Cuestiones Pedagicas,
1(33), 2024, 131-146
ISSN
0213-7771
- e-ISSN
2443-9991
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El Aprendizaje-Servicio como manifestación
dinámica de la Responsabilidad Social
Educativa
Service-Learning as a dynamic manifestation of Social
Responsibility in Education
Marta Gómez-Gómez
Universidad Rey Juan Carlos (España)
marta.gomez@urjc.es
https://orcid.org/0000-0003-3253-6822
Resumen: Hoy en día, desde el contexto de la
Educación Superior se considera que las
universidades son instituciones orientadas no
solo a formar profesionales cualificados sino
también ciudadanos comprometidos y
participativos. El objetivo del presente artículo
es reflexionar sobre la necesidad de ofrecer una
formación universitaria del profesorado desde un
enfoque de responsabilidad social. En ella, las
nuevas generaciones de maestros se deben
preparar para enseñar en un mundo globalizado,
a través de la adquisición de conocimientos
(importante, pero no suficiente), y también del
desarrollo de competencias y de actitudes. Para
conseguir este propósito se plantea implementar
en las titulaciones de Educación metodologías
como el Aprendizaje-Servicio (ApS) que
conectan la dimensión académica, con la
profesional y la personal. Tras describir la
filosoa del ApS, y sus elementos principales, se
proponen una serie de ideas de diversa índole
para implementar el ApS en los Grados y Máster
de Educación. La principal conclusión del estudio
es que estamos ante iniciativas pedagógicas que
son manifestaciones dinámicas de la
Responsabilidad Social Educativa que ejerce la
universidad. Estas nos recuerdan la importancia
del enfoque humano del proceso de enseñanza
y aprendizaje, y de la necesidad de construir
puentes entre la teoría académica y la práctica
Abstract: Nowadays, in the context of Higher
Education, universities are considered to be
institutions aimed not only at training qualified
professionals but also committed and
participative citizens. The aim of this article is
to reflect on the need to offer university teacher
training from a social responsibility approach. In
it, the new generations of teachers must be
prepared to teach in a globalised world, through
the acquisition of knowledge (important, but not
sufficient), and also through the development of
competences and attitudes. To achieve this
purpose, it is proposed to implement
methodologies such as Service-Learning (SL) in
Education degrees, which connect the academic,
professional and personal dimensions. After
describing the philosophy of ApS and its main
elements, a series of different ideas are
proposed for implementing ApS in Bachelor's
and Master's Degrees in Education. The main
conclusion of the study is that we are dealing with
pedagogical initiatives that are dynamic
manifestations of the Social Responsibility in
Education exercised by the university. They
remind us of the importance of the human
approach to the teaching and learning process,
and of the need to build bridges between
academic theory and social practice, as well as
between the development of individuals
Recibido: 08/04/2024 | Revisado: 16/04/2024 | Aceptado: 13/05/2024 |
Online First: 15/06/2024 | Publicado: 30/06/2024
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social, así como entre el desarrollo de las
personas (dimensión individual) con el desarrollo
de la comunidad (dimensión social).
(individual dimension) and the development of
the community (social dimension).
Palabras clave: Actitud; Competencias;
Formación de docentes; Responsabilidad del
Docente; Responsabilidad Social; Sociedad.
Keywords: Attitude; Competences; Teacher
Education; Teacher Responsibility; Social
Responsibility; Society
Introducción
Desde la configuración del Espacio Europeo de Educación Superior se espera
que las universidades no solo preparen buenos profesionales, sino también buenos
ciudadanos que sean responsables, críticos y participativos en la sociedad actual.
Por ello, López de Arana Prado et al. (2023) resaltan que estamos ante un momento
clave en el replanteamiento de la misión de las universidades, donde no se entiende
su función sin tener en cuenta el impacto en la enseñanza, en la investigación, en la
innovación social, en el emprendimiento y en la responsabilidad social que le rodea.
