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Ecologías Del Aprendizaje En La Formación
Integral De Universitarios
Ecologies Of Learning In The Comprehensive Education Of
University Students
Perla Meléndez Grijalva
Universidad Pedagógica Nacional del Estado de Chihuahua
pmelendez@upnech.edu.mx
https://orcid.org/0000-0003-1239-0774
Celia Carrera Hernández
Universidad Pedagógica Nacional del Estado de Chihuahua
ccarrera@upnech.edu.mx
https://orcid.org/0000-0002-2444-2204
Josefina Madrigal Luna
Universidad Pedagógica Nacional del Estado de Chihuahua
jmadrigal@upnech.edu.mx
https://orcid.org/0000-0003-2190-3164
Resumen:
Abstract:
Estudio fenomenológico a través de
entrevistas en profundidad aplicadas a 22
estudiantes universitarios, para conocer su
percepción sobre su trayectoria personal de
aprendizaje y cómo es valorada en su
formación personal y profesional. Los
resultados reflejan falta de vinculación entre
aprendizaje académico y no académico, el
estudiantado percibe al primero como la
fuente principal de conocimientos para su
futuro desempeño profesional, pero sus
contenidos no le aportan al desarrollo
personal; mientras que el no académico es
para atender situaciones personales o
entretenimiento, y se caracteriza por falta de
formalidad y sistematicidad. En ambos casos,
Phenomenological study through in-depth
interviews with 22 university students, to find
out their perception of their personal learning
trajectory and how it is valued in their personal
and professional training. The results reflect a
lack of connection between academic and non-
academic learning, the student body perceives
the first as the main source of knowledge for
their future professional performance, but its
contents do not contribute to personal
development; while the non-academic is to deal
with personal situations or entertainment, and is
characterized by a lack of formality and
systematicity. In both cases, they prefer to
consult through the web and individual work, as
well as traditional learning, where the expert
Recibido: 16/11/2022 | Revisado: 23/11/2022 | Aceptado: 28/03/2023 |
Online First: 13/06/2023 | Publicado: 30/06/2023
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prefieren consultar a través de la web y el
trabajo individual, así como un aprendizaje
tradicional, donde el experto explica la
información de manera transmisiva. Se
concluye la importancia de visibilizar las
trayectorias personales de los estudiantes,
para que también se valoren, como lo hacen
con las trayectorias académicas, y que su
formación verdaderamente sea integral y
responda a la diversidad de situaciones
contextuales.
Palabras clave: ecologías de aprendizaje;
aprendizaje; tecnologías de la información y la
comunicación (TIC); enseñanza
explains the information in a transmissive way.
The importance of making visible the personal
trajectories of students is concluded, so that
they are also valued, as they do with academic
trajectories, and that their training is truly
comprehensive and responds to the diversity of
contextual situations.
Keywords: Learning ecologies; Learning;
Information and communication technologies
(ICT); Teaching.
Introducción
La incorporación de las tecnologías en los diferentes ámbitos de la vida del ser
humano, trae una reconfiguración en la manera de percibir y vivir la realidad como
individuo y como sociedad. Uno de estos ámbitos es el educativo. La educación
también ha tenido que adaptarse a las demandas de la era digital, de manera que la
enseñanza y el aprendizaje se piensan ahora desde un marco conceptual e
interpretativo diferente a lo que la educación tradicional venía haciendo.
De esta manera, los espacios, recursos, objetivos e interacciones que se vivían
en la escuela de manera cotidiana, rutinaria y generalizada, se modifican y se
convierten en contextos caracterizados por la particularidad en sus dinámicas,
necesidades y procesos. Asimismo, los proyectos educativos han trascendido los
espacios formales y académicos de la escuela para vincularse con contextos
laborales, sociales y comunitarios, donde es posible la construcción compartida de la
pluralidad de saberes (Martínez y Fernández, 2018).
