Nº 67 | PRIMAVERA 2025

ISSN: 1139-1979 | E-ISSN: 1988-5733 © 2025. E. Universidad de Sevilla.

CC BY-NC-SA 4.0

10.12795/Ambitos.2025.i67.07

pp. 123-136


Prensa política durante la Segunda República en España: la instrumentalización de líderes de Ifni en el diario Ahora como motor de la colonización

Political press during the Second Republic in Spain: the instrumentalization of Ifni leaders in the newspaper Ahora as a driving force for colonisation

José Miguel García Pimentel

Universitat de València I Av. Blasco Ibáñez, 28, 46010, València I España

0000-0002-5801-3950 I jo.gar.pimentel@gmail.com

Fechas: Recepción: 27/06/2024 · Aceptación: 30/12/2024 · Publicación: 15/04/2025


Resumen

La fotografía cumple desde sus inicios un papel importante en la comunicación y pronto la prensa haría uso de ella. Con la ocupación de Ifni durante la Segunda República, en abril de 1934, el diario Ahora envió a su subdirector a seguir la noticia desde el terreno, información que sería publicada en modo de crónica. Durante su viaje, el periodista tuvo ocasión de ver el proceso inicial de conquista del territorio, así como de entrevistar a diferentes hombres considerados líderes de la confederación tribal predominante en Ifni, los Aït ba Amran. A partir de la crónica La última empresa colonial de España de Manuel Chaves Nogales, y del material gráfico asociado del fotógrafo Gerardo Contreras, se analiza en el papel que cumplieron para difundir la necesidad de una acción colonial española en Ifni a partir de la exposición y representación de sus líderes. Los resultados confirman que, si bien cada dirigente fue descrito de manera distinta, sus palabras y acciones transmiten sumisión y aceptación de la colonización española. La aparición habitual de fotografías con líderes locales tuvo un rol relevante como refuerzo de estos mensajes imperialistas. Por tanto, la crónica no sólo informó de lo acontecido en Ifni, sino que promovió el interés colonial siguiendo la línea gubernamental.

Palabras clave: Ifni, imperialismo, Segunda República Española, prensa, fotografía.

Abstract

Photography has played an important role in communication since its beginnings and the press would soon make use of it. With the occupation of Ifni during the Second Spanish Republic in April 1934, the newspaper Ahora sent its deputy editor to follow the news from the field, information that would be published as a chronicle. During his trip, the journalist had the opportunity to see the initial process of conquest of the territory, as well as to interview different men considered leaders of the predominant tribal confederation in Ifni, the Aït ba Amran. Based on the chronicle La última empresa colonial de España by Manuel Chaves Nogales, and associated graphic material by photographer Gerardo Contreras, the role they played in disseminating the need for Spanish colonial action in Ifni is analysed through the exposure and representation of their leaders. The results confirm that, although each leader was depicted differently, their words and actions convey submission and acceptance of Spanish colonisation. The regular appearance of photographs of local leaders played an important task in reinforcing these imperialist messages. Thus, the chronicle not only reported what happened in Ifni, but also promoted colonial interest along government lines.

Keywords: Ifni, imperialism, Second Spanish Republic, press, photograph.


1. Introducción

El periódico florece en el siglo XVIII para reforzar las construcciones nacionales que se estaban produciendo en distintos territorios (Riego, 2001). Este propósito se mantendría en las centurias posteriores diversificando sus objetivos y aspiraciones, especialmente con la introducción de nuevos elementos como la fotografía. Esta permitía acercar la información al lector de una manera clara y directa, aportando veracidad al contenido resultando en la aparición de revistas y diarios ilustrados como Blanco y Negro o Estampa donde la imagen formaba parte esencial de la publicación (Pantoja, 2007). Es así como nace la prensa de empresa, es decir, un medio no dependiente directamente de partidos o sindicatos. Los avances técnicos facilitaron su difusión y un menor coste, aumentando el poder del sector entre los lectores.

Ya en 1930, Ortega y Gasset criticaba en las páginas de El Sol que la prensa europea se había convertido en el único “poder espiritual” de cada país, situación que ofrecía a los periódicos la mejor posición para transmitir sensaciones de realidad a un país donde la radio se iba imponiendo poco a poco (Ortega-y-Gasset, 1930). No es casualidad que Luis Montiel fundara Ahora ese mismo año, contando con Manuel Chaves Nogales como subdirector. Autores como Checa Godoy o González-Albo Manglano han identificado a Ahora como un diario centrista y variable en función del partido dirigente (Checa, 1989; González-Albo, 2019). Posiblemente gracias a esta ideología amplia, en pocos años, el medio contó con grandes tiradas convirtiéndose en uno de los medios de comunicación más leídos durante la Segunda República, periodo en el que se ocuparía Ifni (Checa, 1989; Sinova, 2006).