Tal y como mencionan Santaella Vallejo y Ruiz Simón (2023), hoy en día,
desde la universidad se propone un enfoque transdisciplinario que prepare a los
estudiantes para enfrentar los desafíos de un mundo cada vez más globalizado. Esto
implica, entre otras cosas, una interacción entre diversas áreas de conocimiento,
valores, inclusión, metodologías y aprendizajes colectivos. A su vez, se necesita un
cambio cultural de las instituciones hacia la idea de Responsabilidad Social Educativa
(RSEdu). Este concepto invita a desempeñar la profesión con actitudes y acciones
que reflejen un compromiso con la sociedad y que aporten al bienestar colectivo
(Reig-Aleixandre et al., 2022).
En esta línea, las universidades se están involucrando de manera creciente en
los últimos años con los fundamentos y principios de la Agenda 2030 y con el logro
de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) propuestos por la Organización de
las Naciones Unidas en 2017. Estos Objetivos deben implementarse a través de todos
los sectores de la sociedad y en todos los niveles educativos. Naturalmente, la
Educación Superior juega un rol crucial en el fomento de la sensibilización y la acción
frente a estos retos globales. Por consiguiente, están emergiendo cada vez más
iniciativas universitarias en forma de proyectos, programas de estudio, métodos de
enseñanza, entre otros, que apoyan esta meta global (Gómez-Gómez, 2022). Sin
embargo, estas actuaciones no son nuevas. Desde hace os, las iniciativas y las
políticas de cooperación al desarrollo han estado presentes en diversos contextos e
instituciones (Ruiz Simón, 2023). Sin embargo, hoy en día estamos ante un creciente
despliegue de esfuerzos por mejorar las diferentes situaciones que a veces nos
rodean y en las que cada uno puede aportar su granito de arena. Un ejemplo claro de
estas iniciativas son los Proyectos de Aprendizaje-Servicio.
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El Aprendizaje-Servicio (ApS) es una metodología activa que fusiona una
intencionalidad pedagógica y una intencionalidad solidaria, muy claras (Gómez-
Gómez y Moya Velasco, 2023), en la que existe una transferencia de aprendizajes en
contextos de necesidad real. Cuando se dice que el ApS es una manifestación
dinámica de Responsabilidad Social Educativa, nos referimos a que estamos ante
una metodología con un enfoque no estático ni unidimensional, si no más bien
dinámico y multidimensional que moviliza el aprendizaje y el desarrollo del individuo
en múltiples sentidos.
Los cambios que se están produciendo en la Educación, a nivel general, invitan
a revisar no sólo los planes de estudio de las diferentes titulaciones relacionadas con
la formación del profesorado (Grado de Educación Infantil, Grado de Educación
Primaria, Máster de Formación del Profesorado en Educacn Secundaria,
Bachillerato, Formación Profesional e Idiomas, etc.), si no también las maneras de
enseñar desde las diferentes etapas educativas. Sin duda, la universidad como
institución donde los futuros docentes se están formando para ser maestros y
maestras del siglo XXI es desde donde más se debe cuidar esta revisión y
actualización de contenidos, pero también de competencias, metodologías y sistemas
de evaluación. Todo ello, conectado con las necesidades de hoy en día en cuanto a
Desarrollo Sostenible, Educación en valores, y Responsabilidad Social.
Desarrollo
Antecedentes conceptuales
En el marco de la Responsabilidad Social, se entiende la RSEdu como el
compromiso voluntario adoptado por los integrantes de una institución educativa,
orientado a promover el bienestar colectivo tanto del ambiente como de los miembros
que forman parte de la institución. De acuerdo con Martínez Domínguez (2014), este
compromiso se inicia con la conducta individual de cada individuo, que debe ser
auténtica, original y coherente con sus propios valores. Esta idea se refuerza también
con la propia marca personal de cada docente que responde a la manera de ser, de
entender la educación y de ejercer la profesión docente de cada maestro o maestra.
El ApS es una iniciativa pedagógica que fusiona el aprendizaje académico con
el servicio comunitario dentro de un único proyecto, en el que los estudiantes
participantes aprenden a través del compromiso activo con las necesidades
auténticas de la comunidad, buscando contribuir a su mejoramiento a través de la
transferencia de los conocimientos que ellos están adquiriendo en su etapa formativa
(Silvestre Miralles, 2023).