Por otro lado, se vuelven necesarias las habilidades y competencias que
permitan seguir aprendiendo en diferentes contextos y situaciones a lo largo de la
vida. Ya no son suficientes los contenidos señalados en los planes y programas de
estudio, no sólo porque en algunas ocasiones no responden a las realidades de los
estudiantes y con el paso del tiempo se vuelven obsoletos, sino también porque los
cambios se han vuelto más dinámicos y las personas deben ser capaces de aprender
por sí mismos y dar respuesta a las solicitudes que el contexto les demande.
En estas ideas, se hace necesario transitar de una práctica educativa
caracterizada por impartir conocimientos instituidos y normados a través de planes de
estudio, procesos administrativos y estándares homogéneos al alumnado, sin
considerar su contexto, hacia una educación que verdaderamente permita resolver
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problemas de su vida cotidiana, en colaboración con otros, y consolidando la
autonomía en el proceso de su propio aprendizaje.
Ecologías digitales de aprendizaje.
La ecología de aprendizaje tiene como antecedente el conectivismo, propuesto
por Siemens (2005), que dice que los sujetos construyen sus conocimientos al
interactuar en su contexto, conectando el aprendizaje formal e informal, y parte
también de una perspectiva que entiende a la educación como un proceso abierto,
dinámico y complejo, donde se consideran los diferentes componentes que influyen
en el aprendizaje, como son el contexto, las actividades, los recursos, las relaciones
interpersonales, y cómo interacciona el sujeto con éstas (Barron, 2004). En este
sentido, Maina y González (2016) refieren que el ambiente y las experiencias del
estudiante, moldean sus procesos de aprendizaje, por lo que no se puede separar el
conocimiento del contexto.
El aprendizaje no lo se adquiere en la escuela, bajo un currículo oficial y
universal. Son múltiples los escenarios donde el sujeto aprende y, lo hace, no sólo
desde el ámbito académico, aprende para crecer como persona, para responder a su
contexto, para desarrollar competencias más allá de las profesionales, competencias
que le permitan seguir aprendiendo y aprovechar las oportunidades que se presentan
en cada etapa de la vida. Como menciona Coll (2013), cada individuo construye su
trayectoria personal de aprendizajes, lo que hace necesario participar activamente en
los diferentes contextos, no sólo los formales, y ser capaz de aprender de esta
diversidad, personalizar sus conocimientos, para que verdaderamente responda a
sus intereses y necesidades y, al mismo tiempo, le haga competente para
involucrarse y aportar en su comunidad.
Cuando se habla de trayectoria personal de aprendizajes, se hace referencia
a la ruta de aprendizaje que cada individuo traza para cubrir sus necesidades de
aprendizaje y formación, permitiéndole profundizar en temáticas para consolidar
competencias, conocimientos y recursos que va emplear en diversos escenarios y
tiempos (Barrón, 2010). En esta trayectoria influye la historia personal, los motivos y
las preferencias del sujeto, así como la institución educativa, el contexto donde se
desarrolla y el plan de estudios, promoviendo o modificando los intereses particulares
del aprendiz, pues éste se encuentra en proceso de construcción de su identidad,
donde las redes y las comunidades de aprendizaje en las que participa, se convierten
en guías para trazar el itinerario de su trayectoria (Díaz et al., 2020).
Complementando, las ecologías del aprendizaje pueden tener una naturaleza
formal e informal, pues consideran el contenido de aprendizaje desde el currículo
hasta las experiencias cotidianas, y es dirigido tanto por el docente desde la
formalidad de un aula, como por el mismo alumno en sus vivencias personales
(Esposito et al., 2015).
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Otra característica es su particularidad, al respecto Jackson (2013) dice que el
proceso de aprendizaje se da en un contexto particular y con un propósito particular
y, el estudiante, requiere de recursos y oportunidades también particulares para su
desarrollo personal y profesional. Jackson propone cuatro escenarios en los que se
desarrollan las ecologías de aprendizaje: contexto formal de la educación tradicional,
la enseñanza activa a través de la indagación y la solución de problemas, el
aprendizaje autodirigido en contextos informales como la familia o comunidad y, el
aprendizaje autodirigido por el mismo sujeto de manera independiente y según sus
recursos personales. De ahí la particularidad de la que habla el autor.