Ifni era un territorio lejano, pequeño y apenas conocido para la metrópolis española, requiriendo pronto inversiones para buscar recursos explotables. Las últimas ocasiones que España había intentado expandir sus dominios por el continente africano generó conflictos importantes como las guerras del Rif (1921-1927) recordadas por la población Junto a los abundantes testimonios negativos publicados durante esos años en forma de memorias o novelas, los sectores imperialistas, entre ellos el gobierno, fomentarían informaciones positivas que contrarrestaran las sensaciones pasadas. Durante la Segunda República española, en agosto de 1933, se intentó sin éxito abrir una factoría y una Oficina de Asuntos Indígenas en Ifni, aprovechando los esfuerzos franceses por la expansión por el Atlas Central y el Anti-Atlas, en esta última es donde se posiciona Ifni, en el actual sur marroquí. Esta misión se saldó con varias vidas y con continuas críticas al gobierno de Manuel Azaña. Pero, menos de un año después, en abril de 1934, el ejército español desembarcó en Ifni y comenzó su ocupación bajo las órdenes del coronel Capaz iniciando una nueva etapa de colonización en la región.

1.1. Objetivos

Con la ocupación de 1934, los sectores imperialistas iniciaron una campaña promocional de la nueva adquisición, ofreciendo descripciones y posibilidades económicas a una ciudadanía ajena al aparato colonial. Mapas, fotografías e información etnográfica fueron difundidos en medios como la prensa o el cine, donde se proyectaron, por ejemplo, las declaraciones del presidente Alejandro Lerroux sobre Ifni o, en algunas salas específicas, el documental Ifni.

Aceptando la influencia de la prensa en los procesos de colonización a lo largo de los siglos XIX-XX, este trabajo pretende entender la instrumentalización de la imagen de los líderes asociados a Ifni para convencer a la ciudadanía metropolitana de la necesidad de una acción colonial concreta a través del análisis de crónicas y material gráfico publicado en Ahora por Manuel Chaves Nogales. La elección de sus textos, ilustrados por Gerardo Contreras, para el diario Ahora se debe a que ambos fueron los primeros profesionales de la información en acceder al territorio y entrevistarles. Durante la república, fueron los únicos comunicadores en obtener el permiso. La única excepción, en 1935, sería Federico García Sanchiz, quien impartiría una única charla sobre Ifni (Noticias, 6 de noviembre de 1935). A partir de esta investigación sobre el uso de la imagen se deriva, como objetivo específico y mediante el caso presentado, el estudio del papel de la prensa en la difusión del imperialismo español durante la Segunda República española, un periodo democrático y con pocos estudios específicos dedicados a la política colonial (Urteaga y Nadal, 2010; Cosialls, 2016; Ndongo-Bidyogo, 2016).

1.2. Marco teórico y metodología

Las impresiones plasman un instante reconocible por el espectador facilitando la sensación de veracidad. Para poder realizarlas, es necesario trasladarse al lugar, encontrarse con los participantes y, en muchos casos, coordinarles para que posen ante la cámara con el encuadre y la luz adecuadas. Estas pequeñas decisiones permiten transmitir diferentes mensajes con similares elementos. Si bien la fotografía se concibió como un “certificado de veracidad”, ya el propio Daguerre había introducido personas y objetos adicionales para alterar los resultados de sus daguerrotipos (Riego, 2001). La selección del escenario, de los actores que participan en la fotografía y el momento en que se toma, luego una nueva selección de qué imágenes van a ser difundidas en una publicación u otra permite transmitir las sensaciones deseadas. De esta manera, las imágenes se tornan productos culturales y no representaciones de la realidad con gran relevancia en ámbitos propagandísticos (Sontag, 2008). El caso del imperialismo no sería diferente donde las instantáneas se convierten en difusoras de estereotipos y reivindicaciones políticas (Mackenzie, 1984; Martín, 2002; Mateo, 2011).

Para ello, en la presente investigación se ha combinado la investigación histórica en torno a la ocupación de Ifni y el viaje de Manuel Chaves Nogales-Gerardo Contreras con el análisis gráfico de las fotografías publicadas para ilustrar sus crónicas. Es necesario estudiar las instantáneas y textos sobre los líderes colonizados locales para entender mejor cuál fue su papel para legitimar el discurso sobre ocupación del territorio a la ciudadanía española de la Segunda República. Para ello, se tiene en cuenta la metodología de análisis textual de la fotografía de Marzal Felici (Marzal, 2008).

Los artículos fueron impresos con el título “La última empresa colonial de España”, publicados entre el 20 de abril y el 16 de mayo de 1934. Más recientemente, aparecieron de manera conjunta por la editorial Almuzara como Ifni, la última aventura colonial española (Chaves, 2012). A pesar de ser una buena compilación con material gráfico adicional, se optó por acudir a los originales a través de la Hemeroteca Digital. El motivo fue entender la posición y ubicación de la crónica en el conjunto del diario y analizar las fotografías originales que acompañaban al texto.