Basándonos en los pilares de la educación proclamados en el conocido
Informe Delors (1996), se puede afirmar que los proyectos de ApS permiten
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desarrollar competencias basadas en la dimensión del saber (al afianzar contenidos
de tipo más conceptual, explicar teorías, etc.), del saber hacer (al desarrollar
capacidades, habilidades y destrezas en diferentes situaciones teóricas y prácticas),
del saber ser (pues, sin duda, contribuye al desarrollo de actitudes y valores en la
persona participante) y en la dimensión del convivir (pues desarrolla la conciencia
social con el entorno, dotando a los participantes de una mayor conciencia para
relacionarse y convivir con otras personas en situaciones diferentes).
La Figura 1 muestra la relación entre ambas dimensiones desde un enfoque
transdisciplinar:
Figura 1
Transdisciplinariedad desde los pilares de la educación.
Fuente: Santaella Vallejo y Ruiz Simón (2023, p. 24).
Siguiendo a las autoras, el ApS se enriquece de la transdisciplinariedad
educativa, que es un enfoque que sobrepasa los límites tradicionales de las
disciplinas individuales y busca integrar y sintetizar conocimientos de diferentes
campos para abordar problemas o necesidades de manera holística. Este enfoque se
centra en la colaboración entre distintas disciplinas académicas, permitiendo que se
entrelacen métodos, teorías y perspectivas para fomentar una comprensión más
profunda de la realidad. Por ello, es una metodología que se pueda aplicar en
prácticamente todos los ámbitos, áreas y asignaturas y también puede
complementarse con otras metodologías activas. Para entender este concepto es
importante saber que:
Todas las disciplinas que conforman se ponen al servicio de la
educación de manera conjunta para ofrecer una solución amplia y
abierta para adaptar el hecho educativo a la realidad presente y preparar
a los discentes para el futuro y les dota de herramientas adaptadas a su
propio desarrollo y enfocadas en la generación de competencias que
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determinen su capacidad de adaptación a las situaciones futuras
(Santaella Vallejo y Ruiz Simón, 2023, p. 27)
Por esto y muchas cosas más, el ApS se presta a nuevas maneras de enseñar
y de aprender, y favorece auténticas experiencias de aprendizaje significativo.
Algunos ejemplos de estudios donde se ha implementado el ApS en el contexto de la
formación universitaria del profesorado, y que han obtenido resultados muy positivos
desde el punto de vista académico, social y personal, son los estudios de mez
Gómez (2019) o Sáez-Gallego (2022).
Por otra parte, para entender el alcance del Aprendizaje-Servicio es necesario
conocer los diferentes elementos que todo Proyecto ApS implica, y que son, a
grandes rasgos: una necesidad detectada, unos aprendizajes a transferir, y un
servicio que ofrecer. La Figura 2 muestra cómo se relacionan estos tres elementos
entre sí, donde la reflexión y la participación se convierten en hilos conductores de
dicha experiencia.
Figura 2
Elementos de un ApS.
Fuente: Adaptado de Gómez Gómez (2019).
Los elementos o grandes etapas de un Proyecto ApS son:
- Identificar necesidades concretas: Es fundamental reconocer las demandas
específicas de la comunidad. No es necesario enfocarse en grandes desafíos,
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sólo concienciarse de las necesidades de tu alrededor, reflexionando en qué
puede hacer cada uno por mejorarlo. Esta actitud fomenta la autonomía de los
estudiantes y asegura que su educación sea relevante y aplicable a la vida real.
- Conocimientos a aplicar: En esta etapa es vital definir qué conocimientos se
van a impartir, ya sean conceptos teóricos, competencias o habilidades
prácticas. Como señala Gómez-Gómez (2019), es necesario precisar los
aprendizajes, pero también es importante reconocer las capacidades y las
limitaciones de los estudiantes. Los destinatarios del servicio deben entender
que los estudiantes aún están en formación y es posible que no dominen todas
las destrezas requeridas. Sin embargo, el valor del ApS radica en reconocer y
apreciar la voluntad de los estudiantes de compartir sus conocimientos
desinteresadamente. Así mismo, en este tipo de proyectos los estudiantes
desarrollan una serie de competencias específicas y transversales muy útiles
para resolver las situaciones que se puedan presentar en su futura profesión
(Herranz-Llácer y Segovia Gordillo, 2022).
