se entiende no sólo pensando en la ciudadanía, sino en la interrelación de los diferentes agentes que intervienen en el habitar: las personas habitantes, la administración pública y las personas técnicas (gestores, mediadores, diseñadores, etc.) (Capel, 2003; De Manuel, 2010). Es necesario, por lo tanto, explorar otras formas de “eco-gestión del habitar” que abran camino a experiencias que se articulen entre lo comunitario y lo público, así como entre lo administrativo, lo social y lo técnico. Una apuesta por la cogestión entre agentes intervinientes en el espacio habitado que supone una vía de innovación urbana a seguir explorando (De Manuel y López Medina, 2017; De Manuel, López Medina, et al., 2012; Monclús, Bambó, de la Cal, García-Pérez, 2017).
En este artículo describimos el proceso llevado a cabo en el Proyecto Barrios Convivenciales, en el que las autoras hemos sido a su vez coordinadoras del mismo, con el apoyo de la Fundación Daniel y Nina Carrasso. Un proyecto que toma como base la importancia de poner en valor y reforzar los lazos vecinales para establecer un marco de cogestión entre agentes intervinientes, que apueste por reformular las políticas públicas para facilitar la adecuación del barrio a los requerimientos sociales y ambientales actuales. Para ello, abordamos de manera sinérgica líneas de trabajo vinculadas con los principios de “la ciudad cuidadora” (Valdivia, 2018) y de ecología urbana. Realizamos esta experiencia prototipo en un barrio construido entre los años 70-80’, donde actuamos desde lo pequeño, identificando intervenciones y estrategias de transformación del espacio que supongan el germen de una mejora socio-ecológica de la ciudad aterrizada a una realidad concreta.
Para ello, por un lado, entendemos que la cultura tiene un sentido intangible vinculado a los modos de vida de las personas, y en este sentido impulsamos prácticas artísticas que faciliten trabajar entre lo público y la comunidad. Una manera de acercar metodologías de diseño colaborativo a la diversidad de personas y necesidades habitacionales en la mejora del espacio habitable y sus formas de apropiación. El arte, la creatividad y las acciones artísticas se presentan como herramientas clave para la mediación en la gestión social del hábitat. Los diferentes formatos del trabajo comunitario desarrollados en este proyecto se componen de dinámicas teatralizadas, de memoria histórica, y bioclimáticas, permitiendo una aproximación integral y compleja a la realidad urbana.
Por otro lado, trabajamos en los espacios de toma de decisiones desde la eco-gestión barrial con agentes implicados en actividades que facilitan un abordaje integral, trabajando conjuntamente y de forma directa con las propias comunidades. En este sentido se torna fundamental la predisposición de las administraciones públicas locales para explorar otros caminos en la mejora de la ciudad, del espacio público y del parque de viviendas.
El presente artículo se estructura en torno a la articulación de estas dos líneas de trabajo, la dinamización comunitaria con prácticas artísticas y la de cogestión de agentes, para identificar las dificultades y logros obtenidos que nos permita dilucidar aprendizajes para su posible replicabilidad en otros contextos similares. Un proceso que establece además vínculo entre la academia y esta mejora urbana, en una relación de retroalimentación. Previamente al desarrollo concreto de la experiencia, establecemos paradas en el análisis del contexto, así como en casos de estudio y aproximaciones a este tipo de procesos que se han tenido en cuenta a la hora de intervenir de manera situada, atendiendo a la especificidad del contexto local.
España se encuentra ante el reto de gestionar la regeneración urbana integral de las barriadas construidas entre las décadas de 1950 y 1980 (Rosa-Jiménez, 2015), que suponen aproximadamente el 40% de su parque residencial y necesitan de renovación y, para ello, vías de inversión. Y es que hemos construido en las últimas décadas edificios de viviendas dependientes de un alto consumo energético, que contribuyen a malas condiciones de confort para sus habitantes. Situación que se está recrudeciendo en los últimos años debido al cambio climático, generando importantes consecuencias para la salud de las personas y el medio ambiente (OMS, 2021; Frost, 2023; Rejón, 2023).
Teniendo en cuenta que en Andalucía más de 700.000 edificios se construyeron en este periodo y que en España el parque residencial dedicado a vivienda colectiva es de 68%, se podría hacer la estimación de que cerca de 500.000 viviendas colectivas en Andalucía[2] responderían a una situación similar a la de este estudio. Esta alta ineficiencia energética contribuye, a su vez, a un aumento de la isla de calor urbana, uno de los grandes retos ante la crisis climática global en el entorno de las ciudades.
Nos encontramos, además, con tipologías residenciales obsoletas, así como con un parque residencial con un espacio público infrautilizado, de mala calidad y que presenta problemas considerables de accesibilidad, percepción de seguridad y autonomía. Al mismo tiempo, podemos decir que son barrios con un gran potencial, por las cualidades urbanas existentes, en especial en la relación entre el espacio público y el construido, donde lo colectivo tiene un fuerte arraigo, con lazos familiares y de vecindad que genera un importante sentimiento de comunidad y pertenencia (fig. 1). En estos contextos, incorporar la perspectiva de género dará claves que en el urbanismo tradicional no ha tenido en cuenta, como el juego, el confort en el espacio público no vinculado al consumo, el descanso, el silencio, el sol y la sombra o la autonomía, entre otros (Hayden, 1982; Ciocoletto y Punt 6, 2014).
Frente a este escenario, el proyecto que compone el presente artículo se alinea con la hipótesis que comparten otros proyectos de investigación-acción, los cuales trabajan sobre la necesidad de encontrar vías de encuentro entre los procesos sociales emergentes de transición socioecológica y la nueva generación de políticas de rehabilitación urbana integrada que se abre a partir de la Carta de Leipzig (De Manuel Jerez & López Medina, 2017). En este sentido podemos ver cómo en materia de regeneración urbana integral se han dado experiencias de referencia en las cuales el empoderamiento y la sensibilización de la ciudadanía cuentan con un papel fundamental en los procesos, algunas de las cuales presentamos aquí.
En la isla de la ciudad de Nantes, Francia, la relevancia del diálogo y la participación en un proyecto urbano compartido se destaca mediante un enfoque inclusivo que busca involucrar a todos los actores urbanos. A través de una continua actividad de información, consulta y debates, la ciudad fomenta la interacción con agentes relevantes y con la ciudadanía. La comunicación, la transparencia y la receptividad de las aportaciones ciudadanas son fundamentales en este proyecto. Para ello se implementan exposiciones, debates en los medios, talleres en los barrios y eventos culturales y festivos que refuerzan el compromiso de la ciudadanía en los asuntos urbanos. Esta dedicación genera confianza entre los actores, fomentando la colaboración y facilitando que múltiples sectores participen activamente en la planificación y ejecución de proyectos urbanos. De esta manera, además de fortalecer la relación ciudadana, se enriquecen las decisiones al integrar perspectivas y experiencias diversas, asegurando una planificación sólida y representativa (Verdaguer & Velázquez, 2010).
El barrio de la Mina en Barcelona se presenta como un referente europeo desarrollado en el ámbito nacional. De este caso hay que destacar los instrumentos de actuación en el Plan de Transformación del Barrio de la Mina. Por un lado, el Consorcio del Barrio de La Mina es el principal instrumento de actuación en este proceso desde la perspectiva administrativa, estableciendo el objetivo central de dirigir, coordinar y ejecutar el Plan. El Consorcio del Barrio de La Mina se estructuró en dos partes: una social, ágil y dinámica, y otra enfocada en el urbanismo y las obras, más lenta. Esta entidad llegó a coordinar cerca de 200 programas, lo que pudo llegar a limitar la visión global y estratégica. Por otro lado, la Plataforma de Entidades Vecinales del Barrio de La Mina fue un instrumento esencial desde la perspectiva de las vecinas y vecinos. Formada en los inicios del proceso, desempeñó un rol fundamental al articular el proceso y dirigir oportunidades y recursos, especialmente en la primera etapa. Tanto el Consorcio como la Plataforma desempeñaron papeles cruciales en la transformación de La Mina: uno desde la administración y otro desde la comunidad (Verdaguer & Velazquez, 2010).