La relevancia que han adquirido las ecologías de aprendizaje, permiten
comprender cómo se aprende y qué elementos de cada contexto donde se
desenvuelve la persona, intervienen en su formación (cultura, experiencias, redes de
contacto, escuela, etc.), además, vienen a cambiar la perspectiva de que el
aprendizaje es un proceso individual que sólo en la escuela se adquiere, emergiendo
nuevos constructos que se complementan con las ecologías de aprendizaje, como el
propuesto por Cobo y Moravec (2011), quienes hablan de aprendizaje invisible,
construido en comunidades de aprendizaje que se forman por una sociedad
globalizada, en espacios informales.
Sumado a lo anterior, en esta era digital, los recursos tecnológicos adquieren
un papel relevante en el desarrollo personal y profesional, permitiendo gestionar,
integrar y promover su propia ecología de aprendizaje en función de las necesidades
y potencialidades (He y Li, 2019). Las tecnologías de la información y la comunicación
(TIC), se convierten en una herramienta que permite el trabajo colaborativo y las
comunidades de aprendizaje, a través del uso de la web y las redes sociales, que
funcionan como mecanismos que el aprendiz elige cuáles y cuándo usarlos, según
sus intereses, dándole mayor flexibilidad para guiar y construir su trayectoria personal
de conocimientos y empoderarse respecto a la toma de decisiones sobre su propio
aprendizaje (González et al. , 2018).
En el caso de los profesores, las demandas sociales, económicas y
tecnológicas que caracterizan los nuevos tiempos, así como la facilidad de sus
estudiantes para acceder a la información, le obligan a mantenerse en constante
formación. Se ha vuelto indispensable mantenerse como aprendiz y como gestor de
los conocimientos que necesita para superar las experiencias de aprendizaje informal
con que llegan los alumnos y, sobre todo, para adaptarse a los escenarios cambiantes
del siglo XXI (Hernández et al., 2015).
Como cierre de este apartado, se puede resumir la nueva ecología del
aprendizaje como una acción educativa flexible e interconectada, donde intervienen
múltiples escenarios, se da en cualquier etapa de la vida, busca desarrollar
competencias para la vida del siglo XXI y no sólo saberes culturales y socialmente
valorados, promueve la capacidad de seguir aprendiendo, haciendo uso de recursos
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como las TIC, no solo para acceder a la información, sino también para relacionarse
con los otros que, aún y cuando no comparten los mismos espacios, si comparten
intereses, experiencias y conocimientos que satisfacen las expectativas de
aprendizaje y las necesidades que surgen en la trayectoria personal de cada individuo
(Barron, 2006a; Siemens, 2005; Coll, 2013).
El aprendizaje escolarizado frente a la nueva ecología digital.
La sociedad del siglo XXI, específicamente los niños, niñas y jóvenes,
desarrollan sus vidas en una era digital, donde los dispositivos móviles, el acceso a
internet y a las redes sociales son parte de su cotidianidad (Pizarro, 2017); son una
generación interactiva y acostumbrada a buscar y encontrar información en tiempo
real y de manera accesible (Anguita y Ruiz, 2018).
Se observan cambios en las nuevas generaciones de estudiantes, las cuales
se caracterizan por la dependencia (casi total) del uso de las tecnologías en los
distintos ámbitos de su vida (educativa, personal, social, laboral, etc.); en lo referente
a la parte educativa, se pueden identificar al menos cuatro elementos determinantes
en su proceso de aprendizaje:
La conectividad de las redes, que permiten un grado de interacción entre
iguales nunca experimentado anteriormente. En segundo lugar, el empoderamiento
del estudiante en la toma de decisiones sobre su propio aprendizaje, que decide qué
y cómo aprender aquello que desea. Tercero, la superación de las barreras del
espacio y del tiempo, que permite decidir también cuándo y dónde aprender sin
mayores limitaciones. Y cuarto, la asunción de que existe un aprendizaje a veces no
percibido, informal, invisible, silencioso que, sin embargo, permite adquirir
competencias fundamentales (González et al., 2018, p. 30).