- Servicio a ofrecer: Estos proyectos se concretan en un servicio que requiere
una planificación detallada de todos los elementos curriculares (objetivos,
conocimientos, métodos, actividades, recursos, cronograma, gestión de la
diversidad, evaluación, etc.). El servicio puede plantearse en diferentes
formatos (talleres, seminarios, etc.) y debe basarse en la cooperación y
colaboración tanto de los ejecutores del Aprendizaje-Servicio como de las
instituciones involucradas.
En general, estamos ante una metodología que no sólo favorece el trabajo en
equipo, la colaboración y la cooperación, es decir, el desarrollo de la dimensión social
del individuo (Silvestre Miralles, 2021), sino también, posibilita la adquisición de la
autonomía, el emprendimiento y la iniciativa personal, la sensibilización,
concienciación y compromiso social (López de Arana Prado et al., 2023). Por lo que,
también favorece el desarrollo individual de las personas.
Como metodología activa y experiencial también favorece la motivación e
implicación de docentes y estudiantes, así como capacidades como el pensamiento
crítico, la reflexión, el trabajo en equipo, etc., coincidiendo con las aportaciones de
otras metodologías activas como las simulaciones (Paz-Albo et al., 2023) y el Design
Thinking (Izquierdo Izquierdo, et al., 2022), entre otras. Siguiendo a estas últimas
autoras, las metodologías activas contribuyen a un aprendizaje significativo en el que
el estudiante encuentra sentido a lo que aprende, le da significado y valor. Por ello, el
ApS es significativo a todos los niveles:
- A nivel académico: como metodología de enseñanza y aprendizaje, se
enseña y aprende de manera diferente, más vivencial, donde el estudiante
experimenta un verdadero aprendizaje y donde se le empodera para enseñar
lo que él/ella sabe (o está aprendiendo).
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- A nivel profesional: al dotar a profesores y estudiantes de una serie de
competencias y de habilidades adquiridas y desarrolladas en situaciones
reales y conectadas con su futura profesión.
- A nivel personal: el aprendizaje transciende, sin duda, el plano académico y
profesional, dando relevancia al plano más personal, pues es la persona (antes
que el futuro docente), el que detecta las necesidades de su entorno, piensa
en mo puede mejorarlas y pone su granito de arena para conseguir esa
mejora.
Como manifiestan Gómez-Gómez et al. (2021), “el reto de formar a una
ciudadanía bien preparada y comprometida con su entorno, requiere, entre otras
cosas, de una formación basada en metodologías significativas que impliquen al
alumnado fomentando su crecimiento personal, académico y profesional (p. 132).
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la
Cultura como contexto
Desde la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia
y la Cultura (UNESCO) se están impulsando desde hace años una serie de iniciativas
de diversa índole que pretenden, entre otras cosas, transformar la Educación con el
objetivo de ofrecer una formación que contribuya de manera innovadora y también
responsable, al Desarrollo Sostenible (Martin-Friorino, 2020).
La capacitación para ejercer profesiones en las sociedades actuales y futuras
presenta retos significativos (Martin-Fiorino, 2020). Partiendo de las directrices y
recomendaciones de la UNESCO, uno de estos retos se refiere a la importancia de
conectar la formación de los profesionales, en general y, de la formación del
profesorado, en particular, con los principios de la educación en sostenibilidad que
responden al compromiso por cumplir la Agenda 2030. De esta manera, la formación
orientada a la sostenibilidad se sitúa en la línea entre ejercer la responsabilidad social
y promover una cultura de integridad.