Por otro lado, el proyecto “Barrios en Transición”, desarrollados en Sevilla y Granada, supone un referente en el contexto andaluz ante la dinámica de transformación urbana contemporánea, planteando para ello estrategias venidas del movimiento de ‘ciudades en transición’ (Hopkins, 2008, citado en De Manuel, López Medina, et al., 2012 ) con origen en Reino Unido. Dado el carácter participativo y holístico que implementa, la iniciativa promueve la colaboración entre la comunidad y las políticas urbanas locales como mecanismo propulsor de los desafíos de los barrios donde interviene. El proceso seguido de investigación-acción-participativa ahonda en la cohesión y la sostenibilidad comunitarias, así como en el estímulo de la participación activa de los residentes comprometidos en la configuración y mejora de su contexto cotidiano. Se define para ello la necesidad de interacción cooperativa de cuatro grupos de actores en los procesos de transición: 1) Actores vecinales y entidades sociales, 2) Equipos de asistencia técnica interdisciplinar de proximidad, especializados en dinamización de la participación ciudadana y capaces de trabajar con vecinas y vecinos para dar forma técnica a las demandas de los temas/problemas, 3) La administración pública local, el ayuntamiento y el gobierno autonómico, dispuestos a dar respuesta a los problemas que movilizan a los vecinos, 4) La concurrencia de empresas de servicios que operan en las diferentes áreas temáticas (De Manuel, López Medina, et al., 2012; De Manuel Jerez & López Medina, 2017).
Otro caso próximo es el caso de la Barriada Carranque. Supone un ejemplo de regeneración urbana integral de una barriada situada en Málaga, enfrentando desafíos vinculados a la degradación física, la falta de infraestructuras y la marginalización social. El enfoque adoptado en su transformación combina tanto aspectos físicos como sociales, delineando un proceso integral y sostenible de renovación. La intervención pone énfasis en la participación ciudadana, fomentando la implicación activa de los residentes en la definición de objetivos y soluciones. A través de la mejora de la vivienda, la creación de espacios públicos, la dotación de servicios y la promoción de actividades comunitarias, la Barriada Carranque experimenta con el proyecto una notable metamorfosis que trasciende lo meramente estético, revitalizando el tejido social y mejorando la calidad de vida de sus habitantes (Navas-Carrillo, 2014).
Por otro lado, podemos decir que el ámbito latinoamericano es un referente internacional en programas de mejoramiento urbano de barrios marginados, con al menos tres décadas en las que se ha realizado un importante esfuerzo para integrar los asentamientos humanos, productos de la urbanización informal generada en la segunda mitad del siglo XX y hasta los años 80 (Rojas, 2009; Orozco Martínez, 2015 citado en Campos y Catherine, 2021). En este contexto, el Programa Iberoamericano de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo (CYTED) recoge el esfuerzo realizado por un grupo de expertos de la Red Tecnologías Sociales y Producción Social del Hábitat aunando experiencias de trabajo en diversidad de países latinoamericanos a nivel de diseño urbano y arquitectónico en un manual coordinado por Gustavo Romero y Rosendo Mesías (Romero y Mesías, 2004) y a nivel de Herramientas de Planeamiento Participativo por otro coordinado por Rosa Oliveras, Rosendo Mesías y Gustavo Romero (Oliveras, Mesías y Romero, 2007). Documentos que asientan experiencias latinoamericanas en una recopilación metodológica de referencia en el ámbito de la participación en la producción social del hábitat a nivel internacional.
El arte y la cultura han sido importantes en multitud de programas de mejoramiento de barriadas realizados en el ámbito latinoamericano y europeo para generar transformaciones urbanas (Campos y Paquette, 2021). Si bien, tal y como señalan Campos y Paquette (2021), no se trata de impulsar grandes proyectos de regeneración en áreas urbanas valorizadas aprovechando la construcción de grandes equipamientos culturales, ni tampoco de iniciativas puntuales de urbanismo transitorio que recurren a artistas para acompañar la transición urbanística en barrios en proceso de regeneración (Campos y Paquette, 2021); se trata de producir un desarrollo endógeno en los barrios, con la integración urbana y social de poblaciones residentes que están estrechamente involucradas en el proceso. Experiencias para “el uso del arte y la cultura como agente detonador de la integración social de los habitantes de los barrios, a través de iniciativas que buscan activar y mantener su participación permanente y así, indirectamente, provocar transformaciones en el tejido urbano” (Campos y Paquette, 2021:3).
En este sentido, las intervenciones artísticas que se han realizado en Latinoamérica han adoptado fundamentalmente formas de arte visual, aunque también las ha habido ligadas a la música y la danza. Estos autores establecen tipologías de intervenciones que analizan, como los programas y proyectos de mejoramiento de barrios en América Latina de Urbanismo Social o los Parques Biblioteca realizados en Medellín, el Programa de Recuperación de Barrios de Chile (Programa Quiero mi Barrio), el Programa Comunitario de Mejoramiento Barrial de la Ciudad de México o Favela Río en Brasil. Estas intervenciones sirven de base para reconocer la diversidad en materia de mejoramiento de barrios, todas ellas con el uso del arte y de la cultura como herramienta relevante para la integración social y la participación ciudadana. Si bien establecen diferencias metodológicas en función del tipo de transformaciones físico espaciales que generan, así como del vínculo de éstas con la cohesión social en los barrios y el fomento de otra cultura ciudadana (Campos y Paquette, 2021).
De la diversidad de formas artísticas, ponemos aquí en valor el potencial que tiene la dramaturgia como herramienta de empoderamiento comunitario en procesos de mejora de las condiciones de vida de las personas de manera participativa. En este sentido, el proyecto Barrios Convivenciales utiliza el Teatro Foro como herramienta de dinamización, cohesión social y como eje vertebrador de la participación ciudadana que exponemos en el presente artículo.
Para comprender el potencial de esta metodología, es de especial interés ubicar al Teatro Foro en el contexto de la Psicología Comunitaria, y entender su papel en la articulación entre el arte dramático y la intervención social, así como su potencial como herramienta de investigación.
El estudio de Fernandez, Carmona & Di Masso, (2020) explora las experiencias y vivencias de los participantes en la creación de piezas de Teatro Foro bajo las lentes de los procesos de empoderamiento psicológico. En base a los resultados recogidos, el Teatro Foro puede actuar como una estructura mediadora en los procesos de empoderamiento psicológico. Se destacan elementos vivenciales que sugieren el potencial del Teatro Foro para respaldar intervenciones basadas en esta forma de teatro aplicado. Para ello, se subraya la importancia de trabajar con el concepto de opresión, contextualizada y fácilmente identificable para la mayoría de los participantes. La realización del Foro fortalece el compromiso y la vinculación de los participantes, especialmente en términos de interacciones cognitivas. Además, se enfatiza que la participación debe ser horizontal y emancipadora a lo largo del proceso, y se destaca el papel central de la persona facilitadora (Fernández, Carmona & Di Masso, 2020).
Para entender el Teatro Foro como herramienta de participación ciudadana, tenemos el caso del desarrollado en distintos barrios del municipio de Murcia durante los años 2016 y 2018, donde a través de diferentes actividades, han trabajado con diversidad de temas y grupos de personas (López Marín, 2020). En función de los resultados que han obtenido, se constata que el Teatro Social, como variante del Teatro Foro[3], es una herramienta para concienciar a los miembros de una comunidad sobre el estado de su propia realidad. Cada una de las perspectivas que adopta el Teatro Social, aquí, va enfocada a la búsqueda de soluciones colectivas para conseguir que una comunidad identifique sus necesidades y las mejore. Podemos decir que se trata de una herramienta clave para superar las barreras culturales y potenciar el enfoque intercultural en una sociedad en la que conviven personas de distintas procedencias pero que, pese a ello, comparten las mismas inquietudes, preocupaciones e intereses. De esta manera, el Teatro Social en la ciudad de Murcia se convierte en una herramienta de empoderamiento, genera “poder popular” en la comunidad y crea condiciones de equidad entre sus miembros, ya que los expone a una realidad de conflicto, opresión o dificultad que afecta a todos sus integrantes (López Marín, 2020).