Al respecto, Coll (2013) menciona que los sistemas educativos basados en la
escolarización universal no responden del todo a las características de la sociedad
actual pues se caracterizan por considerar a las instituciones educativas como los
espacios donde se genera y transmite el conocimiento necesario para formar
profesionistas, mismo que se ofrece al inicio de la vida y concluye con estudios
universitarios; además, procura que se mantengan y transfieran entre generaciones,
los saberes culturales estables y socialmente valorados; tiene el propósito de que, al
egresar, los sujetos puedan desarrollar un proyecto de vida personal y profesional a
través de una enseñanza sistemática, planificada y priorizando el uso de las
tecnologías para el desarrollo de competencias de lectura y escritura.
Otra característica tiene que ver con la limitada autonomía que desarrollan los
estudiantes, pues aún y cuando se promueve un currículo flexible y contextualizado,
se sigue observando un déficit en la capacidad para construir su
propio conocimiento de forma autónoma. Para ello, es necesario que el profesor
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facilite al alumnado las herramientas (cognitivas y conceptuales) que le ayuden a
procesar la información más relevante y a desarrollar su capacidad de aprender a
aprender (González et al., 2018).
Contrario a lo anterior, Coll (2013) señala que la educación del siglo XXI debe
ser una acción educativa distribuida e interconectada que, a diferencia de la
escolarización universal, considera múltiples escenarios y agentes educativos donde
el sujeto aprende y lo hace en todas las etapas de su vida, no solo en la escolarizada;
debe permitir el desarrollo de competencias pertinentes a las características del
mundo actual y no sólo las que sugieren los planes de estudio, entre ellas, la
capacidad de seguir aprendiendo a lo largo de la vida y con una activa participación
en comunidades de interés, utilizando diferentes lenguajes y formatos de
representación de la información, siendo las TIC la principal vía de acceso a la
información y al conocimiento.
Considerando lo anterior, se realiza un estudio para indagar en las trayectorias
personales de aprendizaje de estudiantes de licenciatura, a fin de comprender de qué
manera influyen en su formación personal y profesional.
Objetivo
Conocer la percepción de estudiantes de licenciatura, sobre su trayectoria
personal de aprendizaje y cómo son valorados sus aprendizajes académicos y no
académicos en su formación personal y profesional.
Metodología
La investigación fue de naturaleza cualitativa, a través del método
fenomenológico, que se caracteriza por indagar en las percepciones, experiencias y
significados que las personas construyen sobre un fenómeno específico (Marton,
1986); el interés no se centra en el fenómeno como tal, sino en cómo los sujetos los
viven (Richardson, 1999). El objetivo es indagar en las percepciones y valoraciones
que hacen los estudiantes de licenciatura, sobre sus trayectorias personales de
aprendizaje, mediante entrevistas semiestructuradas.
Participan 22 estudiantes de una licenciatura en pedagogía en la ciudad de
Chihuahua, México, quienes se encontraban en el último semestre de su carrera
durante el periodo agosto-diciembre 2021. Se eligen por estar cursando sus prácticas
profesionales, lo que les permite aplicar la teoría vista durante su formación y
enfrentarse a problemáticas reales y contextuales. Son 13 mujeres y nueve hombres,
con un rango de edad de 22 a 25 años
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Para la construcción del instrumento, se analizó la literatura respecto a las
ecologías digitales de aprendizaje (Coll, 2013; González et al., 2018; Díaz Barriga et
al., 2020; y otros). Luego se sometió a una validez de contenido con cinco expertos,
tres de ellos profesores investigadores sobre trayectorias educativas y su impacto en
el desarrollo pesonal y profesional de universitarios, los otros dos, también profesores
universitarios, con experiencia en metodologías y diseño de instrumentos cualitativos,
quienes expusieron su juicio crítico sobre la primera versión del instrumento, haciendo
observaciones y sugerencias, las cuales se atendieron para permitir la versión final
del guion de preguntas.
