UN ENFOQUE COMPARATIVO DE LA FORMACIÓN DEL AMOR EN LAS CARTAS AMOROSAS DE GHASSAN KANAFANI Y SIMÓN BOLÍVAR
A COMPARATIVE APPROACH OF FORMING LOVE IN THE LOVE LETTERS OF GHASSAN KANAFANI AND SIMÓN BOLÍVAR
Sanaa Shalan
Universidad de Jordania
Adnan Kadhim
Universidad Al al-Bayt
Resumen:
Este estudio representa un enfoque comparativo de la formación del amor en las cartas amorosas de Ghassan Kanafani y Simón Bolívar con un dominador común: La lucha por la liberación del patria de la ocupación, enamorarse y escribir cartas amorosas a la amada; Las cartas de ambos combatientes, o algunas de ellas, por lo menos, han llegado a ser publicadas, y convertidas en una propiedad de los lectores, así como se han convertido en una ventana a través de la cual podemos conocer a estos dos combatientes y grandes amantes.
Palabras claves:
cartas amorosas, Simón Bolívar y Ghassan Kanafani, enfoque comparativo, formación del amor.
Abstract:
This study offers a comparative approach in forming love in love letters of Ghassan Kanafani and Simón Bolívar as they both have the involvement in national struggle in common in order to liberate their countries from occupation, falling in love and writing love letters to the beloved. Both of them have their letters or some of these letters – at least- published and became the property of all their readers. They became also a window through which we can become familiar with those two heroes freedom fighters and great lovers.
Key word:
love letters, Simón Bolívar and Ghassan Kanafani, comparative approach, love formation.
Una vista a los dos amantes:
Este estudio es el resultado de la similitud emocional entre el gran escritor palestino Ghassan Kanafani1 y el gran libertador Simón Bolívar2. Nos hemos detenido ante una importante característica común de ambos, que es escribir cartas amorosas a sus dos respectivas amadas; la escritora siria Ghada Samman, y Manuela Sáenz; son cartas que llaman la atención por su similar contenido emocional, en gran medida, y por haber sido escritas a manos de dos héroes de gran valor histórico; Ghassan Kanafani, pasó toda su vida defendiendo con su pluma y su talento la causa palestina, y Simón Bolívar, el gran libertador y héroe nacional del continente sudamericano, uno de los más grandes combatientes a lo largo de la historia humana. Y hemos de señalar que ambos amantes habían sido privados de las mujeres a las que dirigían sus cartas amorosas, y no pudieron disfrutar de una vida estable y feliz con ellas, y siguieron luchando por sus causas hasta que el primero muriera asesinado, y el segundo por enfermedad, tristeza y frustración.
La causa, la patria y el sueño de la liberación no impidieron a los dos amantes, Ghassan Kanafani y Simón Bolívar que llevaran el arma en una mano y la pluma en otra para escribir cartas de amor sin afectar a su gran amor a sus patrias respectivas: Palestina y América Latina.
Ghassan Kanafani “se eleva en el amor donde se mezcla la amada con la revolución, la causa, la tierra y la familia” (Kanafani, Rasa’il, 2013, 139), y entra en un problema importante en su literatura, que es la desaparición de la voz del amor a su nivel personal / hombre y mujer en la vida de los personajes de las novelas y cuentos a favor de las grandes causas / el gran amor / el amor de Palestina” (Ibíd.115). Ghassan partió de su triunfo total sobre la pregunta: ¿Es usted escritor o combatiente? “Ghassan Kanafani seguía obsesionado por esta cuestión hasta que alcanzó el martirio, y así se derrotó la pregunta, y triunfó la escritura de Ghassan” (kanafani, Obras, 2010, 17). Este estudio se detiene ante el combatiente, escritor y amante al mismo tiempo, Ghassan Kanafani, quien se dio cuenta de que “la actitud de la resistencia no fue una decisión fácil, pero era una batalla diaria con un enemigo malvado, que la considera una cuestión de vida o muerte” (Ibíd. 54).
Y Simón Bolívar es el fiel amante sensible, y al mismo tiempo:
es el Bolívar sensible, contraventor, apasionado, justiciero —revolucionario verdadero en suma—, cuyo empeño, valor, generosidad, desprendimiento y talento infatigables de osado dirigente y soñador ayudaron a liberar y conformar naciones y mentalidades en un continente abatido por tres siglos de opresión y despojo (Pereira, 2013, 6).
Y a pesar de que “era amigo de bailar, galante y sumamente adicto a las damas” (Ibíd.13); pero siempre tiene el sentimiento patriota “Bolívar tuvo a una vez, constantemente, el patriotismo y el buen gusto de no presentar su persona como el símbolo de la fuerza y de las glorias de la Patria, sino al contrario, atribuir totalmente a esta la obra de su redención” (White, 1967, 18-19).
El “ser” amante en las cartas amorosas de Ghassan Kanafani y Simón Bolívar
La publicación tardía de las cartas amorosas de ambos combatientes a sus respectivas amadas, nos revela el lado emocional de la vida de estos dos grandes personajes. En la primera década del siglo XXI, Gustavo Pereira publicó un libro titulado “Simón Bolívar, escritos anticolonialistas” que incluye muchas de las cartas de Simón Bolívar dirigidas a algunos amigos, dirigentes políticos y militares, e incluye también siete cartas que había escrito a su amada “Manuela Sáenz” en el período comprendido entre el 20 de abril de 1825 y el 11 de mayo de 1830. El libro ha sido traducido al árabe en 2011 por Adnan Kadhim. La versión árabe del libro gozó de la admiración del escena intelectual y creativa árabe, así como las cartas amorosas llamaron la atención de los lectores quienes vieron en ellas un lado bonito para conocer a “Simón Bolívar” el humano y el hombre amante, como señaló el traductor del libro y el mismo Pereira:
Un ser humano excepcional ha de serlo en todas las facetas primordiales de su vida. En cuanto escribió, el Bolívar hermano, amigo, amante, compañero, discípulo, maestro, adversario o héroe palpita, trepida, se agita, se enternece, se exaspera, se emociona, se apasiona, vacila, yerra, intuye, prevé, previene, dictamina, profetiza, consuela, intima, resuelve, decide: sus palabras acogen por igual la transparencia y el laberinto de su espíritu, sus iluminaciones y su respiración, sus instantes y su eternidad (Pereira, 20).