Desde la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), Calsamiglia & Cubells (2016) presentan el Teatro Foro como herramienta de investigación. Como afirman las autoras, la propia dinámica de creación e implementación del Teatro Foro comparte principios de la Investigación-Acción-Participativa, como el trabajo colaborativo y la deconstrucción de las jerarquías clásicas del proceso de investigación (Burden; Puga, en Calsamiglia & Cubells, 2016). Del trabajo destaca la revisión de diferentes investigaciones sobre el Teatro Foro, enfatizando el carácter activo y proactivo de “l@s espectactrices” en el Teatro Foro, que permite crear y compartir el pensamiento grupal o la gestión de las problemáticas escenificadas, empoderando al público para crear textos a partir de su participación (Pelias y VanOosting, en Calsamiglia & Cubells, 2016).
El proyecto Barrios Convivenciales ante la emergencia climática y social tiene como objetivo fortalecer el ámbito local y cotidiano para adaptarlo a los retos climáticos y sociales. Con este proyecto abordamos de manera sinérgica líneas de trabajo vinculadas con los principios de “la ciudad cuidadora” (Valdivia, 2018) y la ecología urbana, impulsando para ello un proceso de corresponsabilidad vecinal en la mejora de su entorno habitado. Contamos con una alianza que busca la cogestión entre agentes implicados: la administración local, entidades de la sociedad organizada, la comunidad, y el apoyo técnico público y externo. Así mismo, exploramos mejoras en las políticas públicas, incorporando un acompañamiento y facilitación que pone en valor lo artístico y creativo, como mediación para construir esta necesaria transformación social.
Se trata de un proyecto de dos años y medio (noviembre 2020 - abril 2023) que hemos desarrollado en el municipio de San Juan de Aznalfarache, área metropolitana de Sevilla, con vistas a servir de prototipo a otros municipios en fases posteriores. Hemos contado con la Alianza del Ayuntamiento de San Juan de Aznalfarache, ACPP (Asamblea de Cooperación por la Paz) y CAIS (Consorcio Andaluz de Impulso Social).
La alianza se completa con EMVISESA de manera estratégica para trasladar las claves aprendidas al contexto de la ciudad de Sevilla. Por otro lado, el proyecto establece un vínculo importante con el aprendizaje de arquitectura y urbanismo para incorporar prácticas innovadoras con metodologías activas y de aprendizaje-servicio adaptadas a las realidades urbanas, y la emergencia climática y social de hoy (Rodriguez-Izquierdo, 2020). Para ello las alianzas con la Escuela Nacional de Arquitectura y Paisaje de Lille y la Escuela Superior de Arquitectura de Málaga, suponen dos espacios de investigación y docencia aplicada que establecen una sinérgica colaboración.
El objetivo de este proyecto es implementar un proceso de cogestión entre los agentes intervinientes a nivel urbano para el cambio de políticas públicas que facilite la regeneración de estas barriadas desde el punto de vista socio-ecológico, realizando una experiencia prototipo en la barriada de La Cooperativa de San Juan de Aznalfarache. En definitiva, busca mejorar la vida cotidiana en las viviendas y espacios de vecindad, promocionando estrategias comunitarias como iniciativas vecinales frente al cambio climático y social.
Con este proyecto buscamos consolidar una comunidad fuerte y cohesionada, poniéndola en valor y acompañándola para que sea una comunidad consciente. Asumimos que los edificios de vivienda son espacios de oportunidad para ser repensados de manera comunitaria, en una apuesta para que los barrios sean diversos, flexibles, saludables y resilientes. Además, entendemos que la vida cotidiana y de cuidados debe poder transcurrir cerca de los hogares de las personas. Por ello hacemos una apuesta por el derecho a la ciudad de los “5 minutos”[4], algo necesario si queremos espacios públicos seguros, suficientes y autónomos.
Tras la selección del proyecto por parte de la Fundación Daniel y Nina Carasso, en la Convocatoria de proyectos del Programa Arte Ciudadano en la Línea “Mediación y Democracia cultural”, tomamos la decisión junto con el Ayuntamiento de San Juan de Aznalfarache, ACPP y Cotidiana, de seleccionar la barriada de La Cooperativa por la relación consolidada que ACPP contaba en el barrio. En el análisis previo identificamos que se trata de un entorno social y urbano que ejemplifica realidades similares a la de muchos municipios del Estado español. De esta manera, buscamos realizar un proceso prototipo con escala abordable, que pueda servir de referente transferible a otras realidades similares.
La barriada de Andalucía, denominada coloquialmente barrio de La Cooperativa, se construyó en los años 60-70 en la cornisa del Aljarafe en el término municipal de San Juan de Aznalfarache, en el área metropolitana de la ciudad de Sevilla (fig. 2). Fue promovido por antiguos trabajadores de Construcciones Aeronáuticas que vivían en aquella época en pisos temporales que les había facilitado la empresa. En determinado momento, muchas familias vieron la necesidad de estabilizar su vivienda y, por ello, impulsaron la construcción cooperativa de estas viviendas con una subvención del Estado.
En un inicio, las calles no estaban asfaltadas, ni tenían servicio de limpieza, ni árboles, y las vecinas y vecinos, organizados en la Asociación Futuro y Progreso, presionó al Ayuntamiento para que dignificara el barrio. Esta se constituyó en el año 78, aunque con actividad previa, y estaba conformada por vecinos y vecinas de estas viviendas en construcción cooperativa, que mantiene actividad hasta el día de hoy.
En San Juan de Aznalfarache encontramos hoy día 1.434 edificios construidos entre los años 50 y 80, según las cifras extraídas del resumen estadístico de datos catastrales de la Junta de Andalucía (s.f.), lo cual supone que un 45% del total de los existentes en todo el municipio tiene esta antigüedad. Dentro de la barriada de La Cooperativa, encontramos nueve filas de edificaciones en altura de cuatro plantas, cada una con seis bloques con entradas diferenciadas y patios interiores de servicio, generando ‘bloques en H’. Así mismo, en el barrio hay tres edificaciones con siete y cinco plantas que no siguen la misma pauta de las anteriores. Se puede decir que es un barrio cuya trama urbana está muy diferenciada del resto de los existentes en el municipio, con una tipología propia que se repite en 54 bloques en total. Por otro lado, el barrio de La Cooperativa cuenta con una población envejecida y una situación económica media-baja, características representativas de la media de las ciudades españolas (Rosa Jiménez, 2015).
La tipología arquitectónica de estos bloques pertenece a la categoría de barrios de vivienda social construidos entre 1950 y 1980, cuya regeneración ha pasado a ser uno de los retos con mayor importancia que las ciudades europeas tendrán que afrontar en los próximos años. Estos fueron pensados para satisfacer las necesidades habitacionales básicas de la clase obrera de los años cincuenta mientras que el perfil de persona actualmente demandante de vivienda es muy diferente al de entonces. A esto se le suma el aumento de los estándares habitacionales y las nuevas dinámicas sociales (heterogeneidad de los grupos familiares, reducción del número de personas por hogar, etc.), lo que lleva a cuestionar la validez de sus tipologías de viviendas (Guajardo Fajardo Cruz, 2018). Por ello es esencial crear pautas para adaptar las viviendas de estos barrios a las necesidades actuales de la ciudadanía. En este sentido destacan tres espacios habitacionales que requieren ser repensados: las cocinas, los dormitorios y los balcones. Las cocinas de estas viviendas son pequeños espacios segregados del resto, según la normativa de los años cincuenta. Actualmente este espacio se concibe como un lugar multifuncional, integrador y lugar de encuentro, que incorpora la igualdad de género y, por ello, una distribución de las tareas del hogar con una integración o mayor vinculación de la cocina con el espacio de estar (Muxí, 2009). Por otro lado, los dormitorios ya no son solo espacios para el descanso nocturno, sino que pueden entenderse como sitios de trabajo, estudio, juego y vida social (Monteys, 2014), por lo que su tamaño, ubicación y cualidades deben ser repensadas. Para terminar, los balcones a la calle son espacios de gran potencial por su contacto entre el interior, el espacio de estar, y el exterior y su posible uso como filtro térmico, que podría además tener funciones cambiantes en invierno y en verano.