El guión quedo constituido por tres categorías a priori: Acceso a la información,
Aprendizaje y Escuela. Respecto a la categoría Acceso a la información, se pretende
identificar cuáles son los recursos más utilizados por los estudiantes al momento de
buscar información académica y no académica, si los digitales, los físicos o las
consultas con personas. En lo que corresponde a la categoría Aprendizaje, se
identifican: los propósitos dados al aprendizaje, tanto formal como informal; las
estrategias que favorecen estos aprendizajes; la relación entre los contenidos que se
aprenden y el desarrollo profesional y personal del estudiante; y su capacidad de
autoaprendizaje. Para la categoría Escuela, se indaga en la función de la escuela en
la formación profesional y personal, desde la valoración de los participantes.
Para la aplicación de las entrevistas, se solicitó previa autorización por parte
de autoridades de la institución, informándoles el propósito del estudio;
posteriormente, se hizo la invitación a estudiantes que cursaban el último semestre
de la licenciatura en pedagogía, accediendo a participar 22 de ellos. Se les informó
sobre la confidencialidad de datos y el propósito meramente académico.
Hallazgos del estudio
Se transcribieron las expresiones de los participantes y los datos se analizaron
mediante el procedimiento denominado análisis de contenido, con apoyo software
Atlas.ti (versión 7.5.18). Se identificaron patrones recurrentes de respuestas y se
organizaron dentro de la categoría a prior a la que pertenecen. Se presentan los
resultados en tres apartados, cada uno corresponde a su respectiva categoría:
Acceso a la información.
Los recursos que más utilizan los estudiantes para la búsqueda de información
en las actividades académicas, es el navegador en internet, seguido de los foros y
redes digitales, luego los documentos en físico, en cuarto lugar, la consulta con
profesores o expertos y en último, la consulta con familiares y amigos.
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Respecto a los recursos más utilizados para las búsquedas de información no
académica, los resultados reflejan mayor uso de navegadores de internet para
conocer sobre temas informales o que atienden intereses personales de los
estudiantes; en segundo lugar, los foros o redes sociales; seguido de documentos
físicos; luego la consulta con profesores o expertos y, en menos recurrencia, acuden
a familiares o amigos.
Sobre los temas de interés personal más consultados por los estudiantes,
están las consultas de tutoriales para resolver necesidades del día a día, como armar
o restaurar objetos, preparar alimentos, cuidar la salud, medicina, deportes, entre
otras. También hubo coincidencia en temas relacionados con cuestiones políticas,
económicas y sociales. En menor medida, la búsqueda de información sobre
problemas psicológicos y relacionados con la pandemia. De manera aislada, hubo
quien mencionó temas muy particulares sobre cuidados personales, historia de
alguna cultura, lugares para vacacionar, entre otros.
Aprendizaje
En este apartado se presenta el análisis de la percepción que tienen los
estudiantes sobre los aprendizajes académicos, respecto a sus propósitos,
metodologías, contenidos y capacidad de autoaprendizaje. Se presentan de manera
textual los diálogos de algunos participantes para enriquecer los hallazgos.
Sobre los propósitos del aprendizaje académico, los resultados muestran que
el total de estudiantes lo relaciona con el desarrollo profesional y la obtención de un
título; en menor medida, hubo quienes mencionaron que favorece en su desarrollo
personal; solo dos sujetos mencionan que les aporta para participar dentro de su
comunidad y uno dice que para tener el reconocimiento y respeto de otros.
“Los temas que vemos en la escuela son para aprender y especializarme en la
carrera que estudio, eso me va a permitir ser competente en mi profesión” (Sujeto 11).
En relación con los propósitos del aprendizaje no formal, hay coincidencia en
la mayoría de las expresiones, que les ayuda a su desarrollo personal y a la solución
de problemas cotidianos; casi la mitad de los sujetos afirman que les aporta en el
ámbito profesional; en menor medida, esta quienes refieren entretenimiento/ocio.
“Me gusta navegar en internet porque aprendo cosas que son de mi interés,
cosas que no me enseñan en la escuela, pero son también importantes para mi día a
día” (Sujeto 3).
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Sobre la metodología de aprendizaje académico, que indaga en las estrategias
que lo favorecen y la organización de los tiempos de estudio, se encontró que la
mayoría prefiere que los temas sean explicados directamente por el profesor, a
manera de exposición.