Y cree que “la letra suele revelar cuánto se oculta o se enmascara, sobre todo las cartas intimas. Tales cartas, tanto como los hechos, nos descubren aspectos inéditos de conciencias y personalidades. Que sean ellas, pues, las que hablen” (Ibíd. 22).
Podemos decir que la publicación de estas cartas íntimas enviadas por Simón Bolívar a su amante “Manuela Sáenz” no le dio sino más respeto y admiración:
Bolívar nos diseñó el camino para continuar la misión liberadora, a través de su ideología que representa el bastión moral que nos permite exigir al mundo nuevas morales basadas, en los principios de la democracia, la igualdad y la justicia que deben conducir las relaciones entre los países, en los que no deben dominar los imperios (Ponceleón, 13).
Por lo contrario, encontramos que la novelista Árabe Siria “Ghada Samman” ha dado un paso audaz en la escena literaria árabe cuando procedió a publicar las cartas que le había escrito Ghassan Kanafani con su puño y letra, un total de once cartas, y son restos de muchas otras que se habían quemado en el incendio de su casa en Beirut a principios de 1976, pero estas se han salvado porque Ghada Samman las había conservado, por casualidad, en su casa en Londres (Kanafani, Rasa’il, 14), y a pesar de las muchas y dispares respuestas acerca de este acto, Ghada Samman ha mantenido su compromiso con la exactitud de su decisión de publicar estas cartas que salieron - hasta el año 2013 - en seis ediciones con un anexo de extractos de puntos de vista críticos de 220 escritores y escritoras. Ghada se determinó a publicar estas cartas porque son parte de la producción literaria de Ghassan Kanafani, y por lo tanto no pueden ser enterradas en secreto, y que, su publicación no le ofende a Ghassan, sino le es una fieldad personal y creativa, a pesar de la tormenta de críticas que acompañó la publicación de las mismas, mientras algunos la consideraron un paso audaz que no deforma la imagen de Ghassan Kanafani como creador:
El asesinato de Ghassan Kanafani, a manos de aquellos que entendieron sus cartas como nueva materia explosiva que explota su posición en nuestros recuerdos en duelo, no será más que una reconstrucción de sus principios que plantó en la cultura de la resistencia con la esperanza de encontrar la legitimidad del poder de una frente popular nacional y alejarse de los proyectos bárbaros de la base popular contra los intermediarios, vaqueros y semi-dinosaurios (Ibíd. 120).
Muchos escritores y críticos ven que estas cartas son “un legado de creatividad, que pertenece a todos los demás, y no pueden ser ocultas” (Ibíd. 128). Mientras que las cartas de Simón Bolívar han sido publicados por el poeta venezolano Gustavo Pereira, sin saber exactamente cómo llegaron estas cartas al poeta Pereira, y sin saber si Manuela Sáenz hubiera deseado publicarlas o no, aunque sabemos que a Simón Bolívar no le gustaba publicar ninguna de sus cartas, sea de las privadas enviadas a sus amigos o de las cartas amorosas enviadas a su amante; el mismo Bolívar lo expresó claramente en su carta a Santander el 8 de octubre de 1826, cuando este intentaba manipular su correspondencia para sus fines personales: “Nada me gusta que se dé al público mi correspondencia privada. Creo que es una violación de la fe de la amistad. En Europa esto es un crimen” (Pereira, 21).
Las características del amante en las cartas amorosas de Ghassan Kanafani y Simón Bolívar, lejos del estereotipo del hombre combatiente:
En las cartas de Ghassan Kanafani a Ghada Samman no vemos el estereotipo del hombre combatiente y rebelde, de carácter muy fuerte que no le permite admitir su debilidad frente al amor de una mujer, y quizás esto sea precisamente uno de los motivos principales que llevaron a muchos críticos, escritores y periodistas a atacar a Ghada Samman cuando publicó estas cartas, considerando este paso como un plan deliberado de Ghada Samman por un motivo sospechoso para disminuir el valor de Ghassan, y distorsionar su imagen, lo que explica la oposición de muchos escritores a su publicación, como Ihsan Abbas, Ahmed Bazon, Ahmed Abdel-Mejid, Elias Khoury, Elias Atroni, Umaymah Nasser, Bassam Fetiti, Bilal Hasan, y otros.
Pero también hubo otras plumas que están a favor de la publicación de estas cartas, como Ibrahim Al-Aris, Ahmed Al-Ashqar, Ahmed Al-Safhani, Ahmed Said Aejim, Ahmed Assaf, Adib Ghazat, Ismail Marwa, Ashraf Tawfiq, Intisar Abdel Moneim, y otros, partiendo de la premisa de que estas cartas son parte de la producción creativa de Ghassan Kanafani, y son propiedad de Ghada Samman, quien tiene el derecho de tratarlas como quiera, al contrario de los que están en contra, que creen que las cartas personales no son parte real de la producción creativa de cualquier creador. (Kanafani, Ras’il, 117).
Pero Ghada Samman defiende la imagen de Ghassan Kanafani el humano, y cree que el estereotipo conocido del combatiente tradicional es una restricción que no tiene sentido, y que la imagen de Ghassan Kanafani el humano es una imagen del autentico héroe humano describiéndolo:
Aparentemente, no se parecía a la imagen tradicional del héroe, de una estatura vacía, una vítrea voz sonora, indiferente a las mujeres (las herramientas de la lucha) porque era simplemente un héroe verdadero, y los verdaderos héroes se parecen a los hombres normales en sensibilidad y tristeza, y no como los estrellas de cine épico de Hollywood (Ibíd. 5).
