Buena Gobernanza, Transparencia y Calidad en las Facultades de Comunicación
de lo que podríamos calificar como un concepto jurídico indeterminado: “Forma de
ejercicio del poder (…) caracterizada por rasgos como la eficiencia, la transparencia,
la rendición de cuentas, la participación de la sociedad civil y el estado de derecho,
que revela la determinación de (….) utilizar los recursos disponibles a favor del
desarrollo económico y social (…)”.En este mismo trabajo se recogen palabras de la
Profesora de Derecho Constitucional de la Universidad Complutense de Madrid
Piedad García-Escudero, quien subraya que las modificaciones normativas sólo
surten los efectos pretendidos cuando hay voluntad política de renovación, no ya en
cuanto a las funciones de los órganos colegiados, sino en cuanto a la transparencia y
a la ética de los actores políticos, en este caso, de los actores de la política académica.
Tal voluntad es la que da lugar a este estudio, que solo puede interpretarse como un
prolegómeno de la actuación de sus autores en los próximos meses y años, con la
mirada puesta en la innovación y la calidad. Como aclaran Castro Spila, Barrenechea,
Ibarra y Txapartegi, la gestión pública tradicional, histórica, de la universidad y, por
inclusión, de las Facultades de Comunicación, dificulta el cambio interno que se
precisa para impulsar la innovación y la calidad que exigen los tiempos actuales, lo
cual supone una actuación en materia de gobernanza académica que oriente a las
Facultades de Comunicación hacia la transferencia de resultados de sus
investigaciones, hacia la multidisciplinariedad y hacia la internacionalización mediante
el uso e impulso de metodologías innovadoras y clásicas renovadas: casos de estudio,
simulaciones, grupos de discusión, ayudas económicas a las propuestas de mejora,
redes de contacto, adaptación de infraestructuras y logística de las Facultades de
Comunicación a una sociedad en red, fomento de la creatividad, sólida base teórica,
transformación de valores, entrevistas, talleres, organización de eventos, seminarios,
miniproyectos, entrenamientos cortos, prácticas curriculares, incorporación del
alumnado a proyectos de investigación desde el primer año con reconocimiento de
créditos, gamificación, grupos interdisciplinares de docentes, refuerzo de las tutorías
personalizadas, programas de movilidad habituales. Este proceso de adaptación a los
cambios revolucionarios que vivimos exige cambios en la gestión de las Facultades,
hacia una gobernanza abierta e inclusiva, en la que se escuche a asociaciones,
empresas, al sector público, a los alumnos, docentes y autoridades académicas. Esta
gobernanza facilita la inserción de la Facultad en su entorno físico, geográfico, y
genera una red de contactos que los alumnos, a menudo, son incapaces de lograr por
sí solos y que pueden manejar cuando entran en el mercado laboral. Es la
horizontalidad propia de la gobernanza actual y la multidisciplinariedad que rompe con
el modelo histórico de compartimentar de forma estanca a los estudiantes en función
de sus gustos e intereses. La gobernanza hoy tiene que abrir las Facultades de
Comunicación a todas las áreas del conocimiento e impulsar la cooperación
interfacultativa.
El profesor Daniel Innerarity destaca que el término “gobernanza”, en boca de
todos actualmente, emerge ante la crisis que vivimos a todos los niveles. De hecho,
detecta el autor que, a la hora de proveer bienes públicos, como sería, en nuestro
caso, la Educación Superior, se están produciendo circunstancias que componen el