Atención a migrantes desde una perspectiva de género: Estrategias políticas españolas
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vivienda es algo grave al no poder alquilar un piso con el pasaporte, ni demostrando
una solvencia económica.
La política migratoria nacional e internacional sigue encontrándose en
conflictos de intereses en múltiples sentidos (económicos, políticos, sociales,
culturales…), aún más, cuando hablamos de una gestión integral. Los avances en
esta materia con carácter documental y teórico siguen en juego, pero nos podemos
plantear cuáles son los progresos prácticos. Una muestra de ello es el último Pacto
Mundial para la Migración (ONU, 2018) que supone el primer documento de
negociación diplomática amparado por las Naciones Unidas que atiende a todas las
dimensiones de la migración internacional desde una perspectiva integral. Tenemos
que pensar que la migración es considerada como una realidad que afecta tanto a las
personas que inician su proyecto migratorio como a los contextos de origen, tránsito,
destino y retorno (De la Mora Salcedo, 2020).
En el contexto europeo, si nos centramos en la Agenda 2030, se determina
como una de las metas del objetivo diez “facilitar la migración y la movilidad
ordenadas, seguras, regulares y responsables de las personas, incluso mediante la
aplicación de políticas migratorias planificadas y bien gestionadas” (meta 10.7). Esto
supone un avance significativo para una estrategia firme en mejorar la realidad de las
personas migrantes, ya que este Objetivo de Desarrollo Sostenible número 10 “reducir
la desigualdad en y entre países”, está destinado a crear indicadores que evalúen el
trabajo decente, la reducción de la pobreza, las mejoras de la sanidad y educación,
la seguridad alimentaria, la vivienda con acceso a agua y saneamiento y protección
social adecuada de todas las personas.
No obstante, somos conscientes de las tensiones que aún existen entre los
intereses nacionales e internacionales y los derechos de las personas migrantes, en
el binomio estado versus persona – mayoría vs minoría (Martin y Cuberos, 2022).
Cada país puede establecer sus propias políticas migratorias, si bien, aunque exista
un documento base y de modo teórico, la realidad dicta que el éxito de políticas
integrales para la migración debe necesariamente ampararse desde una visión de
cooperación y codesarrollo internacional teniendo en cuenta la participación de todos
los estados miembros, no entendiendo los procesos migratorios desde una sola
perspectiva, ya que de esa forma no se llega a niveles de comprensión profundos
sobre la migración (De la Mora Salcedo, 2020). Para abordar esta temática es
necesario realizarlo desde una perspectiva de género con objeto de alcanzar la
pertinencia real del objeto de estudio de forma más fiable, eficiente, completa y eficaz.
Es indiscutible que la migración cobra relevancia en las agendas
gubernamentales, ya sean nacionales o internacionales, a la hora de definir o de
redefinir políticas migratorias, y siempre con mención especial a la inmigración. Sin
embargo, no podemos obviar la todavía invisibilidad que ocupa la mujer en los flujos
migratorios que influyen en esferas económicas, políticas, socioculturales, laborales,