Podemos determinar las características de Ghassan Kanafani en estas cartas a través de una serie de imágenes, sentimientos, emociones y revelaciones que escribió sincera y abiertamente; pero lo extraño es que la mayoría de estas características estén lejos de las características del hombre combatiente y rebelde, incluso, algunas de estas características son contradictorias a las de la imagen monótona del hombre combatiente, tal como las que están atrapadas en la imaginación colectiva y en la narrativa histórica, pictórica y contada, en todos sus textos, sean orales o escritos; son características que surgen del interior de Ghassan Kanafani con todo lo que tiene de fuerza, debilidad y derrota frente al amor, es lo que expresa la naturaleza del hombre humano honestamente tal como es. Estas cartas representan una realidad vibrante de la personalidad y la vida de Ghassan Kanafani, y no debemos dejarlas aparte, sino tratarlas con la perspectiva del receptor que tiene el derecho de analizar, componer e imaginar sin imponer sus ideas a los demás. Podemos entender el amor en la vida de Ghassan Kanafani a través del principio de aprobar la presencia y negar la muerte y la extinción pasándonos en el dicho: “El hombre es consciente de que está vivo mientras ama” (Sa’b, 2010, 205).
Esto se aplica también a las cartas amorosas de Simón Bolívar a su amante Manuela Sáenz. Estas cartas muestran muchas realidades de la imagen del hombre amante en el “Simón Bolívar”(Pereira, 19), así como ofrecen nuevos aspectos de su vida (Ibíd. 22).
Resumimos a continuación las características de los dos combatientes a través de sus cartas amorosas:
La admisión del amor con toda sinceridad y audacia:
Aparte de que la personalidad de Ghassan Kanfani es conocida por la fuerza, la firmeza y la determinación en sus actitudes a favor de su orgullo, sus ideas y convicciones, encontramos que en estas cartas triunfa con la debilidad sobre la fuerza, declarando una y otra vez su amor a Ghada Samman, diciendo: “Te amo: lo siento ahora, y el dolor que odias- ni más ni menos de lo que aborrezco yo- carcome todos mis huesos”(Kanafani, Rasa’il, 15) “te amo hasta el punto de que pueda desmayarme”( Ibíd. 16),” te amo, traviesa, como si no hubiera conocido el amor en mi vida”(Ibíd. 17):” Sé que te amo, y sé que si te pierdo, perdería, y para siempre, lo más valioso que tengo” (Ibíd. 28).
Pero frente a esta insistencia de revelar su amor, trasciende su debilidad, diciéndole a Ghada Samman: “Yo no quiero nada de ti, ni quiero-del mismo modo- jamás, jamás perderte “ (Ibíd. 29), aunque vuelve a pedirle a Ghada que vuelva a él:
Mi tragedia y la tuya es que te quiero aún más que no lo pueda ocultar y más profundo que puedas enterrar. ¿Me dejas en el mismo lugar? ¡Entonces sería una tragedia que no terminaría! Te digo: Ven, vamos a derribar todas las paredes, ¡que nuestra vida es demasiada corta como para perderla en astucia! (Ibíd. 17).
Este galán único que llena el mundo con sus cartas de amor, no se avergüenza de admitir la humillación de la mujer que ama: “Me parece a veces, que intenta humillarme delante de la gente. Esto no me encoleriza (sí, he llegado a este punto), pero ¿Por qué? ¿Qué es lo que puede llevar a una persona a destrozar a otra que la ama tan fuertemente?” (Ibíd. 90). Muchos críticos ven en esta característica de Ghassan Kanafani como una característica de belleza y grandeza, a pesar de que aparentemente parece como una disminución de su carácter combatiente que supuestamente debe estar por encima de cualquier debilidad, especialmente frente a la debilidad del corazón, como si no fuera del género humano; en este sentido dice Husein Cermak Hasan:
Muchos han protestado contra la publicación de estas cartas creyendo que esta publicación perjudica la imagen de nuestro héroe, y creo que la protesta, además de que está ligada a nuestra resistencia emocional tratando de controlar los motivos inquietos bajo represión, la grandeza de nuestro héroe reside en que no se avergonzaba de esos motivos, anunciándolos con valentía, seguido la voz de su corazón hasta el final, y fue un autentico y fantástico héroe en sus momentos de debilidad, y genial incluso en sus contradicciones (Ibíd. 125).
Mientras que, Simón Bolívar repite su confesión de su gran amor delante de su amada, diciendo: “yo la quiero resueltamente” (Pereira, 348), y dice que siempre que intenta desarraigarla de su corazón, su amor se duplica, “al arrancarme de tu amor y de tu posesión se me ha multiplicado el sentimiento de todos los encantos de tu alma y de tu corazón divino, de ese corazón sin modelo” (Ibíd. 346), incluso la privación de ella le hace amarla más todavía, “te amaba más por tu genio encantador que por tus atractivos deliciosos. Pero ahora ya me parece que una eternidad nos separa” (Ibíd. 346), y ve que ella lo convirtió en un esclavo de su amor, “tú me has hecho idólatra de la humanidad hermosa o de Manuela” (Ibíd. 349).
Simón pide a su amante que le espere, sea cualquiera el tiempo de su ausencia: “Espérame a todo trance ¿Has oído? ¿Has entendido? Si no eres una ingrata, pérfida y aún más que todo esto, eres una enemiga” (Ibíd. 348), asegurándole que la ama de todo corazón: “Soy tuyo de corazón” (Ibíd. 347), y la ama siempre, y le pide que viva para él y para ella, y para que lo consuele: “Créeme, te amo y te amaré sola y no más. No te mates. Vive para mí, y para ti: vive para que consueles a los infelices y a tu amante que suspira por verte” (Ibíd. 349).
Ser consciente de que la mujer que ama es objetivo de otros hombres:
A pesar del conocido e indudable orgullo de Ghassan Kanafani, vemos que el amor ha llevado a este combatiente a admitir el hecho de que la mujer que ama sea la Quibla de otros hombres, y –en una actitud inesperada- acepta ser uno de los contendientes por el corazón de esta mujer, diciéndole a Ghada, en una de sus cartas: “Yo sé que muchos te han escrito ...” (Kanafani, Rasa’il, 15), y que a pesar de ello, decide aventurar con el corazón sobre la mesa de amor por la mujer elegida por su corazón.
Al mismo tiempo, él cree profundamente que Ghada está por encima de toda sospecha a pesar de que muchos de los hombres alrededor de ella codician su amor: “Te conozco como un ser humano maravilloso, y de una mente increíble, y podías saber lo que quiero decir ... sentía que eras más grande que ellos inconmensurablemente, y no temía que pudieran llevar ni el recorte de tu uña”( Ibíd. 17), aunque a menudo temía que lo dejara y fuera con otro hombre: “¿Qué estás haciendo ahora? ¿Has recompensado a tu infeliz Ghassan? ¿Has tenido éxito en sustituir su ingenuidad, severidad, estrechez de miras y tonterías (y su rectitud infantil) por algo más significativo?” (Ibíd. 48), sobre todo, que él cree que Ghada Samman ha sufrido mucho en su vida, estando sola, y “no puede cerrar la brecha entre ella y el mundo, sino con los hombres” (Ibíd. 89).