Una característica que impulsa la obsolescencia en las viviendas de los polígonos es su limitada superficie. Encontramos unidades de tres dormitorios en 42 m² o cuatro en 50 m². Esto resulta aproximadamente 7 m² por habitante, lejos de los estándares actuales. Por otro lado, el número de habitaciones por vivienda supera las necesidades actuales debido a la disminución del tamaño de los hogares. Mientras en los años sesenta había en promedio 4,5 personas por vivienda en España, actualmente se sitúa alrededor de 2,5. Por tanto, las viviendas más comunes en estos conjuntos, de tres y cuatro dormitorios, pueden adaptarse ahora a las de dos o uno (García Vázquez, 2015). Al espacio que habitamos se le suma el tiempo que permanecemos en el interior debido a nuevas funciones que se están llevando a cabo en las viviendas, por ello la necesidad de mejorar el confort, donde las fachadas tienen especial relevancia como envolvente térmica, se presenta como una cuestión crucial con una gran necesidad de intervención en ellas (Alapont Ramón, 2016). Por otro lado, encontramos que los espacios comunes son escasos o inexistentes, limitándose a los portales y descansillos de escaleras en cada planta y de tamaños muy reducidos. Esto es esencial para potenciar espacios para el encuentro de la comunidad, algo que debe ser repensado a nivel tipológico y de gestión del espacio.
Funcionalmente, la inadecuación tipológica se refleja en la jerarquización y la monofuncionalidad, que limita el uso al exclusivamente residencial. En los últimos años el teletrabajo se ha vuelto especialmente relevante, debido a las nuevas dinámicas derivadas de la situación vivida durante la pandemia de la COVID-19, sugiriendo la necesidad de incorporar usos híbridos entre el residencial y productivo (despacho u oficina pequeña). La jerarquización (diferencia de tamaños en dormitorios o baño) refleja el modelo familiar a las que estaban destinadas las viviendas. En la actualidad, los demandantes incluyen familias y modelos de convivencia diversos a las que la vivienda debe brindar soluciones adaptadas y con capacidad de cambio (Guajardo Fajardo Cruz y Alanís Arroyo, 2017).
La transformación tipológica es vital para adaptar viviendas a las costumbres y necesidades de los residentes principales: los ancianos. En los años 50, los 15-30 años eran el grupo más numeroso en España, mientras que en la actualidad nos encontramos con una población envejecida, invirtiéndose la pirámide. Esto se aprecia especialmente en las barriadas como La Cooperativa, donde la falta de relevo generacional hace que los ancianos sean una mayoría poblacional, lo que conlleva que la accesibilidad y movilidad sean cuestiones cruciales (Montaner, 2015). Esta problemática está generando que los locales comerciales vacíos ubicados en las plantas bajas, debido a la desaparición del comercio local, sean transformados en viviendas al margen de la normativa local actual. Por lo tanto, nos encontramos con un desencadenamiento de acciones que modifican la forma y la vida del barrio hacia modelos no controlados que habría que tener en cuenta para pautarlos y buscarles una alternativa (Morales y Alba, 2021).
Como se ha comentado, el proyecto parte de asumir la importancia de la corresponsabilidad vecinal en la mejora de su propio entorno, en el que la ciudadanía adopte un papel activo en el proceso de mejora de su propio barrio y municipio. Para ello concebimos la necesidad de fortalecer la cohesión vecinal, y que las redes afectivas y de vida cotidiana funcionen como observatorios barriales. Esto puede facilitar la gestión y el cuidado de la vivienda, espacios comunitarios y de vecindad, ante los problemas sociales y ambientales actuales, con principios de ‘Ciudad Cuidadora’, como planteamiento base para el desarrollo de políticas urbanas y de espacio público.
Perseguimos, por tanto, propiciar espacios para la cogestión entre los agentes intervinientes en la mejora del espacio habitado. Para ello, como proyecto de mediación cultural, proponemos implementar prácticas artísticas para trabajar entre lo público y la comunidad, integrando la incidencia en el clima, los cuidados y la participación en la gestión de viviendas y espacios intermedios, donde la vida cotidiana se desarrolla.
La cultura tiene un sentido intangible vinculado a los diversos modos de vida de las personas. Entendiendo éste como la forma de relacionarnos con el espacio y el entorno, donde el clima tiene un papel fundamental como elemento que transforma la manera de habitar y de vivir la cultura de los pueblos, y cómo estos han conformado espacios y arquitectura.
El arte, la creatividad y las acciones artísticas sirven de vehículo para trabajar con la diversidad social y cultural que existe en las barriadas, facilitando el encuentro entre lo mental, lo emocional y sensitivo, que permite abrir acciones participativas adaptadas a diferentes formatos. Planteamos identificar, codiseñar y proponer en el ámbito urbano, utilizando las prácticas artísticas como vehículo de comunicación, diálogo, priorización y gestión de conflictos, integrando el conocimiento científico y técnico para trabajarlo en las comunidades desde lo artístico. En este sentido, establecemos formatos diversos conforme a los objetivos de las líneas estratégicas del proyecto (Fortalecimiento de la comunidad, Viviendas: espacios resilientes, Vecindad en transición, Una ciudad de los 5 minutos) (Cotidiana, s.f.).
Por lo tanto, partimos de la puesta en práctica de metodologías de diseño colaborativo que opten por mejorar el espacio habitable y sus formas de apropiación, para la diversidad de personas y necesidades habitacionales. Focalizamos pues las actividades comunitarias poniendo en valor acciones artísticas como motores de la cohesión y relaciones sociales. En relación a esto, resulta relevante señalar que el proyecto comienza en plena Pandemia de la COVID-19, en un momento donde hay un importante receso en las relaciones de vecindad e interacción social. Asumimos, pues, un abordaje integral arquitectónico-artístico que nos permita escuchar, repensar y cocrear la mejora del espacio habitado desde perspectivas público-comunitarias.
Apostamos por integrar el saber popular con el saber técnico, así como, el saber arquitectónico con el saber artístico. Partimos de que el aprendizaje en el ámbito del espacio urbano desde la perspectiva socio-ecológica no se debe basar sólo en un conocimiento ‘especializado’ alejado de la realidad. La forma vivir la ciudad de las personas que lo habitan pone en valor un conocimiento no reglado de estos espacios y las relaciones que en ésta se establecen. Asumimos, por lo tanto, que cada habitante es experto o experta en su propia forma de habitar y que es importante agudizar la mirada para visibilizar lo invisible, aquello que nos acontece en la vida cotidiana para mejorarlo, ponerlo en valor y/o transformarlo.
En este sentido, la riqueza de integrar el conocimiento local, el artístico, con el arquitectónico y científico suponen un reto para construir un imaginario y conocimiento de la realidad que nos permita elucidar entre la complejidad aquello que es necesario y se desea. Para ello, partimos del conocimiento arquitectónico-científico del equipo de la cooperativa Cotidiana, y establecemos colaboraciones con entidades aliadas como los colectivos de artistas Cia Dicotómica y Live Cinema. En una apuesta por crear sinergias entre disciplinas, lenguajes y formas de trabajo, generando un aprendizaje entre las partes de gran interés: cada uno con su especificidad y formato de trabajo está cocreando el proceso del proyecto con el resto del equipo.
A nivel artístico la entidad colaboradora ha llevado a cabo acciones basadas en el Teatro Foro, con dinámicas teatralizadas que han facilitado la cohesión grupal, e invitado a profundizar en las emociones y la relación entre personas desde lo lúdico y festivo. Una técnica que aporta la posibilidad de vernos reflejados en la otra persona, de aprender de su experiencia, de sumar, de buscar soluciones conjuntas, generando debate desde interacción. Se comparten así los conflictos individuales para la búsqueda de resoluciones colectivas pacíficas.
De esta forma, proponemos descubrir una dramaturgia del barrio a través de las Historias de vida de las propias vecinas y vecinos y de sus lugares cotidianos. Una visión intergeneracional del barrio, que pone en énfasis la participación de las mujeres, en un momento tras la pandemia en el que había importantes dificultades sanitarias y psicológicas para generar el encuentro entre personas. En este sentido, la mayoría de las actividades se han realizado en el espacio público, entre edificios de vivienda, poniendo de escenario al propio barrio.