“Me gusta que el maestro explique los temas porque así me queda más claro
y si tengo dudas ahí mismo me las resuelve” (Sujeto 7). “La forma en que mejor
aprendo es escuchando a mis maestros, sobre todo cuando explican de manera clara
y sin tanto rollo, que dan ejemplos y que son abiertos a contestar preguntas o volver
a explicar lo que no se entendió bien” (Sujeto 15).
Hubo algunos que prefiere el aprendizaje autodidacta e investigativo, solo con
la guía del profesor; y una minoría afirma que trabajar en equipo favorece su
aprendizaje. “Creo que hacer proyectos con mis compañeros es más enriquecedor
porque entre todos damos nuestros puntos de vista y eso abre la perspectiva sobre
cualquier tema” (Sujeto 2).
Respecto a la organización y hábitos de estudio, la mitad del estudiantado dice
tener horarios definidos para las tareas escolares; la otra mitad afirma no tener
horarios establecidos y realizar las tareas cuando tienen el ánimo o las ganas de
estudiar; un sujeto manifiesta que deja todo para el final, cuando ya no tiene más
opciones.
En el mismo orden de ideas, las estrategias que prefieren los estudiantes para
aprender sobre temas de interés personal siguen siendo la explicación directa de
alguien experto, seguido de la indagación por cuenta propia y, finalmente, la
participación en redes sociales o foros.
En la organización, a diferencia del aprendizaje académico, en el aprendizaje
no académico la gran mayoría, menciona hacerlo en horarios indefinidos, cuando le
surge el interés; unos cuantos afirman tener horarios; un sujeto dice no dedicarle
tiempo a indagar y aprender temas no relacionados con lo académico.
“Tener acceso a internet en el celular me ayuda a resolver mis dudas cuando
se me presentan, no tengo que llegar a casa o a la escuela, en el momento que lo
necesito solo consulto y listo” (Sujeto 14).
En cuanto a los contenidos que se estudian en contextos escolares, el total de
los estudiantes coinciden en que éstos aportan a su formación profesional, poco más
de la mitad mencionan también el desarrollo personal; sin embargo, sólo tres
participantes mencionan que les son útiles para resolver problemas o necesidades de
su vida cotidiana. “Todo lo que veo en la escuela sirve, a veces son cosas más
técnicas o profesionales, pero otras veces me permiten reflexionar sobre situaciones
de la vida cotidiana y eso, creo yo, me ayuda a ser mejor persona” (Sujeto 20).
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En cambio, los contenidos que aprenden a partir de sus intereses, sin tener
relación con lo académico o escolar, casi el total afirma que le ayudan a su desarrollo
personal, alrededor de la mitad manifiesta que son útiles para resolver problemas de
su vida cotidiana y, menos de la mitad, también afirman que les aportan en su
formación profesional y para participar en situaciones sociales y/o comunitarias.
“Lo que aprendo por mi cuenta va desde una duda del momento sin mucha
trascendiencia, hasta solucionar alguna dificultad que he traido por días” (Sujeto 10).
Escuela
Finalmente, en el tercer apartado se presentan los resultados relacionados con
las atribuciones que hacen los estudiantes sobre las funciones que tiene la escuela.
Se presentan de manera textual los diálogos de algunos participantes para enriquecer
los hallazgos.
El total de los sujetos priorizan la formación profesional, para desempeñarse
en el ámbito laboral; “… pues yo elegí estudiar una carrera para saber bien sobre lo
que haré en un futuro y tener un mejor trabajo, donde quiera te piden ser licenciado o
ingeniero y tener experiencia” (Sujeto 19). “La escuela es donde aprendes sobre tu
profesión, ahí te van a dar las herramientas para aplicarlas en un trabajo formal”
(Sujeto 4).
Poco menos de la mitad también destaca como función de la escuela, el
desarrollo de habilidades y conocimientos que les permiten responder a situaciones
de la vida cotidiana. En la escuela te formas no solo como profesionista en algo,
también te desarrolla la inteligencia y otras capacidades para pensar mejor, hacer
cosas con mayor cuidado y tener mejores relaciones con tus compañeros, familia y
sociedad” (Sujeto 9).