Siguiendo al autor, la perspectiva que adopta la UNESCO en el contexto de los
Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) redefine profundamente la educación
profesional que se lleva a cabo en los institutos y universidades. Esta redefinición se
orienta hacia más hacia la creación de auténticos profesionales que no solo sean
competentes en sus propias áreas de especialización, sino que también estén
comprometidos con la construcción de un futuro sostenible. Por ello, se enfatiza la
contribución esencial de todas las profesiones, en nuestro caso, la de la docencia, al
bienestar social. De esta manera, se supera la visión limitada de la formación
profesional únicamente como medio para alcanzar la inserción laboral, ya que se
entiende que el objetivo es mucho más amplio y tiene un carácter holístico importante.
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Desde esta visión, la empleabilidad se entrelaza con la responsabilidad social
y la ética, acorde con las directrices establecidas por la UNESCO (2017).
En esta línea, la investigación de Gómez-Jarabo et al. (2022) recuerda la
importancia de entender dentro del contexto de empleabilidad, la necesaria conexión
entre la formación y el aprendizaje de los estudiantes con la realidad del ámbito laboral
en el que van a desempeñar su profesión. Sólo de esta manera se responde a las
demandas de nuestra actual sociedad que se encuentra en una transformación
constante.
La necesaria visión humanista de la Educación
Esta nueva visión de la Educación necesita de planteamientos de ética
académica, social y personal que guíen las actuaciones, formaciones, intervenciones
e investigaciones. Además, la formación ofertada debe impartirse desde una
perspectiva reflexiva, creativa y crítica con la sociedad que nos rodea. El estudio
realizado por Gómez-Gómez y García-Lázaro (2023) evidencia que, según profesores
y estudiantes de las titulaciones de Educacn de una universidad pública de Madrid,
la Educación Superior se considera la etapa más adecuada para trabajar los ODS,
siendo los estudiantes universitarios promotores del reto(p. 243). Por ello, desde la
universidad tenemos ante nosotros un reto importante en este sentido.
De todo ello se puede afirmar que, hoy en día, es necesaria una visión mucho
más humanista de la educación que reafirme una serie de principios éticos
universales que deben constituir el fundamento mismo de un planteamiento integrado
de la finalidad y la organización de la educación para todos (Gómez-Jarabo et al.,
2022, p. 334). Por ello, siguiendo los principios pedagógicos de la UNESCO (2015),
el papel de los docentes y educadores es esencial, entre otras cosas, para facilitar un
aprendizaje integral que propicie un desarrollo sostenible para todos (UNESCO,
2015).
A esta visión humanista de la educación es importante sumarle una visión
basada en la sensibilidad humana. Para Verde y Rodríguez-Álvarez (2023) éste debe
ser el punto de partida de un desarrollo personal que sea auténtico y original.
La Educación Sensible apoya la idea de tridimensionalidad humana, resaltando la
importancia de las tres dimensiones en el desarrollo de las personas: por una parte,
la dimensión corporal” que nos permite, entre otras cosas, percibir estímulos del
ambiente que nos rodea, la dimensión “mental” a través de la cual podemos empatizar
con los y lo que nos rodea, y la dimensión “apertural” o incluso espiritual que es la
que nos permite conectar con nuestra propia originalidad (Martínez-Domínguez y
Porto-Pedrosa, 2021; Verde y Rodríguez-Álvarez, 2023). En esta línea, el ApS
también permite conectar con esta triada haciendo del proceso de enseñanza y de
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aprendizaje una auténtica experiencia significativa y vivencial para profesores y
estudiantes.
Y es precisamente esto, uno de los retos de la educación actual frente a los
nuevos tiempos donde la imparable Inteligencia Artificial está entrando
atropelladamente en nuestras vidas. Por ello, siguiendo a Carrión-Sánchez y Porto-
Pedrosa (2023), hoy, más que nunca, resaltamos la importancia de desarrollar la
inteligencia sensible de las personas con el objetivo de reforzar la originalidad de cada
ser humano en una sociedad tan digitalizada como la actual.