Este trabajo lo ha estado dinamizando Cía. Dicotómica (Eva Gallego, actriz, y Verónica Rodríguez, dirección) en colaboración con Live Cinema (Ion Din Anina y ChicaFábrica), que ha estado a cargo de la documentación de todo el proceso, en formato audiovisual, trabajando la escucha, recopilando y documentando las distintas acciones realizadas. Estas actividades se enmarcan dentro de las acciones artísticas y participativas para la generación de comunidad, así como la puesta en valor de los cuidados ecofeministas y la corresponsabilidad barrial de los cuidados.
Las dinámicas comunitarias siguen diferentes líneas de acción: dinámicas teatralizadas inspiradas en el Teatro Foro, dinámicas para la memoria del barrio y dinámicas de bioclimática al alcance de las personas. De todas éstas, destacamos el valor que tienen las dinámicas teatralizadas como generadoras de cohesión y facilitación de las relaciones sociales, que puede funcionar de amalgama necesaria sobre la que interactuar con la línea de bioclimática de las viviendas y memoria de vida del barrio, vinculado fundamentalmente al espacio público.
Esta actividad se enmarca en el rodaje de un “falso documental” en el que el personaje ficticio de “Eva” quiere irse a vivir al barrio y está recabando información sobre el mismo. Siguiendo un formato de entrevista, Eva realiza preguntas para generar una primera imagen sobre el barrio y entender cómo funciona, de manera que las personas entrevistadas cuenten, desde su perspectiva, cuestiones positivas y negativas, necesidades de cambio y cómo entienden la dinámica que se da en la vida cotidiana del barrio (fig. 3). Con esta actividad buscamos que los habitantes pongan en valor su barrio y planten la primera semilla para que Eva se incorpore a la comunidad. Desarrollamos las entrevistas en dos días, haciendo énfasis en establecer contacto con perfiles y colectivos diversos como son: la comunidad migrante, personas con discapacidad, LGTBI, la asociación de vecinos, los comercios locales, las mujeres, las personas mayores, niñas, niños y adolescentes.
Tras unos meses de trabajo a nivel interno, llevamos a cabo la presentación del proyecto a la comunidad (fig. 4). Para ello convocamos a las vecinas y vecinos para encontrarse en un evento co-organizado por la parte técnica y política, acompañado de la facilitación y dramaturgia de Cia Dicotómica, a partir del personaje ficticio protagonista de la actividad anterior. Finalizamos la sesión mostrando el vídeo resultado de las entrevistas realizadas, como antesala a la presentación del proyecto, generando un debate ciudadano a partir de éste.
La actividad se enmarca en la celebración de una verbena donde el personaje de Eva revela que se ha mudado al barrio y quiere conocer a sus vecinas y vecinos. Esta dinámica facilita que éstos se conozcan entre sí, en un ambiente de convivencia festivo. En esta actividad Eva realiza varias dinámicas, siendo esencial la interacción con el público, donde hace referencia de manera explícita y lúdica a la necesidad de eficiencia energética de los edificios. Durante el desarrollo de esta dinámica, los asistentes participan en las siguientes actividades:
Una tómbola, dinamizada por Eva, la cual reparte premios cooperativos que ponen en valor la necesidad de relaciones y lazos afectivos entre personas (fig. 5). Estos premios conforman un contexto para hablar de la convivencia y de cómo en los primeros años de vida del barrio las vecinas y vecinos se reunían y compartían aspectos de su vida cotidiana mucho más que en la actualidad.
Una yincana cooperativa y no competitiva, en la cual hacemos referencia a los cuidados y el apoyo mutuo, donde las personas asistentes se dividen entre las que, desde sus asientos, ayudan a las personas elegidas a resolver pistas para conseguir unos premios. Al finalizar la prueba, entre los vecinos reúnen un macetero, tierra, semillas y una regadera que serán la base de una pequeña acción a realizar en la siguiente actividad: el Guisaforum.
Un popurrí, con el que buscamos poner en valor la música como medio que facilita conocernos, conectar con nuestro cuerpo y compartir. Durante esta dinámica proyectamos un popurrí con canciones “de toda la vida” que invitan a bailar, a la vez que se proyectan fotografías del barrio en una pared. De esta manera generamos un ambiente festivo y con sentimiento de barrio, comunicando desde lo corporal, ayudando así a fortalecer los vínculos entre la vecindad de manera intergeneracional.
Guisaforum es una “sesión teatral gastronómica” en la que, aprovechando el hecho de cocinar juntas (fig. 6), llevamos a cabo dinámicas teatrales que trabajan en el fortalecimiento de la vecindad, a través de compartir y generar acciones que ponen en valor las actividades comunitarias.
Los premios que repartimos durante la actividad anterior de La Verbenita son los ingredientes necesarios para hacer un potaje, siendo necesaria la colaboración de todas las personas premiadas. De esta manera, invitamos a establecer un compromiso de la vecindad a través de lo lúdico, para participar y aportar, volviendo a revivir las actividades de convivencia comunitaria que hacían en tiempos pasados.
Finalmente, los vecinos utilizan el resto de los premios para plantar el germen del barrio en un macetero con la semilla y los materiales que entregamos durante la sesión de La Verbenita: la planta que crecerá con el futuro del barrio.
Con el objetivo de conseguir sentirse como en casa utilizando una parte del espacio público, convocamos a las vecinas y vecinos del barrio para seguir conociéndose y fortaleciendo los vínculos de la comunidad. Preparamos una recreación de un salón de una vivienda del barrio en la calle, en las zonas peatonales entre edificios, donde las personas asistentes van pasando por este “photocall” con algo que traen de sus casas y vidas personales con las que se identifican (objeto, canción, foto, anécdota, etc.) para conversar con Eva “la nueva vecina”, quien realiza una serie de preguntas sobre gustos, aficiones, habilidades, etc. (fig. 7). De esta manera, mientras se toman algo al fresco con Eva, la vecindad charla y se sigue conociendo.
En esta actividad compartimos una tarde con las vecinas y vecinos del barrio en un encuentro donde recorren, de manera lúdica, una exposición callejera con todos los momentos vividos con la nueva vecina: empezando por la Verbenita, pasando por el Guisaforum, hasta La Casita de Eva, así como aquellas otras actividades realizadas en el marco del proyecto no teatralizadas. Una jornada en la que el barrio ve, reflejado a través de una diversidad de fotografías y objetos, todo lo que han compartido a modo de despedida, ya que es la última acción de dramaturgia realizada en el barrio[5]. Mientras Eva guía a las personas asistentes en el recorrido, van realizando juegos populares y reflexionando sobre las propuestas recogidas a lo largo de este tiempo para la mejora del barrio. Para terminar, las personas asistentes se reúnen en una asamblea donde expresan la necesidad de recuperar espacios de encuentros vecinales lúdicos que velen por la convivencia y la diversidad vecinal (fig. 8). Este momento de reflexión colectiva impulsa un grupo motor de vecinas y vecinos que se comprometen a tomar el relevo para continuar revitalizando la vida comunitaria que caracterizaba al barrio. El debate de la asamblea termina proponiendo recuperar veladas, concurso de portales abiertos, yincanas, comidas comunitarias en la calle, carnavales, etc. actividades que realizaban hace años y que se han perdido con el paso del tiempo.
Pese a no ser el objeto principal de este artículo, resulta complementario esbozar una de las actividades de transferencia de esta experiencia a la universidad, con la implicación de estudiantes de Proyectos Arquitectónicos de segundo curso de la Escuela de Arquitectura de Málaga, en el curso académico 2021-22.
En un interés por establecer vínculo entre la universidad y los problemas reales de la población, este curso docente establece sinergia con el barrio de La Cooperativa, en el marco del proyecto de Barrios Convivenciales. En un curso en el que trabajamos en torno a las preguntas ¿qué le falta a la ciudad para ser más casa? y ¿qué le falta a la casa para ser más ciudad?, en la búsqueda por deconstruir los límites entre lo privado y lo público, en un curso de proyectos arquitectónico sobre el habitar, trabajando la domesticación de la calle, a la vez que la apertura de la casa a la ciudad (fig. 9). Este marco sirve de antesala para tratar de manera explícita reflexiones y propuestas sobre “la ciudad cuidadora’ (Morales y Alba, 2021).