Y algunas veces, por disputas entre ellos, Ghassan Kanafani no se abstiene a cuestionar su fieldad a él: “Eres una joven adorable y talentosa, y fácilmente puedes poner mi nombre en la lista de los pequeños y lo pisas subiendo a donde quieras, pero lo acepto, acepto incluso este fin miserable!” (Ibíd. 292).
Mientras que Simón Bolívar sabe que su amante Manuela Sáenz lo ama y le es fiel, no hay lugar en su corazón sino a él, aunque ella está casada con otro hombre, y a pesar de todo, sabe que su corazón es suyo, y sufre por su situación: “Gimo de tan horrible situación por ti; porque te debes reconciliar con quien no amabas; y yo porque debo separarme de quien idolatro!!! Sí, te idolatro hoy más que nunca jamás” (Pereira, 346).
Al mismo tiempo, Simón Bolívar se da cuenta de que su separación de su amante, por la existencia de su marido, sería una razón para su gloria de ambos y su soledad y tristeza: “En lo futuro tú estarás, sola aunque al lado de tu marido. Yo estaré solo en medio del mundo. Sólo la gloria de habernos vencido será nuestro consuelo. El deber nos dice que ya no somos más culpables!! No, no lo seremos más” (Ibíd. 346).
Llorar y sufrir por el amor:
Partiendo del principio de que “el amor no se limita a los serviles, y no se puede culpar a un combatiente por amar a una mujer”, dice Ahmed al-Ashqar (Kanafani, Rasa’il, 111), Ghassan Kanafani reconoce en estas cartas que el amor le ha vencido, y que lo ha llevado a llorar: “Soy quien, un día, resistió a las lágrimas y las desairó, mientras cuando me azotaban lloraba”(Ibíd. 16), y reconoce que este amor lo tortura fuertemente, sobre todo en ausencia de Ghada Samman que no se comunica con él tanto como él desea, ni le escribe, mientras él insiste en que le escriba en respuesta a las cartas que él le escribe a ella: “Créeme, Ghada, que en los últimos días he sufrido tanto que dudo que alguien lo pueda aguantar” (Ibíd. 16). Y ruega a su amada que le permita permanecer a su lado: “Por favor, déjame estar contigo, déjame verte, que tú significas para mí más de lo que yo significo para ti, lo sé, pero ¿qué hacer?” (Ibíd. 28), así como, le ruega a su amada que le otorgue su amor mientras él no pueda odiarla: “Yo no te puedo odiar, por lo que te pido amor” (Ibíd. 29).
A menudo Ghassan Kanafani pone su queja y dolor en las manos de Ghada Samman, y se queja de su crueldad con él:
¿Por qué eres así conmigo? Sabes que sufro y no sé lo que quiero. Sabes que tengo celos, me quemo, ansío y sufro. Sabes que estoy confundido y sumergido en mil espinas salvajes, lo sabes, sin embargo, me conviertas a veces, en simple otro pequeño, disminuyendo ese pulso matador que me sofoca como una baja, sin ti y contigo (Ibíd. 27).
En el mismo contexto, Ghassan habla honestamente de sus sentimientos acerca de los rumores que oye sobre su relación con Ghada Samman, diciendo:
Estos días, dicen, en Beirut y tal vez en otros lugares, que nuestra relación es una relación de una sola parte, y que me dejo caer en la decepción, y dicen que algún día me cansaría de lamer tus lejanos zapatos, y dicen que no significo nada para ti, y que trataste de deshacerte de mí, pero era tan pesado como una pegamento, sienten piedad por mí en mi presencia, y se burlan de mí en mi ausencia (Ibíd.38).
Pero a pesar de sus sufrimientos de este amor, Ghassan Kanafani está decidido a esperar a su amante a todo costo: “Esperando, esperando, esperando por ti, y te extraño más que el anhelo de un hombre que pierda a una mujer única; y te amo, nunca voy a dejar mi cielo del que he hablado que “explote la nieve”, estoy orgulloso de las huellas de sus pasos, y no quiero ni el cielo las borre” (Ibíd. 39).
Finalmente, anuncia claramente diciendo: “Sin ti, soy inútil, te confieso igual que un condenado que al final, en sus horcas, confiesa por un delito que no ha cometido, justificándose a sí mismo un fin indeseable» (Ibíd. 59), y muestra en todas sus cartas que no se avergüenza de la tristeza ni el llanto entre las manos de su amada; algo normal según Inaam Kachachi: “Que “los hombres no lloran” es una expresión que sólo existe en los diccionarios de los verdugos y cocodrilos, y Ghassan era un literato que vivía con el amor y por el amor” (Ibíd. 117).
Y Ghassan Kanafani iguala entre su amor por Ghada Samman y su amor por su patria Palestina en términos de sentirlas en su conciencia: “Estás en mi piel, y te siento como siento Palestina: su pérdida es un desastre sin ninguna alternativa, y mi amor es algo en el seno de mi carne y sangre, y su ausencia son lágrimas con las cuales es imposible el juego del engaño” (Ibíd. 59).
El gran dolor que domina a Ghassan Kanafani en sus cartas es el sentimiento de pesar y tristeza por haber perdido a Ghada Samman: “¿Pero cómo te he dejado irte? Oh, suelta, libre! Oh, mi pan, agua y aire! No tengo más que el remordimiento! Y muy lejos, en mi decisión existe una semilla de un próximo árbol” (Ibíd. 80).
