Consuelo Berges, “modesta espectadora desde primera fila del anfiteatro”. Una voz lírica y polemista aún por descubrir.

Sandra García Rodríguez (Universidad de Sevilla).

 

Raquel Gutiérrez Sebastián, Consuelo Berges. El rastro oculto de una voz libertaria. Albolote (Granada). Editorial Comares, 2021.

La revisión del papel de las escritoras españolas e hispanoamericanas del siglo XX es una tarea que diversos grupos de investigación y estudiosos a nivel individual llevan abordando en los últimos años. María del Carmen Simón Palmer en 2006 publicó en la revista Arbor un trabajo en el que catalogaba mil estudios que se habían dedicado a escritoras en el siglo XX y desde esa fecha, las investigaciones, proyectos y difusión de estas mujeres injustamente relegadas al olvido no ha parado de crecer.

En esta línea de rescate de una figura femenina de escritora e intelectual escasamente estudiada se sitúa el trabajo de la Dra. Raquel Gutiérrez Sebastián. En el libro que glosamos en estas páginas, la autora revisa el papel de Berges en la cultura española del siglo XX. La profesora Gutiérrez ya había publicado trabajos previos sobre Berges, como el editado en 2018 en la Universidad de Salamanca, dentro del libro Las inéditas y había pronunciado conferencias plenarias en congresos internacionales sobre la figura de esta intelectual cántabra.

El objetivo principal del ensayo es el análisis exhaustivo de la obra en prensa de Berges, para cuya comprensión se incluye una contextualización inicial en la que se describe la personalidad de la autora y los principales acontecimientos vitales influyentes en su obra.  El volumen se inicia con una biografía de Consuelo Berges, un perfil biográfico de una mujer que nace en un pueblecito de Cantabria, Ucieda, y que a base de tesón y vocación intelectual consigue ser maestra y empieza a publicar sus primeros artículos de prensa, en el periódico santanderino La Región. Estos artículos publicados en los años 1924 y 1925 constituyen una de las aportaciones más relevantes del libro, pues no habían sido catalogados ni estudiados con anterioridad por la crítica y revelan una faceta muy importante de la escritora en sus primeros años de andadura intelectual. Sus temas, siempre recurrentes: la injusticia social, la infancia, la hipocresía, el ecologismo, la educación, la mujer, son tratados en estos artículos con un tono sorprendentemente moderno, y por supuesto reflejan ese carácter indómito de la escritora. El trabajo de la autora del volumen en la lectura, recopilación e interpretación de este conjunto de casi cien artículos de prensa es digno de encomio.

Continúa el libro prestando atención a las diferentes facetas de la figura de Consuelo Berges, desde la más conocida, su papel como traductora de la mejor literatura francesa, sobre todo del siglo XIX, aspecto en el que no profundiza la autora de la monografía por ser, quizá, el asunto más conocido de Berges, hasta su trabajo como ensayista y como escritora, con un estudio de sus libros Escalas y Explicación de octubre. También estudia sus diferentes etapas en el periodismo y su labor como activista del feminismo.

Gutiérrez Sebastián cumple con el principal objetivo del estudio y analiza pormenorizadamente las distintas temáticas abordadas en la obra periodística de Berges. Destaca, pues, el cuarto capítulo del volumen, titulado “Consuelo Berges, periodista combativa, feminista e independiente”, que se organiza a su vez en cuatro subtítulos, resultando este el de mayor extensión y de especial importancia. En el primer subapartado sigue la huella de Iasnania Poliana, pseudónimo utilizado por la incipiente periodista en sus primeras apariciones en el terreno periodístico. El genuino estilo y determinación en las palabras de la joven Berges hacen que sus publicaciones salten a la portada del periódico regionalista. En estos escritos sobresale su faceta de maestra, pues la principal denuncia social en esta etapa gira en torno a la miseria infantil y la necesaria remodelación de la educación primaria. Muestra una general preocupación por el bienestar ciudadano, pues llega incluso a reivindicar el estado de parques y jardines de su Santander.

En el segundo apartado se traslada el foco al perfil feminista de Berges, que demuestra unas ansias reivindicativas canalizadas a través de luchas bajo ideales muy actuales y adelantados al momento. Resulta ejemplar su arrojo en la crítica de la educación femenina, su osadía para la proclamación de la escasa formación de políticas contemporáneas, su autoconsciencia en cuanto a la falta de autocrítica y deconstrucción de actitudes y pensamientos generalizados y, sobre todo, la vehemencia hacia temas (casi discretos) como la violencia lingüística hacia las mujeres. En definitiva, sobresale la defensa de la dignidad femenina, pues debate acerca de aspectos sobre los que luchamos hoy en día, lo cual demuestra la lúcida visión de la autora y el camino que aún queda por recorrer.