2. El diario Ahora y su vinculación con Ifni

Desde la ocupación, el diario Ahora publicitó el viaje que Manuel Chaves Nogales realizaría a Ifni a cargo del periódico, una travesía importante al ser el único medio que podría acceder. El periodista ya había realizado previamente reportajes sobre territorios tan distantes como Alemania, Rusia o Marruecos, pero sería la primera vez en una colonia tan poco conocida por el lector español como es Ifni (Cintas, 2021). En un primer momento, se desplazó con el reportero Alejandro Vilaseca para encargarse del apartado gráfico. No obstante, cerca de Agadir, tuvieron un accidente de avioneta que les obligó a aterrizar fuera de la ciudad rompiendo durante la maniobra el tren de aterrizaje. Con la ayuda del ejército francés, lograron establecerse temporalmente en su campamento en espera de un nuevo medio de transporte. Alejandro Vilaseca decidió volver a la península mientras la dirección de Ahora enviaba a un nuevo fotógrafo por una vía alternativa, Gerardo Contreras, quien viajaría directamente a Ifni. Por su parte, Manuel Chaves Nogales tomó un trimotor en Agadir hacia el puesto español de Cabo Juby, sobrevolando Ifni y permitiéndole una original toma de contacto. Inicialmente, pareció decepcionado al definirla como “una costa dura e inaccesible, que el mar bate con furia, pegándole dentelladas y haciéndole unos socavones impresionantes; unos poblados moros, el mayor de quince casas; tierra pobre; pocos árboles”. En definitiva, “Ifni no es gran cosa” (Chaves, 1934c). Una opinión que variaría convirtiéndose en uno de los principales divulgadores sobre la acción colonial española en Ifni.

La expedición fue publicitada en días distintos y llegó a ser portada a página completa el 14 de abril de 1934, donde cuatro personas: el periodista, Alejandro Vilaseca y dos pilotos, posaban frente al avión que los tendría que llevar a Ifni. Tomada poco antes del accidente, la portada enfatizaba la importancia nacional de la ocupación y el papel que el diario iba a ejercer para dar la información. Las numerosas fotografías que contó “La última empresa colonial de España” facilitaron la transmisión de estos y nuevos valores en torno a la seguridad y la necesidad de una expansión colonial en connivencia de países como Francia. Es por ello por lo que el propio Manuel Chaves Nogales defendió abiertamente la actuación española: “Hemos desembarcado en Ifni porque los moros lo han querido. Esta es lisa y llanamente la verdad” afirma Chaves Nogales ante las críticas de la prensa antiimperialista (Chaves, 1934f).

3. La utilización de líderes colonizados

A la hora de analizar el material, debe tenerse en cuenta que colonizados y colonizadores no están en pie de igualdad. Los primeros cedieron sus tierras y formas de vida a personas que desconocían mientras que los españoles tomaron el control económico, político y social de sus gentes. Estas relaciones desiguales están reflejadas de manera indirecta en crónicas e imágenes como las analizadas en el presente artículo. Ejemplo de ello, en las entrevistas de Manuel Chaves Nogales, es su invitación a algunas casas de líderes locales donde sería agasajado con los mejores alimentos disponibles junto a los militares que acompañaba, ofrecimiento de dudosa voluntad.

Las personas que ejercieron poder entre la población del territorio considerado Ifni fueron sin duda una minoría respecto al total. No obstante, la visibilización de determinados líderes afines al colonizador facilitó la asimilación de la ocupación por parte de la metrópolis al ver la representación del conjunto de los colonizados en las figuras de los líderes. Promovía la sensación de unidad y de interlocutores válidos para el acto de sumisión necesario para controlar la nueva colonia. Instrumentalización que la prensa imperial francesa ya utilizaba por medio de descripciones y fotografías sobre la sumisión de líderes cabileños para demostrar su avance por el sur marroquí y la final aceptación de sus habitantes (Magne, 1934a; 1934b).

En el caso de Ifni, debido a la existencia de una confederación tribal predominante con numerosas personas apoderadas en distintos niveles, los Aït ba Amran, se favoreció mostrar a una selección afín y controlable. Esta búsqueda de la aceptación sería continua y se reforzó a lo largo de los capítulos de la crónica como la entrega “en sumisa obediencia” de todas las armas del territorio donde se establecía que los baamranis ofrecían sus armas al ejército voluntariamente (Chaves, 1934c) o con el acompañamiento de personajes relevantes o, como en ocasiones eran llamados, notables.

Poco después de llegar Manuel Chaves Nogales a Ifni, se organizó una columna para controlar la zona sur de la futura colonia, situada en la desembocadura del río Draa, influenciada por la cabila de Sbouya. El comandante Pedemonte, jefe de columna y futuro gobernador de Ifni, estaba rodeado por “los caídes y amegares de todas las cabilas de nuestro territorio” confiriéndole al oficial un estatus superior (Chaves, 1934e). Este estatus fue avalado tres días más tarde con una fotografía en la que notables de Sbouya hablaban despreocupadamente con estos mismos oficiales recién llegados (Chaves, 1934f). Pero la principal forma de aceptación fueron las entrevistas a los líderes con autoridad en Ifni.

El primero de ellos fue Merebbi Rebbo, también conocido como el Sultán Azul. Era un personaje habitual en la prensa española hasta las primeras semanas de la ocupación. Hijo y hermano de líderes anticoloniales, el hijo del Chej Maelainin acudió a la protección española de Cabo Juby debido al avance francés durante los primeros meses de 1934. Su llegada creó una suerte de legitimidad religiosa para la ocupación de Ifni, aunque de dudosa influencia real. Políticos y periodistas de distinta ideología difundieron a Merebbi Rebbo como el soberano espiritual del Anti-Atlas por lo que, al contar con la ayuda española, la población de Ifni no podría más que aceptar su ocupación. 