Siguiendo a las autoras, frente a los vertiginosos cambios que están
aconteciendo en nuestros días en esta línea, es esencial que los docentes estén
formados adecuadamente para adaptarse a las nuevas dinámicas y necesidades de
la sociedad digital, llevando a cabo un uso responsable y eficiente de la tecnología,
en general, y de la inteligencia artificial, en particular. Esto podría implicar la
integración de diversas disciplinas en el proceso de enseñanza y de aprendizaje.
Desde la pedagogía y didáctica, pasando por la psicología, la antropología e incluso
la teología educativa.
En definitiva, tal y como manifiestan Martínez-Domínguez y Muñoz-Guitart
(2023) la educación debe ser sensible a la originalidad para que sea auténticamente
educación y la persona se autorrealice” (p.44).
Enfoque dinámico del Aprendizaje-Servicio
Cualquier tipo de metodología que pretenda fomentar la adquisición de
conocimientos junto al desarrollo de competencias, de actitudes y de valores en un
contexto de responsabilidad social es preciso que conecte con los principios de la
Pedagogía UNESCO (2015), que son:
- Enfoque holístico: Es decir, tener una visión integral del proceso de
enseñanza y de aprendizaje. Además, es preciso relacionar las disciplinas
académicas con la realidad profesional, las necesidades de los centros,
estudiantes, familias, etc., de hoy en día, fomentando la participación activa de
todos los sectores de la sociedad, en general, y de la comunidad educativa, en
particular.
- Pensamiento crítico: Se trata de un principio que permita a profesores y
estudiantes realizar un análisis reflexivo sobre lo que están enseñando y
aprendiendo, respectivamente. De esta manera se fomenta una actitud más
crítica y reflexiva ante la educación y la realidad.
- Diálogo: este principio valora el intercambio constructivo de opiniones y
visiones desde el respeto hacia todas las perspectivas, y hacia un aprendizaje
colaborativo y democrático.
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- Formación en valores: estamos ante un principio que fomenta la educación
en principios éticos, enfatizando una enseñanza basada en la educación en
valores reconocidos universalmente.
Estos principios son la hoja de ruta para llevar a cabo un proceso de enseñanza
y de aprendizaje integral. Es decir, nos sirven de guía o plan estratégico para
conseguir que nuestros estudiantes adquieran conocimientos al mismo tiempo que
desarrollan competencias y actitudes en un contexto de aprendizaje significativo y
real. Por ello, el ApS como manifestación dinámica de RSEdu es una metodología
que es: (1) adaptable a cualquier situación y asignatura, pues puede ajustarse a
diferentes contextos, necesidades y poblaciones; (2) interactiva, pues implica una
interacción activa entre la comunidad educativa (profesores, estudiantes, familias,
entidades…); (3) viva, pues se nutre de experiencias reales y se retroalimenta de los
testimonios y resultados obtenidos; (4) influyente, pues tiene un impacto significativo
y transformador no solo en las personas que participan, si no también en la sociedad,
etc.
Al describir el ApS de esta manera, se enfatiza que estamos ante un método
de enseñanza y de aprendizaje con carácter energético y efectivo, y que permite crear
puentes entre la teoría académica y la práctica social. Sin duda, esto beneficia tanto
a la educación de las personas (individuo) como a la comunidad (sociedad), y nos
hace ser más conscientes y sensibles ante lo que nos rodea.
En este sentido, desde el punto de vista de Verde y Rodríguez-Álvarez (2023)
“para convertirnos en docentes sensibles debemos examinar nuestra originalidad e
incorporarla a la práctica, logrando la transformación de toda la Comunidad Educativa
y, por extensión, logrando un mundo mejor(p.113). En esta línea, López de Arana
Prado et al. (2023) resaltan la idoneidad del ApS para promocionar los ODS y poder
así cumplir con los retos que plantea la Agenda 2030 para la Educación Superior.
Este estudio junto a otros similares, como el de Gómez-Gómez y García-
Lázaro (2023), visibiliza la consecución de algunos ODS cuando se trabaja desde
Proyectos de Aprendizaje-Servicio. Por ejemplo, el ODS 4 al asegurar una educación
inclusiva y de calidad en el ámbito universitario, el ODS 10, al dirigir los métodos de
enseñanza en la universidad hacia la reducción de las desigualdades presentes en la
sociedad, el ODS 16, al colaborar las universidades con otras entidades
comprometidas, justas y accesibles para todos (ODS 16), entre otros.
