AICLE bien llevado a la práctica contribuye al desarrollo de actitudes y como vemos,
la enseñanza sensible puede contribuir significativamente a ello. Según Zeledón y
Chavarría hay dos maneras de adquirir actitudes, una es desde el “yo”, la persona
adquiere actitudes de modo directo a través de su propia experiencia, lo cual le
produce satisfacción y significado. Y la otra es desde el “nosotros”, de modo indirecto,
siguiendo modelos a quienes respeta y admira y con los que se identifica (Zeledón y
Chavarría, 2001). Al referirnos al modo indirecto vemos que el papel del profesor es
clave para promover actitudes positivas en sus alumnos. “El docente debe permitir el
razonamiento abstracto, analítico, hipotético-deductivo, facilitar el aprendizaje
significativo en cada uno de sus estudiantes correlacionado con actitudes positivas”
(Evans 2006, p. 202-207). Rice menciona que “estudiantes con actitudes negativas,
que incluso llegan a abandonar sus estudios, pueden mostrar síntomas de un mal
funcionamiento del “yo”; por ejemplo: baja autoestima, sentimientos de inferioridad,
excesivo miedo y ansiedad o inestabilidad emocional” (Rice 2000, p.34). Así vemos
la importancia de la educación sensible, de conocer a ese “yo” que habita dentro de
cada uno. Una de las herramientas que desde la educación sensible nos ayuda a
detectar el nivel de sensibilidad es el test de niños altamente sensibles. De este modo,
el docente dispondría de una información muy valiosa, al conocer los diferentes
niveles de sensibilidad de sus estudiantes. Los resultados podrían servir para atender
la diversidad de nuestra aula y crear un ambiente propicio para el aprendizaje. Según
Martínez-Domínguez, cuando una persona presenta una sensibilidad muy alta tiene
mucha empatía y una alta creatividad (Martínez- Domínguez, 2022). Esas
características ayudarían a crear un ambiente de confianza y a reducir esos
sentimientos de ansiedad que se generan con frecuencia al tener que expresarse en
una lengua extranjera.
En definitiva, como constatan Rubio, Martínez, Rico, Revillas y Romero (2001)
educar en lo sensible se trata distinguir la individualidad del sujeto, como un ser que
piensa y que crea y es capaz de innovar al resolver problemas cotidianos y escolares
y a partir de ahí crear un ambiente adecuado a las necesidades de cada individuo,
entendiendo por actitud una disposición de ánimo del ser humano ante ese ambiente.
Resulta relevante destacar la importancia de la actitud del docente: su rol en el
desarrollo de los seres humanos con los que se comparte un espacio y un tiempo. En
lo referente a su papel dentro de la educación sensible, el docente, además del test
de alta sensibilidad, puede servirse de la estrategia VAK (visual, auditivo y
kinestésico). Esta estrategia propone que cada alumno percibe las cosas de manera
diferente, hay alumnos que aprenden a través de estímulos visuales, auditivos o a
través de los sentidos. De acuerdo con esto, “el docente debe identificar a estos
estudiantes e implementar con ellos estrategias de enseñanza-aprendizaje diferentes,
ya sea a nivel personal o grupal. Se trata distinguir la individualidad del sujeto, como
un ser pensante y creativo capaz de innovar en la resolución de problemas cotidianos
y escolares” (Rubio, Martínez, Rico, Revillas y Romero, 2001 p. 2). El docente se
considera un facilitador del aprendizaje que tras conocer las necesidades y cualidades
de sus estudiantes crea un ambiente adecuado donde éstos desarrollen actitudes