Aunque no formaba parte del territorio designado como Ifni, su vínculo le convirtió en su representante oficioso ante la ciudadanía española. Firmada el 19 de abril de 1934, se publicaría en Ahora el día 24. Tuvo lugar en Cabo Juby aprovechando la escala del vuelo hacia Ifni, entonces lugar de residencia de Merebbi Rebbo y sus hombres. El periodista ofreció una mirada más cercana del líder religioso que, a su vez, le permitiría contrastar con el resto de las autoridades que conocería en Ifni durante las siguientes semanas. La conferencia había surgido de la reunión que realizó al comandante José González Deleito, entonces gobernador en dicha localización, con el líder sahariano después de tener el control efectivo de Ifni. Por tanto, se trataba de un momento en el que su prestigio entre los Aït ba Amran era considerado secundario al contar con jefes locales entre las principales cabilas y fracciones. Le mostró como un líder con cierta influencia, pero derrotado por los acontecimientos, una descripción similar a la realizada por Jacinto Terry como “príncipe en decadencia” (Terry, 4 de mayo de 1934).

Su condición de protegido y la falta de apoyos no disminuyó su interés en la política internacional. Durante parte de la entrevista, intentó obtener novedades sobre los países de mayoría musulmana como Egipto o Palestina. Conocía las relaciones internacionales y esperaba sacar provecho de cualquier situación que pudiera beneficiarle. Cuando el periodista preguntó su opinión sobre los españoles, Merebbi Rebbo orientó su discurso en la cercanía entre ambos pueblos y en el atraso que sólo ellos parecían poder equilibrar:

Los españoles tienen la ciencia, la industria, la fuerza. Nosotros, musulmanes podemos aprender de ellos todo eso que tanta falta nos hace. Cuando lo tengamos todo, el pueblo musulmán será grande otra vez y fuerte. Hay que modernizar África; hay que seguir “la moda nueva”. (Chaves, 1934b).

Así, unía dos de los principales elementos defendidos por los sectores africanistas: la hermandad hispano-marroquí originaria de un pasado andalusí común y la acción colonizadora (Mateo, 2003). De esta manera, se introducían mejoras industriales y sociales considerando Merebbi Rebbo que, debido a esta “hermandad”, España tendría que cumplir.

Ya en Ifni, Manuel Chaves Nogales describió, por boca del teniente Lorenzi, el momento de su desembarco junto al coronel Capaz y el cabo Gómez Flores. En un primer momento explicó que desconocía cómo reaccionaría la población, pero al acercarse a la costa escuchó gritos de efusividad de algunos líderes. A partir de ahí, el teniente desarrollaba el proceso que llevaría a la aceptación explícita de los baamranis comenzando por un humilde recibimiento de leche: 

Uno de ellos, el que parecía más importante, se acercó al coronel con un cuenco enorme de leche agria. El coronel cogió el cuenco con ambas manos, pegó un trago y me lo traspasó. A mí la leche agria no me hace ninguna gracia, sobre todo después de haber estado media hora bailando en un cárabo moro; pero no hubo más remedio que pechar con el cuenco. [...] Después nos trajeron otro cuenco de leche fresca del que también tuvimos que beber por turno el coronel, yo y el marinero. (Chaves, 1934a).

Tras el recibimiento con lácteos, ofrecieron una montura al coronel para llegar a las primeras construcciones de Amezdog, futura Sidi Ifni. Allí se reunirían el conjunto de los líderes que, al hablar con el oficial al mando, aceptarían formar parte del imperio colonial español. Así, según el testimonio del teniente Lorenzi, líderes anónimos que representan al conjunto de cabilas del territorio a ocupar, aprobaban por medio de su presencia y ofrendas la llegada del colonizador. Beneplácito que olvidaba las largas negociaciones de los años anteriores y el ambiente de incertidumbre que sentía el cabo Gómez Flores al desembarcar (González, 1934; González, 2023). 

En otra ocasión, comunicándose por medio de un intérprete, el caíd de Mesti acompañaba al periodista junto a la columna que se dirigía a Sbouya. En un momento dado, Manuel Chaves Nogales le preguntó su opinión sobre los “cristianos”. Su respuesta fue “No sé; no sé cómo seréis. Ahora vamos a verlo. Ya te diré lo que me resulta”. Este prudente comentario llama la atención al haberse dicho explícitamente que llevaba luchando contra el ejército francés desde hacía veinte años (Chaves, 1934e), evitando así críticas directas que pudieran afectar a los lectores o generar malestar. Este tipo de respuesta volvería a realizarse en la entrevista a Chej Said de Ait el Homs quien confirmaba no haber tenido relaciones con españoles para hacerse una idea de cómo eran, una afirmación errónea al participar en la liberación del teniente Álvarez Amado tan solo un año antes.

A principios de mayo comenzaron a publicarse fotografías con los líderes escogidos entre los Aït ba Amran. De manera independiente o en grupo, posaban para Gerardo Contreras aceptando con su presencia el acto colonial. Es el caso del día 2, dedicado a la creación de un cuerpo de policía en Ifni (Chaves, 1934d). Tras alabar la adaptación de los colonizados al mando español, dedicaba parte de su crónica a Hamú Gaga. Antiguo guerrero anticolonial y caíd de Ait Segueruchen, se refugió en la zona aprovechando la participación en batalla de los Aït ba Amran y la consideración que éstos serían ocupados por España y no por Francia, su principal enemigo. La llegada de cabileños del Anti-Atlas a Ifni había generado protestas por el gobierno galo al considerar que debían ser castigados, al tiempo que parte de la prensa española veía un posible conflicto armado al permitir el agrupamiento de combatientes con intenciones opuestas al imperialismo.

