10
semejante a la de las plantas y a los animales, cuentan con una tercera dimensión que supone
ser sensibles al propio origen, a la propia originalidad y es precisamente lo que estamos
llamados a desarrollar con la educación, la propia originalidad.
Como aspecto de radiante actualidad, presenta un estudio en el que se compara y
diferencia la “inteligencia sensible”, propiamente humana, de la “inteligencia artificial”, que
cada vez parece más humana, pero que precisamente por esa falta de sensibilidad
tridimensional, se puede diferenciar la inteligencia educable de las personas, de la inteligencia
no educable de los animales y máquinas, dejando claro que toda inteligencia aprende, pero
sólo la inteligencia humana, por su sensibilidad al origen es educable.
En esta línea, una de las aportaciones de este número es la presentación de lo que
sus autores denominan “educación sensible”, que en el fondo es una redundancia, pues de
suyo la educación debe ser sensible o de lo contrario, se va degradando, perdiendo su sentido
pleno y reduciéndose a instrucción, adiestramiento o formación sin sensibilidad a la libertad
profunda de la persona.
Resulta interesante considerar los estudios centrados en la enseñanza, considerando
el papel que juega la sensibilidad el aprendizaje de una segunda lengua para que la persona
llegue a ser, no sólo alguien bilingüe sino, además, una persona empática con aquellos que
hablan la lengua no materna. Así mismo, la consideración de la sensibilidad del docente para
educar desde el bilingüismo ofrece una perspectiva esperanzadora para aspirar a un
bilingüismo para todos.
Dentro de las diferentes sensibilidades, el estudio que aborda el modo de crear un
ambiente de aprendizaje sensible ofrece luces para que los docentes sean creativos y desde
su propia sensibilidad, crear sinergias con las sensibilidades de sus estudiantes y
compañeros docentes.
Con este número no se agota el estudio de la sensibilidad en la educación, sino que
supone el reconocimiento de una veta importante para seguir profundizando de tal modo que
cada persona pueda alcanzar una educación plana y las comunidades educadas establezcan
relaciones maduras y empáticas. Con la sensibilidad, no sólo se consigue una motivación
más profunda para ser competentes, sino que a su vez, las personas educadas en su
sensibilidad, ponen en valor sus competencias, no sólo sin dañar y sin dañarse, sino además,
cultivando una sociedad más bella, libre y justa para todos.
Referencias
Acevedo, B. P. (Ed.). (2020). The Highly Sensitive Brain: Research, Assessment, and
Treatment of Sensory Processing Sensitivity. Academic Press.
Aron, E. N. y Aron, A. (1997). Sensory-processing sensitivity and its relation to
introversion and emotionality. Journal of personality and social psychology, 73(2), 345.
https:/www.recoveryonpurpose.com/ upload/Sensory%20Processing%20Sensitivity.pdf
Dąbrowski, K. (1964). Positive Disintegration. Maurice Bassett