La experiencia académica participa en el UrbanbatFest del año 2020 y 2021 ‘La ciudad dentro de casa’ y ‘La ciudad (es)casa’, marco de trabajo en el que se ha desarrollado la experiencia (Es)Casatón (Urbanbat, 2020; Urbanbat Fest 2021), y desde la que podemos ver los procesos y aproximaciones de las propuestas de estudiantes realizadas en otras Escuelas de Arquitectura.
Un proceso de aprendizaje-servicio donde visualizamos la riqueza que tiene que proyectos y necesidades reales alimenten el ámbito docente. En la otra dirección, los trabajos del estudiantado a nivel de vivienda y espacio público son devueltos al municipio, en el taller de elaboración de propuestas que desarrollamos en el barrio con trabajos y maquetas de los estudiantes descrita en el punto 5.3.3.
Para dar comienzo a esta dinámica, Cotidiana lleva a cabo una recopilación de material gráfico aportado por las vecinas y vecinos del barrio de La Cooperativa en pos de construir la Memoria del Barrio con imágenes y relatos de las personas que viven y vivieron en el mismo. El objetivo es el de poner en valor a las personas, las formas de vida, los cuidados y el espacio vivido, con una mirada crítica, poniendo especial énfasis en la perspectiva feminista del espacio urbano. Esta actividad ha estado inspirada en la iniciativa de la Digitalizadora Cultural que en Sevilla está restaurando la memoria social de los barrios, a través de un trabajo barrial de gran interés y relevancia (Asensio, 2022, entrevista Radio Nacional).
Ésta será la semilla que dará paso a las aportaciones de la comunidad, de manera que se consolide el imaginario colectivo y pueda continuar construyéndose a través de futuras actividades. Para ello, se lleva a cabo una digitalización de las fotos y se realiza la grabación de relatos de asistentes, mientras entregan sus fotos para ser digitalizadas. Con las imágenes, se monta una exposición en la asociación de vecinos, mostrando el pasado del barrio, como espacio de recuerdos y reflexiones de forma colectiva (fig. 10).
Tras haber trabajado con el pasado del barrio a través de la memoria histórica de la vecindad, con esta actividad nos adentramos en el presente del mismo. Descubrimos el barrio paseándolo y abriéndonos a múltiples cuestiones que pueden surgir durante esta dinámica, desde una comparativa entre las fotos históricas y la realidad actual, hasta compartir aspectos del barrio que se desconocían entre la vecindad. La diversidad de participantes supone un gran potencial en esta actividad, pues se presenta como una dinámica que busca a establecer nuevas redes en la gobernanza local.
En esta jornada convocamos a vecinas y vecinos del barrio, personas técnicas del Ayuntamiento y otros agentes vinculados con el municipio, que se implican en el paseo contando y compartiendo el pasado y presente de cada rincón que se va recorriendo (fig. 11). Esta actividad se ha integrado dentro de las actividades que impulsa Jane’s Walk Sevilla, por lo que aglutinó tanto a personas del barrio, del municipio, como de la ciudad de Sevilla que quisieron acercarse a conocer La Cooperativa, a las vecinas y vecinos, así como sus relatos. https://www.facebook.com/janeswalksevilla/posts/pfbid0F5BoJWHBmxiMVsYucynCDSLbPd4WBdtFqqZ2Nf92eF7SRMpuij28zXQHVrQWz36Wl?locale=es_ES
Planteamos esta dinámica como un proceso comunitario para trabajar sobre los relatos construidos a partir de los saberes y experiencias cotidianas del barrio. Para ello, sobre un soporte gráfico y visual visibilizamos las propuestas resultantes del taller abierto a la participación de la vecindad y otros agentes vinculados con el barrio (fig. 12). Para la realización de este taller tomamos como base la construcción social del pasado y el presente del barrio, a través de las actividades realizadas, como el diagnóstico participativo, la memoria del barrio y el paseo colectivo. Esto nos permite trabajar sobre un escenario de codiseño, donde las personas partícipes en la dinámica pueden elaborar propuestas como resultado de este proceso en relación al futuro del barrio.
En esta jornada, mostramos además las maquetas y propuestas realizadas por los estudiantes de arquitectura, como actividad de reflexión y devolución de los resultados a la ciudadanía.
Partimos de entender la arquitectura bioclimática como aquella que se adapta al contexto en el que se ubica, a su gente, su clima y sus costumbres. Dejamos, pues, de considerar el clima como algo hostil de lo que protegerse, para repensar formas de construir respetando el entorno, beneficiándose del clima de cada lugar, armonizándose con él, y para usarlo como oportunidad (Neila, 2002). Con este proyecto pretendemos recuperar y poner en valor saberes milenarios, estrategias culturales y bioclimáticas propias de la arquitectura vernácula para devolverlas a la cultura popular. Estas soluciones, a su vez, se optimizan mediante herramientas tecnológicas e informáticas actuales, permitiendo alcanzar un mayor rigor científico y exactitud.
La edificación tiene gran impacto en el medio ambiente en todo su ciclo de vida. La manera en la que construimos y, en consecuencia, la huella que deja la construcción supone un gran incremento de contaminación ambiental, además del consumo energético que requiere su uso. A través de este proyecto proponemos mejorar el consumo que produce la vida en estos edificios ya construidos, algo que además ayuda a reducir la pobreza energética de muchas familias que viven en estas barriadas. (De Luxan et al, 2015).
Para ello realizamos unas sesiones de “Bioclimática comunitaria” en pos de sensibilizar en el uso eficiente de la energía y del agua, capacitando a la vecindad en el análisis de factura energética y en estrategias bioclimáticas básicas (De Luxan et al, 2017).
En esta jornada presentamos una introducción a la bioclimática en el vecindario, para la mejora del confort térmico y la calidad del aire en las viviendas que habitan. Para ello nos apoyamos en ejemplos y referentes de la vida cotidiana.
Mediante distintos experimentos explicamos las distintas formas de reducir calor a través de soluciones arquitectónicas (fig. 13). En una búsqueda a que conceptos técnicos, como el enfriamiento evaporativo, la inercia térmica o los materiales aislantes y reflectantes, puedan ser entendidos por las vecinas y vecinos del barrio, para así poder trabajar conjuntamente sobre la bioclimática cotidiana de las viviendas.
Así mismo, trabajamos en el análisis de ventilación natural de un edificio (Santamouris, 1998). En un soporte gráfico analizamos de manera colectiva el movimiento de aire a través de los patios, ventanas abiertas o cerradas, puertas abiertas o cerradas, escaleras de un edificio. Además, con esta dinámica fomentamos que las personas asistentes sigan experimentando en casa por su cuenta, poniendo en práctica los conceptos aprendidos.
En esta jornada, la actividad pretende dar pautas para comprender la factura energética. Para ello hacemos un recorrido de la energía desde la producción hasta el hogar, donde se puede observar el origen de la energía y las fuentes renovables y no renovables. También explicamos el procedimiento de la subasta energética y el papel que tienen las compañías eléctricas y las compañías distribuidoras. Abordamos, para ello, cuestiones como la composición del mercado, comprendiendo la diferencia entre mercado regulado y mercado libre.
A través de esta actividad práctica, explicamos los conceptos de consumo energético y de potencia necesaria, introduciendo el funcionamiento de la nueva factura eléctrica que fue obligatoria desde junio 2022 (fig. 14). Igualmente realizamos una breve introducción del bono social eléctrico, finalizando la jornada con la invitación a las personas presentes a interpretar y analizar sus facturas (BOE, 2021).
En esta acción desarrollamos una auditoría energética para conocer y evaluar las condiciones del bloque de viviendas y sus necesidades energéticas. En un primer acercamiento abordamos de manera colectiva, entre la comunidad y el equipo técnico, el enfoque de la actividad. Comentamos la utilidad y ventajas del certificado energético de la edificación, explicando cómo se realiza y cuáles son las mejoras que se pueden introducir. A partir de aquí, pasamos a la práctica participada de la auditoría energética donde la comunidad, junto con el asesoramiento del equipo técnico, analiza dos edificios, uno de viviendas y uno público.