Para disminuir esas críticas, Manuel Chaves Nogales llegó a indicar que Hamú Gaga “parece un moro insignificante y necesitado”. Un antiguo líder al que nadie hacía caso y que se había trasladado al norte de Cabo Juby. En ese momento, ya había abandonado Ifni. Para enfatizar esta ausencia de peligro, a pesar de la antigua presencia del guerrillero, incorporó una instantánea inconexa con el texto. Se trata de una fotografía grupal compuesta de catorce hombres, todos ellos españoles a excepción de tres locales. Uno de ellos, poco visible en un lateral tras el capitán Maldonado, el resto, Said de Ait el Homs y Ahmed de Sbouya. 

Se trataban de los líderes de las dos cabilas más relevantes de los Aït ba Amran. Controlando las áreas meridionales del territorio, el fértil cauce del río Draa, se habían convertido en grupos importantes de negociación por su cercanía a Cabo Juby y a los pasos caravaneros. Dentro del grupo, oficiales del ejército a excepción del periodista. Said de Ait el Homs tuvo un lugar preeminente al situarse en el centro, enmarcado por dos militares arrodillados mientras a su lado se encontraba el coronel Capaz, considerado el dirigente de la ocupación. Más discreto, en un lateral, Ahmed de Sbouya. Si bien ese día no se incluía información sobre ambos personajes, una semana más tarde Manuel Chaves Nogales explicaría la composición: “El coronel Capaz, teniendo a su derecha a Chej Said, y a su izquierda a Si Hamed Ueld, el caid el Bachir, jefes, respectivamente, de las dos cabilas rivales de Ifni, Ait el Joms y Sebuia, hoy unidas por primera vez bajo el gobierno de España” (Chaves, 1934h). 

Antes de iniciar sus entrevistas oficiales, el autor incorporaba un pequeño diálogo que tuvo con un cherif en Sbouya, Muley Mohamud (Chaves, 1934g). A pesar de no considerarle líder, el término cherif es un título sostenido por descendientes de Mahoma que garantizaba cierta influencia en su entorno. Además, el diario le dedicó cinco fotografías, más que a Si Belaid de Ait Ennus, quien sí representaba a su cabila (Chaves, 1934i). Fue descrito con características muy negativas, como avaro, tuerto, “con dientes de caballo” o con influencia meramente religiosa, calificativos que no disminuyeron al invitar, como fue habitual, a los colonizadores a una comida con miel y mantequilla. También fueron perfumados por los seguidores del cherif

Como puede comprobarse, las imágenes aportan información complementaria que coadyuva a la transmisión de significados coloniales. Las dos primeras fotos, muestran a Muley Mohamud rodeado por el capitán Maldonado y el periodista Manuel Chaves Nogales. Una es en el interior de su casa, donde el texto deja claro que fueron agasajados. Otra en el portal de una casba construida con luh, el sistema tradicional susí de barro. Este detalle, que puede parecer irrelevante, lo es al poder verse grietas y parte de la madera que sirve de tabiquería, fomentando la sensación de pobreza y primitivismo que se difundía en la metrópolis como explicación adicional a la ocupación (Martín, 2002). En la imagen del exterior, un joven no identificado posa en cuclillas.

El motivo de tales descripciones fue la multiplicidad de líderes con influencia que existía entre los Sbouya, como demuestra el informe del exgobernador González Deleito, diversidad que dificultaba el control del territorio que tanto deseaba España (González, 1934). Muley Mohamud aparece aquí como un religioso avaro, quería evitar que grupos nómadas pasaran por su territorio, pero carecía de poder real para lograrlo. Por ello, pidió al ejército que lo hiciera por él, les consideró el “Majzen”, el gobierno marroquí. Una petición que llama la atención al mirar la documentación interna en la que el ejército consideraba al cherif como una persona a controlar precisamente por su influencia entre los Ait-bu-Megut, grupo nómada (“Informe sobre los Ait-bu-Megut”, s.f.).

El 9 de mayo de 1934, Ahora dedicó un capítulo de la crónica a Chej Said de Ait el Homs. Como era habitual, contenía dos páginas a cuatro columnas donde se insertaban numerosas fotografías. La excepcionalidad vino dada al ser el único líder de Ifni que protagonizaba un artículo semejante. Al titular, “Chej Said, el dictador de Ait el Jons”, acompañaba un retrato en plano americano del amegar. Ligeramente girado y sin mirar a cámara, Chej Said fruncía el ceño dándole un aspecto de preocupación por la responsabilidad ejercida. Precisamente para aumentar esa carga, el pie de foto no dejaba de indicar que dirigía la “cabila más belicosa de nuestro territorio de Ifni” (Chaves, 1934h). 