Los subarpartados tercero y cuarto del capítulo destacado recogen la etapa de Berges al otro lado del Atlántico, donde viaja para huir de la dictadura española, y su vuelta tras la proclamación de la Segunda República. Considero importante subrayar su dirección de la revista Cantabria en Buenos Aires y su amistad con Concha Espina, pues se trata de otra valiosa figura cántabra cuyo transcurso vital y literario habría que visibilizar. Berges demuestra lo que denominamos sororidad en su participación en la revista Cultura integral femenina y Mujeres Libres, en su relación con Carmen de Burgos, homenaje a María Blanchard y apoyo a Clara Campoamor ya en época republicana.

Otro aspecto reseñable del volumen es la atención dedicada a la persecución de Berges como masona y al expediente que en febrero de 1944 le abrió la Comisaría general político-social del Gobierno de Franco. Para abordar esta parte, Gutiérrez Sebastián ha acudido al Archivo de la Memoria Histórica de Salamanca, donde se encuentra el expediente abierto a Consuelo Berges, ha estudiado estos documentos en detalle y ha seguido el rastro de las diversas actuaciones policiales en torno a la escritora, que no culminaron en su detención, pese a encontrarse Berges en Madrid y a ser una traductora relativamente conocida en los ámbitos culturales del momento.

El libro constituye una aportación sólida al estudio de Berges y de las mujeres intelectuales españolas del siglo XX y el hecho de que la investigación que le ha dado origen fuera premiada por la Universidad de Cantabria con el Premio Isabel Torres otorgado a investigaciones en estudios del género y las mujeres es una muestra de ello.

Se trata, en definitiva, de una monografía que ahonda en aspectos desconocidos de una escritora e intelectual cuyo valor es indiscutible y que no ha recibido la atención que merece, que presenta el rescate de documentación inédita sobre ciertos elementos biográficos de esta autora y que realiza el estudio sistemático de una parte de sus textos periodísticos hasta ahora no conocidos ni estudiados. Estos elementos, junto con la bibliografía cuidada y abundante y a la prosa amena con la que está escrito el libro, son valores que nos permiten dar fe del interés de la publicación, que viene a llenar uno de los vacíos de la investigación literaria y que nos hace preguntarnos las razones por las que las escritoras e intelectuales de todos los siglos, y en este caso concreto del siglo XX, siguen en el olvido. Sin duda, un campo fascinante abierto para actuales y futuros investigadores que están trabajando sobre Consuelo Berges y sobre las mujeres de la época de la República española.

Personalmente, la lectura de este ensayo ha resultado reveladora, pues Consuelo Berges se suma a la lista de mujeres activistas e intelectuales apasionantes a las que el tiempo ha terminado sepultando. Se trata de una figura con unas ideas firmes, siempre bien argumentadas, transmitidas por escrito con un cuidado estético y una frecuente ironía tras la que subyace un humor e inteligencia remarcables. Las pinceladas líricas y cromáticas que tiñen incluso sus artículos periodísticos, sus constantes temáticas y su faceta de escritora de relatos me obligan a relacionarla con otra mujer poco comprendida por la sociedad del su momento: Ana María Matute, figura sobre la que he centrado la mayor parte de mis estudios hasta el momento y que goza en la actualidad de gran reconocimiento. Como ellas, cientos de mujeres que podrían iluminarnos permanecen silenciadas.

Como conclusión, trabajos como el de la profesora Gutiérrez Sebastián, además de ser interesantes en sí mismos, abren puertas a investigaciones futuras, que la propia autora del libro enuncia en el volumen. Méritos suficientes para sumergirnos en su lectura, pues la vida de la escritora estudiada es en sí misma una vida novelesca que atrapa al lector y el documentado análisis de la peripecia existencial y de la obra de Berges realizado por Gutiérrez Sebastián hacen del volumen un libro tan bien escrito como riguroso. Supone un avance en la lucha por el reconocimiento de grandes mujeres cuya trayectoria vital ha de inspirarnos y enorgullecernos, así como animarnos a la lucha por la consecución de unos ideales que ellas ya plasmaron no solo con palabras, sino con hechos. Se lo debemos.