Simón Bolívar también sufre el dolor del amor que lo atormenta: “Tengo el gusto de decirte que voy muy bien y lleno de pena por tu aflicción y la mía por nuestra separación. Amor mío, mucho te amo, pero más te amaré si tienes ahora más que nunca mucho juicio. Cuidado con lo que haces, pues si no nos pierdes a ambos perdiéndote tú” (Pereira, 433),
Y el dolor de Simón Bolívar se debe a la separación de su amada “mi propia determinación me ha puesto en el tormento de arrancarme de tu amor” (Ibíd. 346), y lo más que le atormenta es que su amante está casada, y enamorarse de él ofende su virtuosa imagen: “No puedo soportar la idea de ser el robador de un corazón que fue virtuoso, y no lo es por mi culpa. No sé cómo hacer para conciliar mi dicha y la tuya, con tu deber y el mío” (Ibíd. 347).
Por ello, los dos amantes deciden en un momento de temeridad, separarse, y empieza el dolor y el miedo de la soledad: “En lo futuro tú estarás sola aunque al lado de tu marido. Yo estaré solo en medio del mundo. Sólo la gloria de habernos vencido será nuestro consuelo. El deber nos dice que ya no somos más culpables!! No, no lo seremos más” (Ibíd. 346).
El amante ve a su amada en una posición más elevada que la suya:
Ghassan Kanafani, el hombre rebelde y creador que parte de una alta autoevaluación, se convierte en estas cartas en un hombre que se ve a sí mismo en un nivel inferior al de su amada que ve en un nivel tan elevado que no se la merece, diciendo: “Sé que en el fondo yo no te merezco, no porque no puedo darte las perlas de mis ojos, pero porque no puedo guardarte para siempre”(Kanafani, Rasa’il, 16),”sé que no te merezco” (Ibíd. 24).
Tal vez, Ghassan ve a su amada en esta alta posición partiendo de la filosofía que dice:
Es una tontería decir al amante que tu amor no es bello, porque la esencia del amor se basa en la incapacidad de ver a su amor “no hermoso”... y en este fenómeno se basa el amor, de manera que nos lleva a decir que el devoto no ve al humano real, ni al mismo amado que ven los demás sin ver nada extraordinario en él, sino ve su lado angélico, su semejante, su hermoso homologo celestial (Sa’b, 300).
También encontramos que Simón Bolívar ve a su amada en la más alta posición, que le sorprende soportando el dolor por él: “No sé lo que más me sorprende: si el mal trato que tú recibes por mí o la fuerza de tus sentimientos, que a la vez admiro y compadezco” (Pereira, 347), y por lo tanto le habla en sus cartas, diciendo: “A la mujer ÚNICA como tú me llamas a mí” (Ibíd. 349), y cree que la imagen de su amada se ha afectado a causa de su amor, siendo una mujer casada que no puede amar a otro hombre: “Deseo verte libre pero inocente juntamente; porque no puedo soportar la idea de ser el robador de un corazón que fue virtuoso” ( Ibíd. 347). Esta situación lo desespera a reunirse con su amada: “Yo veo que nada en el mundo puede unirnos bajo los auspicios de la inocencia y del honor. Lo veo bien, y gimo de tan horrible situación por ti” (Ibíd. 346), así como ve su estado doloroso con su marido: “Lo que me dices de tu marido es doloroso y gracioso a la vez” (Ibíd. 347). Pero él no ve ningún escape de la separación de su amada: “No se trata de espada ni de fuerza, sino de amor puro y de amor culpable: de deber y de falta: de mi amor, en fin, con Manuela la bella” (Ibíd. 348).
Aunque Simón Bolívar no se rienda a la derrota ni debilidad ni desesperación en la vida ni en la guerra, pero sucumbe a la desesperación y la separación de su amada Manuela Sáenz, y decide dejarla, sea lo que sea el dolor que podría sufrir: “En lo futuro tú estarás sola aunque al lado de tu marido. Yo estaré solo en medio del mundo. Sólo la gloria de habernos vencido será nuestro consuelo. El deber nos dice que ya no somos más culpables!! No, no lo seremos más” (Ibíd. 346).
El amante estro3:
En estas cartas, Ghassan Kanafani sale de la imagen tradicional del combatiente de la que se burla Ghada Samman públicamente diciendo en la presentación del libro: “La imagen tradicional del héroe: ... la indiferencia hacia las mujeres” (Kanafani, Rasa’il,42), que esta imagen sin duda es una imagen irreal; porque, simplemente disecciona al hombre de una necesidad real y fundamental en su presencia humana, y también en la continuación de su género, que es la necesidad del hombre a la mujer y la de la mujer al hombre.
En las cartas, Ghassan Kanafani representa un hombre estro de algún nivel, y sea cual sea el nivel de erotismo y su realidad, lo ha practicado a su manera; y tenemos que entenderlo según la lógica de que: “Todos somos unas pequeñas casas permanentes del capricho, y tenemos constantemente ideas de caprichos, ideas que no son siempre de sexo, pero son siempre de deseo, con el fin de conseguir las cosas, el poder, el sexo, la victoria, todo y cualquier cosa que te hace sentir el deseo y la lujuria” (Louis, 2011, 57).
Ghassan Kanafani escribe a su amada como amante, anhela para ella, echa de menos a su cuerpo y le muestra su lujuria sexual furiosa sin creer que esto desmerece su valor y hombría, sino puede ser lo contrario, le escribe diciendo que anhela a sus labios, y es codiciado: “Voy a dejar mi cabello mojado para secarlo en tus labios” (Kanafani, Rasa’il, 42), “estos días, siento hacia ti -confieso- un deseo sin igual” (Ibíd. 42), “voy a dejar los montones de paja quemarse en mi pecho y mi cuerpo hasta que un día los apagan tus palmas” (Ibíd. 48), y anuncia una y otra vez que quiere conseguir su cuerpo: “Te necesito, te quiero y te deseo” (Ibíd. 59). También le dice: “Te digo sin cerrar los ojos y sin agitarme: que duermo a tu lado todas las noches, te toco el cuerpo, escucho tus jadeos, nado en un mar de oscuridad con tu cuerpo, tu voz, tu alma y tu cabeza, y digo, estando en un umbral de gemido: Hey Ghada oh Ghada oh Ghada” (Ibíd. 66).
Él tiene el coraje para animarse a gritos que anhela a Ghada Samman: “Yo, te deseo sin avergonzarme porque te has convertido en la única cosa que mi corazón le bate. ¿A caso, te veré cuando vuelvas? ¿O prefieres maldecir aquellas horas inherentes en nuestros cuerpos hasta la muerte?” (Ibíd. 78).