Finalmente, una minoría, solo tres estudiantes, consideran que otras funciones
de la escuela son brindar elementos para participar activamente en su comunidad y
les permite conocer sobre temas de interés personal. “Yo pienso que entre más
estudios tengas mejor persona puedes ser, porque desarrollas más la conciencia y
aprendes a ver más perspectivas, no sólo por ti, sino por el mundo en que vives”
(Sujeto 17).
Discusión
El análisis de los hallazgos anteriores, permiten reconocer algunos aspectos
que se desarrollan a continuación:
El mayor recurso utilizado por los universitarios para buscar información que
ayude a comprender temas académicos y de interés personal, es la Web e Internet,
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ya sea a través de navegadores como google, redes y foros sociales/académicos,
entre otros. Al respecto, diversos autores (Romney, 2016; Alcibar, Monroy y Jiménez,
2018) coinciden en señalar que los estudiantes prefieren utilizar herramientas
tecnológicas como fuente de referencia y como apoyo en sus tareas escolares, pues
además de ser atractivas y fáciles de usar, también ofrecen acceso a información
ilimitada que permite enriquecer los contenidos y ampliar la perspectiva de
aprendizaje.
Sobre el propósito del aprendizaje académico, los estudiantes priorizan la
formación profesional y la obtención de un título, tal como en páginas anteriores se
mencionó al citar a Coll (2013), quien afirma que los sistemas educativos actuales se
siguen caracterizando por poner en primer lugar la enseñanza de contenidos
especializados en determinada área o profesión que garanticen la eficiencia y la
productividad de naturaleza empresarial o de responsabilidad social. Los estudiantes,
por lo tanto, ven a la escuela como el espacio principal donde adquieren las
competencias, habilidades y conocimientos necesarios para desenvolverse en una
profesión.
A diferencia de lo anterior, el aprendizaje no académico, según los
participantes, les permite principalmente un desarrollo personal y responder a
situaciones de la vida cotidiana. En este sentido, Black, Castro y Lin (2015)
mencionan que el aprendizaje formal sigue siendo importante, sin embargo, las
nuevas generaciones se sumergen cada vez más en entornos no formales e
informales de aprendizaje para gestionar sus actividades cotidianas en los diferentes
contextos en que participan. El problema de este aprendizaje, dicen Morales, Cabrera
y Rodríguez (2018), es que no es sistemático ni intencional y tampoco hay una toma
de consciencia en la mayoría de los jóvenes respecto al proceso para su apropiación,
incluso, no llega a ser valorado como parte de su formación y de su repertorio de
saberes.
Otro de los hallazgos encontrados en el presente estudio tiene que ver con la
metodología que prefieren los estudiantes para lograr sus aprendizajes; tanto para lo
académico como para lo no académico, se destaca una tendencia importante hacia
un aprendizaje a través de una enseñanza expositiva, donde el profesor o experto
transmite la información, dejándole al alumno o aprendiz un rol pasivo, un receptor de
esa información. Sin embargo, existen evidencias que demuestran la insuficiencia de
la docencia orientada al saber académico para dar respuesta oportuna y pertinente a
las demandas laborales y sociales actuales, así como a los cambios en los estilos de
vida (Medina, Domínguez y Ribeiro, 2011). En ideas similares, Monteagudo et al.
(2020), afirman que, mientras se siga enseñando bajo un modelo expositivo y
tradicionalista, será difícil formar ciudadanos críticos y capaces de construir su propio
aprendizaje, lo que evidencia este estudio, aún y cuando los estudiantes sean nativos
digitales, prefieren aprender por exposición de alguien, disminuyendo las
posibilidades de autogestar sus conocimientos.
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Sobre el trabajo en equipo y la participación en las comunidades de
aprendizaje, los estudiantes no las consideran de valor significativo en su formación,
prefieren el trabajo individual, lo que se contrapone con las características de la nueva
sociedad, que, en palabras de Tobón et al. (2015), esta sociedad emerge a escala
global por lo que demanda nuevos procesos de formación, donde las comunidades
trabajen de manera colaborativa para resolver `problemas con una visión global y
apoyándose de la tecnología para superar las limitaciones de tiempo y espacio.