En cualquier caso, es muy importante que, desde todas las etapas educativas,
sobre todo, desde la Universidad, se lleven a cabo iniciativas que fomenten la difusión,
la colaboración y el intercambio de experiencias de ApS, para contribuir al desarrollo
de la RSEdu, en general, y de los ODS, en particular (Gómez-Gómez, 2022).
Para Reig-Aleixandre et al. (2023), actualmente existe una conciencia bastante
grande sobre la importancia del compromiso social en la Educación Superior, y cada
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vez se visibilizan más una gran variedad de iniciativas en Responsabilidad Social
Educativa en universidades alrededor de todo el mundo.
Cómo implementar Proyectos de ApS en una institución responsable
socialmente
No hay duda de que, para poder implementar proyectos de ApS en cualquier
etapa educativa o cualquier contexto o institución es esencial una buena formación.
Actualmente, desde las Oficinas de Aprendizaje Servicio presentes en una buena
parte de las universidades de nuestro país, así como a través de los Congresos,
Seminarios, Jornadas, Planes de Formación del profesorado, etc., se ofrece
continuamente formación sobre metodologías activas e innovadoras como el ApS.
Una vez que el docente esté formado comienza la aventura de implementarlo en sus
propios proyectos, estudios, investigaciones y asignaturas, y también, de darlo a
conocer y a vivenciar entre su propio alumnado.
En la Tabla 1 se ofrece una propuesta de actividades para implementar
proyectos de ApS en el ámbito universitario con las adaptaciones necesarias.
Tabla 1
Propuesta de actividades para implementar Proyectos de ApS en las titulaciones de Educación.
Contexto
Acción
Asignaturas de Grado y
Máster
Consultar las fichas de las asignaturas en las Memorias de los
Grados de Educación Infantil y Primaria, y del Máster de Formación
del Profesorado. Revisar las guías docentes para proponer la
inclusión de contenidos básicos sobre ApS, RSEdu y ODS en
asignaturas afines.
Prácticas
Incluir en la Memoria de prácticas de los estudiantes de las
titulaciones de Educación (Grado y Máster) una nueva tarea:
Describir qué hace el centro de prácticas asignado para trabajar los
ODS, si trabajan metodologías activas como el ApS, etc. Si el centro
no los trabaja, el alumnado deberá realizar una propuesta para
implementarlo en el aula.
Actividades de
Reconocimiento Académico
de Créditos
Desde la coordinación de las titulaciones de Educación, así como
desde la iniciativa concreta del profesorado, se podrán desarrollar
actividades, seminarios, jornadas, talleres, etc., de sensibilización y
de formación sobre cuestiones de Agenda 2030, RSEdu, ApS, etc.
Proyectos de investigación
y/o de innovación docente
El profesorado podrá dirigir y desarrollar proyectos de investigación
y/o innovación docente que aborden cuestiones relacionadas con
RSEdu, ODS, ApS en las diferentes etapas educativas y que
inviten al alumnado a participar.
Fuente: Adaptado de Gómez-Gómez y García-Lázaro (2023).
Ésta es una propuesta que podrá adaptarse a cada titulación, pero que, aporta
ideas generales de los diferentes contextos por los que se puede comenzar a trabajar
para implementar proyectos de ApS desde el ámbito universitario.
Silvestre Miralles (2023) resalta que, en países como Argentina, Estados
Unidos u Holanda, el ApS está perfectamente institucionalizado desde hace algunos
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años, y se incluye como práctica educativa de carácter obligatorio en etapas como
Educación Secundaria y Educación Superior. Estos países llevan una larga
trayectoria de implementación del ApS y, por tanto, han comprobado los resultados
positivos en el rendimiento académico de los estudiantes de todas las etapas
educativas, en el desarrollo profesional y también en el compromiso social y personal
de los docentes y estudiantes que participan en dichos proyectos
Conclusiones
En una sociedad como la actual, donde el mundo cada vez está más
globalizado, cada vez es más necesario encontrar un equilibrio entre la adquisición
de conocimientos (importante, pero no suficiente), el desarrollo de competencias
(imprescindibles para poder resolver situaciones) y el desarrollo de actitudes y valores
(que nos permitan reconocer y comprender las necesidades que nos rodean, así
como concienciarnos y fomentar nuestro compromiso por mejorar lo que nos rodea).