Y Simón Bolívar se arde deseando a su amada Manuela Sáenz, diciéndole: “Yo también quiero verte, y reverte y tocarte y sentirte y saborearte y unirte a mí por todos los contactos” (Pereira, 349), y en sus cartas muestra su gran deseo corporal por ella “Yo también me ocupo de esta ardiente fiebre que nos devora como a dos niños. Yo, viejo, sufro el mal que ya debía haber olvidado. Tú sola me tienes en este estado” (Ibíd. 349).
Para Simón Bolívar, la amada, Manuela Sáenz se ha convertido en un dios sagrado: “El altar que tú habitas no será profanado por otro ídolo… Tú me has hecho idólatra de la humanidad hermosa” (Ibíd. 349). Esta santificación de la amada es una característica común en Simón Bolívar y Ghassan Kanafani, que declaran que el sexo es uno de los temas que encendieron la imaginación humana desde sus principios debido a su estrecha relación instinto del ser humano y su eterno sueño en la inmortalidad representada en la descendencia. Muchas auras y exageraciones han envuelto este tema de manera que algunas civilizaciones santifican el sexo y los órganos sexuales (Sawah, 1985, 177-197). La literatura ha compartido en este tema; como el sexo incita la imaginación hacia los mundos increíbles que dibujan con un cepillo prodigioso los secretos de los encuentros corporales, y ahoga al lector en los mundos de las alucinaciones y orgasmos, la pérdida de conciencia y, a veces cae en el mundo de la homosexualidad y sale de lo común, que estimula la imaginación a sobrepasarse asimismo hacia todo lo nuevo, de manera que como: “El poder de la motivación sexual ha sido utilizado como la pólvora en los tiros, para empujar la imaginación a nuevos horizontes» (Wilson, Supernatural, traducción, 1972, 204), así como el sexo es capaz de mover todas las facultades humanas en la dirección de la trayectoria de la imaginación y la innovación (Sa’dawi, 2005, 59).
La distancia del rechazo entre el amor, la revelación y la escritura:
Ghassan Kanafani sostiene en estas cartas una insistencia a no escribir su historia de amor con Ghada Samman, y lo declara explícitamente cuando dice: “La historia de nuestro amor no es para escribir, y me despreciaría a mí mismo si algún día intentaré hacerlo” (Kanafani, Rasa’il, 16), como si insistiera en el rechazo a lo que haría Ghada Samman, de publicar las cartas que le había escrito, después de su muerte; él ponía su pasión y sus cartas en una clara distancia de rechazo a publicar sus sentimientos dedicados especialmente a su amada Ghada, y no parecía que él deseara que su historia de amor se publicara y se divulgara entre el público y los allegados. Esta declaración explícita a este respecto es contrariamente a lo que menciona Ghada Samman en su presentación de estas cartas alegando que Ghassan y ella habían se prometido desde hace mucho tiempo publicarlas después de la muerte de ambos, diciendo: “No se me ocurrió en aquel día que yo sería la encargada fiel para ejecutar aquel deseo común Kanafani - sammaní” (Ibíd. 9).
Ghada cree que la publicación de estas cartas alegra a Ghassan Kanafani en su tumba; porque su difusión representa un homenaje a un mártir puro que merece un espacio mayor que el que le hemos dedicado en nuestra memoria, (Ibíd. 10). Podemos decir que Ghada Samman no respetó el deseo de Ghassan de no publicar sus cartas a pesar de que ella afirma que él deseaba publicarlas. Mientras que, muchos críticos creen que es imposible que Ghassan Kanafani le hubiera autorizado a Ghada que publicara estas cartas personales, como dice Ahmed Bzon (Ibíd. 111).
Pero Ghada Samman cree que con la publicación de estas cartas completa la creatividad de Ghassan por su gran valor artístico que iba a morir en el olvido si no las hubiera publicado, y las hubiera mantenido enterradas en la caja de sus secretos y los espacios de su memoria: “La fieldad no sólo es a mi relicta pasión siempre renovable hacia él, sino una fieldad a un hombre creador de mi tierra que se completó con la muerte, porque era más sincero que su enemigo le permitiera vivir y culminar su donación escribiendo” ( Ibíd. 6).
Al mismo tiempo, Ghada señala su interés real en publicar sus propias cartas a Ghassan - que proporcionan enriquecimiento al producto creativo de Ghassan Kanafani (Ibíd. 111); pero muchos escritores han condenado la actitud de Ghada Samman de publicar las cartas de Ghassan a ella, y no las suyas a él, considerando su hecho como un tipo de mentira y desinformación, como dice Ihsan Abbas: “Este libro debería incluir la respuesta a cada carta, y por lo tanto, el libro en su forma actual presenta la mitad de la verdad, y así sería más engañoso que la mentira” (Ibíd. 110).
Pero Ghada Samman dice que no ha publicado sus cartas a Ghassan Kanafani porque no están en su poder, sino en posesión de alguien que las heredó tras la muerte de Ghassan, y las considera como un derecho del lector árabe, por lo tanto, hace un llamamiento a aquellos que tienen estas cartas que se las entreguen para que las publique para completar la escena emocional creativa en este intercambio de cartas entre los dos amantes.
Simón Bolívar también tiende a rechazar la idea de publicar sus cartas, dice explícitamente: “Nada me gusta que se dé al público mi correspondencia privada —escribe a Santander el 8 de octubre de 1826 cuando este intentaba manipularla para sus fines—. Creo que es una violación de la fe de la amistad. En Europa esto es un crimen” Pereira, 21).
Lo curioso es que el poeta Gustavo Pereira ha publicado todas las cartas de Simón Bolívar, las que están dirigidas a sus amigos o a su amada, a pesar de saber con certeza la actitud de Simón Bolívar respecto a la publicación de sus cartas diciendo: “sus cartas ante todo, jamás pensadas para que otros que no fuesen sus destinatarios las leyeran” (Pereira, 21).