También, dentro de la metodología para el aprendizaje, se indagó en la
organización y los tiempos que le dedican a éste, encontrando que, en el caso de lo
académico, se divide casi en la misma cantidad aquellos que dicen tener horarios
definidos para sus actividades académicas, y los que mencionan no tener horarios y
realizar sus tareas cuando tienen ganas. En el caso de estudiar sobre temas no
académicos, la mayoría dice hacer indagaciones cuando surge el interés, sin importar
horarios ni espacios. Caram et al. (2017) encontraron en su estudio, que una de las
principales dificultades en el desempeño académico que manifiestan los estudiantes,
es precisamente la planificación y organización del tiempo de estudio; los autores
refieren que la dimensión del tiempo en la actualidad, se concentra en el presente y
lo inmediato, sin planes a largo plazo, lo que desorienta la acción planificada y los
compromisos sostenidos.
En el caso de los contenidos académicos, casi el total de los participantes
consideran que aportan a su formación profesional, sin embargo, muy pocos afirman
que les ayudan a solucionar problemas de su vida cotidiana. Esto deja ver que sigue
presentándose una distancia significativa entre la educación formal y las
características del mundo contemporáneo. Al respecto, la educación, tal como se
propone en el discurso, debe ser menos directiva y más transformadora, posibilitando
formar y preparar a los sujetos no sólo para el trabajo, también para la vida, y con ello
favorecer su desarrollo social e individual. Asimismo, esta formación tiene que
desarrollar la inteligencia para movilizar saberes y poder dar respuesta oportuna y
pertinente a las demandas del contexto laboral, familiar, comunitario, personal, etc.,
esto es, una formación integral de la personalidad (Ronquillo et al., 2019).
A la inversa, los aprendizajes no académicos, según la mayoría de los
participantes, les ayudan a su desarrollo personal y a la solución de necesidades de
su día a día, tal como menciona Fernández (2014), este aprendizaje está asociado a
actividades de la vida cotidiana en ámbitos familiares, de trabajo y ocio, además, está
controlado por el mismo sujeto, al no ajustarse a planificaciones institucionales. En
ideas similares, es necesaria una actitud individual comprometida con el propio
aprendizaje, ya que, al no existir una regulación externa como son las instituciones
educativas y los docentes, es el propio sujeto quien aprende haciendo, resolviendo y
cometiendo errores, convirtiéndose en autogestor de sus aprendizajes (Gairín et al.,
2020).
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Finalmente, y no alejado de lo comentado en rrafos anteriores, los
participantes atribuyen a la escuela, principalmente, la formación profesional. Solo
alrededor del 30% considera que le aporta a su formación personal o que le permite
mejorar su participación dentro de su comunidad. Es un desafío importante para la
educación y todos los involucrados en ella, pero mientras los significados y
atribuciones sigan limitando sus funciones al ámbito académico y profesional, no
habrá un cambio verdadero, al respecto, la UNESCO manifiesta:
El reto que plantea el desarrollo sostenible es hoy mayor que nunca, por lo que
cada vez se tiene más conciencia de que los avances tecnológicos, las legislaciones
y los marcos políticos no bastan. Tienen que acompañarse de cambios en las
mentalidades, los valores y los estilos de vida, y del fortalecimiento de la capacidad
transformadora de las personas (2012, p. 5).
Conclusión
Este estudio pone de manifiesto que la educación de hoy no se limita al espacio
y tiempo de las aulas ni al desarrollo meramente profesional del sujeto, la escuela ha
diluido sus fronteras y ello hace urgente que, tanto profesores como estudiantes, sean
conscientes de estos cambios, se reconozca al conocimiento no académico dentro de
los procesos formativos y, sobretodo, se promuevan espacios para compartir
experiencias de vida que han permitido resolver problemas de diferente índole, no
sólo la académica o laboral. Reconocer las trayectorias personales de los estudiantes
y ayudarles para que, a su vez, ellos las reconozcan y las valoren, les permitirá
organizar estos conocimientos sistemáticamente como lo hacen con los saberes
académicos, enriqueciendo su formación para constituirse como sujetos capaces de
responder a la diversidad de situaciones contextuales.
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