Para la realización de la actividad empleamos equipos de medición climática, tales como un anemómetro de hilo caliente, que aporta gran precisión a la hora de analizar infiltraciones, el termómetro infrarrojo y la cámara termográfica, cuyos datos se recogen en las hojas de registro de datos, para posteriormente poder sacar conclusiones del análisis colectivo y usar estos datos para la simulación informática (fig. 15).
En esta actividad también recogemos y analizamos datos sobre soluciones constructivas de los distintos edificios, que son introducidos en los programas de simulación. Con la cámara termográfica analizamos los puentes térmicos y comparamos soluciones constructivas que pueden suponer mejoras en la eficiencia energética y otras que no lo hacen.
Una auditoría energética es un reconocimiento en profundidad de los edificios para analizar sus necesidades de energía y ver de qué modo se pueden mejorar para que consuman menos. La auditoría bioclimática implica un análisis completo, además de aportar datos sobre los consumos de energía del edificio que analiza las temperaturas y las sensaciones térmicas, incorporando parámetros de confort de las personas usuarias (Givoni, 1969).
Por lo general, las auditorías energéticas que se ofrecen en el mercado toman unos patrones de uso del edificio estandarizados que no tienen en cuenta el uso real de los mismos. Una auditoría bioclimática participada permite incorporar otros parámetros y acercarse mejor a la realidad, pudiendo aportar soluciones más adaptadas (de Luxan et al., 2015).
El objetivo de estas simulaciones bioclimáticas, es la realización de un análisis técnico exhaustivo del comportamiento energético y climático del barrio de La Cooperativa y de sus construcciones. Para que este análisis sea realmente aterrizado sobre la realidad del barrio, nos resulta esencial incorporar toda la información extraída en los talleres realizados con la vecindad sobre patrones de uso reales, estrategias bioclimáticas cotidianas que aplican es sus hogares, objetivos y necesidades de confort climático.
El proceso de auditoría comprende las siguientes etapas: toma de datos del edificio, de los consumos energéticos, del uso; levantamiento del edificio con los datos tomados; recogida de datos climáticos; simulación informática mediante las herramientas como Designbuilder, con el motor de cálculo de Energyplus y CBE Thermal Comfort Tool (Tartarini et al, 2020). Finalmente obtenemos consumos de energía, temperaturas, propuestas de posibles mejoras, simulación de las mejoras y, por último, realizamos una devolución al barrio.
Para esta auditoría elegimos, como casos de estudio, dos bloques cuya solución constructiva se repite a lo largo del barrio, suponiendo una muestra lo suficientemente representativa como para poder extrapolar resultados. La elección de estos bloques, responde además a una mayor predisposición por parte de la comunidad de residentes.
Esta sesión se plantea a modo de devolución del informe generado como resultado de las viviendas analizadas, y las simulaciones realizadas fruto del trabajo participado del bloque prototipo. Realizamos una breve exposición explicativa sobre los resultados obtenidos y el potencial que tienen los edificios para su mejora en eficiencia energética, con un lenguaje cercano a todas las personas.
Presentamos además las ventajas de la producción de energía solar fotovoltaica que tendrían las cubiertas de los edificios del barrio, que en su mayoría son no transitables, con el fin de esbozar las posibilidades que permitirían la creación de una posible comunidad energética en la barriada (IDAE, 2019).
Finalmente, exponemos las posibles ayudas para la rehabilitación energética en los edificios que concurren en la actualidad, con una breve explicación donde se definen las subvenciones a las que pueden optar las comunidades de vecinos y los procedimientos (fig. 16).
Como comentamos a lo largo de este artículo, el proyecto parte de la necesidad de un cambio de modelo en las políticas de vivienda ante el problema social y ambiental de las barriadas de viviendas sociales, en un escenario en el que son palpables las dificultades económicas y de gestión que las administraciones locales tienen para abordarlo por sí mismas. El proyecto Barrios Convivenciales busca facilitar vías que traten el problema de manera integral desde la cogestión de agentes implicados y trabaje conjuntamente de forma directa con las propias comunidades. Para ello, es necesario que las administraciones públicas locales estén abiertas a explorar otros caminos para la mejora del parque de viviendas degradado que no consigue atender.
En el desarrollo del proyecto buscamos, pues, generar espacios de diálogo entre los diferentes agentes (comunidad, administración pública y técnicos) para identificar de manera conjunta los problemas existentes en el barrio y sirvan de base para la toma de decisiones sobre dónde y cómo realizar las propuestas de mejora barrial.
Resulta de gran importancia la existencia de voluntad política, así como la implicación de los técnicos municipales de diferentes áreas de trabajo, en una búsqueda por establecer una aproximación integral y pluridisciplinar en el contexto de trabajo. En este sentido, en este proyecto se han involucrado diferentes áreas políticas y técnicas del Ayuntamiento de San Juan de Aznalfarache siguientes: Área de Régimen Interior, Economía y Desarrollo Local y Turismo, Protección a la vivienda; Área de Igualdad, la Técnica de Juventud y de Asuntos Sociales; Área de Planificación Urbana, Infraestructuras, Recursos Humanos, Hacienda y Estadística; y el Área de Transición Energética y Medio Ambiente. Delegaciones que se han puesto a disposición del proyecto para trabajar a nivel técnico y político, con la aprobación de Alcaldía para ello.
La labor técnica se ha basado, por lo tanto, en establecer figuras de intermediación entre lo público y la comunidad, articulando a su vez disciplinas diversas tales como: la económica, la artística, la social y la arquitectónica.
El encuentro entre el ámbito público y la comunidad se ha llevado a cabo de diferentes maneras. Por un lado, participando la parte política en las actividades de dinamización teatralizadas realizadas en el barrio. En muchas de ellas, ha habido representación de más de un área pública y han participado de manera activa. Por otro lado, en aquellas actividades de diagnóstico participado ha habido una representación importante del sector público, así como de la comunidad, con una presencia y cogestión entre las personas técnicas que aporta el proyecto y las técnicas municipales del ayuntamiento. Estas han tenido un papel muy importante en el proyecto a lo largo de todo el proceso con reuniones periódicas, facilitando la gestión de las actividades, implicando el gabinete de comunicación municipal, participando en las actividades como representantes de lo público y como ciudadanos y ciudadanas implicadas.
Si bien, más allá del diagnóstico, en la toma de decisiones sobre qué aspectos priorizar en la mejora del entorno urbano del barrio, el espacio de toma de decisiones conjunta o espacio de ‘ecogestión’, no se ha podido consolidar. Por un lado, por una dificultad de perder el control desde el ámbito político sobre dónde se invierten los presupuestos municipales y, por otro lado, por miedo a generar expectativas en la población que luego no se puedan llevar a cabo. Hay que añadir que la última fase del proyecto ha coincidido con el periodo pre-electoral de las elecciones municipales de mayo 2023 en España, algo ha dificultado enormemente la apertura a nivel político en los meses previos, complicando la interlocución y la toma de decisiones participada.
Podemos decir, por otro lado, que haber fortalecido los lazos de colectividad del barrio facilita que éstos dejen de ser demandantes pasivos a parte activa en el impulso y conformación de su propio espacio habitacional, barrio y ciudad. A continuación, describimos algunas actividades que se han realizado, de manera paralela al resto de actividades anteriormente descritas, que se centran de manera específica en la búsqueda de espacios para la cogestión o toma de decisiones conjunta.
Al inicio del proyecto, en un periodo de investigación previa sobre el contexto social y urbano del barrio, realizamos un sociograma de las personas lideresas de La Cooperativa para obtener una radiografía grupal de la diversidad de realidades y generaciones existentes, así como las relaciones que tienen entre sí. En dos sesiones de trabajo, con agentes clave, pudimos conformar un mapa de personas y relaciones (fig. 17), en una búsqueda por identificar aquellas que, teniendo diferente origen, condición o generación, permita visualizar y localizar a la diversidad de realidades que conforman el barrio.