Pero parece que Gustavo Pereira partió de la premisa de que todas estas cartas dan forma a los contornos de la lucha y la vida de Simón Bolívar, por lo que creó que son una propiedad para todo el mundo, y deben ser publicadas, incluso si su publicación va en contra del deseo del mismo Simón Bolívar, considerando que el legado de Bolívar no sólo es el coraje y el heroísmo que inspiraron al pueblo a luchar ferozmente por la independencia y a defender la soberanía, sino representa también una serie de ideas y toda una doctrina, que intentan consolidar la vida de la emergente nación a través del establecimiento de la paz, la justicia y la libertad. (Ponceleón, 12). En cambio, Pereira no ha publicado las cartas que Manuela Sáenz había escrito a Simón Bolívar en respuesta a sus cartas a ella, ni nos proporciona ningún dato sobre esas cartas. Tal vez, no lo ha hecho porque el libro que ha publicado está dedicado en su totalidad a la vida de Simón Bolívar y no cabe lugar hablar de otra persona.
Escribir es un correlativo objetivo del amor:
En el libro “Las cartas de Ghassan Kanafani a Ghada Samman”, para Ghassan Kanafani, escribir cartas a Ghada crea un equivalente objetivo de amor en sí mismo. Él confiesa que escribir a Ghada es otra forma de amor por ella, y así, le sigue escribiendo mientras la quiere, por lo que cada vez que quería prometerle la perduración de su amor, le prometía constantemente escribirle: “Te escribiré más, y más extendido” (Kanafani, Rasa’il, 24): “Te escribo sabiendo que podría llegar antes que mi próxima carta, dejaré El Cairo el 5 de diciembre, y asegúrate de que: Nada me apasiona más que tú” (Ibíd. 29); al mismo tiempo relaciona la escritura con todos los actos de la vida porque su amor por Ghada Samman está vinculado con todas las actividades de su vida: “Quiero escribirte en cada momento, día y noche: en el sol, que empezó a brillar con timidez bajo los látigos de las heladas, en la mañana fría, en la tarde y en la oscuridad, en mi perdida, en mi locura y en mi muerte” (Ibíd. 38).
Y en este mismo sentido, Ghassan Alknfani le pide a Ghada que le escriba, porque considera que sus cartas representan la continuidad de su amor por él:
Intenta escribirme... lo más bonito que podría encontrar a mi regreso, sería una carta tuya, porque sé que tú no vendrás (Ibíd. 25), escríbeme... necesito tus letras para que extienda delante de ellas mis palmas que te esperan con ansiedad! (Ibíd. 43), escríbeme en este momento y di: me quedaré contigo y permaneceremos juntos (Ibíd. 54).
Siempre le pregunta cuándo le va a escribir como si la preguntara cuándo le va a querer de verdad?: “¿Cuándo me vas a escribir de verdad?, ¿Cuándo sentirás que te merezco?” (Ibíd. 33), “Por favor, escríbeme” (Ibíd. 68). Él sufre porque ella le escribe poco, y como escribir para él es un correlativo objetivo del amor, entonces piensa que Ghada siente poco amor por él: “Tu carta me ha causado dolor, me has escatimado de escribirme una sola palabra calurosa, y has podido estar una semana o más sin acordarte de mí? ¡Qué decepción!” (Ibíd. 33).
Y cuando Ghada Samman es generosa con él y le escribe una carta que él espera durante mucho tiempo, se siente muy contento, se le caen las lágrimas y llora: “Tu carta estaba por encima de todo, y me dijo: ¡Buenos días! Te digo: Me cayeron las lágrimas» (Ibíd. 32). Sus cartas le regocijan el alma:
Recibí tus dos cartas, con papeletas especiales, con un movimiento pequeño y un guión sobre los extremos de las letras, has devuelto el sentido y el brillo a mi mundo” (Ibíd. 42), “tu carta me cayó como la lluvia que cae sobre una tierra seca, nada puede llenar tu vacío, solo tus palabras tienen una voz que se penetra en mi fondo (Ibíd. 77).
Incluso cuando Ghassan Kanafani está en su más miserable estado de soledad y tristeza, decide escribir a Ghada Samman, porque en su opinión, el acto de escribir es un acto de amor en su forma más bella: “Seguiré escribiéndote, lo haré, y seguiré escribiéndote que te quiero amor, y seguirás estando lejos,... tú vives en mí, tú y no tus palabras, como me lo has escrito” (Ibíd. 16).
Para Ghassan Kanafani, tratar con lo escrito es un comportamiento de afecto, por lo que vemos que lleva consigo los libros de Ghada Samman a donde vaya, y los distribuye a los interesados de la elite de artistas, críticos y periodistas, y se lo cuenta a ella en sus cartas: “He distribuido tus libros, he hablado mucho de ti, he pensado en ti, sólo en ti” (Ibíd. 25).
Vemos que Simón Bolívar también exige a su amada constantemente que le escriba: “Responde a lo que te escribí el otro día de un modo que yo pueda saber con certeza tu determinación” (Pereira, 349), y le comunica que sus cartas le alegran mucho: “Sabes que me ha dado mucho gusto tu hermosa carta! Es muy bonita la que me ha entregado Salazar. El estilo de ella tiene un mérito capaz de hacerte adorar por tu espíritu admirable” (Ibíd. 347), también se alegra de que ella le hable de sus sentimientos de amor por él: “Mucho me complacen tus amables cartas, y la expresión de tus cariños son mi placer en medio de la ausencia” (Ibíd. 348).
Es muy curioso que cuando Simón Bolívar se enfada vierte toda su ira en las cartas de amor, y deja de escribir a su amada Manuela Sáenz:
Estoy tan cansado del viaje y de todas las quejas de tu tierra que no tengo tiempo para escribirte con letras chiquiticas y cartas grandotas como tú quieres. Pero en recompensa si no rezo estoy todo el día y la noche entera haciendo meditaciones eternas sobre tus gracias y sobre lo que te amo, sobre mi vuelta y lo que harás y lo que haré cuando nos veamos otra vez. No puedo más con la mano. No sé escribir (Ibíd. 349-50).
Y parece que el malestar y la preocupación le impiden a menudo a escribir a su amada: “Escribía muy poco de su puño, sólo a los miembros de su familia o algún amigo íntimo; pero al firmar lo que dictaba, casi siempre agregaba uno o dos renglones de su letra” (Ibíd. 9), y se disculpa a menudo de su amada porque no le escribe con su letra: “Dispénsame que no te escriba de mi letra: tú conoces ésta” (Ibíd. 347).