El resto del material gráfico seguía patrones parecidos, aunque modificaba el plano y el escenario. Como ocurriría en otras entrevistas, se realizó una toma de interior donde Chej Said, Manuel Chaves Nogales y el capitán Cea hablaban de la situación del territorio. El escenario es austero, cuenta solo con una pared blanca, sin decoración, pero una segunda fotografía modificaba esa sensación al mostrar dos esclavos portando grandes tajines para los españoles, considerados invitados por las fuerzas colonizadoras. Otra imagen transportaba al exterior, donde las tres personas, recorrían la cabila. Es relevante que Chej Said está en último lugar mientras el periodista encabezaba la marcha llevando dos caballos y desconociendo el territorio por el que marchaba dándole protagonismo al recién llegado.

Figura 1

El coronel Capaz junto a Chej Said de Ait el Homs y Ahmed de Sbouya

Foto en blanco y negro de un grupo de personas posando por un foto

Descripción generada automáticamente

Fuente. Contreras, diario Ahora. 2 de mayo de 1934.

Como se puede ver en la Figura 1, la última imagen corresponde al mismo grupo aparecido el día 2 de mayo. En esta ocasión muestra el coronel Capaz enmarcado por Chej Said de Ait el Homs y Ahmed de Sbouya, líderes de cabilas que se representaban “hoy unidas por primera vez bajo el gobierno de España”. En la misma entrevista, Chej Said había comentado los conflictos constantes entre sus cabilas y su mayor afinidad hacia grupos tomados por los franceses. Con esta fotografía se cerraba la belicosidad dando pie a un teórico nuevo inicio entre los Aït ba Amran gobernados por España. Belicosidad que fue introducida desde un comienzo al comparar el hogar del Chej Said con una “verdadera fortaleza medieval” situada en una posición alta para controlar el territorio circundante. Este dirigente fue identificado como autoridad absoluta de su cabila, tildado en ocasiones como “dictador” por el autor. Un líder cercano y abierto al colonizador, y como tal controlado. Ejemplo de esta influencia fue su respuesta al poder ejercido sobre la cabila: 

Gobierno respetando las costumbres y las leyes de nuestros mayores y los preceptos de nuestra religión. Sobre mi autoridad no hay más que una fuerza: la de la tradición. En todo lo nuevo resuelvo yo, según mi criterio. Los cadíes entienden en todos los pleitos que se plantean entre los hombres de la cabila, y resuelven libremente, según su saber. Cuando no hay avenencia, yo actúo como árbitro. Mi autoridad no la discute nadie, e influye incluso a otras cabilas. (Chaves, 1934h)

Además de la aceptación del líder, la entrevista dejaba otros motivos por los que España era deseada. Se trataba del comercio. Chej Said explicó que, ante la falta de productos, solían conseguirlos en Agadir, Tiznit o Marrakech, pero que preferían ir a puntos controlados por España debido a la calidad-precio. Para evitar dudas, no dudaría en asegurar que “el moro preferirá siempre comprar a los españoles; tiene en las cosas españolas más confianza y además son más baratas”.

Los meses posteriores a la ocupación de Ifni contaron con otros artículos sobre la aceptación por medio del comercio español. Es el caso de Sidi-Hamed y Sidi-Lassen, dos “notables de Ifni” que viajaron en agosto a las Islas Canarias a comprar suministros. Tenían experiencia en la lucha anticolonial francesa, pero de nuevo quedaba mitigada ante el avance que suponía el comercio (Servicio informativo regional, 4 de agosto de 1934). Un viaje complejo debido a las malas condiciones costeras –llevó a la muerte de algunos soldados durante el desembarco– a pesar de lugares más accesibles como la Agadir que apreciaba Chej Said.

El día posterior se publicó en una misma entrega el encuentro con los líderes de Ait Ekhelf y de Ait Ennus (Chaves, 1934i). Se tratan de las cabilas localizadas más al norte, espacio polémico por las discrepancias fronterizas que había entre España y Francia debido a los problemas de localización del río Uad bu Sedra que marcarían el límite entre ambos territorios. El conjunto de fotografías corresponde a Abd-el-Krim de Ait Ekhelf. No obstante, la primera página estuvo dedicada a Si Belaid Nablah u Belaid, dirigente de Ait Ennus, a quien calificaba de “campesino letrado”. En este caso se describió su hogar como un cortijo andaluz, con huertas y animales. La catalogación de Si Belaid como “campesino” y la comparación de sus terrenos con Andalucía no es baladí ya que otros autores, como el aviador José Antonio López Garro o el científico Eduardo Hernández-Pacheco lo hicieron con Murcia y las Islas Canarias, respectivamente (López, 4 de mayo de 1934; Hernández-Pacheco, 1935). Comparaciones que coexistían con la información de distintos medios del momento donde aparecían descripciones de Ifni y era frecuente indicar que, debido a su pequeño tamaño, a su cercanía con el desierto y a las malas condiciones costeras, el territorio era pobre. El autor intentaba aquí desmontar la información por medio de Si Belaid abriendo las puertas a un futuro comercio estable con la metrópolis.