Por ello, desde todas las etapas educativas, en general, y en especial, desde
la Educación Superior (y en concreto, en el contexto de la formación universitaria del
profesorado), es preciso que comprendamos la enseñanza y aprendizaje de los
futuros docentes, como un proceso integral que sea responsable socialmente con el
entorno que nos rodea. Un proceso, donde los diferentes elementos curriculares,
como la metodología, estén al servicio de un aprendizaje verdaderamente significativo
que motiven a los estudiantes y les doten de recursos, herramientas y actitudes
propias del siglo XXI.
Uno de los retos de nuestros días es ayudar a nuestros estudiantes a que
piensen de manera reflexiva, analítica y creativa y se conviertan en impulsores de un
futuro sostenible a través de su conducta responsable hacia la sociedad y el medio
ambiente. El ApS es una metodología de enseñanza y de aprendizaje innovadora,
centrada en el estudiante que le empodera y le hace responsable y comprometido
con el entorno. Sin duda, otra manera de enseñar y de aprender, es posible, y
metodologías activas y vivenciales como ésta contribuyen a disfrutar más del proceso
educativo y de adquirir verdaderos aprendizaje significativos.
Por otra parte, se ha visto que las directrices y principios de la UNESCO
aspiran a revitalizar todas las profesiones, como la docente, otorgándoles de un nuevo
significado y compromiso hacia todo lo que le rodea. Desde esta visión, es necesario
partir de la ética, la responsabilidad social y el compromiso por ofrecer una formación
de buenos profesionales de la educación, pero también de buenas personas, capaces
de transformar el mundo educativo y la sociedad en la que vivimos (Gómez-Gómez y
Martínez-Domínguez, 2023).
En esta línea, el Aprendizaje-Servicio favorece la construcción de verdaderos
agentes de cambio y de transformación social y personal. Por lo que las fortalezas y
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1(33), 2024, 131-146
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- e-ISSN
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El Aprendizaje-Servicio como manifestación de la Responsabilidad Social Educativa
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aportaciones de esta metodología, son claras. Sin embargo, implementar este tipo de
metodologías no es tarea fácil y, a veces, nos encontramos con ciertas limitaciones,
pues estos proyectos requieren de dedicación, de tiempo, de una buena coordinación
y, sobretodo, de un gran compromiso por parte del profesorado, pero también del
equipo de estudiantes y de las entidades sociales participantes. Sin duda, son
desafíos que es preciso atender desde la fase de planificación para poder vivir el ApS
de manera positiva.
Como líneas de investigación futuras se plantea la posibilidad de implementar
la propuesta de ideas para acercar el ApS a las instituciones educativas. Sobre todo,
a la Universidad como institución donde se forman las futuras generaciones de
maestros y maestras. Es ahí donde se debe plantar las semillas que irán germinando
poco a poco a lo largo de los años de experiencia y formación de profesores y
estudiantes. Por lo que, tenemos ante nosotros un doble compromiso. Por una parte,
ofrecer una formación a los futuros docentes sobre cuestiones de Responsabilidad
Social, Sostenibilidad y Agenda 2030, etc., y, por otro lado, que dicha formación
transcienda a todas las etapas educativas, pudiéndose trabajar y desarrollarse desde
la Educación Infantil, hasta la Educación Superior. De esta manera, todos nos
convertimos en agentes de transformación social comprometidos por construir un
mundo mejor.
Agradecimientos
El artículo es fruto del estudio realizado desde el Grupo de Investigación de
Alto Rendimiento de Fundamentos de la Educación y Responsabilidad Social
Educativa de la Universidad Rey Juan Carlos, en el que colabora la autora.
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