El conflicto de la conciencia y la realidad a la sombra del amor:
A pesar de que Ghassan Kanafani estaba muy sumergido en el amor de Ghada Samman según estas cartas, pero esa inmersión no le impedía que se diera cuenta de aquel conflicto que él mismo vivía experimentado entre los extremos de la conciencia y la realidad, y por lo tanto estaba plenamente consciente del espacio real entre la lucha con la palabra y la lucha con las armas, y se veía a sí mismo muy humilde en lo que ofrecía a la causa palestina en comparación con aquellos héroes que defendían ferozmente su patria Palestina con las armas:
Yo soy conocido aquí- en Gaza, 29.11.1966- y podría decir que soy más «querido» de lo que imaginaba, mucho más, cosa que me humilla, porque sé que no me daría tiempo para responder a lo que la gente espera de mí, de todas formas, no seré capaz de ser como la gente cree. Recibo a gente día y noche; y en las tiendas, los vendedores casi me dan todo lo que quiero de forma gratuita, y a donde vaya, me reciben calurosamente, lo que me hace sentir frialdad en los extremos y en la cabeza, y hacia el corto viaje a estas personas y a mí mismo. Siento más que nunca que todo el valor de mis palabras no era más que una compensa vacía y tonta de la ausencia del arma, que decae delante del brillo de los hombres auténticos que mueren cada día por algo que yo respeto; todo ello me hace sentir una alienación similar a la muerte y una felicidad de moribundo después de una larga fe y sufrimiento, pero también es una donación de tipo chocante (Kanafani, Rasa’il, 128).
Así que, Ghassan Kanafani, a veces pensaba – bajo el efecto de su admiración al combatiente palestino – que defender su causa con la fuerza de la palabra es mucho menos valorado que defenderla con las armas utilizadas por los hombres que él describe como auténticos, pero también en muchas veces creía profundamente que: “La figura cultural en la resistencia plantea suma importancia que no es menos valiosa que la propia resistencia armada, por lo que detectarla y revelar sus profundidades siguen siendo indispensables para comprender el terreno en el que se apoyan los rifles de la lucha armada” (Ibíd. 129).
Mientras que en las cartas de Simón Bolívar a Manuela Sáenz, no aparece ese sentimiento porque, como sabemos que Simón Bolívar estaba a la cabeza de los ejércitos en la guerra de la independencia durante casi toda su vida hasta que consiguió la independencia de su tierra natal “Venezuela” y toda América Latina. Tampoco sus cartas aportan detalles de los acontecimientos de la guerra ni de otros acontecimientos nacionales de su tiempo, y esto se debe sin duda a la falta de tiempo, que no le permite hablar de estos detalles en sus cartas que sólo las dedica a revelar su amor, sentimientos y deseos a su amada Manuela Sáenz.
Conclusión:
Las cartas no revelan el lado humano en la vida de los dos combatientes Ghassan Kanafani y Simón Bolívar que es el sentimiento emocional del hombre por la mujer, lejos del estereotipo tradicional del combatiente que normalmente se nos presenta fuerte, cruel, rígido e indiferente a las mujeres como si no fuera un ser humano. Al mismo tiempo nos presentan una gran similitud de expresión de sentimientos amorosos entre ambos amantes a pesar de la gran diferencia en el tiempo entre los dos, Simón vivió a principios del siglo XIX y Ghassan vivió a mediados del siglo XX.
Las cartas también no muestran dos actitudes diferentes de las dos amadas, Ghada Samman y Manuela Sáenz hacia sus amantes, vemos que Manuela Sáenz, a pesar de estar casada con otro hombre, siempre tiene el corazón con Simón Bolívar, mientras que Ghada Samman, a pesar de estar soltera, no tiene la misma actitud con Ghassan Kanafani, y pocas veces le expresa sus sentimientos, de manera que Ghassan le suplica que le escriba expresándole sus sentimientos, diciendo: “¿Cuándo me vas a escribir de verdad?” lo que muestra que la relación amorosa entre ellos era una relación de amor de una sola parte o de amor por correspondencia, tal vez, porque Ghassan estaba casado con otra mujer.
Bibliografía:
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1 Ghassan Kanafani: Escritor, activista, pensador y periodista palestino, nació en Acre en 1936, y murió asesinado en Beirut en 1972. El tema principal de su obra es la liberación de Palestina. Es miembro del Buró Político del Frente Popular para la Liberación de Palestina. Editor en jefe del periódico libanés (Almuharrer), así como, miembro de redacción de varios periódicos: Alra’i en Damasco, Alhurriya, y Alanuar en Beirut. En 1967 fundó la revista Alhadaf, portavoz del Frente Popular para la Liberación de Palestina. Casado con una señora danesa, y tenía dos hijos, Fayez y Layla. Escribió cuentos y novelas y obras de teatro, así como numerosos estudios críticos y ensayos, que se recogieron después de su muerte en cuatro grandes volúmenes. Premios obtenidos: Premio “Amigos del libro en el Líbano”, en ١٩٦٦, y el premio de “la Organización Mundial de Periodistas” en ١٩٧٤, y el “Premio de Lotus” en ١٩٧٥, y “la Medalla de Jerusalén para las Artes y Cultura” en 1990.
2 Simón Bolívar: Combatiente venezolano, conocido por el Libertador. Nació en Caracas el 24 de julio de 1783 de una familia de origen español, y murió en Colombia el 17 de diciembre de 1830. Fundó la Gran Columbia y fue su presidente durante los años 1819-1830. Jugó un papel importante en la liberación de muchos países de América Latina: Colombia, Venezuela, Ecuador y Bolivia, que estaban bajo el dominio español desde el siglo XVI. Había visitado Europa en su juventud y se había influenciado por la cultura europea y por las conquistas de Napoleón, especialmente la de España, la que le animó a rebelarse contra el dominio español en América Latina; se incorporó al ejército de la revolución, y después de largas guerras, logró la independencia de todos los estados latinoamericanos que intentó unir bajo su liderazgo, pero se encontró con una fuerte oposición que le impidió ejecutar su proyecto, entonces se retiró de todos sus cargos públicos, se puso enfermo y murió pocos días después.
3 Sobre el hombre estro, véase NORJI, 1990, p.155.