De la misma manera, también conocía la legislación para mejorar su hacienda a costa de otros baamranis. Esta característica tendría importancia en la entrevista debido a su interés por aprender y poder medrar bajo el control español: “Ahora tendré que tratar constantemente con españoles, y lo primero que se necesita es saber bien los números, para que no haya trabacuentas” (Chaves, 1934i). Poco después, el líder cambiaba de tema y se convertía en entrevistador. Le interesaba saber el poder ofensivo de España, pero Chaves Nogales dejó claro el motivo, los “moros” consideraban que “los españoles son los únicos europeos capaces de medir sus armas con ellos hombre a hombre”. Capacidad que no duda, a excepción de la tecnología bélica.

Es por ello que el coronel Capaz utilizó durante todo el periodo de conquista y ocupación la aviación, donde en ocasiones subían los propios líderes, para convencer que España contaba con una maquinaria similar al ejército galo. Ejemplo de ello fue la publicación del día 16 de mayo (Chaves, 1934k). En la primera de las cuatro páginas que conformaban el capítulo destacaba una fotografía con líderes haciendo cola para subir a un avión militar. Los seis hombres se encontraban de espaldas y hablando, ajenos a Gerardo Contreras. No era necesario explicar sus conversaciones, querían subir a un avión militar español, lo que implicaba la carencia de tecnología avanzada y la aceptación de su dueño, España. A través de las palabras de Si Belaid, se perfila un hombre inteligente y avaro, cuyo objetivo se basaba en obtener beneficios, tal como el propio autor atribuía a otros baamranis que acudían al coronel Capaz para ofrecer supuestos desembarcaderos que permitiera invertir en sus cabilas (Chaves, 1934j). Es por ello que el autor se mostraba desconfiado y recalcaba la necesidad de mantener una labor política en Ifni que permitiera convencer a los dudosos.

Sería en la entrevista a Abd-el-Krim de Ait Ekhelf donde de nuevo se retomaría la “pacificación” de los baamranis ante los españoles. Si en un inicio se hacía hincapié en la muerte de su padre Hassan en batalla, al finalizar se recuperaba para asentarlo:

Durante la velada, Abd-el-Krim se ha ido mostrando más expansivo con nosotros. El (sic) es amigo de España; lo ha sido siempre. La deuda de sangre que tiene con Francia le empuja a nuestro lado. Hace ya algunos años que está en relación con los españoles. Para demostrármelo me enseña una carta de su amigo el cónsul de España en Marraqués (sic), y finalmente extrae de su cartera un papelito doblado en muchos dobleces, que me muestra orgulloso; es un retrato de don Alfonso de Borbón con muchas condecoraciones y un gran plumero recortado de un número de “Blanco y Negro”. (Chaves, 1934i)

Abd-el-Krim no sólo simpatiza así con el español, sino que incluso portaba diariamente el retrato del antiguo rey de España, una imagen que, además, quiere renovar por una del presidente de la República, Niceto Alcalá Zamora.

Centrándose en las representaciones gráficas, de manera similar a Chej Said, se iniciaba con un retrato en plano americano de Abd-el-Krim ben Hassan de Ait Ekhelf. Sin fondo y sentado, Abd-el-Krim dirigía su mirada hacia el suelo, muy diferente a la mirada desafiante de Chej Said. Es una persona más joven, más viajada, como demuestra el tarbush que portaba. Sobreimpreso a modo de collage, se añadió un candelabro encendido con la misma altura que el líder generando una imagen de luz y futuro.

Figura 2

Fotografía grupal de Manuel Chaves Nogales junto a Abd-el-Krim ben Hassan

Fuente. Contreras, diario Ahora. 10 de mayo de 1934.

En esa misma página se encuentra otra fotografía grupal de interior. Como puede verse en la Figura 2, se trata de seis personas sentadas en el suelo alrededor de una bandeja de té. A pesar de ser pares, un hombre destacaba al estar frente al fotógrafo, Manuel Chaves Nogales, quien muy cerca mantiene al capitán Cea. El periodista se fija en su derecha, donde se encontraba Abd-el-Krim con un baamrani. A pesar de su mirada, estos últimos observaban la cámara. Al otro lado se situaba el teniente Melis y un tercer baamrani. La composición muestra cómo los habitantes enmarcan a los recién llegados donde, de nuevo, se ofrece un claro protagonismo al periodista, desplazando al entrevistado a un lugar secundario. Al mismo tiempo, el estar sentados disfrutando de un refrigerio, implica una invitación y un acercamiento del lector-espectador a ese mismo hogar al estar mirando una escena habitualmente privada. Escenas habituales transmisoras de una aceptación implícita de la población colonizada que, además, eran aquellos que mayormente miraban a cámara y, por tanto, al lector-espectador.

La entrevista con Abd-el-Krim se haría teniendo en cuenta el recuerdo de los lectores hacia Abd-el-Krim el Jatabi y las guerras del Rif. Se inició recordando el pasado de su familia luchando contra el ejército francés, donde murió su padre, Hassan. Una belicosidad que él carece. Para demostrarlo, fue descrito teniendo “el talante noble del moro que sabe ser señor. Su cortesía es exageradamente sobria; sus modales, suaves; su mirada, franca; sus palabras, prudentes.” (Chaves, 1934i). Esta caracterización quedaba pronto relegada a un segundo plano cuando el autor comenzó a preguntarle sobre sus viajes al extranjero y su relación con las mujeres.