Esta actividad tiene lugar al comienzo de las dinámicas comunitarias que el proyecto realiza en el barrio. Trabajamos en la elaboración de un diagnóstico colectivo desde las distintas líneas de trabajo del proyecto. Para ello, las personas asistentes que forman parte del tejido asociativo del barrio, divididas en grupos de trabajo, debaten sobre los diferentes ámbitos de manera rotatoria (fig. 18). Seguidamente exponen las conclusiones de cada grupo, registrando las reflexiones con las que identificar necesidades y fortalezas del barrio, cuestionando qué aspectos son mejorables y cuáles hay que poner en valor en relación a cada línea de trabajo:
Cotidiana, como coordinadora del proyecto, recoge la información de las diferentes acciones participativas realizadas a lo largo del proceso del proyecto, así como el trabajo de campo realizado a nivel técnico (observación participante, investigación cuantitativa y de fuentes secundarias). Con toda la información recopilada elaboramos el “Informe de Diagnóstico y Mejoras Ecofeministas en el Espacio Público del Barrio de La Cooperativa”, y el “Informe de Diagnóstico y Mejoras para la Transición Energética”. En estos informes exponemos los resultados del análisis de cada ámbito de estudio y que sirven de base para elaborar un marco estratégico y de planificación, así como una propuesta de seguimiento y evaluación. El plan de acción establece, para ello, una serie de retos estratégicos con acciones concretas de mejora para su implementación por parte del organismo público.
Este proyecto cuenta con una alianza con el Ayuntamiento de San Juan de Aznalfarache y las diferentes áreas implicadas, descritas en la introducción al punto 6. A lo largo de todo el proceso, la interlocución con el ayuntamiento lo ha liderado la concejala de Régimen Interior, Economía y Desarrollo Local y Turismo, Protección a la vivienda, si bien a nivel técnico han estado implicados técnicos y técnicas de Igualdad, Juventud y Urbanismo.
En los últimos meses del proyecto, hemos centrado el trabajo en el impulso político-técnico y, para ello, se han intensificado las reuniones con las diferentes áreas de trabajo del ayuntamiento, involucrando tanto a técnicos municipales como a la parte política de cada una de las áreas (fig. 19). En este proceso buscamos potenciar las sinergias y el trabajo interdepartamental para valorar la viabilidad de las acciones propuestas y la posible implicación en las mismas. Entre el equipo técnico y el personal del Ayuntamiento, establecemos una priorización de acciones y posibles vías de financiación pública, sobre las que fijamos una calendarización para la consecución de los proyectos a realizar con el apoyo del Ayuntamiento.
De las acciones propuestas en los informes y de las reuniones político-técnicas mantenidas en los últimos meses del proyecto, el personal del Ayuntamiento junto con el equipo técnico priorizó y calendarizó dos proyectos concretos: la mejora energética, accesibilidad y acondicionamiento espacial del Centro Osset para su homologación como espacio cultural y centro de formación municipal; y la recuperación ambiental y adecuación para el uso público de la Cornisa Oriental del Aljarafe, ambos incorporando en sus pliegos la necesidad de realizar procesos participativos con la vecindad. Estos proyectos suponen un interesante paso para el impulso de la mejora ambiental, social y cultural de envergadura tanto para el barrio, el municipio, así como para el área metropolitana de Sevilla.
En la coordinación de los proyectos, Cotidiana propone que durante el desarrollo de la parte técnica se mantenga la mediación cultural, dinamización y participación ciudadana que se viene realizando en el barrio. Con el consenso del Ayuntamiento consolidamos la visión que hemos generado en el transcurso del proyecto, incidiendo en la articulación de espacios de cogestión entre la ciudadanía y el Ayuntamiento de San Juan de Aznalfarache, a nivel político, técnico y comunitario.
Para ello, en ambos proyectos seguimos proponiendo metodologías de codiseño con la ciudadanía y agentes político-técnicos, en los que Cia Dicotómica seguirá siendo la encargada de la facilitación teatralizada de dinámicas comunitarias. Así mismo, Live Cinema se seguirá realizando el registro y acciones audiovisuales que se pretenden realizar en esta fase. Todo ello con la financiación del Ayuntamiento de San Juan de Aznalfarache y el apoyo continuado de la Fundación Daniel y Nina Carasso.
Los diferentes formatos del trabajo comunitario desarrollados en este proyecto, se enmarcan en cuatro ámbitos: dinámicas teatralizadas, de memoria histórica, y bioclimáticas. La articulación de todas ellas supone una aproximación integral y compleja a una realidad urbana, que deriva información diversa y de gran interés que, a su vez, facilita la implicación ciudadana en un proceso de mejora socio-ambiental como el propuesto.
Dentro de éstas, el acercamiento a lo comunitario con dinámicas teatralizadas ha sido decisivo a lo largo de todo el proceso, facilitando el diálogo entre vecinas y vecinos del barrio. Ha tenido mucha relevancia ocupar la calle como lugar de encuentro, cuidar este espacio y mejorarlo, provocando para ello momentos lúdicos, donde lo sensitivo, el cuerpo y la celebración hayan sido el vehículo para facilitar la integración de un colectivo diverso. De esta manera, se ha provocado que lo escénico sea el vehículo para hacer calle y que la calle sea la escena de realidades posibles que están por construir. Pasando del imaginario a lo real, escenificando lo que es posible, poniendo las bases para el diálogo entre agentes, paso imprescindible para que se desarrolle en la vida real.
Por otra parte, incorporar los modos de vida identificando parámetros de confort de las personas que habitan las viviendas, así como trabajar de manera participada en el análisis energético de la edificación, ha aportado una aproximación específica de la realidad de los inmuebles y permitido a las personas conocer, interactuar y decidir en posibles mejoras concretas a llevar a cabo ellas mismas.
Las acciones propuestas en los informes son muchas y de carácter muy variado. Todas son necesarias, en una u otra medida. De ellas se han elegido dos, ejemplares y de envergadura, pero hay muchísimas más identificadas. Siendo conscientes de esto, seguir trabajando en lo pequeño y en lo concreto puede ser un paso acertado para que sea viable la mejora ambiental de las barriadas, a nivel económico y temporal, a la espera de grandes planes estratégicos que requieran mayor inversión y mucho tiempo de desarrollo. Si bien, es importante seguir trabajando para que se impulsen muchas de las otras propuestas descritas en los informes realizados.
Podemos decir que las intervenciones seleccionadas para su redacción y ejecución, suponen un reto en su desarrollo, donde la apuesta por la cogestión debe seguir facilitándose con la mediación artística y cultural, que puede seguir teniendo un importante carácter innovador en la búsqueda de estrategias eco-sociales para la mejora urbana y territorial.
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[1] El cambio climático es ya una realidad innegable. Más de 32 millones de personas en nuestro país sufren de manera directa sus consecuencias según el informe anual del estado del clima de 2019 de la Agencia Estatal de Meteorología. Los datos muestran que las ciudades sufren los efectos de forma especialmente intensa, lo que las convierte en entornos especialmente vulnerables al cambio climático, siendo al mismo tiempo los lugares que concentran la mayor parte de la población española (un 80% de la misma vive en áreas urbanas).
Las olas de calor y sus impactos en las ciudades se ven incrementados por el denominado efecto de “isla de calor urbana” cuya intensidad depende la morfología de la ciudad, la presencia de vegetación o el albedo de los materiales de las superficies urbanizadas.
[2] Datos del Censo de Población y Vivienda 2011.
[3] El teatro foro y el teatro social son dos enfoques teatrales que comparten la intención de abordar temas sociales y promover la reflexión y el cambio en la audiencia, pero difieren en sus enfoques y técnicas. El teatro foro se caracteriza por su interacción directa con la audiencia y la posibilidad de cambiar el desarrollo de la obra a través de la participación activa de los espectadores. El teatro social, en cambio, se enfoca más en presentar historias y temas relevantes de manera teatral, aunque también puede incluir elementos interactivos.
[4] Realizamos aquí un paralelismo con el concepto de “Ciudad de los quince minutos” propuesta por Carlos Moreno en La revolución de proximidad: de la “ciudad-mundo” a la ciudad de los quince minutos (Moreno, 2023), disminuyendo el tiempo, asumiendo la escala de vecindad de estas barriadas de vivienda, ubicadas municipios pequeños cercanos a grandes ciudades.
[5] Si bien, actualmente, Barrios Convivenciales cuenta con una ampliación por parte de la Fundación Daniel y Nina Carasso.