Es en ese último punto cuando se representó a un Abd-el-Krim distinto, susceptible. Se sonrojaba al ser preguntado y, cuando trajeron unos esclavos la comida, apenas comió. Extrañado, Chaves Nogales preguntó el motivo y el teniente Melis, en calidad de intérprete, supuso sin ningún indicio que se trataba de amor. Así, Abd-el-Krim participaría poco para poder comer posteriormente con su mujer, ya que “un moro enamorado es mucho más atento y esclavo de su mujer que cualquier europeo”. Este líder fue mostrado como un hombre joven, inexperimentado, sin miedo a lo Occidental al haber viajado y dependiente del amor, rasgo muy alejado del sentido de virilidad que se fomentaba en la España del momento, especialmente entre el ejército (Torres, 2020). Representación contrapuesta a la imagen política-guerrera de Chej Said y comercial de Si Belaid.

4. Conclusiones

Como se explicó en un inicio, las crónicas de Manuel Chaves Nogales fueron las únicas donde algunos líderes locales fueron entrevistados. El presente estudio muestra cómo el diario Ahora exhibió a representantes cabileños con características y objetivos muy distintos, pero todos afines al colonizador. Chej Said era un hombre fuerte, poderoso, influyente y totalmente controlado, Si Belaid recordaba a una cierta burguesía dispuesta a aceptar al colonizador para medrar, mientras Abd-el-Krim se ponía por su juventud bajo el amparo de España, posiciones que casaban con los mensajes continuos de la prensa sobre la importancia de ocupar Ifni. Curiosamente, no se realizaron entrevistas con representantes de Ait Yazza o Ait Abdallah, cabilas donde los límites con la zona de control francés no estaban claros.

El análisis de la crónica “La última empresa colonial de España” de Manuel Chaves Nogales, ilustrada con fotografías de Gerardo Contreras, aporta información inédita sobre la aparición de líderes relacionados con Ifni en la prensa española en tiempos de su colonización y su utilización consciente con fines políticos. A partir de este estudio, se han extraído las siguientes conclusiones. 

Existió un interés claro en instrumentalizar a líderes locales para informar de la ausencia de conflictos en Ifni frente a noticias alarmistas y así reforzar el discurso colonial ante la ciudadanía española. Para ello, se recordó de manera constante la adhesión de los Aït ba Amran a la lucha contra la expansión francesa. Si bien esto podría ser contradictorio, no lo fue debido a que los participantes recalcaban de una manera u otra que no luchaban en contra del imperialismo, sino del ejército galo. El pasado bélico de la población de Ifni, con experiencia militar ante Francia y el sultán marroquí, quedaba mitigado por la aceptación que sus líderes mostraban hacia el ejército español. Si a veces surgía esta característica que podría causar malestar en los lectores, se redirigía a Francia o se silenciaba con comentarios prudentes. 

En todos los casos vieron a los españoles como un colonizador aceptable e incluso deseable que podía favorecer el comercio y la modernización tecnológica del territorio. Para comprobarlo, el periodista insistió en preguntar a cada uno de ellos su opinión sobre los españoles. Para todo ello, fue necesaria su participación constante en la crónica, incluyendo los días sin entrevistados. Las referencias a su presencia o la incorporación de material gráfico donde aparecían sin más información que la ofrecida por los pies de foto fueron habituales. De los que sí participaron, sólo cinco hombres contaron con algún tipo de entrevista o conversación. No obstante, Merebbi Rebbo no pertenecía a la confederación Aït ba Amran y Muley Mohamud no era considerado representante oficial de su cabila, Sbouya.

Ha podido comprobarse que la crónica sirvió como difusor de las posiciones imperialistas. El periodismo tuvo, en una etapa teóricamente poco interesada en las colonias, la Segunda República, un papel relevante como herramienta de promoción de políticas expansionistas aprovechando su difusión y poder para influenciar la opinión pública. Manuel Chaves Nogales y Gerardo Contreras reforzaron la aceptación de la población metropolitana a la ocupación a través de la crónica y del uso de la imagen de los líderes de Ifni. El espacio, los comentarios del periodista y, especialmente, las fotografías interactuaron entre sí para generar sensaciones de aceptación y deseo hacia la ocupación española. Así, las fotografías y la diversidad de los propios líderes generaron sensaciones de veracidad, de ahí la preeminencia de estas primeras siguiendo el ejemplo del imperialismo francés (Magne, 16 de abril de 1934).

Semblanza del autor

José Miguel García Pimentel es Doctor en Historia Contemporánea por la Universidad de València (España) con una tesis enfocada en la representación de la población de Ifni durante la Segunda República y la Guerra Civil. Ha publicado en coautoría diversos capítulos de libro en torno a Ifni y su situación colonial, así como en revistas revisadas por pares. Forma parte del Grupo de Investigación de la Escritura Constitucional de Europa.

Referencias

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Chaves, M. (2 de mayo de 1934). La última empresa colonial de España. Tienen en Ifni su Guardia Civil. Ahora

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Chaves, M. (9 de mayo de 1934). La última empresa colonial de España. Chej Said, el dictador de Ait el Jons. Ahora.

Chaves, M. (10 de mayo de 1934). La última empresa colonial de España. El joven Abd-el-Krim y el cauto Si Belaid. Ahora.

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